martes, 12 de noviembre de 2024

¡Un gotón!

Este otoño se han puesto, desgraciadamente, de moda las DANAS.  No me sonó este nombre.  Incluso se lo pregunté, por medio de mi primer abuelito, a Pascualita. Más que nada por los millones de experiencias vividas que tendrá ese bicho. 

- Dice que es una Gota fría. - ¡¿Una Gota?! ¿Estáis de cachondeo? ¡Será un Gotón! - Ante mis aspavientos, Pascualita hizo girar un dedo índice sobre su sien. - ¿Me llama majareta, abuelito? - ¡Sí! Por fin vas entendiendo el idioma sireno. Ya estoy cansado de traducir lo que dice. ¡Es tan parlanchina! 

- ¿Que la medio sardina habla por los codos? ¡No la oigo! ¿Acaso habla para adentro? - Es el idioma más antiguo que existe y solo ella lo habla. ¡Tienes una joya en casa!

- Estoy apañada con la joya... - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! A ver esa joya, boba de Coria - 

La Cotilla tiene muchos años y algunos achaques pero el oído es de recién nacido. No se le escapa una. - ¿Qué joya? - No te hagas la lista que se te ve el plumero. - Yo hablaba de la OLLA que me gustaría comprarme si tuviera posibles. - ¿Para qué la quieres si solo sabes abrir botes de fabada? - Que jodía...

 

lunes, 11 de noviembre de 2024

Preparando el ajuar.

Los pitos de los coches pitaban con fuerza a Geooorge  que subió las carteleras de cuatro en cuatro para sentarse ante el televisor sin soltar una sóla lágrima.

Los  tramos de escalera los subió de cuatro en cuatro. Entró en la salita, encendió la tele y se repantingó a ver deportes. Yo aluciné pero antes de poder abrir la boca (ella sí que estaba boquiabierta) la abuela pasó al comedor con un bolso enorme lleno de ... ropita de bebé. 

Había prendas de todos los estilo: roqueras, pijas, rococó... Estas pertenecieron, según contó ella, al ajuar de Luis XIV de Francia. Y regalado por ilustres sacacuartos de los bolsillos más humildes. Vamos, que había dónde escoger.

Prenda que cogía yo era vuelta del derecho y del revés para que no quedara en ni un solo pececillo de plata escondido entre las arrugas. 

Mientras la abuela cantaba las excelencia de la ropita, entré en la cocina y al ver que nadie me miraba, corté a tiritas blusitas, pololos, camisetas... Lo puse todo a macerar con especias y vino tinto. Horas después el aceite chiporroteaba, alegremente, en la satén antiaderente mientras las tiritas de tela se iban haciendo, cada vez, más apetitosas.



domingo, 10 de noviembre de 2024

Menudo lío...

Me despierta el timbre del teléfono. Abro los ojos y no veo nada. ¿Estoy soñando que es de noche? ¿se ha ido la  luz?... A tientas busco el móvil: ¿diga? - La voz carraspea con acento británico: - Ejem...Madame decir cosa a ti. - ¿Eres Geooooorge? ¡No veo! - Tu abrir luz, boba of Coria.

Mi señora abuela, al llegar a su casa después de horas de juerga en El Funeral, ordenó a su mayordomo inglés conectar conmigo para hablarme ¡de mi embarazo! - "... cada día mídete la tripa con  una cinta métrica para ir viendo como crece mi bisnieto. Te llamaré para saberlo" 

- ¡Oye, que no! ¡No hay nada! ¡NADAAAAA!

- "No trasnoches que no es bueno en tu estado"

Pasé la noche en vela, dando más vueltas que un molino hasta quedar hecha un lío con las sábanas, del que no podía salir. 


 

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sábado, 9 de noviembre de 2024

Nada. Ni caso.

Por más que lo intenté, la abuela no me hizo caso, ni cuando dije que no estaba embarazada, ni cuando dije NO a una paella ingles de Geooorge.  Primero porque estaba muy emocionada viéndose ya con su deseado bisnieto en brazos. Y segundo, porque pensó que era un antojo. - "Deja aparte la tirria que le tienes a Geoooorge porque, desde ahora, comerás sus comidas que son mucho más sanas que las de bote que comes tu".

- ¿Me estás diciendo que la fabada asturiana no es sana? ¿Y que la paella con té es buena?  ¡Esto es el mundo al revés! A mi no me pasa nada ¡Nada! ¡Quiero fabada! - "¿Vas a estar así de caprichosa los nueve meses de embarazo? He dicho que el inglés te guisará y no hay más que hablar. El bisnieto es mio y tiene que estar bien alimentado."

 Mi primer abuelito contempló la escena desde lo alto de la lámpara el comedor y cuando pensé que me defendería, va y se pone del lado de su ex ¡la que lo facturó al otro mundo! - Tu abuela quiere lo mejor para ti y el bebé, nena. - ¿De qué hablas? - De tu embarazo ¡Que casualidad que estéis a la vez la sirena y tú!

Corrí a ponerme una mascarilla: ¡Hay un virus que nos vuelve majaretas! - El árbol de la calle, que cantaba el Brindis de la Traviatta en honor a los "embarazos simultáneos", cerró la boca por miedo al contagio.

Los comensales de la Santa Cena cuchicheaban entre sí: - ¿Qué pasa? - No estás casada... - No... ¿pensáis que estoy en pecado? - Eso es cosa tuya ¡Nosotros queremos el banquete!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! Holaaaaaaaa. Enhorabuenaaaaaa Me ha dicho tu abuela que... - Cerré los ojos mientras medio litro de chinchón on the rocks pasaba de la botella a mi estómago donde se mezcló con los guisantes y zanahorias cocidas que me hizo el inglés... Que... ¡hip!... jodío...


viernes, 8 de noviembre de 2024

¡Embarazada!

Al parecer, Pascualita ha dado por finalizada su carrera de modelo de Alta Costura. No sale de la pila de lavar del comedor, pese a que mi primer abuelito, aparece cada día con un modelo exclusivo de sudario a cual más sofisticado.

- ¿Qué le pasa, nena? - Está apática. - ¿Eso quiere decir que se acerca otro período de celo? - Vete tú a saber... O está menopáusica. - Ah, ¿las sirenas también tienen eso? . No me mires con ésta cara, abuelito que yo nací en el siglo pasado y no en muchos milenios atrás. ¡Yo qué sé! - Podrían haber dejado constancia de esas cosas dibujadas en alguna cueva... - ¿En cuál de ellas porque hay millones... 

Seguimos divagando durante tres horas más hasta danos cuenta de que Pascualita, sentada en el borde de la pila de lavar, no se perdía ni una sílaba de nuestra conversación. - ¿Tienes algo que decir? (preguntó el abuelito) - ¡Vaya si tenía! -  Dice que... ¡EMBARAZADA! 

La palabra, liberada de la autocensura, creció y creció hasta llenar la casa que, desde entonces permanecía en un asombrado silencio. La palabra llegó al balcón y tomando impulso, saltó al vacío donde las corrientes de aire la elevaron sobre la ciudad mientras no dejaba de crecer. 

Esto ocurrió mientras la abuela, seguida de Geooorge el mayordomo inglés, salía del rolls royce aparcado en la parada del bus.

Entró en casa como un elefante en una cacharrería. - "¡¿Estás embarazada?! ¡¡¡Por fin!!! - Geooorge, prepara una paella inglesa para la nena. Y una normal para Pasc... ¡para dos!"

jueves, 7 de noviembre de 2024

La belleza efímera.

¡Hay que ver cómo está el patio! A Pascualita se le ha subido el ego hasta la punta de sus pelos-algas. No hay quien la aguante desde que luce, cada día, un modelo de alta costura de mi primer abuelito. Solo le falta decir que la llamemos Majestad.

Se planta ante el espejo del aparador y allí imita (según ella) a las grandes divas de la Pasarela durante horas. Al principio les hizo mucha gracia a los comensales de la Santa Cena que se lo pasaban pipa viendo los meneos de la medio sardina, reptando de acá para allá. Se lo pasaron tan bien que, incluso se olvidaron del hambre que pasan hasta que llegue Semana Santa. 

Jaleaban, silbaban, señalaban  y piropeaban con más, o menos gracia y así el tiempo les pasaba más deprisa. Pero todo cansa y hasta las bolas de polvo, que al principio, imitaron a Pascualita, ahora pasan de ella. Solo le quedan dos admiradoras: las COFRE. Son estilizadas, cimbreantes, se mueven con elegancia y lucen melena. Lo que les da un plus de glamour cuando las mueven al viento. Algo de lo que no puede presumir la sirena que tiene cuatro algas mal contadas y eso le sienta como un tiro. Y a Pascualita, celosa, hay que temerla. 

Pero he aquí que apareció la Belleza, personificada en una espléndida mariposa, de alas de fuertes colores acerados que nos dejó boquiabiertos. Volaba con una gracia innata. Se posaba, lánguidamente sobre la nariz del alma de mi primer abuelito que babeaba como un colegial ante un bolly cao.

Dicen que la belleza es efímera y Pascualita se encargó en hacer realidad el refrán en cuanto la mariposa se le puso a tiro. En un visto y no visto, se la comió. Fue todo tan rápido que la mariposa todavía se estará preguntando - ¿Quién habrá apagado la luz?

 

miércoles, 6 de noviembre de 2024

A ver lo que dura.

Aún dura el choteo de los "Sin pies" Desde el día que pagó caro su orgullo no hemos vuelto a ver el pelo a Pompilio. Al principio creímos que se había ido a vivir a Pernambuco pero unos pequeños tornados en casa. De esos que mueven las hojas de los periódicos sin venir a cuento, nos confirmaron lo contrario. Lo que pasa es que cruza entre nosotros a velocidad de vértigo y se esconde en su cubil.

Como no lo ven, los Sin pies no tienen de qué reír y pronto arrinconaron el tema. La que ha dado más caña ha sido Pascualita porque es más pesada que una vaca en brazos. Hasta tuvo que intervenir mi primer abuelito y ofrecerle algo sustancioso para que dejara el tema. Y lo que le propuso la dejó turulata y encantada de haberse conocido.

- Cada día te pondrás alguno de mis sudarios exclusivos. Serás la más elegante de ésta casa ¿qué te parece?... Sí. Más que mi nieta... (le dio un ataque de risa a la medio sardina.) también más que mi ex (la sirena puso los ojos en blanco y a mi me dio repelús) 

 Vestida de Chanel, de Dior, de Versache... la sirena puso en valor el refrán de dice que aunque la mona se vista de seda, mona se queda. En este caso, en medio sardina. Pero estamos encantados los de casa porque parece que el glamour ha calmado el puñetero genio de Pascualita y hace un tiempo que no saca la dentadura de tiburón a pasear.

martes, 5 de noviembre de 2024

Pompilio.

 A Pompilio se le ha subido el ego a la cabeza después de ser alabado como el mejor de los magos, habidos y por haber, por gentes muy importantes. Todos los medios de comunicación cuentan y no acaban, del arte del pequeño gnomo que es capaz de quitar miles de calcetines, de los mismisimos pies, sin que el dueño se de cuenta.

A todo ésto, el árbol de la calle lo hace rabiar diciéndole que a él NUNCA le quitará un calcetín. Buenooo... no le gustó esto. Es más, lo tomó como un reto y muy chulito dijo: Te lo demuestro cuando quieras, Por ejemplo, aquí y ahora. 

El guante estaba lanzado y quien lo recogió (es un modo de hablar) fue Pepe el  jibarizado. - A mi tampoco me lo quitarás. - ¡¿Que no?! Vais a hacer el ridículo mundial. ¡Pues anda que no soy yo nadie!

