Pascualita me dijo un día, a través de mi primer abuelito que se comunica con la sirena por telepatía, que una vez estuvo en el Nilo. (Uno de los dos se ha equivocado, pensé) La sirena nació y vivió en el mar, que está salado y el agua del río es dulce, por lo tanto, algo no cuadra. Así que, como no tenía nada mejor que hacer, empecé una discusión.
Mi primer abuelito apareció en lo alto de la lámpara del comedor en cuanto lo llamé. Pascualita estaba en mi escote sin que su cara de pez mostrara la más mínima curiosidad. Expliqué el motivo del encuentro ... así que no pudiste estar, nunca, en el Nilo. Uno de vosotros dos se equivocó. - Pascualita sacó a pasear su pequeña pero terrible, dentadura de tiburón. Se considera doña Perfecta y no consiente que duden de ella. Mi primer abuelito no pudo mentir o ahora no estaría en el Más Allá de los buenos.
La conclusión a la que llegaron, después de más de una hora porfiando. Uno decía Sí y la otra NO, luego cambiaron las tornas porque se aburrían, fue que YO LO HABÍA ENTENDIDO MAL PORQUE TENGO LA CABEZA LLENA DE GRILLOS.
Naturalmente, me rebelé contra semejante resultado y quise continuar la discusión pero para entonces había llegado la hora de la siesta y eso es sagrado.
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