lunes, 11 de agosto de 2025

La Esfinge.

Intentaba defenderme del calor a base de abanico y agua del botijo cuando sonó el timbre de la puerta... y nadie corrió a abrir. Eso me indignó. - ¿Qué, no hay ningún señoritingo, o señoritinga, que pueda levantar el trasero para llegar a la puerta y ver quién llama?

Y empezaron las excusas: - OOOOOOOOOOOOOOOOOO  - ¡Oh, claro, Pepito no puede porque solo es una cabecita jibarizada! - Ah, las bolas de polvo pueden correr bajo los muebles pero ir a abrir la puerta no, hija, no. - ¿Y tú qué, Pascualita? ¿Tampoco puedes? No sea cosa que se te estropee la cola de sardina ¿verdad? - ¡Pues, que sepáis que estoy hasta el gorro de ser la criada de todos y ...! - Es la Esfinge, nena (dijo mi primer abuelito desde lo alto de la lámpara del comedor ¡aunque tampoco fue a abrir!)

La Esfinge esperaba, pacientemente, en el rellano de casa. Es una artista de la espera. En su día no cogió una silla sino que se tumbó, cómodamente, sobre la arena del desierto a ver pasar la Historia. - ¿Ha valido la pena? (pregunté suavemente para no incomodarla) - Ay, levanta la voz porque, entre los años que tengo y la de arena que me entra en los oídos, me falla un poco la audición. - ¡¿Qué sí ha valido la pena la espera?! - ¿Es un trabalenguas? ¡Me gustan! jajajajaja LA PENA, LA ESPERA jajajajaja 

Los ojos de la Esfinge miraron mis gafas con envidia. - Dichosa tú, nena. - No se lo tome así. Siempre hay que estar limpiándolas... ¿qué le pasó a su nariz? 

Una nube negra tapó el sol. Pensé ¿qué he hecho? mientras se me doblaban las piernas. La voz profunda de la Esfinge se dejó oír de nuevo: - NO HABEIS APRENDIDO NADA. ¡¡¡NADA!!!... Quien lo hizo aún continúa escarbando un túnel hacia el centro de la Tierra escapando de mi ira... Está en las antípodas .

Entonces me di cuenta de que la Esfinge habla como le da la gana, En ésta ocasión lo hace contestando a las preguntas en zig zag. 

domingo, 10 de agosto de 2025

Las puertas del Cielo.

He llamado a la abuela porque hace tiempo que no hablamos. El repipi de su mayordomo inglés me ha dicho lo de siempre. - Madame no estar... Un momento. No ha sido textual. Le ha faltado especificar: Madame DECIR QUE no estar. Esto me ha escamado y he preguntado Entonces, ¿es verdad que no está? - Yes.

Seguí preguntando: ¿Tardará en volver? ¿Está en la peluquería? ¿En El Funeral con Andresito? ¿Está de viaje?... Dijo: no lo sé - No y No - Sí - ¡Vaya, me podría haber invitado! jejeje - ¿Cuándo vuelve? - Cuando se abran las puertas del Cielo en lugar de las del Infierno.

En ese instante no caí, fue después, cuando el repiqueteo del cerebro, poniendo las letras en su sitio, me di cuenta que Geoooorge y yo nos habíamos entendido. La abuela está a las puertas de Gaza, junto con los camiones de ayuda humanitaria. ¿Por qué? (me dije) Porque, en su juventud, sufrió el Holocausto nazi... Y como muchos, se sigue preguntando: ¿NO APRENDIERON NADA?

sábado, 9 de agosto de 2025

Se acabó la discusión.

Se ha formado un pollo junto al cuadro de la Santa Cena. - ¿Qué pasa, qué pasaaaaa? - gritaba hasta, desgañitarse, el árbol de la calle. Había tal guirigay que era difícil entenderse. Tuvo que ser Pepe, la cabeza jibarizada, quien pusiera un órden. - OOOOOOOOOOOOOOO. - Afortunadamente, mi queridísimo primer abuelito, estuvo al quite y se presentó luciendo un fantástico sudario de seda china con unos leones estampados que, entre rugidos y frufrús pusieron unas notas folklóricas al jaleo.

Pascualita, a la que le gusta más una buena riña que un chocolate con churros, también se expresó sobre lo que ocurría en casa. Mi primer abuelito, después de escuchar a unos y a otra, dijo que Pompilio quiso imitarme haciendo el tonto mientras en las manos llevaba el fruto de media nuez (no le caben más) Y entre saltos de carreras, tropezó contra el cristal del marco del cuadro de la Santa Cena, la nuez se hizo picadillo y ¡no fue esto lo peor! sino  que un poco del polvillo resultante se coló a través de marco y ahora, los comensales  discuten si pueden comerlo o seguir esperando que llegue la nueva Semana Santa.

De repente se hizo el silencio: - ¡¿Qué pasa ahoraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa?! - dijo el histérico del árbol de la calle. - Que ya no hay nada ¡Pascualita se lo ha comido!

viernes, 8 de agosto de 2025

¿GANAMOS? ... ¡¡¡ SI !!!

Después de la siesta me he preparado un batido de helado de almendra, bien fresquito, al que le he echado un chorrito de chinchón on the rock. Pascualita observaba mis movimientos totalmente concentrada. Como era la primera vez que hacía ésta combinación cogí un poco con una cucharadita para dársela a probar a la sirena. Buena es ésta para probar cosas nuevas.

No se fía de nadie. He aquí otra prueba del por qué de su larguísima vida. A partir de aquí empecé a hacer tonterías. ¿Por algo especial? Simplemente, el cuerpo me pedía juerga. Empece andando como un pato mareado. Tropezando a diestra y siniestra mientras soltaba unos hipos portentosos. Los personajes, sorprendidos, se partían de risa: - ¿Quién quiere batido sabrosón? ¡Hijaleeeeeeaaaa! ¡Huuuyyyyyyyy que ricoooo! ¡Rápido, que me lo acabooooo!

De pronto vi que el el suelo estaba en el techo... y  viceversa - Pues sí que es fuerte el batido (me dije antes de que mi cabeza chocara contra el suelo y gran parte de mis neuronas adelantaran sus vacaciones cayendo por el balcón)

Mientras, varias galaxias lejanas se acercaron a nuestro sistema solar para ver qué pasaba con tanto escándalo. En mi cabeza creció tal chichón que, directamente, pasó a ser el favorito del campeonato. Eso me olió a chamusquina pero no dije nada... por si ganaba. 

 

jueves, 7 de agosto de 2025

No gano para sobresaltos.

He oído decir a una clienta muy asidua de la tienda del señor Li que éste aún lleva el miedo en el cuerpo, a pesar de que no recibió ni un rasguño cuando voló, literalmente, sobre mi balcón. - Tampoco mi balcón salió herido, a dios gracias. - ¿No vas a comparar?

 - ¿Por qué no? Yo le tengo mucho cariño ... - ¿A un trozo de hierro? - Pues sí señora. Nunca se ha portado mal conmigo. Ha evitado, muchas veces, que me cayera a vacío porque las mallorquinas , y ahora he visto que también los chinos, no estamos hechos para volar. - Visto así...

Las COFRE, que tienen buen oído para lo que les interesa, parece que sintieron el pellizco de los celos y dieron por echo que el balcón era mi personaje favorito. A partir de entonces y con muy mala uva, llamaron al balcón "El Hierrro, en tono despectivo.

Fueron pasando las semanas hasta que un día, estando yo asomada al balcón, vi pasar al señor Li. Al verme hinchó los carrillos y en seguida supe que me preguntaba por sus imaginarias gambas gordas. Dije que no con la cabeza. El señor Li giró en redondo yéndose por donde había venido. Pascualita, que estaba en mi escote, estuvo a un tris de ser descubierta por el chino. 

miércoles, 6 de agosto de 2025

Cada loco con su tema.

Hemos tenido que ensayar mucho hasta lograr que, desde fuera, no se vea a Pascualita cuando va dentro del pipimán. Es más pesado que llevar la antigua cantimplora de la tienda del señor Li. Tengo que poner más agua y las plantas que haga falta. Propuse que fueran de plástico pero la sirena nos mostró su dentadura de tiburón después de probar una.

El señor Li se presentó en casa sin avisar. - ¿Tu quelel decil a mi que pasal? - ¿Ya ha bebido chinchón de buena mañana? (sé de buena tinta que ha cambiado el sake por el chinchón) - ¿Tu tenel casa pala gambas goldas que gustal a mi? ¡Yo quelel! - ¿Y dónde la pongo? ¿en el balcón?

En dos saltos se plantó en el balcón y de la inercia que llevaba pasó por encima de la barandilla y aterrizó... en los fuertes brazos de dos chinos-guardaespaldas.

La gente que lo vio gritó horrorizada. Yo en cambio escuché un comentario de las Cofre que, al ver volar al señor Li, dijeron: - ¡Menos mal que no tenemos competencias para limpiar lo que ocurre fuera de casa! - ¡Y estamos en hora de descanso!

martes, 5 de agosto de 2025

Otra de las historias de Pepe el jibarizado.

Cuando ha amanecido aún había personajes que seguían sin enterarse de cuál había sido la pregunta que hizo Pepe el jibarizado. ¡Mejor! así no tendremos que contestar a lo que no sabemos y ésta vez lo diré clarito: Con tantas discusiones se nos ha olvidado todo, así que ¡a otra cosa, mariposa!

Hubo quién resopló aliviado por no tener que seguir pensando. Otros se hicieron los chulitos diciendo: Pues yo lo sé pero no quiero decirlo. - Pascualita se hizo la desentendida metiéndose en la pila de lavar del comedor que cada día tenía más algas. Parecía una jungla acuática. Allí pasaba desapercibida.

De repente Pepe el jibarizado empezó a hablar. - Yo era el guerrero más guapo de la tribu. Tenía muchos pretendientes y pretendientas que querían llevarme al huerto. Pero yo no tenía ganas de trabajar ¿no era el guerrero más apuesto de la selva? pues de algo tenía que valerme ese título. 

Mis admiradores y admiradoras empezaron a murmurar de mi: que si no daba un palo al agua. Que si llevaba muchas plumas de guacamayo. Que sí que se veía guapo subido a los árboles aunque otros tampoco estaban mal, etc. etc.

El jefe de mi tribu acordó un trato con el de la tribu vecina: - Yo me cargo al guapo, le robo las plumas. Luego digo que lo habéis matado vosotros. Hacemos una lucha entre tribus. No gana nadie y nos quitamos al guaperas de encima y algún que otro que nos haga sombra. 

Se dieron la mano, que mi jefe no soltó hasta quedar de acuerdo en una cosa: - La cabeza reducida del guaperas, será para mi... - Sí, hijo, sí. Para ti la perra gorda.

lunes, 4 de agosto de 2025

Abuela ?QUIEN VIENE? - ¡Y yo que puuu,,, sé!

Las bolas de polvo, corriendo bajo los muebles como si no hubiera un mañana, gritan: - Uh, uh. ¡Que viene, que viene!. Así llevan desde que se han despertado. -  Cambiad el disco, jodías?!- Pero que si quieres arroz, Catalina. Ellas seguían a lo suyo. Finalmente tuvo que ser Pepe el jibarizado quien hiciera la pregunta clave: - OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

Las bolas cerraron la boca al instante y se arremolinaron bajo el aparador con cara de susto.

El silencio, después de la algarabía, era "estridente"  Hasta Pascualita se tapó lo que, se supone, son sus oídos. Yo también puse el grito en el cielo (nunca mejor dicho) - ¡Abuelitoooooo ¿Cuál es la pregunta clave? - ¡Ay, nena, no me toques que voy llena de ¡Aaaayyy, alfileres! ¿Te puedes creer que trabajo más ahora que cuando estaba vivito y coleando, nena? ¿Quién viene? - ¡Y yo qué sé! Esas bolas están chifladas y...  - No te embales, nena. Esa era la pregunta.

Tarde un rato en responder. - ¿Ya has hecho la pregunta? - Sí ? - ¿No has podido esperar a que estuviésemos preparados para escucharla? ¡Me la sé! Es: Sí, me lo puedo creer. - ¿El qué? 

