jueves, 31 de julio de 2025

Pequeñas aventuras.

Sentarse en uno de los bancos de piedra que hay en el Paseo del Born es, además de gratis, muy agradable. Y si encima hay músicos callejeros deleitando a los palmesanos y visitantes, con sus instrumentos pues miel sobre hojuelas. Eso pensaba yo viendo pasar a la gente bajo los altos plataneros que forman una cúpula vegetal allá en lo alto.

Por un momento tuve un flach de algo conocido pasando raudo como una centella frente a mi. Di un respingo. -¿Qué ha sido esto? ¡Uf, que sofoco! ¿Será la menopausia? ¡Espero que no porque aún no tengo padre para el bisnieto de la abuela y yo quiero la Torre del Paseo Marítimo!

Después me dio por reír. - Menos mal que estos plataneros no cantan como el marisabidillo de casa. - Un árbol sirve para hacer sombra y pare usted de contar... Bueno, también para que los perros hagan pipí... - Unas voces potentes, aterciopeladas, surgidas de las alturas, cantaban ¡el Brindis de la Traviata! 

Pegué tal salto que fui a caer contra las mesas y sillas puestas en el paseo por uno de los restaurantes que lo "habitan" - De nuevo el flasch anterior volvió a cruzarse conmigo y aunque atolondrada por el golpe y la sorpresa, reconocí, incrédula, al personaje: Era el comensal de las treinta monedas del cuadro de la Santa Cena.

- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo has salido? - ¡Harto! Tengo que gastar mi dinero, sino, para qué lo quiero. - Mientras intentaba explicarse, lo agarré por un pie y de esta guisa lo llevé hasta casa donde fue interrogado por sus compañeros: - ¿Has comido? - ¡Qué va! - Pues, anda que...

 

 

miércoles, 30 de julio de 2025

Modelo de alta costura.

Me senté a esperar la reacción de  la sirena pero no pasó nada. Me di un poco más de tiempo antes de mirar dentro de la pila de lavar de comedor. No encontré ni rastro de la sepia. Con lo saltarina que demostró ser mientras estaba en el puesto del mercado me dije: - Le habrá cogido gusto a salir de parranda y se habrá escapado por el balcón.

Pregunté a unos y otros pero no sabían ni de qué les hablaba: - ¿Qué es una sepia? - Espero que no cante, ya nos basta con el árbol de la calle. - ¡Ah, ya sé de qué hablas! Es un extraterrestre como ese que decía: Mi casaaaaaa...

Los dejé por imposibles y le deseé buen viaje a la sepia. A partir de ese momento me olvidé de ella.

Una tarde mi primer abuelito me despertó de la siesta con un potente ¡TACHAN! para enseñarme el nuevo modelo de sudario, distinto de los vistos hasta ahora. - ¿Qué lo hace distinto? (le pregunté) - Su textura. Sus cambios de color y para que no sea tan formal ¡tira tinta si estás un rato sin reír! - ¡Como una sepia! (dije yo)

He aquí lo que pasó: Pascualita, encantada con el tren acuático se dejó ver poco. La sepia se volvió transparente y no se bajaba del tren hasta que, un día, los dos bichos chocaron entre sí. La sepia soltó su tinta y gritó: entramos en un túnel. Prohibido sacar los brazos por las ventanillas.

La sirena, encantada de llevar la contraria al lucero del alba, disfrutó mucho y si en algún momento pensó que no estaba sola en la pila de lavar del comedor, corrió un tupido velo y se olvidó de ello.

martes, 29 de julio de 2025

Habrá que ver...

La abuela estuvo mosca con Andresito más de quince días, los que tardó éste en recuperar su antigua nariz. - "¡Un coma etílico! ¡Ay, Señor, que vergüenza! Y encima dices que no te acuerdas de nada!" - ¡Te lo juro por mis antepasados, cariño mío! - "A saber con quién compartiste la botella de chinchón, mal marido... ¡snif!..."

Hacía tiempo que no veía disfrutar tanto a la abuela. - Te estás pasando siete pueblos... - "Eso no es nada, nena. Un juego de joyas de Cartier está a punto de caer en mis manos" - Y vaya si cayó. 

Pascualita había dejado atrás su furia de los primeros días y seguía "viviendo" en la pecera donde la metí para salvaguardarme de ella. Ahora todo era paz en casa. Hasta el árbol de la calle se había dado cuenta: - Que gusto da cantar a toda potencia sin que interrumpan los dichosos personajes, que válgame Dios que gentecilla.

No le contesté porque estaba haciendo una cosa más importante que responder a un descerebrado de madera: meter a Pascualita en su pila del lavar del comedor... estando la sepia dentro. 

 

 

lunes, 28 de julio de 2025

El espía.

Una mañana casi me doy de bruces contra Pompilio al cruzarme con él a la salida del baño. - Huy, perdona. Casi te aplasto... (le dije) - Entonces, el gnomo de los calcetines se puso a llorar desconsoladamente y poniéndose de rodillas me pidió perdón. - ¡Buaaaaa! ¡soy un traidor y tu una santa! (Jopé, me dije, de qué va la película)

Entre lamentos, hipos, jipíos y moqueos varios, Pompilio declaró que Andresito venía a casa cuando yo no estaba, registrándola tratando de averiguar "algo" del misterio del "pececito" - ¡Perdóname por no habértelo dicho, nena¡ - ¿Qué ha descubierto? - A la sirena - ¡¿Qué?!¿Por qué no lo evitaste? - Soy muy pequeño y Pascualita tiene un genio que hay que temerle... - ¡No me calientes la boca que yo puedo ser peor!

