Por más que lo intenté, la abuela no me hizo caso, ni cuando dije que no estaba embarazada, ni cuando dije NO a una paella ingles de Geooorge. Primero porque estaba muy emocionada viéndose ya con su deseado bisnieto en brazos. Y segundo, porque pensó que era un antojo. - "Deja aparte la tirria que le tienes a Geoooorge porque, desde ahora, comerás sus comidas que son mucho más sanas que las de bote que comes tu".
- ¿Me estás diciendo que la fabada asturiana no es sana? ¿Y que la paella con té es buena? ¡Esto es el mundo al revés! A mi no me pasa nada ¡Nada! ¡Quiero fabada! - "¿Vas a estar así de caprichosa los nueve meses de embarazo? He dicho que el inglés te guisará y no hay más que hablar. El bisnieto es mio y tiene que estar bien alimentado."
Mi primer abuelito contempló la escena desde lo alto de la lámpara el comedor y cuando pensé que me defendería, va y se pone del lado de su ex ¡la que lo facturó al otro mundo! - Tu abuela quiere lo mejor para ti y el bebé, nena. - ¿De qué hablas? - De tu embarazo ¡Que casualidad que estéis a la vez la sirena y tú!
Corrí a ponerme una mascarilla: ¡Hay un virus que nos vuelve majaretas! - El árbol de la calle, que cantaba el Brindis de la Traviatta en honor a los "embarazos simultáneos", cerró la boca por miedo al contagio.
Los comensales de la Santa Cena cuchicheaban entre sí: - ¿Qué pasa? - No estás casada... - No... ¿pensáis que estoy en pecado? - Eso es cosa tuya ¡Nosotros queremos el banquete!
- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! Holaaaaaaaa. Enhorabuenaaaaaa Me ha dicho tu abuela que... - Cerré los ojos mientras medio litro de chinchón on the rocks pasaba de la botella a mi estómago donde se mezcló con los guisantes y zanahorias cocidas que me hizo el inglés... Que... ¡hip!... jodío...
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