jueves, 31 de octubre de 2024

Cuidado con el señor Li.

- ¡Tengo que esconder a Pascualita!  Una vez que el señor Li le ha puesto el ojo encima, corre peligro. Ella está tan pancha, saltando dentro de la taza de Cola cao que es su modo, peculiar de desayunar. Le da lo mismo que el señor Li sepa que existe. Confía, creo yo, en su dentadura de tiburón y su saliva venenosa pero no estoy tranquila. Ella es el nexo que une la Prepreprepreprepreprepreprehistoria con la Historia. 

Es un ejemplar único que hay que preservar, a pesar de su mal carácter. He pensado ponerle un vigilante al señor Li para que no vaya a cogerme desprevenida y se lleve a la sirena. ¿Y quién mejor para ello que Pepe el jibarizado?

Cuando lo he propuesto a los personajes les ha dado un ataque de risa. Una hora después del despliegue de gritos, silbidos, aplausos y zapateados, se hizo el silencio en casa. El comensal de las treinta monedas de la Santa Cena, mirándome con el ceño fruncido, ha dicho: - ¿En serio, boba de Coria? ¿Ese llavero mordisqueado? ¡¿Y YO?!... Y así pasó con el resto de la tropa. Que mala es la envidia

Estábamos en plena discusión cuando escuché: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! Cualquiera diría al verte que estás dando un mitin, nena jajajajaja - La Cotilla llegó en plena discusión y tuve que disimular aunque no pudiera, ni verlos ni oírlos. - Con el susto que me ha dado, casi se me cae el llavero... - ¿Aún tienes esa porquería? - En dos zancadas llegó hasta mi. Cogió a Pepe el jibarizado y lanzó a la pobre cabeza hueca, al cubo de la basura.

En cuanto se encerró en su cuarto recuperé a Pepe el jibarizado. Lo coloqué en el balcón y dándole un golpecito, le dije: - ¡Hale, a trabajar! - Y no he visto nunca un llavero más feliz.

 

miércoles, 30 de octubre de 2024

Pascualita está en peligro.

¡Cuatro noches llevo sin dormir! Eso no hay cristiano que lo aguante. Y no es por la tos. Que va. Si no, por culpa del señor Li. El hombre ha llegado a la edad de la jubilación y se ha propuesto observar todo cuanto se le ponga a tiro. Cosa que no pudo hacer nunca porque tenía que vigilar la tienda de los chinos que regentaba, Y como su rostro no es picasiano, tenía los ojos al mismo nivel que el resto de los mortales solo que más oblícuos y no le servían para ver dos cosas a la vez que estuviesen en diferentes sitios.

Sé estas cosas porque me las contó. Dijo: mi quelel sel jubilata español. - ¡Anda la osa! (exclamé) ¿Y eso? - Jubilata español obselval oblas calle. Ponel blazos detlas espalda y clitical tlabajo. También milal a ti, boba de Colia. - A mi ¿por qué? - Yo vel que tu hablal con albol de tu casa. - ¡Ostra! (tendré que tener cuidado con el señor Li-jubilado) 

Concretamente, esta mañana, lo he visto sentado en la parada del bus y enfocando con unos prismáticos a mi balcón. - ¡Que peligro tiene el chinoooooo, Pascualita! - De repente me encontré siendo prisionera en mi propia casa y no me gustó. Tendría que hablar con el Municipal Bedulio

Un revoloteo unido al fru frú de la seda, me anunció la llegada del ánima de mi primer abuelito. - ¿A qué vienen esas caras serias? (dijo) -  El señor Li nos espía... ¡Pero que sudario tan bonito! - Voy echo un pincel porque me visitará mi amor platónico ¡la Momia! - Pero ya ha... - ¿Muerto? nooo jajajajajajaja aunque cada vez es más transparente.

Un grito eufórico nos trasladó al presente. El señor Li gritaba, eufórico: - ¡Sí, sí, sí! ¡Nos vamos a Madlid!... Esto no estal bien. ¡Otla vez!: ¡Sí, sí, sí! ¡La gamba golda está ¡¡¡AQUI!!! En casa de la boba de Colia habel GAMBA GOLDAAAAAA ¡¡¡YO VEL!!!

lunes, 28 de octubre de 2024

Toses y más toses.

Era tan temprano que aún no habían puesto las calles cuando, un inesperado ataque de tos, me despertó bruscamente. Y empezó el Concierto para Gargantas Irritadas en Fa Mayor. Por el poco éxito que tuvo, no aplaudió nadie pero sí que se quejaron todos, especialmente Pompilio - Con lo difícil que es coger un calcetín con su dueño dentro, si encima están espabilados por culpa de tus toses, me juego el pellejo.

Entre tos y tos conseguí decirles que yo no tenía ninguna culpa, pobrecita yo. - La Garganta salió a defenderse: - ¡Yo tampoco, pelandusca! Soy la afectada... ¡snif!... ¡snif!

Encendí la luz y descubrí que todos los personajes estaban en mi cuarto, rodeando la cama. Solo faltaba el árbol de la calle, por razones obvias pero se hizo notar cantando a viva voz el Brindis de la Traviatta ¡a esas horas brujas de la madrugada!

- ¡Fuera todos! ¡Cristalera, ciérrate o te desmonto y te pongo del revés! 

Las bolas de polvo, apelotonadas junto a la cama, intentaron tomarla al asalto. Menos mal que la escoba andaba por allí y las expulsé a escobazos. Intentó montar un mitin por hacerla trabajar a horas no laborables pero un nuevo ataque de tos, enviado por la Garganta en plan revancha, apagó las incipientes quejas.

Al final, solo Pacualita se quedó conmigo pero, antes de meterse en mi escote, se zambulló en el vaso de agua que tenía en la mesita de noche y luego, ya bien mojada y fría, aterrizó, como viene siendo su costumbre, en mi escote, la jodía.

domingo, 27 de octubre de 2024

No gano para kleenex.

Me ha dado por toser. - ¡Ya era hora que me tocara salir del anonimato! (fue la crítica que me hizo la Tos en cuando pudo hablar) Espero que no tomes jarabes antitusígenos. No son buenos para mi. - ¡Pero sí para mí! (logré decir después de estar un buen rato tosiendo) - ¡Egoísta! Pasan meses hasta que me toca salir a la palestra y, aún así, me atacas.

La palabra Egoísta levantó un murmullo entre los personajes de casa. - ¡Y tanto que lo es! Come todos los días y no se digna ofrecernos ni unas migajas (comentaron los comensales de la Santa Cena) 

- Tenéis razón (soltó el árbol de la calle, al que le gusta mucho dar la nota) Todos los días sacude el mantel que usa en la mesa del comedor, en mi copa. ¿Hecha todas las migas, sabiendo la cantidad de gorriones que anidan en mis ramas,? ¡No y mil veces, NO! Se las va comiendo por el camino como si no estuviese bastante harto con la fabada, aunque sea de bote. 

