sábado, 4 de enero de 2025

Esto es un sinvivir...

Poco a poco mi cara vuelve a la normalidad. El ojo se ha asentado en la cuenca como si no hubiera pasado nada. Y sí que ha pasado porque, de buena mañana, ha venido Bedulio a traerme una multa por la escandalera que monté unos días atrás mientras mi ojo crecía sin parar y corría por el suelo.

-  Gritaba de dolor. - No me cuentes tu vida, boba de Coria. Paga y descansarás. 

En el cuadro de la Santa Cena, los comensales se arremolinaron para ver qué pasaba. Las bolas de polvo se agruparon formando un montón en forma de Arbol de Navidad polvoriento. Quedaban monas todas marroncitas aunque un poco monótonas. Hasta que llegó Pompilio y colocó sobre "el árbol" calcetines de mil colores. 

A Doña Celos Reunidos Geyper, o sea: Pascualita, le faltó tiempo para pedir, imperiosamente, que su pila de lavar del comedor, tuviese el mismo trato que las bolas de polvo. Pompilio no se hizo de rogar y en un santiamén la pila quedó preciosa.

Satisfecho su capricho, la sirena se dedicó a hacer rabiar a Pepe el jibarizado, contando lo bonita que estaba su pila. Y claro, hubo respuesta y en vez, del clásico villancico de éstos días, escuché el OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO, de una cabeza hueca pidiendo no ser discriminada.

Después de comer me eché una siesta para templar los nervios, de la que me despertaron unos gritos histéricos. La Cotilla estaba barriendo el "árbol de Navidad polvoriento" ¡en horas de descanso laboral de la Escoba!

No hay comentarios:

Publicar un comentario