miércoles, 30 de septiembre de 2015

Noche de tormenta.

El timbre insistente del teléfono, me despertó. Era la abuela: - "¡Nena! Estamos sin luz ¿Tú tienes?" - ¿Es de noche? - "Si, las cuatro de la madrugada" - Entonces no es raro. - "¡Enciende la lamparilla, coñe y dime si alumbra!" - No funciona. Se habrá fundido la bombilla. - "Es un apagón general... ¡Toda la culpa es de los políticos! Les pagamos para que nos hagan la vida más grata y ellos nos devuelven a las cavernas ¡Sin luz en pleno siglo XXI!" - ¿Quieres algo más, abuela? - "Si tienes velas mandaré a Geooorge a por ellas"

Si algo no falta en mi casa son velas que la Cotilla se encarga de suministrar para el altar de los Amigos de lo Ajeno, pero no se lo recuerdo a la abuela porque no quiero desvelarme esperando a que llegue su mayordomo. Es noche cerrada y solo quiero dormir. - No me queda ni una. Hasta mañana. - "Ahora mismo escribiré una carta al Director del Diario poniendo a parir a los políticos, Andresito... Clic. - La abuela había colgado.

Lo que tanto temía, ocurrió. Me desvelé y tuve que tragarme la tormenta que se desencadenó minutos después. Viento, lluvia, rayos y truenos se confabularon para montar un escenario nocturno aterrador. Pasé la mayor parte del tiempo escondida bajo las mantas Un rayo que debió car muy cerca, iluminó mi habitación y las sombras adquirieron vida propia: El Faraón venía hacia mi, erguido en toda su majestad. Portaba la Doble Corona y en una de sus manos brillaba la espada de oro con la que me cortaría la cabeza. Me acusaba de dejar su palacio a oscuras: - ¡Me has mentido, traidora! Te he llenado de oro y ahora me niegas la luz ¡Dame las velas que escondes y tendré piedad de ti! Tu cuerpo será momificado para que exista durante toda la eternidad. La cabeza descansará a su lado y cuando tu alma vuelva del Juicio de los dioses, la reconocerá.

Yo me arrebujaba en la ropa de la cama. Sudaba a mares viendo acercarse mi fin. - ¡No tengo las velas, mi señor! Estoy tan a oscuras como tú. Se las llevó la Cotilla para honrar a los ladrones del pueblo. - ¿Te atreves a llamar ladrón a tu faraón? - Esto... no me refería... a ... ti... - La espada se alzó sobre mi y su brillo me deslumbró mientras caía sobre mi cuello y el faraón recitaba los castigos de los que me había hecho merecedora: - Tu cabeza y tu cuerpo serán arrojados al Nilo para que los cocodrilos den buena cuenta de ellos. Tu corazón será comido por la Devoradora y el alma vagará eternamente sin poder encontrarte. Tu nombre y títulos serán borrados de las paredes de los templos y de la tumba que te hiciste construir y será como si nunca hubieses existido...

- ¡No, no, noooooooooooo! - grité, horrorizada. - ¿Cómo que no? En los bajos de la librería de la salita, hay un montón de trozos de vela. Tienes contenta a tu abuela. Ha tenido que escribir la carta al Director a la luz de la llama de un mechero y Andresito se ha quemado los dedos. - ¿Por qué? - Porque lo aguantaba él.- Miré a mi alrededor. - ¿Y... el faraón, Cotilla? - ¿Has metido un hombre en casa? ¡Por fin una buena noticia! ¿Se lo has dicho a tu abuela? - No... no... - ¿Has dicho faraón? O sea, que el tío es de buena familia. Veo que vas aprendiendo...- (Mis ojos desorbitados le dijeron que algo no iba bien) ¿Un faraón es... alguien... muy antiguo, verdad? - En ese momento se oyó un fuerte ¡Chof! Pascualita se había despertado. Sin pensárselo dos veces, la Cotilla saltó a mi cama y ambas nos tapamos la cabeza por lo que pudiera pasar.

martes, 29 de septiembre de 2015

A la Cotilla le sale el tiro por la culata.

La Cotilla ha llegado a casa cargada con bolsas llenas de conchas y las ha desparramado sobre la mesa de la cocina. - Hale, tenemos trabajo. - ¿Viene de la playa? - Llevo desde las seis de la mañana recogiendo todas éstas conchas. La guardia civil me ha dado un susto de muerte. Han pensado que era una contrabandista porque, como a esas horas aún es de noche, llevaba una pila encendida para ver lo que cogía y querían detenerme

- ¿Qué se trae entre manos? - Vamos a hacer collares, pulseras y pendientes con todo esto para venderlo luego en los mercadillos. - ¿Cuándo dice "Vamos" a quién se refiere? - A ti y a mi. - ¿Tengo yo cara de querer trabajar en ésto? - Ahora mismo tienes la misma cara de pasmada de siempre. - Gracias. Se ha dado cuenta ¿verdad? - Siempre la tienes igual jijijijijiji - No me cabree de buena mañana y búsquese otra panoli que la ayude. - ¿Sabes que cuando se hace algo a sabiendas, hay que apechugar con ello? - ¿? - Sé que tiraste al señor Li por el balcón... y a su numerosa familia le encantaría saberlo también... - ¿Me está amenazando? - ¡Hombre! que lista me estás saliendo, boba de Coria. - ¡No puede hacerme eso! Tuve un impulso. Eso fue todo. - ¿Crees que esta disculpa ridícula alegrará a los chinos? ¡Ja!

La Cotilla se fue dejándome con la palabra en la boca y las piernas temblando. Tenía que hacer algo o me convertirían en relleno de shusi. Me dirigí al abuelito Roberto. - ¿Debo emigrar antes de que me encuentren? ¡Dime algo, por favor!... o mándame una señal. - Clavé la vista en la cabeza jivarizada esperando... Así estuve un buen rato y cuando ya me daba por vencida escuché un ¡chof! que venía del comedor - ¡Pascualita! ¡Gracias, abuelito!

Con la sirena en el termo de los chinos, entré en la habitación del hospital donde estaba la "momia" del señor Li. Antes, había esperado escondida tras un señor que, en camisón hospitalario y arrastrando un porta sueros, iba enseñando el culo por el pasillo, a que saliera la Cotilla a la que había oído hablar cuando estuve a punto de abrir la puerta. Rápidamente, saqué a Pascualita y la puse sobre la boca del chino, no sin antes haberle tirado de sus cuatro pelos-algas, cosa que la enfureció y se lió a mordiscos con lo primero que tenía a tiro: los labios finos del señor Li. Luego tuve que tirar fuerte para arrancarla de allí.  Al salir me pareció escuchar gruñidos al tiempo que, el blanco yeso de la cara, se volvía rojo.

La Cotilla vino a casa muy tarde. - ¿La ha atropellado un coche? (pregunté, solícita, al verla llena de moratones, mercromina y vendas) - Hubiése sido mejor. He contado la verdad de lo que pasó con el señor Li y no me han creído. Dicen que le he atacado en el hospital. Que he querido ahogarlo hinchándole los labios con silicona y ahora le sobresalen por encima de la escayola ¡Esta gente está loca! - ¿Quiere una copita de chinchón? - ¿Una copita? ¡Trae la botella, a ver si se me va el disgusto!

lunes, 28 de septiembre de 2015

¿Quién ha ganado?

He ido a comprar el periódico y el kiosquero me ha dicho. - ¿Cuándo te enteres de quién ganó ayer en Cataluña, vienes y me lo cuentas? - Será un chiste porque, con la cantidad de periódicos de todo pelaje que tiene, ya debe saberlo. Pero, al llegar a casa me ha llamado la abuela para preguntarme lo mismo - "Nena, ahora no sé si volver a la peluquería para que me cambien el color del pelo" - ¿No le gusta a Andresito? - "En estas cosas, ni pincha ni corta. ¿Sabes quién ganó anoche?" - Pues... - Cuando te enteres, dímelo y decidiré qué hago porque, según quién haya sido, no quiero ir dando la nota por la calle"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! Hoy no me ha cundido el trabajo porque, en la primera de las iglesias donde he ido a "limpiar" el cepillo, había dos curas discutiendo sobre el referendum de ayer en Cataluña y ... - ¡Otra vez! - La Cotilla me miró, extrañada. - ¿Van a volver a votar? Esto vale un pastón. ¿Será verdad que allí atan a los perros con butifarras? - ¡Yo que sé! Pero hable de otra cosa que ya estoy empachada de oír todo el día el mismo tema.

- He ido a la clínica a ver al señor Li - ¿Cómo está? - Lo han vendado como a una momia. Ha sido verle y darme la risa. Por cierto, me he traído su desayuno. Mira, galletas y zumo. Luego me pasaré otra vez a la hora de la comida. - ¡Cotilla! Eso no se hace con un enfermo. - No está enfermo, está roto.

 Nos sentamos a desayunar. La Cotilla no le quitaba ojo a Roberto, la cabeza jivarizada. - ¿No te da replús tenerlo ahí? - Al contrario, me hace ilusión. - ¿Sabes porque se llamaba Roberto? Porque a tu bisabuelo le gustaban los nombres que empiezan con R. Sus hermanos era Raúl, Rodolfo, Ricardo, Rafael, Ramiro... - ¿Cuántos tíos-abuelos tengo? (estaba asombrada) - Ninguno. Murieron a la vez. - ¿También fueron a Papúa-Nueva Guinea? - No, que yo sepa. Cayeron aquí, por ajustes de cuentas. - ¿Eran malechores? (mi voz tembló al decirlo). - Trabajaban en bancos.

- ¡Banqueros! - No. Hacían bancos para sentarse. Alguien les hizo un gran encargo. Al terminarlo, se pusieron junto a la pila de bancos que tenían que entregar, para ajustar las cuentas y hacer la factura. De repente, los bancos se les vinieron encima y los aplastaron. - Que mala suerte ¿no? - Depende. Piensa que el entierro les salió bien de precio porque, al ser tanto muertos, a las familias se les hizo un buen descuento. - Bueno... visto así.

domingo, 27 de septiembre de 2015

La Senyera está de moda.

- "Nena, ¿te gusta el nuevo tinte que me han puesto?" - Pues...  - "Pues me ha costado un pastón" -  Esto te lo hacen en la escuela de peluquería por 5 euros. - "No puedo ir a esos sitios. Tengo un alto status social" - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¡Aaaaayyyy, que susto! ¿Qué te ha pasado en el pelo? - "Me lo han puesto a la moda" - ¿Y esas plumas? - "Son elegantes. Hasta la Cotilla se ha fijado en ellas, pero tú, como no te lo den mascado, no te enteras de nada (me dijo, altanera) " - ¿Qué te ha costado el trabajito, abuela? - "¿Lo vas a pagar tú?" - Dios me libre de quitarte el puesto. - Si no es muy caro, a lo mejor, me hago lo mismo (dijo la Cotilla) - "Por esta obra de arte me han cobrado Tropecientos mil euros" - ¿Te estás quedando con nosotras?  - "Yo, si quedo, es con un hombre de muy buen ver y cartera llena" - Ni que te hubiesen pintado un Velázquez en la cabeza. (contesté, algo mosca)

Le han teñido el pelo amarillo y en lugar de mechas, lleva cuatro rayas rojas. - Ahora que me estoy fijando... ¿es la Senyera lo que te han pintado ahí? - "¡Claro. Las cuatro barras catalanas! El último grito de la moda"

La Cotilla, al oír la cantidad que ha pagado la abuela en la peluquería, ha perdido la ilusión por el tema y se ha ido a trapichear con sus cosas. Ha sido el momento de sacar a Pascualita del acuario. Y prepararnos un aperitivo para las tres. La sirena ha mirado a su amiga, extrañada ante el cambio de look. Sus ojos de pez han bizqueado tratando de fijar bien la imágen en su retina y después, ha saltado, impulsándose con la cola, a la cabeza de la abuela. En un santiamén, las plumas ha volado y Pascualita tras ellas, intentando cogerlas.

