martes, 26 de noviembre de 2024

El enfado de la sirena.

Pascualita tiene calor y no le basta el agua de la pila de lavar del comedor. Por eso salta, una y otra vez, tratando de acercarse al cuarto de baño y zambullirse en la bañera que está...vacía. Por más que le explico que no voy a llenarla porque el agua dulce empieza a ser un bien escaso. Y que, dada su envergadura de sardina en aceite, con la pila de lavar tiene agua más que suficiente.

¡Menudo cabreo ha cogido! Pero no he dado mi brazo a torcer. Ha saltado hasta vaciar el contenido de la pila en el suelo del comedor y convertirlo en una pista de patinaje artístico. Porque artístico ha sido la costalada que se ha dado la Cotilla en cuanto a abierto la puerta de la calle y ha pisado el agua.

Ha salido flechada hacia la ventana, que estaba abierta, Ha salido para aterrizar en la copa del árbol de la calle. - ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

La Cotilla, aterrorizada, ha recibido una ovación cerrada de media hora. Gritos de ¡Artistaaa! se mezclaban con Pitos, Hurras, Queremos un hijo tuyo, Torero toreroooooo! y no sé cuantas cosas más le dijeron.

Por mi parte admiré la técnica de la Cotilla para no estrellarse contra el suelo. Entonces escuché una canción que me encantó. Venía a por mi. Y yo fui feliz hasta que recordé que esa canción era un canto de sirena, Pascualita "ES" una sirena. Y si no espabilo seré su cena...

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