A las siete de la tarde he intentado meter a Pascualita en el termo de los chinos para salir a pasear esperando que el calor esté dando las últimas boqueadas del día... pero, sí, sí. Hoy ha quedado demostrado que el termo ya no es la solución para pasear a la sirena. Le viene estrecho y no ha querido meterse ahí.
¿A ver de dónde saco yo ahora, un trasto en el que llevar a Pascualita? ¡Pues de la tienda de los chinos del señor Li! Pero el caso es que no sé que comprar. Y es urgente porque en el último intento que he hecho para meter a la medio sardina en el termo por poco me ha mordido. Solo me faltaba esto, con lo que ha costado que se redujeran mis orejas.
He echo sacar media tienda porque no encontraba nada que me sirviera. Al final ya me miraban mal. Además, lo han dicho bien clarito: - ¡ - Aquesta pardala no sap que vol, punyeta mon!
No me ha quedado más remedio que coger algo y salir zumbando de la tienda antes de que me echaran con cajas destempladas. Volvimos a casa para comprobar si, lo elegido al tuntún, servirá para algo... ¡Una botella de boca ancha, de esas que usan en los hospitales los hombres cuando tienen que hacer pipí! Me he lucido.
Pero el caso es que es más ancha que el termo. Además es trasparente y podrá entretenerse viendo el paisaje cuando vayamos de paseo.... Solo le falta una cosa: un tapón para que la sirena no se escape.
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