martes, 29 de julio de 2025

Habrá que ver...

La abuela estuvo mosca con Andresito más de quince días, los que tardó éste en recuperar su antigua nariz. - "¡Un coma etílico! ¡Ay, Señor, que vergüenza! Y encima dices que no te acuerdas de nada!" - ¡Te lo juro por mis antepasados, cariño mío! - "A saber con quién compartiste la botella de chinchón, mal marido... ¡snif!..."

Hacía tiempo que no veía disfrutar tanto a la abuela. - Te estás pasando siete pueblos... - "Eso no es nada, nena. Un juego de joyas de Cartier está a punto de caer en mis manos" - Y vaya si cayó. 

Pascualita había dejado atrás su furia de los primeros días y seguía "viviendo" en la pecera donde la metí para salvaguardarme de ella. Ahora todo era paz en casa. Hasta el árbol de la calle se había dado cuenta: - Que gusto da cantar a toda potencia sin que interrumpan los dichosos personajes, que válgame Dios que gentecilla.

No le contesté porque estaba haciendo una cosa más importante que responder a un descerebrado de madera: meter a Pascualita en su pila del lavar del comedor... estando la sepia dentro. 

 

 

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