La llegada del rolls royce de los abuelitos fue anunciada con el consabido concierto de pitos al aparcar en la parada del bus y obstruir la calle. Sin embargo, esta vez el mayordomo inglés llegó solo.
- ¿Dónde están mis abuelitos? ¿Qué has echo con ellos? ¿Dónde los has dejado? ¿Eres pariente de Jack el destripador? ¿Por qué no han venido contigo? ¡¡¡POLICIA, POLICIAAAAAA!!! - Tu ser cabra creizzy, boba of Coria...
Pascualita apareció entre las algas de la pila de lavar del comedor en el momento que yo gritaba a pleno pulmón: - ¡¡¡ABUELAAAA!!!. - Sin pensarlo dos veces, saltó a la espalda del inglés que aullaba, de dolor. - ¡¿Qué ser ésto?! ¡¡¡TU QUITAR!!!
Las puertas de todos los pisos de la finca se abrieron, al unísono, de par en par. - ¡¡¡Otra vez tú, nena!!! (se quejaron los vecinos) ¡Vete a repoblar el Sahára, coñe!
El mayordomo lleva cinco horas durmiendo la mona de chinchón. Le di una botella sin empezar y solo ha dejado un culito el tío. Pero nunca sabrá quien le hizo las dos jorobas camelleras de su espaldas.
Andresito llamó preguntando por Geoooorge: - Duerme la mona... ¿De chinchón? Pero si no le gusta. - Bueno, todo es ponerse.
Finalmente supe el por qué de la escapada del inglés: la abuela se ha enterado que las entradas para ver a Rafa Nadal han subido a 100.000 euros y se siente estafada porque han superado con creces lo que ella pagó. - Dirán que soy una ningundi ¡Compra otra, Andresito! - le exigió a su marido que acabó poniendo el grito en el cielo. - Se fue de casa para no escucharnos.
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