lunes, 24 de marzo de 2025

¡La que se armó!

Esto fue lo que me despertó - ¡Aaaggg! ¡Que ascooooo! ¡Fuera de aquí! - Salté de la cama, asustada por lo que pudiera encontrarme en casa. Salí tan rápida de la cama que se me olvidó encender la luz y me di de bruces contra la pared. Prueba de ello es el chichón de la frente. 

Grité, asustada y dolorida. Después, con paso, más o menos decidido, emprendí el camino hacia la puerta... pero el mueble de cajones se movió lo justo para estrellar contra él al dedo meñique. Entonces sí que se me oyó de punta a punta del barrio. Fue el rugido de una hembra de cromañón, cabreada de antemano, partiéndose un meñique contra una enorme piedra pómez: ¡¡¡GGARAAOOO!!! 

Así como pude, abrí la puerta del cuarto en el mismo momento en que un proyectil tierra-aire y helado como un témpano, se estrelló contra mi pecho y ya no hay palabras para explicar el alarido que salió del fondo de mi cuerpo. Fue espectacular.

Cinco minutos después llegaban los coches de policía, los bomberos y las ambulancias, todo en plural porque nadie podía pensar que era todo, unicamente, producto de mi persona.  En el barrio amaneció antes de tiempo con las sirenas de todos poniendo las luces y la música a la negrura de la noche No hubo ventana que no se iluminara. Ni voces que no pidieran explicaciones.

Al final, al saber de dónde procedían los alaridos, todo se apagó. De las ambulancia conseguí dos tiritas: una para la frente y otra para el meñique. De la policía una multa por escandalosa. A los bomberos les  pedí un calendario pero no llevaban

Pascualita sigue dentro del bolsillo de mi pijama reponiéndose del manotazo que le di cuando chocamos.  

Solo después de ponerme tibia de chinchón on the rocks, recordé a qué había venido todo el jaleo y pregunté al árbol de la calle. - Es que un caracol subía por el tronco y esa baba que echa me pone.... ¡hiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiistéricoooooooooooooooooooooo!

 

 

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