- Ahora resulta que la medio sardina se nos ha vuelto sibarita. Y todo desde que probó la carne de orca. Desde entonces rechaza la comida para peces que ha sido su alimento desde que se me apareció dentro de una lata de sardinas en aceite.
- ¿De dónde saco yo la carne de orca? porque en casa no queda nada. Entre Pascualita que traga como una lima nueva y la Cotilla que vendió mucha de extranjis, estamos a cero Aunque... tengo la sospecha que alguien o "alguienes" también sacaron partido.
- ¿De quién hablas? - Huy, no, guapito de cara. Puedo decir el pecado pero no el pecador. - El árbol de la calle, con quien estaba de confidencias, puso los ojos en blanco. - No te hagas de rogar, anda... - Es que no puedo asegurarlo. Solo es una intuición...
- Yo también tengo una intuición... - ¿Tú? ¡Ni que fueras el sabio Salomón! - Puede que sí, lista. Mira si estoy seguro que te lo digo con todas las letras: - ¡El señor Li!
Media hora me duró el ataque de risa hasta que, entre hipos y toses, exclamé: - ¡Esto es para mear y no echar gota! ¡¡¡El señor Li!!! jajajajajajajajajajaja.
La bocaza de madera se abrió para decir: - Lo tuyo ha sido un farol porque no tienes ni idea (se notaba que se había picado) - Vale. te lo digo, platanero. Han sido los comensales de la Santa Cena... - ¡¿Qué?! Imposib... - ¿Desde cuando no se asoman al marco del cuadro, eh? Hace días ¿por qué? Porque habrán engordado.
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