Estamos en el mes de Mayo. El mes de las flores. Y como suele ocurrir todos los años, por éstas fechas, en la solitaria maceta del balcón ha salido una pequeña, humilde y bonita, florecilla de frágil apariencia.
Ha sido el árbol de la calle quien me ha avisado del acontecimiento: - ¡¡¡NENAAAAAAA, HA SALIDO UNA FLOR!!!
Pasé al balcón y una vocecita dijo: ¡Hola, soy Miniflor! - ¡Que mona! (dije) - La florecilla, no era ni frágil ni humilde: - ¡He dicho Miniflor, no Monaflor! ¿Estamos?
Pensando que estaba de bromas le seguí la corriente y dije: - ¿A qué te arranco las raíces de un tirón? - Apenas acabé la frase recibí un mamporro de una rama del platanero. Me revolví contra ella que, poniendo cara de no haber roto nunca un plato, dijo: - ¡Perdón, pero solo soy un mandado!
Mientras, en el interior de casa también había barullo. La Escoba y la Fregona discutían a cuenta de la sirena que había trasvasado el agua salada de la pila de lavar del comedor, al suelo: - ¡Paraaaa, media sardinas de las narices! - Pero Pascualita no atiende a razones cuando se lo está pasando bien. Además, la Escoba le reía la "gracia", cosa que enfurecía más a su compañera que, harta, la cogió por el palo y se lió a escobazos contra la sirena que no se esperaba un ataque tan virulento y ni tiempo tuvo de sacar a pasear su famosa dentadura de tiburón...
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