Han llamado a la puerta. Eran el vecino de arriba y el señor Li, Se habían encontrado en el rellano. Les dejé pasar aunque les adelanté en el último momento para tener tiempo de coger a Pascualita y esconderla de miradas extrañas. - ¡Oh! ¿Qué hacel con pelo, señola Abuela? - ¡La madre deDios! ¿No ira a salir así a la calle? - "¿A qué me favorecen estos colores?" - No sé qué decirle, vecina. Es que soy daltónico... Yo venía a enterarme de lo que estaban hablando y de paso (cogió unas rodajas de chorizo y se las comió) como algo. - Yo decil a abuela que tenel pulselas de jade, bonitas. - "
¿Quiere picar algo, señor Li? Pues espabile que este cara dura no va a dejar nada en el plato"

- Se que está hablando de mi y me siento ofendido, pero, siguiendo los consejos de mi psicóloga, en lugar de enfadarme por los ruídos que hacen en ésta casa, prefiero bajar y hacer vida social con quienes no me dejan dormir. - "No le impedimos que baje, pero venga desayunado o merendado. No en ayunas, jodío"

Escuchamos un ruído procedente de la salita - "¿Se ha roto un plato?" - Sí, abuela. Uno de los que están colgados en la pared. Voy a ver por qué. - El señor Li vino detrás de mi. En el suelo, junto a los trozos de loza, estaba Pascualita, aturdida todavía por el porrazo que se había dado, saltando desde el acuario al plato. Me agaché a recogerla y la tiré por la ventana. - ¡No tilal tlozos a la calle. Podel matal a gente! - Era un papel. - Yo milal pol ventana. - Por ésta no. - Sí, pol esta. - ¡Y una porra! - ¿Tu sel loca peldida? - ¡En mi casa estoy como quiero! - Al oír mis gritos, el vecino de arriba apareció por allí. - ¿Tema de la discusión? - ¡La madre que lo parió, vecino! - ¿Mi madre? ¿La conoces?... Si vive en Formentera y hace años que no nos hablamos... - El señor Li, gritó: - ¡Sel gamba golda, en álbol. Yo cogel. - Se asomó tanto a la ventana que solo tuve que darle un empujoncito para que cayera al árbol y desde allí, acto seguido, se estrelló contra la acera. Después tiré una cuerda a la que se sujetó Pascualita y la hicé tranquilamente. Entonces escuché al vecino decirle a la abuela - ¿Hoy no sirven chinchón?

sábado, 26 de septiembre de 2015

Día de reflexión.

La abuela ha venido con las ensaimadas para el desayuno. Las llevaba Geooorge y cuando le hemos dicho que las deje en la mesa de la cocina ha dicho que él no entraba allí. - "¿Has hecho una promesa?" - Nou. - "Entonces ¿te has vuelto tonto?" - Nou, madame... No querer ver jivarizadou. - ¡Huy! que mal perder tienes, inglés. Pues te chinchas. No es tu pariente, es el mío. - "No te metas con él que está traumatizado por la desilusión que se llevó con Pepe... bueno, ese que está en el estante..." - Roberto, abuela.- "Ya lo sé, pero no quiero nombrarlo. Pues entre eso y la noticia de que su Primer Ministro tuvo trato carnal con un cerdo, o cerda, no levanta cabeza el pobre"

Se me puso una sonrisa de oreja a oreja - Pero, buenooooo ¿Qué pasa en esos países que se pasan el día dando lecciones a los demás?  Fijaros en Alemania, el motor de Europa. La que han liado con la estafa de los coches. En lugar de salchichas ahora comen chorizos como nosotros. - Inglés no estafar. - Pero cada vez que el Primer Ministro visite una granja de cerdos, los periodistas no le quitarán ojo por si surge tema entre él y alguna cerdita pizpireta jejejejejeje - Madame, yo irme a rolls royce. - "Que poca correa tienes, jodío"

Desayunamos con Pascualita, que nos puso perdidas de cola cao por culpa de su afición a dar saltos mortales en su taza. Hablábamos de las paridas que suelta el gran Pinocho cuando, de repente, la abuela recordó algo: - "¡Se me había olvidado! Hoy es día de reflexión" - ¿Empieza la Semana Santa? - "Mañana son las votaciones de Cataluña, alma de cántaro. Así que se ha acabado la cháchara. A reflexionar" - Pero... - "Chist. Reflexiona" - Abue... - "¡Chitón!"

(No sé cuántas horas llevamos en silencio. La Cotilla ha llegado justo a tiempo para reflexionar con nosotras) - (¿Cuánto va a durar ésto?- me ha preguntado por lo bajini la vecina) - (Y yo qué sé. No me deja hablar) - "Ssssssh""

(Reflexionamos)

(Estamos reflexionando... menos la Cotilla que se ha dormido con la foto de Luis Bárcenas en las manos).

(Seguimos reflexionando, aunque yo doy cabezadas de vez en cuando).

(¡Que aburrimiento!)

Mucho tiempo después, la abuela se ha levantado del sofá - "Ya sé a quién votar, así que me voy a El Funeral con la conciencia tranquila" - Abuela, nosotras no votamos mañana. No somos catalanes. - "¡¿Y me lo dices ahora, boba de Coria! Todo el día perdido por tu culpa. Con la de cosas que tengo por hacer y encima, aguantando el concierto de pitos de la calle" - Geoorge está mal aparcado, como siempre" - "¡Si es que ya no hay educación!. ¿Que les cuesta esperar a que nos vayamos a estos energúmenos?" - Y salió dando un portazo. ¿Y ahora qué hago yo? ¿Me quedó sin votar sabiéndo a quién hacerlo? - ¿A quién votarías? me ha preguntado la Cotilla - A Peret. - Anda, trae el chinchón y no digas más tonterías.

viernes, 25 de septiembre de 2015

Licencia de armas.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¿Hoy es Carnaval? - Según usted, todo el año lo es porque siempre va hecha un cromo. - La Cotilla no pareció oírme. - Entonces ¿por qué tu abuela va vestida de camuflaje y un rifle al hombro? - Aquello no me gustó ni pizca. - ¿No sería una escoba, el palo de la fregona...? - ¿Me tomas por tonta? - ¿Qué irá a hacer con un arma? (me pregunté)... o peor aún ¿qué habrá hecho con ella? ¡Ay, Dios! que se ha cargado a Andresito (gimoteé) - ¿Estás segura? - Casi cien por cien, segura, Cotilla.... ¿Para qué se quiere un rifle? Para disparar ¿no? Pues blanco y en botella. He vuelto a quedarme sin abuelito, solo que a éste no le reducirán la cabeza.

- ¿Dónde ha visto a la abuela? - Salía de su casa cuando yo pasaba con el autobús. - ¿A que  no iba su marido? (esto lo dije poniendo cara de investigadora criminal) - No. - Pero sí con un hombre. - Claro. con Geoooorge... - Todo encaja. (tenía un ojo entornado, una ceja levantada, la mano apoyada bajo la barbilla y me sentaba en la mesa del comedor a falta de un gran escritorio de caoba. Estaba muy puesta en mi papel) - ¿Llamamos... a la policía? - Los ojos llorosos de la vecina no me conmovieron. El espectáculo debía continuar, por eso mi cerebro iba a cien por hora. - Me pregunto... ¿Qué habrá sido de su madre, la Momia? (El tartamudeo de la vecina me preocupó) - ¿Dos entierros a la vez? Menudo pastón tendrá que soltar la abuela. Morirse es muy caro en éste País.

Así, especulando, se nos fue la mañana. - Pienso que deberíamos llamara a la policía (dijo la Cotilla) - Estando yo aquí, para que queremos policías que lo dejan todo manga por hombro. Mi cerebro es una computadora que, ahora  mismo, está procesando un montón de datos. - ¿Y si solo están heridas? ¡Hay que salvarlas!

El taconeo de la abuela sonó en el pasillo. - ¡Quieta! ¡No des un paso más! ¿llevas el rifle? - "Está en el coche" - Vamos a la policía. No te pasará nada. - "A dónde voy es a sacarme el permiso de armas" - ¡Encima la has matado infringiendo la ley (gritó, dramaticamente, la Cotilla) No tienes permiso! - "Aún no he matado a ninguna pero todo se andará y entonces lo de Puerto Hurraco será cosa de broma" - ¡¡¡No dejaré que lo hagas!!! - "No eres más tonta porque no te entrenas!"

En lugar del traje de camuflaje, la abuela vestía uno a rayas horizontales, blancas y negras. - La Cotilla no me dijo que ibas de avispa jajajajajaja Estáis chocheando las dos  - El pescozón llegó, dolorosamente, rápido- ¡Aaaaaayyyyyyyyyyyy! - "Voy a ser cazadora de Mosquitos Tigre en cuanto me den la licencia de armas, boba de Coria" - ¿Con rifle? - "¿Cómo cazarías un tigre?... ¿a besos?" - Abuela, es un MOSQUITO. - "¡TIGRE! a rayas blanca y negras. ¿Comprendes ahora el camuflaje?... ¡Qué cruz tengo contigo!"

jueves, 24 de septiembre de 2015

La penitencia.

Andresito a venido a casa con una garrafa de ¡agua de mar! ... ¿Sabe lo de Pascualita? Menuda bocazas está hecha la abuela. No sabía cómo salir del atolladero porque, además, se ha quedado a desayunar conmigo y no he podido decirle que no porque ha traído ensaimadas de crema, frescas, no como las que trae la Cotilla de los contenedores. Así que he optado por la sutileza. - ¿Hace tiempo que no vas al neurólogo, abuelito? - No he ido nunca. - Ya me parecía a mi... Yo que tú, le haría una visita. - No se me ha perdido nada allí. - Yo creo que sí porque le he dado un sorbo al agua de la garrafa que has traído... aún no sé por qué... y es agua de mar. Es un despiste como unas casas.

Encima se ha reído de mi. - ¿Está mala, verdad? jajajaja Es agua de Carabaña. He comprado mucha para repartir entre tu casa y la mía porque tu abuela y Geoooorge están de los nervios desde que... ya sabes. El inglés hasta se hace el té con ese agua - Y miró a la cabeza jivarizada que nos contemplaba (es un decir) desde la repisa de la cocina. Se quedó un rato pensativo, luego dijo - ¿Crees que peligra nuestro matrimonio? - Quedé aturdida. - ¿Tienes un ligue?

No iban por ahí los tiros. El pensaba que, quizá a la abuela le de ahora por rememorar amores pasados y ponga a Roberto (que raro se me hace no llamarlo Pepe) en un pedestal. Que compare a sus dos maridos y salga ganando el muerto. - Huy, no lo creo. De momento ganas por goleada. - Espero que no se lo lleve a la Torre del Paseo Marítimo. No creo que yo pudiera soportarlo. - ¿Vas a ponerte celoso a estas alturas? Pero ¡míralo! no tiene nada, en cambio tú estás de buen ver, eres guapo y, sobre todo, rico. - Cuando se fue parecía más animado.

Por la tarde, la abuela ha venido hecha un pincel, aunque un poco torcida. - ¿Qué te pasa? - "Hago penitencia" - ¿Por algo en concreto? - "Por haber querido matar a mi primer marido y por querer matar ahora a la Cotilla por no haberlo hecho bien" - No veo el arrepentimiento por ningún lado. - "No lo hay" - ¿Entonces, la penitencia...? - "Me la he puesto yo misma. Me hacía ilusión. Voy a la playa a buscar piedras de Santa Lucía" - ¿Encuentras alguna? - "Esa es la excusa que doy cuando me preguntan por qué voy agachada, mirando al suelo, playa arriba, playa abajo. Estoy descuajaringada. No sé si podré bailar esta noche. Vamos a El Funeral a celebrar la muerte de Ildefonsa. Antes de estirar la pata nos dijo que quería una fiesta por todo lo alto y no vamos a defraudarla" - Bueno, mañana podrás dormir hasta tarde... - "No podré. Tengo que ir temprano a la playa a hacer penitencia" - ¡Que fuerte te ha dado!... ¿Quiéres un chinchón? - "Vale. A ver si me enderezo"



miércoles, 23 de septiembre de 2015

Roberto.

Estoy más contenta que unas Pascuas. De repente tengo dos abuelitos. Con razón me caía simpático Pepe, la sangre tira. La de confidencias que le he hecho a lo largo de este tiempo que lleva en casa. Con alguna se habrá puesto colorado jajajajaja... Andresito anda un poco mohíno desde que supimos el resultado del ADN. Está celoso. Cree que va a perderme - ¡Que va, hombre! Mientras tengas la Torre del Paseo Marítimo, no me vas a perder.- (le dije para animarlo)

El que no levanta cabeza es Geooorge. El pobre estaba segurísimo que el jivarizado era pariente suyo. Es que los ingleses estuvieron metidos en todos los fregados que hubo, desde Africa a la India. Claro, en su isla no cabían todos y se dedicaron a salir a explorar mares y continentes y, de paso, afanar tesoros ajenos.

Ha cambiado el te por el brandy y anda tambaleándose por los rincones. - No puedes seguir así. Tienes que hacerte a la idea de que las cosas no siempre salen como nos gustaría. - Mi ser tristeu. - Miralo por el lado bueno: a tu antepasado no le cortaron la cabeza ni la redujeron al tamaño de un llavero. - Pero no poder llevarlou in poket con llaves colgandou. - ¡Que pesado eres! Así te evitas un disgusto el día que las pierdas. - Mi no perder nadau - ¡Calla ya, agonías!