Otra que se unió a los retadores fue Pascualita. - ¿Estás segura? (le pregunté) - ¡Claro que sí, boba de Coria! Varias bolas de polvo también quisieron probar y lanzaban gritos de ¡Oe, oe, oe, oeeeeee! para animarse.

Mi primer abuelito, elegantísimo con su nuevo sudario de arbitro lleno de pitos y tarjetas, rojas y amarillas, que no paraban de revolotear a su al rededor.

Empezó el reto. Pompilio iba de unos a otros buscando calcetines. La salida fue muy rápida pero poco después, el desánimo cayó sobre él que no entendía nada. Finalmente se sentó en el suelo, desmoralizado. - Hacéis trampas... No lleváis calcetines... Eso es hacer trampa... 

Después de reír un buen rato a su costa, el árbol de la calle, dijo: - No tenemos pies, pardillo. - El gnomo se rascó la cabeza y dijo: - No hay reto porque estáis mal echo, pobrecillos. Y levantando, orgulloso, la cabeza, desapareció a toda velocidad, dejando a los "concursantes" con el ánimo arrastrado por el suelo... y la sensación de ser más feos que Picio.


 

lunes, 4 de noviembre de 2024

Ansiedad.

¡La que se ha liado en el cuadro de la Santa Cena cuando Pascualita se ha dado cuenta de que allí no hay agua sino, vino! 

La sirena ha evolucionado tanto desde que vive en casa, que ya no tiene que zambullirse, cada dos por tres, para no ahogarse. Ella sola ha ido regulando sus branquias adaptándolas hasta hacerlas, casi, pulmones. Por eso se pasa horas fuera de la pila de lavar del comedor.  Sabe que, en cuanto necesite agua de mar la tendrá al momento... pero en el cuadro de la Santa Cena, no hay playa.

Cuando Pascualita se dio cuenta tuvo un severo ataque de ansiedad. Y atacó. Las mandíbulas de tiburón sonaban así: ¡¡¡CLAC, CLAC, CLAC!!!  y más de un comensal quedó con el culo al aire, cuando le arrancó trozos de túnica

Aquello se convirtió en una ensalada de gritos y carreras. En un momento dado, cayó al suelo la bolsa con las treinta monedas y éstas rodaron por el suelo en busca de rendijas donde esconderse. Afortunadamente porque una de ellas encontró el camino de salida del cuadro. Mi primer abuelito dejó en suspenso una prueba del nuevo sudario de Versache, que llevaba camino de ser espectacular, para acudir a enterarse de ¿a qué venía tanta escandalera?

Fue mano de santo. Guió a una medio sardina dando sus últimas boqueadas, hacia la rendija salvadora. Segundos después Pascualita se hundió en las profundidades de la pilar de lavar del comedor y respiré tranquila hasta que, Pompilio, llegó con tal cargamento de calcetines viudos que, a penas, podía dar un paso. - ¿Para Valencia? (pregunté) - ¡No! Para mi. Empiezo una nueva colección.

Al día siguiente fue noticia de portada en el mundo entero, la desaparición de miles de calcetines desparejados.

 

 

domingo, 3 de noviembre de 2024

Historias de casa.

El árbol de la calle nos ameniza la mañana cantando con su potente voz, todo lo que le viene en gana. El repertorio ha sido muy extenso y la solución a tanta tabarra ya empieza a verse: ¡se está quedando afónico!

Pepe el jibarizado, que sigue vigilando los movimientos del señor Li, está encantado con su trabajo. Y como no tiene orejas... bueno, sí que tiene pero de adorno porque dentro no hay nada, no le ha molestado, ni poco ni mucho el cante del árbol. 

En cuanto el señor Li cambia de postura, Pepe lanza su consabido OOOOOOOOOOOOOOOOOOO y deja que su ojo-catalejo, siga dando la vuelta entera a su alrededor.

