lunes, 9 de diciembre de 2024

¿Qué quería Bedulio?


Llamaron a la puerta. Temiendo que fuera el vecino de arriba abrí la puerta pertrechada con la escoba como arma defensiva, a pesar de las quejas de la susodicha. - ¡Te denunciaré ante el Sindicato de Escobas y fregonas! Estoy para barrer. Punto pelota. - No te pongas chulita que, si hay que arrear escobazos, se arrearán. - ¡Soy pacifista, boba de Coria!

Por suerte para todos, en el rellano estaba Bedulio, tiritando de frío. - ¿Si te pido asilo... político, me acogerás? - Depende. ¿Traes el bolc de multas? - El municipal se puso a la defensiva. - ¿Me vas a hacer chantaje? ¡Eso no se le hace a un profesional de la Ley y el Orden! 

- Para una vez que tengo la oportunidad... ¿no pensarás que la dejaré pasar? Son muchas las multas ilegales que me has puesto, Bedulio. Hasta mi primer abuelito está enfadado contigo por eso - Un escalofrío recorrió su espina dorsal para, al final, darle una fuerte sacudida que a punto estuvo de tirarlo al suelo.

El ánima de mi primer abuelito, sentado como un faquir a altura de mis orejas, dijo: -  ¿Puedo preguntar con voz fantasmal, nena? - ¡Ancha es Castilla! (grité) - Cinco segundos después, Bedulio desaparecía, corriendo, tras la esquina de la calle. El abuelito estaba decepcionado: - Si no me ha dado tiempo a nada... Solo he abierto la boca... ¡JO!






















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