A Pascualita le conté lo de Pepe mientras desayunábamos. La cabeza nos "observaba" desde el frutero. - Es mi abuelito primero. Y no se llama Pepe... ¡Oh, vaya! No sé como se llamaba antes de que lo redujeran a la mínima expresión. - Llamé a la abuela mientras Pascualita, tan interesada como yo, no me quitaba ojo. - Hola: ¿cómo se llamaba tu primer marido?... ¡Abuela! - "Lagarto, lagarto! (gritaba)  en mala hora se me ocurrió coger tu kleneex lleno de mocos" - En buena, dirás. Estoy feliz. - "¡Eres lo mas tonto que ha parido madre! ¿Has tirado la cabeza a la basura?" - ¡Ni hablar! - "¡Hablar! Eso es lo que haré con Xisca y Gracia para que vendan la vendan en el mercadillo. ¡No quiero volver a verla!"

- La esconderé pero dime su nombre. - "Roberto" - Quedé sorprendida. El nombre me encantaba pero... no pegada con la fealdad de la cabeza. - No me parece apropiado para él. - "A su madre le gustó - Las madres ven a sus hijos preciosos aunque sean adefesios. - "Era guapo. Rubio, de ojos verdes y una sonrisa perfecta" - ¿El abuelito? Si es más feo que Picio. - "Siempre has tenido el gusto en el culo" - Pascualita ¿Es guapo Pepe... Roberto? - La jodía de la sirena hizo el signo de OK con sus deditos. - "¿Qué dice?" - Que sí... (dije a regañadientes) ¿No irás hacer caso del criterio de un bicho medio sardina, medio monstruíto? - "Naturalmente que sí. Sus opiniones sientan cátedra, en cambio las tuyas... más vale que te las guardes y las cuentes como chistes en alguna reunión. Por lo menos nos reiremos.

Al colgar el teléfono cogí a Roberto  y le di un beso. Como una flecha, Pascualita saltó y de un mordisco, arrancó a la cabeza de entre mís manos. - ¡Pascualita, suéltala! - Lo hizo dejándolo caer en su acuario. Luego se lanzó de cabeza y no pude evitar que arrancara un trozo de su esmirriada cara... que luego escupió. Le he dicho a la abuela que lo arregle pero ha dicho que ni hablar. Pues como tenga que coserlo yo, esamos apañados.

martes, 22 de septiembre de 2015

Sorpresa.

- "Nena, ves preparando café que la espera será larga" - ¿Qué espera? - "La espera que nos espera... " - Te repites como el ajo, abuela. - "...hasta que Andresito venga con los resultados de las pruebas de ADN de Pepe" - ¿No sería mejor seguir durmiendo hasta que amanezca? - "¡Que cuajo tienes!  Nadie dormiría ante una noticia así" - Es que, a éstas horas, los laboratorios aún no han abierto... Además, Pepe no es familia mía, sino de Geooorge. Pues que espere él levantado.

Mi razonamiento sirvió de poco porque, unos minutos después, entraron en casa camino de la cocina, la abuela y su mayordomo. Ambos estaban hechos un manojo de nervios. Desde la cama escuchaba el trasteo de tazas y platos. Hablaban casi a gritos: - "¡Que nervios tengo! Mi nieta es una sinsangre. No sé a quién ha salido. A mi no, desde luego" - Madame ser maravillousa. - "¡Gracias, Geoooorge! Eres el único que me comprende." - Puñetero pelota inglés (pensé)

A las once de la mañana llegó Andresito. Sacó un sobre cerrado del bolsillo de su americana y lo dejó en la mesa de la cocina. La abuela se sirvió una nueva taza de tila (la veintinueve desde ésta madrugada) - "¡Abrelo ya, coñe!" - Ella y el inglés tenían las manos entrelazadas, cosa que no le hizo ninguna gracia al abuelito porque torció el gesto mientras un ojo le bailaba descontrolado (hasta en eso se parece a Rajoy)

En vista de que nadie hacía nada, cogí yo el sobre, lo rasgué y leí... Luego me tambaleé. Menos mal que la botella de chinchón estaba cerca y tomé unos sorbos para mitigar la impresión que acababa de recibir. La abuela me arrebató el papel de las manos. Leyó... y cayó al suelo cuan larga era. Después le tocó el turno a Andresito y lo único que dijo, antes de dejar la carta sobre la mesa, fue: - ¡Vaya! - Cuando la cogió Geooorge con manos temblorosas y leyó lo escrito, arrugó con rabia el papel y de un puntapié lo lanzó por la ventana.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! Menos mal que era un papel lo que me ha dado en la cabeza, que si no, ahora mismo sería carne de telediario. - Desarrugó el "proyectil" y después de leerlo, cayó redonda al suelo. - Menudo panorama. ¿Qué hacemos ahora, abuelito? - Llamar a mi hijo.

El Médico logró volverlas en sí. Al verlas, pálidas y desencajadas, con los brazos cruzados sobre el pecho (se los había colocado yo para que no ocuparan tanto sitio en el suelo) pensó que se habían ido al Otro Mundo. Ahora se peleaban por la botella de chinchón. - Ya están bien. ¿Qué ha pasado? - Se han enterado que Pepe, el jivarizado, fue ¡mi primer abuelito!

Por la tarde quedamos las tres solas, tratando de comprender qué había pasado. - "Encontré un kleenex tuyo usado y lo entregué para que sacaran tu ADN. No quería ser menos que mi mayordomo" - Pero ¿no habíais matado a tu primer marido? -  "Siempre he presumido de ello... Cotilla ¿qué clase de mejunje le diste?" - Un... laxante muy fuerte. Por eso tenía tan mala cara y estaba echo polvo. - "Le hicieron la autopsia..." - Debió correr como alma que lleva el diablo cuando se despertó. - "¿Hasta Papúa-Nueva Guinea?" - Lo más lejos posible de nosotras. - "Allí sí que le dieron matarile, por fin"

- Y pensar que lleva ya un tiempo con nosotras ¡Con su familia! Es emocionante¡Voy a buscarlo! - "¡¡¡NOOOOOOOOOOO!!!" -Y los pelos de las dos amigas, se erizaron de golpe.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Bárcenas de nuevo.

He oído que la Cotilla llegaba a casa a las horas brujas de la noche. Poco después volvía a salir. A partir de aquí no ha parado de hacer viajes y despertarme cada vez que se abría o cerraba la puerta de la calle. Al final le he salido al paso cuando entraba en la cocina. - ¡Aaaaayyyy! que susto me has dado, boba de Coria. - Señal de que no tiene la conciencia tranquila. - Es que pareces un alma en pena, andando por los pasillos sin hacer ruido. - ¡Pues a ver si aprende y me deja dormir, coñe! ¿A qué viene tanto paseo ésta noche?

Me contó que estaba trabajando a destajo en las iglesias. - Necesito todos los euros que pueda reunir por si me quedo sin velas. - ¿Va a poner una tienda? - He agrandado un poquito el altar que le puse el otro día a mi gurú Luis Bárcenas... - ¡Pero... pero... yo había dicho...! -

Tuve que beber una copa de chinchón para calmarme. - ¡No quiero altares en mi casa y con velas, menos! - Es pequeñito pero necesario. - ¿Hablo en ruso? ¿en swahili? - ¿en esquimal? - ¿Y yo? ¡Egoísta! - ¡Encima! - La Seguridad Social le ha abierto un expediente al PP por dar de alta a Luis, fraudulentamente. - ¿Ah, si? Y a mi qué. - Le puso coche, chófer, despacho, dos pagas extras y 21.300 euros mensuales, solo le faltó ponerle un piso, que vete tu a saber... pero no le dieron nada que hacer. - ¿Todo esto por nada? Cotilla, no beba más que aún no son las ocho de la mañana y ya está diciendo tonterías.

- El pobre estuvo cobrando durante tres años ¡sin trabajar! ¿No es triste eso? - ¿Triste? ¡La ilusión de mi vida! - Lo peor es que después lo despidieron. Y claro, él denunció. - Que cuajo. - Se olvidaron de cuando les entregaba los sobres ¿Y quién los llenaba? - Pues... no sé. - ¡El! mi maestro, mi gurú. Y encima tuvo tiempo para llevar dinero a paraísos fiscales. Porque no sabe estar mano sobre mano... -

La Cotilla salió de nuevo a "limpiar" más cepillos de iglesias y arramblar con más cirios. Mientras, Pascualita y yo desayunamos unos churros, fríos y duros, que había traído al vecina. Junto a ellos había la foto de un hombre al que no había visto nunca. Se la enseñé a la sirena - ¡Mira, el novio de la Cotilla! jajajajajaja  - Por toda respuesta, saltó al frutero y de allí, dando un salto mortal, a su taza de cola cao. La foto quedó hecha un asco y la tiré a la basura.

A mediodía, la Cotilla había traído tantos cirios que la obligue a subirlos a su casa. - Así dirán que tiene el síndrome de Diógenes y se la llevarán al asilo. Que ancha me voy a quedar. - ¿Dónde está la foto del abogado de Bárcenas? - ¿Abogado?... Ni idea... - La dejé en la mesa de la cocina. - Pues... ¿no la habrá cogido mi primer abuelito? - Se le mudó el semblante. - Espero... que no... Tengo que encenderle... una vela... - ¿Al abuelito? Le hará ilusión. - Al... abogado... - ¿Y al abuelito, no? - Dame un chinchón. - Se lo doy pero, que sepa, que no la veo muy dispuesta... y si se entera, no quisiera estar en su pellejo, Cotilla. - Se bebió el licor de un trago y alargó la copa para que se la volvier a llenar pero, lo pensó mejor, y me quitó la botella. - ¡Oiga! deje algo para mi... y para el abuelito, si aparece.

domingo, 20 de septiembre de 2015

Enamoramiento repentino

Hoy ha sido un domingo tranquiiiiiilo. De sofá, cañita, tele, cañita, periódico, cañita crucigrama, cañita jijijijiji, libro... y sola. No me lo podía creer. Una gozada. En un momento dado he metido a Pascualita en un barreño con agua de mar y nos hemos echado al sol. El zumbido de la abeja laboriosa (porque solo viene una de vez en cuando) que iba de flor en flor, me ha aletargado y al despertar, he visto un espectáculo insólito. La sirena se estaba bebiendo mi cerveza. Abocada sobre el vaso sorbía un líquido que no había probado nunca y al que no le hacía ascos.

Pero la tarde no ha sido igual. La Cotilla ha llegado después que comer - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! Que paella más buena me he comidoooooo ¡Anda! Se me ha olvidado pedir un plato para ti en elcomedor social jejejejejeje. Que despiste... Mira, traigo otro velón por si se acaba el que le puse a la foto de Luís Bárcenas. - Para ésto sí que tiene memoria. - Es alguien taaaan especial. ¡Como olvidarlo! - Estaba dispuesta a empezar un agria discusión cuando han llegado la abuela, Andresito y su madre, la Momia. - ¡Abuelastra, que alegría que te hayan soltado!

La Momia tenía buen aspecto. - He comido como una reina y dormido mejor aún. Todo el mundo me ha tratado muy bien Y las mujeres presas no paraban de tocarme el pecho y gritar ¡Milagro, milagro! aunque... la cosa se va deshinchado.

La visita se ha ido alargando. De pronto, se sentaron delante de la televisión y la abuela me ordenó que sacara cosas para picar - Pero... ¿no os vais? - "Más tarde porque, justo ahora, va a empezar el partido de la final de  basket... Trae más jamón y palomitas" - La Cotilla se sentó con ellos y, poco a poco, la comida fue desapareciendo de la nevera y la despensa. - "¿No tienes más almendras fritas? No sé en qué gastas el dinero"

El partido se puso interesante y acabó ganando España. Gritamos de alegría para soltar los nervios y yo, bajando los ojos, pudorosa, anuncié a mi familia que estaba locamente enamorada de Pau Gasol. - "Pero si no levantas ni medio metro del suelo". - El amor no entiende de tamaños, lenguas ni fronteras - "¿Has hablado con él?" - No, pero nos hemos mirado intensamente a través del televisor. - "Pues no creo que te haya visto". - La fuerza del amor todo lo puede ¿Te imaginas que bisnieto puede salir de un cruce entre nosotros? - (La abuela se dirigió a su marido) - "Que cruz nos ha caído con ésta nieta, Andresito. ¡Vámonos!"

sábado, 19 de septiembre de 2015

Hay que deshacerse del vecino.

La Cotilla, que está como unas castañuelas desde que han llevado al cine las triquiñuelas de su amado Luis Bárcenas, ha venido cargada de ensaimadas, cuartos y croasanes recogidos en contenedores de los barrios ricos de Palma. - Me he dado un buen paseo pero ha valido la pena. Hoy desayunaremos con chinchón en lugar de café con leche ¡a la salud de mi querido gurú! - Me parece un poco pronto... - ¿No irás a hacerme un feo, verdad? Ya sabes que soy una experta haciendo mejunjes.

Así que, a las 6 de la mañana, hemos abierto la botella de chinchón y nos hemos puesto como el Quico. Entre brindis y brindis, ha lamado a la puerta el vecino de arriba, al que tendré que decirle cuatro frescas porque se está acostumbrando a meterse en nuestras conversaciones.

- Menuda juerga tenéis esta noche. Así no hay cristiano que duerma. Por cierto, aquí os traigo unas facturas de la farmacia para que me las abonéis. Soy el rey de las Pastillas para dormir gracias a vosotras. En cuanto me ven entrar me preparan una tanda... - Huy, hijo, a mal sitio vienes a pedir. Soy una jubilada con la pensión más raquítica que la raspa de un pescado. Hago malabares para llegar a fin de mes y ni por esas. (la voz de la Cotilla, hasta ahora alegre y dicharachera, se convirtió en un lamento lloroso que, hasta a mi, me puso un nudo en la garganta)

- Hablé con mi doctora y me aconsejó que, ya que no podía dormir gracias a vosotras, me uniera a la fiesta. - Entonces, ya que no nos queda otro remedio que aguantarle, no hay nada que pagar. - ¡Ya lo creo que sí! Estas pastillas las he pagado y tomado. A partir de ahora ya no necesitaré más pero éstas las quiero cobrar. - Me estaba resultando cargante el dichoso vecino. - Mientras buscas la cartera, me tomaré una copita de licor.

- Nosotras ya nos íbamos a dormir, ¿verdad, Cotilla? Y la cartera, da igual que la busque o no,  porque lo único que tiene son telarañas... Hale, arreando para su casa que no son horas de visita.

Dormimos hasta muy tarde. Como no teníamos ganas de guisar, la Cotilla fue a buscar comida a un comedor social mientras yo me quedaba pensando en cómo deshacernos del vecino. Salí al balcón para despejar la mente y lo vi cuando volvía de trabajar. Sin pensármelo dos veces cogí a Pascualita que, lánguidamente, se desperazaba entre dos aguas. Asustada, intentó clavarme los dientecitos de tiburón, cosa que no hizo gracias al guante de acero. Pero la recompensé lanzándola a la cabeza del vecino. Bastó medio minuto (lo que yo tardé en bajar corriendo las escaleras) para dejarle el cráneo mondo y lirondo.

- ¡Caramba, vecino! ¿Look nuevo? No está mal - Le iba diciendo mientras corría tras él. Finalmente pude coger a Pascualita y dar un tirón seco. Se llevó un pedacito de cuero cabelludo entre los dientes y el hombre sangraba como un surtidor. Corrí escaleras arriba mientras su mujer bajaba en el ascensor. Atranqué la puerta de casa y no abrí hasta que la Cotilla me juró por sus muertos que era ella.

Esta noche, al bajar la basura, el matrimonio llegaba del ambulatorio. - ¡Ostras, vecino! ¿Y ese vendaje? ¿No me diga que un piel roja ha querido arrancarle la cabellera? jejejejejeje - Me llevé dos miradas cargadas de odio. No les gustó mi broma.

viernes, 18 de septiembre de 2015

La Nieta no tiene intimidad.

- ¡Avemaríapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡Lo sabía! ¡Estaba segura! ¡Mi Luis, el Gran Luís, es todo un personaje!... ¿Me escuchas? - Zzzzzzzzzzzzzzz. - Tengo noticias frescas y la marmota ésta no se entera ¡Nenaaaaaaa! Han hecho una película sobre Luis! - Zzzzzzzzzzzzzzzz...

Soñé que estaba colgada del palo mayor de la carabela de Colón, la Santa María, y me balanceaba como un péndulo al compás de la terrible galerna que nos agitaba como si fuéramos un jarabe antes de usarlo. Un trueno espantoso atronó mis delicados oídos: - ¡¡¡Nenaaaaaaa!!! - Y en ese  momento, me desperté. Junto a mi cama estaban la Cotilla y el vecino de arriba. Cuando abrí los ojos la vecina comentó: ¿Ves como no está muerta? - Pues es una pena, porque a mi éste piso me gusta... - ¿Que hacen aquí? - Hace una hora que te lo estoy diciendo. Han echo una película sobre Luis y ¡estoy encantada! - Yo he bajado porque, con tanto grito, no me dejáis dormir y por lo menos me entero de la conversación (dijo el vecino)

Esta visto que nunca voy a tener intimidad en mi propia casa. - ¿Y si hubiese estado en la cama con un hombre? (pregunté, enfadada) - Al vecino le dio un atraque de risa - ¡No caerá esa breva jajajajajajaja!

- Mira que cirio más grande. Era para un funeral de postín pero, como había otros, lo he cogido para que alumbre la foto de mi gurú. El gran Luis Bárcenas. ¡Hasta una película le han hecho! - ¡Ni se le ocurra encender ese velón aquí! - Aquí no. En la salita. (y salió trotando de mi habitación)

Apagué la luz y me di media vuelta para reanudar el sueño cuando una voz, a mi espalda, me puso los nervios en tensión: - ¿Quién ese el Luis ese? - ¡Me había olvidado del vecino de arriba!. - ¡¡¡Cotillaaaaaaaaaa, lléveselo de aquí!!! - ¡Ahora no puedo. Estoy encendiendo el velón! - La madre que la parió. No me quedó más remedio que hacerle un sitio en la cama.

Sonó el teléfono y me lo pasó el vecino: - Es tu abuela. Parece preocupada. - "¿Nena, tu también tienes mayordomo?" - Ya te contaré (aproveché el momento para darle un patada y mandarlo de vuelta a su casa) - "Se han llevado a la Momia" - ¿La han raptado? ¡No paguéis el rescate!. A ver si me voy a quedar sin herencia. - "Ha sido la policía" - Con tanto recortes en los sueldos, algún día teníamos que ver cosas así. - "La han detenido por escándalo público" - ¡Pobrecita! - "De pobre, nada. Se ha ido encantada entre dos cachas uniformados. Andresito dice que toda la culpa es mía. Que la he maleducado" - Pascualita se pasó doce pueblos cuando la mordió... - "Sí, pero el resultado fue espectacular. Mi suegra quiere enmarcar la foto en la que está asomada al balcón con el pecho al aire y colgarla en el comedor pero el sosaina de su hijo (como os parecéis en esto) no quiere" - Que la guarde para ponerla en la pared de los Finados de El Funeral, cuando se muera. - "Buena idea. A su hijo le dará un soponcio jajajajajaja"

jueves, 17 de septiembre de 2015

Las consecuencias.

Estoy segura de que hoy será un día tranquilo... No suelo equivocarme en mis predicciones. He  Desayunado sin prisas, mojando en el cola cao magdalenas que trajo la Cotilla del contenedor del super, mientras ojeaba el Diario. Hasta Pascualita está relajada porque solo ha saltado dos veces dentro de su taza y apenas ha salpicado la mesa.

Pepe sigue en su estante a la espera de los resultados del ADN que nos dirá si fue hombre o mujer. Tiene que ser la pera no saber si ponerte tacones o calzoncillos, aunque tal como está en la actualidad, no podría ponerse ni una cosa ni otra pero si pintarse los labios o dejarse bigote (¿a las cabezas decapitadas les crece bigote, en caso de ser masculinas?) ¡Vaya! esta pregunta me tendrá preocupada hasta que logre resolverla.

Mientras atendía a mis faenas domésticas ha estallado el concierto de pitos que precede a la llegada del rolls royce de la abuela después de que Geooorge lo aparque donde ella le dice: en la parada del bus y atravesado. - "¡Nenaaaaa! Me esconderé en tu casa unos días" - ¿Por qué? - "Alguien ha puesto un vídeo en el facebook donde se me ve alanceando a un energúmeno en lo del Toro de la Vega dichoso. Ya hay más de 3.000 entradas felicitándome... aunque también hay otras tantas acordándose de tu bisabuela" - ¡Vaya triunfo! - "El alanceado me ha denunciado porque lleva días sin poder sentarse y ahora estoy en busca y captura" - ¡Que guay! Como Al Capone.

Mientras aguantaba la lluvia de insultos que me dedicó la abuela, llamaron a la puerta. - "¡Si es la guardia civil, diles que no me conoces!" (y corrió a esconderse dentro del ropero) - ¡Es tu marido! (grité pero no salió. No se fía de mi)  - Andresito venía pálido y desencajado. - Vengo a pedirte asilo, nena. Entre tu abuela y mi madre, acabarán conmigo... - Tóma un chinchón, abuelito (no se me ocurrió otra cosa)

- No reconozco a mi madre ¡Se pasa el día ligando en la Residencia! Ya han venido algunos jovencitos a pedirme permiso para sacarla a pasear ¡Pero si tiene ciento y pico de años! - ¿La Momia liga con jóvenes y yo no me como una rosca? ¡Que mal repartido está el mundo! Tendré que ir a esa Residencia a ver si tengo la misma suerte. ¿Qué tiene ella, aparte de años, que no tenga yo? - Me miró y dijo: - Pecho... No sé a qué santo le rezaría para que le salieran semejantes protuberancias. ¿Sabes que la han denunciado por escándalo público? ¡Estuvo en un balcón enseñando el tetamen!... Vengo de hablar con el Juez para arreglar el error. ¡Porque yo pensaba que era un error! Pero me ha enseñado unas fotos... que vergüenza he pasado, nena y me he ido de allí con el rabo entre las piernas... ¿Tú sabías algo? (hizo la pregunta como si fuese el mismísimo Torquemada y creí que me ataría al potro del tormento) - ¿Yooooooooooooo?... ¿Nos tomamos un chinchón on the rocks, abuelito?


miércoles, 16 de septiembre de 2015

Visitas de madrugada.

El frío de la muerte se ha colado por mi camisola de madrugada y, además de helada, me ha dejado empapada y temblando de miedo como una hoja arrancada por la tormenta. - ¡Aaaaaaaaaaah! ¡A mi no. Soy muy joven todavíaaaaa! - "¡Calla que despertarás al vecino de arriba!" - ¿Abuela? - "No sé cómo puedes dormir tanto" - Enfoqué los ojos hacia la esfera del despertador. - ¡Son las tres de la mañana! - "A una persona, con la conciencia tranquila, le bastan cuatro horas de sueño para estar como una rosa el resto del día" - ¿En qué planeta pasa esto? - "¡Aquí, boba de Coria! Mirame a mi. Ahora mismo estoy como una moto"

Me empujó hacia un lado de la cama. - "¡Cuidado que aplastarás a Pascualita!" - Ahora entendí lo del frío y el agua. - No me gusta que me la pongas en la espalda. - "Que sosa eres. No aguantas una broma" - ¿No estabas en Tordesillas? - "Al final me escapé haciendo autostop. Mis piernas siguen siendo espectaculares" - ¿Eso no se hace poniendo el dedo así? - "¡Pascualita. Muérdela!"

Llamaron a la puerta. Era el vecino de arriba. - Estas no son horas de visita. - Eso mismo pienso yo. Y como me estoy cargando las baldosas de tanto darles con la escoba para haceros callar a ti y a tus visitas, prefiero unirme a la cháchara. Total, ya me has espabilado. - Y entró como Pedro por su casa. Unos minutos después, él y la abuela se tomaban un chinchón en la cocina.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! ¿qué hace éste aquí a éstas horas? (dijo la Cotilla en cuanto vió al vecino) - Salvando mis baldosas. - ¿Has montado una ONG? (entonces se fijó en la abuela) ¡Estás entera! (gritó y corrió a abrazarla) - "No exageres, Cotilla. Que entera, lo que se dice entera, dejé de estarlo cuando Alfonso XIII era cabo"

Mientras los tertulianos mezclaban café, chinchón y anécdotas, yo volví a la cama. Pero allí estaba Pascualita, más cabreada que un mono porque la habían despertado bruscamente mientras dormía profundamente. En cuanto me vio sacó la dentadura de tiburón a pasear. - ¡No he sido yo. Te lo juro! -  Pero la sirena no atendía a razones. Me puse el guante de acero y cogiéndola, la llevé hacia el acuario. Ni así se estaba quieta y al final, cuando pasábamos por la cocina, logró zafarse con un poderoso movimiento de cola. Voló hasta caer sobre el cogote del vecino de arriba y se armó la de San Quintín.