- Y así pasamos casi un día entero hasta que los astros se alinearon frente al planeta Tierra por tamaños, colores, textura y si no fuera porque en casa estábamos cansadísimos, hubiésemos dado en el clavo y aplaudido a rabiar pero ¡anda y que nos importa mucho lo que digan los astros mientras bailan el minué con paso gotoso! 

Nos vamos a la piltra, a sobar... Buenas noches.  

domingo, 3 de agosto de 2025

Valiente chapuza.

Los ojos redondos de pez de Pascualita miran, estupefactos, lo que ocurre en la pantalla del televisor. - ¿Qué estás viendo, media sardina? (pregunto mientras me siento a su lado en el sofá de la salita) ¡Anda, pero si es la historia de Ulises! A ver lo que tardan en salir tus primas. 

Lo malo de ver una película después de comer es que te entra un sueño implacable y acabas en los brazos de Morfeo sin enterarte de nada. Y sí que caí en ellos... Y sí que me enteré .

De repente Pascualita saltó sobre mi cabeza y en menos de lo que se tarda en decir Amén, me dejó el cráneo mono y lirondo. Mis propios gritos me despertaron y fueron subieron de intensidad al ver su pequeña y terrible dentadura de tiburón lanzada hacia mi. Desvié sus ataques a fuerza de manotazos. 

Las sirenas de la película daban buena cuenta de los pobres marinos atraídos por ellas con su voz melodiosa. .. sin embargo, Pascualita estaba muy enfadada con ellas porque se lanzó contra el televisor dispuesta a merendárselo. No adiviné el por qué de su rabia y tuvo que ser Pepe el jibarizado quién me lo explicara: - OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

 Luego mi primer abuelito lo corroboró - La sirena dice: ¿cuándo se ha visto que las sirenas vayan a la peluquería antes de comer?

sábado, 2 de agosto de 2025

Encantada de la vida.

Menuda se ha puesto la abuela cuando se ha presentado ante su marido con último bikini que se ha comprado. - "¿A qué es TOTAL?" (Le preguntó) -  ¿Qué es eso? - "Pues un bikini recién salido del "horno" de Versache y que ha dejado tu tarjeta del banco temblando" - No se notó mucho porque Andresito ya está muy moreno  pero sé que algo le afectó... y no fue la tarjeta.

- ¿Piensas ir "así" a la playa, cariño? - "Por supuestísimo. Cojo el sombrero y nos vamos" 

Me pareció que un ojo de Andresito, tenía un tic en el que yo no había reparado. - Nena...  no me negarás que ... "eso" es muy extremo. - "Esa es la idea, hombre... ¿Qué pasa?" - Se ve... TODO. - Los dedos de la abuela empezaron a tamborilear sobre la mesa del comedor. - y lo que no debería verse es ¡TRANSPARENTE! - "O sea, que no te gusta. Ya está el señor censor haciendo el ridículo"

Andresito no quiere que se le recuerde que durante los años oscuros fue censor. Tampoco le gusta que su tarjeta de crédito reciba fuertes varapalos. Ni que su mujer vaya a la playa dando la nota. Todo esto junto es una mala receta y tiene sus consecuencias porque, además, no encuentra el valor necesario para decirlo de viva voz. 

Las "consecuencias" aparecieron enseguida. Andresito estuvo a un tris de palmarla cuando cayó redondo al suelo. Si el médico que lo atendió hubiera sido un taurino, diría que cayó redondo y sin puntilla.

Al final todo volvió a su cauce: Andresito mejoró mucho y pudo acompañar a la abuela a la playa que, por supuesto, estrenó el carísimo Versache y al día siguiente salió en la portada de los periódicos y abrió los programas de higadillos.

viernes, 1 de agosto de 2025

Tedio.

Ha venido a casa un repartidor de paquetes. Es una moda que lleva unos años implantada en Palma. Antes cargaba con los paquetes quien hacía la compra. En el caso de mi abuela, como es riquísima y tiene mayordomo inglés, los transporta él... en el rolls royce. Ahora se compra por internet y te lo mandan a casa mediante una persona. Llaman al timbre. Preguntan - ¿Nena? - Soy yo. - Le traigo un paquete. - Abres, te lo entregan y se van casi sin decir adiós.

He tenido el tiempo justo de abrir y me ha puesto el paquete en las manos. - No pesa mucho... - he comentado para alargar la visita pero, como siempre, ha sido un visto y no visto.

He llevado el paquete a la salita y apenas he podido con el ¡Pesaba un montón!   - ¿Qué demonios es esto? - Tedio - contestó mi primer abuelito colocándose sobre la tele. - ¿Tienes complejo de muñeca andaluza? Te falta el toro... - Leyó el nombre de la compra y tiró el paquete lejos: - ¿Tedio? ¡Quita, quita!

La escoba se acercó a indagar: - ¿Esto mancha? - No, pero aburre ¡lagarto, lagarto!

Antes de que la escoba tirara el paquete por el balcón, se escuchó: - ¡Avemariapurísimaaaaaa! ¡Hombre, un paquete que no quiere nadie! Esta noche me lo llevaré al trapicheo - dijo la Cotilla que no desperdicia nada,          

jueves, 31 de julio de 2025

Pequeñas aventuras.

Sentarse en uno de los bancos de piedra que hay en el Paseo del Born es, además de gratis, muy agradable. Y si encima hay músicos callejeros deleitando a los palmesanos y visitantes, con sus instrumentos pues miel sobre hojuelas. Eso pensaba yo viendo pasar a la gente bajo los altos plataneros que forman una cúpula vegetal allá en lo alto.

Por un momento tuve un flach de algo conocido pasando raudo como una centella frente a mi. Di un respingo. -¿Qué ha sido esto? ¡Uf, que sofoco! ¿Será la menopausia? ¡Espero que no porque aún no tengo padre para el bisnieto de la abuela y yo quiero la Torre del Paseo Marítimo!

Después me dio por reír. - Menos mal que estos plataneros no cantan como el marisabidillo de casa. - Un árbol sirve para hacer sombra y pare usted de contar... Bueno, también para que los perros hagan pipí... - Unas voces potentes, aterciopeladas, surgidas de las alturas, cantaban ¡el Brindis de la Traviata! 

Pegué tal salto que fui a caer contra las mesas y sillas puestas en el paseo por uno de los restaurantes que lo "habitan" - De nuevo el flasch anterior volvió a cruzarse conmigo y aunque atolondrada por el golpe y la sorpresa, reconocí, incrédula, al personaje: Era el comensal de las treinta monedas del cuadro de la Santa Cena.

- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo has salido? - ¡Harto! Tengo que gastar mi dinero, sino, para qué lo quiero. - Mientras intentaba explicarse, lo agarré por un pie y de esta guisa lo llevé hasta casa donde fue interrogado por sus compañeros: - ¿Has comido? - ¡Qué va! - Pues, anda que...

 

 

miércoles, 30 de julio de 2025

Modelo de alta costura.

Me senté a esperar la reacción de  la sirena pero no pasó nada. Me di un poco más de tiempo antes de mirar dentro de la pila de lavar de comedor. No encontré ni rastro de la sepia. Con lo saltarina que demostró ser mientras estaba en el puesto del mercado me dije: - Le habrá cogido gusto a salir de parranda y se habrá escapado por el balcón.

Pregunté a unos y otros pero no sabían ni de qué les hablaba: - ¿Qué es una sepia? - Espero que no cante, ya nos basta con el árbol de la calle. - ¡Ah, ya sé de qué hablas! Es un extraterrestre como ese que decía: Mi casaaaaaa...

Los dejé por imposibles y le deseé buen viaje a la sepia. A partir de ese momento me olvidé de ella.

Una tarde mi primer abuelito me despertó de la siesta con un potente ¡TACHAN! para enseñarme el nuevo modelo de sudario, distinto de los vistos hasta ahora. - ¿Qué lo hace distinto? (le pregunté) - Su textura. Sus cambios de color y para que no sea tan formal ¡tira tinta si estás un rato sin reír! - ¡Como una sepia! (dije yo)

He aquí lo que pasó: Pascualita, encantada con el tren acuático se dejó ver poco. La sepia se volvió transparente y no se bajaba del tren hasta que, un día, los dos bichos chocaron entre sí. La sepia soltó su tinta y gritó: entramos en un túnel. Prohibido sacar los brazos por las ventanillas.

La sirena, encantada de llevar la contraria al lucero del alba, disfrutó mucho y si en algún momento pensó que no estaba sola en la pila de lavar del comedor, corrió un tupido velo y se olvidó de ello.

martes, 29 de julio de 2025

Habrá que ver...

La abuela estuvo mosca con Andresito más de quince días, los que tardó éste en recuperar su antigua nariz. - "¡Un coma etílico! ¡Ay, Señor, que vergüenza! Y encima dices que no te acuerdas de nada!" - ¡Te lo juro por mis antepasados, cariño mío! - "A saber con quién compartiste la botella de chinchón, mal marido... ¡snif!..."

Hacía tiempo que no veía disfrutar tanto a la abuela. - Te estás pasando siete pueblos... - "Eso no es nada, nena. Un juego de joyas de Cartier está a punto de caer en mis manos" - Y vaya si cayó. 

Pascualita había dejado atrás su furia de los primeros días y seguía "viviendo" en la pecera donde la metí para salvaguardarme de ella. Ahora todo era paz en casa. Hasta el árbol de la calle se había dado cuenta: - Que gusto da cantar a toda potencia sin que interrumpan los dichosos personajes, que válgame Dios que gentecilla.

No le contesté porque estaba haciendo una cosa más importante que responder a un descerebrado de madera: meter a Pascualita en su pila del lavar del comedor... estando la sepia dentro. 

 

 

lunes, 28 de julio de 2025

El espía.

Una mañana casi me doy de bruces contra Pompilio al cruzarme con él a la salida del baño. - Huy, perdona. Casi te aplasto... (le dije) - Entonces, el gnomo de los calcetines se puso a llorar desconsoladamente y poniéndose de rodillas me pidió perdón. - ¡Buaaaaa! ¡soy un traidor y tu una santa! (Jopé, me dije, de qué va la película)

Entre lamentos, hipos, jipíos y moqueos varios, Pompilio declaró que Andresito venía a casa cuando yo no estaba, registrándola tratando de averiguar "algo" del misterio del "pececito" - ¡Perdóname por no habértelo dicho, nena¡ - ¿Qué ha descubierto? - A la sirena - ¡¿Qué?!¿Por qué no lo evitaste? - Soy muy pequeño y Pascualita tiene un genio que hay que temerle... - ¡No me calientes la boca que yo puedo ser peor!

Entonces sonó el ruido de la llave de la puerta de casa. Metí a Pompilio en el bolsillo del delantal y me escondí en la despensa mientras le hacía señas a Pepe el jibarizado para que no me descubriera. El berrido, acompañado de gritos, llantos, saltos y demás episodios dramáticos que siguen a la mordedura de la sirena, sonaron como clarines. Cogí la botella de chinchón de la nevera y dije, tajante: ¡No dejes ni una gota! - Dentro de poco no recordará nada. Ni siquiera qué hace una nariz elefantina pegada a su cara y arrastrando por el suelo.

 

 

domingo, 27 de julio de 2025

El porvenir.

Pasaron las semanas sin que apareciera el llamado pececillo y Andresito seguía preguntando por él. - Que cansino es tu marido, abuela. - "No tenía ni idea de que lo fuera tanto. Ya no sé qué decirle porque el pobre lo hace de buena fe. Incluso ha querido tirar de sus amigos influyentes en las finanzas: - No me costaría nada hacerlo, querida. - Pero le he dicho que no, por activa y por pasiva, pero no ha sido hasta que me he puesto en jarras y le he gritado: - ¡No quiero que por un capricho tonto tengas que deber favores a nadie!. De momento ha cerrado la boca".

