miércoles, 2 de abril de 2025

Me lo había parecido.

Al llegar a casa después del trabajo, encontré la puerta abierta de par en par. Y pensé: _ ¡Ha entrado un ladrón! - Corrí hacia el teléfono para llamar a la policía mientras las piernas apenas me sostenían del miedo que llevaba en el cuerpo.

Al ir a descolgar el auricular, éste me dijo: - ¡Alto! No hagas las cosas a tontas y a locas... - Al oír esa frase me enfadé: - ¿A quién te refieres, so listo? Porque yo no veo ni tontas, ni locas en ésta casa. ¡Ya está bien de humillar a las mujeres, coooooñe ya!

- Disculpa, nena. Solo quiero ayudarte... Puede que sea un ladrón quien haya entrado en casa pero... ¿Ya sabes si es guapo? ¿Si juntos alcanzáis la felicidad? ¿Si roba para llamar tu atención, además de hacerse un arreglo en los dientes y una liposucción ¡Tal vez sea el futuro padre del bisnieto de la abuela!... No puedes acusar a nadie sin conocerlo. - Visto así...  Miraré si lo encuentro y a ver qué pasa. De todas las maneras, llevaré un arma encima por si acaso.

Con Pascualita en el bolsillo, di con el ladrón echándose una siesta después de comer un buen plato de fabada asturiana de bote. Le miré largamente. Me fijé en sus pestañas pelirrojas que hacían juego con el chaleco. Era original... y empezaba a gustarme cuando alguien,  cantando una dulce melodía, lo atrapó y en un plis, plás, se lo comió. 

- ¿Pascualita... ? ¿Te has comido a un ladrón? - ¡Afirmativo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario