martes, 31 de diciembre de 2024

Hasta el año que viene, 2025.

El calendario de la cocina se ha quedado sin hojas, cosa que no ha echo ni pizca de gracia al árbol de la calle que, aunque pocas, tiene hojas y por lo tanto, no puede ser considerado protagonista del dramón que hubiese montado en caso de quedar pelado como una bombilla.

Hoy es Nochevieja y mañana Año Nuevo ¡No falla! Y con ser un acontecimiento anual ha dejado de ser especial por lo repetitivo. Sin embargo lo es para quienes esta noche no podrán estar con los suyos.

Este año nos toca de cerca a la familia de Pascualita, que ha jurado tomarse las uvas sin estamparlas antes contra la pared porque está triste. Espero que cumpla su palabra y sobre todo que se cumplan los deseos de salud para alguien muy especial para mi.

Feliz Año Nuevo a todos, amigos y amigas, y SALUD PARA TODOS.


domingo, 29 de diciembre de 2024

¿Por qué?

Tengo la lengua en remojo desde que probé las medusas a la remanguillé y no se me va el escozor ni la hinchazón. Lo único bueno que me ha traído ésto es que me han dado vacaciones en el trabajo porque estoy cara al público y no es plan que me vean con la lengua en remojo, sin poder hablar ni cerrar la boca. 

Pascualita ha intentado varias veces, hincarle el diente a la lengua y he tenido que defenderme a escobazos. ¡La tengo contenta a la escoba! Dice que la he tomado por el pito del sereno y lo mismo la uso para un roto que para un descosido... Por cierto, ha llamado uno de los pocos pitos de sereno que quedan en Palma, diciendo que no tiene ni punto de comparación el trato que recibía él cuando ejercía su oficio. :- Todas las noches acababa en la boca del sereno. El tío fumaba celtas y no era plato de buen gusto recibir el aliento y la saliva... Los he dejado discutiendo porque casi me da un telele escuchándolo.

El árbol de la calle, que no tolera bien el frío, se dedica a malmeter al que pilla más cerca. Esta vez me ha tocado a mi. Al asomarme al balcón ha dejado caer como el que no quiere la cosa: - ¿No te has preguntado por qué a tus abuelitos y al inglés les sentaron tan bien las medusas, boba de Coria?

 

sábado, 28 de diciembre de 2024

Medusas a la Remanguillé

Ha llamado la abuela: - "Nena ¿a qué sé lo que vas a comer hoy? ¡Fabada asturiana, de bote¡" - ¿Te apetece? Solo tengo tres botes... Bueno, los repartiremos y mojaremos pan. - "Guarda esos botes. Invito yo" -  ¿Por qué hoy son los Santos Inocentes? - "¿Ah, sí? pues no me acordaba. Celebramos que hace un buen día ¿Qué te parece?" - Bien, mientras no sea paella con té. - "Hoy será algo exótico"

Y colgó dejándome con la miel en los labios. 

Mi primer abuelito apareció sobre la lámpara del comedor envuelto en un sudario radiante como el día de hoy. - Cuidado con tu abuela, nena. Le gustan mucho las inocentadas. De echo, la última que me gastó me mandó de cabeza al Más Allá - ¡Caray! 

Los pitos que llegaban de la calle anunciaron la llegada del rolls royce de los abuelitos. Una vez en casa, Geoooorge entró en la cocina con la abuela. Y yo pegué la hebra con Andresito: - ¿Qué es eso exótico que vamos a comer? . Iba a preguntarte lo mismo, nena. - Pues vaya...

Al cabo de un rato y sentados ya a la mesa con la Cotilla, que hay que ver el olfato que tiene la jodía para invitarse  por la patilla. 

La bandeja que Geooorge puso en la mesa del comedor olía a gloria. No podía ser nada malo, me dije. Un revoltillo de verduras con apariencia de algas, tentáculos de diferentes tamaños y grosores. Trozos de algo gelatinoso mezclado con huevo y aderezado con una salsa pi...pi..pipipipipipipipipipipipipipiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiicante!!! 

 


viernes, 27 de diciembre de 2024

Ensueños.

Subiendo por Conquistador, tira, tira para no echar el bofe por  la boca, pensé que ya iba siendo hora de que allí se pusiera un transporte para ahorrarnos la cuesta a los palmesanos. 

A mis espaldas resonaron los cascos de varias caballerías. Al volverme vi una pareja de mulas tirando de una especie de tranvía, con pasajeros que me señalaban con el dedo: - Esa mujer tiene buenas piernas jejejeje

Pascualita, curioseaba desde el termo de los chinos. Le dije: - Deben rodar una película de época... pero no veo la cámara por ningún sitio. - En lo alto de la cuesta otra pareja de mulas esperaba para hacer el relevo y bajar hasta el Borne. - Hacía años que no veía mulas y mira que son guapas.

El ayuntamiento estaba engalanado para conmemorar las fiestas de Navidad. Los pavos andaban tranquilamente por las aceras mientras a la entrada del Ayuntamiento, la gente hacia largas colas para visitar el Belén el de todos los años.

Sentí que me tocaban el hombro. Al volverme, un hombre negro y ricamente vestido, me dijo: - ¡Ya estás tardando en ir a tu casa! - mientras yo pensaba: - Este no ha venido en patera. - Entonces, sin pretenderlo, mi boca habló: - ¿Por fin habrá bicicleta éste año? - Pero el hombre ya no estaba... 

¿Sabes quién era? - pregunté a Pascualita que, por toda respuesta, me enseñó su peligrosa dentadura de tiburón. Me pareció oír: Baltasar pero cualquiera se fía de lo que diga la media sardina....

¡Uf, menuda siesta... hasta he soñado!


 


jueves, 26 de diciembre de 2024

Precioso día de invierno.

La segunda fiesta de Pascua, día de canalones en muchas casas, ha amanecido radiante después de los vendavales ¿y qué he echo? Lo que muchos mallorquines: ir a ver el mar. 

He metido a Pascualita en el termo de los chinos (termo que, al igual de la sirena, tiene pinta de durar milenios también) y hemos ido, tranquilamente, a la playa cercana a casa, sabiendo que los canelones vienen envasados y solo hay que abrir la lata. 

El árbol de la calle, desnudo de sus hojas, tiritaba a esas horas en las que el sol aún no había llegado a su copa. Al vernos salir del portal, exclamó: - Dichosas, vosotras, que podéis moveros libremente... - pero, a medida que hablaba iba subiendo el tono y empezó a desbarrar: - ¡Enchufadas! ¡Estáis vendidas al oro americano! ¡Lameculos! ¡Marisabidillas! ...

Corrí hasta doblar la esquina y salir de su vista porque, aunque sabía que nadie podía escucharlo, no quise tentar a la suerte. A Pascualita le gustó la carrera que nos dimos y no dejó de aplaudir hasta ver el mar.

Juntas contemplamos el panorama de un mar Mediterráneo apacible, luminoso. tranquilo, brillante y admirado por los cientos de paseantes junto a su orilla. Dejé que Pascualita se bañara entre las rocas, ceñido el cuerpo por un arnés y una cadenita que le compró la abuela. para que, al meterse en el agua no tomara las de Villadiego y desapareciera en las profundidades del mar.

miércoles, 25 de diciembre de 2024

¡EL PAVO!

Alrededor de la mesa del comedor nos juntamos la Momia, mi bisabuelastra con sus cubanitos culitos-respingones que les dieron a los villancicos clásicos, un ritmo de samba; la abuela y Andresito, el inglés y mayordomo Geooorge, la Cotilla y a dos palmos sobre la lámpara, mi primer abuelito contemplando extasiado a la Momia, su amor platónico. Y presidiendo la comida de Navidad: el pavo. Que nos dejó sin orejones, higos secos y demás fruslerías, en un santiamén.

El pavo estaba pletórico. - No sabía que los humanos también comían delicatesen ¡Gló, gló, gló...! 

La familia ni los veía ni oía pero doy fe de que todos los demás personajes también estaban con nosotros. Y brindaban ¡Ya lo creo que sí! De los comensales de la Canta Cena, algunos empinaron el codo más veces de las permitidas y  cantaban Asturias, patria queridaaaaaaa! a grito pelado.

El árbol de la calle, cómo no, nos ofreció, varias veces, el brindis de la Traviata. Pascualita, colocada en plan broche en el pecho de la abuela, no le quitaba ojo al pavo. Tal vez con la intención de no dejar pasar mucho más tiempo sin probarlo. Sobretodo cuando Pepe ¡¿cantaba?! : - OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO (o lo que es lo mismo) ¡Echale guindas al pavo que yo le echaré a la pavaaaaaa, azúcar, canela y clavooooooo...!

martes, 24 de diciembre de 2024

¡FELICES NAVIDADES!

Llamaron a la puerta. - ¡Voooy! - En el rellano no había nadie así que cogí el interfono: - ¡Dígameeee! - Nadie contestó. - Vaya, tenemos tonto oficial en el barrio. - Sonó, de nuevo, el timbre... Abrí y seguía sin haber nadie. - ¡Jopé ya con las bromas! - Una voz desconocida me indicó que mirra al suelo. Había un pavo. ¿Qué hacía un pavo en el rellano de la escalera?  (le pregunté) - Esperar que me dejes entrar en tu casa. 

Nos sentamos en la salita y me contó lo siguente: - Soy el fruto del trapicheo de ésta noche, de la Cotilla. - ¡No me digas más! ¡Esta Navidad comeremos pavo!

El pavo se sintió ofendido. - ¿Dónde está tu empatía, mostrenco? ¡Soy un ser viviente y quieres comerme! - Siguiendo la tradición de hacerlo en Nochebuena o en Navidad, debo hacerlo.

- ¿Qué os hemos echo los de mi raza? - ¿Estar en el sitio equivocado de la Historia? ¿Y qué quieres que yo le haga? - He venido a pedir asilo político en tu casa... - ¡No me hagas esta faena! ¿Tú sabes el tiempo que llevo sin probar el pavo? ¡Años!

La escoba nos sacudió a los dos: - Venga, decidiros que, mira la hora que es y aún me queda limpiar aquí. - ¿Es necesario? - Ya lo creo. Dentro de unos minutos todos los personajes nos reuniremos en la salita a cantar villancicos: - ¡Belem, campanas de Belem, que los ángeles tocan, que buena me traéissssss! - Y felicitar las Pascuas a todas y todos, los amigos de Pascualita, con el enorme deseo de que ese año 2025 no faltemos ninguno, ni ninguna.

¡OS QUIERO VER A TODOS EN PERFECTO ESTADO DE REVISTA! - ¡¡¡SÍ, SEÑORA!!!

lunes, 23 de diciembre de 2024

Un choque de trenes.

El rolls royce de los abuelitos ha aparcado en su lugar favorito: la parada del bus donde se ha armado la marimorena a golpe de claxons. Detrás de los abuelitos ha bajado el mayordomo inglés, Geoooorge, cargado con la cesta de la compra. 

Poco después, el aroma de unas gambas rojas de Sóller a la plancha perfumó la casa hasta el último rincón y dejé de pensar en que los abuelitos son unos egoístas. Si es que unas buenas viandas hacen milagros. Más tarde, cuando comprobé que la gran mayoría de las espectaculares gambas fueron para Pascualita, comencé a malpensar otra vez.

El que estaba echo un lío era Andresito que no se explicaba como yo (eso dijo la abuela) podía comer tan rápido (cáscaras incluídas) - "Ya sabes que la nena es un poco egoísta..." (y se quedó tan pancha) - Es que se lo consientes todo, cariño. A veces es bueno un poco de disciplina. - Andresito se volvió hacia mi -: Te ayudaría a ser más empática con los demás y te sería más fácil encontrar novio - (¡¿QUEEEEE?!)

Salté de la silla dispuesta a montar un pollo aún a costa de la integridad física de la sirena pero, en ese momento Geooorge salió de la cocina llevando, orgulloso, una de sus paellas de té. Y Pascualita saltó de la pila de lavar del comedor al centro de la paella que acababa de salir del fogón. Aquello fue un choque de trenes.

A la velocidad del rayo, la medio sardina se impulsó con su hermosa cola y aterrizó en la cabeza del inglés que segundos después estaba monda y lironda. El arroz por los suelos invitaba a lucirse haciendo patinaje artístico. Fue todo un espectáculo.

Horas después Geooorge, dolorido, bajaba la bolsa de la basura con las carcasas de las gambas que aparecieron  flotando en el agua de la pila de lavar del comedor. 

Mientras salían de casa Andresito iba diciendo: - ... te lo juro. No he visto que nadie cogiera gambas de la fuente de porcelana...

domingo, 22 de diciembre de 2024

Repartiendo, que es gerundio.

- El cava sigue en la nevera... El Gordo de la Lotería de Navidad ha caído en Logroño ¿Pero no tenía que ir derechito a Valencia para paliar los desastres de la Dana y alegrar a sus gentes? Otra tradición que falla más que una escopeta de feria. 

Pascualita estaba pendiente de mis palabras mientras yo le soltaba la retahíla de arriba.

La sirena hizo la señal internacional de empinar el codo. Si es que, cuando quiere se le entiende todo. - Noooo... el cava es para la próxima vez aunque no nos vendrían mal unos tientos a la botella de chinchón. Las manitas palmeadas aplaudieron como si, de repente, fuésemos millonarios.

Llamó la abuela: - "¿Qué, cómo ha ido el sorteo?" - Como siempre: cero patatero (y por educaciòn, pregunté) ¿Y vosotros qué tal? - "Bueno... algo nos ha tocado... Nada. Calderilla" - Entonces, como telón de fondo, escuché algo así como: ¡hip! ¡hip! ¡Hurra! ¡Viva Logroño, cooooñe!... - ¿Tienes la tele puesta, abuela? - "¿Eh?... Andresito, baja la tele que molesta a la nena jijijiji" - ¡Si está apagada, cariño! 

Como por arte de magia, mis tripas se revolucionaron y entendí lo que pasaba: - ¡NOS HA TOCADO EL GORDOOOO! - "¿A ti también?" - La voz de la abuela sonaba a serpiente de cascabel. - "¿A quién conoces en Logroño, boba de Coria?" - A nadie (pensé) ¿No vas a repartir... - "Te regalaré un SI, SEÑOR y un CALLE USTED y vas que chutas, pardilla"



 

sábado, 21 de diciembre de 2024

A ver si el Gorde de Navidad nos sonríe.

Tengo echa la lista de los números de la lotería de Navidad. Los que yo juego, claro. Y una botella de cava, vasos de la tienda de los chinos del señor Li y varias cartulinas blancas donde he copiado mis números. Estas las colocaré mañana en la salita frente al televisor para que los vean bien los niños cantores de San Ildefonso. A ver si éste año espabilan y cantan lo que tienen que cantar ¡mis números! 

Este año no quiero excusas. ¡Ya está bien, hombre! Luego lo celebraremos con cava o con una chocolatada con ensaimadas. Y a experimentar lo que se siente en esos momentos en que tu número aparece en pantalla y una voz seria lo repite.

Pascualita me mira desde la ventana de la cocina. El OOOOOOOOOOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado no parece confiar mucho de mi entusiasmo-dudoso. Debe ser porque el no juega al Gordo de la Loteria. No tiene patrimonio ¡ni una perra chica! para comprar una papeletea. Al quedarse en simple llavero se dio por sentado que no necesita comer por lo tanto, no necesita cartera. Menos mal porque ya me dirás dónde la mete.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Corre, nena. cierra la puerta! - ¿Qué pasa? - He visto unos papeles en el suelo. Al agacharme a ver de qué eran ha pasado un fulano, chino. Los ha pisado y los muy inútiles se han pegado a la suela de su zapato. He ido tras él porque yo los vi primero... - ¿No estaría, por casualidad, cerca de la tienda del señor Li? - ¿Qué tiene que ver ésto? - Nada. Siga, siga.

El caso es que el hombre se ha caído y he podido coger los papeles que, justamente, son décimos de la Lotería de Navidad ¿Te das cuenta, nena? ¡Me persigue el Gordo!

- ¿Por qué se ha caído el hombre, Cotilla? - Que importa eso. Le habrá dado un aire... - O un empujón. - Tú siempre barriendo para otros ¿Cómo vas a encontrar novio así? ... He metido una botella de cava en  la nevera jijijijiji

 

 

viernes, 20 de diciembre de 2024

Cosas incomprensibles.

La Cotilla no deja de entrar y salir de casa. - ¿A qué viene tanto ajetreo? (le pregunté) - ¡Estoy disfrutando como nunca! - ¡¿De subir y bajar la escalera a toda pastilla?! - No sabes el tiempo que hacía que no ocurría algo así y lo hago ahora que ya tengo ciento y pico castañas. ¿Y el pecho que tengo? Sin pasar por quirófano, nena. Se ha desarrollado tarde pero ha valido la pena. No sabes la sensación de poderío que siento cuando oigo los piropos que me echan los albañiles de la finca de la esquina. ¡Si supiera a quién poner un altar, se lo pondría!

Menos mal que no lo sabe porque sería el fin de Pascualita. La Cotilla lo publicaría urbi et orbe. Ya me imagino colas de reporteros bajo el árbol de la calle, móviles en ristre para inmortalizar a la sirena que ha sobrevivido a los milenios con sus respectivos cambios climáticos.

Se lo estuve contando a la abuela a través del teléfono y por su voz comprendí que se la comía la envidia. - "¿No estás exagerando en cuanto a la hermosura de sus pechos?" - Que sí, que sí. Mira las veces que nos ha mordido a todas y nunca nos han quedado tan espectaculares.

Sin apenas darse cuenta, la obra de arte se fue desinflando. Entonces la Cotilla montó un altar en la salita dedicándolo a todo cuanto santo o santa se le ocurría. La habitación se llenó de estampas, imágenes, etc... Toda una imaginería variopinta de dioses desconocidos que no lograban parar el desastre que se avecinaba. Hasta que, un día colocó la estampa de la fuente de Neptuno de Madrid vestido con la camiseta del Atletic y la pérdida de turgencia se paró.

 

jueves, 19 de diciembre de 2024

Por cotilla.

¡Qué rabia me da cuando desaparece el Servidor del ordenador y no hay manera de encontrarlo. Cuando me lo eche a la cara le va a caer la del pulpo!

Anoche lo esperé, como esas madres que esperan las llegadas de sus hijos en sus primeras salidas nocturnas, con el corazón en un puño. Y el tiparraco no apareció. Pregunté a la Cotilla cuando regresó de sus trapicheos: - ¿Ha visto a mi Servidor. por casualidad? - ¿Tenía que haberlo visto? Qué tienes cara, boba de Coria. Llevo AÑOS intentando ver a Pacual y no has sido capaz de presentármelo nunca ¡Jamás!

- ¿Quién es Pascual? (la preocupación por encontrar al Servidor me hizo bajar la guardia) - ¿Quién va a ser? ¡El querido de tu abuela! 

Es que... son cosas muy... personales, Cotilla. Yo ahí no tengo nada que ver. No lo conozco... - ¡Huy, que mentiraaaaaaa! ¿Cuántas veces he estado a punto de pillarlo y le has ayudado a esconderse? - Ninguna. Además, mi abuela solo tiene ojos para su Andresito. - ¡Mentira cochina! 

Por el rabillo del ojo vi movimiento en la pila de lavar del comedor. Pascualita, a la que le encantan las peleas, abandonó su cama de arena dispuesta a pasar un buen rato. Y vaya si lo pasó porque, en cuanto escuchó que la bruja de la Cotilla, a quien la sirena no puede ver ni en pintura, hablaba mal de su amiga del alma, saltó como un resorte gracias a su preciosa cola de sardina, cayó en el escote de la vecina mordiendo una y otra y otra y otra vez unos pellejos arrugados que, gracias a eso, se convirtieron en enormes y turgentes pechos dignos de películas italianas de los años cincuenta. Todo esto acompañado de gritos, lamentos, carreras, llantos, y trasiego de media botella de chinchón bebido a morro.

martes, 17 de diciembre de 2024

La venganza de las raíces.

Pascualita está inaguantable. Histérica perdida. Lo mismo suelta dentelladas a diestro y siniestro que salta dentro de lo primero que se le pone a tiro, como, por ejemplo, mi escote o el plato de sopa, recién salido del microondas. ¡Lo que me reí! Fue tal la quemadura que la casa olía a pescado hervido. 

Pensé que eso la calmaría pero no fue así. Estaba rabiosa y le di la culpa al árbol de la calle por cantar todo el día "Ojalá que llueva, café" Yo misma estaba hasta las narices de oírlo. Cuando se lo recriminé contestó que no era culpa suya sino de la vecina del segundo que un día tiró café desde su balcón, cayó en el alcorque, las raíces lo probaron y quedaron enganchados a la cafeína. - ¿La del segundo? ¡Será guarra la tía! - Estás ofendiendo al totem de las raíces... -

Cerró la boca al tiempo que su actitud corporal decía:-  Ahora sabrás lo que es bueno... Y así fue. La vecina del segundo se dio por aludida y vació una cafetera, recién echa, en mi balcón manchándolo todo. Incluso salpicó a la florecilla de mi única maceta  Ayayayayayayayaya...(se quejaba, pobrecita mía)

Furiosa como estaba, no se me ocurrió otra cosa que tirarle el agua con la que había fregado la cocina. Usé toda mi fuerza. Y el agua que, justo es decir que me avisó (¡Que no llego al segundo! ¡Que no llegoooo! ¡¡¡PLAFF!!!

No llegó...  porque, al perder fuelle, el agua cambió de rumbo y me cayó encima poniéndome como una sopa. ¡Puaf, que asco!

lunes, 16 de diciembre de 2024

Aspirina indultada.

En un rincón, bajo el aparador, un coro de voces blancas,,, y no tan blancas, cantaban antiguos villancicos. El coro lo formaban un montón de bolas  de polvo que desapareció en un plis plás en cuanto abrí el balcón y una ráfaga de viento, que debía estar ya hasta las narices del "¡arre borriquito...!",  se las llevó.

Dejé la aspirina que iba a tomar para aliviar el dolor de cabeza ocasionado por el tostón de tres horas escuchando lo mismo, en su caja. El suspiro de alivio de la pastilla resonó como un eco dando bandazos contra las paredes. - ¿Pensaste que iba a fundirte en una cuchara con agua, verdad? Dale las gracias al Viento que ha sido muy oportuno.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Nena, ayúdame que ya no tengo cien años, coñe. - La Cotilla traía a rastras un enorme Arbol de Navidad de plástico y en su bolsa sin fondo iban las guirnaldas, luces y bolas. - ¿Lo ha conseguido con el trapicheo de ésta noche? - No, lo he visto de camino a casa y como el Arbol que tenemos está un poco pallá, lo he cogido... - ¡Huy! me temo lo peor... ¿Estaba cerca de la tienda de los chinos del señor Li? - Pues sí... - ¡Lo ha robado! ¿Es que no tiene espíritu navideño, Cotilla? - No, de eso no tengo pero ¡de robarlo, nada! Estaba en la acera ¡abandonado! Y me he dicho que, para que lo coja otro, lo cojo yo. Y menudo sacrificio he echo porque pesa lo suyo.  - Ahora me dirá que las bolas estaban por el suelo. - ¿Cómo lo sabes, nena? Al final tendrás el don de la adivinación.

