Me he despertado bañada en sudor porque he soñado que yo era "una apetecible sardina en aceite" - ¿Qué quiere decir esto? ¿Que voy a ser un manjar para el estómago de la sirena que es, literalmente, un pozo sin fondo? - ¡No quiero ser su petit suise!
Ando por casa como pollo sin cabeza. Y sé que soy criticada por la cofradía de la Santa Cena. Lo dicen abiertamente: - Tiene comida y se queja. ¡Egoísta! - Sí, tengo comida pero de lo que se trata ahora es de que la comida puedo ser yo ¡No es lo mismo, hombre!
Estoy tan sensible que imagino cosas. Por ejemplo, creo que Pascualita me tiene encerrada en casa, MI CASA, para engordarme y cuando esté a su gusto ¡comerme! Por qué sino, me muerde las orejas todos los días?. Tanto es así que, si me asomo al balcón las orejas llegan casi a la acera.
Un árbol tan comilón como el platanero ya se relame solo de pensar que, tal vez, pueda conseguir un trozo de mis orejas.
Así que he dejado de comer. Mi estómago se ha rebelado y ha puesto el grito en el cielo: - ¿Que culpa tengo yo de tus devaneos, boba de Coria? ¡COME, JODIA!
Hasta la Cotilla se ha dado cuenta: - ¡Jopé!, vaya vozarrón la de tu estómado. Dentro de poco cantará la Traviata jejejejeje
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