- ¡Pero, bueno...! ¿no sabéis lo pesada que es la Tos? Es insoportable. Me ataca de día o de noche, seca mi garganta. Me deja extenuada... ¿Ya no os acordáis de esto, comensales? - ¡Claro que se acordaban pero el hambre canina que pasan los pobres, hace que solo recuerden cuando comieron por última vez juntos!

Entonces llegó el que faltaba para el duro: - ¡El estornudAAAAAAAAAATCHISSSSSSSSS! 

 

viernes, 25 de octubre de 2024

Menudo constipado.

He cogido un trancazo de padre y muy señor mío. ¿Y de quién es la culpa? ¡Mía no, por supuesto!.

He ordenado a toda la tropa de personajes formar ante mi como si de un tribunal de la Inquisición se tratara: - ¡Yo sé quién ha sido! (dije)... - Bueno, entonces el resto nos podemos ir (dijo alguien mientras la fila se iba desperdigando. - ¡ALTO AHI! ¡Todos sois culpables porque TODOS dejáis el balcón abierto! - ¡Yo no! - ¡Yo tampoco! - ¡Ni yo, mira éste!....

Alguien dijo: - Quién abre y cierra el balcón es la cristalera. Esto lo saben hasta en Sevastopol. - El que habló se llevó media hora de aplausos. Luego vino el saber que quería decir esa palabra tan rara. - Me suena a Compañía de recogida de basuras cuyo dueño se llama Sevas. - Hubo otra media hora de aplausos.

Pero entre tanto jaleo se impuso una discusión familiar a cargo de las dos caras de la Cristalera. Primero fueron gritos, después vinieron los porrazos cuando una estampó la puerta contra la pared, pillando por en medio a un montón de bolas de polvo: - ¡Eh, eh, que os vais a romper! (grité)

Nubes de polvo sideral mezclado con arena del desierto del Sahara pusieron una nota de irrealidad en el ambiente: - ¡Anda, que chulo! - Chulísimo (dijo la cascarrabias de la escoba) pero me tocará barrerlo a mi.

Pascualita la emprendió a dentelladas contra el polvo y acabó tosiendo como yo y con las pestañas llenas de legañas de tanto lagrimeo... porque la sirena tiene pestañas. Postizas pero pestañas al fin y al cabo. Se las regaló la abuela y desde entonces no se las ha quitado.

Bueno, ¿qué hacemos? - dijo el comensal de las treinta monedas de plata. - Invítanos a comer buñuelos, ricachón. - Y como se las sabe todas, dijo: - Mis monedas no son de curso legal. No puedo invitaros... Cuanto lo siento. - ¿Y tú, nena? -  Justo en ese momento me dio un ataque de tos que duró hasta que cada uno nos fuimos a nuestras cosas...

 

jueves, 24 de octubre de 2024

Uno de noviembre. Dia de rosarios dulces.

 Se va acercando el día... ¡Huy, que ilusión! Tengo que llamar a la abuela para recordárselo, que ya está mayor y a veces tiene fallos de memoria... Pero ésto que quede entre nosotros porque es capaz de borrarme del testamento.

Los personajes de casa, todos muy serios, juraron y requetéjuraron que jamás saldría de sus bocas palabra alguna con referencia a los ¡¡¡FALLOS DE MEMORIA POR SER UN VEJESTORIO!!! refiriéndose a la abuela.

La casa retumbó bajo la potencia que dieron a sus voces los personajes, para que resultara más verosímil. - Vale, vale (dije temerosa de que las palabras rebasaran las paredes y una vez libres, se dejaran caer en cualquier sitio desde dónde otros podrían copiarlas e ir extendiéndolas por toda Palma.

Un escalofrío recorrió mi espalda cuando escuché: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ... ¿Con quién hablas, boba de Coria? - Con nadie, Cotilla ¿No ve que estoy sola? - Me ha parecido oír que hablabas de tu abuela... ¿No has dicho algo de recordarle...? - ¡Basta ya, mujer ¡No hay nadie!

Cambió de tema: - ¿Vas a ir a la fiesta de Haloui de El Funeral, nena? - No sé... - ¡Yo sí! Iré de bruja. ¡Y me llevaré la escoba! - ¿La de casa? - No, la del vecino... ¡¿A tí que te parece?! - Entonces se llevará también la fregona ¿no? - ¡No! La fregona es moderna ¡No tiene pedigrí¡ - 

Ríos de lágrimas caían a los pies de la fregona y me enfadé- ¡No hace falta ofender, Cotilla! - Mientras la vecina iba en busca del chinchón on the rocks a la nevera dijo: - Estás como una chota.

Llamó la abuela: - "Para que luego digas que no me acuerdo de ti, nena. He encargado dos Rosarios dulces para el día de Todos los Santos. El más grande es para Pascualita... ¿Oído, cocina? - Oído...

 

miércoles, 23 de octubre de 2024

¡Viva el Obispo!

Bedulio llamó al interfono. - Abre, boba de Coria, que te traigo una multa de las gordas. - Vale, te abro pero recuerda que mi primer abuelito está conmigo. - ¡Ya estamos!... Mejor te la dejo en el ascensor y tu ya la cogerás.

- ¡No te vayas! Dime a santo de qué es la multa - Te ha denunciado el Obispo... - ¡Jopé! - por el grito del otro día. La vibración se ha cargado dos vitrales y abrió una raja que va a lo largo del gran rosetón y ... - ¡Para, para! Yo no he sido. Si tengo la voz de grillo. - Todos los vecinos del barrio la han reconocido... yo también. 

La conversación a través del interfono se convirtió en un toma y daca entre el "yo no fui" y el "tú fuiste".  

Poco a poco la entrada de la finca se fue llenando de vecinos jubilados que daban sus opiniones en voz alta. La cosa se fue calentando y más de uno se llevó un garrotazo.  La Escandalera estaba a sus anchas subiendo por el hueco de la escalera hasta la azotea donde, dos vecinas que tendían sus coladas también opinaron y acabaron tirándose de los pelos.

A todo ésto, la multa estaba en el ascensor y nadie se digno cogerla por si se le pegaba en la mano y luego a ver cómo demuestras que no es tuya.

Yo no me asomé al descansillo por si las moscas. Los personajes de casa me daban ánimos. - No te preocupes que al final, aunque pagues, saldrás ganando tú. A ver ¿cuántos de tus vecinos y vecinas han recibido algo del Obispo? Nadie... ¡N.A.D.I.E!  ¡Solo tú! ¡La nena! ¡La envidiada! ¡¡¡OEOEOEOEOEOEOEOEOEOEOEOEOE!!!

Al final acabé bailando la Raspa, más contenta que unas Pascuas.

martes, 22 de octubre de 2024

¡Ratones!

