Después de la siesta me he preparado un batido de helado de almendra, bien fresquito, al que le he echado un chorrito de chinchón on the rock. Pascualita observaba mis movimientos totalmente concentrada. Como era la primera vez que hacía ésta combinación cogí un poco con una cucharadita para dársela a probar a la sirena. Buena es ésta para probar cosas nuevas.
No se fía de nadie. He aquí otra prueba del por qué de su larguísima vida. A partir de aquí empecé a hacer tonterías. ¿Por algo especial? Simplemente, el cuerpo me pedía juerga. Empece andando como un pato mareado. Tropezando a diestra y siniestra mientras soltaba unos hipos portentosos. Los personajes, sorprendidos, se partían de risa: - ¿Quién quiere batido sabrosón? ¡Hijaleeeeeeaaaa! ¡Huuuyyyyyyyy que ricoooo! ¡Rápido, que me lo acabooooo!
De pronto vi que el el suelo estaba en el techo... y viceversa - Pues sí que es fuerte el batido (me dije antes de que mi cabeza chocara contra el suelo y gran parte de mis neuronas adelantaran sus vacaciones cayendo por el balcón)
Mientras, varias galaxias lejanas se acercaron a nuestro sistema solar para ver qué pasaba con tanto escándalo. En mi cabeza creció tal chichón que, directamente, pasó a ser el favorito del campeonato. Eso me olió a chamusquina pero no dije nada... por si ganaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario