jueves, 10 de julio de 2025

Que cruz tengo con ese bicho.

 Desde que se marchó la Cartera estoy como perdida. La razón me dice que tendría que seguirla y aprender de ella su técnica para conquistar pero, con el calor que hace, mejor me quedo en casita con una jarra de chinchón on the rocks y el abanico.

El árbol de la calle, mirándome fíjamente, dijo que, de dónde no hay, no se puede sacar. ¿Querrá decir algo este trabalenguas? ¿Tiene que ver conmigo? ¡Estoy yo como para traducir galimatías viejunos!

La abuela me ha cogido ojeriza porque, desde que Geooorge habló conmigo, el inglés no levanta cabeza y ha tenido que ponerle un psicólogo para que le arregle la azotea, con el agravante de que las facturas quiere que las pague yo porque soy la culpable del desaguisado. - ¡Pero si ni siquiera soy mileurista!

A todo ésto, alguien me avisó de que Pascualita estaba de uñas conmigo: - ¿Por qué? - pregunté urbi et orbe, sin darme cuenta que la medio sardina estaba al acecho y me arreó un mordisco en la oreja de padre y muy señor mío.

Estaban tan cargados de celos venenosos esos dientes de tiburón que llevo días arrastrando la oreja por el suelo a pesar de que me la he echado a la espalda.

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