¡Que rico el potaje de Semana Santa! con sus espinacas, sus garbanzos, sus repápanos... y el bacalao. Una delicia que solo probamos, una vez al año, en Viernes Santo. La abuela invita y lo hace ella. No quiere dejar en manos de extraños (lo dice por Geooorge) algo que le traspasó a ella su abuela respectiva.
No se paga con dinero comer el potaje y de postre unos crespells deliciosos, teniendo a la vista la bahía de Palma tras los cristales del mirador de la Torre del Paseo Marítimo de los abuelitos. Esto me hace pensar que tengo que ponerme a la faena de darle el dichoso bisnieto a la abuela. Supongo que eso será fácil. Lo difícil es encontrar a alguien que esté por la faena de hacerlo. Porque es preguntar y ver como sale por pies el supuesto futuro padre.
Sentada a la mesa estaba, también, la Cotilla: - ¿Por qué? (pregunté a la abuela) - "Porque somos amigas desde tiempos inmemoriales y eso es un grado. " - Más grados tengo yo que soy tu nieta. - "¿Quién te ha contado ese chiste? jejejejeje ¡Es gracioso! jajajajajaja"
Que mala uva tiene la abuela... Claro que yo tampoco me quedo corta porque he traído a la Torre del Paseo Marítimo a mi primer abuelito. Me dijo que le apetecía ver cómo vivía su antigua esposa ¡Que puñetero es! Se ha presentado con un sudario morado que echa agua bendita con olor a jazmín. Ha pasado una cosa curiosa cuando ha querido comer potaje de Semana Santa. ¡Se ha dado cuenta de que está muerto y se ha cabreado un montón! Le he dicho que comeré un plato por él pero, tiene razón: no es lo mismo comerlo que ver como se lo comen.
Pascualita estaba en plan, broche prendido en el vestido de la abuela, cuando se ha tirado de cabeza a la olla y lo he sacado medio despellejado de lo caliente que estaba la comida.Total, que entre una y otro, me han dado la comida porque no me fiaba de ninguno de ellos.
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