La Cotilla, pensando que el causante de los saltos, gritos, babeos, llantos y moqueos del hombre, era el fantasma de mi primer abuelito loco de celos, corrió hacia su cuarto y se encerró con llave. La abuela consiguió parar al "bailarín" y dormirlo a base de chinchón. Metí a Pascualita en el agua. Se dejó caer, lentamente, hasta la arena del fondo y se durmió enseguida.

La abuela ronca, atravesada en mi cama. No tengo sitio y estoy desvelada. Me he acercado al vecino. Tiene la nuca tan hinchada que habrá que cortarle la camiseta para sacársela.



martes, 15 de septiembre de 2015

En Tordesillas.

 


- "Nena, estoy en Tordesillas" - ¿Qué pasa con las sillas? - "¿Qué sillas?" - Tú sabrás. ¡Habla más fuerte que apenas te oigo! - "No grites que me delatas" (la voz de la abuela era un susurro y me resultaba casi imposible entenderla) - ¿De qué quieres las latas... de atún... de sardinas...? - "¿Me hablas en clave, boba de Coria?" - Contesto a lo que me preguntas... - "Te salva que estamos lejos porque sino, te daría tal pescozón que harías palmas con las orejas"

De repente me dio la risa floja - jejejejejejejeje me recuerdas a Eros Ramazotti murmurando una canción - "Que cruz tengo contigo" - ¡¿Qué dices?! - "Me van a descubrir por tu culpa" - ¿Estás jugando al escondite con el abuelito? ¡Oooooh, que románticooooo! - "Imbécil!"

El enfado de la abuela, aunque susurrante, no dejaba de ser agresivo. - ¿Te pasa algo? - "Estoy escondida para que no me linchen y tu soltando chirigotas" - ¿Caen gotas? Pues aquí esta´el cielo despejado...- "¡Calla ya, coñe!" Estoy en T-O-R-D-E-S-I-L-L-A-S..." - ¡Vaya! ¿Has ido a ver lo del toro? Que cuajo tienes, con lo desagradable que es eso. ¿No te habrán echo daño esos salvajes? - Nooooo. ¿Andresito está en Palma? Hace horas que no sé nada de él? - Pues, no sé... Luego miraré el telediario a ver si lo veo. Y a tí también.- "Yo estoy escondida" - ¿Por qué? ... - "Por alancear a un mozo en el culo?" - ¡Que valor, abuela!

El teléfono se cortó. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! Menuda la que se ha liado con el dichoso Toro de la Vega. - La abuela y Andresito están allí. - (La Cotilla abrió unos ojos como platos ¿No me digas? A ver si se escapa una torta y se la llevan ellos. Enciende la tele. Yo llevo el chinchón.

No tuvimos más noticias y por más que miramos las imágenes del telediario, no vimos a ninguno de los dos entre el gentío. De repente, la Cotilla se puso en pie de un salto. - ¡He visto a tu abuela, lanza en mano, persiguiendo a un mozo. Ha sido un visto y no visto, entre el gentío! - Ay, (suspiré) a este paso pronto heredaré la Torre del Paseo Marítimo.

Seguimos atentas a la pantalla hasta que el timbre de la puerta nos sobresaltó. Bedulio estaba ante mi. No tenía muy buena cara. - Traigo una denuncia... - ¿Está mejor? - No preguntes porque no debo confraternizar con ninguna de vosotras. Sois nocivas para mi salud... La denuncia es contra tu abuelastra por exhibición impúdica desde el balcón de ésta casa. - Pero si tiene más de cien años ¿qué puede haber echo? - Aquí dice que... (se puso rojo como un tomate) enseñó su cuerpo... desnudo... ¡glub!... - Ya ves tú, pobrecilla, si es toda pellejo y hueso. - Pues no es eso lo que dice la denuncia: Y unas protuberancia... ejem... mamarias... ay, Dios... totalmente inapropiadas... ¡uf!... para su edad. - Lo que disfrutó la Momia al recuperar su antiguo explendor ¿Cómo no iba a enseñarlo al mundo entero? ¡¿Pero quién ha podido denuncirla por eso?! ¡Es pura envidia! - Ha sido...la Cotilla. - ¡La madre que la parió! ¡Cotilla, fuera de mi casa! ¡¡¡Y deje el chinchón!!!


lunes, 14 de septiembre de 2015

La Momia presume.

- "Nena, dentro de un rato te traeré a la Momia. A la pobre se la están comiendo los mosquitos. Hace un rato tenía una nube sobre la cabeza. Dice que es normal que hayan nacido mosquitos a estas alturas del año porque se ha producido una eclosión con este buen tiempo que tenemos después de las lluvias.

- ¿Tienes que llamarme a éstas horas para decirme que traerás a tu suegra mañana por la mañana? ¡Son las tres de la madrugada! - "Es para que tengas preparada mi antigua habitación" - ¿Para que duerma la siesta? - "No, boba de Coria. Para quedarse unos días hasta que hayáis acabado con la plaga" - ¡No puede quedarse en mi casa! - "¡Claro que sí! tienes sitio de sobra y además, no hay mosquitos". - ¡Que sabrás tú! - "Pascualita se los come"

 Así era, pero no estaba dispuesta a aguantar las imposiciones de la abuela. En mi casa mando yo... o eso creía.

La abuela me dejó tranquila media hora. Luego tocó el timbre de casa y entró Geoooorge, legañoso, dando el brazo a la Momia. - ¡Hola, nieta, me alegro de verte! - Hola abuelastra. Te veo muy bien ¿Qué has echo para estar diez minutos más jóven? - Mi trabajo me cuesta. Esta semana tengo que ponerme en la cara crema de sebo de yegua embarazada. - ¡Yo también quiero tener una piel como la tuya! -- Piensa que todo tratamiento lleva su lado oscuro y el de éste es la peste que echa. - Entonces no me servirá para cazar un chico que esté dispuesto a hacerme un biznieto para la abuela. -Es una egoísta.

Nunca había oído a la Momia hablar mal de su nuera y me sorprendió. - Un día le pregunté que hacía para tener un pecho terso y sedoso como una niña de quince años y me dijo que era secreto de Estado. Como si yo fuera contando las intimidades por ahí... ¿Tu sabes algo?  - Solo que es un ejercicio muy doloroso. No vale la pena intentarlo. - Eso lo decidiré yo. Hace tanto tiempo que no me cae bien la ropa que me ilusiona lucir algo con la gracia que me caracterizó siendo joven.

A medida que pasaban las horas y yo le daba vueltas a la cabeza, me convencí de que era una pena que la Momia no pudiera hacer realidad su sueño. Total, le quedan dos telediarios. Así que saqué el guante de acero, cogí a Pascualita y sin dudarlo y se la tiré a la parte alta del vestido.

Cuando empezó con los gritos, carreras, berrinches, llantos y mocosidades, creí que se moría. Le dio un ataque de ansiedad y tuve que hacerle ¡el boba a boca!" Fue un momento muy hevy, por Dios. Pero he sobrevivido... Ahora la Momia está asomada al balcón, en top less, presumiendo ante el mundo entero de pechos tiesos y turgentes porque Pascualita mordió por todo.
   

domingo, 13 de septiembre de 2015

Medalla de oro.

Que pesada está la abuela desde que sabe que le han dado la Medalla de oro del Consell a la Escuela de Música y Danzas. A las cuatro de la madrugada se ha puesto a tocar las castañuelas junto a mi oreja. Del salto que he dado me he quedado enganchada a la lámpara del techo - ¡¡¡Abuela!!! - "¿No me digas que no te gusta escuchar el ritmo de los boleros?" - ¡Quiero dormir! - "No sé a quién sales. A mi no, desde luego porque, en cuanto oigo esta música , se me van los pies y tengo que bailar" - Pero... ¿porqué a estas horas? - "Porque pasaba por aquí, camino de casa, después de haber pasado horas en El Funeral celebrando la Medalla de oro bailando jotas y boleros sin parar y me he dicho: voy a darle una alegría a mi nieta. Escúcha, escúcha..." - Un minuto después de haber dado comienzo el concierto de castañuelas, el vecino de arriba aporreaba mi techo.

Me levanté a por agua y al volver a la cama me llevé un susto de muerte. La abuela, vestida de payesa, se había puesto la lamparilla de noche alumbrándole la cara y acentuando unas facciones diabólicas. Lancé un grito digno de Plácido Domingo.

- "¡Calla, loca. No me extraña que el pobre vecino se pase noches sin dormir... ¡Mira como bailó la jota! " - La abuela no perdía fuelle. Sacaba fuerzas de la botella de chinchón que agarraba con la mano derecha mientras la izquierda la movía marcando el ritmo (eso creía ella)

Tuve que hacerme un cola cao para ver si conseguía coger el sueño, cosa que no ocurrió mientras la abuela estuvo alla. De repente, perdió el interéres por los bailes y le pidió a Geooorge una ida rápida a su casa. Deduje entonces que a la abuela le estaba dando una pájara. - ¡Gracias a Dios!

En cuanto vi a Pascualita supe que estaba enfadada. - ¿A ti también te han echando de de la cama a golpe de castañuela? - Será muy español, si, pero a éstas horas suena como si un avión atravesara la barrera del sonido. La sirena me miró con sus ojos inexpresivos y a falta de otro enemigo al que atacar, me lanzó un chorro de agua a los ojos. Pronto los tuve como si fueran a salirse de las órbitas.- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡Jopé, que susto... ¿Tu ser marciano?... ¡Yo terrícola! Nena, ¿dónde estás? no dejes que se escape. Se lo voy a vender al señor Li y seguro que me saco una pasta.

Era tanto el dolor que tenía que no pude ni hablar. Poco después el señor Li entró en mi casa. Me examinó de arriba y abajo y dijo: Yo quedal. Mañana ponel en escapalate y vendel a buen plecio. - Acuérdese de mi comisión (dijo la Cotilla)

sábado, 12 de septiembre de 2015

Etapa crucial

Tengo agujetas hasta en las pestañas. Arrastro mi sombra por las baldosas como si pesara una tonelada. No puedo con mi almaaaaaaaa. Me duele hasta las uñas de los meñiques. Y toda la culpa la tiene la Vuelta ciclista a España.

La vecina ha llegado cargada con luces de Navidad. - Para el acuario porque mira que es sosa una caja con agua y sin peces. Eso no se le ocurre ni al que asó la manteca. - A mi me gusta así. - Por toda respuesta, rodeó de bombillitas de colores el acuario y las encendió.  El recipiente se convirtió en una especie de discoteca en miniatura con iluminación intermitente y la música, machacona, de ¡Feliz Navidad, feliz Navidad, prospero año y felicidad! Pensé que Pascualita, escondida entre las algas, acabaría loca perdida. - ¡Mira que cambio!... Voy a ponerle unas velas a la foto de mi gurú Luis Bárcenas... - ¡En mi casa, no! -  El juez no quiere darle los 600 euros mensuales que le pide para gastos de casa, con la excusa de que, si ha podido pasar un mes de vacaciones en su chalet con la familia y no ha pedido nada, que siga como hasta ahora. ¡Cree que mi héroe está forrado!... He pensado darle todos los meses una parte de mi pensión. - ¡Pues aquí no comerá más! - Entonces "limpiaré" más cepillos en las iglesias, cogeré más velas para vender, y ramos de novia y... - ¡Basta! si la pilla el obispo la excomulgará. - ¿Hay que pagar para esto? - Creo que no. - Ah, bueno.

Me llamó la abuela. - "Nena, abre la puerta que Geooorge sube cargado" - ¿Trae avíos para una paella? - "No. Algo mejor" - El mayordomo entró cargado con una bicicleta estática y la puso en la salita, frente al televisor. Hizo dos viajes más. - ¿Para qué es esto? - Mi no saber... ¡uf! ¿Tener chinchón on the rocks? - La abuela hizo acto de presencia, con un mini short, camiseta sin mangas, una gorra de visera y, zapatillas de ciclista. - Hoy es un día crucial para la Vuelta a España y no debemos perdernos nada. Ayudaremos, moralmente, a los ciclistas pedaleando con ellos. Coged bidones y bocadillos. Esa será nuestra comida" - ¿Estás diciendo que nos pasaremos tres horas pedaleando? - "O cuatro. Las que sean necesarias. Hoy se decide la Vuelta" - ¿Y si me niego? - "Te borro del testamento"

Desde el minuto uno de la carrera empezamos a pedalear las tres. A los diez minutos ya me dolía todo. Poco a poco, fui perdiendo la noción del tiempo, solo sentía dolor. Dije la célebre frase: ¡No siento las piernas!