Y nos sentamos en la salita a tomar unos chinchones on the rocks aprovechando que había entrado ... ¡hip!... un rayo de sol.

domingo, 15 de diciembre de 2024

A por churros.

He salido a la calle a por churros. Cosa harto difícil durante el año pero ahora, cerca de las fiestas navideñas, precursoras de comilonas, turrones, orejones, dátiles... en fin, cosas ligeritas para el estómago, las churrerías rodantes proliferan en Palma como las setas en el bosque. Y como no puede haber churro sin chocolate, voy a tener que empezar la operación bikini el 21 de enero. Final de las fiestas en Palma.

En cuanto Pascualita ha visto que cogía el bolso ha saltado a mi escote, helada y chorreando agua de mar.  - ¡Jopé, sécate antes, puñetera!

La calle nos esperaba. Pasamos por el Ayuntamiento donde un nutrido grupo de personas hacían cola para ver el Belem. 

A medida que nos alejábamos, camino de la Catedral, las luces que iluminaban la fachada del enorme edificio, dejaban en penumbra la parte baja del mirador.

La isla volvíó a ser "de la calma" en aquel lugar frente al mar. La mente, libre, pegó la hebra con las piedras medievales del palacio de los antiguos reyes de Mallorca. 

Pascualita fue la primera que lo vio. La sombra del caballero que mató al Drac  y dio nombre a la leyenda, montaba el caballo que guarda el sueño del Obispo. Nos saludamos: - ¿Vas a por churros, nena? - Claro. Es lo que toca. - Que envidia... 

Por las viejas piedras de la Almudaina, mallorquines de tiempos pasados formaban coros hablando de sus cosas mientras lagartijas noctámbulas jugaban al escondite entre las fisuras de las piedras de la muralla. Pascualita, más vieja que nadie pero siempre rejuvenecida, disfrutaba del paseo tanto como yo...

sábado, 14 de diciembre de 2024

Calentando motores navideños.

 El árbol de la calle aporreaba la cristalera del balcón y las persianas mallorquinas, con sus ramas desnudas de hojas. - ¡Déjame entrar, nena, que hace un frío que pela! - Estamos en diciembre y sigues con la costumbre de desnudarte en éstas fechas ¡Cambia el chip, hombre, que ya tienes una edad! 

La escoba me susurró al oído: - Dile que es un guarro ¡Mira como tiene la calle llena de hojas secas! - Recuerda a ese espárrago que me encanta comerme a marisabidillas como ella. - Enfrascados en plena discusión, yo tomé las de Villadiego y entre en casa cerrando luego el balcón. 

Estaba preocupada por Pascualita. No la había visto en toda la mañana. Llamé a mi primer abuelito para informarme pero no pudo decirme nada: - Estoy estresado, nena. Los grandes modistos preparan sudarios, a cual más espectacular, para lucir en Navidad y yo tengo que probármelos todos. ¡No doy abasto! Menos mal que me libro de los pinchazos de los alfileres. Si vieras cómo disfrutan los muy jodíos... son unos sádicos. pero mi cuerpo es puro polvo de estrellas y no se me clavan. 

Mi primer abuelito desapareció pero me dejó una pista infalible: un reguerillo de gotas de chinchón que, saliendo del aparador, subían al cuadro de la Santa Cena donde había fiesta, pasaban luego frente al cerrado balcón, entraban al comedor y de allí a la salita donde una contenta sirena cantaba a coro, entre hipos, risas y sorbos al chinchón on the rocks (ya sin rocks) que anoche dejé en la mesita de centro: - ¡¡¡El vino que tiene ... ¡hip!... Asunción, ni es blanco, ni tinto ... ¡hip!... ni tiene coooooooooloooooooooor!!! ... ¡HIP!


 

 

viernes, 13 de diciembre de 2024

Queja navideña.

Hoy mi calle era un escándalo. Del primer al último platanero, adornados todos con cables de luces led, los gorriones, tórtolas y palomas que los habitan, hacen oír sus voces porque no pueden dormir. : Una pancarta decía: ¡Queremos dormir sin antifaz! - Otra clamaba por la tranquilidad de los pequeños: - ¡Nuestros pollitos no duermen porque no saben cuando es de noche! 

El cielo se oscureció cuando todos los pájaros a la vez, levantaron el vuelo y pudimos leer sus quejas... Bueno, no es por presumir pero quien, únicamente entre todo el vecindario, las leyó fue mi menda lerenda.

La manifestación de pájaros quejosos con la iluminación navideña duró horas. El escándalo de sus distintos trinos fue aprovechado por algunos músicos que los grabaron, les pusieron música y se cree que reemplazarán a los manidos villancicos.

Ante eso, solo me queda el recurso del pataleo (me quejé ante Pascualita) ¿Por qué no se me ha ocurrido a mí? Podría ganar un pastón vendiendo trinos protesta. ¡Siempre llego tarde a todo! Mira que habré visto películas de romanos en mi vida. Tios que iban siempre con minifalda. Pero no se me encendió la chispa. Tuvo que ser una paisana de Geoooorge el mayordomo inglés, Mary Cuant, que llegó y la inventó después del té de las cinco. Y claro, ¡se forró!

Los ojos de pez de la sirena ya no me veían, dormía como un ceporro en lugar de escuchar mis lamentos. 

jueves, 12 de diciembre de 2024

Si la envidia fuera tiña...

Ahora que no busco a Bedulio, me lo encuentro por todo ¡Hasta en lo alto de la copa del árbol de la calle! - ¿Qué haces ahí? (le pregunté) - ¡Eso mismo he dicho yo! (bramó la bocaza de madera) - Pasar desapercibido por vuestra culpa. - ¡¿Perdonaaaaaa?! - Habéis contado a todo quisqui que se os ha puesto a tiro, las novedades de la Cabalgata de Reyes, diciendo que soy el ideólogo de sus cambios y me salen enemigos de todos los colores.

- Todas las culturas que viven en Palma quieren lo mismo. Para contentarlos tendríamos una cabalgata enooooorme y un poquito de público viéndola pasar. Sabía que pasaría algo así si te enterabas. Por eso me escondí.

Por toda respuesta, el Arbol de la calle se ofreció como magnífico trono para sus Majestades. - Menos lobos, Caperucita, que en tu copa no cabe tanta gente.

Poco a poco, los personajes se unían a la conversación y acabamos pareciendo la ONU en plena discusión. La gente que pasaba bajo el balcón levantaba la cabeza y pronto estaban dando sus opiniones. El único que no la dio fue Pompilio porque pensó que quienes imitaran a gentes tan antiguas no llevarían calcetines.

En el cuadro de la Santa Cena, los comensales se sintieron ofendidos: - ¿Qué ha querido decir Pompilio? ¿Que somos unos pobretones? Eso me ha parecido (se iban soliviantando a medida que hablaban) - ¡Soy dueño de una barca, pitufo! - ¡Y yo! - ¡Y yo... 

Unos pasitos, rápidos y nerviosos, trajeron a un furioso Pompilio: - ¡PUTIFO! ¿PITUFO ,YO? ¡¡¡PITUFO VUESTROS SEÑORES PADRES, JODÍOS!!!



 

miércoles, 11 de diciembre de 2024

¿Por qué no?

 Pasé por la tienda de los chinos del señor Li. - Perdone ¿ha visto a Bedulio? - Yo peldonal si tu dal a mi gambas goldas. - ¿Qué tiene que perdonarme, oiga usted? - Mi no sabel pelo tu decil que yo peldonal. - Es un modo de hablar y demostrar mi educación. - Ah, sel cosas lalas éstas. - Bueno ¿ha visto a Bedulio sí o no? - Yo no vel a municipal polque tenel una catalata en ojo. - ¿Bedulio? - Nooo. Yo, señol Li - ¡Que complicado es hablar con un chino!

Estuve preguntando por ahí pero nadie había visto al Municipal ¿Se lo había tragado la tierra? En ese caso tal vez, ahora mismo, estaba con mi primer abuelito en el Más Allá tejiendo una bonita amistad entre ellos.

 Ese día no saqué nada en claro y no me quedó otra que acudir al cuartel de los Municipales. Pregunté por Bedulio y a mi alrededor se hizo un vacío. Los agentes de la autoridad más cercanos a mi se apartaron hasta chocar con la pared. - ¿Qué pasa? - No podemos decirte nada, boba de Coria. Nuestros labios están sellados. - ¡Ya sé! ¡Se lo ha tragado la tierra! si ya lo decía yo! ¿A qué ha sido la mafia china? El muy traidor se ha pasado al enemigo. ¡Anda que no hace años que lo tengo calado! 

A todo esto, los municipales presentes negaban con la cabeza, justo cuando un grupo de chinos salio de uno de los despachos. - ¡Oh, noooo! ¡Estáis todos compinchados! ¡Socorrooooo!

- ¡Deja de gritar, jodía! Tienes razón. (dijo Bedulio, que iba tras ellos) Hemos claudicado por agotamiento: Los Reyes Magos del 2025 serán chinos y en lugar de tronos o dromedarios, irán en Dragones... chinos, por supuesto... ¡snif...

                     

martes, 10 de diciembre de 2024

¿Bedulio tontea con la Mafia china mallorquina?

Teniendo en cuenta que dos y dos son cuatro y cuatro y dos son seis... me pregunto ¿a qué vino Bedulio el otro día a casa? Cómo no vaya buscarlo yo, me quedaré sin saberlo. El caso es que no tengo ni idea de dónde se metió cuando salió corriendo como alma que lleva el Diablo.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! - Hola, Cotilla ¿no habrá visto a Bedulio por casualidad? - Por casualidad, no. - Y se dirigió a su cuarto. - ¡¿Y sin casualidad?! (le grité) - Sí. - ¿Se puede saber dónde? - ¡Claro que se puede, faltaría más! 

Esta mujer me saca de quicio: - ¡¿Dónde ha sido?!  - En la tienda de los chinos del señor Li (se encerró en su cuarto dando un portazo) - ¡La madre que la parió! - ¡No, la madre no estaba, boba de Coria! (La voz de la Cotilla atravesó la puerta de conglomerado. A partir de ahí, dejé de oírla.)

No me quedó más remedio que preguntar a todos los personajes, cosa que me llevó todo el día. Finalmente me contenté con seguir ejercitando mis dotes de rapsoda para deleite de mis fans, las bolas de polvo: Seis y dos son ocho. Y ocho... (aquí el silencio, en su justa medida, puso los pelos de punta a quien los tiene. Por ejemplo, Pascualita erizó sus pelo-algas y el árbol de la calle sus ramas más pizpiretas. Las caras de la Cristalera se apañaron como pudieron - Estábamos emocionadas (dijeron luego)

Un redoble de tambor en la lejanía se fue acercando hasta hacerse atronador para, de repente, parar. Y en medio de un silencio absoluto, solté: - ¡¡¡DIECISEIS!!!

La ovación fue a.t.r.o.n.a.d.o.r.a.... pero sigo sin saber qué quería Bedulio.

