jueves, 27 de marzo de 2025

Asilo familiar.

Llamó la abuela diciendo que se acoge al asilo familiar en mi casa. Quedé patidifusa. - Primero se pide, después yo veo los pros y los contras de semejante pedido y te doy una contestación dependiendo de los informes recabados. - "¿Desde cuando me hablas en swajili, boba de Coria? Ya estás abriendo la puerta del piso o le pego tal patada que saltaran las bisagras" - Tampoco hay que ponerse así, mujer... 

En cuanto escuché el primer pitido de los coches, comunes, avasallados por el rolls royce de los abuelitos, corrí a abrir la puerta de par en par. Y como la Reina de Saba entrando en el palacio del rey Salomón, así hizo la abuela su entrada en casa y todos los personajes se sintieron insignificantes, árbol de la calle, incluido.

Casi pisándole los talones entró Gooooorge, el mayordomo inglés y se dirigió directamente , a  la cocina. A mi se me alegraron las pajarillas al pensar que, durante unos días, no comería de bote.

La abuela reconquistó su antigua habitación proletaria para regocijo mío y cabreo de la Cotilla en cuanto llegase. Mi primer abuelito, flotando sobre las ramas del árbol de la calle más cercanas al balcón, preguntó: - ¿Por qué está mi ex aquí, nena? - Eso quisiera saber yo. 

Poco después, sentadas a la mesa del comedor, con Pascualita colocada en el arnés prendido en la solapa del vestido minifaldero, en plan broche, la abuela contó: - "Me he ido de mi casa por culpa del fútbol. Un marido sirve para complacer a su esposa cuando ésta se le insinúe ¡Y no para depender del fútbol!" 

En ese momento entró Geooorge con la paella de marisco ... ¡hecha con té! ¡La mother que lo parió!

 

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