viernes, 15 de noviembre de 2024

Homenaje sentido.

Mientras desayunábamos Pascualita y yo, a nuestro alrededor se organizó un frenesí febril como no había visto nunca. Era todo tan rápido que no fui capaz de ver qué lo motivaba. Sin embargo la sirena no sintió ninguna curiosidad y siguió tirándose de cabeza dentro de su tazón de cola cao hasta que toda la cocina quedó rociada de tan rico batido.

Pepe el jibarizado si que se sintió molesto por el tornado casero montado en la cocina porque iba tan rápido que no le daba tiempo a fijar en él su ojo-catalejo y así enterarse de qué iba aquello.

Cuando por fin volvió la tranquilidad vimos a las Cofre sudorosas y tendidas en un suelo que brillaba como un diamante.

- ¿Qué os ha pasado? (pregunté cuando su respiración se normalizó) - La escoba, que suele llevar siempre la voz cantante, dijo, emocionada. - Después de ver como nuestras hermanas, escobas y fregonas, daban el callo tras la riada de Valencia sin desfallecer nunca, hemos sentido la necesidad de ofrecerles un homenaje... ¡snif!... Así que, sin mirar si era nuestro turno de trabajo, o no, hemos limpiado el suelo de casa como si estuviera lleno de barro. Va por vosotras, hermanas. Por las muchas de vosotras que han caído estando al pie del cañón.

Los personajes de casa, en posición de firmes, guardaron cinco minutos de silencio mientras  nuestras lágrimas encauzarón el camino hacia el balcón desparramándose luego hacia el alcorque del árbol de la calle.

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