viernes, 31 de enero de 2014

En plena calle me ha parado el Municipal. - Están pasando cosas (me ha dicho en plan misterioso) - ¿Qué cosas? - Lo siento, estoy de servicio. - ¡Y se ha ido dejándome con las ganas de saber de qué estaba hablando! En venganza le he gritado: - ¡Eh, Bedulio! ¡Bedulio! ¡Sí, tú, el Municipal!

He ido a casa de la abuela. Allí se está más calentito porque pueden pagar la factura de la calefacción sin pasar pena. He visto que han hecho cambios en la Torre, por ejemplo la empleada de hogar de toda la vida ha sido reemplazada por un mayordomo tipo George Cloony. Pero tiene un defecto y es que solo habla inglés - ¿A qué ha venido el cambio, abuela? - "A Leocadia se le olvidaba que, a parte del Señor también hay una Señora, que es mi menda. Estaba acostumbrada al mangoneo de esta casa, que es la mía y he tenido que tomar cartas en el asunto... Cogí una baraja y le dije: yo he pensado una carta, coge una y si coincide con la mía te despediré" - ¿Y qué pasó? - "La despedí" - ¡Que casualidad que saliera esa carta! ¿Cuál era? - "¡Yo que sé!" - ¿Hiciste trampa? - "¡Naturalmente!"

- ¿Y la cambiaste por ese bombón disfrazado de mayordomo? - "He salido ganando en el cambio" - ¿Y cómo os entendéis? - "Por señas. Y es de lo más servicial. Lo mismo te deja la casa como la plata que te quita un callo." - ¿Cómo se llama? - "¡Y yo qué se! Le llamo Geooooooooorge" - ¿Y qué dice Andresito? - "¿Qué va a decir?" - No sé para qué pregunto.

Pascualita nadaba en una pecera en forma de tubo que casi llegaba al techo. Estaba encantada e incluso parecía más delgada. Si me vio ni se inmutó ¡desagradecida! Era como una nueva rica despreciando a los antiguos amigos. Ahora que yo estaba sola en casa me llevaba a Pepe a todas partes  y se lo enseñé. Entonces salió disparada de la peceral y saltó hacia mí poniéndome perdida. Dejé a los dos sobre una mesa y me encaré con la abuela - ¿Cómo se te ocurre tenerla a la vista de todos? - "Ella se esconde muy bien cuando Geoooooorge le limpia el cristal" - ¡Eres una inconsciente! Se la llevará y no volveremos a verla!

Mientras comíamos salió en la tele la exPresidenta del Consell camino del juzgado. Su primera salida a la calle desde que está en la cárcel. Andresito, la abuela y yo quedamos impresionados - ¡Parece su abuela! - dijo, pesaroso, mi abuelito - "¿Erais amigos?" (la abuela lo dijo con retintín) - El castigo le está afectando mucho (la mujer de la pantalla no era ni la sombra de lo que fue) - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Ya sabía yo que os encontraría aquí! Anda, dile al guaperas que me ponga plato (dijo la Cotilla mientras se sentaba a la mesa) ¿Quién es la de la tele? ... Eeeeeeh ¡no me lo digáis!... Aaaaaaayyyyy, lo tengo en la punta de la lengua... - En ese momento Geooooooorge le puso el plato delante - Ya hablaremos de eso más tarde. Seguro que no es nadie importante. Ahora a comer... ¡Hummm... ¡que rico! ...

jueves, 30 de enero de 2014


Fueron entrando Andresito, el Médico, el señor Li, la Cotilla, Blas el parado, el Municipal que no paraba de hacerle reverencias al personaje que venía tras él: Mateo... ¡Sí, hombre. El alcalde! Para evitar que se colaran visitas no deseadas, cerré la puerta de golpe.

Cuando estuvimos sentados en el comedor, la abuela ordenó - "¡Niña, saca las lentejas!" - Mientras dábamos buena cuenta de los platos humeantes y colmados, el señor Li, que estaba a mi lado, aprovechó para preguntarme - ¿Habel gambas goldas de segundo plato? - ¡No! Hay lentejas de primero, de segundo y de tercero. Luego fruta, café y chinchón. - ¡Que poca valiedad! - Pues sí. Y ya sabe lo que dicen de las lentejas... - ¿Qué decil? - Que si quieres las comes y si no, las dejas. - Yo comel y quedalme aquí, pelo sel difícil cogel-las con palillos (dijo enfurruñado)

Mientras bebíamos el chinchón salió a relucir el tema del paseíllo de la Infanta - ¡No lo hará! (dijeron algunos) - "¿Pero cómo que no? Eso es quitarle glamour a la noticia. Y ese día muchas señoras irán a la peluquería y estrenarán ropa..." - ¿Por qué? (preguntó, asombrado, el Municipal)- "¡¡¡Porque viene el Hola y todas queremos salir en él!!!" - Mi abuelito se dirigió al alcalde - No sabe usted la tabarra que me está dando mi mujer... ¿Qué les cuesta que vaya andando? - Blas el parado opinó que, o todos moros o todos cristianos, pero que él, por su negocio de croquetas, prefería que fuera andando, así habría más posibles clientes en la calle. - Al señor Li le daba igual, total su tienda abriría lo mismo, hubiese gente o no y además le pillaba un poco lejos. - "¿Tú que opinas, Bedulio?" - El Municipal se puso como la grana mientras los demás trataban de esconder la risa apurando el chinchón. - Yo... o no digo... nada.

- El Médico dijo que no quería hablar - A mi lo que me importa es que todos los enfermos puedan ser atendidos y no tengan que pagar las recetas... - La abuela, viendo que se salía del tema, se volvió hacia Mateo - "¿Y usted no puede hacer nada?... ¿Ni siquiera por mí, alcalde? ... "  (dijo, mimosa) - Y como político que es, se salió por la tangente: - Bueno... Nunca hay que cerrar del todo una puerta... Hay cosas que sí y otras que no jejejejejeje ¿Ya lo sabe, no? - La Cotilla preguntó a la abuela - ¿De qué habla? - "De fútbol, creo"

Fui a por Pascualita. Y con ella en el bolsillo del vestido, dije - ¿Por qué la gente no puede tener unos escasos minutos de satisfacción? Necesitamos pensar que todos somo iguales aunque en el fondo sabemos que no. ¿Y a qué vienen tanta policía?  ¿Para proteger a la población de los corruptos?... ¡Ah! ¡¡¡¿Para ella?!!! ¡Pero... pero... pero ¡Mateo! ¿no dice nada? - Tendremos que mirar los presupuestos y ja en parlarem jejejejeje - ¡Somos gente pacífica! ¡No hemos delinquido ni nos comemos a nadie! - La abuela me dio un empujón y me callé. Se la veía enfadada porque lo único que había sacado en claro era que nada cambia y encima nos estábamos quedando sin chinchón y no saldría en el Hola.


miércoles, 29 de enero de 2014

He venido cargada como una mula del mercado. La abuela me ha llamado de buena mañana para dictarme la lista de la compra - "¡Guisaré yo. Ni se te ocurra hacerlo tú!" - ¡¿Yoooooooooo?! Dios me libre... ¿cuántos vamos a ser? Porque habrá comida para un batallón y, una cosa muy importante ¿quién pagará esto? - "Pareces tonta ¿No comeremos en tú casa? Entonces..."

Pensé que vendría pronto y hablaríam tranquilamente sobre la actualidad pero ha llegado con el tiempo justo para poner la olla exprés y preparar las cosas rápidamente. - ¿Qué te ha pasado? - "Que tengo mucho en qué pensar y se me ha ido el santo al cielo. Aún no sé qué ropa ponerme para ir a ver a la Infanta haciendo el paseíllo. Tengo el vestidor hecho unos zorros. Hay ropa y trastos por todo" - ¡No dirás en serio que piensas ir con sombrero, tacones y abrigo de visón! - "¡Vaya. No había pensado en el visón. Es una buena idea!" - Darás el cante porque la gente que acude a montar jarana va de trapillo. - "Eso será cuando el presunto o lo que sea, es un personaje de 3ª división pero siendo la Infanta estarán todas las televisiones, los periódicos, revistas y el Hola. ¡Ahí es nada! La Biblia del famoseo. ¡Si hasta nuestro Pinocho particular se muere por salir en ella aunque sea de refilón! Ese día tengo que destacar por encima de todos."

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Quién viene a comer con nosotras? (dijo la Cotilla, asombrada) - Cualquiera menos usted. - Tu nieta cada día se parece más a tu primer marido jejejejejeje (y mirándome fijamente, dijo) y ya sabes como acabó... Vengo de trabajar en las iglesias y es una ruína. No hay ni telarañas en los cepillos. ¿Llevas mucho tiempo aquí? le preguntó a la abuela. - "No mucho... Por cierto, esta mañana me he confesado" - ¿Con quién? - "¡Con un cura, boba de Coria!" - ¿Qué te ha pasado?¿Tienes la gripe A? ¿Te has dado un golpe en la cabeza? - "Ha pasado una cosa extraña... Venía para acá y en una calle cercana a la Plaza de Santa Eulalia, al pasar junto a una ventana que estaba cerrada, he oído: Buenos días, hermana. ¿Cuánto tiempo hace que no te confiesas?" - Sí que es raro ¿Y no has mandado a la voz a freír monas? - "Pues no porque he pensado que era una señal" - ¿De qué?¿De tráfico? - "No. De las alturas" - ¿A qué hora empiezas a tomar chinchón? (preguntó, preocupada, la Cotilla)

- "El caso es que me arrimé a la persiana como si fuese un confesionario y la voz me dijo: Cuenta, hija mía, cuenta que soy todo oídos" - ¿Y has contado? - "He descargado mi alma pecadora durante unas dos horas. Al final ya no sabía como ponerme, me dolía todo el cuerpo de tener la misma postura tanto rato. Cuando me he dado la vuelta había extranjeros sacándome fotos" - ¿Qué te ha puesto de penitencia? - "Nada. Me ha pedido dinero para los negritos y ya está" - ¿Cuánto le has dado? - "Cien euros" - ¡Jopé! Menudo negocio. - "¡Oye, Cotilla, que es para los negritos!" - ¿Acaso era negro el "cura"? - "No lo sé. Como estaba tras las persianas..." - ¡Esto se lo hacen a tu nieta y le estamos llamando tonta hasta el día del Juicio...! - "¿De la Infanta?" - ¡¡¡ Del JUICIO FINAL!!!



martes, 28 de enero de 2014

Iba a salir de casa camino de cuantos pasos de cebra encontrara a mi paso para darle a mi ego un homenaje. Hace tiempo que nadie me dice un piropo y ya lo voy necesitando. Así que me planto en la acera y cuando veo que se acerca un coche con prisas, saco mi pie del bordillo y echo a andar sobre las rayas blancas del suelo. Y lo hago despacio, recreándome, como si estuviera desfilando para Christian Dior. En un momento son varios los coches parados y, no siempre, pero a veces el truco funciona y oigo gritar al más nervioso: - ¡Anda, hija, que eres más lenta que un desfile de cojos! Los hay que me dicen cosas más fuertes, insultándome. Pero yo le doy la vuelta a la tortilla y me hago a la idea de que son requiebros galantes... Sí, ya sé que es triste pero es que, de amores, estoy a dos velas.

En cuanto abrí la puerta de la calle me embistió la abuela que llegaba alborotada y gritando - "¡¡¡Nos van a bombardear si no lo impedimos. Nos van a bombardear!!! - Fui tras ella hasta la cocina. Sacó a Pacualita del termo de los chinos y la dejó en la mesa junto con unos paquetes. La sirena se acercó reptando a su amigo Pepe y se entretuvo mordisqueándolo.- ¡Abuela, se lo va a comer!

Solo entonces reparó en mi - "¡Ah! ¿estás aquí?" - ¿Quién pensabas que era? - "¡Yo qué se, es que estoy de los nervios!... Vengo de hablar con Mateo" - ¿Mateo? - El alcalde. Y de camino hacia aquí he comprado unos cascos de abañil. Ten, este es para ti... A Pepe no le hace falta, total ya no es de este mundo y a Pascualita le pondré una olla de aluminio, de juguete" - ¿Vamos de disfraces? - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa!!! ¿Has venido a guisar? (preguntó la Cotilla a su amiga) - "No. Soy una visita" - Pues estamos buenas.

- "¡Nos quieren prospeccionar!" - ¿Es grave? - "Gravísimo" - Pues me vacunaré. - "No hay vacuna que valga cuando la avaricia anda por medio... a no ser que sea la vacuna la que dé dinero" - ¿Tu abuela ya ha bebido? porque no la entiendo.

Nos puso al corriente de que unas gentes del petróleo piensan que pueden encontrarlo en el mar que nos rodea. - ¡Pero si aquí no hay! - "¿Ya lo sabes tú?" - Pues... ¡yo que sé! - "Quieren disparar  cañonazos de aire comprimido de más de 200 decibelios, cada pocos segundos durante cinco meses. ¡Hasta los mejillones se quedarían sordos!" - No sabía que tuvieran orejas (dije asombrada) - "Se lo pregunté a "quién ya sabes" y no me dijo ni que sí ni que no (contestó en plan confidencia, la abuela)" - ¿Ya estáis con secretitos? ¡Se que habláis de Pascual. No me engañáis!

- ¿Y el casco para qué es, abuela? - "Por si hay terremotos a causa de esos disparos" - ¡Ay, no me digas! ¿Y el mío? - "Tu tienes la cabeza dura, Cotilla... Y por si hay un maremoto he comprado una zódiac" - Puedes devolverlo todo porque aquí vivimos del turismo... - "Ya ¿pero tu sabes lo que les gustan los euros a los Pinochos?"

Tuve que cocinar yo y como hace frío puse a calentar un litro de agua y le eché cuatro avecrenes para hacer una sopa. Luego intenté hacer una tortilla española que se quedó en huevos revueltos. No les gustó la comida a las dos misses y les dije que las quejas se las dieran al maestro armero ¡Encima!















lunes, 27 de enero de 2014

¡Menudo vendaval! Al paso que voy me quedaré sin cristales y luego no podré pedir a la abuela que me preste a sus boys para limpiarlos... o lo que sea.

Ha ocurrido un "milagro" Y no es extraño cuando el clero está a punto de sacar todo la parafernalia para beatificar a dos Papas. ¡Dos por uno! Ni que estuviesen en oferta. El milagro es que, cuando he salido de trabajar, he encontrado la mesa puesta como en los viejos tiempos y un aroma a guiso contundente que perfumaba toda la casa. De la cocina me llegaba un monólogo: - "... si el vino es del bueno, mucho mejor. Sale una salsa para chuparse los dedos... Son cosas que tienes que aprender para cuando vuelvas a tu hábitat. Recuerda siempre que a un hombre se le retiene más por el estómago que por el sexo... Sí, sí, te lo digo yo. Y da igual que sea sireno. Un tío es un tío, con escamas o sin ellas... Si un día se cansa de ti (ya se que te lo comerías jejejejeje) y se va con otra que no sepa cocinar, en cuanto se le pasen los vapores erótico-novedosos, volverá al redil..." - ¡Abuela, Pascualita. Qué alegría veros!... ¿Y Andresito? - "Lo he mandado a que le de la lata a su hijo?"

La sirena se había sentado sobre Pepe y ambos, aunque inexpresivos, me parecieron contentos... ¿Por qué no iban a estarlo? - ¿Quién más viene a comer? He visto cuatro cubiertos. - "Mi suegra y la Cotilla" - ¿Ya se ha apuntado la muy gorrera? - "No, pero se apuntará en cuanto huela el estofado" - ¡¡¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa!!! ¡Pero, hija de mi vida! ¿Cuándo has aprendido a cocinar? (venía gritando por el pasillo)...  - Que desagradable es esta mujer (dije, mosqueada. Cogí a Pascualita y se la tiré a la abuela que la colocó en el broche de su jersey - ¡Ya me parecía a mí! (exclamó la vecina al ver a su amiga) ¿Qué comemos hoy?

Íbamos a sentarnos a la mesa y aún no había visto a mi bisabuelastra - ¿No has dicho que ha venido la Momia? (pregunté) - "Sí, pero se me había olvidado que está en el aseo. Habrá que ir a buscarla" - ¿Qué hace allí tanto tiempo? - "Recomponiéndose el maquillaje" - Ni que estuviera restaurando las Meninas (exclamé) - "Pues, más o menos. La pobre se ha pasado la mañana llorando." - ¿Y eso por qué? - "Por culpa de los Pinochos. Se ha enterado que la nueva ley del aborto aboga por ponérselo difícil a las mujeres y  que tengan más hijos, cosa que (según ellos) subiría la economía del País porque, en unos años habría mucha mano de obra barata." - ¡Que jodíos!... ¿Y eso en qué le afecta a ella? - "Es que como les vota, se ve en la obligación de ponerse ya mismo a la tarea de procrear..." - ¡Si no puede! - "Pero es fiel al partido y quiere cumplir las órdenes. Ha pensado en la fecundación in vitro pero le da mucho apuro porque, como dice ella, ya que me decido, por lo menos que me dejen catarlo. Ha llamado a Madrid para ofrecerse cual virgen vestal para el sacrificio y le han dicho, aguantándose la risa, que nones. Y ese es el disgusto que tiene. Dice que la discriminan por tener más de 100 años y encima no la invité a casa cuando llevé a los boys... pobrecilla. Por eso hoy se ha venido conmigo, reiremos un poco y tomaremos chinchón... Cuando le he explicado el plan ¿sabéis que me ha dicho? Qué por qué no empezamos por el final" - ¡Tiene razón! (saltó la Cotilla) Anda, niña, ve a buscarla que voy sirviendo unas copitas. - ¡Vale, pero no empecéis sin nosotras!



domingo, 26 de enero de 2014

Desayunaba tan tranquila cuando el timbre de la puerta me sobresaltó. Era el abuelito. - ¡Estoy que trino! Ha sido casarme y terminarse mi tranquilidad! ¿Por qué tu abuela no puede hacer las cosas como las demás?  - Porque si lo hiciera no te habrías fijado en ella y ahora no estaríais juntos. - ¡Exacto! Es una engatusadora. - ¿Quieres desayunar? - No sé si me entrará algo en el estómago... - Vale. Me comeré yo las dos ensaimadas. - Pensándolo mejor, comeré una, gracias. - (¡Ya me he quedado a medio desayunar, por bocazas!)

No dijimos nada que pudiera estropear el desayuno pero, en cuanto acabamos, quise satisfacer mi curiosidad. - ¿Qué ha hecho mi abuela? - ¡Limpiar los cristales de casa! - (Quedé estupefacta) ¿Prefieres que estén sucios... o no te gusta poner cortinas en las ventanas? - ¡Claro que me gustan limpios! Pero ¿por qué no puede hacerlo la jornalera, que para eso le pagamos? - Lo hace ella ¿verdad? Ten un poco de paciencia hasta que le entre en la cabeza que ahora es rica... - En cuanto nos dimos el sí en la Catedral ya se le puso pinta de millonaria... - ¿Entonces? - Ha contratado a unos boys de esos que salen en las despedidas de solteras. Algunos en paños menores, otros disfrazados de héroes de cómic... - ¿Prepara una fiesta? - Fiesta es la que se han dado nuestras vecinas viéndolos de esa guisa limpiando cristales. Han tenido más expectación que cuando trabajan de lo suyo. Y les han llovido un montón de contratos para limpiar. Pero estas cosas pueden acabar con mi reputación. - Si todo el mundo sabe que eres un viva la virgen. - En mi barrio, no.

- Y, encima, mi madre está muy enfadada. - Que raro, con lo que le gustan a ella estas moderneces. - ¡Pues ahí está la cosa. Mi esposa no le había dicho nada y se ha enterado del "espectáculo" por mi, que soy un bocazas. - Estoy de acuerdo - Y ahora dice que no la tenemos en cuenta para nada, que es un cero a la izquierda y no sé cuantas cosas más. Para calmarla le recomendé rezar el rosario y mira: me lo tiró a la cara y el crucifijo me hizo este chichón en la frente... No sé qué hacer. Estas cosas me desasosiegan. - Que traducido quiere decir que te ahogas en un vaso de agua. - Algo así...

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! Hola, Andresito ¿también has venido a desayunar?... ¿No me habéis dejado nada? ¡Que egoístas! ¡Jopé, vaya cuerno que te ha salido! Empieza pronto mi amiga jajajajajajajaja Pero no te preocupes, solo duele las primeras veces que sale, luego te acostumbras y los hay, incluso, que los llevan con dignidad. -  ¡Calle ya, metepatas! - Es un consejo que te doy y encima, no te lo cobro... ¿A qué vienen esas caras?... ¿Vas a divorciarte, verdad? - ¡No! Es que la abuela ha contratado unos boys ´para limpiar y a él no le ha hecho gracia. - ¡Pues mal empezamos! No te metas en temas domésticos si no quieres salir trasquilado... ¿Estaban buenos? ¡Ya podría haberme avisado, la jodía! - Eso digo yo (dije enfurruñada) - La Cotilla, que no puede estar en mi casa sin comer o beber algo, sirvió tres copas de chinchón - ¡Venga, Andresito. Todo para adentro! Para que tu mujer se acuerde de nosotras cuando haga algo con boys de por medio. - ¡Y de la bisabuelastra, también! - Que pelota eres, boba de Coria (me dijo por lo bajini)

sábado, 25 de enero de 2014

Tengo los ojos como platos por la visión que he tenido esta mañana. Han venido la abuela, la Momia y Andresito y les he oído discutir desde que se han bajado del coche.

A pesar de que no se ponga guisar, me alegro de que venga la abuela porque trae a Pascualita. Hoy me ha costado ver el termo de los chinos entre tanta protuberancia pectoral. Era como si estuviera en un valle profundo entre dos enormes montañas. También la Momia venía "cargada de pecho", tanto que el cuerpo se le iba hacia adelante. - ¿No sabía que un operación de aumento de pecho os permitiera salir a la calle, tan panchas, a las pocas horas? - "¿Ah, sí? Pues mejor" - Yo también lo prefiero (comentó mi bisabuelastra) así saldré a ligar cuanto antes, no sea cosa que se me pase el arroz. - Me quedé a cuadros.

-¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¡¡¡Virgen del amor hermoso!!! ¿Ya está? Después de comer iré a esa clínica a que me inflen un poco. ¿Cómo se llama? - "Nosotras hemos ido a una frutería" - ¿De los chinos? A saber lo que os han metido ahí. - "De China, no. De postín" - Miré al abuelito - ¿De qué estamos hablando? (dije) - ¡Y yo qué sé! Están locas de atar... ¿Qué dirán nuestras amistades cuando las vean así? Sobre todo a mi madre. - Pues que un ¡Ole por ellas! Solo se vive una vez y si puedes pagartles el capricho... Por cierto, ¿por cuanto han salido las operaciones? - ¡Ni lo sé ni me importa! Yo no las pagaré. - Abuela ¿las vais a pagarla a plazos? - "¿El qué?" - Lo que os han echo. - "Está pagado. No ha llegado a 15 euros"

- ¡Con lo que he sacado esta mañana de los cepillos de las iglesias me basta! ¿Dónde hay que firmar? - "Ha sido más caro porque, como os he dicho, la frutería es de las buenas pero, si vais al mercado os saldrá más a cuenta. (mientras hablaba, la abuela me pasó disimuladamente a Pascualita) Hemos comprado cuatro meloncitos redondos, de unos 600 gramos cada uno, dos para cada y he aquí el resultado (y se señaló la pechera) Bonito ¿eh? Así nos hacemos a la idea de como quedaremos después de la operación" - Yo me pondré menos gramos porque me voy a caer de boca...(dijo la Momia) - "En cambio yo estoy encantada porque he visto miradas lascivas en algunos hombres de la calle"  

Andresito se moría de celos - ¿No serían cortos de vista y por eso miraban raro? - La Cotilla, siempre dispuesta a hacer la pelota al más rico, terció - Cuidado con tu mujer que no sabes cómo se las gasta. ¿A qué nunca te ha dicho que te quiere por tu dinero? Ves, es más falsa que un duro sevillano. En cambio yo te lo digo desde ahora por si te divorcias ¡Andresito, quiero tu dinero! y aquí estoy para lo que quieras mandar ¡Lo que sea! - Estaban todos tan crispados que no vieron cuando metí (vengativa) a Pascualita en el escote de la vecina y apreté al bicho para que se enfadara. Al fin y al cabo, era el único que no lo estaba.

Ahora la Cotilla tiene un busto que no se lo merece. Hinchado a tope. Una borrachera como un piano y duerme a pierna suelta en el sofá. El abuelito está temeroso desde que la abuela le ha explicado que el autor del ataque furioso a la vecina, ha sido mi primer abuelito - ¿Por qué? - "Elemental. Está tan celoso que ha embestido como un cabestro sin darse cuenta de que se equivocaba de mujer" - Pues... que pena ¿no? Me hubiese ahorrado una pasta. - La mirada asesina que le dedicó la abuela helaba la sangre.








viernes, 24 de enero de 2014

La abuela ha venido a casa cargada de revistas del corazón y las ha dejado sobre la mesa de la cocina - "Hazme un café con leche con galletas" - ¿Por qué no lo preparas tú y disfrutamos las dos? - "Porque soy una visita" - Déjate de historias. Con lo rico que lo haces... Anda... - "Que no. Además tengo que tomar una decisión muy importante y con el café con leche... pienso mejor.

No me quedó más remedio que prepararlo. Mientras, la abuela miraba con atención las revistas dio un sorbo y lo escupió - "¿Lo has hecho con el agua de fregar? ¡Como se puede ser tan inútil!" - Pascualita, que nadaba tranquila en su pila bautismal, saltó a la mesa y se dedicó a lamer el café. Al principio puso los ojos bizcos pero luego siguió hasta que no quedó ni una gota. - "La pobre come cualquier cosa" - ¡Es una guarra! No se me despinta la cola del dragón moviéndose en su boca.

¿Qué buscas en las revistas? - "Modelo de pecho. Ahora que soy rica quiero cambiar mi imagen. Se lo comenté a mi suegra y también quiere hacerlo. Nunca se atrevió a ponerse pecho hasta que la he animado. De este modo, al ser dos, nos harán descuento" - ¡Pero si sois ricas! - "Tampoco se trata de tirar el dinero a tontas y a locas" - ¡Pero si sois más viejas que Matusalem! - El cuerpo de la abuela se tensó como si hubiese recibido unas descarga eléctrica y yo deseé no haber pronunciado aquellas palabras.

- ¿No te habrás enfadado, verdad?... Es una frase hecha. Ya quisiera la Duquesa de Alba estar como vosotras. - "Te estás jugando la Torre del Paseo Marítimo, boba de Coria" (su tono era tan amenazador que hasta Pascualita lo notó porque levantó la cabeza y me miró con sus enormes ojos de pez mientras sacaba a pasear los dientecitos de tiburón)

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¡Menos mal que estás aquí. Hoy habrá café del bueno! - "Sí, hija. Toma un poco" - Confiada, la Cotilla se tragó media taza que regurgitó en seguida y buscó un sitio donde escupirlo, que no fue otro que la pila bautismal. - "¡Pero que haces, loca!" - ¡Que cosa más mala, por Dios! desde que tienes criada has perdido el punto para estas cosas! - "¡Ya estás limpiando el chisme ese!" - Ni que fuese algo valioso... Que lo limpie tu nieta que no tiene nada que hacer. - Menos mal que Pascualita estaba en mi bolsillo.

- ¿Así que vas a ponerte pecho? (la Cotilla estaba asombrada y envidiosa) - "Sí, me lo voy a aumentar" - Se dice "poner" cuando no se tiene nada, como es tu caso porque estás como una tabla...Nunca has podido presumir de eso. - "Pues mi "tabla" me ha servido para cazar a un millonario, cosa que no puedes decir tú, a pesar de los pimientos asados que te cuelgan hasta las rodillas" - Que mala uva tiene la abuela cuando se enfada. - "Creo que me pondré la talla de Marilín Monroe... o dos tallas más... No sé... No acabo de decidirme..." - ¿Y la Momia? - "Igual que yo. Quiere ligarse a un pivón antes de morirse". - ¿Que dirá el abuelito Andresito? - "Cuando vea que se agarra y no se cae, ni mirará la factura"

jueves, 23 de enero de 2014

Estoy encantada con la idea del Vaticano de nombrar a ocho nuevos exorcistas para  España. Ahora mismo voy a escribir una carta a Roma para que me manden uno en exclusiva. Es que vivo sin vivir en mí desde que sé que un asqueroso dragón se pasea por los rincones de mi casa. Estoy segura de que sigue todos mis pasos sin dejarse ver. Me tiene de los nervios. No dejo la escoba ni para ir al baño por si está allí.

Antes de sentarme a la mesa de la cocina a desayunar, miro debajo y de la silla también. Tengo los nervios tensos como cuerdas de violín y creo que a Pepe le pasa lo mismo porque ayer noche me pareció que se movía, cosa extraordinaria para una cabeza cortada.

He llamado a la abuela para venga unos días a casa hasta que demos con el dichoso bicho. Y se ha traído a Pascualita. En cuanto la ha metido en la pila bautismal, la sirena ha dado saltos mortales - "Lo que es la querencia de los animales. Mira que contenta está de volver a su antiguo hogar" - Pues imagínate si la llevásemos al mar. - Ya sabes que no puede ser... Es buena para mi asma. Ya me ha dicho la Cotilla que te hizo un "regalito" jajajajajajaja" - ¡Esa no pisa más en ésta casa!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿ya has encontrado al bicho? - "Jajajajajajaja ¡el bicho la encontrará a ella primero!" - ¡Fuera de aquí, bruja! - ¡Que cruz tienes con ésta nieta! Por lo menos te has ido lejos de ella pero yo, viviendo en la misma finca, tengo que aguantarla. Y encima es desagradecida. Ni las gracias me ha dado todavía por traerle un remedio contra los mosquitos. - "Sí, hija. Yo he quedado muy descansada aunque... también a mi marido hay que echarle de comer aparte"

De repente dí un grito - ¡Pepe se mueve! - "No puedes beber de buena mañana, niña... pero nosotras sí ¿verdad, Cotilla?" - Se fueron las dos a la salita mientras la cabeza jivarizada se acercaba al borde de la mesa. Pascualita, al ver a su amigo, saltó hacia él y puso cara de extrañeza viendo como se apartaba de ella ¡Y entonces vi la cola del dragón debajo de Pepe y grité con todas mis fuerzas. La sirena, que también la había visto, saltó a por ella y aterrizó en el suelo con el bicho colgando de su boca. - ¡Noooo! ... ¡Nooo!... ¡¡¡Noooooooooooooo!!! ¡¡¡Que ascooooooooooo!!! - Las dos amigas ni se inmutaron mientras se hacían confidencias pero Bedulio, que hacía su ronda por nuestra calle, subió corriendo, asustado. En cuanto le vi tuve que disimular - ¡Quiero un exsorcista! ¡¡¡Un exosrcista, por favoooooooooooooo!!! El abuelito se me ha aparecido en la campana de la cocina - ¿Cu... cúal? ¿el primero? (El Municipal temblaba de miedo) Afortunadamente, los fantasmas no entran dentro de mis competencias. - ¡Y se marchó! - Volví a la cocina. El rabo del dragón, como si fuese un spaguetti, se movía frenético en la boca ensangrentada de Pascualita... Ahora voy a beberme la media botella de chinchón que queda, a ver si así se me borra esa imagen.

miércoles, 22 de enero de 2014

Creía que cuando la abuela se casara, a parte de comer muy mal, viviría tranquilamente en mi casa, sin sobresaltos ni vecinas metementodo dándome la vara todos los días. Pero no ha sido así. Apenas habían puesto las calles, he oído su consabido - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿aún estás en la cama? Como sigas así vas a coger na depresión como un castillo de grande. No puedes pasarte la vida sola - ¡Váyase a hacer puñetas, Cotilla, que son las siete de la mañana!

Al final me he levantado porque la he visto con intención de meterse en mi cama. Me ha seguido hasta el cuarto de baño, se ha quedado en la puerta mientras seguía hablando - Mientras tu abuela solo se ocupa de ella yo me preocupo por ti y te he traído un animalito para que te haga compañía... - En la cocina, desayunando (ha sido la primera en sentarse esperando su café con leche) ha seguido dándome palique - Es muy cómodo porque no tienes que pasearlo y te ahorras comprar una correa. - ¡¡¡Nofff quekffff!!! - Dije, rabiosa y con la boca llena mientras regaba la mesa y a la vecina con trocitos de pan migado - No hace falta que me des las gracias, mujer - ¡Que no quiero ningún bicho en esta casa! Ya tengo suficiente con usted. - Pero yo no estoy aquí todo el día y he pensado que un animal de compañía te animará.- Era como hablar con una pared.

Del bolso sacó una cajita y me la dio. - ¿Qué es esto? - El animalito del que te he hablado. Está dentro. - Pues sí que es pequeño. - Pequeño pero eficaz. Ya lo verás. - Siempre me han gustado las sorpresas y no me pude contener. Además, no era ni un perro ni un gato. La caja era demasiado pequeña. Así que la abrí ¡y la tiré por los aires mientras corría despavorida huyendo de ¡¡¡un dragón!!! - ¡¡¡La madre que la parió, Cotilla!!! - Pero si se come los mosquitos... - ¡¡¡Lléveselo de aquí ahora mismoooooooooooooo!!!