Entonces sonó el ruido de la llave de la puerta de casa. Metí a Pompilio en el bolsillo del delantal y me escondí en la despensa mientras le hacía señas a Pepe el jibarizado para que no me descubriera. El berrido, acompañado de gritos, llantos, saltos y demás episodios dramáticos que siguen a la mordedura de la sirena, sonaron como clarines. Cogí la botella de chinchón de la nevera y dije, tajante: ¡No dejes ni una gota! - Dentro de poco no recordará nada. Ni siquiera qué hace una nariz elefantina pegada a su cara y arrastrando por el suelo.

 

 

domingo, 27 de julio de 2025

El porvenir.

Pasaron las semanas sin que apareciera el llamado pececillo y Andresito seguía preguntando por él. - Que cansino es tu marido, abuela. - "No tenía ni idea de que lo fuera tanto. Ya no sé qué decirle porque el pobre lo hace de buena fe. Incluso ha querido tirar de sus amigos influyentes en las finanzas: - No me costaría nada hacerlo, querida. - Pero le he dicho que no, por activa y por pasiva, pero no ha sido hasta que me he puesto en jarras y le he gritado: - ¡No quiero que por un capricho tonto tengas que deber favores a nadie!. De momento ha cerrado la boca".

Una mañana fui al mercado de Pere Garau a por pescado. Estando en la cola, una sepia saltó dentro de mi cesta. - ¡Que susto me ha dado! (dije, sobresaltada) y reímos de muy buena gana el pescadero y yo! La puse con sus hermanas. Y tantas veces lo hice, tantas veces volvió a la cesta el animalito. Hasta que el hombre me dijo: - ¡Se ha enamorado de ti! Llévatela.

Aquello me dio que pensar: - ¿Acaso podría ser el padre del bisnieto de mi abuela? - Ante la duda metí a la sepia en la pila de lavar del comedor y me preparé para ver lo que me deparaba el porvenir.

 

 

sábado, 26 de julio de 2025

Menudo embolado.

Andresito preguntaba por "el pescadito" para ver como estrenaba el tren submarino. Pero la abuela y yo sabíamos que, por muchas razones, no podíamos presentárselo. Estaba escondido en mi cuarto porque de pescadito no tenía nada. 

Se había convertido en un monstruo marino, con la dentadura de tiburón siempre presta a morder y comer porque había vuelto a probar la carne humana. Cosa que le trajo a la memoria aquellos gloriosos atracones de marineros que hicieron famosas a las sirenas. ¡Y quería seguir con esa dieta, la jodía!

Así que le dijimos a Andresito que queríamos un pececito original que tardaría un poco en llegar a la tienda de peces. - Es del Tibet. Y difícil de coger. Además, los serphas lo tienen como amuleto... - ¿Para subir al Himalaya? - "También para bajar"  (dijo la abuela, muy seria) - ¿Lo llevan en tapers, en escabeche? - "¡No!... en pecera irrompible y anticongelante" - Bueno, bueno. ¿No me negaréis que es un bicho raro? 

Le dimos la razón ya que no podíamos darle nada más hasta que la medio sardina se calmara. 

viernes, 25 de julio de 2025

¿Y el pescadito?

He llamado a la abuela: - Necesito un barco hundido para Pascualita o se me va a comer viva. - ¡Verywel! Yo muy contento. - ¿Geoooorge? ¡La madre que te parió! Pónme con mi abuela, bebedor de agua caliente. - Primero decir quién ser Pasc... ¿Pasc... qué? - ¡Tu padre! Mira que vengo y te asesino. Por una vez, el difunto será el mayordomo.

Ipso facto, pasó el teléfono a la abuela. - "¿Por  qué asustas al pobre Geoooorge?" - ¡Quiere saber quién es Pascualita! - "Ah, eso sí que no. Voy a ponerle las peras a cuartos" - La sirena necesita un barco hundido, grandecito... - "Le pediré a Andresito que haga hundir uno." - que quepa en la pila de lavar del comedor y ella pueda moverse a gusto en el ¡Piensa que tiene el tamaño de una sardina en aceite!

Media hora después, los coches tocaron sus pitos anunciando, cabreados, que el rolls royce de los abuelitos acababa de aparcar en la parada del bus.

Trajeron una caja. Desde lo alto de la lámpara del comedor mi primer abuelito quiso ver que había dentro: ¡Un tren! - ¡No era est...! - "Calla y escucha" - Andresito decía: - Me ha costado encontrarlo pero aquí lo tienes: un tren de juguete que funciona bajo el agua. Tu pescadito será el primero en usarlo. - ¿A que lo has comprado en la tienda de los chinos del señor Li? - ¿Cómo lo sabes, nena? - Porque lo que él no tiene es que no se ha inventado. 

jueves, 24 de julio de 2025

Ay, que trajín.

Pongo la radio y se sigue hablando del segundo incidente del mordisco. Me tiene preocupada porque, realmente, nadie sabe nada. Solo saben del dolor que les causaron los mordiscos a  quienes los recibieron pero nadie tiene la imagen de los "mordedores" O sea, que pueden decir tanta cosas... Y hasta desbarrar sobre ello. Ahí es donde está el peligro. Que alguien pueda decir: - Fue cosa de sirenas que siempre se ha dicho que tienen muy mal genio.

Pues eso fue lo que paso ¿Y quién lanzó al aire la palabra en cuestión?  Nada más y nada menos que la abuela cuando un reportero, micrófono en mano, se le acercó para preguntar si ella  tenía alguna idea original: - "Decididamente, estos ataques han sido cosa de SIRENAS"

Lo vi en la tele mientras la Cotilla y yo comíamos la fabada de bote sacrosanto. - ¡Mira, tu abuela jajajajajaja ¡como le gusta figurar! ¡Sirenas, dice! Está pallá.

Me atraganté de la sorpresa que recibí. Después me dio por hablar: - ¡Anda que si esto lo digo yo, me manda con mi primer abuelito! - ¿El qué? ¿Lo de la sirena? Ni tú, con lo cazurra que eres, dirías una tontería igual.

Por cierto, he llenado de agua de mar la pila de lavar del comedor y he puesto muchas algas diferentes. Cuando la sirena parece interrogarme sobre su barco hundido , me hago la tonta y digo - ¿Dónde está? Tengo que arreglar este desaguisado...

miércoles, 23 de julio de 2025

Ha mordido un pez.

Estaba tan cansada que me quedé dormida en una silla del comedor. Pasaron muchas horas. La Cotilla me dejó una nota diciendo que algo había pasado en la playa.

- Mi primer abuelito me susurró al oído: - Nadie sabe dónde está Pascualita

Pegué tal salto que choqué contra él que flotaba en lo alto del techo: - Menudo chichón me salió. Aún me duele. - ¡No te quejes, abuelito, que a ti no te saldrá! - Por suerte, no. Es antiestético (que raro se ha vuelto desde que lo visten grandes maestros de la aguja) -  ¿Dónde está Pascualita? (pregunté) El árbol de la calle, gritó: - ¡En la playa!

- ¡Oh, noooooooo! - ¡Corre. Creo que la han detenido! - ¡Noooo y mil veces nooooooooooo!

Corrí a la playa. Pasé como una exhalación junto a los corrillos de gente, asustadas todavía de lo que NO habían visto: si era UN PEZ quien atacó a una señora de ochenta y cinco años. O fue un tiburón tintorera, o una manta raya... 

Llegué en un santiamén al grupo de policias y periodistas que comentaban la jugada pero, a mi solo me importaba una cosa ¿dónde estaba la sirena?. Mis ojos se dilataron cuando la vi arrastrarse por la culata de una de las pistolas policiales colocada en su cartuchera. Al llegar al gatillo y apretó, sin éxito.

 La medio sardina me había visto y sabía que tenía que correr. Mordió la mano del policía. Este pegó un salto y corrió sin rumbo gritando su dolor por la playa mientras la mano mordida del guardia crecía y crecía y crecía...

Me puse a la par con él. Agarré a Pascualita y de un tirón seco la arranqué de aquella mano magullada aunque no pude evitar que la sirena se llevara un buen bocado.

Fue todo tan rápido que nadie se enteró. Subí al autobús mientras, escondida en mi escote, la sirena se relamía terminando de comer un pedacito de guardia. Mientras, en la la playa todo el mundo preguntaba: - ¿Y ahora, qué ha pasado? 

martes, 22 de julio de 2025

Nada!

. La que se ha organizado en casa con la escapada de de Pomilio. De momento todos han querido independizarse. Y dicho y echo. Abrieron y cerraron cajones, baúles. armarios... Descubrieron prendas olvidadas. Disfrutaron como críos probándose todo lo habían amontonado en medio del comedor. - Bueno, chicos. Ahora hay que ver que vais a tirar.

- ¡Qué! ¡Pero si nos gusta todo! ¡No vamos a tirar nada! - Entonces lo haré yo... 

Cuando me vieron decidida, corrieron hacia el montón de ropa abrazándose y gritando como locos. - ¡Noooooooooooooooooooooooo- Tuve que darles una charla como si fuese un entrenador de fútbol. ... Y así tendréis sitio para llenarlo de cosas nuevas ¡Estaréis guapetones!

Cada vez, el montón de lo que debía tirarse, era más grande. Ya no lloraban tanto... Los suspiros fueron, cada vez, más suaves... De todas maneras, hubo momentos en que algún personaje se echó atrás y tuve que improvisar otro sermón  ¡y convencerla otra vez!

Pascualita nunca había visto algo así y se negó en redondo a dejar que le quitaran el barco hundido. - (Le dije) ahora hay cosas mas modernas... Vengaaaa... Suéltalooooo...

De  repente se acabó la paciencia de la sirena y se lió a lanzar bocados al aire con su poderosa dentadura de tiburón. Rompió ropa, complementos... y finalmente cayó rendida al suelo y se durmió. Aproveché el momento y saqué toda el agua de mar de llenaba la pila de la torre del Paseo Marítimo. Cogí el barco hundido y lo llevé a las vías del tren. El choque fue espectacular. No quedó nada de la tragedia. Los miré a todos y a todas fijamente y dije: 

¡¡¡ NADA!!! 

 

lunes, 21 de julio de 2025

Pompilio, emigra.

Hace un bochornos de tres pares de narices debido al calor y, según me ha contado mi primer abuelito, tenemos una baja entre los personajes de casa. He estado tan ocupada en mis cosas (que bien queda esta frase en un momento de apuro) que no he notado su falta.

- ¿Vosotros sabíais algo de ésto?  - pregunté, urbi et orbe. - Por supuesto NADIE sabía nada. Entonces lo intenté con la Cotilla sin que supiera de quién le hablaba, claro. Para no darle pistas que pudieran desvelar al Personaje Oculto, esperé a que la Cotilla volviera de sus trapicheos y de limpiar los cepillos de las iglesias que le tocaran este días. Seguí esperando a que hiciera una reparadora siesta después de estar toda la noche en danza. Luego comimos albóndigas con tomate de bote . Entonces empezó el Tour de Francia y es de rigor seguir a los ciclistas despierta, entre cabezada y cabezada, mientras suben al Tourmalet y recibir al ganador totalmente despiertas para poder comentar  lo que no hemos visto. Por último llegó el momento de los comentarios. Y dije; - Se rumorea en el Barrio que, algunos vecinos han emigrado a sitios más frescos. - Mejor. Más anchos estaremos.

Seguimos hablando. De repente me vino un flasch: ¡Pompilio, corriendo como un descosido, en busca de calcetines a los que desaparejar, en calles llenas de nieve! - ¡Animo, amigo, los Personajes estamos contigo! (gritó el árbol de la calle)

sábado, 19 de julio de 2025

"Pobre" Pascualita.

Llamó la abuela: - "Tienes contento a Andresito, nena, porque has dejado a su hijo hecho unos zorros." - Pero si estaba encantado. - "Eso decía pero su padre no puede consentir que todo un señor doctor llegue a casa  como si lo hubiera atacado Atila.

Luego se puso en plan confidente bajando tanto la voz  que yo, apenas la oía: -" pisip pisip, pisip... " -  No sé qué dices... - "No querrás que Andresito se entere por mi y por tu culpa... -" ¿Mía...? - "de que la sirena existe y es muy agresiva. No sabes el trajín que nos dan los ojos del Médico. Cuando menos lo esperas se caen al suelo y tenemos que buscarlos bajo los muebles." - La abuela se explayó: - "Como le dije a Andresito, ya sabes lo dramático que es, que según se mire (¿ves? me tengo que reir) es gracioso cuando se los coloca al revés en las cuencas: a veces mira bizco, otras estrásbico... Bueno pues Andresito no ve el lado cómico de las cosas"

Seguimos hablando un rato más partiéndonos de risa...- "Huy, tengo que arreglarme para ir a El Funeral. Recuerda, aleja a Pascualita del Médico no vaya a ser que le pase algo a mi chiquitina"

Y colgó. 

viernes, 18 de julio de 2025

A ver si hay suerte.

Aún no habían puesto las calles cuando sonó el teléfono. Era la abuela que había estado casi toda la noche de francachela con sus amigos en El Funeral. - Nena... ¡hip! ... espabila y no te duermas en... ¡hip! ... los laureles porque ha llegado mi hijastro, el Médico... ¡hip! y ha preguntado por ti. 

- ¿Y a mi qué? - Pídele que te haga a mi bis... nieto... ¡hip! ... jodía.

Me costó trabajo dormirme de nuevo. Al final me bastó recordar que el Médico es masoquista para coger, de nuevo, el sueño.

A mediodía, mientras comía una fabada de bote, Pascualita saltó al plato y por poco me la trago. Estaba nerviosa. No se estaba quieta y al final tuve que llamar a mi primer abuelito. - ¿Qué le pasa? - Que va a venir el hijastro de mi ex... ¿Le vais a dar fuerte? - No sé. Hace tanto que no lo veo que no sé si sigue con sus rarezas. - Bueno, ya me contarás. Me voy que me espera Dior para una prueba.

Cuando el Médico llegó a casa eran más de las seis de la tarde. Lo recibí en jarras. - Un poco más y no llegas (le dije mientras le arreaba una gloriosa patada en la espinilla) - Inmediatamente soltó unos lagrimones que bastaban para acabar con la sequía de un pueblo. - Ay, nena, que feliz me hace ver que no has perdido tu arte. ¡Aaaayyyy, como duele! 

Pascualita aprovechó el viaje escupiendo agua envenenada a los ojos del pobre hombre, por lo que recibió efusivas felicitaciones.

jueves, 17 de julio de 2025

Quien la sigue, la consigue.

Me pareció haber oído la puerta de la calle al abrirse: - ¿Quién es? (pregunté desde la salita porque, con éste calor, no tenía ganas de moverme). Pero nadie contestó. Repetí la pregunta con el mismo resultado. Entonces, creyendo que eran ladrones y que alguno pudiera estar de buen ver, salí de la salita para darme de bruces son una mujer, desconocida y pintada como una puerta: - ¡Oiga! no puede entrar aquí como Pedro por su casa... Ay, ahora que la miro bien... me es conocida. 

La mujer dio media vuelta y entró en el cuarto de la Cotilla ... ¿Cotilla? ¿De qué va disfrazada? 

A la vecina se le enganchó una pestaña postiza con un bucle de la peluca rubia platino que llevaba encasquetada. Trató de desengancharse y acabó partiéndola en dos. - ¿A qué es de la tienda de los chinos del señor Li? jajajajajaja

Solo entonces caí en la cuenta de que había empezado la batalla por el ánima de  mi primer abuelito que se dejaba querer. Así como de la propiedad de la Torre del Paseo Marítimo que quería para mí. Y tuve que jugar mis cartas. Llamé a mi bisabuelastra, la Momia. Cuando le conté que la casquivana de la Cartera le tira los tejos al abuelito, al otro lado del teléfono se escuchó la voz poderosa de la Momia, a pesar de sus ciento y pico de años: - ¡Geooorge, volando a casa de la nena!