He querido saber si el señor Li ha echo borrón y cuenta nueva con la historia de las gambas gordas y he ido a sentarme en el banco, a su lado. En cuanto me ha visto ha preguntado. - Yo vel gamba golda en tu casa.  - ¿Ah, sí? ¿cuántas? - Una... Yo quelel muchas. - ¿Ha preguntado al chino del Restaurante chino si él tiene en su despensa? - No... ¿El tenel? - Ah, no sé...

El señor Li se levantó del banco, puso las manos a su espalda y caminando, xino xano, se marchó pensativo.

En casa había un gran alboroto: - ¡El de las treinta monedas ha raptado a Pascualita! - ¡Imposible (dije yo) - Mi primer abuelito me sacó de mi error: - La sirena está dentro del cuadro de la Santa Cena. 

La llamé y apareció reptando sobre las migas de pan de dos mil años. Me puse al lado del cuadro, con todos los comensales al rededor de Pascualita. Me puse yo también y salió un selfi precioso e histórico donde los haya. Se lo he mandado a la abuela.

sábado, 2 de noviembre de 2024

SOLIDARIDAD.

Estos días se cuentan historias que hablan de solidaridad con quienes han perdido vidas y haciendas. Hay mucha gente buena. Muchísima, que pone sordina a los actos que llevan a cabo. Todo lo contrario que ocurre con las gentes que disfrutan haciendo el mal. Emplean bombo y platillos para esparcir su porquería y por eso, parece que son más.

En casa, quien menos pensábamos, nos ha dado una lección de solidaridad: Pompilio. El pequeño gnomo, cuya misión en la vida es desparejar calcetines, ha entrado como una centella en el comedor. Ha frenado en seco y poniéndose de puntillas para que se le vea bien, ha gritado: - ¡Dono TODOS MIS CALCETINES PARA QUE, QUIENES LOS NECESITEN, TENGAN UN PIE CALIENTE, POR LO MENOS!

Boquiabiertos, ojipláticos, estupefactos...quedamos. Muchos pares de Ojos lo contemplaron, desde distintos ángulos, sin saber qué decir porque no tienen costumbre de hablar sino de mirar. La Boca estuvo a punto de saltar, ofendidísima, pensando que los Ojos iban a usurparle su lugar en el mundo pero no fue así. La Boca habló por los codos, que para eso está.

Los Codos, incómodos por tener que aguantar parrafadas que, ni entienden ni necesitan. Y encima, no pueden decir esta Boca es mía porque no lo tienen claro.

De repente, los personajes y yo, aplaudimos a rabiar a Pompilio que, azorado, estaba como un tomate y henchido de satisfacción. ¡Bravo por él!

viernes, 1 de noviembre de 2024

Jueves, 30 de octubre de 2024:

Todo estaba preparado para celebrar la Noche de todos los Santos. Incluso nos llegaron los rosario dulces que mandó la abuela y dimos buena cuenta de ellos Pascualita y yo. Por la calle deambulaban grupos de fantasmas, Dráculas y vampiras entre risas, chuches y maquillajes terroríficos. La noche prometía miedo... Y lo cumplió porque el cielo, que debía estar harto de ver lo mismo cada año, volcó, sin piedad, cantidades inmensas de agua sobre los pobres mortales.

El agua, liberada de los encorsetados cauces, corría feliz, uniéndose a otros arroyos e incrementando su fuerza de caballo desbocado. Saltaba, derrapaba en las curvas. Paredes, puentes, casas, historias familiares, coches, trenes, autocares, árboles, asfalto, personas... fueron abatidos sin piedad en un macabro akelarre que no tenía fin.

En un alarde de su poderío, el agua asesina movía con destreza la batuta, liderando un concierto de rugidos, choques de coches, gritos de seres humanos dejados de la mano de Dios. Los relámpagos rasgaban el cielo mostrando, apenas, el resultado de su locura.

El agua alcanzó alturas y velocidades nunca vista en tierras valencianas. Buscaba con ansia a sus víctimas hasta dar con ellas y destrozarlas... Las cifras de muertos van por 205. 

El caballo sigue desbocado... Pasará la noche en Mallorca, Ojalá pase de puntillas.