A saber dónde fue a parar la dichosa lagartija. No la encontramos aunque debo reconocer que yo la buscaba desde lejos y con la escoba (para defenderme) en la mano. La Cotilla se llevó un disgusto por el desprecio que, según ella, le había echo y yo tiemblaba cada vez que, de reojo, veía moverse algo. Para tranquilizarnos nos tomamos unas copitas de chinchón. Ya más calmadas, la vecina se encaró conmigo llamándome miedica y no sé cuantas cosas más. Y yo la llamé entrometida.

Ahora no me aburro porque estoy siempre pendiente de por dónde me saldrá el dragón. Y tendré que comprárme un gato para que lo cace. Si Pascualita estuviera en casa lo cazaría ella pero... ¡Ay, no no, no! Me imagino a la siena comiéndose el bicho sangrante ante mis ojos y me entran los siete males... - ¡Cotilla. Otra copita, por favor o acabaré con pesadillas.

martes, 21 de enero de 2014

Estoy preocupadísima porque, ni Andresito ni yo, vimos ayer a la abuela en todo el día. ¿Dónde se habrá metido ésta mujer? ¿Habrá vuelto con el demonio cachas a reanudar su idilio infernal? Mi abuelito dice que se marchó muy temprano de su casa. - ¿La has llamado al móvil? - Nunca se lo lleva. No quiere estar bajo control porque dice que es un espíritu libre que no tiene que dar explicaciones a nadie... ni a mí. - No te preocupes, hombre. Es que todavía no le ha entrado en la cabeza que está casada. - Será eso... Con lo bien que estaba yo soltero...

Ha media mañana me han llamado del hospital. La abuela está ingresada desde ésta madrugada por cansancio y... una cogorza como un piano. - ¿Por qué no han llamado a su marido? - La telefonista se sorprendió - Ah, ¿está casada?... Entonces ¿quién es el adonis que no se separa de su lado? - Será un amante temporal. - ¡Jopé. Esto tengo que contárselo a las compañeras!

Cuando Andresito y yo llegamos junto a su cama, estaba peleándose con un médico. En cuanto nos vio, gritó: - "¡Quiero que me atienda nuestro hijo! ¡Este me quiere quitar el termo de los chinos!" - Ya lo cojo yo. - dije. Y entré con él en el baño. Al abrir la tapa Pascualita saltó enfurecida por la cantidad de horas que llevaba encerrada en un sitio tan estrecho. Fue tal el impulso que cayó en la taza del wáter. - ¡¡¡Pascualitaaaaaaaaaaaa!!! - unos golpecitos en la puerta me pusieron sobre aviso - ¿Estás bien, nena? - preguntó el abuelito.

Fue difícil coger a la sirena y sobre todo volver a meterla en el termo. Se resistía con uñas y dientes. Pude esquivar el chorrito de agua envenenada y evitar que saltara a mi cara pero me resultaba imposible que entrara en el termo porque no se estaba quieta - ¡¡¡Entra ya, jodía!!! - Acabé sudando a mares. La cola de pez no paraba de moverse - ¡¡¡Te daré al señor Li para que te coma rebozada en tempura!!! - A través de la puerta oí a la abuela - "¡Como le hagas daño nos veremos las caras!" - Al final opté por meterla en el bolsillo del abrigo. Tenía las manos hinchadas de los mordiscos y me dolían horrores. Cuando salí del baño Andresito me miró, compasivo. - Tengo un laxante en casa que es mano de santo. Recuerdame que te de unas pastillas.

La abuela nos contó que había celebrado San Sebastián con arreglo a su nuevo status social. Y no se perdió ni un solo acto del día de ayer, incluso estuvo en la bicicletada, a pesar de que no sabe montar. - "Unos chicos muy simpáticos me ayudaron a no caerme. Fue emocionante estar junto a Mateo en todos los actos..." - ¿Mateo? (preguntó suspicaz, mi abuelito) - "El Alcalde" - ¿Por qué no me esperaste? - "Porque quería pasarlo bien" - ¿No comiste? - "¡Ya lo creo! Me llevaron a C`al Dimoni a comer sopas mallorquinas. - ¿Te llevó el alcalde? - "¿Mateo? jajajajajaja ¡Nooooo! ¡¡¡El Dimoni!!! jajajajaja

domingo, 19 de enero de 2014

- "Dicen que quién a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija... ¿En que clase de árbol se cobijará Matas and company que salen tan bien parado en los juicios y a algunos ni los mentan?... ¿Una palmera? ¿Una olivera? Un platanero del Paseo del Prado?..." - Si lo supieras ¿qué harías? - "Pondría uno en el jardín de mi casa y daría rienda suelta a mis instintos" - ¡No quiero ni imaginarme lo que dirían los vecinos! - "Que digan misa mientras me cobije tan buena sombra"

¿Qué haces aquí, a estas tempranas horas del amanecer? - "¡Que son las doce, niña! Vengo a por Pascualita. ¡Mira cómo me puso la cara" - ¿No irás a hacer con ella una sopa de pescado en represalia? - "Lo había pensado pero, no. La necesito conmigo para calmar mi asma" - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¡Hombre, está aquí la hija pródiga! ¿Vas a hacer la comida?... Traigo una visita: Bedulio. - El Municipal, como siempre que entraba en casa, estaba nervioso y más que se puso cuando vio las heridas e hinchazones de la cara de la abuela. - ¡¿Ha sido su marido el causante?! - La abuela le miró sorprendida y de pronto entendió lo que le estaban diciendo. "¿Crees que Andresito me ha puesto la mano encima? jajajajajajaja ¡No ha nacido quién! Bueno, sí ha nacido pero no ha sido mi pobre marido" - De repente, el Municipal se dio cuenta de que todas le mirábamos expectantes. - Estooooooooo... Me preguntaba si... Es que el cartero me dijo... Ahora no estoy muy seguro... - "¿Qué quieres, Bedulio?" - Ver a Pepe.

- ¿Para algo en particular? (yo ya tenía la mosca detrás de la oreja) - Mi bisabuela paterna se fue a Australia y no volvió. - "Encontraría a un australiano cachas por ahí..." - También pudo haber ido a  Nueva Zelanda ... - "Y a la Conchinchina" - Quizás sea ella. - ¿Quién? ¿Pepe?... ¿Cómo que ella? ¡Nos rompes todos los esquemas con esta teoría! Lo mismo que le pasa a la Biblia ante nuevo descubrimiento... - ¿Puedo verla? - ¡Verle! De momento se llama Pepe, no lo olvides.

Sentados a la mesa del comedor con la cabeza jibarizada, Bedulio sacó una antigua foto color sepia de una mujer con mirada decidida Todos nos pusimos las gafas y nos dedicamos a intentar ver algún parecido entre Pepe y aquella señora. Mientras, la abuela había acercado la botella de chinchón y sin darnos cuenta fuimos vaciando copas... y en un momento dado, la Cotilla dijo - Fijaros... hip... tienen los mismos... hip... ojos - Todos rompimos a reír hasta que se nos saltaron las lágrimas - "¡Claro, boba... hip... de Coooooria... jajajajaja  ¡Tiene... hip... dos!" - Un poco más tarde, estábamos todos de acuerdo en que, Pepe y la señora de la fotografía, eran la misma persona. - Ahora que Pepe ha saliiiiiiiiiido del ... hip ... armario, habrá que... hip... pensaaaaaaaaar un nuevo... hip nombre para él... hip... Digo, para ella... - Esto nos llevó un buen rato pero no perdimos el tiempo y seguimos apurando copas. - "¡Ya looooooo tengo!" - gritó la abuela. Se llamará ¡¡¡Peeeeeeeeeeeeeepaaaaaaaaaaaaa!!!" - Nos levantamos, tambaleantes, para brindar por el nuevo bautizo pero ya no había con qué. - "¡Cotilla, egoísta. Te lo has bebido toooooooooodooooooo! jajajajajaja"


sábado, 18 de enero de 2014

En enero no paramos. Vamos de fiesta en fiesta ¡y que no decaiga! Tenemos  a Andresito de chófer y nos lleva a los pueblos a ver los Dimonis. A la abuela le encanta que la persigan y que le suban las faldas. Estos días no lleva pantalones - "Los tengo todos para lavar" - le dijo a su marido cuando se lo comentó.

Tengo el estómago que me arde después de comer las espinagadas de Sa Pobla. Hemos disfrutado escuchando glosses en todos los sitios. Y viendo el color verde en las camisetas de mucha gente. Mi pobre abuelito ha tenido que sacrificarse y no beber nada que lleve alcohol porque, como le dijo su mujer - "Tienes que conducir. Ya beberé yo por ti"

Los demonios salieron anoche del infierno y se pasearon haciendo de las suyas. Saltando y asustando con sus fuegos a los pobres mortales que intentábamos escapar de las chispas. Durante la jarana perdimos a la abuela, menos mal que quién llevaba colgado el termo de los chinos, era yo. Aunque tuve que defenderlo con uñas y dientes de las garras infernales que creían que estaba lleno de bebida. Tan pesado se puso el demonio que el abuelito me aconsejó que se lo diera - ¡No puedo hacerlo! - ¿Por qué no? - ¡No me lo permite mi religión! (grité aunque pensé que con el jaleo no me oiría. El abuelito no lo sé pero el demonio sí y junto con otros, pidieron hacerse de mi congregación. Fue muy difícil despistarlos pero lo conseguí gracias al humo espeso que llenaba el paseo.

Hacía un buen rato que el grupo de demonios había pasado de largo y la abuela seguía sin aparecer. Desandamos el camino, mirando en todos los bares abiertos y no estaba en ninguno. Hasta que las nubes de humo denso de las antorchas, se fueron aclarando y vimos una pareja desigual: un demonio de dos metros de alto abrazado a una mujer de metro y medio, apoyados en el tronco de uno de los árboles de la Rambla. Poco después, cogidos de la mano, vinieron hacia nosotros - "¡Mirad que he encontrado! ¡¡¡Mi Demonio favorito!!!" - La cara de Andresito era un poema y sentí que se me  encogía el corazón. - No se lo tengas en cuenta, abuelito. - El Demonio estaba de muy buen ver, todo hay que decirlo y no me extrañó que sintiera celos de él. En un segundo pasó por mi mente la idea del divorcio y yo no podía consentirlo ¡Estaba en juego la Torre del Paseo Marítimo! Estos dos merecían un escarmiento - Me acerqué a ellos agitando el termo de los chinos. Pascualita debía estar frenética. Quité la tapa y dejé que la sirena se vengara en los labios y la nariz del "demonio" cuya máscara solo le cubría la parte alta de la cara. Sus gritos y saltos fueron jaleados por la gente que aún poblaba la Rambla. Nunca habían visto un baile infernal, propio de un akelarre, tan real.

