miércoles, 9 de abril de 2025

Tragaldabas.

 Pascualita ha descubierto que le gusta la fabada de bote. Como consecuencia de ello, los botes que tengo en la despensa, van desapareciendo. Lo he constatado cuando he ido a por patatas para hacer la tortilla de ídem porque al entrar he pisado la última lata y he ido dando bandazos hasta caer, sentada, en la silla de la cocina.

¡Hasta sudores fríos me han dado pensando en el daño que podría haberme echo si no tuviera un entrenamiento militar para acabar sentada en la silla de la cocina, en éste caso, que para eso está!

De mi boquita de pitiminí, han salido recios insultos castellanos y mallorquines, dedicados a la Cotilla. Porque no podía imaginarme a ningún otro de los personajes de casa abriendo un bote de fabada. Ni siquiera los comensales de la Santa Cena. De todas maneras escuché una conversación entre la Escoba y la Fregona: - La nena, muy lista ella jajajaja, cree que ha sido la Cotilla jajajaja ¡Que ingenua!

Aquello me puso de mal café y hubiese tirado un kilo de lentejas por el suelo si no me hubiese acordado de una lección que me dio la abuela: - No tengas la casa como una leonera porque puede llegar el futuro padre del bisnieto ¡asustarse, salir por pies y si te he visto, no me acuerdo! 

Dichosa abuela. Es como la Espada de Damocles, cargándose el placer de la venganza por si me cae la espada encima. Que jodía la abuela.

Desde la silla de la cocina he descubierto al ladrón. En el cubo de la basura brillaba una lata abierta con los dientes... de tiburón que, en casa, solo tiene ¡Pascualita!


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