A Pascualita parece gustarle mucho el guarda-pipís masculino. Lo hemos probado en casa y va encantada, mirando con curiosidad las cosa que pasan por su lado, por ejemplo el cuadro de la Santa Cena. Ahí he tenido que estar un rato parada y acercarme bien al cristal para que pueda saludar a todos los comensales.
Por los ademanes que hacía, estuvieron un rato de cháchara, después tuve que pararme delante de la Cristalera, tanto la interior como la exterior. Estábamos haciendo una visita de cortesía a todos los personajes de la casa. Las últimas fueron las COFRE (la esCOba y la FREgona)Se interesó por el trabajo de la fregona. Supongo que se disculpaba por tirar tanta agua al suelo.
Y, de repente, la medio sardina saltó del Pipíman al escote de la abuela que acababa de entrar en casa. ¡Sola! afortunadamente.
- "Ya sabía yo que tenía que venir a dar el visto bueno, o no, a éste artilugio. No lo puedes sacar a la calle con Pascualita dentro?" ¿Quiéres que la descubran y nos la quiten para que, después de estrujarla científicamente, acabe abandonada en la estantería de algún laboratorio en el interior de un frasco de formol?" - ¡Oh, no!
La sirena, se dio cuenta de que algo fallaba. Quizás la conversación que mantuvo con mi primer abuelito, cuando éste apareció sobre la cabeza de su ex (estaba gracioso)luciendo un nuevo sudario de Oscar de la Renta, le dio la idea ¿Quién sabe?
Mientras la abuela hablaba, Pascualita saltó a la pila de lavar del comedor, cogió un buen puñado de algas y regresó al Pipiman. Hizo un parapeto, se colocó en medio, desde donde podía ver sin ser vista.
Es una superviviente muy apañá.
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