En menos de lo que canta un gallo, el rolls royce batió su propio récord de velocidad. Cinco minutos después de aparcar en la parada del bus, la Momia y su enamorado mi primer abuelito, más suave que un guante de seda, ya estaban haciendo "manitas" 

Ahora solo falta que me salga un buen candidato para ser el padre del bisnieto de la abuela. 

martes, 15 de julio de 2025

¡Van a volar cuchillos!

Mi casa se ha llenado de las dos terribles palabras. Resuenan por doquier y entre tanto guirigay sonó la voz de la Cotilla: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! - Respiré aliviada: la Cotilla no se había enterado de mi desgracia... Sí sí. Se plantó delante de mi, con cara compungida hasta que no pudo aguantar más la risa y se carcajeó a placer. 

Ya lo dice el refrán: siéntate a la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo. Ahora solo me falta tener el bisnieto para tu abuela ¡y la Torre del Paseo Marítimo será para mi! - Pero si es usted más vieja que la tos para tener bebés. - ¡Pero yo no! - dijo la voz cantarina de la Cartera. Luego se acercó a mi ordenándome: - Preséntame a tu abuelito, resalá que tiene que estar de toma pan y moja.

De lo alto de la lámpara del comedor caían las babas del abuelito. Está visto que, a pesar de llevar un montón de años en el Más Allá, a nadie le amarga un dulce. 

lunes, 14 de julio de 2025

¡Oh, nooooo!

Aún faltan detalles que pulir pero, parece ser que el Pipíman  es una idea que puede funcionar bien. Hay un detallito que es primordial que funcione como un reloj suizo y es ¿cómo evitar que la sirena salte hacia el exterior, sea en casa o en la calle?

He pedido consejo a la abuela que me ha contestado... - "¿Qué consejo quiéres que te de, boba de Coria? Eso es cosa tuya. porque, vamos a ver ¿con quién vive Pascualita?" - Conmigo... - "¿De quién es la casa?" - Mía... - " Entonces, blanco y en botella" - ¿Y? - "¿Y, qué?" - ¿Cual es la solución? (pregunté) "¡Leche!" - Eso mismo me dice mi primer abuelito pero... ¿Qué tiene que ver una cosa con otra? 

La abuela se puso frenética: - "¡Ni lo sé ni me importa! (gritaba  como una loca) ¡¿Que pinta mi ex aquí?! - Te lo estoy diciendo: que habéis coincidido en ... - "¡No existe!" - Pero si lo tenemos delante... - "¡Te desheredo!"

Hasta Pascualita se puso firmes cuando estas dos palabras rebotaron de pared a pared hasta salir por el balcón y expandirse por todo el barrio.

El árbol de la calle, en lugar de estar desconsolado como lo estaba yo, engoló la voz para hablar con la abuela a pesar de que ella no lo oiría: - Soy el platanero del barrio, para servirla en lo que sea, Blancaflor. 

domingo, 13 de julio de 2025

El Pipíman.

A Pascualita parece gustarle mucho el guarda-pipís masculino. Lo hemos probado en casa y va encantada, mirando con curiosidad las cosa que pasan por su lado, por ejemplo el cuadro de la Santa Cena. Ahí he tenido que estar un rato parada y acercarme bien al cristal para que pueda saludar a todos los comensales. 

Por los ademanes que hacía, estuvieron un rato de cháchara, después tuve que pararme delante  de la Cristalera, tanto la interior como la exterior. Estábamos haciendo una visita de cortesía a todos los personajes de la casa. Las últimas fueron las COFRE (la esCOba y la FREgona)Se interesó por el trabajo de la fregona. Supongo que se disculpaba por tirar tanta agua al suelo.

Y, de repente, la medio sardina saltó del Pipíman al escote de la abuela que acababa de entrar en casa. ¡Sola! afortunadamente.

- "Ya sabía yo que tenía que venir a dar el visto bueno, o no, a éste artilugio. No lo puedes sacar a la calle con Pascualita dentro?" ¿Quiéres que la descubran y nos la quiten para que, después de estrujarla científicamente, acabe abandonada en la estantería de algún laboratorio en el interior de un frasco de formol?" - ¡Oh, no!

La sirena, se dio cuenta de que algo fallaba. Quizás la conversación que mantuvo con mi primer abuelito, cuando éste apareció sobre la cabeza de su ex (estaba gracioso)luciendo un nuevo sudario de Oscar de la Renta,  le dio la idea ¿Quién sabe? 

Mientras la abuela hablaba, Pascualita saltó a la pila de lavar del comedor, cogió un buen puñado de algas y regresó al Pipiman. Hizo un parapeto, se colocó en medio, desde donde podía ver sin ser vista.

Es una superviviente muy apañá. 

sábado, 12 de julio de 2025

Dando de baja al termo de los chinos.

A las siete de la tarde he intentado meter a Pascualita en el termo de los chinos para salir a pasear esperando que el calor esté dando las últimas boqueadas del día... pero, sí, sí. Hoy ha quedado demostrado que el termo ya no es la solución para pasear a la sirena. Le viene estrecho y no ha querido meterse ahí. 

¿A ver de dónde saco yo ahora, un trasto en el que llevar a Pascualita? ¡Pues de la tienda de los chinos del señor Li! Pero el caso es que no sé que comprar. Y es urgente porque en el último intento que he hecho para meter a la medio sardina en el termo por poco me ha mordido. Solo me faltaba esto, con lo que ha costado que se redujeran mis orejas.

He echo sacar media tienda porque no encontraba nada que me sirviera. Al final ya me miraban mal. Además, lo han dicho bien clarito: - ¡ - Aquesta pardala no sap que vol, punyeta mon!

