Llamó la abuela: - "Ya sé que has tenido visita, pillina" - ¿Te refieres al Médico? - Se hizo el silencio al otro lado de la línea... - "¿O has tenido más?" - No que yo sepa. - "Esta respuesta es ambigua" - Cuando duermo la siesta no me entero si suena el timbre de la puerta... - "Si no estás al tanto de las cosas cómo vas a encontrar al padre de mi bisnieto"
- No empecemos con la misma canción de siempre, abuela. Lo que tenga que ser, será. Ah, otra cosa: Me he enterado que si algún día tengo a tu bisnieto, primero será mi hijo no tu bisnieto... - "Y tú entérate de que puedes quedarte sin la Torre del Paseo Marítimo ¿Qué te parece?" - Que sí. Que tendré un bisnieto antes que un hijo...
Luego me contó que su hijastro, el Médico, llegó a su casa contentísimo y enseñando el morado de la espinilla que le hice yo. - "Dijo que solo tú eras capaz de arrear patadas que dejaran tanta huella. Lo tienes en el bote, nena. Se trata solo de que la próxima vez que le veas le rompas un hueso y caerá, redondo y sin puntilla, a tus pies ¡y ya tendremos al futuro padre y todo quedará en familia!"
- ¿Qué dice a eso Andresito, abuela? - "Ya sabes que es un mojigato. Dice que sería una unión pecaminosa entre hermanos. Le he dicho que nasti de plasti. Hermanos políticos, sí. Nada más... ¿Y si usara tú método con él?"
Inmediatamente apareció mi primer abuelito, envuelto en nubes de vapor. - Que sudario más "vaporoso" llevas (le dije) - No es sudario sino para hacerme sudar: estaba en la sauna oyendo a tu abuela ¡Salva a Andresito de sus garras!...
Pero yo ya tenía la cabeza en otra parte: ¡Tienen sauna en el Más Allá!
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