Una mañana fui al mercado de Pere Garau a por pescado. Estando en la cola, una sepia saltó dentro de mi cesta. - ¡Que susto me ha dado! (dije, sobresaltada) y reímos de muy buena gana el pescadero y yo! La puse con sus hermanas. Y tantas veces lo hice, tantas veces volvió a la cesta el animalito. Hasta que el hombre me dijo: - ¡Se ha enamorado de ti! Llévatela.

Aquello me dio que pensar: - ¿Acaso podría ser el padre del bisnieto de mi abuela? - Ante la duda metí a la sepia en la pila de lavar del comedor y me preparé para ver lo que me deparaba el porvenir.

 

 

sábado, 26 de julio de 2025

Menudo embolado.

Andresito preguntaba por "el pescadito" para ver como estrenaba el tren submarino. Pero la abuela y yo sabíamos que, por muchas razones, no podíamos presentárselo. Estaba escondido en mi cuarto porque de pescadito no tenía nada. 

Se había convertido en un monstruo marino, con la dentadura de tiburón siempre presta a morder y comer porque había vuelto a probar la carne humana. Cosa que le trajo a la memoria aquellos gloriosos atracones de marineros que hicieron famosas a las sirenas. ¡Y quería seguir con esa dieta, la jodía!

Así que le dijimos a Andresito que queríamos un pececito original que tardaría un poco en llegar a la tienda de peces. - Es del Tibet. Y difícil de coger. Además, los serphas lo tienen como amuleto... - ¿Para subir al Himalaya? - "También para bajar"  (dijo la abuela, muy seria) - ¿Lo llevan en tapers, en escabeche? - "¡No!... en pecera irrompible y anticongelante" - Bueno, bueno. ¿No me negaréis que es un bicho raro? 

Le dimos la razón ya que no podíamos darle nada más hasta que la medio sardina se calmara. 

viernes, 25 de julio de 2025

¿Y el pescadito?

He llamado a la abuela: - Necesito un barco hundido para Pascualita o se me va a comer viva. - ¡Verywel! Yo muy contento. - ¿Geoooorge? ¡La madre que te parió! Pónme con mi abuela, bebedor de agua caliente. - Primero decir quién ser Pasc... ¿Pasc... qué? - ¡Tu padre! Mira que vengo y te asesino. Por una vez, el difunto será el mayordomo.

Ipso facto, pasó el teléfono a la abuela. - "¿Por  qué asustas al pobre Geoooorge?" - ¡Quiere saber quién es Pascualita! - "Ah, eso sí que no. Voy a ponerle las peras a cuartos" - La sirena necesita un barco hundido, grandecito... - "Le pediré a Andresito que haga hundir uno." - que quepa en la pila de lavar del comedor y ella pueda moverse a gusto en el ¡Piensa que tiene el tamaño de una sardina en aceite!

Media hora después, los coches tocaron sus pitos anunciando, cabreados, que el rolls royce de los abuelitos acababa de aparcar en la parada del bus.

Trajeron una caja. Desde lo alto de la lámpara del comedor mi primer abuelito quiso ver que había dentro: ¡Un tren! - ¡No era est...! - "Calla y escucha" - Andresito decía: - Me ha costado encontrarlo pero aquí lo tienes: un tren de juguete que funciona bajo el agua. Tu pescadito será el primero en usarlo. - ¿A que lo has comprado en la tienda de los chinos del señor Li? - ¿Cómo lo sabes, nena? - Porque lo que él no tiene es que no se ha inventado. 

jueves, 24 de julio de 2025

Ay, que trajín.

Pongo la radio y se sigue hablando del segundo incidente del mordisco. Me tiene preocupada porque, realmente, nadie sabe nada. Solo saben del dolor que les causaron los mordiscos a  quienes los recibieron pero nadie tiene la imagen de los "mordedores" O sea, que pueden decir tanta cosas... Y hasta desbarrar sobre ello. Ahí es donde está el peligro. Que alguien pueda decir: - Fue cosa de sirenas que siempre se ha dicho que tienen muy mal genio.

Pues eso fue lo que paso ¿Y quién lanzó al aire la palabra en cuestión?  Nada más y nada menos que la abuela cuando un reportero, micrófono en mano, se le acercó para preguntar si ella  tenía alguna idea original: - "Decididamente, estos ataques han sido cosa de SIRENAS"

Lo vi en la tele mientras la Cotilla y yo comíamos la fabada de bote sacrosanto. - ¡Mira, tu abuela jajajajajaja ¡como le gusta figurar! ¡Sirenas, dice! Está pallá.

Me atraganté de la sorpresa que recibí. Después me dio por hablar: - ¡Anda que si esto lo digo yo, me manda con mi primer abuelito! - ¿El qué? ¿Lo de la sirena? Ni tú, con lo cazurra que eres, dirías una tontería igual.

Por cierto, he llenado de agua de mar la pila de lavar del comedor y he puesto muchas algas diferentes. Cuando la sirena parece interrogarme sobre su barco hundido , me hago la tonta y digo - ¿Dónde está? Tengo que arreglar este desaguisado...

miércoles, 23 de julio de 2025

Ha mordido un pez.

Estaba tan cansada que me quedé dormida en una silla del comedor. Pasaron muchas horas. La Cotilla me dejó una nota diciendo que algo había pasado en la playa.

- Mi primer abuelito me susurró al oído: - Nadie sabe dónde está Pascualita

Pegué tal salto que choqué contra él que flotaba en lo alto del techo: - Menudo chichón me salió. Aún me duele. - ¡No te quejes, abuelito, que a ti no te saldrá! - Por suerte, no. Es antiestético (que raro se ha vuelto desde que lo visten grandes maestros de la aguja) -  ¿Dónde está Pascualita? (pregunté) El árbol de la calle, gritó: - ¡En la playa!

- ¡Oh, noooooooo! - ¡Corre. Creo que la han detenido! - ¡Noooo y mil veces nooooooooooo!

Corrí a la playa. Pasé como una exhalación junto a los corrillos de gente, asustadas todavía de lo que NO habían visto: si era UN PEZ quien atacó a una señora de ochenta y cinco años. O fue un tiburón tintorera, o una manta raya... 

Llegué en un santiamén al grupo de policias y periodistas que comentaban la jugada pero, a mi solo me importaba una cosa ¿dónde estaba la sirena?. Mis ojos se dilataron cuando la vi arrastrarse por la culata de una de las pistolas policiales colocada en su cartuchera. Al llegar al gatillo y apretó, sin éxito.

 La medio sardina me había visto y sabía que tenía que correr. Mordió la mano del policía. Este pegó un salto y corrió sin rumbo gritando su dolor por la playa mientras la mano mordida del guardia crecía y crecía y crecía...

Me puse a la par con él. Agarré a Pascualita y de un tirón seco la arranqué de aquella mano magullada aunque no pude evitar que la sirena se llevara un buen bocado.

Fue todo tan rápido que nadie se enteró. Subí al autobús mientras, escondida en mi escote, la sirena se relamía terminando de comer un pedacito de guardia. Mientras, en la la playa todo el mundo preguntaba: - ¿Y ahora, qué ha pasado? 

martes, 22 de julio de 2025

Nada!

. La que se ha organizado en casa con la escapada de de Pomilio. De momento todos han querido independizarse. Y dicho y echo. Abrieron y cerraron cajones, baúles. armarios... Descubrieron prendas olvidadas. Disfrutaron como críos probándose todo lo habían amontonado en medio del comedor. - Bueno, chicos. Ahora hay que ver que vais a tirar.

- ¡Qué! ¡Pero si nos gusta todo! ¡No vamos a tirar nada! - Entonces lo haré yo... 

Cuando me vieron decidida, corrieron hacia el montón de ropa abrazándose y gritando como locos. - ¡Noooooooooooooooooooooooo- Tuve que darles una charla como si fuese un entrenador de fútbol. ... Y así tendréis sitio para llenarlo de cosas nuevas ¡Estaréis guapetones!

Cada vez, el montón de lo que debía tirarse, era más grande. Ya no lloraban tanto... Los suspiros fueron, cada vez, más suaves... De todas maneras, hubo momentos en que algún personaje se echó atrás y tuve que improvisar otro sermón  ¡y convencerla otra vez!

Pascualita nunca había visto algo así y se negó en redondo a dejar que le quitaran el barco hundido. - (Le dije) ahora hay cosas mas modernas... Vengaaaa... Suéltalooooo...

De  repente se acabó la paciencia de la sirena y se lió a lanzar bocados al aire con su poderosa dentadura de tiburón. Rompió ropa, complementos... y finalmente cayó rendida al suelo y se durmió. Aproveché el momento y saqué toda el agua de mar de llenaba la pila de la torre del Paseo Marítimo. Cogí el barco hundido y lo llevé a las vías del tren. El choque fue espectacular. No quedó nada de la tragedia. Los miré a todos y a todas fijamente y dije: 

¡¡¡ NADA!!! 

 

lunes, 21 de julio de 2025

Pompilio, emigra.

Hace un bochornos de tres pares de narices debido al calor y, según me ha contado mi primer abuelito, tenemos una baja entre los personajes de casa. He estado tan ocupada en mis cosas (que bien queda esta frase en un momento de apuro) que no he notado su falta.

- ¿Vosotros sabíais algo de ésto?  - pregunté, urbi et orbe. - Por supuesto NADIE sabía nada. Entonces lo intenté con la Cotilla sin que supiera de quién le hablaba, claro. Para no darle pistas que pudieran desvelar al Personaje Oculto, esperé a que la Cotilla volviera de sus trapicheos y de limpiar los cepillos de las iglesias que le tocaran este días. Seguí esperando a que hiciera una reparadora siesta después de estar toda la noche en danza. Luego comimos albóndigas con tomate de bote . Entonces empezó el Tour de Francia y es de rigor seguir a los ciclistas despierta, entre cabezada y cabezada, mientras suben al Tourmalet y recibir al ganador totalmente despiertas para poder comentar  lo que no hemos visto. Por último llegó el momento de los comentarios. Y dije; - Se rumorea en el Barrio que, algunos vecinos han emigrado a sitios más frescos. - Mejor. Más anchos estaremos.

Seguimos hablando. De repente me vino un flasch: ¡Pompilio, corriendo como un descosido, en busca de calcetines a los que desaparejar, en calles llenas de nieve! - ¡Animo, amigo, los Personajes estamos contigo! (gritó el árbol de la calle)

sábado, 19 de julio de 2025

"Pobre" Pascualita.

Llamó la abuela: - "Tienes contento a Andresito, nena, porque has dejado a su hijo hecho unos zorros." - Pero si estaba encantado. - "Eso decía pero su padre no puede consentir que todo un señor doctor llegue a casa  como si lo hubiera atacado Atila.

Luego se puso en plan confidente bajando tanto la voz  que yo, apenas la oía: -" pisip pisip, pisip... " -  No sé qué dices... - "No querrás que Andresito se entere por mi y por tu culpa... -" ¿Mía...? - "de que la sirena existe y es muy agresiva. No sabes el trajín que nos dan los ojos del Médico. Cuando menos lo esperas se caen al suelo y tenemos que buscarlos bajo los muebles." - La abuela se explayó: - "Como le dije a Andresito, ya sabes lo dramático que es, que según se mire (¿ves? me tengo que reir) es gracioso cuando se los coloca al revés en las cuencas: a veces mira bizco, otras estrásbico... Bueno pues Andresito no ve el lado cómico de las cosas"

Seguimos hablando un rato más partiéndonos de risa...- "Huy, tengo que arreglarme para ir a El Funeral. Recuerda, aleja a Pascualita del Médico no vaya a ser que le pase algo a mi chiquitina"

Y colgó. 

viernes, 18 de julio de 2025

A ver si hay suerte.

Aún no habían puesto las calles cuando sonó el teléfono. Era la abuela que había estado casi toda la noche de francachela con sus amigos en El Funeral. - Nena... ¡hip! ... espabila y no te duermas en... ¡hip! ... los laureles porque ha llegado mi hijastro, el Médico... ¡hip! y ha preguntado por ti. 

- ¿Y a mi qué? - Pídele que te haga a mi bis... nieto... ¡hip! ... jodía.

Me costó trabajo dormirme de nuevo. Al final me bastó recordar que el Médico es masoquista para coger, de nuevo, el sueño.

