sábado, 30 de noviembre de 2024

La humedad.

He puesto una toalla de playa en el balcón y he salido a tomar el sol en bragas y sostén. Pude haber usado el bikini pero ya está guardado... ahora solo me falta recordar dónde lo metí. 

El sol brilla y alegra las calles pero no calienta porque la Humedad de la isla, harta de no tener apenas papel que interpretar en otoño-invierno, se ha hecho la reina de las calles. 

Balcones y terrazas se ven repletos de ropa tendida que tarda la intemerata en secarse. Y allí estaba yo, tomando un sol descafeinado para no perder el morenito del verano, cuando las bolas de polvo, saltando como pulgas, estornudaron una y otra y otra y otra... vez para acabar estallando como fuegos artificiales. Dos segundos después estornudábamos todos.  

La gente que pasaba por la acera, al oír los estornudos se tapaban nariz y boca y salían corriendo gritando: ¡lagarto, lagarto!

Pascualita no se salvó de estornudar. Cada atchis era un salto, desde el fondo de la pila de lavar del comedor hasta el techo. Después de chocar varias veces contra mi primer abuelito que había venido a hacernos compañía, éste tomó las de villaDiego y desapareció camino del Más Allá, no sin antes estornudar ruidosamente.

- Nena ¿quién ha estornudado? (preguntó la Cotilla saliendo de su cuarto con la cara desencajada) - Yo. - Vaya, pues juraría que ... era el ex de tu... abuela. ¡Uf, que mal me ha sentado el chinchón on the rocks de hace un rato.

viernes, 29 de noviembre de 2024

Llega Navidad...

El tiempo es tan bueno que estoy entre ir a la playa o a comprar un abeto de colorines en la tienda de los chinos del señor Li. Este comentario lo he hecho de viva voz y como el árbol de la calle es más cotillo que la Cotilla, se enteró y puso el grito en el cielo.

- ¡¿Estando yo aquí vas a comprar un árbol?! ¡Derrochadora! ¡Manirrota! ¿Cómo vas a comparar una guarrada de plástico de colores, que se carga el Planeta, siendo yo lo más natural, esbelto, atractivo y ecológico que ha parido madre?

Mis ramas, estilizadas y fuertes, pueden cargar todas las bolas navideñas de todas las casas del barrio y lucir como un sol de medianoche. ¡Con razón te llaman boba de Coria! Si es que todo tiene su por qué. ¡¡¡Que cruz tenemos contigo!!!

De una patada cerré la cristalera del balcón, de golpe, harta de escuchar sandeces.

- ¡Hey, menos humos, Caperucita! (gritó la Cristalera, más enfadada que un mono) Cuidadín que soy un ejemplar muy delicado. - ¡Huuuy, sí! como una rosita de pitiminí es mi hermanita. ¡Frágil y gilipichis! Y todo porque le ha tocado estar en la parte interior de la casa. No como a mi, que estoy siempre a la intemperie aguantando calor, moscas, granizos, vendavales y ¡no me quejo! 

La discusión se iba generalizando y tenía pinta de terminar mal.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! Mira lo que me he encontrado en la calle, nena ¡Un árbol de Navidad, de plástico de colorines! - ¡Halaaaa! ¡Que bonitoooooo!... ¿Y estaba en la calle? - Pues sí... - ¿Cerca de la tienda de los chinos del señor Li? - Cerca, cerca ... - ¡Lo ha robado, Cotilla! - ¡Esa boca, niña!

jueves, 28 de noviembre de 2024

Oídos sordos.

Entre Pascualita y yo hay resquemor porque es una rencorosa empedernida y sigue sin perdonarme que no le llene la bañera para nadar a sus anchas. 

No sé cómo pero, el caso es que la abuela se ha enterado de la situación y le ha faltado tiempo para venir a echarme la bronca: - "Tú eres la mayor, por lo tanto eres quien ganarse la confianza de mi pequeña princesita" - ¡PUAG! (no pude contener una arcada ante tanto favoritismo). - ¿Que yo soy la mayor? ¡¿Yo, que nací en el siglo veinte de ésta era?! - "Pero eres más alta" - ¿Y qué tendrá que ver el culo con las temporas? Ella es más vieja que la Vejez y si no ha crecido en altura será por la mala milk que trae de fábrica. 

Horas después seguíamos sin llegar a nada. Pascualita saltó de la pila de lavar del comedor, al escote de la abuela que lucía minifalda con volantes, botas militares color rosa chicle, un top a topos verdes y blancos que terminaba debajo del pecho dejando al aire las costillas. Elegantísima, vaya-

La sirena indicó, cual estatua de Colón con el dedo estirado, el cuarto de baño y la abuela no se hizo de rogar. - ¿No irás a llenar la bañera? - "¡Claro que sí! ¿Verdad, chiquitina?" - Abrió la puerta de golpe y sonó un chillido de rata. Del susto, la abuela y yo saltamos como conejos. Pascualita voló por los aires aterrizando en la bañera que ya estaba medio llena. La Cotilla (la rata) volvió a gritar al ver "un bicho entrar de cabeza y con un gran estilo, en el agua jabonosa donde la vecina se estaba bañando sin reparar en el gasto de agua.

Cogí, ipso facto, a la sirena por los pelo-algas, hice molinete y voló hasta la pila de lavar sin darle tiempo a pensar.

Todo fue un visto y no visto. La Cotilla aún se recupera del susto. La abuela tuvo que tomar tila y yo le pedí a mi primer abuelito que me llevara con él ... al taller de alta costura de madame Chanel.

miércoles, 27 de noviembre de 2024

Jeroglifico.

Una nube negra se instaló sobre el balcón. - ¡Fuera de aquí! Vete a llover a otro lado, pájaro de mal agüero! (le grité)

Estaba de muy mal humor. Se acerca la Navidad y no tengo euros que echarme a la cara. ¡Estoy pelada y llega el tiempo de regalos. Estos días no tendrían que existir. Hacen mucho daño a las exiguas economías ¡Ya está bien de tanto disimular! ¡No tengo dinero, por lo tanto, qué puedo comprar con NADA?... ¡NADA

Salí a la calle para despejarme la cabeza. Contacté con un sabio que estaba convencido que la tierra era plana y el Cambio climático una invención de los rusos. Entonces, sin mediar palabra alguna, le di una coz de borrico. ¡Cuanto rebuzno pejiguero salió de aquel mediar machar. 