No me ha quedado más remedio que coger algo y salir zumbando de la tienda antes de que me echaran con cajas destempladas. Volvimos a casa para comprobar si, lo elegido al tuntún, servirá para algo... ¡Una botella de boca ancha, de esas que usan en los hospitales los hombres cuando tienen que hacer pipí! Me he lucido. 

Pero el caso es que es más ancha que el termo. Además es trasparente y podrá entretenerse viendo el paisaje cuando vayamos de paseo.... Solo le falta una cosa: un tapón para que la sirena no se escape.

viernes, 11 de julio de 2025

Revistas del cuore.

Llamó la abuela - "Nena, ahora pasará Geooorge por tu casa a traerte las revistas Hola que tengo atrasadas" - ¡Pero... " - La abuela ya había colgado. Así que me tocó esperar en el balcón la llegada del rolls royce para decirle al mayordomo inglés que ¡ni se le ocurra subir a casa! No puede verme con estos orejones.

El rolls royce aristocrático aparcó donde siempre, en la parada del bus obligando a bajar y subir a sus usuarios en tierra de nadie. Ya ni discuten. La fuerza de la costumbre se va imponiendo... 

Sonó el interfono: - ¿Eres Geooorge? - Oh, yes. - Vale, pues por mi, puedes quedarte las revistas. Ya no me caben más trastos en casa y... - ¿No querer Holas you? - NO - ¿Ser for mi, boba of Coria? - ¡Que sí, pesado! Pero que no te las vea la abuela... - ¡No, no, no! ¡I happy

Desde el balcón, escondida tras la persiana, vi al estirado mayordomo dando saltos de alegría como si le hubiese tocado el Gordo de la Lotería.

La parte interior de la Cristalera se quejó, mientras destilaba envidia cochina: - ¡Me dejas huérfana de noticias del corazón más aristocrático! ¿Cómo vas a encontrar novio si no tienes referencias frescas de los guaperas del Reino? 

Así se pasó media tarde, remugando sin parar hasta que eché corrí la cortina, como un tupido velo, sobre ella. 

- ¿Era necesaria esta renuncia, nena? - dijo, un poco picado, el árbol de la calle.

jueves, 10 de julio de 2025

Que complicado es todo.

Me he despertado bañada en sudor porque he soñado que yo era "una apetecible sardina en aceite" - ¿Qué quiere decir esto? ¿Que voy a ser un manjar para el estómago de la sirena que es, literalmente, un pozo sin fondo? - ¡No quiero ser su petit suise!

 Ando por casa como pollo sin cabeza. Y sé que soy criticada por la cofradía de la Santa Cena. Lo dicen abiertamente: - Tiene comida y se queja. ¡Egoísta! - Sí, tengo comida pero de lo que se trata ahora es de que la comida puedo ser yo ¡No es lo mismo, hombre!

Estoy tan sensible que imagino cosas. Por ejemplo, creo que Pascualita me tiene encerrada en casa, MI CASA, para engordarme y cuando esté a su gusto ¡comerme! Por qué sino, me muerde las orejas todos los días?. Tanto es así que, si me asomo al balcón las orejas llegan casi a la acera. 

Un árbol tan comilón como el platanero ya se relame solo de pensar que, tal vez, pueda conseguir un trozo de mis orejas. 

Así que he dejado de comer. Mi estómago se ha rebelado y ha puesto el grito en el cielo: - ¿Que culpa tengo yo de tus devaneos, boba de Coria? ¡COME, JODIA!

Hasta la Cotilla se ha dado cuenta: - ¡Jopé!, vaya vozarrón la de tu estómado. Dentro de poco cantará la Traviata jejejejeje

Que cruz tengo con ese bicho.

 Desde que se marchó la Cartera estoy como perdida. La razón me dice que tendría que seguirla y aprender de ella su técnica para conquistar pero, con el calor que hace, mejor me quedo en casita con una jarra de chinchón on the rocks y el abanico.

El árbol de la calle, mirándome fíjamente, dijo que, de dónde no hay, no se puede sacar. ¿Querrá decir algo este trabalenguas? ¿Tiene que ver conmigo? ¡Estoy yo como para traducir galimatías viejunos!

La abuela me ha cogido ojeriza porque, desde que Geooorge habló conmigo, el inglés no levanta cabeza y ha tenido que ponerle un psicólogo para que le arregle la azotea, con el agravante de que las facturas quiere que las pague yo porque soy la culpable del desaguisado. - ¡Pero si ni siquiera soy mileurista!

A todo ésto, alguien me avisó de que Pascualita estaba de uñas conmigo: - ¿Por qué? - pregunté urbi et orbe, sin darme cuenta que la medio sardina estaba al acecho y me arreó un mordisco en la oreja de padre y muy señor mío.

Estaban tan cargados de celos venenosos esos dientes de tiburón que llevo días arrastrando la oreja por el suelo a pesar de que me la he echado a la espalda.

martes, 8 de julio de 2025

¡Que genio!

De madrugada, cuando dormía profundamente, desperté de sopetón. Algo había perturbado mi sueño. Corrí al teléfono y llamé a la Torre del Paseo Marítimo. Tuve que esperar un buen rato hasta que la voz somnolienta del mayordomo inglés preguntó: - ¿Yeeeesss...? - ¡Hola, Geooooorge di a mi abuela que se ponga, plis! - No sé qué murmuró entre dientes porque lo hizo en inglés pero debió ser algo así: - ¿Y tú móvil, palurda? - Madame no estar here... Is in the El Funeral. - ¡Andaaaa, es verdad!. Dile que me llame, plis. - y colgué.