Pascualita estaba muy enfadada y cuando la abuela intentó arrancarla se volvió contra ella y también la atacó. Fueron muy aplaudidos y se pidió para ellos el primer premio ... de no sabíamos qué.  

viernes, 17 de enero de 2014

- "Este país es para mear y no echar gota (con perdón) ¿No se quieren abolir las corridas de toros? De echo están de capa caída y los toros echando barriga en las dehesas. Recuerdo aquellas tardes de domingo, cuando en las calles cercanas a la plaza de toros no cabían más coches aparcados. Y autobuses vomitando manadas de turistas, rojos como gambas y un poco asustados por lo que iban a ver. Hombres con sombrero y puro, señoras de rompe y rasga con el clavel en el escote o en el pelo. Sudor en los aficionados de Sol, abanicos, gritos de ¡Hay cerveza, coca cola, bombón helado! Y, de repente, sonaba el clarín, se abría el portón y los alguaciles, reminiscencia de otros siglos, encabezaban el paseillo.

El sol se miraba en el oro y la plata de los vestidos de torear, en los bordados de los capotes de paseo, en las caras serias de los matadores que brillaban como si fueran dioses. Y el pasodoble sonaba. La gente aplaudía a rabiar y se preparaba para ver una buena faena... que muchas veces resultaba fallida.

Como me gustaba ver el paseillo. Es como un desfile de alta costura, con modelos estilizados, trajes coloristas, bordados de filigrana y capotes revoloteando al rededor de la cintura del maestro... Y ahora resulta que después de dar la razón a los que reniegan de las corridas de toros y nos hemos apeado de este espectáculo... estamos todos, taurinos o no, deseando ver, de nuevo, un paseillo"

- Abuela, no confundas la gimnasia con la magnesia. - "¿Vas a decirme que no hay expectación? Habrá cantidad de cámaras, mirones, policías, croquetas... " - Pero no habrá clarines ni trompetas. - "No estaría yo tan segura. El paseillo de la Infanta será más sonado que una corrida con seis míuras para un solo torero. Eso sí, faltará el colorido"

¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! Que ganas tengo de que venga la Infanta para hacer mi agosto. - "Con tanto policía por allí, poco negocio vas a hacer" - Habrá jaleo, abucheos y jarana. Todo eso es bueno para mí. - Cotilla, no se confíe. A ver si la próxima en bajar la famosa cuesta, es usted.

Andresito vino a buscar a la abuela - "¿Para qué?" - ¿Para qué va a ser? para comer. - "¡Anda! pero si he hecho aquí la comida. No me acordaba de que ahora tengo otra casa jajajajaja" - Bendito despiste. Hoy comeré bien. La Cotilla cogió la ocasión al vuelo - Yo también me quedo... como antes... -

Antes de sentarnos a la mesa, la abuela se puso el broche porta-Pascualita con la sirena incluída. Andresito y la Cotilla lo miraron con aprensión - ¡Quítate eso, cariño! Mira que es feo. - "¿Crees que porque somos ricos voy a renunciar a mis bienes?" - ¿Eso es un bien? (dijo Andresito torciendo el gesto) - ¡Tiraselo y cómprale uno bonito, hombre! - "¡Calla, Cotilla!" - gritó la abuela. Fue la señal para que Pascualita defendiera a su amiga. Medio segundo antes de que un chorrito de vino ¿? envenenado diera en el ojo de la vecina, yo me había puesto las gafas de sol.

Nadie pudo parar a la Cotilla mientras corría, saltaba, gritaba, lloraba y pataleaba, por eso, ni la abuela ni yo nos movimos de la silla, en cambio el abuelito la perseguía sin el menor resultado. Acabaron los dos hechos polvo. Ahora duermen delante del televisor y sus ronquidos huelen a chinchón.

jueves, 16 de enero de 2014

Croquetas, croquetas ¡croquetas! ¡¡¡CROQUETAAAAAAAAAAAAAS!!! Por donde miro las veo. En la encimera, en la mesa de la cocina, la nevera está a tope y el congelador (que es pequeño, también) en el aparador, la despensa, el taquillón de la entrada, el canterano de la abuela, las sillas (¡no hay dónde sentarse!) encima de la tele, el sofá, las butacas, el lavabo, la tapadera del wáter,.. ¡Bandejas, cajas de cartón, de plástico. Todo está lleno de croquetas. Incluso las camas ¿A ver dónde duermo esta noche? le he preguntado a la abuela.

He tenido que hacer varios viajes a la tienda del señor Li a por cacharros donde meterlas. - ¿Abuela ponel tienda de cajas? - No. Es que ha echo muchas croquetas. - ¿Pala invitalme a mí? - No. Son para Blas el Parado. - ¿Comel-las todas él? - Las venderá. Aunque dudo mucho que las acabe.

Una de las veces que entré en casa, la abuela se estaba llevando, muy enfadada las bandejas del comedor - "¡Pascualita está comiendoa dos carrillos, la abusona!" - ¿Puedo coger una? - "¡NO! Que no bastarán... Ahora vendrá Andresito y nos las llevaremos a la Torre, allí hay unos buenos congeladores" - Ahora entiendo que la Momia dure tanto jajajajaja... ¡¡¡Aaaayyyyyyy!!!! (¡menudo capón me ha dado la abuela!) - "¡Un respeto a tu bisabelastra! No sabes lo que disfrutó anoche en El Funeral. Cogió por banda la botella de chinchón y bailó más que todos nosotros juntos"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Vaya! (gritó abriendo mucho los ojos por la sorpresa) Ya sé lo que comeremos hoy jajajajajaja ¿no me lo puedo creer? ¡Croquetas de la abuela! - "Me temo que tendrás que darte con un canto en los dientes. Son para Blas" - Hay tantas que no se enterará si cogemos algunas. - "He dicho que no... Al final no le dejaremos ninguna... Si tú te comes unas cuantas... mi nieta otras tantas... más las que se ha comido Pasc... eeeehhh... ejem... Pepe..." - ¿La cabeza? Si no tiene boca. - "Si tiene. Está cosida pero no es impedimento para llevarse una a la boca" - ¿Con qué manitas' (respondió la Cotilla, guasona)... ¿Con que Pepe, eh? ...¡Adúltera! Eso es lo que eres ¡Una adúltera!

La Cotilla estaba fuera de sí - ¡Y egoísta! Si tenías dos hombres para elegir, haberme dejado uno a mí pero, no, la señora lo quiere todo ¡Marido y amante en el mismo lote! ¡Seguro que el viaje de bodas lo hiciste con los dos!  Y ahora le das a Pascual lo que nos niegas a nosotras. Pues se te va a caer el pelo porque voy a denunciarte por bígama. - "Cotilla, no te pases que harás el ridículo" - ¡Hasta en los periódicos va a salir tu pecado! - "Que no soy bígama" - Ni yo familia del Médico (aproveché la ocasión para defender mi postura del día anterior) - "¡De eso no hay más que hablar!" (me gritó, enfadada la abuela)

La Cotilla se fue hecha un basilisco hacia la puerta de la calle. Cuando ya tenía la mano en el picaporte la abuela le dijo - "¡Espera que te dejas esto!" - Una bandeja de croquetas ablandaron, inmediatamente, a la vecina. - Hummmm ¡que ricas! Ya sabía yo que me estabas vacilando jajajajajaja

La abuela no sé quedó a comer y tampoco guisó, ni me dejó unas croquetas. Al final, Pepe y yo, ni las hemos probado. Solo lo han hecho las "listas" de turno ¡Que rabia! No me pasa ni el chinchón... Esperaré a que se duerma la Cotilla y le quitaré algunas de las suyas... Vaya, no se duerme... ¿No tiene sueño hoy?... Estoy apañada... Pues a mi se me cierran los ojos... ¡Tiene narices la cosa!... ¡Uf, que sueñoooooo!

miércoles, 15 de enero de 2014

La abuela se ido a vivir con su marido en la maravillosa Torre del Paseo Marítimo y me he quedado sin cocinera y sin Pascualita, porque dice que si ella ha subido de categoría, su amiga también. Esto lo dijo delante de la Cotilla y a la vecina se le alegraron las pajarillas. - ¡Gracias. Sabía que no me dejarías en la estacada! No te puedes hacer una idea de lo que han sido todos estos días sin probar tus guisos.

La abuela, pasando de ella, me dijo - "Y no quiero verte mariposear al rededor de mi hijo..." - ¿Hijo? - "El Médico. Que pareces tonta. ¿No puedes casarte con él?" - ¿Por qué no? - "¿Por qué va a ser? ¡Por laendogamia!" - ¿Has bebido chinchón? - "¿No te das cuenta que eres mi nieta y el es mi hijo? Sería una unión antinatura ¿Cómo saldría mi bisnieto? ¿Cabezón? ¿Patizambo?... - Abuela, somos familia POLITICA. - "Peor me lo pones ¡No quiero bisnietos políticos!"

Por más que intenté explicarle que ese problema no lo tendríamos al no ser familia consanguínea, no hubo manera de hacerla bajar del burro. - "¡Díselo tú, Cotilla! A ver si a ti te entiende" - No me doy por aludida porque no tengo nada que ganar. - Andresito salió en mi defensa - La niña tiene razón, querida. Mi hijo y tu nieta no se tocan nada... - "¡¡¡Que lo intenten!!! La juventud de hoy en día no tiene vergüenza..." - Un timbrazo acabó con la discusión.

Blas el Parado se había enterado de la llegada de la abuela y le faltó tiempo para venir a saludarla. - ¡Cuanto me alegro de verla! He pensado mucho en usted... ¿No le quedan croquetas, verdad? - Ni le quedan ni creo que te haga (salté, rabiosa) ¡Ahora es rica!  - Es que la Infanta viene a los juzgados el 8 de febrero y habrá más expectación en la calle que cuando vino el Duque Empalmado... - "¿Y pensabas vender muchas croquetas ese día, verdad? ¡Eso está hecho!" (Y volviéndose a su marido le mandó a comprar  cinco pollos y el resto de los ingredientes) - Pero... pero... ¿De veras quieres que vaya?

Mientras mi pobre abuelito estuvo haciendo el encargo, la abuela entró en su antigua habitación y se vistió y maquilló para ir a El Funeral. Al regresar, Andresito se quejó - Hoy, no, cariño. Tenemos que llegar a casa, dejar las maletas y visitar a mi madre... Además estamos cansadísimos... - "Entonces ves haciendo tú esas cosas mientras yo voy a la cafetería a contar el viaje los amigos ¿Crees que Conchi me perdonaría que no lo hiciera?... Ah y esta noche dormiré aquí y mañana haré las croquetas" - ¿No cenarás con mamá? - "Haré otra cosa. Pasaré a buscarla y nos iremos juntas a pasar un buen rato"

Al día siguiente, sobre la mesa de la cocina había ensaimadas, croasanes, magdalenas, cola cao y café con leche. Pascualita estaba sentada sobre la cabeza de Pepe. De repente saltó hacia mi y cayó en mi taza de desayuno poniéndome perdida. Sentí deseos de estrangularla pero luego pensé que era agradable tener de nuevo la familia reunida y le di un trozo de ensaimada. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! - ¡Ya estamos todos! - suspiré.

martes, 14 de enero de 2014

Llevo unos días sin noticias de los abuelitos ¿Los habrán secuestrado los piratas? Espero que no pidan rescate porque no están los tiempos para regalar dinero y tendrían que quedarse con ellos.