Por mi calle pasó la Procesión cívica, con fotos y pancartas alusivas a las desgracias ocurridas  en Valencia. El año1956 quedó marcado en el ADN de quienes se salvaron. Lo mismo les ocurrió a quienes dejaron sus vidas entre el fango. Pensamos que así fue porque ninguno volvió para contar lo contrario.

La Escoba y la Fregona, disimulan como si la idea de hacer randa de bolillos fuese cosa suya. Mientras los palitroques chocaban unos con otros, la fábrica era una obra de arte moviéndose al compás de los bolillos: clic, clic, clic. Que bonito, dijo un caracol que llevaba un buen rato deslizándose por la barandilla del balcón,

Por unanimidad se le nombró Vagón de Primera. Y, satisfecho,  durmió como si no hubiera un mañana.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 al d










martes, 26 de noviembre de 2024

El enfado de la sirena.

Pascualita tiene calor y no le basta el agua de la pila de lavar del comedor. Por eso salta, una y otra vez, tratando de acercarse al cuarto de baño y zambullirse en la bañera que está...vacía. Por más que le explico que no voy a llenarla porque el agua dulce empieza a ser un bien escaso. Y que, dada su envergadura de sardina en aceite, con la pila de lavar tiene agua más que suficiente.

¡Menudo cabreo ha cogido! Pero no he dado mi brazo a torcer. Ha saltado hasta vaciar el contenido de la pila en el suelo del comedor y convertirlo en una pista de patinaje artístico. Porque artístico ha sido la costalada que se ha dado la Cotilla en cuanto a abierto la puerta de la calle y ha pisado el agua.

Ha salido flechada hacia la ventana, que estaba abierta, Ha salido para aterrizar en la copa del árbol de la calle. - ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

La Cotilla, aterrorizada, ha recibido una ovación cerrada de media hora. Gritos de ¡Artistaaa! se mezclaban con Pitos, Hurras, Queremos un hijo tuyo, Torero toreroooooo! y no sé cuantas cosas más le dijeron.

Por mi parte admiré la técnica de la Cotilla para no estrellarse contra el suelo. Entonces escuché una canción que me encantó. Venía a por mi. Y yo fui feliz hasta que recordé que esa canción era un canto de sirena, Pascualita "ES" una sirena. Y si no espabilo seré su cena...

lunes, 25 de noviembre de 2024

¡Aleluya!

Al árbol de la calle no hay quién le tosa. Debe tener amistad con el Alcalde porque, a la hora de adornar las calles para Navidad, a él le han puesto más bombillas led que a los demás. ¿Con quién se habrá compinchado? He intentado sonsacarle pero no suelta prenda.

Sí me he dado cuenta que los gorriones que viven en sus ramas parecen más contentos que de costumbre. -Vosotros sabéis algo... ¿No vais a contar nada? ¡Pues no seré yo quien vuelva a sacudir el mantel para que comáis las miguitas de pan!

He visto dudas en algunos de los pájaros pero, al final, no han dado su ala a torcer. También hay conspiración de silencio entre las dos caras de la Cristalera. Los comensales de la Santa Cena. La Escoba, al saber que no tendrá que barrer las pocas migas que dejen los pájaros, está feliz... Me estoy dando cuenta de que, tanto la escoba como la fregona, son dos vagas de mucho cuidado.

- Cualquiera diría que habéis hecho voto de silencio. - Me giré hacia los rincones del comedor, donde las bolas de polvo, apretadas unas contra otras, hacían lo posible por no dejar ir la lengua a practicar su oficio: Hablar.

Mi primer abuelito apareció deslumbrante con un sudario lleno de estrellas novas brillando a todo gas. - ¡Esto es una iluminación (grité) y no la birria de luces led del árbol de la calle!

Todos quisieron estar al sol que más calienta y se les soltó la lengua como por arte de magia: - Para tener más luminaria que los demás árboles, el de la calle ha tenido que jurar ¡¡¡Que no cantará en toda la Navidad!!!

 

domingo, 24 de noviembre de 2024

Solucionado.

Dejé a los comensales de la Santa Cena en una caja de zapatos para que no se perdieran por casa mientras llevaba el cuadro a ponerle un nuevo cristal. Hubo protestas por su parte, cuando, al poner la tapa quedaron a oscuras. - ¡Eh, eh, boba de Coria! ¿Se ha ido la luz? ¡Ay, que cabezazo nos hemos dado por tu culpa, jodía! - Menos abusar de la comida y ahora no pasaría ésto (repliqué)

Hasta volver a casa con el cristal puesto no caí en la cuenta de que debería haber metido antes en el cuadro a los comensales. A ver por dónde entrarían ahora.

Al abrir la caja de zapatos también hubo quejas. Esta vez por quedar deslumbrados al recibir la luz del sol de golpe.

Después vino la pregunta clave: - ¿Por dónde entramos? - Pensé que me daríais la solución vosotros... - Yo me quedo fuera. - Fueron varios los que optaron por ello, Otros decidieron entrar... si daban con la puerta. Por último, hubo algunos indecisos.

Se pasaron el día entero discutiendo los pros y los contras sin llegar al consenso entre ellos hasta que llegó la noche y bajó la temperatura. 

Poco a poco, se fueron agrupando para darse calor pero, a medida que pasaron las horas el frío se acentuó y hasta mi cama llegó el castañeteo de sus dientes. - ¡No podré dormir! - Ya lo creo que dormí. Como un lirón.

Cuando, por la mañana recogí a Pascualita para desayunar juntas, al pasar junto al aparador, unos sonoros y acompasados ronquidos me dieron a entender que, en una de esas horas brujas de la madrugada, los comensales encontraron el consenso y la entrada al cuadro de la Santa Cena.

sábado, 23 de noviembre de 2024

Misterio resuelto.

Ese día algo explotó y fue contundente. ¿La barriga de Pascualita? No me extrañaría porque, últimamente, come más que antes. ¡Mucho más!

Si en lugar de una birria de sirena fuese una ballena ahora toda la casa estaría llena de su grasa y no habría por dónde cogerla. Patinaría y a poco que el viento soplara, la casa se deslizaría sobre sus cimientos recorriendo el barrio anunciando que se vendía a buen precio, aceite de ballena para las frías noches de invierno. Y ballenas, esas tiras que se usaban en la fabricación de fajas y te dejaban una cinturita de avispa.