A mediodía, mientras comía una fabada de bote, Pascualita saltó al plato y por poco me la trago. Estaba nerviosa. No se estaba quieta y al final tuve que llamar a mi primer abuelito. - ¿Qué le pasa? - Que va a venir el hijastro de mi ex... ¿Le vais a dar fuerte? - No sé. Hace tanto que no lo veo que no sé si sigue con sus rarezas. - Bueno, ya me contarás. Me voy que me espera Dior para una prueba.

Cuando el Médico llegó a casa eran más de las seis de la tarde. Lo recibí en jarras. - Un poco más y no llegas (le dije mientras le arreaba una gloriosa patada en la espinilla) - Inmediatamente soltó unos lagrimones que bastaban para acabar con la sequía de un pueblo. - Ay, nena, que feliz me hace ver que no has perdido tu arte. ¡Aaaayyyy, como duele! 

Pascualita aprovechó el viaje escupiendo agua envenenada a los ojos del pobre hombre, por lo que recibió efusivas felicitaciones.

jueves, 17 de julio de 2025

Quien la sigue, la consigue.

Me pareció haber oído la puerta de la calle al abrirse: - ¿Quién es? (pregunté desde la salita porque, con éste calor, no tenía ganas de moverme). Pero nadie contestó. Repetí la pregunta con el mismo resultado. Entonces, creyendo que eran ladrones y que alguno pudiera estar de buen ver, salí de la salita para darme de bruces son una mujer, desconocida y pintada como una puerta: - ¡Oiga! no puede entrar aquí como Pedro por su casa... Ay, ahora que la miro bien... me es conocida. 

La mujer dio media vuelta y entró en el cuarto de la Cotilla ... ¿Cotilla? ¿De qué va disfrazada? 

A la vecina se le enganchó una pestaña postiza con un bucle de la peluca rubia platino que llevaba encasquetada. Trató de desengancharse y acabó partiéndola en dos. - ¿A qué es de la tienda de los chinos del señor Li? jajajajajaja

Solo entonces caí en la cuenta de que había empezado la batalla por el ánima de  mi primer abuelito que se dejaba querer. Así como de la propiedad de la Torre del Paseo Marítimo que quería para mí. Y tuve que jugar mis cartas. Llamé a mi bisabuelastra, la Momia. Cuando le conté que la casquivana de la Cartera le tira los tejos al abuelito, al otro lado del teléfono se escuchó la voz poderosa de la Momia, a pesar de sus ciento y pico de años: - ¡Geooorge, volando a casa de la nena!

En menos de lo que canta un gallo, el rolls royce batió su propio récord de velocidad. Cinco minutos después de aparcar en la parada del bus, la Momia y su enamorado mi primer abuelito, más suave que un guante de seda, ya estaban haciendo "manitas" 

Ahora solo falta que me salga un buen candidato para ser el padre del bisnieto de la abuela. 

martes, 15 de julio de 2025

¡Van a volar cuchillos!

Mi casa se ha llenado de las dos terribles palabras. Resuenan por doquier y entre tanto guirigay sonó la voz de la Cotilla: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! - Respiré aliviada: la Cotilla no se había enterado de mi desgracia... Sí sí. Se plantó delante de mi, con cara compungida hasta que no pudo aguantar más la risa y se carcajeó a placer. 

Ya lo dice el refrán: siéntate a la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo. Ahora solo me falta tener el bisnieto para tu abuela ¡y la Torre del Paseo Marítimo será para mi! - Pero si es usted más vieja que la tos para tener bebés. - ¡Pero yo no! - dijo la voz cantarina de la Cartera. Luego se acercó a mi ordenándome: - Preséntame a tu abuelito, resalá que tiene que estar de toma pan y moja.

De lo alto de la lámpara del comedor caían las babas del abuelito. Está visto que, a pesar de llevar un montón de años en el Más Allá, a nadie le amarga un dulce. 

lunes, 14 de julio de 2025

¡Oh, nooooo!

Aún faltan detalles que pulir pero, parece ser que el Pipíman  es una idea que puede funcionar bien. Hay un detallito que es primordial que funcione como un reloj suizo y es ¿cómo evitar que la sirena salte hacia el exterior, sea en casa o en la calle?

He pedido consejo a la abuela que me ha contestado... - "¿Qué consejo quiéres que te de, boba de Coria? Eso es cosa tuya. porque, vamos a ver ¿con quién vive Pascualita?" - Conmigo... - "¿De quién es la casa?" - Mía... - " Entonces, blanco y en botella" - ¿Y? - "¿Y, qué?" - ¿Cual es la solución? (pregunté) "¡Leche!" - Eso mismo me dice mi primer abuelito pero... ¿Qué tiene que ver una cosa con otra? 

La abuela se puso frenética: - "¡Ni lo sé ni me importa! (gritaba  como una loca) ¡¿Que pinta mi ex aquí?! - Te lo estoy diciendo: que habéis coincidido en ... - "¡No existe!" - Pero si lo tenemos delante... - "¡Te desheredo!"

Hasta Pascualita se puso firmes cuando estas dos palabras rebotaron de pared a pared hasta salir por el balcón y expandirse por todo el barrio.

El árbol de la calle, en lugar de estar desconsolado como lo estaba yo, engoló la voz para hablar con la abuela a pesar de que ella no lo oiría: - Soy el platanero del barrio, para servirla en lo que sea, Blancaflor. 

domingo, 13 de julio de 2025

El Pipíman.

A Pascualita parece gustarle mucho el guarda-pipís masculino. Lo hemos probado en casa y va encantada, mirando con curiosidad las cosa que pasan por su lado, por ejemplo el cuadro de la Santa Cena. Ahí he tenido que estar un rato parada y acercarme bien al cristal para que pueda saludar a todos los comensales. 

Por los ademanes que hacía, estuvieron un rato de cháchara, después tuve que pararme delante  de la Cristalera, tanto la interior como la exterior. Estábamos haciendo una visita de cortesía a todos los personajes de la casa. Las últimas fueron las COFRE (la esCOba y la FREgona)Se interesó por el trabajo de la fregona. Supongo que se disculpaba por tirar tanta agua al suelo.

Y, de repente, la medio sardina saltó del Pipíman al escote de la abuela que acababa de entrar en casa. ¡Sola! afortunadamente.

- "Ya sabía yo que tenía que venir a dar el visto bueno, o no, a éste artilugio. No lo puedes sacar a la calle con Pascualita dentro?" ¿Quiéres que la descubran y nos la quiten para que, después de estrujarla científicamente, acabe abandonada en la estantería de algún laboratorio en el interior de un frasco de formol?" - ¡Oh, no!

La sirena, se dio cuenta de que algo fallaba. Quizás la conversación que mantuvo con mi primer abuelito, cuando éste apareció sobre la cabeza de su ex (estaba gracioso)luciendo un nuevo sudario de Oscar de la Renta,  le dio la idea ¿Quién sabe? 

Mientras la abuela hablaba, Pascualita saltó a la pila de lavar del comedor, cogió un buen puñado de algas y regresó al Pipiman. Hizo un parapeto, se colocó en medio, desde donde podía ver sin ser vista.

Es una superviviente muy apañá. 

sábado, 12 de julio de 2025

Dando de baja al termo de los chinos.

A las siete de la tarde he intentado meter a Pascualita en el termo de los chinos para salir a pasear esperando que el calor esté dando las últimas boqueadas del día... pero, sí, sí. Hoy ha quedado demostrado que el termo ya no es la solución para pasear a la sirena. Le viene estrecho y no ha querido meterse ahí. 

¿A ver de dónde saco yo ahora, un trasto en el que llevar a Pascualita? ¡Pues de la tienda de los chinos del señor Li! Pero el caso es que no sé que comprar. Y es urgente porque en el último intento que he hecho para meter a la medio sardina en el termo por poco me ha mordido. Solo me faltaba esto, con lo que ha costado que se redujeran mis orejas.

He echo sacar media tienda porque no encontraba nada que me sirviera. Al final ya me miraban mal. Además, lo han dicho bien clarito: - ¡ - Aquesta pardala no sap que vol, punyeta mon!

No me ha quedado más remedio que coger algo y salir zumbando de la tienda antes de que me echaran con cajas destempladas. Volvimos a casa para comprobar si, lo elegido al tuntún, servirá para algo... ¡Una botella de boca ancha, de esas que usan en los hospitales los hombres cuando tienen que hacer pipí! Me he lucido. 

Pero el caso es que es más ancha que el termo. Además es trasparente y podrá entretenerse viendo el paisaje cuando vayamos de paseo.... Solo le falta una cosa: un tapón para que la sirena no se escape.

viernes, 11 de julio de 2025

Revistas del cuore.

Llamó la abuela - "Nena, ahora pasará Geooorge por tu casa a traerte las revistas Hola que tengo atrasadas" - ¡Pero... " - La abuela ya había colgado. Así que me tocó esperar en el balcón la llegada del rolls royce para decirle al mayordomo inglés que ¡ni se le ocurra subir a casa! No puede verme con estos orejones.

El rolls royce aristocrático aparcó donde siempre, en la parada del bus obligando a bajar y subir a sus usuarios en tierra de nadie. Ya ni discuten. La fuerza de la costumbre se va imponiendo... 

Sonó el interfono: - ¿Eres Geooorge? - Oh, yes. - Vale, pues por mi, puedes quedarte las revistas. Ya no me caben más trastos en casa y... - ¿No querer Holas you? - NO - ¿Ser for mi, boba of Coria? - ¡Que sí, pesado! Pero que no te las vea la abuela... - ¡No, no, no! ¡I happy

Desde el balcón, escondida tras la persiana, vi al estirado mayordomo dando saltos de alegría como si le hubiese tocado el Gordo de la Lotería.

La parte interior de la Cristalera se quejó, mientras destilaba envidia cochina: - ¡Me dejas huérfana de noticias del corazón más aristocrático! ¿Cómo vas a encontrar novio si no tienes referencias frescas de los guaperas del Reino? 

Así se pasó media tarde, remugando sin parar hasta que eché corrí la cortina, como un tupido velo, sobre ella. 

- ¿Era necesaria esta renuncia, nena? - dijo, un poco picado, el árbol de la calle.

jueves, 10 de julio de 2025

Que complicado es todo.

Me he despertado bañada en sudor porque he soñado que yo era "una apetecible sardina en aceite" - ¿Qué quiere decir esto? ¿Que voy a ser un manjar para el estómago de la sirena que es, literalmente, un pozo sin fondo? - ¡No quiero ser su petit suise!

 Ando por casa como pollo sin cabeza. Y sé que soy criticada por la cofradía de la Santa Cena. Lo dicen abiertamente: - Tiene comida y se queja. ¡Egoísta! - Sí, tengo comida pero de lo que se trata ahora es de que la comida puedo ser yo ¡No es lo mismo, hombre!

Estoy tan sensible que imagino cosas. Por ejemplo, creo que Pascualita me tiene encerrada en casa, MI CASA, para engordarme y cuando esté a su gusto ¡comerme! Por qué sino, me muerde las orejas todos los días?. Tanto es así que, si me asomo al balcón las orejas llegan casi a la acera. 

Un árbol tan comilón como el platanero ya se relame solo de pensar que, tal vez, pueda conseguir un trozo de mis orejas. 

Así que he dejado de comer. Mi estómago se ha rebelado y ha puesto el grito en el cielo: - ¿Que culpa tengo yo de tus devaneos, boba de Coria? ¡COME, JODIA!

Hasta la Cotilla se ha dado cuenta: - ¡Jopé!, vaya vozarrón la de tu estómado. Dentro de poco cantará la Traviata jejejejeje

Que cruz tengo con ese bicho.

 Desde que se marchó la Cartera estoy como perdida. La razón me dice que tendría que seguirla y aprender de ella su técnica para conquistar pero, con el calor que hace, mejor me quedo en casita con una jarra de chinchón on the rocks y el abanico.

El árbol de la calle, mirándome fíjamente, dijo que, de dónde no hay, no se puede sacar. ¿Querrá decir algo este trabalenguas? ¿Tiene que ver conmigo? ¡Estoy yo como para traducir galimatías viejunos!