El Médico está mejor, ya lo han puesto en un pasillo de la clínica porque las habitaciones (¡las que están abiertas!) están llenas. He ido a verlo. Al principio no me querían dejar pasar pero viendo el trasiego de gente que había allí, han considerado que no me atrevería a protagonizar otro ataque sexual. Y así ha sido, aunque lo mío me ha costado ya que estaba rodeada de hombres con barba de dos días y pinta de desvalidos.

Le he llevado un regalo que he comprado en la tienda del señor Li. Es una mona parlanchina, besucona y amorosa que le hará compañía mientras esté ingresado - Toma. Se llama Eva-Margalida. - El Médico no me quitaba ojo. Quise infundirle ánimo - ¡No muerde, hombre! Cógela (dije y se la tiré creyendo que la cogería al vuelo, pero no lo hizo y el muñeco se estrelló en su cara. - Al oír su grito, una enfermera vino hacia mí a paso de carga - ¡¡¡¿Otra vez, boba de Coria?!!! - Me quedé pasmada ¿cómo lo sabía? Luego pensé que, quizás ella también empleaba esa frase con frecuencia. - ¡Ooooooooooohhhhhhhhhh, que cosita taaaaaaaaaaaan duuuuuullce! - La mona me había salvado de ser expulsada nuevamente. - ¿Quisiste abusar de mí? (me preguntó el Médico a bocajarro) - ¿Yooooooooooooooooo? - Tengo un vago recuerdo... - Delirabas. - Pues me hacía ilusión. - ¿Cuándo algo te hace ilusión lo llenas de vómito apestoso? (me estaba enfadando) - ¡¿Vomité?! ¡Entonces es cierto que quisiste violarme! - ¡Calla o te doy dos guantazos! - Ay, sí, por favor. - ¡Que pesados sois los masoquistas!

Todo el mundo giró la cabeza al oír los gritos que daba una pareja que venía corriendo pasillo adelante - ¡¡¡Hijo mío ¿Qué te han hecho?!!! - ¡Eran los abuelitos! Embargada por la sorpresa, me acerqué a besarlos y a preguntar qué me habían traído, pero la abuela me rechazó. - "¿Qué le has dado de comer a mi pobre hijo?" - ¿Hijo? - No te enfades con ella, mamá (¿mamá?) He disfrutado tanto con mi sufrimiento. - ¡Por Dios, esto parece una telenovela colombiana!

- "Toma, cariño (dijo la abuela a su "hijo") bebe un poco de chinchón. Es mano de santo" - ¿Tú crees que será bueno? (pregunto, timidamente, mi abuelito. - "¿Crees que le daría algo malo a mi niño?" - ¿Quién os dijo que estábamos aquí? - "La Cotilla ¿quién va a ser?... Ah, sí. Y el señor Li... Y Conchi nos ha contado la que liásteis en El Funeral..." - Fue la Cotilla. - "Ya hablaremos tú y yo... Toma (me pasó el termo de los chinos) Llénalo de agua... ya sabes dónde" - ¿No querrás que vaya hasta el mar ahora? - "Pues sí, porque no hay para "ella" mejor agua que la del Mediterráneo" - y se dio media vuelta, ignorándome. Menos mal que el abuelito sí me besó.


lunes, 13 de enero de 2014

El Médico está en la UCI. No levanta cabeza, el pobre y a mi me tiene en un sin vivir porque su estado ha hecho que me plantee un interrogante: ¿Lo mato... o no? Si se muriera, o lo ayudara a dar el paso, la Torre del Paseo Marítimo la heredaría yo que soy la otra nieta de Andresito, aunque sea política. Hay ratos en que la conciencia me dice que eso estaría muy feo y que me iba a arrepentir de por vida... Otros, en cambio, me dice que por qué me voy a arrepentir siendo la dueña de una casa preciosa con unas vistas maravillosas sobre la bahía. Y creo que es ahí dónde lleva razón.

Luego está el otro tema, que tampoco es manco. Me gustan los hombres de uniforme como a un tonto un lápiz. Pero lo que hace que los pelos se me pongan como escarpias y babee, sude y sienta subir la fiebre hasta más allá de los 50º, es verlos desamparados. Y así está el Médico. Desamparado. Como un niño pequeño, con barba de dos días, lleno de cables y sin la chaqueta del pijama ¡Ufff! Verlo así despierta los demonios más salvajes que viven en mi, aunque si me oyese la abuela no me creería.

Para mi martirio, tengo que estar con él porque su abuela, la Momia, no está para velar un enfermo en el hospital. Y esta mañana, cuando he entrado a verle, no me he podido contener. He cerrado las cortinas que rodean su cama y con mucho cuidado, me he subido encima de él. Ni se ha movido. Si en ese momento me arriman una cerilla, se enciende. He perdido la noción del tiempo aunque solo una parte, la que me interesaba no, porque quería matar dos pájaros de un tiro. Primero disfrutar del pobre desvalido y luego cerrar el grifo del oxígeno.

Estaba tan atareada intentando no liarme con toda la parafernalia de agujas, tubos, cables... que el ruido que hizo la cortina al descorrerse me asustó tanto que me caí de cabeza al suelo y quedé atontada. A lo lejos escuchaba una voz gritando y algo caliente cayó en mi cara. Hasta media hora después no supe lo que había pasado.

Me había sentado sobre el estómago del Médico y cuando me caí arrastré el tubo que llevaba en la boca. Eso dejó salir una vomitona que apestaba a huevos podridos. Del olor no me di cuenta hasta que volví en mi. Los policías que me llevaban detenida habían abierto las ventanillas del coche patrulla y me miraban con cara de asco.

Ahora estoy avergonzada. Con lo fácil que lo tenía y en vez de ir a lo positivo, que era cerrar el oxígeno, me he dejado llevar por la pasión de la carne y he salido trasquilada. He pagado una multa y encima tengo que aguantar el cachondeo de la Cotilla. - ¡Eres una pardilla! Si tu abuela y yo fuésemos como tú, tu abuelito aún estaría dando guerra. Lo que nos vamos a reír cuando se lo cuente jajajajajajaja ¡Y encima, el Médico ni se ha enterado! jajajajajajaja Anda, toma un chinchón y cuéntamelo otra vez jajajajajaja

domingo, 12 de enero de 2014

Estábamos solos Pepe y yo. No me lo podía creer. Al ver que la Cotilla no aparecía por la cocina, he mirado en su cuarto y no había nadie. ¡Yupiiiiiiiiiiii. Voy a desayunar a mis anchas! Bajé corriendo a la panadería a por mi ensaimada, preparé luego el cola cao, extendí el periódico sobre la mesa y puse a Pepe a mi lado para ir comentado con él las noticias del día. Me sentía tan afortunada que hasta derramé unas cuantas lágrimas de gratitud por este rato de tranquilidad que la Providencia, o quién fuera, me regalaba.

- ¿Qué te parece lo de la Infanta, amigo? Cansino ¿verdad? Pues aún tenemos para rato... ¿Quieres un trocito de ensaimada? ¡Huy, perdón! No me acordaba que te cosieron la boca... ¿Eras muy parlanchín? Ojalá pudiera hacer lo mismo a la Cotilla ¡Que tía más pesada!... - Sonó el teléfono ¡Maldita sea! Era el Médico autoinvitándose a comer. Ni siquiera explicándole mi nulidad para la cocina, se bajó del burro. - Acabarás con dolor de estómago. - ¡No te preocupes! Estoy vacunado de todo. - En realidad, mi problema era que tenía la nevera vacía. Solo había algunas botellas pero nada sólido ¿De dónde iba a sacar los avíos para guisar?... ¿Y si comprara un pollo al ast?

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Ya estás desayunando? Mal hecho porque traigo magdalenas y croasanes. - ¿Del contenedor del súper? - Sí. y más cosas. Por ejemplo: carne picada, verduras, huevos, etc. - ¿Y pollos al ast? - Pues no... ¿Estás de antojos? ¡¡¡Que alegría se va a llevar tu abuela cuando se entere!!! ¡Ya era hora de que sirvieras para algo!

El Médico se presentó con una ensaimada de crema y una botella de chinchón. ¡La Cotilla por poco se lo come a besos! Y mientras nos sentamos para comer el mejunje que hice, se dedicó a ponerme por las nubes: que si era muy guapa; que qué joya se llevaría el que se casara conmigo; etc. etc. Al principio me avergoncé pero luego me gustó que dijera esas cosas de mi porque, a nadie le amarga un dulce.

Cuando el pobre hombre se llevó, confiado, a la boca la primera cucharada, a punto estuvo de vomitar la primera papilla. Pero la Cotilla, que tiene más moral que el Alcoyano, lo convenció de que, a medida que fuera comiendo, notaría el sabor tan especial de mi guiso. Obedeció el Médico y yo me apresuré a llenar su copa de vino. Al final se lo comió todo para asombro nuestro. Ni la Cotilla ni yo probamos bocado, lo único que hicimos fue guarrear en el plato. No nos apetecía aquella especie de cajón de sastre donde se juntaban verduras y huevos más la carne picada con bastante pimienta para disimular el color y el olor.

Menos mal que la ensaimada estaba riquísima y el chinchón acabó con cualquier rastro de mal sabor en la boca del Médico. Mientras tomábamos el café comentamos las aventuras de nuestros abuelos - ¿No te ha extrañado lo de la gamba gorda con dientes? Lástima que no la pudieran coger. Ahora podríamos estudiarla porque, seguro que se traba de un animal en vías de extinción. - Entonces, mejor que viva la vida a su aire en lugar de ser diseccionada. - Ya, pero... - ¡Deja la gamba y hablemos de otra cosas! - Tienes razón ¿Por que no te vienes a vivir conmigo a la Torre del Paseo Marítimo hasta que vuelvan los abuelos? - ¿Lo dices en serio?

La Cotilla frunció el ceño - ¿Y yo, qué? - ¿Qué de qué? (preguntó el Médico, extrañado) - Vivimos juntas. Y dónde va ella voy yo. Somos pareja de echo. - ¡No diga más tonterías y váyase a su casa! - Quién... ay... se va a ... ay, ay, ay... ir soy yo... pero al... hospital... ayayayayayayayayayay ¡Que malito estoyyyyyyyyyy! ... - Me asusté al ver su cara amarilla, las ojeras muy pronunciadas, la baba que le caía sobre la pechera de la camisa, el temblor de sus manos, el sudor frío que sacudía su cuerpo... Una piltrafa, vamos. - La comida... ayyyyyy... ¿llevaba hu...  hue... huevos? - ¡Claro! una docena, Era una comida contundente - Con los ojos desorbitados, la lengua colgando y los ojos girando alocados en sus órbitas, logró decir : - Llama... a una U... UCI móvil... aaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyy ¡¡¡Soy aler... gi... co a los hu... hue.. huevos!!! - La Cotilla metió baza - Pues estos no pueden haberte echo daño porque ya hace dos semanas que caducaron. - El Médico se desmayó. - Si no se hubiera tomado tantas confianzas autoinvitándose, ahora estaría bien.


sábado, 11 de enero de 2014

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! - ¡No puede entrar sin dar voces! - Es la costumbre. Aún no me he hecho a la idea de que vivo aquí. - Provisionalmente, Cotilla. - Ya veremos. Ahora tengo que solucionar un problema. Necesito un novio pero ¡ya! - Le hago saber que la Primavera aún tardará en llegar por más ardores que tenga usted. - No es eso, boba de Coria. Es que hay un cura que me tiene ojeriza y me ha denunciado... - La ha denunciado... ¿por qué?... ¿Es uno de sus "clientes", verdad? - Pues sí. Y de los buenos. He ido muchas veces a su iglesia a "limpiar"... - ¿Y dice que le tiene ojeriza? Ya era hora que alguien le pusiera las peras a cuarto. - Déjate de tonterías y acompáñame esta tarde a El Funeral para presentarme a los amigos de tu abuela. - Pero si ya la conocen. - Sí, pero necesito que me vendas bien.

