viernes, 4 de abril de 2025

El emperdor de China.

Literalmente, aporrearon mi puerta, así que no me quedó otra que sacudirme la pereza, quitarme las legañas de una noche de sueño y cubrirme con la bata para, después ir a abrir con tan mala fortuna que el último puñetazo me lo llevé yo.

Estuve unos minutos KO mientras escuchaba el trino  de los diamantes que era algo así: - Mec, mec...

Recuperada, aunque no del todo porque la cabeza me dolía horrores, presté atención. ¡Chinos! ¡Eran chinos quienes parecían tener mucha prisa! Entonces escuché una voz conocida: - ¡Avemariapuríaaaaayyyyyydios! - ¡Cotilla! (me escuché llamándola)

Señola Cotilla ilse escalelas abajo. ¡Col.le mucho! -  ¡Señor Li! ... - Boba de Colia. A mi casa venil Empelador de la China. Gustal mucho gambas goldas ¡Tu tlael.las! Yo pagal mucho. Empeladol de la China decil que si no habel gambas goldas en mesa, mandal coltal mi cabeza- ¡Ostras, Pedrín! - Ostlas, no. Gambas goldas. - Se fue dando un portazo.

Fui al mercado de Pere Garau en busca de algo que pudiera contentar al exigente Emperador de China. Ninguna gamba me parecía suficientemente gorda. Al final fue Pascualita quien medio la idea al saltar, de mi escote a un rape medio cubierto de hielo. - ¡Colas de rape, bien compuestas darán el pego! De vuelta a casa ya me vi llevando un gran Collar de la Orden de las Gambas Gordas, impuesto por las reales manos del Empera... dor de la ... China... ¡Pero si no hay emperador que valga en la China. ¡La madre que parió al señor Li!

 

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