La abuela me ha cogido ojeriza porque, desde que Geooorge habló conmigo, el inglés no levanta cabeza y ha tenido que ponerle un psicólogo para que le arregle la azotea, con el agravante de que las facturas quiere que las pague yo porque soy la culpable del desaguisado. - ¡Pero si ni siquiera soy mileurista!

A todo ésto, alguien me avisó de que Pascualita estaba de uñas conmigo: - ¿Por qué? - pregunté urbi et orbe, sin darme cuenta que la medio sardina estaba al acecho y me arreó un mordisco en la oreja de padre y muy señor mío.

Estaban tan cargados de celos venenosos esos dientes de tiburón que llevo días arrastrando la oreja por el suelo a pesar de que me la he echado a la espalda.

martes, 8 de julio de 2025

¡Que genio!

De madrugada, cuando dormía profundamente, desperté de sopetón. Algo había perturbado mi sueño. Corrí al teléfono y llamé a la Torre del Paseo Marítimo. Tuve que esperar un buen rato hasta que la voz somnolienta del mayordomo inglés preguntó: - ¿Yeeeesss...? - ¡Hola, Geooooorge di a mi abuela que se ponga, plis! - No sé qué murmuró entre dientes porque lo hizo en inglés pero debió ser algo así: - ¿Y tú móvil, palurda? - Madame no estar here... Is in the El Funeral. - ¡Andaaaa, es verdad!. Dile que me llame, plis. - y colgué.

Hacía horas que había salido el sol cuando me llamó: - Le expliqué mi súbito despertar y la visita de la Cartera. - ¿Qué te parece? - "Esta tipa busca algo, nena. Por lo que dices es una mujer mucho más lanzada que tú. Ha pensado que mi... ex (le dio un escalofrío) está vivo, es viejo y seguramente, tendrá dinero. Aprende de ella. Hazte Cartera y encontrarás al futuro padre de mi bisnieto. Eso sí, que sea más joven que mi... ex" (otro escalofrío) - ¡Pero si está en sazón! Solo tenía treinta años cuando... ¿os lo cargásteis la Cotilla y tú? - "La duda ofende, nena" - ¿En qué sentido... ? Vaaaa, dímelooo...

Y me mandó a escarbar cebollinos. 

lunes, 7 de julio de 2025

Me dió pena pero...

Durante días estuve al tanto de las andanzas de la Cartera, tal y como me dijo que hiciera mi primer abuelito. - Es un trabajo en el que se conoce a muchas personas (me dijo mientras  miraba cómo le sentaba un nuevo sudario imitando el antiguo uniforme de los carteros,  en el espejo del aparador)

- ¿Estás seguro de que quedan Carteros en el barrio? - ¡Claro que sí. En mis tiempos era trabajo de hombres. La gente escribía cartas a sus parientes y la enorme cartera de piel donde las llevaba, estaba siempre llena. Ahora se han vuelto muy melindres y llevan un carrito enorme... 

- Que antiguo eres, abuelito jajajajaja - Llamaron al interfono. - ¿Sííí...? . ¡Sube, sube, guapa! 

Me puse de los nervios en un santiamén: - Pasa, pasa. Hay que ver lo que son las casualidades. Ahora mismo hablaba de ti con... (me atraganté) - La muy bruja esperó para ver si moría ahogada o no. Cuando me repuse ella volvió a la casilla de salida de la conversación: - ¿Con quién hablabas de mi...? - Esto... con mi... abuelito...¡glúb! - Espero que bien jijiji - ¿Bien... qué? (yo había perdido la concentración) - Que hablabais bien de mi - Ah, ¡por supuesto! Pero el tema era tu trabajo. De como habéis pasado de la enorme y pesada cartera de piel a los carritos de la compra jejejejeje- ¡Que interesante hablar con un colega de tiempos pasado! ¿Dónde está? - ¿Quién ...? - Tu ab... - ¡No está en casa! Hablamos por telepatía (¡Definitivamente, estoy tonta!)

Me miró raro. Y le entraron las prisas por salir de aquí. Lo que no sé es si me oyó discutir con él porque se emperró en que los tres tomáramos unos chinchones hablando de su juventud. - Para UNA cosa que te pido ... 

domingo, 6 de julio de 2025

La Cartera.

Sonó el interfono: - ¿Sííiiiiiiiiiiii? - Abrá. por favor. Soy la Cartera: - Querrá decir el Cartero... - No. Soy la Cartera y hoy es mi primer día de trabajo en éste barrio ¿Me abre? - A ver qué remedio (murmuré)

Me asomé al balcón para verla. Mi primer abuelito apareció sobre mi hombro. - ¿Ya te has enterado de la novedad? - Las noticias corren rápido en el Más Allá. - Llevas un sudario muy colorista. - Los colores me los ha prestado el Arco Iris. Me favorecen mucho ¿no crees?

No contesté porque, en ese momento la Cartera salía del portal empujando el carro de la correspondencia. Como desde arriba no podía verle la cara, la llamé: - ¡Holaaa! Soy la vecina que le ha abierto la puerta. - Tanto gusto. - ¿Cómo se llama? - No me contestó porque ya había empezado a caminar a buen paso. - Tengo mucha faena... Adiós.

El abuelito no me quitaba ojo. - ¿Qué pasa? - Creo que tengo la solución a tu problema con la abuela... Lo del bisnieto.-  ¡Ah, sí -  Hazte Cartera. - ¿No querrás que deje mi trabajo? ¿Dónde encontraré un Jefe más comprensivo que el mío? Está haciendo un estudio sobre la, supuesta, longevidad de nuestra familia. - ¿Le has hablado de mi? - No, abuelo. Te murieron muy pronto y no me sirves como excusa cuando llego tarde al trabajo... o no llego. - ¡Malditas brujas mi ex y la Cotilla! - Estaba tan enfadado que soltó tacos como puños - ¡Abuelito, pensaré lo de ser Cartera pero.... tranquilízate.

 

sábado, 5 de julio de 2025

El día del Arbol de la calle.

El árbol de la calle no dice ni pío, sin embargo sí lo hacen los muchos inquilinos de sus nidos. Resulta que ha cogido uno de esos catarros de verano que duran tanto como las pilas Duracel y  se ha quedado ¡afónico! En vista de ésta buena noticia, Pascualita y yo hemos instaurado El Día del Arbol, que no tiene nada que ver con el que se celebra a nivel Mundial y lo estamos celebrando toooooda la mañana con unos traguitos frescos de chinchón of the rocks.

Los personajes de casa no han querido ser menos y se han ido acercando a la salita para brindar por la ronquera del árbol. 

La sirena me ha hecho notar a un personaje que se había escapado del cuadro. Era el de las treinta monedas de la Santa Cena: - ¡Hey! Estás en zona prohibida. Venga, cada mochuelo, a su olivo. - Viendo que se hacía el remolón instauré una norma de convivencia: - Quién se salte las normas no escritas, servirá de aperitivo a Pascualita. - La sirena no cabía en sí de gozo. Y el de las treinta monedas tardó, ná y menos, en volver al cuadro en un visto y no visto.

 

viernes, 4 de julio de 2025

La visita.

Bedulio llamó a la puerta. Al verlo tan serio me sobresalté e intenté recordar qué había echo yo para merecer su visita. Iba a preguntar cuando el Municipal dijo: - Me manda el Jefe a preguntar si estás bien... ¿Acaso te afecta el verano? - Pues... - ¿Tal vez la edad te va poniendo en tu sitio? - Perdón... ¿qué edad? ¿La tuya o la de tu Jefe? (notaba que me iba "calentando")

El guardia dio un respingo. - He venido en son de paz. El Jefe está preocupado porque hace tiempo que no montas pollos. Dice que eres la persona más conflictiva del barrio, cosa que es buena para nosotros para poder lucirnos luego... - ¡¿YO, CONFLICTIVA?!  Huuuuy, lo que has dicho, Bedulioooo.

- ¿Qué he dicho? Hasta ahora todo son "flores" para ti... - No piensa igual mi primer abuelitoooo... - Oh... no... ¡No tengo ninguna culpa! ¡La tiene mi Jefe por hacerme venir... ! ¡Dile que soy un mandao! ... ¡snif!... Si soy más bueno que el pan de moldeeeee... ¡BUAAA!

Que llorera le entró al pobre hombre. Me inundó la casa, cosa que enfadó a la Fregona que tuvo que dar el callo toda la tarde porque ni las cataratas del Niágara tienen tanto caudal. Y cuando conseguí que se fuera prometió rezar un montón de novenas a todos los santos más conocidos del santoral.

Amén. 

 

miércoles, 2 de julio de 2025

Bien está lo que bien acaba.

Menudo rapapolvo me llevé por parte de la abuela. Pensé que, una vez la sirena estaba de nuevo en casa, me libraría de susu gran amor pero la abuela es rencorosa, sobre todo si le tocan a Pascualita a la que ella considera su totém ante el asma. 

Aguanté el chaparrón. Al fin y al cabo la sirena está de nuevo en casa. No quiero pensar lo que hubiera ocurrido si la hubiésemos perdido... - Mi primer abuelito apareció a dos palmos sobre la lámpara del comedor, lleno de alfileres. - Estoy en pleno trabajo de probar los sudarios de la nueva temporada pero he oído a tu abuela y me he echado a temblar. Los verdugos de la Inquisición son hermanitas de la caridad a su lado. Sin ir más lejos mira dónde estoy yo ahora porque dijo que yo era un soso y a ella le iba la marcha. 

Aquella tarde dijo que se llevaría a la medio sardina a su casa, al fin y al cabo, el asma lo tenía ella. Nadie dijo nada pero torcimos el gesto. Después la Escoba salió de la despensa con un espectacular salto... Inmediatamente se le unió la Fregona que, cabellera al viento, estaba de lo más sexi. Las bolas de polvo de debajo de mi cama montaron una coreografia de lo más moderno. La Cristalera, abriéndose y cerrándose, llevaba el compás. Media hora después todo bicho viviente de mi casa bailaba.

Cuando los abuelito volvieron a la Torre del Paseo Marítimo, Pascualita se quedó en casa. Todavía había mucho que bailar y mucho chinchón on the rocks por beber.

martes, 1 de julio de 2025

CAMBIO CLIMÁTICO.

Ha aparecido en la televisión... ¿cómo qué quién? ¡Pascualita! No me lo podía creer. ¿cómo llegó hasta allí? ... ¿Cómo le digo ahora a la abuela que la sirena se ha independizado despidiéndose a la francesa? De ésta me borra del testamento...

El rolls royce de los abuelitos aparcó donde le dio la gana: en la parada del bus como si la calle fuese suya. Y claro, se llevó la gran pitada pero, como Andresito es rico de nacimiento, por un oído le entra y por el otro le sale. Y aquí paz y después gloria.

-  "¿Dónde esta mi chiquitina bonita?", me preguntó la abuela en voz baja para que no la oyera su marido. - Por toda respuesta recibió la verdad... pero no le gustó. - En la tele. - "¿Mirando la tele, durmiendo delante de la tele... ¿Por qué no está en tu escote, boba de Coria?" - Está "dentro" de la tele... - "Oh, no! ¡La han descubierto por tu culpa. Ya sabía yo que un día...!

Puse la grabación que había hecho. Se veía el desierto y se intuía el calor. - "¿Y?" - Puse el dedo junto a lo que parecía una cagada de mosca. - Es ella. Fíjate bien en los diminutos pelo-algas, abuela. Está en Egipto. En el Valle de las ballenas...

Cuando aparecieron los enormes huesos de la espalda. Perfectamente alineados sobre una cama de arena requemada, vino la explicación. Ese sitio, antes fue un mar. Un lugar que la sirena conoció bien porque, durante miles de años, se bañó en él.

El vídeo se acabó y Pascualita regresó a casa "encestando" en el escote de la abuela.