Un vecino me ha dicho que por qué no tenía un gato: - Tendrías que cuidarlo, estar pendiente de él y nos dejarías en paz al resto de la finca. - No sé que ha querido decir con eso. Será que aún le dura la borrachera de moscatel.

Desde entonces, vecino o vecina que me encuentro, pregunta por el gato: - Me han dicho que tienes un gatito... - ¿Cómo se llama el gato...? - ¿Es siamés o de angora? - Ay, que monooooooo. Un gatito. Por lo menos no ladrará...

- ¿Qué gato? digo yo ¿Para qué quiero un gato? ¿Para que se coma a la sirena? ¡Ni hablar del peluquín! - Los personajes de casa daban también su puntos de vista. - Nadie tiene un gato. El gato te tiene a ti (sentenció el árbol de la calle) - Nosotros no teníamos gatos porque se comían nuestra pesca. (todos los comensales de la Santa Cena estuvieron de acuerdo) - No tendríamos ratones ¿verdad esCOba? - Verdad FREgona, - ¡¿Desde cuando hay ratones en casa?! (Mi voz se aflautó)

Mi primer abuelito estuvo al quite. - Nunca, nena. Es el modo de hablar que tienen las COFRE ¿Verdad que NUNCA  ha habido un ratón en ésta casa?... Decídlo vosotros que yo soy un alma del Más Allá y no puedo mentir. 

Pero antes de que alguno de los presentes abriera la boca, la voz de Pepe el jibarizado llegó, alta y clara, hasta el balcón - OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO - ¡Lo ves, nena! Dice que no hay ratones ... - ¡¡¡Porque Pascualita se los come!!! (gritaron todos a una y aplaudieron a rabiar cuando la sirena, saltó de la pila de lavar a mi escote...con la cola de un ratón asomando entre sus dientes de tiburón.

Tuvieron que venir los bomberos del calendario a calmarme porque mis gritos resonaron hasta en la Catedral.

 

lunes, 21 de octubre de 2024

¿Aprenderé algún día?

¡AYAYAYAYAYAYAYAYAYAYAYAYAYAY! Que malita estoy y que poquito me quejooooo... - Así llevo desde la noche de las serenatas. Todos los años igual ¡Si es que no aprendo! O quien no aprende es la Vida ¿Tanto le costaría que las cosas fueran al revés?

Por toda respuesta, Pascualita me enseña su temida dentadura de tiburón, pero lo hace con desgana, como una obligación. 

Me tumbo en el sofá de la salita a esperar a que se me pasen los retortijones. Si se hubiesen dignado venir a darme una serenata cualquiera de de los grupos que, cantando aquí y allá, llenando las noches de las islas de Clavelitos, hubiesen bebido moscatel y chinchón ¡y hubiesen acabado con las bandejas de buñuelos que había en casa y ahora estaríamos bien la Cotilla, Pascualita y yo.

¿Por qué seré tan ilusa y compro buñuelos para un batallón si al final nos los comemos nosotras. 

Cuando íbamos por la mitad llamé a la abuela. Se puso Geoooooorge el mayordomo inglés al teléfono: - Madame estar in funeral. -  Colgué y salí corriendo, cargada de buñuelos , hacia la cafetería El Funeral donde mis abuelitos se lo debían estar pasando en grande, pero... estaba cerrado. Clavada en la puerta, la esquela de una amistad.

Llegué a la iglesia donde se celebraba el funeral. El ambiente era tan triste que se me encogió el alma. Menos mal que a Conchi le sonó el móvil y rápidamente pasamos del llanto a bailar Paquito Chocolatero y todo cambió. Poco después entramos en tropel en El Funeral y celebramos que se pusiera la foto del difunto en la Pared de los Finados, brindando una y otra vez...

domingo, 20 de octubre de 2024

Salud para tod@s.

Víspera de las Vírgenes. Víspera de serenatas, buñuelos y vino dulce... A ver si ¡por fin! me tocan una serenata, hombre.

He recorrido media Palma en busca de buñuelos de viento con Pascualita en el escote para que vea el ambiente de las calles. Las larguísimas colas de gente en busca lo mismo: (buñuelos o bunyols) solo se acaban cuando se acaba la pasta en los lebrillos.

He caminado tanto que la sirena se ha dormido. Solo volvía a la vida al olor de la exquisitez que invade las calles. Al llegar a casa estaba agotada pero había conseguido un cuarto de kilo de buñuelos calentitos y espolvoreados de azúcar. Eran los últimos. ¡No había más!

En la mesa del comedor, adornada con el más vistoso mantel de la tienda de los chinos del señor Li, puse la botella de moscatel, la de chinchón ¡como no!, copas y platos desechables. Por supuesto los buñuelos en una bandeja grande, lo que acrecentaba la realidad: había muy pocos.

Pasaron las horas. Se escucharon canciones por el barrio. Al tocar la medianoche llegó la Cotilla: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! ¿Has puesto la mesa, boba de Coria? - Dijo, entrando como un huracán en el comedor y vaciando en la bandeja un montón de buñuelos. - ¡Hale, a comer! - ¿De dónde los ha sacado, Cotilla? - ¡Come y no preguntes!

No hubo serenata propiamente dicho pero nos pusimos como el Kiko de buñuelos y vino dulce. Entonces los Clavelitos sonaron en toda la casa. El árbol de la calle, con su potente voz de tenor, se arrancó con ella y ya no hubo manera de callarlo, excepto cuando abría la bocaza para llenarla de buñuelos.

sábado, 19 de octubre de 2024

Haciendo sábado.

Las Cofre no han perdido la costumbre de "hacer sábado" los sábados. O sea, limpiar la casa. Con éstas dos, escoba y fregona tan reivindicativas de sus derechos laborales, estoy encantada porque cumplen con sus obligaciones a rajatabla. Claro que no siempre todo es tan bonito como se cuenta. Por ejemplo, ese día tengo que levantarme a las siete y media de la mañana para no estorbarlas. 

Haga el tiempo que haga tiene la casa ventilada y ni siquiera la Cristalera se atreve a llevarles la contraria. Los comensales de la Santa Cena se quejan porque no les limpian la sala del restaurante donde cenan una noche al año. - Es para que tengáis algo que hacer y no os aburráis (dicen a dúo) aunque lo cierto es que no les entra en el convenio limpiar historias pasadas.

El árbol de la calle no puede verlas ni en pintura. - ¡Sacuden el polvo en mi copa! No querrás que lo sacudamos en casa ¿verdad? (me contestaron la última vez que se lo eché en cara)

A mi primer abuelito lo toleran porque cuando ve un poco de basurilla les indica el lugar y se queda con ellas hasta que todo queda impoluto. - ¡Ahora está perfecto, chicas! (las felicita) 

Pero no todo el mundo está contento con el trabajo de las Cofre: ¡Las bolas de polvo, por ejemplo! - ¡Cada vez que éstas dos actúan, desaparecen un montón de nosotras! (se quejan) Nos tienen manía. Hemos reclamado a las más altas instancias políticas pero no nos han echo mucho caso. ¡Habrá que manifestarse con pancartas, pitos y flautas!

