jueves, 14 de agosto de 2025

¡Buena es ella!

Por si no fuera poco el calor que hace, se suman la cantidad de incendios que aparecen en la pantalla del televisor en cuanto lo enciendo (¡vaya!)

Al pasar junto a la pila de lavar del comedor, Pascualita me ha saltado al cuello - ¡Que susto, jodía! - Entonces empezó a gesticular como si no hubiera un mañana, pero no la entendía. Que mala suerte no saber idiomas. Tuve que llamar a mi primer abuelito que debía estar probándose los nuevos sudarios de Coco Chanel.

- Ay, nena. A ver si aprendes la jerigonza, tanto de Pepe el jibarizado como de Pascualita. Me tienes todo el día yendo y viniendo del Más Allá al Más Acá. Se supone que yo ya debería dormir el sueño de los Justos pero me tienes esclavizado. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa!

La Cotilla entró directa al comedor pillándome de cháchara con mi primer abuelito. - ¡Ahí va! pues tiene razón la vecina del tercero. ¡Hablas sola! Estás majareta perdida.

Pillada in fraganti, en ese momento solo me preocupó una cosa. Que la Cotilla no descubriera a la sirena que, tranquilamente, se deslizaba por mi espalda hasta el bolsillo del delantal. - ¿También se lo ha dicho la vecina del tercero? - Sí. Y a ella se lo cuenta la vecina de enfrente, que tiene unos buenos prismáticos y se sabe la vida y milagros del barrio. Y me ha dicho que te diga que tires a la basura esa birria de muñeco asqueroso con el que juegas... ¿de dónde lo has sacado - ¿Yooo? Jamás he tenido ... 

No pude acabar la frase: Pascualita saltó del bolsillo a la cabeza de la Cotilla, dejándola monda y lironda en un santiamén. Aún no ha nacido el valiente que llame asquerosa a Pascualita.

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