Mi primer abuelito contó que la primera Ola de calor se llevó a Pascualita. Y la nueva Ola nos la devuelve. - ¿Vamos a estar así todo el verano? (pregunté) - Eso parece... - Nos ha jodío mayo con tanta flor.... Me voy a la fresquita del Más Allá. Estáis invitados... - No quedó nadie en casa que no dijera ¡¡¡LAGARTO, LAGARTO!!!

 

 

 

lunes, 30 de junio de 2025

La que me espera.

De repente, Pascualita ha dejado de dar la lata con el aire acondicionado y, en lugar de ponerme contenta y aprovechar para dormir a pierna suelta, ahora estoy preocupadísisma... ¿Por qué lo habrá hecho? Manda narices.

He sudado tinta china estrujándome el cerebro. Y el resultado ha sido... ¡tachán! ... ¡que llevo unos días sin ver a la sirena!

¿Dónde se habrá metido? He puesto a todos los personajes de casa a buscarla pero, hasta ahora, sin resultados. Si seguímos así tendré que dar parte de su desaparición a Bedulio para que ponga en marcha la maquinaria de búsqueda de personas desaparecidas... ¿Pascualita es una persona? Creo que no... ¿Y si pregunto a Lobatón? 

Sonó el teléfono. Era la abuela. - "Nena, pónme con Pascualita porque me ha dado un pálpito raro. He sentido como si me cortaran un brazo y me he dicho: ¿Querrá decir ésto que la pazguata de mi nieta ha perdido a mi tesorito" - ¡Jopé, como afina la señora!

- Ahora mismo está durmiendo la siesta dentro del barco hundido de la pila de lavar del comedor ... ¿No querrás que la despierte? - Lo pensó un momento...  - "No, no. Mejor pasó luego a verla" Y colgó. - ¡Oh, no!

Desesperada, me asomé al balcón y grité, urbi et orbi: - ¡¡¡Pascualita, aparece, jodía!!!

domingo, 29 de junio de 2025

Cachondeo nocturno.

Mientras trataba de despertarme de un sueño húmedo, porque me encontraba flotando en medio de un mar en calma y no quería salir de allí, una flecha helada vino a chocar justo en medio de mi sueño haciendo que un escalofrío recorriera mi cuerpo al tiempo que, desde las profundidades marinas, surgía un grito desgarrador acabado en ¡la madre que te parió, Pascualita!

Menudos despertares me da el puñetero bicho antiantianatiantiiiiiiiiiiiidiluviano. La tiparraca no tiene una idea buena. Es más, está encantada. 

Lo del sueño húmedo viene porque estos días hace mucho calor y antes de acostarme cierro puertas y ventanas, pongo el aire acondicionado y me duermo como un bebé hasta que... empiezo a sudar como si no hubiera un mañana. 

Como una zombi camino entonces pasillo adelante, dejando un rastro de sudor hasta llegar al aparato del aire acondicionado. ¡Está apagado! Mientras me acuerdo de la madre que parió a   la Cotilla, lo enciendo de nuevo. Vuelvo sobre mis pasos, patinando con mi sudor, y trato de dormir de nuevo. Esta historia se repitió varias noches hasta que, harta, aporreé la puerta del cuarto de la Cotilla que no se abrió porque no estaba en casa sino a sus trapicheos.... Entonces ¿quién apaga la aire acondic...? ¡La sirena!

Desde que la descubrí me paso la noche encendiendo, una y mil veces, el aire acondicionado. Las ojeras me llegan a los pies de no descansar. Pero ella, la medio sardina, está como una rosa y encantada de haberse conocido. Anda que... 

viernes, 27 de junio de 2025

Dichosa Pascualita.

 Pascualita me mira como si no nos conociéramos. - ¿Qué te pasa, Blancaflor? (le pregunto) Por toda respuesta me lanza a traición, un escupitajo en el ojo izquierdo que, como sucede siempre, ha alcanzado un tamaño tal que van a tener que pasar un buen puñado de días hasta que pueda volver a usarlo.

- ¡ La madre que te parió, media sardina! Ahora me pasaré el tiempo buscando el ojo porque, en cuanto se independizan se hacen amigos de todo personaje que les sale al paso. Aunque sea un comensal de la Santa Cena.

Sé que acabaré encontrándolo en cuanto empiece a faltarle el fuelle . Entonces deseará volver a su cuenca para darnos la vara al resto de personajes, contando las travesuras, juegos, carreras, etc. de las que ha disfrutado.

Como ya no tengo más abuelos y abuelas, cuya muerte me sirva para escaquearme del trabajo porque el jefe ha echo mi árbol genealógico y ha descubierto que soy la persona con más antepasados centenarios del mundo. Algunos son del tiempo de Matusalen.

Así que me he presentado en el trabajo con la cuenca vacía del ojo, tapada con un parche de pirata. - ¿Vas a venir así muchos días? - Pues... seguramente. ¿Quiere un chupito de ron o prefiere chichón, jefe?

No me valió que le bailar el agua. Me puso a limpiar: - Para que no me espantes a las clientas si te ven con semejante pinta... - ¿Alguien me presta una abuela que no pida bisnietos?

jueves, 26 de junio de 2025

¡Menuda sorpresa!

Ayer no escribí... Bueno, tampoco pasa nada porque no soy Cervantes pero si digo que haré un relato cada día, lo hago aunque me cueste encontrar una idea de la que tirar como si fuera el cabo de un ovillo. Pero ayer...

Sí. Hacía calor. Como hoy y estoy escribiendo con Pascualita en plan guardia de la porra. Claro que no le hace falta porra alguna teniendo semejante dentadura, pequeña pero de tiburón. Cuando me paro a pensar  la saca a pasear y tengo que estar al tanto porque es muy rápida mordiendo la jodía.

Ayer pasó algo tan bonito... Me dieron un envoltorio que se notaba que estaba hecho con los pies: -¿Qué es esto? (dije, a punto de levantarme e ir a por las pinzas de cocina) - ¡Abrelo ya!  (gritaron los impacientes) 

De un tirón seco, me quedé con lo que había dentro: la primera prueba de un libro firmando por Isabel Jiménez-Bravo Llabrés... yo.  No supe qué decir. No sabía nada. Es una novela que escribí a vuela pluma en la pandemia. Y se quedó escondida dentro de uno de los cuadernos grandes que tanto me gustan. Este año lo descubrí de nuevo. Mientras lo leía me decía ¿Esto lo he escrito yo?

Se llama La pastilla de jabón y tiene su intringulis y no, no sale Pascualita.

La sirena es para echarle de comer aparte.

 

martes, 24 de junio de 2025

¡Lo que traga la sirena!

Esta  mañana Pascualita ha tenido que hacer de "corta fuegos" para que pudiéramos entrar en la cocina a desayunar porque el suelo de casa estaba atestado de bolas de polvo. - ¡¿Pero qué es estooooooo?! - dije en cuanto puso un pie en el suelo y éste no estaba frío y, encima, con pelo.

Llamé a la sirena a voces. - ¡No puedo salir, Pascualita! ¡No podremos desayunar! ¿De dónde sale tanta bola de polvo? ¡¡¡Socorroooooo!!! ¡Quiero mi cola cao!

Presa de un ataque de ansiedad, gritaba como una loca, cosa que repercutió en los vecinos que no querían despertarse tan temprano pues aún no habían puesto las calles.  De repente, todas las ventanas de la calle se iluminaron como por arte de magia y se llenaron de siluetas protestonas y amenazantes.

A todo esto, la sirena, a la que le gusta todo y todo le sienta bien, había empezado a comer bolas de polvo abriendo un pasillo por dónde ella pasaba reptando y con la boca abierta. ¡Hasta en el cuadro de la Santa Cena entraron las dichosas bolas y hasta allí entró la voraz Pascualita!

Ahora estamos desayunando en santa compaña, la medio sardina, Pepe el jibarizado y yo

lunes, 23 de junio de 2025

No me entero de nada.

En casa se ha destapado la curiosidad por la puertecilla del reloj. Hasta la Cotilla me preguntó: - ¿Para qué crees que sirve la puertecilla del reloj. - Me quedé ojiplática. - ¿Qué es eso? - No lo tengo claro... Tampoco sé si se trata de una tontería supina que alguien puso en su ordenador y se ha echo viral. - Eso será. - Y dando media vuelta di por terminado el diálogo de besugos... Yo sí pero a la Cotilla le gusta sacarle punta a todo: - Nunca he oído el cucú.

Se me pusieron los pelos como escarpias. - ¡¿Tendrá razón?! ¿Por qué no me pasan a mi estas cosas?! ¡Así que tenemos un cucú en casa y yo sin enterarme! 

Mi primer abuelito descendió hasta mi oído con la soltura de una araña tejedora y responsable. - Escúchame bien, alma de cántaro: Lo que ha echo la Cotilla es una suposición a la que tú ya le das cara de verosimilitud, ¡Uf, que frase me ha salido! - Ya, entonces ¿para que sirve la puertecilla, abuelito? - ¡¡¡PARA QUE SE ESCONDA EL CUCU!!!, boba de Coria! jajajajajajajaja

- ¿Pero... hay o no hay... cucú...? ¿En qué quedamos? - Pascualita, igual que el resto de personajes, se partían de risa.

 


domingo, 22 de junio de 2025

¡Que lío!

- Me han llegado rumores al Más Allá sobre la curiosidad que despierta la puertecilla de reloj de pared (me dijo mi primer abuelito) ¿A qué viene eso porque, anda que no lleva lustros en tu casa? - Pues yo no sabía nada... ¿es verdad que desde allí espías a la abuela?... Cuando se entere se pondrá como un basilisco. No quisiera estar en tu pellejo.

Pues tú no se lo vayas largando en cuanto la veas. Ni al lechuguino del mayordomo, con la mala fama que tienen ¡Soy tu primer abuelito y me debes un respeto! - Pensé que tenía razón pero... la tentación es tan fuerte...

- Me gustaría entrar contigo por la puertecilla y enterarme un poco de qué va la cosa. -- ¡No necesitas entrar ahí porque estás viva, boba de Coria! - Huy, que fuerte ha sonado eso...  Nunca me lo habías dicho ¡snif!

Esta vez, mis lágrimas de nieta, no lo han ablandado y he quedado preocupada. Antes de desaparecer en el Más Allá, escuché la voz de la Momia gritándole al abuelito: ¡Resiste, amado mío o acabarás en el Purgatorio y no es agradable.

Me he pasado la tarde sentada junto al reloj esperando que diera las horas. Estas no pasaban y al final me hice un lío y comí dos veces Fabada Asturiana. ... Ahora se acerca el tercer plato.

sábado, 21 de junio de 2025

¿Acaso tengo que conocer todos los rincones de casa?

El abuelito dejó abierta la puertecilla del reloj. Era su escondite secreto para cuando quería ver la vida que él ya no tenía. Le molestaba un poco el tic tac del reloj y las campanadas no digamos pero, si quería saber la vida y milagros de su ex, no le quedó más remedio que acostumbrarse a esos ruidos. 

La puertecilla, abierta, del reloj hizo que al, sonar las campanadas sonaran más fuerte. Todos quedamos preocupados porque el reloj tiene más años que la tos y puede descuajaringarse en cualquier momento. - ¿Qué te pasa? (le preguntó el comensal de las treinta monedas, de la Santa Cena) - Debo haberme constipado porque me han dejado la puertecilla abierta y hace corriente.

- ¿Qué puertecilla? (dije) - Pascualita, que estaba sentada en el borde de la pila de lavar del comedor, elevó los ojos al cielo como diciendo: - Ay, señor, dame paciencia. - De la cocina llegó el OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO del jibarizado que, ya puesto, contó a su manera, el último día de su vida terrenal. Y a mi primer abuelito no le quedó otra que venir a traducir esa enrevesada lengua. - Me estaba mirando en una charca que recogía agua de la nieve derretida, límpia y transparente. ¡Que guapo era! Todos, hombres y mujeres, envidiaban mi cuerpo serrano al que adornaba con hermosas plumas de guacamayo. Pero ese día fatal, aún no había amanecido cuando el Jefe de la tribu vecina se levantó con dolor de muelas. Salió a la calle con su machete-corta-cabezas-ajenas. A su vez, yo salí también en busca de una charca donde asearme y mientras me lavaba la cara mi cabeza cayó en el arroyo. Fue una extraña sensación ver mi cuerpo desde otra prespectiva.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


jueves, 19 de junio de 2025

Cómo cansa ser mala...