La pila de lavar del comedor tampoco se escapa al afán limpiador de las Cofre. Cuando terminan las algas brillan, la arena del fondo queda niquelá. El agua está transparente y al buque hundido da gloria verlo. Al principio Pascualita se quejaba, entre otras cosas, de que tanta claridad lo dejaba sin posibilidad de camuflarse. Al final llegaron a un entendimiento cuando le dijeron a la sirena que no había, ni en mar ni en tierra, un lugar que diese gloria verlo, como su pila de lavar.  Nunca más ha protestado.

jueves, 17 de octubre de 2024

Menudo jaleo.

En casa reina la anarquía. Todo el mundo hace lo que le da la gana y creo que voy a hacer lo mismo. La Cristalera, por ejemplo, se ha convertido en un peligro para la integridad física de quién quiera entrar o salir, al balcón. Las dos caras han discutido y se han enfadado y si una dice blanco la otra dice negro. En resumen: la puerta está batiendo continuamente y a ver quién es el guapo que se atreve a traspasarla.

Quisiera hacerlo porque el árbol de la calle se aburre y quiere hablar conmigo. Como no sea a gritos...

El municipal Bedulio llamó a la puerta. Al abrirla puso ante mis ojos una multa. - Esto es para ti. - ¿Qué he echo ahora? - Dar la tabarra a los vecinos, como siempre: La Cristalera no para de dar portazos desde el amanecer. ¿Por qué no la sujetas con algo? - Si ellas no quieren, no. - ¿Quiénes son "ellas"? (preguntó Bedulio con un tono de voz algo alterado) ¿No estás hablando de la Cristalera?... pues, eso.

Mientras tanto, Pompilio le quitó uno de los calcetines que llevaba puestos sin que el municipal se enterara. Entre la alegría de mi primer abuelito y la Momia, que es un no parar. Las discusiones de los comensales de la Santa Cena preparando una Huelga General para pedir comida diaria y no como ahora, una vez al año. Los gritos de Pepe el jibarizado queriendo enterarse de todo. La algarabía de las bolas de polvo jugando al escondite bajo los muebles. Las voces de la abuela y Andresito a cuenta de una entrada para ver a Rafa Nadal en la Copa Davis... Todo esto, en conjunto, no me dejaba oir a Bedulio. - ¡Habla más fuerte que no te oigo! (le grité) ¡y para ya de escribir! ¡No voy a poder pagarte! ¡¡¡Bastaaaaaaaaaaaaa!!!

Eso resonó, en el cerebro antidiluviano de Pascualita, como un grito de guerra. ¡Y atacó!

A los de la ambulancia que se llevó al municipal les costó trabajo meter una oreja descomunal que arrastraba por el suelo. Las cejas le llegaban al ombligo. En la punta de la nariz le ataron un trapo rojo porque no cabía entera en el vehículo... Total, que estaba hecho un cromo, el pobre ... jijijijijijiji... perdón.

 

 

miércoles, 16 de octubre de 2024

Que moderneces se gasta la Momia...

El teléfono, aunque sonó insistentemente, fue ignorado por mi. - Quién algo quiere, algo le cuesta. ¡Descuelga tú! - Le grité al dichoso timbre que se mostró sorprendido. 

Desde que la abuela se ha desmadrado con lo de los precios que se pagan por una entrada para ver a Rafa Nadal competir por última vez, mi casa parece una jauda de grillos

Andresito se ha refugiado con la Momia en casa después de haberme pedido Asilo Familiar por un tiempo. - Hasta que la cosa se calme, nena, porque a tu abuela, cuando se encabrita, no hay quien la aguante. Se ha empeñado en tener la entrada más cara de la Copa Davis y salir en la portada del Times con ella en la mano mientras, con la otra mano hacía la V de la victoria.

- ¿Por qué no le das ese caprichito? Si os sale el dinero por las orejas, hombre. - Por que quiero seguir siendo rico y si escucho a tu abuela, moriré en una cuneta solo, lleno de piojos y con más hambre que Carpanta.

- ¡No, por favor! "MI TORRE DEL PASEO MARITIMO" ¡NI TOCARLA!

Sumida en mis pensamientos, no vi llegar a la Momia (mi bisabuelastra). No traía equipaje. - Espero que no te enfades, nena, pero dormiré con tu primer abuelito, que ya va siendo hora - ¡Eres viuda! (mi voz escandalizada) - ¡Y tú, tonta!- ¿Y... el camisón? - ¿Cami... qué? jajajajajajajaja

Y sin más mi primer abuelito, que nos miraba desde lo alto del riel de la cortina del comedor, cobijó a su amada con una preciosa y elegante tela de araña. Y desaparecieron.

martes, 15 de octubre de 2024

¡Y sigue subiendo!

La llegada del rolls royce de los abuelitos fue anunciada con el consabido concierto de pitos al aparcar en la parada del bus y obstruir la calle. Sin embargo, esta vez el mayordomo inglés llegó solo. 

- ¿Dónde están mis abuelitos? ¿Qué has echo con ellos? ¿Dónde los has dejado? ¿Eres pariente de Jack el destripador? ¿Por qué no han venido contigo? ¡¡¡POLICIA, POLICIAAAAAA!!! - Tu ser cabra creizzy, boba of Coria... 

Pascualita apareció entre las algas de la pila de lavar del comedor en el momento que yo gritaba a pleno pulmón: - ¡¡¡ABUELAAAA!!!. - Sin pensarlo dos veces, saltó a la espalda del inglés que aullaba, de dolor. - ¡¿Qué ser ésto?! ¡¡¡TU QUITAR!!!

Las puertas de todos los pisos de la finca se abrieron, al unísono, de par en par. - ¡¡¡Otra vez tú, nena!!!  (se quejaron los vecinos) ¡Vete a repoblar el Sahára, coñe!

El mayordomo lleva cinco horas durmiendo la mona de chinchón. Le di una botella sin empezar y solo ha dejado un culito el tío. Pero nunca sabrá quien le hizo las dos jorobas camelleras de su espaldas. 

Andresito llamó preguntando por Geoooorge: - Duerme la mona... ¿De chinchón? Pero si no le gusta. - Bueno, todo es ponerse. 

Finalmente supe el por qué de la escapada del inglés: la abuela se ha enterado que las entradas para ver a Rafa Nadal han subido a 100.000 euros y se siente estafada porque han superado con creces lo que ella pagó. - Dirán que soy una ningundi ¡Compra otra, Andresito! - le exigió a su marido que acabó poniendo el grito en el cielo. - Se fue de casa para no escucharnos.

lunes, 14 de octubre de 2024

Quien la sigue, la consigue.