Da para mucho un ballena. Pero no una birria de sirena. ¿Qué habrá sido de su hermosa cola de sardina? ¿O de su pelo-alga? ... Me estuve fijando y no vi ni rastro de Pascualita. Llamó la abuela: - "Si estás buscando a mi chiquirritina bonita, que sepas que está conmigo, boba de Coria"

Me acerqué a la Cristalera para anunciar, urbi et orbi, la noticia de la sirena. - Vaya (dijo el árbol de la calle) me hubiese gustado quedarme con la pila de lavar del comedor. Así siempre tendría agua para mis raíces. 

Se oyó: ¡cric!... ¡AAAAYYYY! El suelo se tiñó de rojo pasión. Pensé que mi primer abuelito había extendido una tela de seda china para darle colorido a la casa. Pero, no. Era sangre ¡¿De quién, porfa plis?! Mia... ¡¡¡M. I. A.!!! - Clavado en la planta del pie, un trozo de cristal del cuadro de la Santa Cena, presumía de moderno: - ¡Auténtica sangre de la nena, oiga! - La Cotilla guardó una poca para hacer botifarrones. 

Así que la explosión ocurrió en el cuadro. ¿Por qué? ¡Por rendirse ante la Gula! esa tragona que ha conseguido engordar a los comensales en un pispás. Al cristal no le ha quedado más remedio que estallar porque ya no cabía tanto gordo súbito.

viernes, 22 de noviembre de 2024

¿Hoy no se resuelve?... ¡vaya!

 ¡Qué sustoooooooo! El bombazo me tiró de boca bajo la mesa del comedor. De repente éste mueble que sirve para poner cosas encima, se convirtió en el héroe del día. Tras la terrible explosión pasó a ser la madre de todos los que estábamos con los pelos de punta y la boca abierta. 

Todos miramos y nos cobijamos entre aquellas cuatro patas de madera, tocándonos el cuerpo para saber a santo de qué venían los gritos, las ensaimadas, el chocolate y pare usted de contar. - ¿Te han robado, nena? - Preguntó mi primer abuelito desde el camerino de la prima ballarina. - ¿A mí?! Imposible? Tengo que hacer un buen caldo

 - Doy fé de que estábamos todos muy, muy nerviosos. - Con ellos todo era más fácil.  Bajo una lluvia impertinente, ésta se puso flamenca y los filos de las navajas echaron chispas.

La flamenca dijo con mucho arte: - ¡Jozú! ¡Arza! Ole!. Y con esto y un bizcocho, hasta mañana a las ocho.Y a quién Dios se la dé, San Pedro se la Bendiga. Y arrieritos somos y en el camino nos encontraremos.

Seguro que sí porque hay que resolver el misterio del ¡PUM!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  llevo un provernio Y 

jueves, 21 de noviembre de 2024

Pum.

Al árbol de la calle no le ha echo ni pizca de gracia que la Escoba se meta con su forma de cantar y de ser. Y como es un rencoroso de libro, ha llenado mi casa de hojas muertas, cualquiera sabe cómo, porque la Cristalera del balcón estaba cerrada a cal y canto.

La única que está feliz es Pascualita que le ha cogido afición a comer hojas secas de platanero y me temo que cogerá una indigestión . De momento ya tiene una barriga como no la había visto nunca.

- ¡Para ya de comer esa porquería! - Le sorprendió mi grito y quedó boquiabierta durante unos instantes. Y ese silencio me vino bien porque seguí oyendo el típico crujido de las patatillas. Eso indicó que había más tragaldabas de hojas... ¿Quién podía ser? Pensé en Pompilio pero, no. Siempre está ocupado, de acá para allá, corriendo en busca de parejas de calcetines y coger uno  para su colección. 

La voz de Pepe el jibarizado llegó, desde la cocina, límpia y clara como siempre: ¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

Seguro que tenía razón, solo que mi primer abuelito debía estar ocupado probándose sudarios de alta costura y no apareció para traducirme el enrevesado idioma del llavero. 

De repente sonó una fuerte discusión cerca del aparador del comedor. Allí estaba Pascualita saltando para entrar en el cuadro de la Santa Cena donde (me fijé) los comensales se habían apoderado de cientos de hojas secas con las que paliaban el hambre que pasan todo el año y que la egoísta de la sirena también quería para ella - ¡Te va a explotar la barriga! (grité)

¡¡¡PUM!!!

miércoles, 20 de noviembre de 2024

Tramuntana juguetona.

A la Cotilla no le ha quedado más remedio que volver a casa, de modo clandestino, para recoger lo que llevará al trapicheo. Ha entrado de puntillas, con una pamela enorme en la cabeza que le tapaba toda la cara. - ¿No me diga que la ha encontrado cerca de la tienda del señor Li, Cotilla? - Pues sí. Pero no des nombres por si ronda por ahí el puñetero de tu primer abuelito y me asusta. - ¡¿Ha robado la pamela?! - ¡Noooo! Una ráfaga de viento la traía volando y me la ha encasquetado. - ¡Que casualidad! 

De repente la lámpara del comedor se meció, sola y la Cotilla salió por pies.

En el comedor se había formado un guirigay entre el viento de Tramuntana, cuyas ráfagas jugaban a ver quién metía más hojas secas del platanero en casa. Discutían con la Cristalera que no quería abrirles, ayudado, en éste caso, por la escoba y la fregona que hicieron causa común con ella.

En medio de la escandalera escuché a la fregona preguntar a su amiga: - ¿Te han contestado ya los de el Grupo de Escobas Voladoras? - No, hija. Y estoy que trino con el puñetero platanero que solo sabe dar la murga con sus canciones y trabajo extra con las hoja.

Por el rabillo del ojo vi a Pascualita comiendo hojas secas a dos carrillos que, al ser mordidas, sonaban a patatilla

 

martes, 19 de noviembre de 2024

Malentendido.

Al parecer, a la Cotilla no le ha ido bien el asunto del trapicheo que se lleva entre manos y está de un humor de perros.  Le ve defectos a todo y no para de remugar. Espero que se le pase pronto porque, sino, la mandaré tarifando para el cuarto piso, que es donde está su casa. Estas mismas  palabras se las he dicho a la cara pensando que caería de rodillas ante mi, suplicando que no lo haga.

Pues no. Me ha dado un empujón y se ha encerrado en "su cuarto" Cinco minutos después ha salido, sin dejar de quejarse. Ha cogido la escoba. Ha barrido las hojas secas que jugaban al escondite en el comedor, con una energía que no es normal a sus muchos años, y tirándolas después por el balcón, a la calle. 

Casi de inmediato, llamaron al timbre. Era Bedulio el Municipal: - Abre la puerta que tengo que multarte por tirar basura a la vía pública. - ¡No he sido yo! - ¡Pero es tu casa! - ¡Ha sido la Cotilla! - ¡Abre! - ¡Ni hablar! - ¡¿Cómoooooo?!

La Escoba, puesta en jarras, me culpaba de haber permitido que trabajara en su horario de descanso. - ¡Tú tienes la culpa! - Su grito coincidió con el ¡Abre! de Bedulio y el ¡Ni hablar! mío. Y todo se lió porque ¿haber cómo le explico al Municipal que yo estaba hablando con una escoba que, encima, tenía razón?

- ¿Me necesitas, nena? - Mi querido primer abuelito acudió en mi ayuda y yo dije que sí. Al instante dos alaridos cortaron el aire y vi salir corriendo del portal de la finca, a la Cotilla y a Bedulio, cada uno por su lado.

A la Escoba la encontré echando una instancia al Viento, renunciando a servir en casa y pidiendo enrolarse en el prestigioso Grupo de las Escobas Voladoras. La élite de las escobas.

 

lunes, 18 de noviembre de 2024

Ay... que sano es el deporte... ay, ay...

- ¡Ay, ay, ay, aaayyyyyyyyyyyyyyyyyy! Tengo agujetas hasta en las pestañas por hacer caso a la abuela. Dice que no encuentro novio porque camino como un pato mareado. Porque tengo kilos de más y gracia de menos. Total, nada que no lo arregle un buen gimnasio en el que, además, hay buenos especímenes masculinos donde elegir... ¿especímen? ¿Qué será eso? .

El frufrú de la seda anunció la aparición de mi primer abuelito que, al oír mis quejas, vino en mi ayuda. - ¡Ooooooh, que sudario tan bonitooooo! (no pude por menos que decir) Era todo un espectáculo ver como el rojo pasión se adueñaba de los objetos del comedor. Incluso saltó al árbol de la calle que, emocionado, se sintió el árbol más elegante del barrio.

- He ido al gimnasio y me ha tocado en suerte un profesor experto en sadismo. - Ten cuidado con tu abuela... - He hecho tantas contorsiones que, al final de la clase, no había manera de deshacer el nudo en que me había convertido. Al final, a base de tirones, crujidos y alaridos míos, he recuperado mi figura habitual. Y ahora estoy que no me tengo en pie ay, ay, ay,...

- Encima no puedo comer fabada de bote, con lo que me gusta. Solo cosas verdes: lechuguita, lechuga, cogollos de lechuga... - Ten cuidado con la abuela... (dijo, de nuevo, mi primer abuelito)

Pascualita saltó de la pila de lavar del comedor, a mi escote. Estaba mojada y fría. El salto que di me descoyuntó lo poco que quedaba sano de mi persona.

Ahora estoy en la UCI por... ¡hip!... confundir el chinchón on the rocks con el... ¡hip!...  jarabe para la tos y bebérmelo a ...¡hip!... morro jijijiji ¡hip!

 

domingo, 17 de noviembre de 2024

¡La súper-mega-abuela!

Si la abuela ya era de por sí famosa en el barrio, por ser la única vecina que logró echarle el guante a uno de los solteros de oro de ocho o nueve apellidos mallorquines, convirtiéndose en millonaria consorte. Cuando algún vecino enseñaba el Paseo Marítimo a familiares de la Península, no dejaba de señalar la Torre del Paseo Marítimo: - ¡Ahí vive la mujer que ha dado brillo a nuestro barrio!... Lástima que su nieta no se parezca a ella. La pobre mujer solo le pide una cosa: un bisnieto ¡Nada más! Bueno, pues no se lo da ¿Se puede ser más egoísta?

Ahora, con el detalle de llevar a los proletarios del barrio hasta sus trabajos, sus colegios... etc., el Alcalde está pensando en erigirle una estatua que perpetúe su memoria.

Cuando conté ésto en casa Pascualita lloró de alegría y tuve que prepararle tres tazas de cola cao donde se tiró de cabeza hasta vaciarlas, dejando la cocina pringosa y embadurnada de chocolate: - Para quitarme los nervios (le dijo a mi primer abuelito)

El árbol de la calle alzó su vozarrón para pedir que instalasen la estatua junto a su tronco: - Las bolas de polvo saltaban de alegría: - ¡Saldremos en la tele, yupyyyyyyyyyyyyy!

Fueron las Cofre quienes pusieron cordura entre tanto guirigay: - ¡Se la comerá! (dijeron al unísono y todos echaron el freno Magdaleno - ¡Es verdad! - ¡Es un tragaldabas! (gritaron los comensales de la Santa Cena)

Y así fue trascurriendo el día. Los debates a cuenta de la nueva estatua para la Ciudad desataban, de tal modo las lenguas, que a la gente se les olvidó poner la tele. Mientras, Andresito seguía en la UCI recuperándose del soponcio del día anterior.

 


 

sábado, 16 de noviembre de 2024

Contentando al vecindario.

 A través del balcón abierto supe que llegaba la abuela con Geoooorge aparcando el rolls royce en la parada del bus. Hasta aquí todo normal. Pero en lugar de escuchar como metía la llave de casa en la cerradura y entraba como si fuera el rey Ricardo III corazón de León, reconvertido en Sean  Conneri (¡que más quisiera yo!) , se escuchó una pelea a gritos.

El árbol de la calle me llamó: - ¡Corre, nena! ¡Los vecinos han tomado el rolls royce por el autobús que no podrá aparcar en su parada y quieren que el inglés les lleve ¡gratis! ¿No vas a ir a ayudar a tu abuela? ¡La pueden zarandear! - ¡Ja! que lo intenten. La abuela es cinturón negro de judo. - ¿Ah, sí? ¿Geooorge también? - Ese solo es inglés.

Miramos de nuevo a la calle. El rolls royce se alejaba, conducido por Geoooorge y la abuela llevando la voz cantante para animar el viaje: ¡¡¡Para ser conductor de primeraaaaa, acelera, aceleraaaa...!!!

Esa mañana el coche hizo varios viajes para contentar a los vecinos que alucinaban: - ¡Nunca pensé en viajar en ésta maravilla! - Con ellos iba el chófer del bus que no quiso ser menos que los demás y gritaba, entusiasmado: - ¡Aparque usted dónde quiera, señora! ¡Es usted una Señora, señora!

Llamó Andresito: - Dile a tu abuela que se ponga al teléfono, nena. - No está... - Y le conté lo que pasaba. Al otro lado de la línea se oyó un porrazo. Mi segundo abuelito, que adora a su rolls royce, se había desmayado.

viernes, 15 de noviembre de 2024

Homenaje sentido.

Mientras desayunábamos Pascualita y yo, a nuestro alrededor se organizó un frenesí febril como no había visto nunca. Era todo tan rápido que no fui capaz de ver qué lo motivaba. Sin embargo la sirena no sintió ninguna curiosidad y siguió tirándose de cabeza dentro de su tazón de cola cao hasta que toda la cocina quedó rociada de tan rico batido.

Pepe el jibarizado si que se sintió molesto por el tornado casero montado en la cocina porque iba tan rápido que no le daba tiempo a fijar en él su ojo-catalejo y así enterarse de qué iba aquello.

Cuando por fin volvió la tranquilidad vimos a las Cofre sudorosas y tendidas en un suelo que brillaba como un diamante.

- ¿Qué os ha pasado? (pregunté cuando su respiración se normalizó) - La escoba, que suele llevar siempre la voz cantante, dijo, emocionada. - Después de ver como nuestras hermanas, escobas y fregonas, daban el callo tras la riada de Valencia sin desfallecer nunca, hemos sentido la necesidad de ofrecerles un homenaje... ¡snif!... Así que, sin mirar si era nuestro turno de trabajo, o no, hemos limpiado el suelo de casa como si estuviera lleno de barro. Va por vosotras, hermanas. Por las muchas de vosotras que han caído estando al pie del cañón.

Los personajes de casa, en posición de firmes, guardaron cinco minutos de silencio mientras  nuestras lágrimas encauzarón el camino hacia el balcón desparramándose luego hacia el alcorque del árbol de la calle.

jueves, 14 de noviembre de 2024

Repartiendo ganancias.

 Unos días después recordé el interés que mostró la Cotilla por los bañadores de casa. Y me dio el palpito de que había visto negocio en ellos. A partir de aquí ya no tuve nada más que hacer que esperarla para que me diera la mitad de las ganancias.

De la cocina llegó la voz sabia de Pepe el jibarizado: - OOOOOOOOOOOOOOOOOOO -  A la conversación se unió el comensal, de las treinta monedas, de la Santa Cena que empezó diciendo: - ¿Qué es un bañador? ¿Y un bikini? 

Las bolas de polvo no tenían ni idea. Su vida es muy corta y no se la pasan yendo a la playa o viendo revistas. Ninguno de los comensales había pescado algo así mientras fueron pescadores y no pudieron opinar. Tampoco Pepe el jibarizado tenía opinión al respecto, aunque daba igual porque no le entendíamos

 La única que lo sabía con certeza era Pascualita. Para ella era ridículo usar tela para meterse en el mar. Le bastaba con sus escamas y si acaso, con la parte de arriba del bikini para fardar de moderna aunque no hubiese sirenos para admirarlo o sirenas para criticarlo. Total, asunto zanjado.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! - Le solté a bocajarro: ¿Cotilla qué ha hecho con los bañadores? - Trapichear con ellos. Los cambié por un paquete de kleenex. Estoy constipada. - ¡Pues la mitad son míos! - Toma..., la mitad llena de mocos.

miércoles, 13 de noviembre de 2024

Cambio de tiempo.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! - La Cotilla entró en casa toda sofocada. - ¡No puede ser! ¡Esto se avisa! - ¿Qué le pasa? - Necesito bañadores, urgentemente. ¿Tú cuántos tienes, nena? - Dos - Buenos son. Miraré en el cantarano de tu abuela por si hubiera algo más... 

Un rato después salió, brazo en alto, enarbolando tres bikinis del año Catapún. - Algo es algo... - ¿Seguro que no tienes más, boba de Coria? - ¿Para qué los quiere si vamos camino del invierno? - Para los últimos chapuzones del año. - ¿No pensará venderlos? Los míos pueden durar cinco o seis años más. - Sí, hija: no me extraña que no tengas novio ni perrito que te ladre.

Nos sentamos frente a una jarra de chinchón on the rock y dimos buena cuenta de ella. -Va a hacer... ¡hip!.. calor, boba de Coria. - El año que... ¡hip!... viene jejejejeje ... - Noooooo ¡hip!.. Mañaaaaaana ¿a que has puesto el edre... ¡hip! ... don. Pues ¡a sudar...pano... ¡hip!... li.

Hemos comido a las cinco en punto de la tarde después de discutir un montón de horas, si subirán las temperaturas o no: _ ¡A treinta... ¡hip!... gradoooooos...! - No te tiro de los pelos... ¡hip¡ porque no sé si eres real ... ¡hip!... o una alucina... ¡hip!... ción.

El telediario de la noche contó que este fin de semana hará calor. Podemos llegar a los treinta grados en puntos de Peninsula y Baleares...

Pascualita, desde el borde de la pila de lavar, gritó y gesticuló, para que prestara atención al locutor pero yo ya no era de éste mundo. La Cotilla y yo dormíamos la mona soñando que nadábamos, tan ricamente, dentro de la botella de chinchón.

 

martes, 12 de noviembre de 2024

¡Un gotón!

Este otoño se han puesto, desgraciadamente, de moda las DANAS.  No me sonó este nombre.  Incluso se lo pregunté, por medio de mi primer abuelito, a Pascualita. Más que nada por los millones de experiencias vividas que tendrá ese bicho. 

- Dice que es una Gota fría. - ¡¿Una Gota?! ¿Estáis de cachondeo? ¡Será un Gotón! - Ante mis aspavientos, Pascualita hizo girar un dedo índice sobre su sien. - ¿Me llama majareta, abuelito? - ¡Sí! Por fin vas entendiendo el idioma sireno. Ya estoy cansado de traducir lo que dice. ¡Es tan parlanchina! 