 

lunes, 9 de diciembre de 2024

¿Qué quería Bedulio?


Llamaron a la puerta. Temiendo que fuera el vecino de arriba abrí la puerta pertrechada con la escoba como arma defensiva, a pesar de las quejas de la susodicha. - ¡Te denunciaré ante el Sindicato de Escobas y fregonas! Estoy para barrer. Punto pelota. - No te pongas chulita que, si hay que arrear escobazos, se arrearán. - ¡Soy pacifista, boba de Coria!

Por suerte para todos, en el rellano estaba Bedulio, tiritando de frío. - ¿Si te pido asilo... político, me acogerás? - Depende. ¿Traes el bolc de multas? - El municipal se puso a la defensiva. - ¿Me vas a hacer chantaje? ¡Eso no se le hace a un profesional de la Ley y el Orden! 

- Para una vez que tengo la oportunidad... ¿no pensarás que la dejaré pasar? Son muchas las multas ilegales que me has puesto, Bedulio. Hasta mi primer abuelito está enfadado contigo por eso - Un escalofrío recorrió su espina dorsal para, al final, darle una fuerte sacudida que a punto estuvo de tirarlo al suelo.

El ánima de mi primer abuelito, sentado como un faquir a altura de mis orejas, dijo: -  ¿Puedo preguntar con voz fantasmal, nena? - ¡Ancha es Castilla! (grité) - Cinco segundos después, Bedulio desaparecía, corriendo, tras la esquina de la calle. El abuelito estaba decepcionado: - Si no me ha dado tiempo a nada... Solo he abierto la boca... ¡JO!






















domingo, 8 de diciembre de 2024

¿Otra multa?

Era plena madrugada cuando en mi cabeza resonó una voz de ultratumba que consiguió hacerme batir el récord mundial de salto de altura sin haber entrenado nunca. -  Huy, nena ¿acaso te he asustado? (dijo la voz "normal" de mi primer abuelito) - ¡Pensé que era un alma en pena quién me hablaba ¿A qué ha venido ésto?

Me contó que, por lo visto, está dando que hablar el que lleve tanto tiempo en el Más Allá y siga hablando como los vivos.  Hay mucha envidia cochina por aquí - ¿Qué me dices, abuelito? ¿acaso no sois almas buenas y puras quienes habitáis ese lugar? - En teoría sí, pero, últimamente se ha relajado mucho el derecho de admisión y algunos pecadillos se nos han colado. Por eso estoy ensayando el habla fantasmal.

Antes de despedirnos quedamos en hablarnos como siempre. ¡Menos mal!

Por  cierto, el vecino de arriba ha venido a protestar por despertarlo con un cañonazo. Le he explicado que todo ha sido consecuencia de un susto que me ha catapultado hacia arriba pero, aunque le he mostrado el espectacular chichón que me salió, no me ha creído. Se ha ido dando un portazo mientras seguía hablando por lo que solo oído el final de su frase: ... llamaré al municipal Bedulio.

viernes, 6 de diciembre de 2024

Tarde de refexión...

Pascualita está amodorrada. Hace frío porque en la tele lo han dicho y ella cree mucho en ese totem casero que guía nuestras vidas. La sirena, desde que salió del ¿huevo? ¿alga? ... siempre tuvo un totem a mano para poder echarle las culpas. Supongo que en aquellos años en que todo estaba aún por hacer, en cuanto nacía "algo" se daba por bueno, fuese cómo fuese y así se fue poblando el planeta

Por eso, el primer pez, o persona, con las trazas de la sirena, no era considerada un fallo de la Naturaleza sino un experimento aceptado por el resto. 

Me pregunto si allí donde salió al mundo, se había inventado el pegamento. Sería la opción más aceptable: alguien encontró medio pez y medio proyecto de persona y como no tenía nada mejor que hacer, se entretuvo pegando los trozos. El resultado le satisfizo tanto que se dijo: ¡Que bonito soy, madre. Y que listo! - E, implantando una costumbre que dura hasta nuestros días, sopló (miles de milenios después se cambiaría la "cosa rara" por una tarta de chocolate y sus correspondientes velitas) Sopló fuerte infundiendo Vida al adefesio. Y he aquí como apareció la primera sirena o sireno.

Si es que todo tiene su explicación usando el sentido común.

jueves, 5 de diciembre de 2024

El árbol de la calle está depresivo.

Las bolas de polvo que viven bajo los muebles de la salita son de los personajes mejor informados de todos porque tienen el televisor. Pero son unas pejigueras y les faltó tiempo para correr a contarle al árbol de la calle que su iluminación navideña era un quiero y no puedo comparado con la que ha puesto el Alcalde de Vigo.

 - ¡Se ve desde la Luna! (gritaron) - ¿Cómo lo sabes? (preguntó un alicaído árbol) ¡Porque lo ha dicho un anillo de Saturno en la tele! - ¡¿Estás diciendo que un anillo HABLA?! - Si, señor. Como tú y como yo.

Quedó muy triste el árbol de la calle y poco a poco, fue cambiando su aspecto hasta acabar en sauce llorón ¡Y vaya si lloró!

Las lágrimas caían en abundancia sobre el alcorque que no tardó en anegarse. - ¡Para ya, jodío, o tendrán que venir los bomberos a achicar agua! (protestó furioso) - Me pareció una idea magnífica y no dudé de echarle leña al fuego poniéndome a cortar cebollas a fin de hacer más grande la catarata.

Con los ojos hinchados a más no poder, penas veía, recibí a los bomberos con mi mejor sonrisa hasta que recordé la rebanada de pan payés tostado, con aceite de oliva y dos ajos bien refregados, que desayuné ésta mañana. 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


miércoles, 4 de diciembre de 2024

Cada loco con su tema...

Dos semanas lleva Andresito en casa y sin síntomas de coger el portante y largarse a su Torre del Paseo Marítimo. Está como un rey el tío. No hace nada. Ni siquiera se ha dignado a abrir alguna lata de fabada asturiana a la hora de la comida.

Cuando le insinúo por qué no se va, replica que, desde que ha dejado de escuchar a las dos mujeres de su casa: su madre y su esposa, duerme toda la noche de un tirón. - Y encima aguantar todo el santo día, la música que tocan los cubanitos-culitos-respingones a los que mi madre tiene tanta afición y que viven a la sopa boba en la Torre del Paseo Marítimo.

Al paso que van las cosas, la abuela alargará la vuelta de su marido porque, como es bien sabido, Pascualita, con su sola presencia, acaba con su asma crónica.

La nota discordante de ésta historia la pone el ánima de mi primer abuelito a quién no le hace ni pizca de gracia que la Momia (su amor platónico) esté de bailoteo sandunguero con los cubanitos. - Ya no sé que sudario, a cuál más espectacular, ponerme para que se fije de nuevo en mi. 

Los personajes de casa están pendientes de qué adornos navideños les tocarán en suerte: - Espero que no vuelva a tocarme, otra vez, la figurita del gran lobo feroz que lo observa todo desde el tejado de la casa más pequeña del belen ¡Ya está bien, hombre!

martes, 3 de diciembre de 2024

Ponerse a Plan.

El teléfono sonó muy temprano y pensé que era parte de un sueño pero no, porque insistió, machaconamente, hasta que pregunté: - ¿Cree que son horas de despertar a las buenas gentes que conformamos nuestro País y lo levantamos con nuestro esfuerzo diario? - Del otro lado del teléfono alguien dijo: - Usted perdone...

A pesar de reconocer la voz me hice la longui y colgué pero el caso es que ya me había espabilado. Tres horas después la voz de mi segundo abuelito, Andresito, sonó fuerte y clara. - Hola, nena. Estoy que no me llega la camisa al cuerpo.... - ¿Has adelgazado? - Esta madrugada me ha hablado la voz de España... - ¡Jopé! - Estoy emocionado... ¡snif!... Tengo que pedirte Asilo Familiar porque a tu abuela no hay quien la aguante. - Vaaaaleeee... - Me ha puesto a régimen hasta que tenga el cuerpo de el Brad Pitt de la película Telma y Louise - Estarás guapote. - A mis ciento y poco años... ¡Es imposible!

Me contó que se habían compinchado su madre, la Momia y tu abuela. Ellas también se han puesto a plan. Toda la comida es verde ¡hasta sueño en verde! Hablando de verde, nena. Tu abuela ha aceptado que te pida Asilo Familiar ¡solo! si me intercambias por lo que hay en la pila de lavar del comedor. O sea, algas y agua ¿Ves cómo está como una cabra?

Por el rabillo del ojo vi el gesto de triunfo de Pascualita, asomada al borde de la pila de lavar,  como diciendo: ¡¡¡BIEN!!!

 

lunes, 2 de diciembre de 2024

El miedo es libre.

Este año, al Invierno, le está costando ir a trabajar.  Le han escuchado despotricar contra el frío, los constipados o la Gripe, a la que tanto le gusta figurar en todas las conversaciones, ya sea en los Consejos de Ministros, en el Vaticano o en los puestos del mercado de Pere Garau,

El Invierno está harto de ser el malo de la película. Quiere que lo mimen. Que le den calditos de gallina. Que lo arropen con mantas suaves al tacto y le canten nanas para dormirse acurrucado junto a una chimenea encendida.

Las otras tres Estaciones están que trinan ¿A qué viene tanto cuento si es el único por quien encienden velas y luces de colores? Adornan árboles. Se hacen comilonas. El cava y los turrones están en todas las mesas.

- No hay que hacerle caso ¡Es un tiquismiquis! ¡Me niego a dorarle la píldora! (protestó, airada, la Primavera)

Me di cuenta, mientras escuchaba a las Estaciones, que Pascualita ponía los ojos en blanco oyendo estas protestas. Llamé a la abuela. Un cuarto de hora después escuché el concierto de pitos por el aparcamiento del rolls royce en la parada del bus.

- "Traigo colirios para mi sirenita preciosa" - ¿Preciosa? No es ella quién necesita colirios... - "Que mala es la envidia" 

Llamé a mi primer abuelito, que estaba en el probador de sudarios de Oscar de la Renta apunto de probarse un nuevo modelo, para que tradujera a Pascualita... -  Una vez el Invierno se pasó tres pueblos acaparando frío. Era muy joven todavía y tenía la cabeza a pájaros. Montó tal  Glaciación que todavía se recuerda aunque han pasado millones de años... y sigue pagando la penitencia que le impusieron.

- "¿De dónde sacas este... cuento chino, nena?" - Son palabras de tu Ex.

La abuela no dejo nada pero el color desapareció de su cara...

 

domingo, 1 de diciembre de 2024

Topetazos.

Pascualita ha pasado del agua fría  de la pila de lava del comedor, al calorcito de mi escote, que al sentir el cuerpo mojado de la sirena, se enfrió al instante como por arte de mágia.

- ¡La madre que te parió, medio sardina! ¡Estás helada! - La cogí por los pelo-algas, hice molinete y al soltarla, voló a velocidad supersónica chocando su cabeza contra la de la Cotilla. Se oyó un fuerte ¡CLONC! y ambas cayeron al suelo sin conocimiento

 Viendo que todo había terminado bien, los comensales de la Santa Cena recordaron, entre suspiros de añoranza, los campeonatos de topetazos de carneros de sus tiempos jóvenes. Aquello eran cabezazos. ¡Y algunos se apostaban hasta la casa donde vivían! Era una locura.

El comensal de las treinta monedas, entusiasmado por los recuerdos, gritó: - ¡Apuesto mis monedas por Pascualita! - ¡Qué dices, hombre! Si tiene una cabecita... - ¡Durísima! 

