Como estamos en tiempos de rebajas he pensado comprar un nuevo termo a Pascualita. Supongo que habrán salido nuevos modelos desde que compré el que tiene. Se lo he comentado y aunque parece que, ni te entiende ni le importa lo que le digo, se ha mostrado contenta con la novedad: ha sacado su dentadura de tiburón a pasear, que ella entiende por una sonrisa encantadora. Esto lo dijo mi primer abuelito ¡Hay que tener narices!
Entré con paso firme a la tienda de los chinos del señor Li y expuse a la dependienta lo que quería: un termo infantil. - ¿Sel pala niño tuyo? - No. - ¿Pala niña tuya? - Tampoco. Es para ... mi (le importará mucho para quién sea a la pava ésta - pensé) - ¿Y quelel que sea infantil? jajajajaja ¡Tú sel tonta jajajajaja! - (¡La madre que la parió!)
Me puse seria: - Llama al señor Li. Soy amiga suya - Pensé que saldaría corriendo en pos de su jefe, haciéndome unas veinte inclinaciones típicamente orientales. Pero que si quieres arroz, Catalina. Marchó en busca de su jefe con la risa caracoleando, todavía, en su boca.
El señor Li me preguntó para que le había echo llamar: - ¿Tú tenel gambas goldas pala mi? - No. Quiero un termo infantil porque tienen la boca ancha y... - ¡jajajajajajaja! ¿Tú sel mamá? ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!! jajajajajajaja - Chica decil que tú sel tonta ¡Y sel veldad! jajajajaja. - Pero que modales son estos ¡Soy una clienta! - Tu no clienta. Hacel años que no complal nada a mi. - Dicho ésto se dio la vuelta y se perdió por los pasillos de la tienda. Y yo salí de allí pisándome la moral.
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