jueves, 12 de diciembre de 2024

Si la envidia fuera tiña...

Ahora que no busco a Bedulio, me lo encuentro por todo ¡Hasta en lo alto de la copa del árbol de la calle! - ¿Qué haces ahí? (le pregunté) - ¡Eso mismo he dicho yo! (bramó la bocaza de madera) - Pasar desapercibido por vuestra culpa. - ¡¿Perdonaaaaaa?! - Habéis contado a todo quisqui que se os ha puesto a tiro, las novedades de la Cabalgata de Reyes, diciendo que soy el ideólogo de sus cambios y me salen enemigos de todos los colores.

- Todas las culturas que viven en Palma quieren lo mismo. Para contentarlos tendríamos una cabalgata enooooorme y un poquito de público viéndola pasar. Sabía que pasaría algo así si te enterabas. Por eso me escondí.

Por toda respuesta, el Arbol de la calle se ofreció como magnífico trono para sus Majestades. - Menos lobos, Caperucita, que en tu copa no cabe tanta gente.

Poco a poco, los personajes se unían a la conversación y acabamos pareciendo la ONU en plena discusión. La gente que pasaba bajo el balcón levantaba la cabeza y pronto estaban dando sus opiniones. El único que no la dio fue Pompilio porque pensó que quienes imitaran a gentes tan antiguas no llevarían calcetines.

En el cuadro de la Santa Cena, los comensales se sintieron ofendidos: - ¿Qué ha querido decir Pompilio? ¿Que somos unos pobretones? Eso me ha parecido (se iban soliviantando a medida que hablaban) - ¡Soy dueño de una barca, pitufo! - ¡Y yo! - ¡Y yo... 

Unos pasitos, rápidos y nerviosos, trajeron a un furioso Pompilio: - ¡PUTIFO! ¿PITUFO ,YO? ¡¡¡PITUFO VUESTROS SEÑORES PADRES, JODÍOS!!!



 

No hay comentarios:

Publicar un comentario