miércoles, 7 de mayo de 2025

Fumata negra.

El vozarrón del árbol de la calle, cantando el Brindis de la Traviata, lleva horadando mi cerebro desde las seis de la mañana. Tendría que haber salido a tirarle un cubo de agua, o mejor aún, prenderle fuego... Pero soy la única persona que lo oye y lo sufre. Cualquiera le dice a la gente que lo he hecho porque canta a voz en grito, cuando ellos solo ven un árbol, pelao y mondao.

La Cristalera se ha cerrado a cal y canto, por lo que ha tenido sus más y sus menos con su hermana gemela de la parte exterior. ¡Que mal se llevan éstas dos!

Los comensales de la Santa Cena están expectantes sobre quién será el nuevo Papa y con el estruendo de las discusiones y el vozarrón, están de los nervios porque no pueden escuchar lo que dicen en la tele. Aunque da igual. Ellos solo hablan y entienden en arameo.  Además, van a lo suyo, sobre todo uno que se llama Pedro, no para quieto. - ¡Voy a ganar yo! grita  a los cuatro puntos cardinales... o son Cardenales porque, esa es otra. ¿De dónde sale tanto cardenal? La cosa se les ha ido de las manos. Antes eran cuatro y el cabo y podíamos jugar a adivinar quién sería el ganador porque recordábamos los nombres pero ¡ahora es imposible! Pedro insistía: - ¡Yo ganaré! - y acababan por darle la razón para que se callara: - Vale, titi. Para ti la perra gorda.                              

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