 

Esta noche ha echo calor y he dejado la ventana abierta. He dormido a pierna suelta hasta que un rayo de sol se ha instalado en mi cara y me ha hecho sudar. Hasta ahí todo ha ido bien pero, al levantarme de la cama, un misil tierra-aire con cola de sardina, ha aterrizado en mi escote fastidiando el buen despertar que había tenido. 

- ¡Pascualita, usa la toalla antes de tirarte sobre mi y dejarme helada! 

Para rematar la faena, al ir a la cocina he tropezado con la escoba y he aterrizado de mala manera: - ¡¿Qué hace esta escoba AQUI, Cotillaaaaa?! - ¡Avemar... ! ¿De qué me culpas, boba de Coria? - Ha dejado la escoba, aposta, en el suelo. ¡Por poco me mato! - Yo no hubiese fallado jejejejejejejeje.

Mi primer abuelito, envuelto en un sudario-pijama con despertadores que no paraban de sonar, dijo que había sido la misma escoba quien se dejó caer en el pasillo. - Estaba para el arrastre taurino después de pasar la noche intentando volar. Si fuese una persona tendría en el cuerpo más cardenales que la Santa Sede. 

Los ojos pesarosos de todos los personajes estaban puestos en ella.-  Pobre ilusa... (pensamos algunos) Y, de repente, como un Ave Fénix, la escoba renació de sus achaques y ¡VOLÓ! Incluso echó unas carreras al ánima de mi primer abuelito, a dos palmos del techo.

 

domingo, 13 de octubre de 2024

UN DOMINGO CUALQUIERA.

Mientras el rolls royce de los abuelitos aparcaba en la parada del bus, la escoba y la fregona hablaban de sus cosas en la cocina. Parecían emocionadas, sobre todo la escoba: - ¡Estuvo aquí, en casa y no se me ocurrió preguntarle nada! ¡No he sabido aprovechar la ocasión! - No te preocupes. Volverá. Procura, para entonces, tener preguntas preparadas.

Pascualita seguía la conversación sin perder detalle. Pepe el jibarizado preguntó: - OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO  ¿En serio vuela? ¡Que chuli! (mientras el ojo-catalejo las enfocaba) - Toda la vida de dios han volado las escobas de las brujas. ¡Pascualita lo sabrá! - Pero en ese momento se abrió la puerta de la cocina dando paso al mayordomo inglés, Geoooorge Los personajes no volvieron a abrir la boca mientras estuvo haciendo la paella inglesa y, por supuesto, la sirena se escondió en su pila de lavar del comedor.

En la salita interrogué a la abuela: - ¿Has comprado la famosa entrada? - "!Claro! y me ha salido barata. El récord está ahora en treinta y cinco mil euros (me dio un mareo) Ves, Andresito, como no era tan cara" 

El olor a paella de marisco entró en la salita imitando la ondulación de las auroras boreales para esparcir bien el aroma por toda la casa y lo que es mejor, ¡por toda la finca para que babeen los vecin@s!

De un salto me planté en la cocina gritando: - ¡¿No le has echado té al arroz, verdad, Geooorge?! - ¡¡¡OH... YES!!! - ¡¡¡LA MADRE QUE TE PARIÓ!!!

sábado, 12 de octubre de 2024

Hechicerías.

¡ ¡Avema... riap... ¡uf!... urísi... ma...! - Así llegó la Cotilla a casa, sin resuello y cargada como una mula de velas, velitas y velones, "afanadas" en las iglesias que "limpia". Se encerró en la salita y me temí lo peor. - ¡Ni se le ocurra montar un altar a los Amigos de lo Ajeno ni encender velas! - Por toda respuesta, abrió la puerta, pasó ante mi a la velocidad del rayo y volvió con el mechero de la cocina en la mano. - ¡COTILLAAAAAA!

Se tiró un buen rato trasteando hasta que, por fin, salió. Sacó una jarra de chinchón on the rocks de la nevera y apunto estuvo de vaciarla: - Ay, que sed tenía... ¡hip!... 

Me asomé a la salita y sí, había montado un altar a tope de velas pero dedicado, ésta vez, a Rafa Nadal... El detalle me pareció bonito y podría haber dado mi conformidad si no fuera por la cantidad de fuego que lo adornaba. - Voy a ir llamando a los bomberos, Cotilla...

Llamaron a la puerta. Cogí el interfono y pregunté: - ¿Quién es? - La bruja Amancia. - ¿Perdón? - Déjala pasar, boba de Coria. Viene a expulsarte de mi sueño.

Ojiplática quedé y no supe qué decir. Entramos las tres a la salita y entre palabras raras, oraciones extrañas, pescozones, salpicones de agua sucia y tirones de pelo, se me fue la tontería - ¿A qué viene esto, Cotilla? (protesté) - Hace unos días apareces en mis sueños buscando lo mismo que yo: una entrada para ver a Nadal. ¡Eres una okupa y hay que echarte! Es mi sueño  y la entrada será para mi.

La sirena de los bomberos disfrutaba aullando a pleno pulmón acercándose a casa. Los vecinos protestaban: - ¡Otra vez la boba de Coria! - Al menos los bomberos son los del calendario (dijo la del 6º, 3ª mientras los ojos le hacían chiribitas)

 

viernes, 11 de octubre de 2024

Veinte mil euros.

 Estos días las auroras boreales se exhiben en cielos que no son los suyos. Los colores y los sinuosos movimientos ¿están afectando nuestros cerebros?. Es que han dicho VEINTE MIL EUROS.

Mi primer abuelito, que volaba a ras del techo del comedor, ratificó lo dicho. - Sí, veinte mil euros... No sé cuánto será eso porque yo era de la época de las pesetas pero me ha parecido mucho.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¡Veinte mil euros! ¡Tengo que encontrar una entrada de esas y pediré el doble en la reventa! Voy a la tienda del señor Li. Tal vez tenga una escondida. - ¿Está diciendo que piensa robarle al señor Li en su cara, Cotilla? - ¡Y tanto que sí! - Y salió a todo correr escaleras abajo.

Pascualita, impulsándose con su hermosa cola de sardina desde la pila de lavar del comedor, aterrizó en mi escote y me dejó tiritando. - A mi primer abuelito le hacen gracias "las cosas de la sirena" - ¡Claro, como tú ni sufres ni padeces! - Iba embalada a soltar mis quejas cuando la radio dio, de nuevo, la noticia. Todos prestamos atención: - Alguien ha pagado 20.000 euros por una entrada para la Copa Davis donde Rafa Nadal dará por terminada su carrera tenística.