El entusiasmo creció a medida que sus gritos hasta que yo dije: - ¡Tus monedas no valen! - Ya salió la aguafiestas de siempre: - dijo el "potentado" - ¡Juguemos con el dinero del Monopoli! (soltó mi primer abuelito, al que le brillaban los ojos, por el reflejo de la seda de su sudario nuevo y la ambición del juego: - ¡¡¡JUGUEMOS!!! - Gritamos todos.

Fueron muchos los topetazos entre Pascualita y otros contrincantes. Cuando acabó el juego repartí aspirinas a todos. El ganador tenía ante sí todo el dinero del manopoli más sus treinta monedas y una sonrisa de oreja a oreja.

 

sábado, 30 de noviembre de 2024

La humedad.

He puesto una toalla de playa en el balcón y he salido a tomar el sol en bragas y sostén. Pude haber usado el bikini pero ya está guardado... ahora solo me falta recordar dónde lo metí. 

El sol brilla y alegra las calles pero no calienta porque la Humedad de la isla, harta de no tener apenas papel que interpretar en otoño-invierno, se ha hecho la reina de las calles. 

Balcones y terrazas se ven repletos de ropa tendida que tarda la intemerata en secarse. Y allí estaba yo, tomando un sol descafeinado para no perder el morenito del verano, cuando las bolas de polvo, saltando como pulgas, estornudaron una y otra y otra y otra... vez para acabar estallando como fuegos artificiales. Dos segundos después estornudábamos todos.  

La gente que pasaba por la acera, al oír los estornudos se tapaban nariz y boca y salían corriendo gritando: ¡lagarto, lagarto!

Pascualita no se salvó de estornudar. Cada atchis era un salto, desde el fondo de la pila de lavar del comedor hasta el techo. Después de chocar varias veces contra mi primer abuelito que había venido a hacernos compañía, éste tomó las de villaDiego y desapareció camino del Más Allá, no sin antes estornudar ruidosamente.

- Nena ¿quién ha estornudado? (preguntó la Cotilla saliendo de su cuarto con la cara desencajada) - Yo. - Vaya, pues juraría que ... era el ex de tu... abuela. ¡Uf, que mal me ha sentado el chinchón on the rocks de hace un rato.

viernes, 29 de noviembre de 2024

Llega Navidad...

El tiempo es tan bueno que estoy entre ir a la playa o a comprar un abeto de colorines en la tienda de los chinos del señor Li. Este comentario lo he hecho de viva voz y como el árbol de la calle es más cotillo que la Cotilla, se enteró y puso el grito en el cielo.

- ¡¿Estando yo aquí vas a comprar un árbol?! ¡Derrochadora! ¡Manirrota! ¿Cómo vas a comparar una guarrada de plástico de colores, que se carga el Planeta, siendo yo lo más natural, esbelto, atractivo y ecológico que ha parido madre?

Mis ramas, estilizadas y fuertes, pueden cargar todas las bolas navideñas de todas las casas del barrio y lucir como un sol de medianoche. ¡Con razón te llaman boba de Coria! Si es que todo tiene su por qué. ¡¡¡Que cruz tenemos contigo!!!

De una patada cerré la cristalera del balcón, de golpe, harta de escuchar sandeces.

- ¡Hey, menos humos, Caperucita! (gritó la Cristalera, más enfadada que un mono) Cuidadín que soy un ejemplar muy delicado. - ¡Huuuy, sí! como una rosita de pitiminí es mi hermanita. ¡Frágil y gilipichis! Y todo porque le ha tocado estar en la parte interior de la casa. No como a mi, que estoy siempre a la intemperie aguantando calor, moscas, granizos, vendavales y ¡no me quejo! 

La discusión se iba generalizando y tenía pinta de terminar mal.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! Mira lo que me he encontrado en la calle, nena ¡Un árbol de Navidad, de plástico de colorines! - ¡Halaaaa! ¡Que bonitoooooo!... ¿Y estaba en la calle? - Pues sí... - ¿Cerca de la tienda de los chinos del señor Li? - Cerca, cerca ... - ¡Lo ha robado, Cotilla! - ¡Esa boca, niña!

jueves, 28 de noviembre de 2024

Oídos sordos.

Entre Pascualita y yo hay resquemor porque es una rencorosa empedernida y sigue sin perdonarme que no le llene la bañera para nadar a sus anchas. 

No sé cómo pero, el caso es que la abuela se ha enterado de la situación y le ha faltado tiempo para venir a echarme la bronca: - "Tú eres la mayor, por lo tanto eres quien ganarse la confianza de mi pequeña princesita" - ¡PUAG! (no pude contener una arcada ante tanto favoritismo). - ¿Que yo soy la mayor? ¡¿Yo, que nací en el siglo veinte de ésta era?! - "Pero eres más alta" - ¿Y qué tendrá que ver el culo con las temporas? Ella es más vieja que la Vejez y si no ha crecido en altura será por la mala milk que trae de fábrica. 

Horas después seguíamos sin llegar a nada. Pascualita saltó de la pila de lavar del comedor, al escote de la abuela que lucía minifalda con volantes, botas militares color rosa chicle, un top a topos verdes y blancos que terminaba debajo del pecho dejando al aire las costillas. Elegantísima, vaya-

La sirena indicó, cual estatua de Colón con el dedo estirado, el cuarto de baño y la abuela no se hizo de rogar. - ¿No irás a llenar la bañera? - "¡Claro que sí! ¿Verdad, chiquitina?" - Abrió la puerta de golpe y sonó un chillido de rata. Del susto, la abuela y yo saltamos como conejos. Pascualita voló por los aires aterrizando en la bañera que ya estaba medio llena. La Cotilla (la rata) volvió a gritar al ver "un bicho entrar de cabeza y con un gran estilo, en el agua jabonosa donde la vecina se estaba bañando sin reparar en el gasto de agua.

Cogí, ipso facto, a la sirena por los pelo-algas, hice molinete y voló hasta la pila de lavar sin darle tiempo a pensar.

Todo fue un visto y no visto. La Cotilla aún se recupera del susto. La abuela tuvo que tomar tila y yo le pedí a mi primer abuelito que me llevara con él ... al taller de alta costura de madame Chanel.

miércoles, 27 de noviembre de 2024

Jeroglifico.

Una nube negra se instaló sobre el balcón. - ¡Fuera de aquí! Vete a llover a otro lado, pájaro de mal agüero! (le grité)

Estaba de muy mal humor. Se acerca la Navidad y no tengo euros que echarme a la cara. ¡Estoy pelada y llega el tiempo de regalos. Estos días no tendrían que existir. Hacen mucho daño a las exiguas economías ¡Ya está bien de tanto disimular! ¡No tengo dinero, por lo tanto, qué puedo comprar con NADA?... ¡NADA

Salí a la calle para despejarme la cabeza. Contacté con un sabio que estaba convencido que la tierra era plana y el Cambio climático una invención de los rusos. Entonces, sin mediar palabra alguna, le di una coz de borrico. ¡Cuanto rebuzno pejiguero salió de aquel mediar machar. 

Por mi calle pasó la Procesión cívica, con fotos y pancartas alusivas a las desgracias ocurridas  en Valencia. El año1956 quedó marcado en el ADN de quienes se salvaron. Lo mismo les ocurrió a quienes dejaron sus vidas entre el fango. Pensamos que así fue porque ninguno volvió para contar lo contrario.

La Escoba y la Fregona, disimulan como si la idea de hacer randa de bolillos fuese cosa suya. Mientras los palitroques chocaban unos con otros, la fábrica era una obra de arte moviéndose al compás de los bolillos: clic, clic, clic. Que bonito, dijo un caracol que llevaba un buen rato deslizándose por la barandilla del balcón,

Por unanimidad se le nombró Vagón de Primera. Y, satisfecho,  durmió como si no hubiera un mañana.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 al d










martes, 26 de noviembre de 2024

El enfado de la sirena.

Pascualita tiene calor y no le basta el agua de la pila de lavar del comedor. Por eso salta, una y otra vez, tratando de acercarse al cuarto de baño y zambullirse en la bañera que está...vacía. Por más que le explico que no voy a llenarla porque el agua dulce empieza a ser un bien escaso. Y que, dada su envergadura de sardina en aceite, con la pila de lavar tiene agua más que suficiente.

¡Menudo cabreo ha cogido! Pero no he dado mi brazo a torcer. Ha saltado hasta vaciar el contenido de la pila en el suelo del comedor y convertirlo en una pista de patinaje artístico. Porque artístico ha sido la costalada que se ha dado la Cotilla en cuanto a abierto la puerta de la calle y ha pisado el agua.

Ha salido flechada hacia la ventana, que estaba abierta, Ha salido para aterrizar en la copa del árbol de la calle. - ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

La Cotilla, aterrorizada, ha recibido una ovación cerrada de media hora. Gritos de ¡Artistaaa! se mezclaban con Pitos, Hurras, Queremos un hijo tuyo, Torero toreroooooo! y no sé cuantas cosas más le dijeron.

Por mi parte admiré la técnica de la Cotilla para no estrellarse contra el suelo. Entonces escuché una canción que me encantó. Venía a por mi. Y yo fui feliz hasta que recordé que esa canción era un canto de sirena, Pascualita "ES" una sirena. Y si no espabilo seré su cena...

lunes, 25 de noviembre de 2024

¡Aleluya!

Al árbol de la calle no hay quién le tosa. Debe tener amistad con el Alcalde porque, a la hora de adornar las calles para Navidad, a él le han puesto más bombillas led que a los demás. ¿Con quién se habrá compinchado? He intentado sonsacarle pero no suelta prenda.

Sí me he dado cuenta que los gorriones que viven en sus ramas parecen más contentos que de costumbre. -Vosotros sabéis algo... ¿No vais a contar nada? ¡Pues no seré yo quien vuelva a sacudir el mantel para que comáis las miguitas de pan!

He visto dudas en algunos de los pájaros pero, al final, no han dado su ala a torcer. También hay conspiración de silencio entre las dos caras de la Cristalera. Los comensales de la Santa Cena. La Escoba, al saber que no tendrá que barrer las pocas migas que dejen los pájaros, está feliz... Me estoy dando cuenta de que, tanto la escoba como la fregona, son dos vagas de mucho cuidado.

- Cualquiera diría que habéis hecho voto de silencio. - Me giré hacia los rincones del comedor, donde las bolas de polvo, apretadas unas contra otras, hacían lo posible por no dejar ir la lengua a practicar su oficio: Hablar.

Mi primer abuelito apareció deslumbrante con un sudario lleno de estrellas novas brillando a todo gas. - ¡Esto es una iluminación (grité) y no la birria de luces led del árbol de la calle!

Todos quisieron estar al sol que más calienta y se les soltó la lengua como por arte de magia: - Para tener más luminaria que los demás árboles, el de la calle ha tenido que jurar ¡¡¡Que no cantará en toda la Navidad!!!

 

domingo, 24 de noviembre de 2024

Solucionado.

Dejé a los comensales de la Santa Cena en una caja de zapatos para que no se perdieran por casa mientras llevaba el cuadro a ponerle un nuevo cristal. Hubo protestas por su parte, cuando, al poner la tapa quedaron a oscuras. - ¡Eh, eh, boba de Coria! ¿Se ha ido la luz? ¡Ay, que cabezazo nos hemos dado por tu culpa, jodía! - Menos abusar de la comida y ahora no pasaría ésto (repliqué)

Hasta volver a casa con el cristal puesto no caí en la cuenta de que debería haber metido antes en el cuadro a los comensales. A ver por dónde entrarían ahora.

Al abrir la caja de zapatos también hubo quejas. Esta vez por quedar deslumbrados al recibir la luz del sol de golpe.

Después vino la pregunta clave: - ¿Por dónde entramos? - Pensé que me daríais la solución vosotros... - Yo me quedo fuera. - Fueron varios los que optaron por ello, Otros decidieron entrar... si daban con la puerta. Por último, hubo algunos indecisos.

Se pasaron el día entero discutiendo los pros y los contras sin llegar al consenso entre ellos hasta que llegó la noche y bajó la temperatura. 

Poco a poco, se fueron agrupando para darse calor pero, a medida que pasaron las horas el frío se acentuó y hasta mi cama llegó el castañeteo de sus dientes. - ¡No podré dormir! - Ya lo creo que dormí. Como un lirón.

Cuando, por la mañana recogí a Pascualita para desayunar juntas, al pasar junto al aparador, unos sonoros y acompasados ronquidos me dieron a entender que, en una de esas horas brujas de la madrugada, los comensales encontraron el consenso y la entrada al cuadro de la Santa Cena.

sábado, 23 de noviembre de 2024

Misterio resuelto.

Ese día algo explotó y fue contundente. ¿La barriga de Pascualita? No me extrañaría porque, últimamente, come más que antes. ¡Mucho más!

Si en lugar de una birria de sirena fuese una ballena ahora toda la casa estaría llena de su grasa y no habría por dónde cogerla. Patinaría y a poco que el viento soplara, la casa se deslizaría sobre sus cimientos recorriendo el barrio anunciando que se vendía a buen precio, aceite de ballena para las frías noches de invierno. Y ballenas, esas tiras que se usaban en la fabricación de fajas y te dejaban una cinturita de avispa.

Da para mucho un ballena. Pero no una birria de sirena. ¿Qué habrá sido de su hermosa cola de sardina? ¿O de su pelo-alga? ... Me estuve fijando y no vi ni rastro de Pascualita. Llamó la abuela: - "Si estás buscando a mi chiquirritina bonita, que sepas que está conmigo, boba de Coria"

Me acerqué a la Cristalera para anunciar, urbi et orbi, la noticia de la sirena. - Vaya (dijo el árbol de la calle) me hubiese gustado quedarme con la pila de lavar del comedor. Así siempre tendría agua para mis raíces. 

Se oyó: ¡cric!... ¡AAAAYYYY! El suelo se tiñó de rojo pasión. Pensé que mi primer abuelito había extendido una tela de seda china para darle colorido a la casa. Pero, no. Era sangre ¡¿De quién, porfa plis?! Mia... ¡¡¡M. I. A.!!! - Clavado en la planta del pie, un trozo de cristal del cuadro de la Santa Cena, presumía de moderno: - ¡Auténtica sangre de la nena, oiga! - La Cotilla guardó una poca para hacer botifarrones. 

Así que la explosión ocurrió en el cuadro. ¿Por qué? ¡Por rendirse ante la Gula! esa tragona que ha conseguido engordar a los comensales en un pispás. Al cristal no le ha quedado más remedio que estallar porque ya no cabía tanto gordo súbito.

viernes, 22 de noviembre de 2024

¿Hoy no se resuelve?... ¡vaya!

 ¡Qué sustoooooooo! El bombazo me tiró de boca bajo la mesa del comedor. De repente éste mueble que sirve para poner cosas encima, se convirtió en el héroe del día. Tras la terrible explosión pasó a ser la madre de todos los que estábamos con los pelos de punta y la boca abierta. 

Todos miramos y nos cobijamos entre aquellas cuatro patas de madera, tocándonos el cuerpo para saber a santo de qué venían los gritos, las ensaimadas, el chocolate y pare usted de contar. - ¿Te han robado, nena? - Preguntó mi primer abuelito desde el camerino de la prima ballarina. - ¿A mí?! Imposible? Tengo que hacer un buen caldo

 - Doy fé de que estábamos todos muy, muy nerviosos. - Con ellos todo era más fácil.  Bajo una lluvia impertinente, ésta se puso flamenca y los filos de las navajas echaron chispas.

La flamenca dijo con mucho arte: - ¡Jozú! ¡Arza! Ole!. Y con esto y un bizcocho, hasta mañana a las ocho.Y a quién Dios se la dé, San Pedro se la Bendiga. Y arrieritos somos y en el camino nos encontraremos.

Seguro que sí porque hay que resolver el misterio del ¡PUM!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  llevo un provernio Y 

jueves, 21 de noviembre de 2024

Pum.

Al árbol de la calle no le ha echo ni pizca de gracia que la Escoba se meta con su forma de cantar y de ser. Y como es un rencoroso de libro, ha llenado mi casa de hojas muertas, cualquiera sabe cómo, porque la Cristalera del balcón estaba cerrada a cal y canto.

La única que está feliz es Pascualita que le ha cogido afición a comer hojas secas de platanero y me temo que cogerá una indigestión . De momento ya tiene una barriga como no la había visto nunca.

- ¡Para ya de comer esa porquería! - Le sorprendió mi grito y quedó boquiabierta durante unos instantes. Y ese silencio me vino bien porque seguí oyendo el típico crujido de las patatillas. Eso indicó que había más tragaldabas de hojas... ¿Quién podía ser? Pensé en Pompilio pero, no. Siempre está ocupado, de acá para allá, corriendo en busca de parejas de calcetines y coger uno  para su colección. 

La voz de Pepe el jibarizado llegó, desde la cocina, límpia y clara como siempre: ¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

Seguro que tenía razón, solo que mi primer abuelito debía estar ocupado probándose sudarios de alta costura y no apareció para traducirme el enrevesado idioma del llavero. 

De repente sonó una fuerte discusión cerca del aparador del comedor. Allí estaba Pascualita saltando para entrar en el cuadro de la Santa Cena donde (me fijé) los comensales se habían apoderado de cientos de hojas secas con las que paliaban el hambre que pasan todo el año y que la egoísta de la sirena también quería para ella - ¡Te va a explotar la barriga! (grité)

¡¡¡PUM!!!

miércoles, 20 de noviembre de 2024

Tramuntana juguetona.

A la Cotilla no le ha quedado más remedio que volver a casa, de modo clandestino, para recoger lo que llevará al trapicheo. Ha entrado de puntillas, con una pamela enorme en la cabeza que le tapaba toda la cara. - ¿No me diga que la ha encontrado cerca de la tienda del señor Li, Cotilla? - Pues sí. Pero no des nombres por si ronda por ahí el puñetero de tu primer abuelito y me asusta. - ¡¿Ha robado la pamela?! - ¡Noooo! Una ráfaga de viento la traía volando y me la ha encasquetado. - ¡Que casualidad! 

De repente la lámpara del comedor se meció, sola y la Cotilla salió por pies.

En el comedor se había formado un guirigay entre el viento de Tramuntana, cuyas ráfagas jugaban a ver quién metía más hojas secas del platanero en casa. Discutían con la Cristalera que no quería abrirles, ayudado, en éste caso, por la escoba y la fregona que hicieron causa común con ella.

En medio de la escandalera escuché a la fregona preguntar a su amiga: - ¿Te han contestado ya los de el Grupo de Escobas Voladoras? - No, hija. Y estoy que trino con el puñetero platanero que solo sabe dar la murga con sus canciones y trabajo extra con las hoja.

Por el rabillo del ojo vi a Pascualita comiendo hojas secas a dos carrillos que, al ser mordidas, sonaban a patatilla

 

martes, 19 de noviembre de 2024

Malentendido.

Al parecer, a la Cotilla no le ha ido bien el asunto del trapicheo que se lleva entre manos y está de un humor de perros.  Le ve defectos a todo y no para de remugar. Espero que se le pase pronto porque, sino, la mandaré tarifando para el cuarto piso, que es donde está su casa. Estas mismas  palabras se las he dicho a la cara pensando que caería de rodillas ante mi, suplicando que no lo haga.

Pues no. Me ha dado un empujón y se ha encerrado en "su cuarto" Cinco minutos después ha salido, sin dejar de quejarse. Ha cogido la escoba. Ha barrido las hojas secas que jugaban al escondite en el comedor, con una energía que no es normal a sus muchos años, y tirándolas después por el balcón, a la calle. 

Casi de inmediato, llamaron al timbre. Era Bedulio el Municipal: - Abre la puerta que tengo que multarte por tirar basura a la vía pública. - ¡No he sido yo! - ¡Pero es tu casa! - ¡Ha sido la Cotilla! - ¡Abre! - ¡Ni hablar! - ¡¿Cómoooooo?!

La Escoba, puesta en jarras, me culpaba de haber permitido que trabajara en su horario de descanso. - ¡Tú tienes la culpa! - Su grito coincidió con el ¡Abre! de Bedulio y el ¡Ni hablar! mío. Y todo se lió porque ¿haber cómo le explico al Municipal que yo estaba hablando con una escoba que, encima, tenía razón?

- ¿Me necesitas, nena? - Mi querido primer abuelito acudió en mi ayuda y yo dije que sí. Al instante dos alaridos cortaron el aire y vi salir corriendo del portal de la finca, a la Cotilla y a Bedulio, cada uno por su lado.

A la Escoba la encontré echando una instancia al Viento, renunciando a servir en casa y pidiendo enrolarse en el prestigioso Grupo de las Escobas Voladoras. La élite de las escobas.

 

lunes, 18 de noviembre de 2024

Ay... que sano es el deporte... ay, ay...

- ¡Ay, ay, ay, aaayyyyyyyyyyyyyyyyyy! Tengo agujetas hasta en las pestañas por hacer caso a la abuela. Dice que no encuentro novio porque camino como un pato mareado. Porque tengo kilos de más y gracia de menos. Total, nada que no lo arregle un buen gimnasio en el que, además, hay buenos especímenes masculinos donde elegir... ¿especímen? ¿Qué será eso? .

El frufrú de la seda anunció la aparición de mi primer abuelito que, al oír mis quejas, vino en mi ayuda. - ¡Ooooooh, que sudario tan bonitooooo! (no pude por menos que decir) Era todo un espectáculo ver como el rojo pasión se adueñaba de los objetos del comedor. Incluso saltó al árbol de la calle que, emocionado, se sintió el árbol más elegante del barrio.

- He ido al gimnasio y me ha tocado en suerte un profesor experto en sadismo. - Ten cuidado con tu abuela... - He hecho tantas contorsiones que, al final de la clase, no había manera de deshacer el nudo en que me había convertido. Al final, a base de tirones, crujidos y alaridos míos, he recuperado mi figura habitual. Y ahora estoy que no me tengo en pie ay, ay, ay,...

- Encima no puedo comer fabada de bote, con lo que me gusta. Solo cosas verdes: lechuguita, lechuga, cogollos de lechuga... - Ten cuidado con la abuela... (dijo, de nuevo, mi primer abuelito)

Pascualita saltó de la pila de lavar del comedor, a mi escote. Estaba mojada y fría. El salto que di me descoyuntó lo poco que quedaba sano de mi persona.

Ahora estoy en la UCI por... ¡hip!... confundir el chinchón on the rocks con el... ¡hip!...  jarabe para la tos y bebérmelo a ...¡hip!... morro jijijiji ¡hip!

 

domingo, 17 de noviembre de 2024

¡La súper-mega-abuela!

Si la abuela ya era de por sí famosa en el barrio, por ser la única vecina que logró echarle el guante a uno de los solteros de oro de ocho o nueve apellidos mallorquines, convirtiéndose en millonaria consorte. Cuando algún vecino enseñaba el Paseo Marítimo a familiares de la Península, no dejaba de señalar la Torre del Paseo Marítimo: - ¡Ahí vive la mujer que ha dado brillo a nuestro barrio!... Lástima que su nieta no se parezca a ella. La pobre mujer solo le pide una cosa: un bisnieto ¡Nada más! Bueno, pues no se lo da ¿Se puede ser más egoísta?

Ahora, con el detalle de llevar a los proletarios del barrio hasta sus trabajos, sus colegios... etc., el Alcalde está pensando en erigirle una estatua que perpetúe su memoria.

Cuando conté ésto en casa Pascualita lloró de alegría y tuve que prepararle tres tazas de cola cao donde se tiró de cabeza hasta vaciarlas, dejando la cocina pringosa y embadurnada de chocolate: - Para quitarme los nervios (le dijo a mi primer abuelito)

El árbol de la calle alzó su vozarrón para pedir que instalasen la estatua junto a su tronco: - Las bolas de polvo saltaban de alegría: - ¡Saldremos en la tele, yupyyyyyyyyyyyyy!

Fueron las Cofre quienes pusieron cordura entre tanto guirigay: - ¡Se la comerá! (dijeron al unísono y todos echaron el freno Magdaleno - ¡Es verdad! - ¡Es un tragaldabas! (gritaron los comensales de la Santa Cena)

Y así fue trascurriendo el día. Los debates a cuenta de la nueva estatua para la Ciudad desataban, de tal modo las lenguas, que a la gente se les olvidó poner la tele. Mientras, Andresito seguía en la UCI recuperándose del soponcio del día anterior.

 


 

sábado, 16 de noviembre de 2024

Contentando al vecindario.

 A través del balcón abierto supe que llegaba la abuela con Geoooorge aparcando el rolls royce en la parada del bus. Hasta aquí todo normal. Pero en lugar de escuchar como metía la llave de casa en la cerradura y entraba como si fuera el rey Ricardo III corazón de León, reconvertido en Sean  Conneri (¡que más quisiera yo!) , se escuchó una pelea a gritos.

El árbol de la calle me llamó: - ¡Corre, nena! ¡Los vecinos han tomado el rolls royce por el autobús que no podrá aparcar en su parada y quieren que el inglés les lleve ¡gratis! ¿No vas a ir a ayudar a tu abuela? ¡La pueden zarandear! - ¡Ja! que lo intenten. La abuela es cinturón negro de judo. - ¿Ah, sí? ¿Geooorge también? - Ese solo es inglés.

Miramos de nuevo a la calle. El rolls royce se alejaba, conducido por Geoooorge y la abuela llevando la voz cantante para animar el viaje: ¡¡¡Para ser conductor de primeraaaaa, acelera, aceleraaaa...!!!

Esa mañana el coche hizo varios viajes para contentar a los vecinos que alucinaban: - ¡Nunca pensé en viajar en ésta maravilla! - Con ellos iba el chófer del bus que no quiso ser menos que los demás y gritaba, entusiasmado: - ¡Aparque usted dónde quiera, señora! ¡Es usted una Señora, señora!

Llamó Andresito: - Dile a tu abuela que se ponga al teléfono, nena. - No está... - Y le conté lo que pasaba. Al otro lado de la línea se oyó un porrazo. Mi segundo abuelito, que adora a su rolls royce, se había desmayado.

viernes, 15 de noviembre de 2024

Homenaje sentido.

Mientras desayunábamos Pascualita y yo, a nuestro alrededor se organizó un frenesí febril como no había visto nunca. Era todo tan rápido que no fui capaz de ver qué lo motivaba. Sin embargo la sirena no sintió ninguna curiosidad y siguió tirándose de cabeza dentro de su tazón de cola cao hasta que toda la cocina quedó rociada de tan rico batido.

Pepe el jibarizado si que se sintió molesto por el tornado casero montado en la cocina porque iba tan rápido que no le daba tiempo a fijar en él su ojo-catalejo y así enterarse de qué iba aquello.

Cuando por fin volvió la tranquilidad vimos a las Cofre sudorosas y tendidas en un suelo que brillaba como un diamante.

- ¿Qué os ha pasado? (pregunté cuando su respiración se normalizó) - La escoba, que suele llevar siempre la voz cantante, dijo, emocionada. - Después de ver como nuestras hermanas, escobas y fregonas, daban el callo tras la riada de Valencia sin desfallecer nunca, hemos sentido la necesidad de ofrecerles un homenaje... ¡snif!... Así que, sin mirar si era nuestro turno de trabajo, o no, hemos limpiado el suelo de casa como si estuviera lleno de barro. Va por vosotras, hermanas. Por las muchas de vosotras que han caído estando al pie del cañón.

Los personajes de casa, en posición de firmes, guardaron cinco minutos de silencio mientras  nuestras lágrimas encauzarón el camino hacia el balcón desparramándose luego hacia el alcorque del árbol de la calle.

jueves, 14 de noviembre de 2024

Repartiendo ganancias.

 Unos días después recordé el interés que mostró la Cotilla por los bañadores de casa. Y me dio el palpito de que había visto negocio en ellos. A partir de aquí ya no tuve nada más que hacer que esperarla para que me diera la mitad de las ganancias.

De la cocina llegó la voz sabia de Pepe el jibarizado: - OOOOOOOOOOOOOOOOOOO -  A la conversación se unió el comensal, de las treinta monedas, de la Santa Cena que empezó diciendo: - ¿Qué es un bañador? ¿Y un bikini? 

Las bolas de polvo no tenían ni idea. Su vida es muy corta y no se la pasan yendo a la playa o viendo revistas. Ninguno de los comensales había pescado algo así mientras fueron pescadores y no pudieron opinar. Tampoco Pepe el jibarizado tenía opinión al respecto, aunque daba igual porque no le entendíamos

 La única que lo sabía con certeza era Pascualita. Para ella era ridículo usar tela para meterse en el mar. Le bastaba con sus escamas y si acaso, con la parte de arriba del bikini para fardar de moderna aunque no hubiese sirenos para admirarlo o sirenas para criticarlo. Total, asunto zanjado.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! - Le solté a bocajarro: ¿Cotilla qué ha hecho con los bañadores? - Trapichear con ellos. Los cambié por un paquete de kleenex. Estoy constipada. - ¡Pues la mitad son míos! - Toma..., la mitad llena de mocos.

miércoles, 13 de noviembre de 2024

Cambio de tiempo.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! - La Cotilla entró en casa toda sofocada. - ¡No puede ser! ¡Esto se avisa! - ¿Qué le pasa? - Necesito bañadores, urgentemente. ¿Tú cuántos tienes, nena? - Dos - Buenos son. Miraré en el cantarano de tu abuela por si hubiera algo más... 

Un rato después salió, brazo en alto, enarbolando tres bikinis del año Catapún. - Algo es algo... - ¿Seguro que no tienes más, boba de Coria? - ¿Para qué los quiere si vamos camino del invierno? - Para los últimos chapuzones del año. - ¿No pensará venderlos? Los míos pueden durar cinco o seis años más. - Sí, hija: no me extraña que no tengas novio ni perrito que te ladre.

Nos sentamos frente a una jarra de chinchón on the rock y dimos buena cuenta de ella. -Va a hacer... ¡hip!.. calor, boba de Coria. - El año que... ¡hip!... viene jejejejeje ... - Noooooo ¡hip!.. Mañaaaaaana ¿a que has puesto el edre... ¡hip! ... don. Pues ¡a sudar...pano... ¡hip!... li.

Hemos comido a las cinco en punto de la tarde después de discutir un montón de horas, si subirán las temperaturas o no: _ ¡A treinta... ¡hip!... gradoooooos...! - No te tiro de los pelos... ¡hip¡ porque no sé si eres real ... ¡hip!... o una alucina... ¡hip!... ción.

El telediario de la noche contó que este fin de semana hará calor. Podemos llegar a los treinta grados en puntos de Peninsula y Baleares...

Pascualita, desde el borde de la pila de lavar, gritó y gesticuló, para que prestara atención al locutor pero yo ya no era de éste mundo. La Cotilla y yo dormíamos la mona soñando que nadábamos, tan ricamente, dentro de la botella de chinchón.

 

martes, 12 de noviembre de 2024

¡Un gotón!

Este otoño se han puesto, desgraciadamente, de moda las DANAS.  No me sonó este nombre.  Incluso se lo pregunté, por medio de mi primer abuelito, a Pascualita. Más que nada por los millones de experiencias vividas que tendrá ese bicho. 

- Dice que es una Gota fría. - ¡¿Una Gota?! ¿Estáis de cachondeo? ¡Será un Gotón! - Ante mis aspavientos, Pascualita hizo girar un dedo índice sobre su sien. - ¿Me llama majareta, abuelito? - ¡Sí! Por fin vas entendiendo el idioma sireno. Ya estoy cansado de traducir lo que dice. ¡Es tan parlanchina! 

- ¿Que la medio sardina habla por los codos? ¡No la oigo! ¿Acaso habla para adentro? - Es el idioma más antiguo que existe y solo ella lo habla. ¡Tienes una joya en casa!

- Estoy apañada con la joya... - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! A ver esa joya, boba de Coria - 

La Cotilla tiene muchos años y algunos achaques pero el oído es de recién nacido. No se le escapa una. - ¿Qué joya? - No te hagas la lista que se te ve el plumero. - Yo hablaba de la OLLA que me gustaría comprarme si tuviera posibles. - ¿Para qué la quieres si solo sabes abrir botes de fabada? - Que jodía...

 

lunes, 11 de noviembre de 2024

Preparando el ajuar.

Los pitos de los coches pitaban con fuerza a Geooorge  que subió las carteleras de cuatro en cuatro para sentarse ante el televisor sin soltar una sóla lágrima.

Los  tramos de escalera los subió de cuatro en cuatro. Entró en la salita, encendió la tele y se repantingó a ver deportes. Yo aluciné pero antes de poder abrir la boca (ella sí que estaba boquiabierta) la abuela pasó al comedor con un bolso enorme lleno de ... ropita de bebé. 

Había prendas de todos los estilo: roqueras, pijas, rococó... Estas pertenecieron, según contó ella, al ajuar de Luis XIV de Francia. Y regalado por ilustres sacacuartos de los bolsillos más humildes. Vamos, que había dónde escoger.

Prenda que cogía yo era vuelta del derecho y del revés para que no quedara en ni un solo pececillo de plata escondido entre las arrugas. 

Mientras la abuela cantaba las excelencia de la ropita, entré en la cocina y al ver que nadie me miraba, corté a tiritas blusitas, pololos, camisetas... Lo puse todo a macerar con especias y vino tinto. Horas después el aceite chiporroteaba, alegremente, en la satén antiaderente mientras las tiritas de tela se iban haciendo, cada vez, más apetitosas.



domingo, 10 de noviembre de 2024

Menudo lío...

Me despierta el timbre del teléfono. Abro los ojos y no veo nada. ¿Estoy soñando que es de noche? ¿se ha ido la  luz?... A tientas busco el móvil: ¿diga? - La voz carraspea con acento británico: - Ejem...Madame decir cosa a ti. - ¿Eres Geooooorge? ¡No veo! - Tu abrir luz, boba of Coria.

