domingo, 27 de octubre de 2024

No gano para kleenex.

Me ha dado por toser. - ¡Ya era hora que me tocara salir del anonimato! (fue la crítica que me hizo la Tos en cuando pudo hablar) Espero que no tomes jarabes antitusígenos. No son buenos para mi. - ¡Pero sí para mí! (logré decir después de estar un buen rato tosiendo) - ¡Egoísta! Pasan meses hasta que me toca salir a la palestra y, aún así, me atacas.

La palabra Egoísta levantó un murmullo entre los personajes de casa. - ¡Y tanto que lo es! Come todos los días y no se digna ofrecernos ni unas migajas (comentaron los comensales de la Santa Cena) 

- Tenéis razón (soltó el árbol de la calle, al que le gusta mucho dar la nota) Todos los días sacude el mantel que usa en la mesa del comedor, en mi copa. ¿Hecha todas las migas, sabiendo la cantidad de gorriones que anidan en mis ramas,? ¡No y mil veces, NO! Se las va comiendo por el camino como si no estuviese bastante harto con la fabada, aunque sea de bote. 

- ¡Pero, bueno...! ¿no sabéis lo pesada que es la Tos? Es insoportable. Me ataca de día o de noche, seca mi garganta. Me deja extenuada... ¿Ya no os acordáis de esto, comensales? - ¡Claro que se acordaban pero el hambre canina que pasan los pobres, hace que solo recuerden cuando comieron por última vez juntos!

Entonces llegó el que faltaba para el duro: - ¡El estornudAAAAAAAAAATCHISSSSSSSSS! 

 

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