Se empeñó en ponerse ropa y complementos de la abuela a pesar de que le iban grandes. Luego se pintó como una puerta y al llegar a la calle quiso que llamara un taxi. - ¿Lo va a pagar usted? - ¿Con qué? - Entonces iremos en el coche de San Fernando, un ratito a pie y otro poquito andando. - ¡Con estos zapatos no llegaré ni a la esquina! - No quiso ponerse unos suyos y parecía patizamba e iba dando traspiés a cada paso. - Si me caigo de estas alturas, me matooooo.

Tengo que reconocer que la vecina causó sensación entre los clientes de El Funeral. Muchos tardaron en reconocerla porque siempre iba de trapillo. - ¡Que bien te sienta el disfraz de Putón verbenero! - Conchi dio varias vueltas a su al rededor, admirándola. - ¿Todo esto es de mi amiga? Hay que ver qué cosas. A ella todo esto le sienta como un guante... En cambio a ti... solo te falta que te pongas en la esquina y verás como consigues clientes. - No le deis ideas, por favor. Ella necesita es un novio a quien querer mucho (los hombres se retiraron de inmediato, algunos con el andador en ristre. Otros se tocaron la cabeza diciendo ¡Lagarto, lagarto!) Es para poco tiempo (puntualizó al ver el poco interés que tenían) - ¿Poco con respecto a quién o a qué? - preguntó uno, curioso. - Sí. Hay que aclararlo porque a algunos nos quedan dos telediarios... o uno y medio si me apuras.

La Cotilla, después de unas copas de chinchón, que fueron vistas y no vistas, se explicó. - Tengo un problemilla con un cura... - ¿Eres su amante? -  ¿Te le has insinuado? - No, no. Nada de eso... Es que durante un tiempo le he limpiado... - ¡Los bajos! (gritó, pícara, una vieja de pelo azul que tenía la dentadura como la almena de un castillo: un diente si y otro no) - No. Los cepillos de la iglesia. Me ha denunciado y tengo que defenderme. El abogado de oficio me ha dicho que imite a la Infanta y diga que soy tonta porque estoy muy enamorada de mi novio y hago lo que me manda sin pensar porque confío mucho en él.

- ¡Vaya, con la Cotilla! Vienes aquí a buscar un chivo expiatorio. - Bueno, vosotros mismos habéis dicho que os quedan muy pocos telediarios. No iríais a la cárcel... - ¡Y tú te irías de rositas! - ¿Y no preferirías una novia en vez de un novio? (preguntó mimosa la de los dientes almenados) - ¡Eso!(gritó Conchi, entusiasmada) Rosita lleva tanto tiempo esperando a su princesa azul que, incluso contigo se conformaría jajajajaja

Al final nos echaron a las dos de la cafetería con cajas destempladas - ¡Con el juez Castro tendrías que dar, frescales! - Yo estaba avergonzada ¿Cómo me había dejado embaucar por la Cotilla? - La abuela me matará. Seguro que se enterará antes de que lleguemos a casa - Al abrir la puerta encontré un telegrama - "Calzoncillos repuestos - stop. - Comprados en tienda de chinos. Le pican. ¡Mejor! -stop - Seguimos viaje a Nueva York - stop. - Deseando comer bocadillos de jamón de york"

 

viernes, 10 de enero de 2014

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! Vengo de hablar con el señor Li porque pensé que le interesaría saber lo de la gamba gorda que atacó a tu abuelito ¡Y vaya si le interesa! Se le ha hecho la boca agua al saber que en Bermudas puede encontrar este manjar. - ¿También le ha dicho que muerden? - Eso ha sido lo que más le ha motivado. - Que raro es este hombre. - Va a mandar a un socio a Bermudas a comprar gran cantidad de esas gambas. Le he pedido una comisión porque la noticia se la he dado yo. - ¡Usted no pierde calada! - Los Pinochos nos reducen la pensión subiendo los precios. Y ya es tan fina como el papel de fumar. - Yo también quiero mi parte. Recuerde que se la leí... Por cierto ¿dónde está Pepe?

Llevo media mañana buscando la cabeza jibarizada y no doy con ella. Incluso la he llamado a voces pero, o no está o no me ha oído... ¿Tendrá cosidas las orejas? -  La Cotilla se ha hecho la desentendida y eso me ha hecho sospechar - ¿La tiene usted? - ¿Para que quiero yo esa guarrada? - ¡Yo que sé! Pero hace nos días estaba muy interesada en ella. - ¡Quita, quita! - A la hora de comer vino el cartero y se le veía muy contento. - ¿A qué viene esa sonrisa con la que está cayendo en el país? - Cosas mías jejejejejejeje - Me está entrando la curiosidad. - No pasa nadaaaaaaaaa. - Déjame adivinar... hummmmm ... ¿Tiene algo que ver con la familia? - ¡Bingo! Que lista eres. - Y tú que tonto (y le regalé la mejor de mis sonrisas) ¿Cuánto le has pagado a la Cotilla por tu tío bisabuelo? - Se ha conformado con poco la pobre. Y eso que se cree muy lista jajajajajajaja. - ¡¡¡COTILLA, VENGA AQUÍ EN SEGUIDA!!! (mi voz resonó como las trompetas de Jericó y la vecina acudió presurosa) - ¿Así que ha vendido a Pepe al Cartero? - ¿Eh?... Pues, si. Y le saqué sus buenos cuartos. - Pepe es mío. - ¿Me estás pidiendo que los reparta contigo? ¡Ni hablar! ¿Te das cuenta que egoísta es? (comentó con el cartero)  El trabajo lo he hecho yo y se quiere beneficiar. - Sí que es egoísta, sí.

Me levanté y señalando a ambos con un dedo acusador, que hacía la veces de la espada flamígera del ángel que echó a Adan y Eva del Paraíso, dije con voz tonante: ¡¡¡QUIERO A PEPE EN MI CASA, YA. O LA POLICÍA OS ECHARÁ EL GUANTE, ATAJO DE LADRONES!!!

Media hora después, la cabeza estaba en la mesa del comedor y creí ver en ella una expresión de alivio por estar en casa... En el pasillo seguía la discusión entre el Cartero y la Cotilla porque ésta no quería devolverle el dinero que le había pagado.

Saqué el telegrama de la abuela y se lo leí a Pepe: - Calzoncillos no aparecen - stop - caso raro. - stop. - Pascualita bien. Andresito mal. Yo, desilusionada. Viagras, muertos de risa. - stop.

Por la tarde fui a El Funeral. Echaba de menos a la abuela y aquel lugar me la recordaba casi más que mi casa. Al entrar noté que mi vestuario no era el adecuado: no llevaba ni taconazos, ni lentejuelas, ni plumas, ni rimel, ni ná de ná. Noté miradas compasivas y movimientos de cabeza apesadumbrados como diciendo ¡que cruz tiene su abuela con ella! Luego todo giró en torno a los calzoncillos de Andresito - ¡Ya está resueltffo ... haaaaaaaaaaagggggggggg ¡Me ahoffffgo! - gritó uno de los hombres al que la dentadura postiza le jugó una mala pasada. - Esto te pasa por tacaño y comprarte una usada en los chinos - le censuró Conchi. - ¿Qué es lo que está resuelto? - He recibido un telegrama de ellos. Los calzoncillos están en el fondo del mar. Los tiró Andresito por el ojo de buey de su camarote tratando de defenderse de la gamba gorda que lo atacaba. - ¿Con calzoncillos? - Por lo visto no tenía nada más a mano y la ventana estaba abierta. - ¿Por qué no lo dijo en seguida? - Por vergüenza, supongo jajajajajajajajajaja ¡¡¡La de bromas de badajo y campana que tendrá que aguantar de su mujer  jajajajajajaja!!! - ¡Un brindi por eso! - gritó Conchi. Luego hubo otro y otro y...

jueves, 9 de enero de 2014

- ¿Ha visto la noticia? (le pregunté a la Cotilla cuando desayunábamos) - ¿La de la ola? Es un chiste - ¡Que no. Que es verdad! - Eres una ingenua y te lo crees todo, boba de Coria ¿No te das cuenta que hay que ser más tonto que el que asó la manteca para hacer esto? (mientras hablaba, la vecina arrimó a Pepe junto a su vaso de café con leche) - Son cosas que pasan, mujer... Deje a Pepe que está muy tranquilito. - ¡Como para no estarlo con el tiempo que lleva separado de su cuerpo!...

A la hora de la comida abrimos unas cuantas latas de mejillones en escabeche, otra de fabada asturiana y una bolsa de ensalada y mientras dábamos buena cuenta de todo ello, la Cotilla volvió a sacar el tema. - ¿En serio crees que es verdad? - ¡Absolutamente! Esas personas quisieron honrar a su difunto pariente tirando al mar sus cenizas y se encontraron con un temporal espectacular. Las olas se levantaban, gigantescas, sobre los acantilados y ellos siguieron, erre que erre, como si no hubiese más días para hacerlo. - Es que cuando a uno se le mete algo en la cabeza, ya lo puedes matar. - ¡Exacto! Y eso es lo que hizo el mar. Mató a tres. - ¿Te parece que encendamos unas velas por los cabezones?... ¿Y otras a la Infanta, a Bárcenas, a...? - ¡A los corruptos, ni agua!

Tomando unas copitas de chinchón oímos comentar algo en la tele sobre el Triángulo de las Bermudas - ¡¡¡Calle, calle!!! A ver si dicen algo de los abuelitos. - Solo he oído que han desaparecido... - Sí, pero ¿quién? ¿el barco, como me pareció entender ayer? ¡Suba la voz, por favor! - ¡¡¡Que han desaparecidooooo!!! - ¡Han dicho no sé qué de calzoncillos! - Pusimos la radio para ver si nos aclarábamos:  Un nuevo caso de desapariciones en el famoso Triángulo. Han desaparecido todos los calzoncillos de un señor muy mayor que está en viaje de Bodas. Nadie se explica el fenómeno. Hasta ahora habían desaparecido barcos y aviones pero ¿calzoncillos?... El hombre lleva una mano vendada hasta el codo y mira constantemente tras de sí con expresión de angustia. Su esposa no se separa de un termo que tiene pinta de ser de los chinos. Al preguntarle a él el motivo de su lesión dijo que le había mordido una gamba gorda, por lo que dedujimos que llevaba una tajada como un piano jajajajaja... ¡Le ha atacado una gamba con dientes! jajajajajajajajajajaja ¡Que cachondo es el hombre! y eso que tiene el brazo hinchado como el de Popeye jajajajajaja... Nos fijaremos sí... jajajajaja ... ¡come espinacaaaaaaaaaaaaaas! jajajajajajaja ¡Aaaaaaaayyyyyyyyyyyy! Discúlpennos, queridos oyentes  pero es que me imagino a la gamba dando bocados y se me saltan las lágrimas de risaaaaaaaaaaaaa jajajajajajajaja...

miércoles, 8 de enero de 2014

- Me gustaría que tu abuela llamara para preguntarle si esas Bermudas a donde dice que van a ir, son las mismas que pusieron de moda esos pantalones que parecen  que se quedaron cortos comprando la tela. Si es así, podría traer un montón para venderlos aquí. - ¿Quiere hacerle la competencia al señor Li? - Me da igual si es a él o a otro. La cuestión es ganar unos euros. Es que está la cosa muy achuchada... Hasta a la Infanta quieren hacerle un escrache - ¿Qué me dice, Cotilla? - Como lo oyes... bueno, eso u otra cosa. Ya ves tú, pobrecilla... ¿Eso de escrache no es hacerle trampas jugando al ajedrez?