 Para entretenerme bebí un poco de agua pero ¡era chinchón! Eso no reconfortó. Poco después nuestro pedaleo era más alegre que el de los ciclistas. Los bidones se vaciaban rápidamente y nos pusimos a cantar: ¡Para ser conductor de primeraaaaaa, aceleraaaaaaaa, aceleraaaaaaaaa! Nuestras piernas iban cada vez más deprisa. Casi cuatro horas después celebramos, ruidosamente, nuestra llegada a meta... Y entonces nos encontramos con la cruda realidad. No nos podíamos mover. Estábamos agarrotadas. Teníamos el culo cuadrado del dichoso sillín y un dolor espantoso nos recorría el cuerpo de arriba abajo y de lado a lado.

Cuando oí un furioso chapoteo me figuré que Pascualita intentaba escapar de la "discoteca" pero no pude hacer nada para ayudarla. A duras penas bajamos de las bicicletas y vi, horrorizada, que nuestros cuerpos adoptaban la postura de un cuatro. Nos dejamos caer en el sofá y así hemos pasado la noche: sentadas.



viernes, 11 de septiembre de 2015

¿Chico o chica?

Desde que la Cotilla vendió a Pepe, Geoooorge no puede ni verla. El hombre tiene muy claro que la cabeza perteneció a un antepasado suyo, del siglo XVIII, muy aventurero, que se perdió en las tierras de Papúa y no regresó jamás a Inglaterra.

Viene a casa casi todos los días. Se sienta en la cocina frente a una taza de té. Entonces le dejo a Pepe y él le suelta largas parrafada en inglés. - ¿Qué le cuentas? (le pregunté) - Cosas familiareus. - Ese día me emocioné.

Toda la paz que se respira cuando Geooooorge pone al día a Pepe, se rompe cuando entra la Cotilla. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¿Ya está el tonto este con la dichosa cabeza otra vez? - ¡No hablar de mi abuelou! - ¿Abuelo? Di mejor abuela ¡anda que no eran pendones las inglesas en aquellos años! - Como en todas partes, Cotilla. - ¡De eso nada. Yo no era así. - ¡Ajá! ¿Así que es más vieja que mi abuela? ¡Del siglo XVIII nada menos! - ¡Es un decir, alma de cántaro!...

Geooorge se levantó para marcharse. - Dale un besito al pendón desorejado de tu abuelita jijijijiji antes de irte. - Ser abuelou. - ¡Una leche! Es una mujer.

Harta de oírlos, le propuse a la abuela que se llevase a Pepe a su casa para que el inglés pudiera verlo cuando quisiera. - "¡Ni hablar! No hace juego con mi decoración" - ¡Si es como un llavero! - "Peor me lo pones. Mis llaveros son de oro, que para eso soy rica" - Eres una hortera. - "¿A qué te borro del testamento?"

Con la única persona con la que podía hablar del tema de Pepe era el abuelito porque era neutral en esto. - ¿Conoces a alguien que pueda decirnos si fue hombre o mujer. Y si fue pariente de Geooorge? Me ahorraría dolores de cabeza y taparíamos la boca a la Cotilla. - ¿Por qué no la echas a la calle? - Porque no llega a fin de mes y come en casa. Y también porque la abuela y ella están unidas por lazos indisolubles... - ¿Cuáles son? - Pues... no tengo ni idea. (¡no podía contarle lo del envenenamiento, obra de las dos amigas, de mi primer abuelito!) - Bueno, ya me enteraré. - Espero que no (dije mientras una gota de sudor frío corría por mi espalda)

Unos días después, me comunicó que un amigo haría las pruebas de ADN. Cuando se lo conté a Geooorge, perdió su flema británica y lloró. Me besó la mano, agradecido,  poniéndola perdida de mocos y babas. Quiso hacer otro tanto con Andresito pero este le frenó en seco. - No soy el Papa. (le dijo)

Pascualita está celosa viendo el caso que le hacemos a Pepe. Esta mañana, mientras desayunábamos ensaimadas con cola cao, se ha impulsado con la cola, ha saltado hasta el estante donde está la cabeza jivarizada y la ha tirado al suelo. - ¡Qué haces, loca! - Le he gritado y eso la ha enfurecido más. Ha saltado sobre ella dándole una buena dentellada. - ¡No te la comas que tienen que sacarle el ADN! - El pobre Pepe está echo un Cristo. La abuela ha intentado remendarla justo cuando empezaba la etapa de la Vuelta a España. Y no ha podido ser. Hemos sucumbido al delicioso sopor de la carrera.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Dia ajetreado.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! estoy indignada. - ¿Qué le pasa, Cotilla? - Expulsaron de un monumento de Granada, a una mujer por amamantar en público a su bebé. - ¡Uf! no me extraña que se enfade. Aunque creía que esta vena reivindicativa solo la guardaba para Luís Bárcenas y demás cofrades del Amor al Dinero Ajeno. - No. Es que... - ¿Quién la echó? Un machista redomado y capetovetónico, claro. - ¡Que va! Una chica que trabaja allí, a la que le gusta que se guarden las formas y la decencia, en los monumentos, - Cotilla, no le de al chinchón de buena mañana. Será un chico y del Opus Dei por lo menos. - ¡Que no! Fue una chica y me parece muy bien.

Debí poner cara de asombro infinito porque, por el rabillo del ojo, vi a Pascualita hacer la señal de OK con sus deditos. - ¡¿Cómooooooo?! - Era una egoísta. Dónde esté el biberón que se quite el pecho, coñe. - Pues los pediatras dicen que... - ¡Que digan misa! Un biberón es fácil de coger cuando la madre está despistada y luego se vende. Pagan bien porque los botes de leche son caros, pero una teta... ¡Cómo le quitas la teta a la madre! - Está desvariando, Cotilla. - Cómo se nota que no te cuesta llegar a fin de mes.

Llamó la abuela desde la playa. - "Estoy más sola que la una" - ¿En remojo? - "¡Claro! el agua está buenísima" - Pero contaminada. - "Tiene sus ventajas. Me he ahorrado ir a la peluquería a ponerme el tinte y el pelo verde me sienta bien" - Lo mismo te quedas calva en dos días. - "¡Lagarto, lagarto!... Hablando de lagarto ¿vamos a ver el Dragón del Obispado?" - ¿Qué te ha echo el obispo para que lo llames así? - "¡No eres más tonta porque no te entrenas, boba de Coria!" - ¡Espera, abuela! Si mandas a Geooorge a buscarme con el rolls royce y luego me invitas a merendar a C`an Joan de S`aigo, me bañaré contigo. - "Vale, pero tu pagas la merienda" - ¡Y colgó!

Antes de que llegara Geooorge, vino un municipal que estaba indagando sobre lo ocurrido con la oreja de Bedulio. - El dice que le atacó algo que cayó del árbol que está, justo, bajo su casa. - Sería un gato ¿no? - Bueno... él dice otra cosa. - (Me puse en guardia. ¿Habría visto a Pascualita y deducido que esa cosa es una sirena?) - Cree que ha sido atacado por... jijiiji... perdone pero, cuando uno está en shock dice cada cosa... Por un fantasma... - ¡Vaya. Que imaginación! - Eso pienso yo, pero tenemos que investigar todas las opciones. - ¿Algún fantasma en concreto? - Sí, jijijijiji ¡perdone!... el de su primer abuelito jijijijiji. - ¿El suyo? - No. El suyo. - Eso he dicho. El suyo. - No. El suyo no, el de usted ¿Lo ha visto? - Desde el accidente, no. - ¿De tráfico? - De oreja. - Ya nos hemos liado otra vez. Hablo del fantasma de su abuelo. - ¡Oiga, un respeto, que era una persona muy formal! - Perdone... Que difícil es esto... Si es que a mi, los temas sobrenaturales, no me van.

Al despedirse, Pascualita le lanzó un chorrito de agua envenenada al cogote. El hombre se volvió hacia mi. Estaba pálido. Miró en derredor y aparte de muebles, solo vio un inofensivo acuario en el que no flotaba ningún pez. - Esto (señalaba con un dedo tembloroso) fue una... de las... cosas que me... explicó Be... Bedulio . Y salió corriendo. Ni tiempo me dio a ofrecerle una copita de chinchón.


miércoles, 9 de septiembre de 2015

Mañana de playa.

La abuela me ha citado en la playa. - Ven a recogerme. - "Te he citado. No te he invitado" - Pero ¿qué te cuesta...? - "No olvides a Pascualita" - ¿Encima tengo que ir cargada con el termo de los chinos? Acabaré con chepa porque este bicho ha engordado desde que está con nosotras. - "Pasaré a recogerla con el rolls royce" - Gracias, abuela. - "A la sirena"

Y eso hizo. Al aparcar en el carril bus me llamó por teléfono: - "Nena, baja a Pascualita" - Cogí mi bolsa de la playa y corrí escaleras abajo. Geooorge, ceremonioso, abrió la portezuela del coche, la abuela cogió el termo, el inglés cerró la puerta, puso en marcha el coche y enfiló hacia la playa. ¡Todo sea por heredar la Torre del Paseo Marítimo que si no la iba a aguantar su padre!

Cuando llegué la playa solo se bañaba la abuela. - ¿Has echado a la gente? - "No ha echo falta. No ha venido nadie" - El agua estaba deliciosa y clara. Hasta Pascualita disfrutaba a pesar de ir encerrada en la bolsa de rejilla de acero. - ¿No se baña Geooorge? - "Dice que prefiere guardar las bolsas... Miralo, tomando un té sentado en una silla de tijera. Que raros son los ingleses" - Le dará vergüenza verte en bikini. - "¿Qué le pasa a mi bikini?" - Que son tres retalitos, abuela. - "Solo te faltaba hacerte del Opus Dei, como Ruíz Mateos" - ¡Quita, quita!... Es solo que, ya tienes una e... - "¡Cuidado con lo que vas a decir!" - La verdad y nada más que la verdad. Ya tienes una e... - "¿Quiéres llegar a los cuarenta?" - Solo intento decir... - "¡Nada. No dices nada! Lo que tienes que hacer es ponerte, de una vez por todas, a la labor de que te hagan un biznieto, aunque sea in vitro" - ¡Ah, no! Ya que me lo hacen que sea en vivo y en directo. - "Pues de hoy no pasa. Te agarras al primero que pise la playa."

Un rato después llegaron dos mujeres y como éramos los únicos que habitaban la playa, nos saludamos como personas educadas: "Aquí mi nieta. Soy su abuela" - Yo soy Xisca. Y yo Gracia. - "¿Venís solas? Quiero decir ¿sin marido, novio o arrejuntado?" -  Venimos libres como el viento... ¿No hay nadie más en playa? Es que me he dejado las gafas en casa... (dijo Gracia)  ¿Ese bulto de la arena qué es? - "Mi mayordomo inglés?" - Cuando no lo quiera, nos lo da y se lo venderemos con sillita y todo (saltó Xisca) - "Bueno es saberlo"

Después de un rato de charla me fui a nadar porque Pascualita se estaba poniendo de los nervios  Pasamos unas horas muy agradables por la tranquilidad de la que disfrutábamos, el paisaje, la vista de los barcos y la compañía de las dos amigas. Mientras nos vestíamos la abuela indagó por qué estaban sin pareja. - "¿Murieron en extrañas circunstancias?" - ¿Cómo dice? - No le hagáis caso. Le gustan  las historias tenebrosas. - Pero Xisca, intrigada, le preguntó. - ¿Su marido, sí? - "Murió por tomar un mejunje. Era un metepatas y al final, la metió del todo" - ¿Que pena, no? - "¿Qué quieres que te diga? Al no haber divorcio en aquellos tiempos, me allanó el camino" - ¡¡¡Abuela!!!

Mientras nos despedíamos, a pie de playa, llegaron unos funcionarios del Ayuntamiento y colocaron una cinta que decía: No pasar. Playa contaminada. - ¡Oiga! ¿Por qué no la han puesto antes? - La pusimos ayer pero debieron arrancarla. - ¿Y ahora qué nos pasará? - Geooorge, que no había abierto la boca en toda la mañana, dijo. - ¿You tener pelo verde esta mañanau, madame? - "¡La madre que te parió, inglés! ¡¡¡Vamos a urgenciaaaaaaaaaaaaaas!!!"

martes, 8 de septiembre de 2015

La oreja.

Mientras desayunaba y Pascualita daba saltos mortales en su tazón de cola cao, le expliqué que no tiene que arrancarle las orejas a la gente. Y menos si es conocida como Bedulio. - Solo pasaba bajo el árbol haciendo su ronda y tuvo la mala fortuna de que le cayeras encima ¡pero quién te tiró fue la Cotilla!... ¿No te comerías el trozo de oreja al que te aferrabas cuando di el tirón?... - La sirena siguió a lo suyo sin prestarme atención. En esto ha salido a mi abuela. Probé una de las tácticas que no falla con ella. - ¿Quiéres ensaimada? - Cayó sobre la mesa de la cocina, se enderezó sobre la cola e hizo la señal de OK con sus deditos. - Primero contéstame. - Pascualita fijo sus inexpresivos y bizqueantes ojos de pez en mi. Abrió la boca y volvió a cerrarla. - ¿Te lo comiste? - No podría jurarlo pero me pareció ver una macabra y leve sonrisa en su cara pringada de cola cao.