- ¿Que la medio sardina habla por los codos? ¡No la oigo! ¿Acaso habla para adentro? - Es el idioma más antiguo que existe y solo ella lo habla. ¡Tienes una joya en casa!

- Estoy apañada con la joya... - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! A ver esa joya, boba de Coria - 

La Cotilla tiene muchos años y algunos achaques pero el oído es de recién nacido. No se le escapa una. - ¿Qué joya? - No te hagas la lista que se te ve el plumero. - Yo hablaba de la OLLA que me gustaría comprarme si tuviera posibles. - ¿Para qué la quieres si solo sabes abrir botes de fabada? - Que jodía...

 

lunes, 11 de noviembre de 2024

Preparando el ajuar.

Los pitos de los coches pitaban con fuerza a Geooorge  que subió las carteleras de cuatro en cuatro para sentarse ante el televisor sin soltar una sóla lágrima.

Los  tramos de escalera los subió de cuatro en cuatro. Entró en la salita, encendió la tele y se repantingó a ver deportes. Yo aluciné pero antes de poder abrir la boca (ella sí que estaba boquiabierta) la abuela pasó al comedor con un bolso enorme lleno de ... ropita de bebé. 

Había prendas de todos los estilo: roqueras, pijas, rococó... Estas pertenecieron, según contó ella, al ajuar de Luis XIV de Francia. Y regalado por ilustres sacacuartos de los bolsillos más humildes. Vamos, que había dónde escoger.

Prenda que cogía yo era vuelta del derecho y del revés para que no quedara en ni un solo pececillo de plata escondido entre las arrugas. 

Mientras la abuela cantaba las excelencia de la ropita, entré en la cocina y al ver que nadie me miraba, corté a tiritas blusitas, pololos, camisetas... Lo puse todo a macerar con especias y vino tinto. Horas después el aceite chiporroteaba, alegremente, en la satén antiaderente mientras las tiritas de tela se iban haciendo, cada vez, más apetitosas.



domingo, 10 de noviembre de 2024

Menudo lío...

Me despierta el timbre del teléfono. Abro los ojos y no veo nada. ¿Estoy soñando que es de noche? ¿se ha ido la  luz?... A tientas busco el móvil: ¿diga? - La voz carraspea con acento británico: - Ejem...Madame decir cosa a ti. - ¿Eres Geooooorge? ¡No veo! - Tu abrir luz, boba of Coria.

Mi señora abuela, al llegar a su casa después de horas de juerga en El Funeral, ordenó a su mayordomo inglés conectar conmigo para hablarme ¡de mi embarazo! - "... cada día mídete la tripa con  una cinta métrica para ir viendo como crece mi bisnieto. Te llamaré para saberlo" 

- ¡Oye, que no! ¡No hay nada! ¡NADAAAAA!

- "No trasnoches que no es bueno en tu estado"

Pasé la noche en vela, dando más vueltas que un molino hasta quedar hecha un lío con las sábanas, del que no podía salir. 


 

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sábado, 9 de noviembre de 2024

Nada. Ni caso.

Por más que lo intenté, la abuela no me hizo caso, ni cuando dije que no estaba embarazada, ni cuando dije NO a una paella ingles de Geooorge.  Primero porque estaba muy emocionada viéndose ya con su deseado bisnieto en brazos. Y segundo, porque pensó que era un antojo. - "Deja aparte la tirria que le tienes a Geoooorge porque, desde ahora, comerás sus comidas que son mucho más sanas que las de bote que comes tu".

- ¿Me estás diciendo que la fabada asturiana no es sana? ¿Y que la paella con té es buena?  ¡Esto es el mundo al revés! A mi no me pasa nada ¡Nada! ¡Quiero fabada! - "¿Vas a estar así de caprichosa los nueve meses de embarazo? He dicho que el inglés te guisará y no hay más que hablar. El bisnieto es mio y tiene que estar bien alimentado."

 Mi primer abuelito contempló la escena desde lo alto de la lámpara el comedor y cuando pensé que me defendería, va y se pone del lado de su ex ¡la que lo facturó al otro mundo! - Tu abuela quiere lo mejor para ti y el bebé, nena. - ¿De qué hablas? - De tu embarazo ¡Que casualidad que estéis a la vez la sirena y tú!

Corrí a ponerme una mascarilla: ¡Hay un virus que nos vuelve majaretas! - El árbol de la calle, que cantaba el Brindis de la Traviatta en honor a los "embarazos simultáneos", cerró la boca por miedo al contagio.

Los comensales de la Santa Cena cuchicheaban entre sí: - ¿Qué pasa? - No estás casada... - No... ¿pensáis que estoy en pecado? - Eso es cosa tuya ¡Nosotros queremos el banquete!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! Holaaaaaaaa. Enhorabuenaaaaaa Me ha dicho tu abuela que... - Cerré los ojos mientras medio litro de chinchón on the rocks pasaba de la botella a mi estómago donde se mezcló con los guisantes y zanahorias cocidas que me hizo el inglés... Que... ¡hip!... jodío...


viernes, 8 de noviembre de 2024

¡Embarazada!

Al parecer, Pascualita ha dado por finalizada su carrera de modelo de Alta Costura. No sale de la pila de lavar del comedor, pese a que mi primer abuelito, aparece cada día con un modelo exclusivo de sudario a cual más sofisticado.

- ¿Qué le pasa, nena? - Está apática. - ¿Eso quiere decir que se acerca otro período de celo? - Vete tú a saber... O está menopáusica. - Ah, ¿las sirenas también tienen eso? . No me mires con ésta cara, abuelito que yo nací en el siglo pasado y no en muchos milenios atrás. ¡Yo qué sé! - Podrían haber dejado constancia de esas cosas dibujadas en alguna cueva... - ¿En cuál de ellas porque hay millones... 

Seguimos divagando durante tres horas más hasta danos cuenta de que Pascualita, sentada en el borde de la pila de lavar, no se perdía ni una sílaba de nuestra conversación. - ¿Tienes algo que decir? (preguntó el abuelito) - ¡Vaya si tenía! -  Dice que... ¡EMBARAZADA! 

La palabra, liberada de la autocensura, creció y creció hasta llenar la casa que, desde entonces permanecía en un asombrado silencio. La palabra llegó al balcón y tomando impulso, saltó al vacío donde las corrientes de aire la elevaron sobre la ciudad mientras no dejaba de crecer. 

