Las bolas de polvo, corriendo bajo los muebles como si no hubiera un mañana, gritan: - Uh, uh. ¡Que viene, que viene!. Así llevan desde que se han despertado. - Cambiad el disco, jodías?!- Pero que si quieres arroz, Catalina. Ellas seguían a lo suyo. Finalmente tuvo que ser Pepe el jibarizado quien hiciera la pregunta clave: - OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Las bolas cerraron la boca al instante y se arremolinaron bajo el aparador con cara de susto.
El silencio, después de la algarabía, era "estridente" Hasta Pascualita se tapó lo que, se supone, son sus oídos. Yo también puse el grito en el cielo (nunca mejor dicho) - ¡Abuelitoooooo ¿Cuál es la pregunta clave? - ¡Ay, nena, no me toques que voy llena de ¡Aaaayyy, alfileres! ¿Te puedes creer que trabajo más ahora que cuando estaba vivito y coleando, nena? ¿Quién viene? - ¡Y yo qué sé! Esas bolas están chifladas y... - No te embales, nena. Esa era la pregunta.
Tarde un rato en responder. - ¿Ya has hecho la pregunta? - Sí ? - ¿No has podido esperar a que estuviésemos preparados para escucharla? ¡Me la sé! Es: Sí, me lo puedo creer. - ¿El qué?
- Y así pasamos casi un día entero hasta que los astros se alinearon frente al planeta Tierra por tamaños, colores, textura y si no fuera porque en casa estábamos cansadísimos, hubiésemos dado en el clavo y aplaudido a rabiar pero ¡anda y que nos importa mucho lo que digan los astros mientras bailan el minué con paso gotoso!
Nos vamos a la piltra, a sobar... Buenas noches.
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