Antes de ir al Cuartel a preguntar por Bedulio, pasé por la tienda del señor Li y compré una oreja, lo más parecida posible a una de verdad. Me costó mucho decidirme porque no compro orejas todos los días.

En el cuartel me dijeron que estaba en el hospital para ponerle una oreja nueva. Cogí un taxi. Debía llegar antes de que lo entraran a quirófano y darle la prótesis al cirujano porque, a saber de dónde sacarían ellos una oreja. Solo de pensarlo me dio un escalofrío.

Volví a casa, mohína. Me habían echado con cajas destempladas del hospital porque, en cuanto Bedulio me vio, gritó como un cochino ante su matarife. De todas maneras conseguí darle la caja con la oreja china, a una enfermera pero, antes de llegar a la salida, algo me golpeó en el cogote. ¡La caja!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! Mira lo que traigo. He ido al barrio rico y he encontrado un paquete con careta y oreja de cerdo en un contenedor de basura. - Estará podrido. - ¡Que va! Quién lo tiró pensaría que era comida basta para sus delicados paladares. Pero no para los nuestros. Llama a tu abuela y que nos haga un potage. - Lo haré yo. Tengo dos latas de fabada en la despensa y le añadiré esto... Por cierto ¿se fríe o se mete cruda esta carne?

Dispuestas a dormir una siesta reparadora, nos acomodamos frente al televisor con la botella de chinchón a mano, esperando que empezara la etapa de hoy de la Vuelta Ciclista a España. Tenía a Pepe conmigo. El pobre necesita mimos después de la aventura vivída días atrás. Espero que le guste el ciclismo... para que luego zzzzzzzzzzz... nos cuente ... lo que zzzzzzz... ha pasado... zzzzzzzzzzzz


lunes, 7 de septiembre de 2015

La Cotilla se enfada.

Me desperté gritando en pleno terremoto y tuve que agarrarme fuerte para que el zarandeo no me tirara de la cama - ¡¡¡Socorrooooooooooo!!! - grité muerta de miedo. - ¡Calla, boba! ¿Has visto a tu abuela? Aquella voz desagradable me resultaba conocida - ¡Abre los ojos! - ¡¡¡No quiero mirar!!! - Unos sonidos que venía de lo alto, me devolvieron la esperanza. ¡Eran los bomberos que estaban a punto de encontrarme! - ¡¡¡Estoy aquí. Aquiiiiiiiii!!! - ¡Despiértate de una vez, coñe!

Envalentonada al saber que iba a ser rescatada en breve, abrí los ojos. - ... ¿Cotilla?... ¡Cotilla! Se nos ha caído la casa encima... Ojalá nos rescate un bombero de calendario. - Si despierta eres tonta, dormida no hay quién te aguante. No hay ningún terremoto, ni bomberos, ni nada de nada. Y el que aporrea el techo es el vecino de arriba al que has despertado con tus gritos ¿Dónde está tu abuela?

Sin pensárselo dos veces, la Cotilla me tiró a la cara el vaso de agua que tenía en la mesilla de noche. - ¡Está loca! - Miré por la ventana, en la calle no había más luz que la de las farolas. - ¿Por qué me despierta? - ¡Tu abuela me ha robado 20 euros! - Me levanté de un salto. Corrí en busca de Pascualita, que a esas horas dormía profundamente, y se la tiré a la Cotilla, llena de rabia.

La vecina vio venir algo hacia ella y de un manotazo, le hizo cambiar el rumbo. La sirena salió por la ventana del comedor, camino del árbol de la acera. - ¡Compra algo contra los mosquitos en lugar de perder el tiempo timando a una pobre pensionista! - ¡Usted merecía un escarmiento por vender a Pepe! - ¡Con el dinero de la Pensión no se juega! - ¡No fui yo. Vaya a pedirle cuentas a mi abuela! - ¡A esa le voy a preparar un mejunje que la bajará a la tumba en un santiamén! - ¡La denunciaré, vieja loca! - ¡Prepararé otro para ti!

Entre grito y grito, oí que aporreaban la puerta. En el rellano estaban todos los vecinos, legañosos e irritados. No me dio tiempo a preguntar qué querían porque las bofetadas nos llovieron por todos lados. Fue como una tormenta de verano. Rápida e intensa. Una vez desahogados, desaparecieron rumbo a sus camas

Asombradas y doloridas, entramos en casa. Un pie me impidió que cerrara la puerta. Era un hombre alto y delgado, vestido de Municipal. Tenía el rostro desfigurado como si le hubiese pasado por encima un tren de mercancías. Sangraba por varios sitios. Asustada, de mi garganta salió un alarido desgarrador. Inmediatamente, las puertas de los pisos se abrieron y los vecinos bajaron en tropel. Al ver a la inquitante "aparición" dieron media vuelta dejándome sola ante el peligro. Miré con temor aquella cara desfigurada, llorosa y moqueante. Pegada a una de sus orejas, de la que había desparecido a mitad, vi a Pascualita. No podía dejarla allí. La arranqué de un fuerte y seco tirón. A partir de este momento, nunca más podrían decirle, el día de su cumpleaños: Vamos a tirarte de LAS orejas, sino de LA oreja.

El hombre bajó las escaleras de seis en seis y gritando como si lo estuvieran matando. De repente, por un gesto suyo, le reconocí. - ¡Bedulio. Que alegría verte de nuevo! - Corría tanto que no me oyó.

domingo, 6 de septiembre de 2015

El rescate de Pepe.

La Cotilla dice que sigue con las pesquisas para recuperar a Pepe ¿Dónde estará? Justamente ahora que han bajado las temperaturas y ha llovido terrencialmente, es cuando más necesita el calor del hogar y está desaparecido. Tengo una congoja que no me deja vivir. Ni a Pascualita tampoco. Le he explicado lo que ha pasado con su amigo y parece que me ha entendido porque, en cuanto ve a la Cotilla, le escupe un chorrito de agua envenenada. La tiene loca porque no sabe de dónde le viene el agua y como no pienso decírselo, cree que es mi primer abuelito que no puede verla ni en pintura desde que bebió el mejunje que ella preparó y lo mandó al otro mundo.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¡Traigo noticias, nena! - ¿De Pepe? - ¡Claro, boba de Coria! ¿De quién van a ser?... Lo tiene el señor Li en su tienda. - ¿A la venta? - Naturalmente. Si  se lo ha comprado a quien yo se lo vendí, querrá sacar un beneficio. - ¿A qué espera? ¡Corra a comprarlo! - Un momento ¿cómo que a comprarlo? ¿insinúas que me gaste yo los cuartos en esa birria? - ¡Fue usted quién organizó el tinglado y la que sacó tajada! - Te hice un favor quitando de la vista esa cosa tan fea. Podría haberte denunciado a sanidad por tener un muerto en la cocina pero preferí ser buena ¿y ahora pretendes que gaste parte de mi escasa pensión, comprándolo?... ¡Ni lo sueñes!

Llamé a la Torre del Paseo Marítimo y se puso la abuela. - Dile a Geooorge que se ponga, por favor. - "¿Para qué?" - No tengo tiempo para explicaciones. - "A mi mayordomo no le pago para que pierda el tiempo contigo" - ¡La Cotilla vendió a Pepe en un claro tejemaneje de trata de cabezas de personas! y Geooorge siempre ha sospechado que se trata de un antepasado suyo. ¡Tenemos que rescatarlo!.

Minutos después, el rolls royce, con la abuela a bordo, aparcaba por todo el morro, en la parada del autobús ajeno a pitadas y bocinazos. - ¿Dóndeu estar mi abuelou? (dijo, sin apenas aliento, el inglés que había subido las escaleras de dos en dos, demasiado impaciente para esperar el ascensor) - En la tienda del señor Li

Sin mirar a derecha o izquierda, Geoooorge arrancó a toda pastilla y en un santiamén nos plantamos en la tienda de los chinos. - ¡¿Dóndeu estar mi abuelou?! (gritó en plan hooligan de Magaluf, entrando en la tienda como un elefante en una cacharrería) - Asustado, el señor Li salió de su despachito. Al ver a la abuela se detuvo en seco. - Hola. Mi amiga venil a complal. - "De comprar, nada. Nos llevamos a Pepe, que es nuestro" - Los ojillos del chino se achinaron un poco más - No lleval sin pagal jijijijiji Abuela sel muy diveltida jijiijiji .

Geooorge se acercó al escaparate, cogió la cabeza jivarizada y salió con ella rumbo al roll royce... donde le esperaban cinco chinos, cuadrados como armarios. El inglés me tiró a Pepe ¡el muy cabrón! y los chinos, cual autómatas, se fijaron en mi a la vez. Asustada, solo se me ocurrió hacer lo mismo, tirar a Pepe a la abuela que abrió su enorme bolso y se tragó la cabeza. - "Adiós, Li. Venga a comer a casa de mi nieta cuando quiera" - Entramos en el coche y nos largamos de allí.

La Cotilla, que estaba en mi casa cuando llegamos, corrió hacia la botella de chinchón. - ¡Hay que celebrar la llegada del hijo pródigo! - "Después (dijo la abuela, muy seria) Paga primero la parte proporcional del rescate de Pepe. Todos hemos cooperado. Dame 20 euros" - ¿Queeeeee? ¿Cuánto vale esta porquería? - "Guarda respeto al muerto o vendrá a por ti" - ¡No puedo pagar tanto. Tengo una pensión muy pequeña... (gimoteaba la vecina mientras Geoooorge y yo no salíamos de nuestro asombro) - "Tu has promovido este desaguisado. Paga la parte que te toca y luego brindaremos" - ¡Vaya si pagó! Y la abuela se fue siendo 20 euros más rica, la jodía.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Pepe no aparece.

No he dormido pensando dónde podría estar Pepe. ¡Como puede ser tan retraída esta puñetera cabeza cortada! ¿Qué le cuesta decir dónde va o dejar una nota escrita sobre la mesa de la cocina?... Ya sé que no tiene cuerdas vocales y le cosieron la boca. Ni siquiera tiene un cuerpo en el que colocar brazos y manos pero ¡caramba! solo le pido un pequeño esfuerzo por su parte.

¡Pues va dado si piensa que me voy a pasar el día buscándolo! Cómo si no tuviera otra cosa que hacer... Con lo agradable que es tener al lado una persona que te escuche cuando tienes problemas o necesitas un consejo... No es que él me los dé pero... tenemos una comunicación mental que nos permite entendernos. No sé cómo será esto porque tampoco le dejaron el cerebro en su sitio. De echo pienso que se lo comería, rebozado, el Jefe de la tribu de los jívaros. ¡No importa el misterio, ni el cómo. Solo quiero que aparezca Pepe!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡Mira, me han dado cinco euros por el espantajo ese de la estantería de la cocina!... ¿Por qué me miras así?... ¿Esperas que te de tu parte? ¡Lo llevas claro! Esa porquería llevaba mucho tiempo allí arriba, cogiendo polvo y ácaros. Te lo he quitado de encima. Lo menos que podrías hacer es darme las gracias. - Sentí que me hervía la sangre. La Cotilla había ¡vendido a Pepe como quincalla! - Ya está yendo a buscar a Pepe y no vuelva sin él, vieja entrometida. ¡Es mío!... ¿Qué espera? ¡Mueva el culo, maldita sea! - La vecina no se esperaba una reacción semejante de mi y se asustó. Después dio media vuelta y corrió en busca del comprador de Pepe.

Salí al balcón a esperarla. Los nervios me atenazaban la garganta y me tomé una copa de chinchón para calmarlos. El sol luchaba por vencer a las nubes y de cuando en cuando, un rayo iluminaba la fachada de casa. Pensé en Pascualita. Tenía que explicarle lo de Pepe. Y saqué el acuario al balcón. Me senté en el suelo, a su lado y empecé a hablar. De repente, alguien me tiró una piedra a la cabeza. - ¡Maldita sea! - Miré al balcón del vecino de arriba. No había nadie. - ¡No te escondas, desgraciado! - No tuve tiempo de decir nada más porque sobre nosotros cayó una tromba de agua seguido de una tormenta eléctrica. A la primer piedra siguió una enorme granizada y tuve que resguardarme en casa. Entonces vi el acuario echo trizas. El granizo se lo cargó. - ¿Dónde te meto ahora, Pascualita?