Un presentimiento me dejó más helada que el salto de Pascualita: - ¡Ya sé quién ha comprado esa entrada, abuelito! - ¡Ole, mi niña, que liiiiiissssta eres! Anda, dímelo, ¡dímelooooo! - ¡La abuela! 

Mi primer abuelito me miró como si el fantasma, que es él, fuera yo. - ¡Pero si no tenía dinero...! - Eso fue antes de casarse con Andresito. Ahora está forrada. Y loca por tener un bisnieto... Estoy apañada.


 

 

 

 

 

 

 

jueves, 10 de octubre de 2024

Rafa Nadal se retira del tenis...

Afortunadamente no tengo olfato. Eso me libra de la peste que envuelve al árbol de la calle desde que se llevó casi todo el suministro de carne de orca que la Cotilla guardaba en su cuarto e iba trapicheando con ella en sus salidas nocturnas.

- ¿Pero cómo eres tan guarro? Te denunciaré a Bedulio por allanar mi morada con nocturnidad y alevosía. - ¡Eh, eh! No te pases de la raya, nena. No te he allanado nada morado. Y cuando fui a buscar lo que fui a buscar, era de día. Y como no sé que es alevosía no he podido hacerle nada. Así que ¿para qué molestar al Municipal? Mejor dedícate a buscar un novio que, al final, se te pasará el arroz.

Cuando la abuela llama, el teléfono tiene otro toque. Hasta el señor Li se dio cuenta e, inclinándose, dijo: - Palecel llamada de Empelatliz de la China ¡Hay que contestal, sino colta cabeza! - Eso hice, por si las moscas. - "Eres una inútil, boba de Coria. ¡Ya te se ha escapado otro! Y éste me hacía tanta ilusión... ¡snif!" - Si me hubiesen dicho que hablaba de la vida sexual de los cienpies del Everest, lo hubiera creído  pero preferí no preguntar y esperar acontecimientos.

- "¡Rafa Nadal se retira del tenis mientras tú estas en la inopia!" - ¿Y? - "¡Lo quiero como padre de mi bisnieto!" - Di un respingo: ¡Está casado! - "¿He dicho yo la palabra BODA? ¡Solo quiero que te haga un bisnieto!"

Mientras colgaba, suavemente, el teléfono aún escuché a la abuela hablando con el mayordomo inglés: - "¡Rafa Nadal se retira, Geooooge ¿Lo sabías?" - Yes, madame -  "¿Y no me lo has dicho?! ¡AAAAAAAAAAAAAAHG" - ¿Un chinchón, madame...?

miércoles, 9 de octubre de 2024

¡Que chasco!

- ¡Avemariapurísimaaaaa! ¿hay novedades? (preguntó la Cotilla mientras entraba en casa) - Usted sabrá... - Es una pregunta retórica, boba de Coria.

Mientras se encerraba en su habitación, Pompilio pasó como una exhalación entre mis piernas. y, como el que no quiere la cosa, exclamé: - Esos kilos que has engordado no te favorecen. - Frenó en seco: - Los Pompilios tenemos el mismo peso desde que se inventaron los calcetines, nena. - Y reanudó su carrera.

Pascualita saltó a mi hombro cuando me acerqué al aparador. En el local de la Santa Cena, ni se veía ni se oía a nadie. Llamé a los comensales: - A ver cómo os sientan esos kilos de más... - Haz caso a tu abuela y no bebas chinchón tan temprano, jodía (me despidieron con cajas destempladas)

Mi primer abuelito, subido en el espejo del aparador, me transmitió una queja de la sirena: - Dice que quiere comer orca ¡Que está muy buena! - Pero si no queda... a no ser que el señor Li tenga algo guardado.

Los pelo-algas de Pascualita se erizaron. Había encontrado un motivo para luchar por su comida y se puso a afilar la dentadura de tiburón. Con un movimiento seco de mi hombro, la mandé al fondo de la pila de lavar del comedor: - Si crees que vas a venir conmigo a la tienda de los chinos del señor Li, lo llevas claro.

Me fui corriendo antes de que la medio sardina reaccionara a mi negativa. 

El señor Li parecía esperarme a la puerta de su tienda de los chinos: - ¡A ti yo quelel vel, boba  de Colia! ¿Tu tenel calne de olca? ¡Yo quelel! A gambas goldas gustal mucho calne de olca. Y a mi gustal las gambas goldas. 

Al volver a casa salí al balcón. El árbol de la calle dormía una de sus siestas. Golpeé el tronco y al hacerlo, un enorme eructo subió hasta su boca de madera para expandir desde allí una peste a pescado podrido que obligó a las Autoridades a poner al barrio entero en cuarentena. Al tiempo que mi grito acusador rebotaba por las paredes: ¡¡¡¿TUUUUU?!!!

martes, 8 de octubre de 2024

¿Quién tiene razón?

- Ahora resulta que la medio sardina se nos ha vuelto sibarita. Y todo desde que probó la carne de orca. Desde entonces rechaza la comida para peces que ha sido su alimento desde que se me apareció dentro de una lata de sardinas en aceite.

- ¿De dónde saco yo la carne de orca? porque en casa no queda nada. Entre Pascualita que traga como una lima nueva y la Cotilla que vendió mucha de extranjis, estamos a cero Aunque... tengo la sospecha que alguien o "alguienes" también sacaron partido.

- ¿De quién hablas? - Huy, no, guapito de cara. Puedo decir el pecado pero no el pecador. - El árbol de la calle, con quien estaba de confidencias, puso los ojos en blanco. - No te hagas de rogar, anda... - Es que no puedo asegurarlo.  Solo es una intuición...

- Yo también tengo una intuición... - ¿Tú? ¡Ni que fueras el sabio Salomón! - Puede que sí, lista. Mira si estoy seguro que te lo digo con todas las letras: - ¡El señor Li! 

Media hora me duró el ataque de risa hasta que, entre hipos y toses, exclamé: - ¡Esto es para mear y no echar gota! ¡¡¡El señor Li!!! jajajajajajajajajajaja.

La bocaza de madera se abrió para decir: - Lo tuyo ha sido un farol porque no tienes ni idea (se notaba que se había picado) - Vale. te lo digo, platanero. Han sido los comensales de la Santa Cena... - ¡¿Qué?! Imposib... - ¿Desde cuando no se asoman al marco del cuadro, eh? Hace días ¿por qué? Porque habrán engordado.


 

lunes, 7 de octubre de 2024

Y la orca estalló...

Cuando Pascualita mordió a la orca, ésta explotó. Tal como lo cuento. Hubo orca por todo. Estalló como cuando pinchamos un globo. Y pasaron varias cosas: hubo estupor y asco entre la gente que mirábamos el espectáculo. Unos gritaron: - ¡TONGO, TONGOOOO! - Otros pedían la devolución del dinero de las entradas. Algunos aprovecharon para meter trozos de orca en los tapers de la merienda y hacerse luego, en sus casas, unos marmitakos... de orca.