Esto ocurrió mientras la abuela, seguida de Geooorge el mayordomo inglés, salía del rolls royce aparcado en la parada del bus.

Entró en casa como un elefante en una cacharrería. - "¡¿Estás embarazada?! ¡¡¡Por fin!!! - Geooorge, prepara una paella inglesa para la nena. Y una normal para Pasc... ¡para dos!"

jueves, 7 de noviembre de 2024

La belleza efímera.

¡Hay que ver cómo está el patio! A Pascualita se le ha subido el ego hasta la punta de sus pelos-algas. No hay quien la aguante desde que luce, cada día, un modelo de alta costura de mi primer abuelito. Solo le falta decir que la llamemos Majestad.

Se planta ante el espejo del aparador y allí imita (según ella) a las grandes divas de la Pasarela durante horas. Al principio les hizo mucha gracia a los comensales de la Santa Cena que se lo pasaban pipa viendo los meneos de la medio sardina, reptando de acá para allá. Se lo pasaron tan bien que, incluso se olvidaron del hambre que pasan hasta que llegue Semana Santa. 

Jaleaban, silbaban, señalaban  y piropeaban con más, o menos gracia y así el tiempo les pasaba más deprisa. Pero todo cansa y hasta las bolas de polvo, que al principio, imitaron a Pascualita, ahora pasan de ella. Solo le quedan dos admiradoras: las COFRE. Son estilizadas, cimbreantes, se mueven con elegancia y lucen melena. Lo que les da un plus de glamour cuando las mueven al viento. Algo de lo que no puede presumir la sirena que tiene cuatro algas mal contadas y eso le sienta como un tiro. Y a Pascualita, celosa, hay que temerla. 

Pero he aquí que apareció la Belleza, personificada en una espléndida mariposa, de alas de fuertes colores acerados que nos dejó boquiabiertos. Volaba con una gracia innata. Se posaba, lánguidamente sobre la nariz del alma de mi primer abuelito que babeaba como un colegial ante un bolly cao.

Dicen que la belleza es efímera y Pascualita se encargó en hacer realidad el refrán en cuanto la mariposa se le puso a tiro. En un visto y no visto, se la comió. Fue todo tan rápido que la mariposa todavía se estará preguntando - ¿Quién habrá apagado la luz?

 

miércoles, 6 de noviembre de 2024

A ver lo que dura.

Aún dura el choteo de los "Sin pies" Desde el día que pagó caro su orgullo no hemos vuelto a ver el pelo a Pompilio. Al principio creímos que se había ido a vivir a Pernambuco pero unos pequeños tornados en casa. De esos que mueven las hojas de los periódicos sin venir a cuento, nos confirmaron lo contrario. Lo que pasa es que cruza entre nosotros a velocidad de vértigo y se esconde en su cubil.

Como no lo ven, los Sin pies no tienen de qué reír y pronto arrinconaron el tema. La que ha dado más caña ha sido Pascualita porque es más pesada que una vaca en brazos. Hasta tuvo que intervenir mi primer abuelito y ofrecerle algo sustancioso para que dejara el tema. Y lo que le propuso la dejó turulata y encantada de haberse conocido.

- Cada día te pondrás alguno de mis sudarios exclusivos. Serás la más elegante de ésta casa ¿qué te parece?... Sí. Más que mi nieta... (le dio un ataque de risa a la medio sardina.) también más que mi ex (la sirena puso los ojos en blanco y a mi me dio repelús) 

 Vestida de Chanel, de Dior, de Versache... la sirena puso en valor el refrán de dice que aunque la mona se vista de seda, mona se queda. En este caso, en medio sardina. Pero estamos encantados los de casa porque parece que el glamour ha calmado el puñetero genio de Pascualita y hace un tiempo que no saca la dentadura de tiburón a pasear.

martes, 5 de noviembre de 2024

Pompilio.

 A Pompilio se le ha subido el ego a la cabeza después de ser alabado como el mejor de los magos, habidos y por haber, por gentes muy importantes. Todos los medios de comunicación cuentan y no acaban, del arte del pequeño gnomo que es capaz de quitar miles de calcetines, de los mismisimos pies, sin que el dueño se de cuenta.

A todo ésto, el árbol de la calle lo hace rabiar diciéndole que a él NUNCA le quitará un calcetín. Buenooo... no le gustó esto. Es más, lo tomó como un reto y muy chulito dijo: Te lo demuestro cuando quieras, Por ejemplo, aquí y ahora. 

El guante estaba lanzado y quien lo recogió (es un modo de hablar) fue Pepe el  jibarizado. - A mi tampoco me lo quitarás. - ¡¿Que no?! Vais a hacer el ridículo mundial. ¡Pues anda que no soy yo nadie!

Otra que se unió a los retadores fue Pascualita. - ¿Estás segura? (le pregunté) - ¡Claro que sí, boba de Coria! Varias bolas de polvo también quisieron probar y lanzaban gritos de ¡Oe, oe, oe, oeeeeee! para animarse.

Mi primer abuelito, elegantísimo con su nuevo sudario de arbitro lleno de pitos y tarjetas, rojas y amarillas, que no paraban de revolotear a su al rededor.

Empezó el reto. Pompilio iba de unos a otros buscando calcetines. La salida fue muy rápida pero poco después, el desánimo cayó sobre él que no entendía nada. Finalmente se sentó en el suelo, desmoralizado. - Hacéis trampas... No lleváis calcetines... Eso es hacer trampa... 

Después de reír un buen rato a su costa, el árbol de la calle, dijo: - No tenemos pies, pardillo. - El gnomo se rascó la cabeza y dijo: - No hay reto porque estáis mal echo, pobrecillos. Y levantando, orgulloso, la cabeza, desapareció a toda velocidad, dejando a los "concursantes" con el ánimo arrastrado por el suelo... y la sensación de ser más feos que Picio.


 

lunes, 4 de noviembre de 2024

Ansiedad.

¡La que se ha liado en el cuadro de la Santa Cena cuando Pascualita se ha dado cuenta de que allí no hay agua sino, vino! 

La sirena ha evolucionado tanto desde que vive en casa, que ya no tiene que zambullirse, cada dos por tres, para no ahogarse. Ella sola ha ido regulando sus branquias adaptándolas hasta hacerlas, casi, pulmones. Por eso se pasa horas fuera de la pila de lavar del comedor.  Sabe que, en cuanto necesite agua de mar la tendrá al momento... pero en el cuadro de la Santa Cena, no hay playa.