En la cocina estaba la olla exprés y cogí como solución temporal. La llené con agua de mar. A la sirena no le gustó su nueva "casa" porque no era transparente. Para hacerla más confortable le puse arena, algas, el barco hundido... - Es solo por hoy, Pascualita. Cuando dejé de llover de saldremos a comprar un acuario nuevo.

Me senté a descansar en la salita. Pocos segundos después, dormía y solo algo especial puede despertarme cuando estoy como un lirón, como por ejemplo, el olor a comida... Alguien trajinaba en la cocina: - ¿Quién anda ahí? - Soy yo, nena (dijo la Cotilla)... Estoy preparando el caldo de pescado que has dejado en el fogón, con el fuego apagado ¡Que cabeza tienes! - ¡¡¡APAGUELOOOOOOOO!!!

jueves, 3 de septiembre de 2015

¡Quiero dormir!

- "Nena, estoy muy preocupada por ésta gente que viene a Europa y no son turistas" - ¿Tienes mala conciencia, abuela? - "¿Yoooooooo?" - Lo digo por la hora que es y no estás durmiendo ¡ni yo tampoco! Eres como el perro del hortelano que, ni come, ni deja comer. - Colgué el teléfono sin contemplaciones.

Después fui yo quién no pudo dormir. Me venían a la cabeza escenas antiguas, sacadas de viejas fotografías de los libros, donde se veían gentes demacradas, cargadas con maletas y petates, arrastrando críos, otros en brazos. Gentes con el miedo pintado en la cara. Eran los españoles que tuvieron que salir de España buscando refugio en el extranjero porque aquí había una guerra entre hermanos que fue muy cruel. Dicen que la Historia se repite porque no aprendemos de ella.

Han vuelto las mismas escenas, las mismas caras asustadas y demacradas, el mismo desespero, el miedo a lo que se deja atrás y a lo desconocido que vendrá. Y siempre pagan el pato los mismos, se llamen como se llamen, . ¿Por qué no se castiga a quién vende las armas, las balas, los tanques...?  Estos  que prosperan con el dolor de los demás... Y luego están los niños... tan inocentes siempre, antes y ahora.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡Que disgusto acabo de llevarme! Mi gurú, Luis Bárcenas, ha perdido dos millones de euros por culpa de los chinos. - ¡Por mi como si se la pica un pollo! - No seas mal educada, pobrecito. - Ni mal educada ni leches ¡Yo lo que quiero es dormir! - Estoy pensando en hacerle un boicot al señor Li. No pienso comprar, nunca más, en su tienda. - ¿Qué tendrá que ver la velocidad con el tocino? - Mucho. La bolsa de los chinos se ha ido a pique y Luis... - ¿Qué Luis? - ¡Bárcenas! ¿No me escuchas? - NO. Me basta con oírla para tener dolor de cabeza. - ¿Te imaginas el disgusto que tendrá? - ¿El señor Li? Estará encantado de no verla más. - ¡Estoy hablando de mi gurú! - Yo hablo de dormir y nadie me escucha...

Poco a poco, la luz de la mañana se fue colando a través de los visillos. Decidí hacerme un cola cao - Cotilla ¿quiére uno? - Me contestó un ronquido profundo. - ¡Será jodía! Se ha quedado como un tronco y yo tengo ojos de búho. - Llamé a la abuela. Un somnoliento Geoooorge, me contestó: - ¿Yes?... - Dile a mi abuela que se ponga, inglés. - Nou. Madame dormiur. No molestar. (y colgó) - ¡Las madres que parieron a las dos viejas! (grité a pleno pulmón, confiando en despertar a la vecina pero fue el vecino el que se puso, frenético, a golpear el suelo con la escoba)

Fui a por Pascualita. Flotaba en el acuario, lentamente, dormida como un tronco. - ¡Vaya! Solo me queda Pepe para que escuche mi frustración. Es el único que no me falla nunca. - Pero esta vez me falló porque no lo encontré ni en la estantería, ni en el frutero, ni en el suelo de la cocina... - ¿Se ha ido sin despedirse?  Se habrá echado a rodar cuando vio la puerta de la calle abierta y a saber dónde estará ahora la cabeza jivarizada... Me estoy preocupando... tengo taquicardia... ¡Pepe! ¿Dónde estás? Me está aumentando la ansiedad... ¡No puedo respirar! ... Me tomaré un chinchón... un poco más que no se me pasa... Total, para lo que... ¡hip!... queda en la ... ¡hip!... botella, la termino jijijijijijiji ... Hay que joderse con... ¡hip!... Pepe. ¿Habrá ido a... ¡hip!... buscar trabajo de... ¡hip!... bola en una... ¡hip! ... ¡boleraaaaaaaaaa! jajajajajajaja 

miércoles, 2 de septiembre de 2015

El móvil


Nunca he sentido la necesidad de saber que ruido haría mi cabeza si rebotara contra el suelo. Jamás lo había pensado y el mundo no se ha ido a pique por eso. He podido dormir, salvo cuando la abuela me despierta a las horas brujas de la madrugada. He comido, trabajado, ligado... poquísimo, sí, pero algún pequeño triunfo he tenido y no he echado en falta ese ruido hasta que la abuela se ha comprado un móvil último modelo y le ha dado por grabar escenas con ruidos poco corrientes.

- "Nena, tirate al suelo y date un coscorrón. Lo grabaré y verás lo que nos vamos a reír" - No tengo otra cosa que hacer. - "Venga, no seas sosa" - ¡Que no! - "Que cruz tengo contigo. Has salido clavadita a tu primer abuelito. Debe ser la penitencia que me ha puesto el Destino por habérmelo cargado" - Graba a tu marido saltando desde lo alto de la Torre del Paseo Marítimo (dije, enfadada) - "¡Huy, huy, huy...me sé de alguien se quedará sin herenciaaaaaa!"

A Pascualita la grabó saltando en la taza del cola cao. Estaba encantada hasta que las salpicaduras llegaron al móvil. Menudo cabreo cogió - "¡Que mal educada está la sirena desde que yo no vivo aquí! No se la va poder llevar a ningún sitio!"

Con la Cotilla también lo intentó - "¿Te gustaría verte rodar las escaleras y oir el catacloc, catacloc de la cabeza bajando los escalones? ¡Ostras, lo divertido que sería!" - ¿Has empezado a beber chinchón sin esperarme? - "Esa no es la contestación que quiero oír" - No es una respuesta, sino una pregunta. - "¿No has oído lo que te he dicho?" - Dicen que, a palabras necias, trompas de Eustaquio en estado cataléptico. - "Muy chula estás hoy" - Y tu pasada de rosca. Quieres quitarme de enmedio y encima, grabarlo. ¿No te das cuenta de que la policía te pillaría en seguida? Ahora ya sé a quién sale la tonta de tu nieta. - ¡¡¡Oiga!!!

No tuvo éxito la abuela. Por lo menos en casa, pero sí en El Funeral. Llegó contentísima porque uno de los socios del club había aceptado lo de rodar la escalera, a pesar de que Conchi (siempre tan humanitaria) no lo veía claro. - Por lo menos, dile que te deje algo en su testamento antes de grabar la escena. - "No le va a pasar nada, boba. Ya verás que risa luego" - Al final solo riéron dos, la abuela y Conchi porque la caída quedó muy graciosa y el ruído de la cabeza rebotando en los escalones, era sobrecogedor, sobre todo cuando reventó. - "Este hombre tenía madera de artista. En esta escena puso toda la carne en el asador y dio su vida por el Séptimo Arte" - dijo la abuela en la fiesta que se hizo en El Funeral a su amigo cuando colgaron su retrato en la Pared de los Finados y todos iban ya sobrepasados de chinchón.

Hoy me ha grabado a mi. Se había escondido trás la puerta de la calle y me ha puesto la zancadilla cuando yo llegaba de pasear con Pascualita, metida en el termo de los chinos. Me he ido de cabeza al suelo y se ha oído un golpe seco que habrá sonado a música celestial en sus oídos. Sin embargo no he sido la única que ha caído. La sirena ha salido disparada, aterrizando en la cara de la abuela. Temiendo caerse, se ha agarrado con uñas y dientes, a su nariz. La danza, gritos, carreras y aspavientos han comenzado en ese preciso instante. He cogido el móvil que había caído al suelo y la he grabado mientras arrancaba a Pascualita de un tirón seco. Me encanta como ha quedado el primer plano de los ojos hinchados y llorosos de la abuela ¡Está para un Oscar!   

martes, 1 de septiembre de 2015

Pascualita la lía.

- "¡Nena, te espero en la playa!" - Supongo que es esto lo que me ha dicho la abuela cuando todavía no habían puesto las calles. ¿Esta mujer cuándo duerme? ¿Y por qué no le da la lata a su marido en vez de a mi? Que sacrificada es la vida de una heredera... luego para que no me deje la Torre del Paseo Marítimo en el testamento.

Mientras desayunaba, llovía pero hacía tanto bochorno que pensé que no estaría mal darme un bañito en el mar ¡y entonces me acordé de la orden de la abuela! pero la rechacé rápido creyendo que lo había soñado. - ¿Quiéres más cola cao? - pregunté a Pascualita. El contenido de su taza mojaba el mantel de la cocina y parte del suelo. Está más inquieta que de costumbre. ¿Será el celo otra vez? ¡Que pesado es ésto! y encima sin un sireno a la vista.

La puerta de la calle seguía hinchada y no pude abrir. ¡Maldita sea! Tenía que ponerle solución a ésto. -  ¿Qué hacéis en tu hábitat cuando os pasa algo así, Pascualita? - Me miró con sus inquietantes ojos de pez. Redondos, fijos, sin parpadeo y, de repente, me tiró un chorrito de agua envenenada a la cara. - ¡La madre que te parió!... O sea, que no tenéis este problema ¡Vale, vale!

La abuela llamó - "Hace dos horas que estoy en la playa ¿A qué esperas?"  - Llueve. - "Ya estás tardando" - Telefoneé a los bomberos - ¡Quiero salir de casa! Soy la de anoche. - El camión de bomberos se hizo notar mientras cruzaba las calles a toda pastilla y con las sirenas a todo meter. - Terminado el trabajo, les invité a chinchón on the rocks y magdalenas de la Cotilla. - ¿No están un poco duras éstas pastas? - Mojadlas en el licor. - Como era de esperar, el bollo se hinchó absorbiendo casi todo. - Ahora a comer. - Esta magdalena tiene algo verde. - Es moho.- Se fueron sin probar nada. Lo hice yo, no me gusta tirar comida.

De camino a la playa bajo el paragüas, entré en una tienda de peces. - Buenos días. ¿Tienen tritones? (pregunté a la dependienta) - Pascualita se asomó al termo de los chinos en cuanto olió a peces. - Sí. Recién llegados. - Quiero uno gordito. - Estos animalitos son muy estilizados. - ¿Cree que le gustaría a una sirena? - ¡Por suspuesto! (y señaló a un bicho en concreto) Puede ver que es todo un galán. - Si usted lo dice... - ¿Se lo queda? - Mientras me lo pensaba, Pascualita saltó a un acuario y en un momento lo dejó sin inquilinos. Le hice una seña para que volviera al termo pero debió entenderme mal porque saltó a otro acuario y así, de uno a otro, hizo una escabechina de padre y muy señor mío.

Tenía un problema que no sabía cómo resolver: la sirena era como una de las siete plagas de Egipto, arrasaba con todo bicho viviente. Por otra parte, no sabía cómo sacarla de allí. La dependienta aún no se había dado cuenta del estropicio y seguía queriendo venderme la moto del dichoso tritón - ¿Y... qué come...? - Le enseñaré algunos botes de distintos piensos. - Sí, por favor... Pero no tengo prisa, así que tenemos tiempo jejejejejeje. - De repente tuve un golpe de suerte. La sirena saltó hacia mi mano de camino a otro acuario, y pude atraparla al vuelo. Mientras la dependienta iba sacando piensos, intenté meterla en el termo de los chinos pero era imposible. Aquel tripón, saturado de peces, estaba tan hinchado como la puerta de casa y no cabía en el termo ni metiéndola a rosca.

Acabó de cabeza en la bolsa de la playa. Compré el tritón y un bote de pienso. En la calle llovía a cántaros y dudé a dónde ir. Opté por la playa. Allí no había nadie. Volví sobre mis pasos. La puerta de casa estaba abierta de par en par. La abuela y la Cotilla tomaban un café con leche caliente con un chorrito de chinchón. Empecé a estornudar sin parar, como si quisiera salir en el libro Guines de los Records. Es una lástima que no los contara porque llevo desde entonces sin parar... Pascualita, sentada en el frutero, me hace el signo de OK con sus deditos... ¿Qué querrá decir? ¡Seguro que está encantada con mi constipado, la jodía!