martes, 10 de diciembre de 2024

¿Bedulio tontea con la Mafia china mallorquina?

Teniendo en cuenta que dos y dos son cuatro y cuatro y dos son seis... me pregunto ¿a qué vino Bedulio el otro día a casa? Cómo no vaya buscarlo yo, me quedaré sin saberlo. El caso es que no tengo ni idea de dónde se metió cuando salió corriendo como alma que lleva el Diablo.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! - Hola, Cotilla ¿no habrá visto a Bedulio por casualidad? - Por casualidad, no. - Y se dirigió a su cuarto. - ¡¿Y sin casualidad?! (le grité) - Sí. - ¿Se puede saber dónde? - ¡Claro que se puede, faltaría más! 

Esta mujer me saca de quicio: - ¡¿Dónde ha sido?!  - En la tienda de los chinos del señor Li (se encerró en su cuarto dando un portazo) - ¡La madre que la parió! - ¡No, la madre no estaba, boba de Coria! (La voz de la Cotilla atravesó la puerta de conglomerado. A partir de ahí, dejé de oírla.)

No me quedó más remedio que preguntar a todos los personajes, cosa que me llevó todo el día. Finalmente me contenté con seguir ejercitando mis dotes de rapsoda para deleite de mis fans, las bolas de polvo: Seis y dos son ocho. Y ocho... (aquí el silencio, en su justa medida, puso los pelos de punta a quien los tiene. Por ejemplo, Pascualita erizó sus pelo-algas y el árbol de la calle sus ramas más pizpiretas. Las caras de la Cristalera se apañaron como pudieron - Estábamos emocionadas (dijeron luego)

Un redoble de tambor en la lejanía se fue acercando hasta hacerse atronador para, de repente, parar. Y en medio de un silencio absoluto, solté: - ¡¡¡DIECISEIS!!!

La ovación fue a.t.r.o.n.a.d.o.r.a.... pero sigo sin saber qué quería Bedulio.

 

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