Unos gritos histéricos me sacaron de la ensoñación en la que había caído delante de la tele de la salita - ¡¿Qué pasa?! - Como los gritos seguían y nadie contestaba a mi pregunta, no tuve más remedio que levantarme del sofá e ir a ver a qué venía tanto escándalo.
Encima del aparador se habían congregado infinidad de bolas de polvo que se maravillaban ante el cambio de prespestiva, de ver el comedor a ras del suelo o verlo desde las alturas como ahora. Algunas, curiosas, alcanzaron a mirar a través del cristal del cuadro de la Santa Cena y saludaron, entusiasmadas a sus vecinos. Uno de los comensales fue a lo positivo: ¿Traéis comida? - No, porque nunca nos falta (dijo una) - ¿Qué coméis? - Polvo. - Ni eso tenemos...
Los gritos seguían. Venían de... ¡el cuarto de baño! - De camino entré en la cocina a recoger a Pepe el jibarizado. - ¡Ya era hora que me sacases de ahí, boba de Coria! - Menos quejas, Caperucita (le dijo la nena y le paró los pies... que no tenía)
Metí a Pascualita junto con el llavero, en mi escote. - ¿Nos vamos de excursión? - Mi primer abuelito hizo acto de presencia y tradujo: - Sí.
Ante la puerta del baño estaban la abuela y su bisabuelastra, se notaba que sufrían de incontinencia urinaria por los bailes que se marcaban: Ùn pasito palante, María. Un, dos, tres, Un pasito patrás. - ¡Aaah! ¡Hay dos cucarachas en el cuarto de baño ¡ay, ay, ay, ay, ahííiiiiiiiiiii ¡Corred y traed hojas de laurel! - La Escoba y la Fregona,que no se pusieron de acuerdo en quien sería el matarife, corrieron más que el tio de la Lista pero, quien llegó primero a la puerta, fui yo.Aççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççççxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
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