Hacía horas que había salido el sol cuando me llamó: - Le expliqué mi súbito despertar y la visita de la Cartera. - ¿Qué te parece? - "Esta tipa busca algo, nena. Por lo que dices es una mujer mucho más lanzada que tú. Ha pensado que mi... ex (le dio un escalofrío) está vivo, es viejo y seguramente, tendrá dinero. Aprende de ella. Hazte Cartera y encontrarás al futuro padre de mi bisnieto. Eso sí, que sea más joven que mi... ex" (otro escalofrío) - ¡Pero si está en sazón! Solo tenía treinta años cuando... ¿os lo cargásteis la Cotilla y tú? - "La duda ofende, nena" - ¿En qué sentido... ? Vaaaa, dímelooo...

Y me mandó a escarbar cebollinos. 

lunes, 7 de julio de 2025

Me dió pena pero...

Durante días estuve al tanto de las andanzas de la Cartera, tal y como me dijo que hiciera mi primer abuelito. - Es un trabajo en el que se conoce a muchas personas (me dijo mientras  miraba cómo le sentaba un nuevo sudario imitando el antiguo uniforme de los carteros,  en el espejo del aparador)

- ¿Estás seguro de que quedan Carteros en el barrio? - ¡Claro que sí. En mis tiempos era trabajo de hombres. La gente escribía cartas a sus parientes y la enorme cartera de piel donde las llevaba, estaba siempre llena. Ahora se han vuelto muy melindres y llevan un carrito enorme... 

- Que antiguo eres, abuelito jajajajaja - Llamaron al interfono. - ¿Sííí...? . ¡Sube, sube, guapa! 

Me puse de los nervios en un santiamén: - Pasa, pasa. Hay que ver lo que son las casualidades. Ahora mismo hablaba de ti con... (me atraganté) - La muy bruja esperó para ver si moría ahogada o no. Cuando me repuse ella volvió a la casilla de salida de la conversación: - ¿Con quién hablabas de mi...? - Esto... con mi... abuelito...¡glúb! - Espero que bien jijiji - ¿Bien... qué? (yo había perdido la concentración) - Que hablabais bien de mi - Ah, ¡por supuesto! Pero el tema era tu trabajo. De como habéis pasado de la enorme y pesada cartera de piel a los carritos de la compra jejejejeje- ¡Que interesante hablar con un colega de tiempos pasado! ¿Dónde está? - ¿Quién ...? - Tu ab... - ¡No está en casa! Hablamos por telepatía (¡Definitivamente, estoy tonta!)

Me miró raro. Y le entraron las prisas por salir de aquí. Lo que no sé es si me oyó discutir con él porque se emperró en que los tres tomáramos unos chinchones hablando de su juventud. - Para UNA cosa que te pido ... 

domingo, 6 de julio de 2025

La Cartera.

Sonó el interfono: - ¿Sííiiiiiiiiiiii? - Abrá. por favor. Soy la Cartera: - Querrá decir el Cartero... - No. Soy la Cartera y hoy es mi primer día de trabajo en éste barrio ¿Me abre? - A ver qué remedio (murmuré)

Me asomé al balcón para verla. Mi primer abuelito apareció sobre mi hombro. - ¿Ya te has enterado de la novedad? - Las noticias corren rápido en el Más Allá. - Llevas un sudario muy colorista. - Los colores me los ha prestado el Arco Iris. Me favorecen mucho ¿no crees?

No contesté porque, en ese momento la Cartera salía del portal empujando el carro de la correspondencia. Como desde arriba no podía verle la cara, la llamé: - ¡Holaaa! Soy la vecina que le ha abierto la puerta. - Tanto gusto. - ¿Cómo se llama? - No me contestó porque ya había empezado a caminar a buen paso. - Tengo mucha faena... Adiós.

El abuelito no me quitaba ojo. - ¿Qué pasa? - Creo que tengo la solución a tu problema con la abuela... Lo del bisnieto.-  ¡Ah, sí -  Hazte Cartera. - ¿No querrás que deje mi trabajo? ¿Dónde encontraré un Jefe más comprensivo que el mío? Está haciendo un estudio sobre la, supuesta, longevidad de nuestra familia. - ¿Le has hablado de mi? - No, abuelo. Te murieron muy pronto y no me sirves como excusa cuando llego tarde al trabajo... o no llego. - ¡Malditas brujas mi ex y la Cotilla! - Estaba tan enfadado que soltó tacos como puños - ¡Abuelito, pensaré lo de ser Cartera pero.... tranquilízate.

 

sábado, 5 de julio de 2025

El día del Arbol de la calle.

El árbol de la calle no dice ni pío, sin embargo sí lo hacen los muchos inquilinos de sus nidos. Resulta que ha cogido uno de esos catarros de verano que duran tanto como las pilas Duracel y  se ha quedado ¡afónico! En vista de ésta buena noticia, Pascualita y yo hemos instaurado El Día del Arbol, que no tiene nada que ver con el que se celebra a nivel Mundial y lo estamos celebrando toooooda la mañana con unos traguitos frescos de chinchón of the rocks.

Los personajes de casa no han querido ser menos y se han ido acercando a la salita para brindar por la ronquera del árbol. 

La sirena me ha hecho notar a un personaje que se había escapado del cuadro. Era el de las treinta monedas de la Santa Cena: - ¡Hey! Estás en zona prohibida. Venga, cada mochuelo, a su olivo. - Viendo que se hacía el remolón instauré una norma de convivencia: - Quién se salte las normas no escritas, servirá de aperitivo a Pascualita. - La sirena no cabía en sí de gozo. Y el de las treinta monedas tardó, ná y menos, en volver al cuadro en un visto y no visto.

