La Cotilla y mi primer abuelito llevan una semana sin aparecer por casa. Me extrañó tanto que pensé que se habian liado. Y a medida que han ido pasando los días me he convencido de ello. Sin embargo, como hacen los buenos periodistas, hay que contrastar la noticia y eso he hecho: he llamado a mi bisabuelastra la Momia.
Hacía tiempo que no escuchaba una carcajada tan contagiosa: ¡Ay, ay, ay, ay... Me vas a matar de risa! jajajajajajajaja - Finalmente colgó el teléfono.
Mientras me secaba las lágrimas, pensé que debía rematar la faena y llamé a gritos a mi primer abuelito: - ¿Qué pasa, nena? Cocó me está probando un nuevo sudario para despedir el Carnaval. Suelta tantas lágrimas que ha inundado el taller de costura... - Se lo solté de sopetón: -¿Tienes un lío amoroso-festivo con la Cotilla?.
Le dio la risa floja y llenó la casa de agua. Tuve que abrir el balcón de par en par para desaguar tanto líquido. - De pronto me enfadé: - ¡Ya vale de reírse de mi! ¿estáis liados o no? - ¿Pero cómo... jijiji... se te ha jijijiji... ocurrido semejante jijijiji... tontá? ¡¡¡JAJAJAJAJA!!!
- ¿Por qué no venís por casa como? - ¡¿A TU CASA?! ¡¿PARA SALIR CON DOLOR DE CABEZA?! ¡¡¡NO, GRACIAS, NENA!!! -
Boquiabierta y ojiplática me quedé... - Si fuiste tú quién propició el diálogo entre los personajes. - ¡Pero es que están todo el día dándole a la sinhueso y al final tienen que meterla en agua! Me voy, que esto no hay quién lo aguante.
Y desapareció dejando un reguero de agua tras de sí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario