Me lo ha dicho mi primer abuelito: - Nena, Pascualita quiere ir a la playa. - No me di por enterada porque doña Celos reunidos Geyper vio en televisión a personas que se lanzaban al mar en aguas heladas y lo contaban como algo extraordinario. Así que también quiere salir ella en la tele haciendo cosas más extraordinarias aún como, por ejemplo, bucear bajo los icebergs, meterse en un mar embravecido, nadar entre remolinos tan grandes que se tragan un trasatlántico entero...
Mientras él contaba lo hablado con la sirena, yo negaba con la cabeza. - ¿Por qué no, nena? - Porque lo que, realmente quiere es huir. Volver a su hábitat natural: las simas más profundas del fondo del mar. Donde las antiguas sirena criaron a sus hijos durante miles de años sin ser descubiertas. - Pues déjala que se vaya... - ¡Eso! Y tu ex me haría picadillo antes de mandarme al Más Allá.
No había terminado de hablar con el abuelito cuando un buchito de agua envenenada pasó rozando mi nariz - ¡Estate quieta, jodía! - y salí corriendo al balcón.
Me quedé un rato mientras el sol daba de lleno en la Cristalera. - Te vas a enfriar (dijo ésta) - Y no se equivocó. De golpe y porrazo di un concierto de estornudos que dediqué al barrio entero. El árbol de la calle tembló solo de pensar la cantidad de virus que le echaba encima. Entre atchís y atchís le dije: - Los mismo que me mandas tú cuando cantas y encima, tengo que escucharte.
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