viernes, 11 de octubre de 2024

Veinte mil euros.

 Estos días las auroras boreales se exhiben en cielos que no son los suyos. Los colores y los sinuosos movimientos ¿están afectando nuestros cerebros?. Es que han dicho VEINTE MIL EUROS.

Mi primer abuelito, que volaba a ras del techo del comedor, ratificó lo dicho. - Sí, veinte mil euros... No sé cuánto será eso porque yo era de la época de las pesetas pero me ha parecido mucho.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¡Veinte mil euros! ¡Tengo que encontrar una entrada de esas y pediré el doble en la reventa! Voy a la tienda del señor Li. Tal vez tenga una escondida. - ¿Está diciendo que piensa robarle al señor Li en su cara, Cotilla? - ¡Y tanto que sí! - Y salió a todo correr escaleras abajo.

Pascualita, impulsándose con su hermosa cola de sardina desde la pila de lavar del comedor, aterrizó en mi escote y me dejó tiritando. - A mi primer abuelito le hacen gracias "las cosas de la sirena" - ¡Claro, como tú ni sufres ni padeces! - Iba embalada a soltar mis quejas cuando la radio dio, de nuevo, la noticia. Todos prestamos atención: - Alguien ha pagado 20.000 euros por una entrada para la Copa Davis donde Rafa Nadal dará por terminada su carrera tenística.

Un presentimiento me dejó más helada que el salto de Pascualita: - ¡Ya sé quién ha comprado esa entrada, abuelito! - ¡Ole, mi niña, que liiiiiissssta eres! Anda, dímelo, ¡dímelooooo! - ¡La abuela! 

Mi primer abuelito me miró como si el fantasma, que es él, fuera yo. - ¡Pero si no tenía dinero...! - Eso fue antes de casarse con Andresito. Ahora está forrada. Y loca por tener un bisnieto... Estoy apañada.


 

 

 

 

 

 

 

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