martes, 18 de marzo de 2025

¿A qué venía tanta carrera?

¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa!... ¡Hasta luego, Lucas! - La llegada y salida de la Cotilla fue un visto y no visto. Y el caso es que se repitió varias veces en el mismo día y aunque me moría de curiosidad saber de qué iban esas prisas, ella era más rápida que yo y no tuve opción de preguntar nada.

Esto se convirtió en  la comidilla de la casa, abuela incluida, que se dio de bruces contra la Cotilla cuando ésta salía de estampida a no se sabe dónde. - "Nena ¿"eso" era la Cotilla?... ¿A dónde va con tantas prisas?" - Eso quisiéramos saber Pascualita y yo. - "!Mira que morado me está saliendo en el muslo! ¿Qué lleva en el bolso? ¿piedras?"

A mediodía ya se había enterado todo el barrio de Pere Garau de las extrañas carreras de la CotillaY surgieron los comentarios: - ¿Pero qué edad tiene esa mujer? - Es más vieja que la Catedral. Lo sé de buena tinta (aseguró el vecino sabelotodo) - Dicen que cuando llegó a Palma Jaime I el Conquistador, ella ya andaba por aqui... - Lo creo porque mi abuela, que murió hace tropecientos años, la tenía de modista. - Creo que se entrena para la maratón de la Cuarta Edad...

La abuela y yo esperamos en el balcón a verla llegar. Venía despatarrada, arrastrando los pies y tirando del enorme bolso que se veía, absolutamente, vacío. En la puerta de  la finca la esperaba Bedulio, libreta de multas en ristre. Hablaban bajito y apenas entendí: - ¿Yoooo, corríaaaaaaaaaaa? ¿A mis años? ¡Anda... ya...!

Ahora duerme una gran siesta que nos ha permitido mirar dentro del bolso. No había nada. Ni polvo.

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