Y a todo ésto ¿dónde estaba Pascualita? ... ¿Y las otras orcas? - Las vi salir huyendo como conejos, saltando de piscina en piscina hasta llegar a la playa cercana y de ahí ¡al mar!

Debía encontrar a la sirena porque, si entraba en el mar, no volvería a verla. Se escondería en las simas abisales más profundas y la abuela me culparía de sus renovados ataques de asma por perder a su "talisman acuático" De ahí a borrarme de su testamento solo hay un paso y entonces la Torre del Paseo Marítimo nunca sería mía.

Tenía que encontrarla sin falta, por eso me lancé a la piscina del "orcacidio" haciendo de tripas, corazón. 

Me era imposible ver nada así que empleé el tacto. Toqué  aquí y allá, aparté trozos de a saber a qué parte del cuerpo del cetáceo pertenecían. 

Aquello era más difícil que encontrar la dichosa aguja en el pajar pero, cuando menos lo esperaba ¡me encontró a mi!... Sus dientes de tiburón se clavaron en mi mano derecha como quien se agarra a un clavo ardiendo.

Ahora mi mano ocupa medio autobús de línea. Los chóferes, cuando me ven, se hacen los longuis y no se paran para que yo suba... Por cierto, aún me quedan trozos de orca a pesar de lo mucho que se ha ido llevando la Cotilla para sus trapicheos.... ¿Alguien quiere?

 

domingo, 6 de octubre de 2024

Y Pascualita mordió.

Pascualita tiene ganas de mar. Su cuerpo se adapta a todo pero, de vez en cuando, que es lo mismo que decir de milenio en milenio siendo sirena, le entra añoranza de su hábitad primigenio y se tira de cabeza donde hay agua, sea salada o no.

He tenido que sacarla de la lavadora, de la olla de caldo, del cubo de fregar, de la bañera... Muchas veces bordeando la tragedia. - ¿Será posible que seas tan borrica con lo mayor que eres? - El único sitio donde podía estar tranquila era la pila de lavar del comedor pero allí se aburría. También se aburrió de la tele. - Siempre salen los mismos (me dijo mi primer abuelito que le había comentado la sirena) 

Le puse videos del fondo del mar y a punto estuve de quedarme sin televisor. Ya no sé cómo decirle que no puede estrellarse contra el: - ¡Lo romperás! - De repente se interesó por las orcas. ¡Estaba entusiasmada! ¡Las admiraba! - No las ha visto nunca (tradujo mi abuelito) - ¡Quiere verlas de verdad! 

Esa frase se convirtió en un mantra para la sirena. Constantemente lo repetía. - Pregunté donde había espectáculo de orcas y fuimos Pascualita y yo. Ella metida en el termo de los chinos.

Sus ojos saltones de pez se abrieron más aún al ver a los cetáceos al natural. Son enormes. Esto no asustó a la medio sardina que estaba ilusionada viéndolas saltar. Entonces ocurrió algo que me dejó perpleja. Sonó un eructo que acalló al gentío. - ¿Pascualita? ¿Has sido tú? - Respondió con otro eructo más atronador si cabe que el anterior y sacó la dentadura de tiburón a pasear.

- ¿Tienes hambre?... ¡¿No querrás comerte... una orca?! ¡¡¡SÏ!!! jajajajajajajaja ¡Es mil veces mayor que ...  ¿Abuelito, estás ahí?... Es un farol ¿verdad? jejejejejejeje ¡No puede ser! ¡¡¡PASCUALITAAAAAAAAAAAAAAAA!!! 

sábado, 5 de octubre de 2024

No era para mi...

 Me despertó el árbol de la calle cantando Las mañanitas a pleno pulmón, cuando la Aurora estaba, aún, en el más profundo de los sueños. - Cogí un cubo con agua en la cocina y duché al "simpático" cantor. Volví a mi cuarto y me tiré de cabeza en la cama. No quería espabilarme para coger, de nuevo, el sueño. 

Estaba cayendo en los profundos abismos de Morfeo cuando un misil tierra-aire, chorreando agua, chocó contra mi cuerpo dejándome turulata. - ¡La madre que te parió, media sardina! ¿Qué has hecho con la toalla que te di ayer? - Me contestó un ronquido profundo, antidiluviano y antitodo porque, cuando ella nació, el mundo estaba aún por hacer.

Ya no pude dormir. El agua que le tiré al árbol de la calle, lo constipó y en vez de cantar, estornuda en estéreo en tandas de diez estornudos cada vez. Al final he ido a la cocina a por un cola cao calentito. El tilín, tilín de la cucharilla contra el vaso despertó a Pepe el jbarizado: - OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO (gritó enfadadísimo y me echó de allí con cajas destempladas)

Acurrucada en el sofá de la salita, noté la quemadura del sol de otoño en las piernas. - ¡¡¡Socorro, bomberos de calendariooooooooooooo. Ayudaaaaaaaaa!!! - Poco a poco fui volviendo a la vida mientras me peleaba con algunas legañas que no querían irse tan temprano y acabamos a tortas. Llamaron a la puerta: - ¡¿Visitas a éstas horas?! ¡¡¡Largoooo!!!

El timbre insistió. Abrí la puerta de un tirón que, a punto estuvo de sacarla de sus bisagras... ¿Qué pasa...?

Ante mi había un hermoso, polícromo y oloroso ramo de flores que una sonriente mujer me entregó: - ¡Felicidades! - dijo. Entonces caí en la cuenta de que era el cumpleaños de la abuela. Miré a la mujer, tan pulcra ya a las nueve de la mañana. El ramo tenía una tarjeta: Eres única (decía) y tres xxx... (besos)

¿Por qué mandaron el ramo a mi casa y no a la Torre del Paseo Marítimo?... ¿Abuelito? - Una brisa perfumada pasó a mi lado exclamando: ... ¿Y qué quieres, nena. Soy un romántico empedernido...

 

viernes, 4 de octubre de 2024

Apestosa.

Al salir al balcón para echar una parrafada con el árbol de la calle, mi nariz se encabritó como si le hubiese atacado un puerco espín. - ¡Que ascoooooo! Huele que apestaaaaa. - Todos los que estábamos alrededor dijimos al unísono: - ¡No soy yo!

- Alguien tiene que ser. Es un olor que ya tiene solera. Que levante la mano quien no se ducha para no gastarse (dijo la frescales de mi nariz) - Nadie levantó nada. - ¿Qué pasa? ¿Hay mieditis aguda? - Se escucharon risitas nerviosas... hasta que Pascualita se acercó, resptando, hasta el balcón. Una vez allí levantó la cabeza como si buscara algo y se relamió a la vez que le brillaban los ojos de placer.

