martes, 15 de abril de 2025

La Procesión fantasma.

Se nota nerviosismo en el ambiente. Y no es para menos pues ya queda poco para que los comensales de la Santa Cena, coman. ¿Recordarán como se mastica después de tanto tiempo de ayuno y abstinencia? 

Mi primer abuelito se ha presentado llevando un precioso sudario, de seda salvaje, de color morado y repartiendo saetas por doquier. - Que pena que no tenga música... - Tus deseos son órdenes para mi, nena - Inmediatamente el sonido de trompetas y tambores con la cadencia de los pasos de las Procesiones, llenó los rincones de casa.

Una rama del árbol de la calle llamó a la ventana de la cocina. - ¡Abre, jodía, que quiero escucharlo! - Las notas salieron a una libertad ansiada y jugaban a perseguirse unas a otras llevando su soniquete por todo el barrio. Las vecinas, sorprendidas, se preguntaban unas a otras. - ¿Desde cuándo pasa por aquí una procesión? - ¡Oh, Dios mío!Y yo con éstos pelos

Vecinos y vecinas corrieron a sus casas, ellas a ponerse rimel. Y la peineta de plástico recién  puesta a la venta en la tienda de los chinos del señor Li. ¡No sabe ná el gachó! Ellos, la corbata de las bodas y se apresuraron a coger sitio sin saber por dónde vendría.

Al día siguiente, se comentaba lo raro de la Procesión porque nadie la había visto en ninguna de las calles del barrio. ¿Por dónde pasaría? - El caso de la Procesión fantasma se comentó durante mucho tiempo a falta de otras noticias. 

Mi primer abuelito tradujo a Pascualita: - Dice que si le dejáramos tirar buchitos de agua envenenada a la gente del barrio, hablarían de ello ¡Vengaaaa! ¡Porfaaaaa! - El abuelito tuvo que intervenir: - ¡Que nooooooo, pesada! ¡Y no tires al suelo el agua de la pila de lavar, puñetera!

No hay comentarios:

Publicar un comentario