Como si acabara de caer de un guindo, mi Olfato se dio cuenta de que estaba más solo que la una. Además estaba acostumbrado a estar pegado a mi nariz y la echa a faltar. Es verdad que había habido temporadas en que los mocos eran un problema cuando me constipaba pero bueno, es algo que viene de fábrica.
Mi nariz, aunque siente, en parte, la soledad sin el Olfato, tiene más compañeros con quienes socializar: el Gusto, el Tacto, la Vista y el Oído. Les llamaban los Cinco Magníficos cuando estaban juntos y reunidos en mi ser. Pues, como decía mi tío Juan: tanta gloria lleves, como descanso dejes.
- ¡ Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla entró en casa como una exhalación. - Nena, creo que has descubierto América. - Está atrasada de noticias. Anda que no hace tiempo de eso... - ¿Tienes más olfatos independentistas? Hay varias personas que van al trapicheo por la noche, que me los comprarían y yo te daría un tanto por ciento de la ganancia... ¡Piénsalo, boba de Coria!
Salí al balcón a rumiar lo dicho por la Cotilla y, al parecer, interrumpí una conversación entre el árbol de la calle y Pascualita porque al verme hicieron mutis por el foro.
Mi primer abuelito salió al quite y me informó: - Que dice el árbol que qué pena no sentir el olor de los jazmines (refiriéndose a mi) - A lo que la sirena respondió: - ¿Los jazmines se comen rebozados?
No hay comentarios:
Publicar un comentario