 

viernes, 4 de julio de 2025

La visita.

Bedulio llamó a la puerta. Al verlo tan serio me sobresalté e intenté recordar qué había echo yo para merecer su visita. Iba a preguntar cuando el Municipal dijo: - Me manda el Jefe a preguntar si estás bien... ¿Acaso te afecta el verano? - Pues... - ¿Tal vez la edad te va poniendo en tu sitio? - Perdón... ¿qué edad? ¿La tuya o la de tu Jefe? (notaba que me iba "calentando")

El guardia dio un respingo. - He venido en son de paz. El Jefe está preocupado porque hace tiempo que no montas pollos. Dice que eres la persona más conflictiva del barrio, cosa que es buena para nosotros para poder lucirnos luego... - ¡¿YO, CONFLICTIVA?!  Huuuuy, lo que has dicho, Bedulioooo.

- ¿Qué he dicho? Hasta ahora todo son "flores" para ti... - No piensa igual mi primer abuelitoooo... - Oh... no... ¡No tengo ninguna culpa! ¡La tiene mi Jefe por hacerme venir... ! ¡Dile que soy un mandao! ... ¡snif!... Si soy más bueno que el pan de moldeeeee... ¡BUAAA!

Que llorera le entró al pobre hombre. Me inundó la casa, cosa que enfadó a la Fregona que tuvo que dar el callo toda la tarde porque ni las cataratas del Niágara tienen tanto caudal. Y cuando conseguí que se fuera prometió rezar un montón de novenas a todos los santos más conocidos del santoral.

Amén. 

 

miércoles, 2 de julio de 2025

Bien está lo que bien acaba.

Menudo rapapolvo me llevé por parte de la abuela. Pensé que, una vez la sirena estaba de nuevo en casa, me libraría de susu gran amor pero la abuela es rencorosa, sobre todo si le tocan a Pascualita a la que ella considera su totém ante el asma. 

Aguanté el chaparrón. Al fin y al cabo la sirena está de nuevo en casa. No quiero pensar lo que hubiera ocurrido si la hubiésemos perdido... - Mi primer abuelito apareció a dos palmos sobre la lámpara del comedor, lleno de alfileres. - Estoy en pleno trabajo de probar los sudarios de la nueva temporada pero he oído a tu abuela y me he echado a temblar. Los verdugos de la Inquisición son hermanitas de la caridad a su lado. Sin ir más lejos mira dónde estoy yo ahora porque dijo que yo era un soso y a ella le iba la marcha. 

Aquella tarde dijo que se llevaría a la medio sardina a su casa, al fin y al cabo, el asma lo tenía ella. Nadie dijo nada pero torcimos el gesto. Después la Escoba salió de la despensa con un espectacular salto... Inmediatamente se le unió la Fregona que, cabellera al viento, estaba de lo más sexi. Las bolas de polvo de debajo de mi cama montaron una coreografia de lo más moderno. La Cristalera, abriéndose y cerrándose, llevaba el compás. Media hora después todo bicho viviente de mi casa bailaba.

Cuando los abuelito volvieron a la Torre del Paseo Marítimo, Pascualita se quedó en casa. Todavía había mucho que bailar y mucho chinchón on the rocks por beber.

martes, 1 de julio de 2025

CAMBIO CLIMÁTICO.

Ha aparecido en la televisión... ¿cómo qué quién? ¡Pascualita! No me lo podía creer. ¿cómo llegó hasta allí? ... ¿Cómo le digo ahora a la abuela que la sirena se ha independizado despidiéndose a la francesa? De ésta me borra del testamento...

El rolls royce de los abuelitos aparcó donde le dio la gana: en la parada del bus como si la calle fuese suya. Y claro, se llevó la gran pitada pero, como Andresito es rico de nacimiento, por un oído le entra y por el otro le sale. Y aquí paz y después gloria.

-  "¿Dónde esta mi chiquitina bonita?", me preguntó la abuela en voz baja para que no la oyera su marido. - Por toda respuesta recibió la verdad... pero no le gustó. - En la tele. - "¿Mirando la tele, durmiendo delante de la tele... ¿Por qué no está en tu escote, boba de Coria?" - Está "dentro" de la tele... - "Oh, no! ¡La han descubierto por tu culpa. Ya sabía yo que un día...!

Puse la grabación que había hecho. Se veía el desierto y se intuía el calor. - "¿Y?" - Puse el dedo junto a lo que parecía una cagada de mosca. - Es ella. Fíjate bien en los diminutos pelo-algas, abuela. Está en Egipto. En el Valle de las ballenas...

Cuando aparecieron los enormes huesos de la espalda. Perfectamente alineados sobre una cama de arena requemada, vino la explicación. Ese sitio, antes fue un mar. Un lugar que la sirena conoció bien porque, durante miles de años, se bañó en él.

El vídeo se acabó y Pascualita regresó a casa "encestando" en el escote de la abuela.

Mi primer abuelito contó que la primera Ola de calor se llevó a Pascualita. Y la nueva Ola nos la devuelve. - ¿Vamos a estar así todo el verano? (pregunté) - Eso parece... - Nos ha jodío mayo con tanta flor.... Me voy a la fresquita del Más Allá. Estáis invitados... - No quedó nadie en casa que no dijera ¡¡¡LAGARTO, LAGARTO!!!