jueves, 5 de diciembre de 2024

El árbol de la calle está depresivo.

Las bolas de polvo que viven bajo los muebles de la salita son de los personajes mejor informados de todos porque tienen el televisor. Pero son unas pejigueras y les faltó tiempo para correr a contarle al árbol de la calle que su iluminación navideña era un quiero y no puedo comparado con la que ha puesto el Alcalde de Vigo.

 - ¡Se ve desde la Luna! (gritaron) - ¿Cómo lo sabes? (preguntó un alicaído árbol) ¡Porque lo ha dicho un anillo de Saturno en la tele! - ¡¿Estás diciendo que un anillo HABLA?! - Si, señor. Como tú y como yo.

Quedó muy triste el árbol de la calle y poco a poco, fue cambiando su aspecto hasta acabar en sauce llorón ¡Y vaya si lloró!

Las lágrimas caían en abundancia sobre el alcorque que no tardó en anegarse. - ¡Para ya, jodío, o tendrán que venir los bomberos a achicar agua! (protestó furioso) - Me pareció una idea magnífica y no dudé de echarle leña al fuego poniéndome a cortar cebollas a fin de hacer más grande la catarata.

Con los ojos hinchados a más no poder, penas veía, recibí a los bomberos con mi mejor sonrisa hasta que recordé la rebanada de pan payés tostado, con aceite de oliva y dos ajos bien refregados, que desayuné ésta mañana. 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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