Cuando Pascualita se dio cuenta tuvo un severo ataque de ansiedad. Y atacó. Las mandíbulas de tiburón sonaban así: ¡¡¡CLAC, CLAC, CLAC!!!  y más de un comensal quedó con el culo al aire, cuando le arrancó trozos de túnica

Aquello se convirtió en una ensalada de gritos y carreras. En un momento dado, cayó al suelo la bolsa con las treinta monedas y éstas rodaron por el suelo en busca de rendijas donde esconderse. Afortunadamente porque una de ellas encontró el camino de salida del cuadro. Mi primer abuelito dejó en suspenso una prueba del nuevo sudario de Versache, que llevaba camino de ser espectacular, para acudir a enterarse de ¿a qué venía tanta escandalera?

Fue mano de santo. Guió a una medio sardina dando sus últimas boqueadas, hacia la rendija salvadora. Segundos después Pascualita se hundió en las profundidades de la pilar de lavar del comedor y respiré tranquila hasta que, Pompilio, llegó con tal cargamento de calcetines viudos que, a penas, podía dar un paso. - ¿Para Valencia? (pregunté) - ¡No! Para mi. Empiezo una nueva colección.

Al día siguiente fue noticia de portada en el mundo entero, la desaparición de miles de calcetines desparejados.

 

 

domingo, 3 de noviembre de 2024

Historias de casa.

El árbol de la calle nos ameniza la mañana cantando con su potente voz, todo lo que le viene en gana. El repertorio ha sido muy extenso y la solución a tanta tabarra ya empieza a verse: ¡se está quedando afónico!

Pepe el jibarizado, que sigue vigilando los movimientos del señor Li, está encantado con su trabajo. Y como no tiene orejas... bueno, sí que tiene pero de adorno porque dentro no hay nada, no le ha molestado, ni poco ni mucho el cante del árbol. 

En cuanto el señor Li cambia de postura, Pepe lanza su consabido OOOOOOOOOOOOOOOOOOO y deja que su ojo-catalejo, siga dando la vuelta entera a su alrededor.

He querido saber si el señor Li ha echo borrón y cuenta nueva con la historia de las gambas gordas y he ido a sentarme en el banco, a su lado. En cuanto me ha visto ha preguntado. - Yo vel gamba golda en tu casa.  - ¿Ah, sí? ¿cuántas? - Una... Yo quelel muchas. - ¿Ha preguntado al chino del Restaurante chino si él tiene en su despensa? - No... ¿El tenel? - Ah, no sé...

El señor Li se levantó del banco, puso las manos a su espalda y caminando, xino xano, se marchó pensativo.

En casa había un gran alboroto: - ¡El de las treinta monedas ha raptado a Pascualita! - ¡Imposible (dije yo) - Mi primer abuelito me sacó de mi error: - La sirena está dentro del cuadro de la Santa Cena. 

La llamé y apareció reptando sobre las migas de pan de dos mil años. Me puse al lado del cuadro, con todos los comensales al rededor de Pascualita. Me puse yo también y salió un selfi precioso e histórico donde los haya. Se lo he mandado a la abuela.

sábado, 2 de noviembre de 2024

SOLIDARIDAD.

Estos días se cuentan historias que hablan de solidaridad con quienes han perdido vidas y haciendas. Hay mucha gente buena. Muchísima, que pone sordina a los actos que llevan a cabo. Todo lo contrario que ocurre con las gentes que disfrutan haciendo el mal. Emplean bombo y platillos para esparcir su porquería y por eso, parece que son más.

En casa, quien menos pensábamos, nos ha dado una lección de solidaridad: Pompilio. El pequeño gnomo, cuya misión en la vida es desparejar calcetines, ha entrado como una centella en el comedor. Ha frenado en seco y poniéndose de puntillas para que se le vea bien, ha gritado: - ¡Dono TODOS MIS CALCETINES PARA QUE, QUIENES LOS NECESITEN, TENGAN UN PIE CALIENTE, POR LO MENOS!

Boquiabiertos, ojipláticos, estupefactos...quedamos. Muchos pares de Ojos lo contemplaron, desde distintos ángulos, sin saber qué decir porque no tienen costumbre de hablar sino de mirar. La Boca estuvo a punto de saltar, ofendidísima, pensando que los Ojos iban a usurparle su lugar en el mundo pero no fue así. La Boca habló por los codos, que para eso está.

Los Codos, incómodos por tener que aguantar parrafadas que, ni entienden ni necesitan. Y encima, no pueden decir esta Boca es mía porque no lo tienen claro.

De repente, los personajes y yo, aplaudimos a rabiar a Pompilio que, azorado, estaba como un tomate y henchido de satisfacción. ¡Bravo por él!

viernes, 1 de noviembre de 2024

Jueves, 30 de octubre de 2024:

Todo estaba preparado para celebrar la Noche de todos los Santos. Incluso nos llegaron los rosario dulces que mandó la abuela y dimos buena cuenta de ellos Pascualita y yo. Por la calle deambulaban grupos de fantasmas, Dráculas y vampiras entre risas, chuches y maquillajes terroríficos. La noche prometía miedo... Y lo cumplió porque el cielo, que debía estar harto de ver lo mismo cada año, volcó, sin piedad, cantidades inmensas de agua sobre los pobres mortales.

El agua, liberada de los encorsetados cauces, corría feliz, uniéndose a otros arroyos e incrementando su fuerza de caballo desbocado. Saltaba, derrapaba en las curvas. Paredes, puentes, casas, historias familiares, coches, trenes, autocares, árboles, asfalto, personas... fueron abatidos sin piedad en un macabro akelarre que no tenía fin.

En un alarde de su poderío, el agua asesina movía con destreza la batuta, liderando un concierto de rugidos, choques de coches, gritos de seres humanos dejados de la mano de Dios. Los relámpagos rasgaban el cielo mostrando, apenas, el resultado de su locura.

El agua alcanzó alturas y velocidades nunca vista en tierras valencianas. Buscaba con ansia a sus víctimas hasta dar con ellas y destrozarlas... Las cifras de muertos van por 205. 

El caballo sigue desbocado... Pasará la noche en Mallorca, Ojalá pase de puntillas.