- A la sirena le gusta esta peste (comentó uno) - ¡Cometelo y saldremos de dudas (ordenó el comensal de las treinta monedas de la Santa Cena) - ¡Calma! A ver si se va a equivocar y se come al que no es. - ¿Por qué dices AL QUE NO ES y no A LA QUE NO ES? (saltó como un resorte la Cristalera interna) - Tú sabes algo... ¿no? - De la cocina llegó la voz de Pepe el jibarizado: - OOOOOOOOOOOOOOOOOOOO - ¡Premio para el llavero! ¡Ha acertado a la primera! 

Nos miramos todos. Y por la cara de bob@s que teníamos, no habíamos entendido nada. Entonces, erigiéndome en general con mando en plaza, ordené que se dijera el nombre de , o la, apestoso. (a)

Y así nos enteramos que era... ¡TACHAN!... ¡LA CRISTALERA EXTERIOR!

- ¡Es que la boba de Coria NO ME LAVA!

 

jueves, 3 de octubre de 2024

Mi gozo en un pozo.

El rolls royce de la abuela aparcó en la parada del bus para no perder la costumbre. Y claro, se originó el consabido concierto de pitos. Geooorge el mayordomo, entró en casa y pasó, directamente, a la cocina donde Pepe el jibarizado le mostró su alegría por tener un poco de compañía.

Poco después, el aroma de un fondo de paella de marisco, perfumó toda la casa-- ¿Qué se celebra, abuela? - "¡Que eres  otra! ¿Te parece poco?" 

Yo no cabía en mi de gozo. Por arte de biribirloque ¡era otra! Los personajes de casa se pasaban las horas mirándome y, aunque hablaban bajito, oía sus comentarios: No veo nada nuevo en ella.- ¿Cómo que no? No es la misma. - Yo diría que se parece mucho a la boba de Coria. - ¡Que vaaaaaaa, hombre! Vete al oculista! - Las discusiones entre los comensales de la Santa Cena no tenían fin. Supongo que así olvidaban su hambre endémica.

Mi primer abuelito, envuelto en un sudario lleno de signos de interrogación de mil colores, dejó caer un lagrimón como un puño: - ¡No quiero que seas otra, nena! Me gustas con todos tus defectos... ¡snif! - ¿Tantos tenía? - Sí, pero eran los defectos de MI NIETA y eso vale mucho.

Un alarido recorrió las paredes de casa. La abuela acababa de recibir, a su amiguita del alma , mojada y helada, en su escote. - "¡La madre que te parió, Pascualita!" - Mientras seguían los aspavientos, corrí a la cocina, cogí una jarra para recoger en ella los lagrimones que seguían brotando de los ojos de mi primer abuelito. Volví a la cocina y cambié el té destinado a la paella inglesa de Geooorge por lágrimas españolas. Y claro, el arroz salió salado. 

Mi primer abuelito gritó ¡Eres la de siempre! - Pues, vaya...

 

miércoles, 2 de octubre de 2024

¡Que ilusión! ¡SOY OTRA!

 - ¿Qué me pasa? Empiezo a dudar que yo sea yo. Creo que me han cambiado sin que me haya dado cuenta. - ¿Vas a seguir mucho tiempo dándome la lata, boba de Coria? (me dijo el árbol de la calle al que se le veía cara de aburrimiento) - Ten un poco de empatía conmigo como te la tengo a ti cuando no me queda más remedio que escucharte cantar como un ciervo en la berrea. - ¡¿Perdonaaaaaaa? ¿Llamas berrear a las virguerías que hago con mi maravillosa voz? A ti lo que te pasa es que tienes un oído musical que es un cacho de pedrusco de granito pegado en la cara, animal de bellota... Con tanta retórica ya no sé de qué hablamos.

- De qué soy otra. - ¿En qué te basas porque yo te veo igual? - ¿Qué ha pasado las veces que he encontrado un dragón cerca de mi, eh? - ¡Que has montado la marimorena entre gritos, aspavientos y carreras! Incluso te filmaron los de la tele autonómica jajajajajajaja ¡Que ridículo más espantoso hiciste! - Pues eso ha pasado a la Historia... - ¡JA y JA! - He visto uno en casa andando por el pasillo como si fuera el propietario ¿Crees que ha corrido? ¿Crees que he corrido yo? - ¡Claro jajajajajajaja! - Pues no, listo... Ya te digo que soy otra persona. - ¿Algo así como un alien? - No diría yo que no.

La abuela se presentó en casa. - "¿Es cierto lo que me ha contado la Cotilla?" - No sé que te ha dicho... - "Que eres otra. ¡Ya era hora! Ya puedes ponerte a buscar al futuro padre de mi bisnieto. Tenlo y la Torre del Paseo Marítimo será tuya"

Fue toda una declaración de intenciones. Ahora mismo voy a arreglarme y a comenzar La Operación ¡A POR LA TORRE Y QUE LE VAYAN DANDO A LA COTILLA!

martes, 1 de octubre de 2024

¿Y los sueños, sueños son?


Aún no habían puesto las calles cuando salté de la cama y corrí hacia el balcón, donde tuve que despertar a la Cristalera para poder salir y ver que los miles de calcetines tirados a la calle seguían allí. Que no lo había soñado... 

Pero dio la casualidad que la bombilla de la farola se había fundido y solo pude ver negrura - Pues vaya un éxito (me dije) - Y encaminé mis pasos a la puerta de la calle. Salí al rellano. Al ir a encender la luz de la escalera oí esto: - Schiiist, boba de Coria ¿Quieres despertar a todos los vecinos? - Era una voz, aterciopelada, de hombre, hablándome al oído. Las piernas me temblaron de emoción - ¡Oh, (pensé) he aquí el futuro padre del bisnieto de la abuela! - En ese momento, lo que más deseaba del mundo era ver la cara de "mi pretendiente" que, además, sabía mi nombre.

No esperé más y apreté el interruptor para encender la luz de la escalera. - Jajajajajajaja ¡Que cosquillas! (gritó el de la voz de terciopelo que resultó ser ¡el interruptor!)

Se me cayeron los palos del sombrajo. Aturdida, descolocada, ojiplatica y muchas cosas más, me asomé a la barandilla y vi, o creí ver, que no había ni un calcetín. - Dando bandazos llegué de nuevo, al balcón y ya con las claras del día comprobé que tampoco había ninguno a la vista. 

Pascualita, mojada y fría, aterrizó en mi escote: - ¡¡¡AAAAAAAAH!!! MALDITO BICHO. - Sin embargo reconozco que el escalofrío me devolvió a la normalidad. - ¿Dónde estarán los calcetines? ... si es que los hubo alguna vez... 

Sentadas en la cocina, la sirena en el frutero y yo en una silla, dimos buena cuenta de unos chinchones on the rock con pan con aceite. Ni que decir tiene que llegué tarde al trabajo.