lunes, 5 de mayo de 2025

Alegres despedidas.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla entró en casa como una exhalación, ansiosa por cortarle un traje al prójimo. - ¡Nena! Menudo braguetazo dio tú abuela el día que le echó la vista encima a Andresito. ¡Les sale el dinero por las orejas! Deberían repartir un poco a nosotras las pobres... - Hombre, Cotilla, que usted tiene bien forrado el riñón. En cambio yo, no soy ni mil eurista. - ¿Qué tendrá que ver la velocidad con el tocino? 

Como siempre, nos vamos por los cerros de Ubeda y luego tenemos que rebobinar. - Estos días tiran la casa por la ventana. Me he enterado que han comprado ropa de vestir, francesa. - ¿Quiere decir que han cambiado el armario? - El armario, no. Lo de dentro. ¿A santo de qué? -

Se ha pasado el rato de la comida elucubrando sobre el por qué de tanto gasto. - ¿Esto va a durar muchos días? (pregunté) - ¿El qué? - El ataque de celos, Cotilla. No hay quien la aguante.

Por la tarde hablé con la abuela: - "Que bien lo estoy pasando, nena. En El Funeral enlazamos una fiesta con otra hasta que se hayan colgado las fotos de los que nos dejaron en plena obras de la cafetería. Hay que despedirlos como se merecen y he renovado mi armario. Andresito dice que la cartera echa humo. Pero yo le digo:  Cariño, a las penas, puñalás Y el que venga detrás. que arree" - ¿Yo también? (pregunté, compungida) - Naturaca.

 

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