Mi señora abuela, al llegar a su casa después de horas de juerga en El Funeral, ordenó a su mayordomo inglés conectar conmigo para hablarme ¡de mi embarazo! - "... cada día mídete la tripa con  una cinta métrica para ir viendo como crece mi bisnieto. Te llamaré para saberlo" 

- ¡Oye, que no! ¡No hay nada! ¡NADAAAAA!

- "No trasnoches que no es bueno en tu estado"

Pasé la noche en vela, dando más vueltas que un molino hasta quedar hecha un lío con las sábanas, del que no podía salir. 


 

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sábado, 9 de noviembre de 2024

Nada. Ni caso.

Por más que lo intenté, la abuela no me hizo caso, ni cuando dije que no estaba embarazada, ni cuando dije NO a una paella ingles de Geooorge.  Primero porque estaba muy emocionada viéndose ya con su deseado bisnieto en brazos. Y segundo, porque pensó que era un antojo. - "Deja aparte la tirria que le tienes a Geoooorge porque, desde ahora, comerás sus comidas que son mucho más sanas que las de bote que comes tu".

- ¿Me estás diciendo que la fabada asturiana no es sana? ¿Y que la paella con té es buena?  ¡Esto es el mundo al revés! A mi no me pasa nada ¡Nada! ¡Quiero fabada! - "¿Vas a estar así de caprichosa los nueve meses de embarazo? He dicho que el inglés te guisará y no hay más que hablar. El bisnieto es mio y tiene que estar bien alimentado."

 Mi primer abuelito contempló la escena desde lo alto de la lámpara el comedor y cuando pensé que me defendería, va y se pone del lado de su ex ¡la que lo facturó al otro mundo! - Tu abuela quiere lo mejor para ti y el bebé, nena. - ¿De qué hablas? - De tu embarazo ¡Que casualidad que estéis a la vez la sirena y tú!

Corrí a ponerme una mascarilla: ¡Hay un virus que nos vuelve majaretas! - El árbol de la calle, que cantaba el Brindis de la Traviatta en honor a los "embarazos simultáneos", cerró la boca por miedo al contagio.

Los comensales de la Santa Cena cuchicheaban entre sí: - ¿Qué pasa? - No estás casada... - No... ¿pensáis que estoy en pecado? - Eso es cosa tuya ¡Nosotros queremos el banquete!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! Holaaaaaaaa. Enhorabuenaaaaaa Me ha dicho tu abuela que... - Cerré los ojos mientras medio litro de chinchón on the rocks pasaba de la botella a mi estómago donde se mezcló con los guisantes y zanahorias cocidas que me hizo el inglés... Que... ¡hip!... jodío...


viernes, 8 de noviembre de 2024

¡Embarazada!

Al parecer, Pascualita ha dado por finalizada su carrera de modelo de Alta Costura. No sale de la pila de lavar del comedor, pese a que mi primer abuelito, aparece cada día con un modelo exclusivo de sudario a cual más sofisticado.

- ¿Qué le pasa, nena? - Está apática. - ¿Eso quiere decir que se acerca otro período de celo? - Vete tú a saber... O está menopáusica. - Ah, ¿las sirenas también tienen eso? . No me mires con ésta cara, abuelito que yo nací en el siglo pasado y no en muchos milenios atrás. ¡Yo qué sé! - Podrían haber dejado constancia de esas cosas dibujadas en alguna cueva... - ¿En cuál de ellas porque hay millones... 

Seguimos divagando durante tres horas más hasta danos cuenta de que Pascualita, sentada en el borde de la pila de lavar, no se perdía ni una sílaba de nuestra conversación. - ¿Tienes algo que decir? (preguntó el abuelito) - ¡Vaya si tenía! -  Dice que... ¡EMBARAZADA! 

La palabra, liberada de la autocensura, creció y creció hasta llenar la casa que, desde entonces permanecía en un asombrado silencio. La palabra llegó al balcón y tomando impulso, saltó al vacío donde las corrientes de aire la elevaron sobre la ciudad mientras no dejaba de crecer. 

Esto ocurrió mientras la abuela, seguida de Geooorge el mayordomo inglés, salía del rolls royce aparcado en la parada del bus.

Entró en casa como un elefante en una cacharrería. - "¡¿Estás embarazada?! ¡¡¡Por fin!!! - Geooorge, prepara una paella inglesa para la nena. Y una normal para Pasc... ¡para dos!"

jueves, 7 de noviembre de 2024

La belleza efímera.

¡Hay que ver cómo está el patio! A Pascualita se le ha subido el ego hasta la punta de sus pelos-algas. No hay quien la aguante desde que luce, cada día, un modelo de alta costura de mi primer abuelito. Solo le falta decir que la llamemos Majestad.

Se planta ante el espejo del aparador y allí imita (según ella) a las grandes divas de la Pasarela durante horas. Al principio les hizo mucha gracia a los comensales de la Santa Cena que se lo pasaban pipa viendo los meneos de la medio sardina, reptando de acá para allá. Se lo pasaron tan bien que, incluso se olvidaron del hambre que pasan hasta que llegue Semana Santa. 

Jaleaban, silbaban, señalaban  y piropeaban con más, o menos gracia y así el tiempo les pasaba más deprisa. Pero todo cansa y hasta las bolas de polvo, que al principio, imitaron a Pascualita, ahora pasan de ella. Solo le quedan dos admiradoras: las COFRE. Son estilizadas, cimbreantes, se mueven con elegancia y lucen melena. Lo que les da un plus de glamour cuando las mueven al viento. Algo de lo que no puede presumir la sirena que tiene cuatro algas mal contadas y eso le sienta como un tiro. Y a Pascualita, celosa, hay que temerla. 

Pero he aquí que apareció la Belleza, personificada en una espléndida mariposa, de alas de fuertes colores acerados que nos dejó boquiabiertos. Volaba con una gracia innata. Se posaba, lánguidamente sobre la nariz del alma de mi primer abuelito que babeaba como un colegial ante un bolly cao.

Dicen que la belleza es efímera y Pascualita se encargó en hacer realidad el refrán en cuanto la mariposa se le puso a tiro. En un visto y no visto, se la comió. Fue todo tan rápido que la mariposa todavía se estará preguntando - ¿Quién habrá apagado la luz?

 

miércoles, 6 de noviembre de 2024

A ver lo que dura.

Aún dura el choteo de los "Sin pies" Desde el día que pagó caro su orgullo no hemos vuelto a ver el pelo a Pompilio. Al principio creímos que se había ido a vivir a Pernambuco pero unos pequeños tornados en casa. De esos que mueven las hojas de los periódicos sin venir a cuento, nos confirmaron lo contrario. Lo que pasa es que cruza entre nosotros a velocidad de vértigo y se esconde en su cubil.

Como no lo ven, los Sin pies no tienen de qué reír y pronto arrinconaron el tema. La que ha dado más caña ha sido Pascualita porque es más pesada que una vaca en brazos. Hasta tuvo que intervenir mi primer abuelito y ofrecerle algo sustancioso para que dejara el tema. Y lo que le propuso la dejó turulata y encantada de haberse conocido.

- Cada día te pondrás alguno de mis sudarios exclusivos. Serás la más elegante de ésta casa ¿qué te parece?... Sí. Más que mi nieta... (le dio un ataque de risa a la medio sardina.) también más que mi ex (la sirena puso los ojos en blanco y a mi me dio repelús) 

 Vestida de Chanel, de Dior, de Versache... la sirena puso en valor el refrán de dice que aunque la mona se vista de seda, mona se queda. En este caso, en medio sardina. Pero estamos encantados los de casa porque parece que el glamour ha calmado el puñetero genio de Pascualita y hace un tiempo que no saca la dentadura de tiburón a pasear.

martes, 5 de noviembre de 2024

Pompilio.

 A Pompilio se le ha subido el ego a la cabeza después de ser alabado como el mejor de los magos, habidos y por haber, por gentes muy importantes. Todos los medios de comunicación cuentan y no acaban, del arte del pequeño gnomo que es capaz de quitar miles de calcetines, de los mismisimos pies, sin que el dueño se de cuenta.

A todo ésto, el árbol de la calle lo hace rabiar diciéndole que a él NUNCA le quitará un calcetín. Buenooo... no le gustó esto. Es más, lo tomó como un reto y muy chulito dijo: Te lo demuestro cuando quieras, Por ejemplo, aquí y ahora. 

El guante estaba lanzado y quien lo recogió (es un modo de hablar) fue Pepe el  jibarizado. - A mi tampoco me lo quitarás. - ¡¿Que no?! Vais a hacer el ridículo mundial. ¡Pues anda que no soy yo nadie!

Otra que se unió a los retadores fue Pascualita. - ¿Estás segura? (le pregunté) - ¡Claro que sí, boba de Coria! Varias bolas de polvo también quisieron probar y lanzaban gritos de ¡Oe, oe, oe, oeeeeee! para animarse.

Mi primer abuelito, elegantísimo con su nuevo sudario de arbitro lleno de pitos y tarjetas, rojas y amarillas, que no paraban de revolotear a su al rededor.

Empezó el reto. Pompilio iba de unos a otros buscando calcetines. La salida fue muy rápida pero poco después, el desánimo cayó sobre él que no entendía nada. Finalmente se sentó en el suelo, desmoralizado. - Hacéis trampas... No lleváis calcetines... Eso es hacer trampa... 

Después de reír un buen rato a su costa, el árbol de la calle, dijo: - No tenemos pies, pardillo. - El gnomo se rascó la cabeza y dijo: - No hay reto porque estáis mal echo, pobrecillos. Y levantando, orgulloso, la cabeza, desapareció a toda velocidad, dejando a los "concursantes" con el ánimo arrastrado por el suelo... y la sensación de ser más feos que Picio.


 

lunes, 4 de noviembre de 2024

Ansiedad.

¡La que se ha liado en el cuadro de la Santa Cena cuando Pascualita se ha dado cuenta de que allí no hay agua sino, vino! 

La sirena ha evolucionado tanto desde que vive en casa, que ya no tiene que zambullirse, cada dos por tres, para no ahogarse. Ella sola ha ido regulando sus branquias adaptándolas hasta hacerlas, casi, pulmones. Por eso se pasa horas fuera de la pila de lavar del comedor.  Sabe que, en cuanto necesite agua de mar la tendrá al momento... pero en el cuadro de la Santa Cena, no hay playa.

Cuando Pascualita se dio cuenta tuvo un severo ataque de ansiedad. Y atacó. Las mandíbulas de tiburón sonaban así: ¡¡¡CLAC, CLAC, CLAC!!!  y más de un comensal quedó con el culo al aire, cuando le arrancó trozos de túnica

Aquello se convirtió en una ensalada de gritos y carreras. En un momento dado, cayó al suelo la bolsa con las treinta monedas y éstas rodaron por el suelo en busca de rendijas donde esconderse. Afortunadamente porque una de ellas encontró el camino de salida del cuadro. Mi primer abuelito dejó en suspenso una prueba del nuevo sudario de Versache, que llevaba camino de ser espectacular, para acudir a enterarse de ¿a qué venía tanta escandalera?

Fue mano de santo. Guió a una medio sardina dando sus últimas boqueadas, hacia la rendija salvadora. Segundos después Pascualita se hundió en las profundidades de la pilar de lavar del comedor y respiré tranquila hasta que, Pompilio, llegó con tal cargamento de calcetines viudos que, a penas, podía dar un paso. - ¿Para Valencia? (pregunté) - ¡No! Para mi. Empiezo una nueva colección.

Al día siguiente fue noticia de portada en el mundo entero, la desaparición de miles de calcetines desparejados.