sábado, 18 de enero de 2025

¡Lo dijo!

Si me vieran los del Libro Guinnes de los Récords me inscribirían como la mujer que hace más estornudos que nadie por minuto ¡en todo el mundo! Es un no parar y la culpa la tiene la abuela.

Se presentó en casa echa un pincel, con un traje sastre minifaldero de color verde pistacho y botas mosqueteras rosa chicle. Sobre ello un amplio abrigo de lana imitación cebra. Había ido a la peluquería donde le hicieron un corte de pelo asimétrico con una punta que le tapaba un ojo y la hacía bizquear. Hay que tener valor para decir que era la viva imagen de la elegancia. Pues, lo dijo. - Andresito, que ya no se asusta de nada, la miraba embobado.

Iban a El Funeral a celebrar la fiesta de San Antonio Abad. A beber, a bailar, a comer espinagades y lo que se tercie. De repente me entraron ganas de divertirme: - ¡Vendré con vosotros! - "¡¿Con éstos pelos?! ¡NI HABLAR! Puede que éste allí el futuro padre de mi bisnieto ¡Tienes que ir niquelá!"

Me mandó a su peluquería y mientras yo corría por la calle, la abuela dio instrucciones con el móvil a la peluquera. 

Al volver a casa, sobre la cama estaba la ropa que tenía que ponerme: - ¡Es de verano! -  "Es lo más sexi jijiji que tienes"

Conseguí que me dejara llevar el anorak y salí a la calle echa un cromo y muerta de frío. El "peinado" no ayudaba a sentir calor. Ahora mi cabeza era una bola rapada totalmente excepto un mechón de pelo arco iris que salía de la coronilla y terminaba sobre un ojo. Cuando me vio la abuela dijo: - "Está bien pero hace falta mi elegancia innata para lucirlo!" 

Ahí empecé a estornudar y aún no he parado.

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