Cuando salgo a la calle, lo hago de tapadillo y muy temprano, antes de que pongan las calles. No quiero que se rían de mi. Para volver a casa compré, en la tienda de los chinos del señor Li, unas caretas a cual más horrorosa para que nadie tenga ganas de meterse conmigo.

El primer día, al entrar en casa, no hubo personaje que no se asustara, Pascualita incluida. Me gustó la reacción y la siguiente careta fue más horrible todavía. Poco a poco le fui cogiendo el tranquillo a lo de asustar a la gente, visible o no.

Un día, ya lanzada, recuperé una foto tomada hace años a la sirena e hice fotocopias que me sirvieron para hacerme una careta y pasquines para poner en los comedores escolares. Así no habrá que nombrar al manido Hombre del saco para asustar a los críos para que coman. Y quien más se soliviantó viendo aquella horrible cara entre pez y persona, fue Pascualita. 

Los pelo-algas, tiesos como una vara, desaparecieron bajo el agua de la pila de lavar del comedor, escondidos dentro del barco hundido. Las pequeñas bolas de polvo llamaban a sus madres, aterrorizadas. Pompilio prefirió dar un largo rodeo y entró en casa camuflado entre la melena de la fregona a la que guió, contra su voluntad, hasta la entrada de su guarida-museo del Único Calcetín. 

Yo estaba feliz. Nadie me reconocía y yo asustaba hasta al Lucero del Alba... Poco a poco, el cansancio de los madrugones empezó a hacer su efecto y tuve que comprar Ceregumil en la farmacia. Entré con mi careta de la jeta de Pascualita y la farmacéutica me dijo: - ¿No te cansa hacer el indio todos los días, nena?

Entré tan preocupada en casa que, no vi a la sirena. En cuanto entré, me escupió  repetidamente con espíritu revanchista... ¿Cómo se explica sino mi enorme oreja o el ojo saltón que disfruta corriendo tras las bolas de polvo como si fuera un viejo verde?

miércoles, 18 de junio de 2025

Pues que GRACIA...

Mi casa está cerrada a cal y canto. No quiero que entre en ella el olor a madera quemada. Me siento muy mal. Pobre árbol de la calle. Ha muerto por mi culpa... ¿Qué clase de monstruo soy? No puedo dormir... bueno, algo sí, tampoco hay que exagerar.

Mi mente, enferma, buscaba excusas para que mi arrepentimiento no me causara mucha molestia. Sabía que si conseguía darle la vuelta a la tortilla, o sea, que el "bueno" fuera yo, tendria el asunto resuelto.

La puerta de la calle se abrió: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! ¿Por qué está todo cerrado con el calor que hace, boba de Coria? ¡Uf! aquí huele a cuerno quemado. - La Cotilla iba abriendo puertas y ventanas que respiraban aliviadas después de soportar la presión de un cierre hermético. - ¡Aleluya! - gritaron tírios y troyanos. - ¡Se hizo la luz! - soltó uno de los comensales de la Santa Cena. Todos se alegraron menos uno de ellos que, a punto estuvo de comerse una aceituna olvidada en la mesa de la Cena, sin que nadie lo viera "Adiós, almuerzo" pensó. Y se quedó con las ganas.

La Cristalera del balcón se abrió de par en par - ¡Por fin! - Y el aire caliente de la calle jugó a perseguir rayos de sol en las paredes de casa.

La curiosidad me pudo. Con Pascualita en el escote, me asomé a ver los restos calcinados de lo que, en su día, fue un árbol frondoso y ahora... ¡seguía siendo un árbol frondoso! ¡¿Pero, bueno... ?! ¡Esto ha sido un engañabobos! - Ay, nena. Que pardilla eres a veces ¿Crees que, con el calor que hace, la ciudad puede prescindir de un hermoso árbol frondoso? (me dijo mi primer abuelito con un punto de ironía en la voz) - ¡Me han tomado el pelo! (me quejé) - De la cocina salieron los OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado partiéndose de risa el muy jodío.  

 

 

martes, 17 de junio de 2025

Se cumplió el veredicto.

En el barrio no se hablaba de otra cosa: - ¿Visteis a la nena? ¡Qué tía! Como actúa. A este paso le entregarán un Goya a la mejor actriz antes de que cumpla los veinte ¡Me encantó! - ¿Los veinte? te digo yo que los treinta y cinco ya los ha dejado atrás. - ¡Exagerada! - Para mi que se queda corta, por lo que le he oído decir a su abuela cuando hablan a gritos... - O sea, ¡siempre! jajajajajaja - ... dice ¿Y el bisnieto pa cuando? que se te está pasando el arroz.

Parece que el concepto que la gente tenía de mi ha cambiado para bien, Pascualita. Y todo por "culpa" del dichoso platanero.- La sirena mostró su terrible sonrisa. - ¿Te divierte? Creo que me pasé siete pueblos... ¿no? Ah, bueno, mejor...

Los comensales de la Santa Cena, envidiosos de todo aquel que coma todos los días como, por ejemplo, el árbol de la calle. Un dos, tres, responda otra vez - El árbol de la calle, las bolas de polvo, los gorriones, tú misma, nena, Ya nos podrías pasar una ensaimada de vez en cuando... o una empanada... o...

Cuando vimos aparcar la furgoneta de Parques y Jardines junto al platanero, todos contuvimos la respiración. Tan solo la Cristalera interior, que es muy dramática, suspiró con tal fuerza que nos despeinó a todos. 

Contrario a lo que nos tiene acostumbrados, de la bocaza de madera no salió un chorro de voz cuando, haciendo un esfuerzo postrero nos dijo: - ¡Adiós... mundo... cruel... ¡snif!

Aquello era demasiado y cerré las persianas del balcón para no ver como talaban al árbol de la calle, le arrancaban las raíces y prendían fuego a su madera siguiendo las instrucciones del Alcalde, como castigo a haberse comido todo lo que se le pone a tiro... 

lunes, 16 de junio de 2025

¡Menudo despiste!

El vozarrón del árbol de la calle me paró en seco en cuanto salí del portal de mi casa. :¡Hombres, temblad! ¡La nena va en busca vuestra! - Resonó tan fuerte en mi cabeza que, estaba segura, lo habían oído todos los vecinos de la barriada. ¡Uf, que vergüenzaaaaa sentí pero, ya puestos en esa diatriba, no me supe callar.

- ¡La madre que te parió, arbusto de tres al cuarto! - ¿A quién llamas arbusto, solterona? - Eso era más de lo que podía aguantar y grité como una descosida: - ¡Me chivaré a Parques y Jardines de tu antropofagia y te talarán, te arrancaran las raíces y harán una hoguera con tu leña! ¡Que lo sepa todo el mundo: el árbol se comió la bici de Danielito, la moto de Bernardo, el estuche de las pinturitas de Margarita, el...! - ¡Calla ya, loca! 

No podía callar. Estaba desatada y la furia me salía por los poros de la piel. Mi primer abuelito apareció a dos palmos sobre mi cabeza, espléndidamente vestido con un sudario de Cocó Chanel, - Nena, cariñito, te estás poniendo en evidencia. - ¡No digo nada que no sea cierto, abuelito! (se escuchó un murmullo general) - Déjalo ya, nena. - El árbol me saca de quicio... - Lo sé, pero piensa que la gente solo te oye a ti, cariño.

Aquellas palabras me volvieron a la realidad- ¡Oh, no! He hecho el ridículo más espantoso y, encima, portándome como una arrabalera. ¿Qué puedo hacer abuelito? ¡Quiero que me trague la tierra! - No será necesario. Simplemente saluda como si estuvieras en lo alto de un escenario.

Sin dudarlo, me incliné antes los cuatro puntos cardinales haciendo florituras con los brazos. Hubo unos segundos de duda y, de repente, la gente se echó a reir y aplaudir a más no poder.


domingo, 15 de junio de 2025

Ni en jarras.

La pesada de la abuela sigue en sus trece con su idea de que debo socializar con el vecindario. - Pero si me muero de vergüenza cada vez que paso delante del bar de abajo y el dueño me dice: - Aún no has venido a tomarte el café con leche que te dije. - Lo último que le he contestado es que estoy muy atareada. - "¿Pero sabes poner cara de estar estresada sin que te de la risa?"

 Han llegado las fiestas del Barrio y he pensado en ir a participar en los talleres de ball de bot, boleros y jotas mallorquinas, pero... esto tengo que ponerlo con letras mayúsculas, NO ME LLEVARE A PASCUALITA. NO SEÑOR.

 Una vez decidida a ir, todo fueron nervios e ilusión. Buscaría compañeros de baile para ir tanteando si, alguno de ellos, servía para padre del bisnieto de la abuela. En el mercadillo de ropa del Mercado de Pere Garau compré ropa para la fiesta. Pagué y me llevé un montón de vestidos, blusas, pantalones... Tuve que ir dos veces porque, al probarme la ropa en casa, la mitad de las cosas eran estrechas. La otra mitad me estaba enorme. Como allí no hay espejo, no tomé mis medidas, me las imaginé y en mi cabeza me veía perfecta.

Llegó la tarde deseada. Saludé a cuanto conocí y a muchos más. Todos podían ser candidatos pero, a la hora del baile, no salió como esperaba. En mi sitio se juntaron ciento y la madre. Puse los brazos en jarras, haciendo de mis codos arietes perfectos para  tener a la gente a raya. Pero no contaba con las mujeres mayores que, muy amablemente, me dejaron fuera del círculo: - A ver, moneta, vete un  poquito para allá. - Del otro lado también atacaban con su sonrisa y su saber infiltrarse ante viento o marea. Me quedé con los brazos en jarras y fuera del círculo. - Nenaaa, levanta el brazo, mona, que es más bonito, pero.

Total, intenté bailar. Juro que lo intenté. Lo que aún no sé es cómo no lo logré.

 

sábado, 14 de junio de 2025

Pascualita, ten cuidado.

Al volver del trabajo me salió al paso el dueño del bar de abajo, todo preocupado: - Nena ¿por qué no has vuelto a venir a desayunar? Lo que pasó fue una tontería de de uno que se cree gracioso pero ya le he dicho a su jefe que ese no vuelva más por aquí. Ahora vendrá otro. Y tú, ya sabes. Al próximo desayuno estás invitada.

Me sentí fatal. El de la cerveza no tuvo ninguna culpa pero la prudencia hace que no pueda contar lo que, realmente, pasó. Me imagino todas las teles abriendo sus Noticieros: ¡En Palma ha aparecido la única sirena viva del mundo! ¡Nació cuando los Continentes eran solo uno! ¡Los científicos se la rifan para estudiarla. Es un pequeño ser anti, pero que muy antidiluviano!

Sobra palabrería para decir la verdad: trastearla, abrirla en canal y guardarla en formol 

Bajaré mañana, le he dicho al del bar. Sin Pascualita, claro. No quiero más dolores de cabeza por culpa de la medio sardina.

Mi primer abuelito apareció sobre la cabeza del barero en plan abuelo-guardasespaldas. Pero todo transcurrió normalmente. Subí la escalera y entré en casa hablando con él del último sudario de Oscar de la Renta: - Es una belleza echa solo con abanicos que se abren, se cierran y abanican. - Que suerte tienes, abuelito, de estar en el Más Allá ¡Nunca has ido tan elegante  jajajajaja!

Ahora recuerdo que me crucé con un vecino que se santiguó tres veces seguidas y corrió escalera arriba. No sé por qué...

viernes, 13 de junio de 2025

Todo sea por socializar...

La abuela me ha dicho que tengo que socializar con gente de mi edad. Por eso, esta mañana he bajado, con Pascualita, al bar de abajo a desayunar. Sentada a una mesa desde donde se domina todo el local, esperé que ocurriera "algo" Y vaya si ocurrió.

La sirena, colocada en mi escote, aguantó, estoica, mis palabras: - Mira ese joven que entra... ¿Te gusta para mi? Huy, si no ha cumplido los veinte... ¡Mira, el repartidor de cerveza! Este está más echo... ¿Qué te parece?... ¡Huy, que viene, que viene! - ¿Hablas conmigo, guapa? ¿nos conocemos?

No tuve tiempo de contestar porque el del bar me puso el café con leche que había pedido, en el sitio exacto para que la sirena saltara a la taza dando un salto prodigioso, y entrando en ella tras dar tres saltos mortales con tirabuzones incluidos, "bautizando" al de la cerveza de arriba abajo. El pobre no supo de donde le venía la ducha caliente que acababa de recibir.

El dueño del bar, dio media vuelta al escuchar el grito del hombre. Al ver cómo había quedado, pensó que se lo había tirado yo por venir a molestarme. - ¡Fuera de aquí, idiota. No molestes a las clientas!

Todo fue tan rápido que nadie vio a la medio sardina entrar en mi escote de nuevo.  

 

jueves, 12 de junio de 2025

¡Fuera tele!

Pascualita se despertó de muy mal café. Esto se traduce en intentos de morder con su diminuta dentadura de tiburón o bien en alcanzar, a todo bicho viviente que se le ponga a  tiro,  con su venenosa saliva. La miro, a distancia por si acaso y me pregunto ¿qué hago yo con semejante especímen en casa? 

Toda la culpa es de la abuela que cree, a pies juntillas, que la sola presencia de la medio sardina junto a ella, le alivia el asma. Cuando le he comentado, pocas veces, que es una enorme tontería, ha amenazado con quitarme de su testamento donde deja, no se sabe a quién, la joya de la corona: la Torre del Paseo Marítimo desde donde se domina toda la bahía de Palma.

Parapetada tras unas gafas de buceo y desde lejos, pregunté qué le pasaba. Mi primer abuelito, que siempre está al quite, acudió raudo desde el Más Allá donde está considerado el mejor modelo de alta costura por los grandes modistos finiquitados ya.

Pascualita ha reconocido, en la tele, una garra de dinosaurio encontrada por antropólogos en lo que parece fue la despensa de una gran cueva, rica en huesos y despojos antidiluvianos. La garra perteneció, dice,  a la pareja de "su" GRUWH.  La Historia solo hablará de ellos, no de la medio sardina. Por eso está celosa perdida ¡¡¡AAAAAAAY!!! 

Mi primer abuelito gritó de dolor. Parecía imposible - Pero si eres un alma... - Pero está rabiosa la muy jodía... ayayayayayaya. - Y desapareció,

miércoles, 11 de junio de 2025

Lentejas.

Como por arte de magia, de un día para otro dejó de gustarme la fabada de bote y quedé alicaída al no saber qué comer. - Come lentejas (dijo el árbol de la calle) - Nunca he podido con ellas. Son durísimas.

Un silencio incrédulo se extendió por toda la casa, - ¿No las hierves primero, nena? - En el paquete no dice nada de eso. - Pero es de cajón. - Iba a entablar una discusión sobre lentejas crudas o hervidas cuando sobre el frutero, a dos dedos sobre los kiwis, apareció mi primer abuelito. - Pide consejo a tu abuela, nena. Sus lentejas con chorizo están de toma pan y moja. - El paquete tampoco dice nada de chorizo ni de mojar pan.

Atacado de los nervios, mi primer abuelito prefirió alejarse de mi tontuna supina, no sin antes recomendarme, una vez más, hablar con la abuela. Pero no estaba y pedí consejo al mayordomo inglés. Me recomendó poner verduras. - Dos o tres lechugas  cortadas a tiras. - Mucha lechuga es esa,,, ¿no? - Y two manojos de espinacas. Si quedar claro el caldo, two much manojos y lechuga. - Y el té con pastas.

No sé la de litros de té que nos metimos entre pecho y espalda. Al final bailé la raspa con el dúo COFRE que amenizó el arte de cocinar.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! - ¿a qué huele, nena? - Pregúnte... ¡hip! a Geooorge - dije mientras intentaba contener una arcada. - La Cotilla, indagó. En la basura había multitud de sobrecitos de té. Otros de azúcar para matar el amargor y montañas de verdura cortada en juliana.

Al llegar la noche esperaron al camión de la basura. Lo asaltaron empuñando, como arma defensiva, sendos plátanos y cogieron la autopista de Palma Nova, rumbo a Calviá. Aparcaron el camión en la orilla de la playa y mientras una encendía una hoguera, la otra intentó pescar sardinas pero éstas no se dejaron. 

Ambas se golpearon en la cabeza al grito de: ¡Ostras, el té con pastas! -  Y vomitaron a placer.

 

martes, 10 de junio de 2025

¿No hay dinosaurios? ¡Pues, nos vamos!

No hay quien aguante a Pascualita normalmente, así que cuando está en celo vale más no llevarle la contraria. 

Gracias a mi primer abuelito, supe que la sirena, en un punto de su larguísima vida, bebió los vientos por un dinosaurio y pensé en algo que le aplacaría un poco su mal genio: un libro de dinosaurios. Con muchas fotos. Pensé que le gustaría.

A la salida del trabajo fui a la Feria del Libro y busqué y pregunté pero no hallé ningún libro de dinosaurios. - ¡No puede ser! ¡En toda Feria que se precie debe haber libros con fotos de dinosaurios! 

La gente reía pensando que yo era una atracción contratada por los libreros. - ¡Dí que sí! ¡Queremos dinosaurios de colorines! ¡Dinosaurios AL PODER! - Algunos entendieron A MORDER y tuvieron que intervenir los Municipales con Bedulio a la cabeza. - Lárgate o tendré que multarte por incitar a la mordedura. - ¡Abuelitoooo. Ayudaaaaa! (grité)

La cara de Bedulio perdió el color (pasan los años y no consigue que se le pase el miedo que le tiene al fantasma de mi primer abuelito) y ordenó a un compañero que me llevara a casa en coche. - Bueno, a falta de dinosaurios tal vez éste sea el futuro padre del bisnieto de la abuela (pensé) Pero no sonó la flauta ni por casualidad entre el chófer y yo.

lunes, 9 de junio de 2025

¿De un dinosaurio?

- ¿A qué se debió el modo de actuar de Pascualita el día que se requetepintó como una puerta? - Expuse mi pensamiento delante de gran parte de los personajes de mi casa para ver si alguno daba en el clavo pero nadie abrió la boca. Más tarde, fue el árbol de la calle quien me dio una ligera idea de lo que estaba buscando: - ¡Estoy hasta las narices de contemplar tanto amor en los nidos que hay en mis ramas. Y yo aquí, sin comerme un rosco!

Pensé: ¡¿otro celo?! Este bicho no para. ¿A quién podría preguntar?

Mi primer abuelito se descolgó, como una araña en su tela, desde el Más Allá hasta quedar a dos dedos de mi nariz. - Creí que nunca me lo pedirías, nena. Mira, me estaba probando el nuevo sudario, por eso está lleno de alfileres, que me está haciendo Dior. - Aunque mi primer abuelito sea solo un alma, cuando se pone nervioso o se agita, oigo su aliento entrecortado.-Respira tranquilo - Sonrió ¡Que guasona eres! 

Le expuse la conducta de la sirena y dijo: - Estuvo enamorada y como quien tuvo, retuvo, fue verlo de nuevo en la televisión para que su corazón se pusiera a cien mil. - ¿Cuando salió un sireno? - Nooo. Fue el Dinosaurio. Esta expuesto en un museo de Historia Natural. ¿Te das cuenta de las sorpresas que da la vida. Para un dinosaurio que encuentran completo, va y resulta que es GRUWH. 

- ¿Cómo sabes esto? - Porque hablo mucho con Pascualita. Tiene una mente preclara. - ¡No me digas! Como yo jejejejeje - No, nena. Tu eres muy simple. - ¡Abuelito!

 

domingo, 8 de junio de 2025

Aunque la mona se vista de seda...

Esta mañana Pascualita no ha aparecido para desayunar. Como la Cotilla no había regresado de sus trapicheos nocturnos, la he llamado a gritos: - ¡¡¡PASCUALITAAAAAAAAAA!!! - Lo único que he sacado en claro de mi ejercicio bucal ha sido: afonía, despertar a los vecinos, aguantar las quejas de los vecinos, recibir una multa de Bedulio azuzado por los vecinos,  pero, la sirena siguió desaparecida.

Llamé a la abuela, con la que pude hablar después de pasar por la criba del mayordomo inglés y amenazarle con las penas del infierno. - Avísame cuando te lleves a Pascualita a tu casa, abuela... -" ¿La has perdido? - Dios me libre de hacer algo así" - "Entonces, la has perdido..." - Que nooooo... - "Definitivamente, la has perdido" 

Tuve que sentarme porque, de los nervios, las piernas no me aguantaban . Al abrir la boca de nuevo, salió algo así: - ¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyy ¡snif! ¿Cómo lo sabessss? BUUUUUAAAAAAAAAAAAAA!!!

Me llevé el rapapolvo del siglo. Lloraba como una Magdalena. El charco de lágrimas que había a mis pies, crecía sin parar. No tendríamos sequía éste año. Era tal la escandalera que los vecinos multiplicaron sus quejas. - ¿Quién es Pascualita? - ¡Eso! ¿quién es? - ¡Oh, no! La he dado a conocer (me lamenté)

Una figura borrosa, pequeña y oliendo a pescado mezclado con perfumes de Avon que dejó la abuela al casarse, reptaba sobre las baldosas del comedor. La cara era una máscara horripilante, inhumana... Esos pelos-algas... - ¿Pascualita? ¡Era ella! Reconocí su terrible sonrisa de tiburón - ¿De que vas?... Entonces comprendí. La sirena se adueñó del cajón de mis potingues de maquillaje ¡y se puso de todo! Es muy dificil "tapar" millones de años de arrugas, rictus, dar brillo a la mirada...,etc. No lo había conseguido pero me guardaré muy mucho de comentar que es la mayor Mamarracha del Reino.

 

sábado, 7 de junio de 2025

¡Un pasito palante, María. Un, dos, tres. ¡Un pasito pa cá!

Mientras mirábamos la tele, porque no teníamos nada mejor que hacer, los personajes de casa y yo nos íbamos adormeciendo. El comensal de la Santa Cena, que no sabe qué hacer con sus treinta monedas que ya no son de curso legal, propuso que siguiéramos, con sumo interés (cada vez es más repipi) la reunión de Presidentes de las Comunidades Autónomas.

Hubo sus más y sus menos. - Será un tostón (dijo la parte exterior de la Cristalera del balcón) - Claro, como no puedes ver la tele ¡pero yo sí! (gritó su hermana interior) - La Escoba y la Fregona, llevadas por el sopor del calor, dormitaban en una esquina de la salita pasando olímpicamente del televisor cuando la voz de mi primer abuelito, las espabiló. 

- Para una cosa que os ofrecen gratis, ni lo miráis (se le notaba enfurruñado) Es que, si no pagáis, no os parece bueno ¿verdad? - ¡Oh, que sudario más despampanante llevas hoy, abuelito! - ¿De verdad te gusta, nena? La seda es salvaje ¡Fíjate que alguno de los gusanos aún están haciendo los capullos! - Ya sabía yo que, tocando el tema de los sudarios de alta costura, a mi abuelito se le pasa el enfado.

- Nena, aprende de la profesora. Aunque no lleva chandal ni zapatillas de deporte, no por ello deja de hacer su gimnasia mañanera... ¡Mírala! Aúpa... se da un garbeo de aquí hasta allí. Media vuelta. Así hasta que toma la palabra otro Presidente y entonces, la profesora inicia el garbeo... o no. Tengo que enterarme bien de las normas... ¡Mira, vuelta a empezar ¡Hale hop! ... Ahora, en cambio, ni se menea en su silla. ¡Venga, que esperáis para imitarla!

Pascualita, que pasa de todo, se ha zambullido en la pila de lavar del comedor haciendo un montón de saltos mortales que han dejado el suelo inundado y la pila, vacía.