- He oído a unas mujeres que rezaban el rosario en una de las iglesias que con clientas mías, que de lo único que se la puede culpar es de haber gastado dinero "ilegal"... ¿Ilegal el dinero? ¡Si, hombre! El dinero no tiene nombre y si me encuentro una cartera llena en la calle ¡es mía! - Muy mal echo, Cotilla ¿Dónde está su sentido de la decencia? - Se lo llevó el Gobierno en uno de sus recortes, así que échale un galgo... Por cierto... esta tarde voy a ir a cine con Pepe... - De eso nada. Pepe se queda aquí mientras el cartero siga con su obsesión. - ¡No puedes coartar la libertad de tu prójimo! - ¡He dicho que no!

Por la tarde la Cotilla llegó a casa impresionada - ¿Viene del cine? - No, pero he visto al Cartero y me ha explicado la película El triángulo de las Bermudas... ¡Te vas a quedar sin abuelitos porque allí desaparecen todos! - ¿Es amiga suya? - Eh... pues... amigos, amigos... no. - ¡No lo quiero en mi casa! - ¿Te gusta, eeeeeeeeehhhhhhh? (dijo la Cotilla guiñándome un ojo)

En el telediario dijeron que había desaparecido un barco en el triángulo de las Bermudas. Quedé petrificada. ¿Iría en él mi familia?... De ser así ¿podría vender una exclusiva al Hola como la que le hicieron al rey, con mucho fotoshop? ¿Y llevar un vestido negro en señal de luto, de Dior?... La noticia seguía - ... en el barco solo se ha encontrado una especie de gamba gorda con ¿mini camisa hawayana?. Reptaba por la cubierta y alguien la cogió antes de que cayera al mar. Por lo visto se ha puesto muy agresiva y saltando de marino en marino, a dado dentelladas a diestro y siniestro. Algunos están hospitalizados (yo tenía el corazón en un puño) Afortunadamente, alguien puso una cubitera sobre la gamba y pudo ser cazada antes de que saltara al mar (¡¡¡Uuuuffffff, menos mal!!!)

- ¡Cotilla, vamos a brindar! - ¿Por qué? - Por... Bueno. Yo sé por quién. - Jejejejejejeje  ¡Brindemos y mañana le digo al Cartero que lo invitas a cenar! - ¡¡¡Que no!!!

martes, 7 de enero de 2014

¡Aaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyy! Ayer no pude ni sentarme un ratito. ¡Que alegría que se hayan terminado las fiestaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas! Santa Rutina, ora pronovisssssssss. ¡Por Dios, que hartón de Navidades! Y encima sin Reyes porque, aunque les escribí una carta larguísima y se la entregué en mano a uno de los pajes, que estaba buenísimo, se ve que el jodío se olvidó de ponerla con las otras ¡y no me ha llegado nada!...¿O será que la Cotilla se ha levantado antes que yo y ... (¡No quiero ni pensarlo!) ... se ha quedado... (¡No, no. No debo pensar mal) ... con mis regalos ¡¡¡COTILLAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!

La vecina no estaba en casa. A media mañana ha venido Blas el Parado, más contento que unas Pascuas pero se ha quedado mohíno al saber que la abuela sigue de viaje de bodas. - ¡No fastidies! Ahora que se me presenta una oportunidad única, no está... - Si puedo ayudarte en algo, dímelo. - Voy a necesitar muchas croquetas para el día 8 de marzo y quién sabe si algunos días más. - Puedo intentar hacerlas yo... - ¡No, gracias!... ¿Para esa fecha ya habrán terminado el viaje, no? - Ah, no sé. Como ahora es rica...... - Tendrá ganas de verte. - ¿A mí? ¡No caerá esa breva!... ¿Y qué pasa ese día? - Que habrá mucha gente a las puertas del Juzgado y las croquetas se venderían como rosquillas... - ¿? - La Infanta vendrá a declarar y... - Pero ¿qué dices, alma de cántaro? Los Inocentes son en diciembre. - Lo ha dicho el juez Castro. - Ah, siendo así... ¡No me lo puedo creer!

A la hora de comer la Cotilla y yo hemos ido al comedor social. Preferimos eso que comer nuestros guisos. Después, en casa, tomando café, le he dicho a bocajarro - ¿Y mis Reyes? - Los he vendido y me he comprado un abrigo y unas botas en la tienda del señor Li. - ¡¿Qué?! ¿Y se queda tan pancha? - Claro. Ahora tienes una abuela rica. - ¡La madre que la parió, Cotilla! ¡Eran mis Reyes! - Tu abuela tiene razón ¡Eres una egoista!

Llamaron al timbre. - Traigo una carta de tu abuela (dijo el cartero) - ¿Qué pasa? ¿No sabes lo que es un buzón? - Es que así, de paso, puedo saludar a mi tio bisabuelo - ¡Que no es tu tío, atontao! - Vaya humos que te gastas. - ¡Los que me da la gana! - En su carta abuela decía: "Andresito sigue sin encontrarse los atributos masculinos. Si lo llego a saber no me gasto una fortuna en viagras ¡Hombres! Siempre dando la nota... Se pasa todo el día hablando con los pingüinos ¿te imaginas? Yo pensé que estando en la Antartida, por aquello del frío, lo tendría todo el tiempo pegado a mi pero, que va, cuando no está con los pingüinos, está junto a la chimenea... He logrado que adelantemos el viaje. Nos vamos a las Bermudas. Ya sabes. Donde está el famoso Triángulo."

domingo, 5 de enero de 2014

- ¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyyyyy. Que nerviossssssssssssssss!!! - ¿Que le pasa, Cotilla? ¿Le han congelado la pensión? - ¡Calla, loca. No les des ideas a los Pinochos! Es que esta noche vienen los Reyes Magos. - Jajajajajajaja ¿Con lo mayor que es aún se pone nerviosa? - Perdona que te corrija, boba de Coria. Soy una niña encerrada en un cuerpo de mujer madurita. - ¿Madurita? ¡Si fuera una manzana ya estaría en el contenedor! - ¿Crees que con esa "amable" disposición te dejarán algo los Reyes? ¡Lo tienes claro!

Hoy me he atrevido a guisar porque la Cotilla tiene aún menos maña que yo y no quiero morir tan joven. He hecho albóndigas con tomate... Me han salido muy pequeñas... y sosas... Sin consistencia... No me explico como son tan hermosas las de la abuela... Claro, ella tiene práctica... Me parece que les falta algo... ¿o no?... He puesto patatilla y dos latas de tomate triturado y he perdido de vista las albóndigas ahogadas en la salsa...Hemos salido a cuatro miniaturas cada una...Estoy hecha un lio. Pensé que con medio kilo de carne picada bastaba para las dos pero veo que no... ¡¡¡La carne. Me he olvidado de ella!!!... Ya me extrañaba a mi. Son albóndigas hechas solo con el aliño. Ahora tendré que engañar a la vecina para que no se esté riendo de mi hasta el año que viene... ¡Cotilla, hoy comemos albóndigas chinas!

Estábamos comiendo cuando ha llegado el cartero - ¿Otra vez aquí? - ¡Telegrama!... ¿Cómo está mi tío bisabuelo? - ¡Como unas castañuelas! ¿Cómo va a estar? Deseando perderte de vista. - ¿Te lo ha dicho? - La Cotilla saltó, rápida - ¡Niña, no lo dejes escapar! Este hace buena pareja contigo porque no sé cual de los dos es más tonto.

El cartero sacó una lupa del bolsillo - Quiero comprobar que el lunar es un lunar. - Le enseñé de nuevo a Pepe pero sin soltarlo y al final, se convenció de que era un pequeño zurcido - ¿Qué le habéis hecho? ¡Ahora mismo voy a denunciarte por malos tratos y se te va a caer el pelo! - Y salió corriendo rumbo a la comisaría.

El telegrama era de la abuela: - "Desencantada marido - stop. - No da la talla. - stop - Pastillas azules no sirven. - stop - Imposible encontrar su herramienta jaranera. - stop - Pone al frío como excusa. - stop - Bebé en camino" - ¿Pero como quiere que el pobre hombre cumpla si deben estar a 50º bajo cero por lo menos? - Siempre ha sido muy exigente tu abuela. Cuando alguno no la satisfacía como Dios manda, le daba el pasaporte y santas pascuas. - Ahora no lo hará, Andresito es su marido. - También lo era tu abuelito I y mira... - ¡¿Os lo cargasteis por eso? - ¿Yooooooooooooo? No he dicho nada. Mi boca es una tumba jajajajajajajajaja ¡Que dramático me ha salido! ... ¿Brindamos para que el pobre hombre se descongele antes de que tu abuela se cabree? - ¡Si, por favor! ¡¡¡Chin, chin!!!

sábado, 4 de enero de 2014

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué me han traído los Reyes Magos? - Aún no han llegado... ¿Qué quiere que le traigan si es usted más mala que un dolor?  Además no la van a encontrar. Irán a su casa, no ha la mía. - Pero ésta es como si fuese mía y ellos son Magos así que no tienen pérdida. - De "como suya" nada, monada. ¡MIA! que para eso estoy pagando la hipoteca. - A ver si vas a tener razón... Tendré que dormir arriba.  - Ya que va, quédese. - ¿Es que no has oído que van a subir la luz, alma de cántaro? ¿Cómo voy a pagarla con la miseria de pensión que me dan? - ¿Y yo? ¡Tiene la tele encendida todo el día! Eso es una pasta gansa.. - ¿Seguro que no han venido los Reyes?... Es que dice el Diario que a Madò Tropitja le han traído carbón ¡¡¡Unos cuantos sacos!!! Que mal habrá hecho las cosas la jodía... Si me trajesen a mí unos cuantos, podría encender el brasero.

Esta mujer siempre se está quejando pero hoy no quiero broncas. Estoy preocupada por lo que anunció la abuela, - Estoy segura de que trama algo contra el abuelito. - Poco puede hacerle porque lleva muchos años criando malvas. - Me refiero al nuevo. - Si quieres que no me líe cuando hablas, enuméralos: abuelito I y abuelito II - Se lo quiere cargar. Fíjese, ella organizó el viaje. Primero van al calor egipcio y a continuación al frío de la Antartida ¡cogerá una pulmonía mortal! - Lo que pasa es que, con la cantidad de pastillas azules que llevan, debió pensar que, para bajar las calenturas erótico-festivaleras, nada mejor que un paseo por zonas heladas. - ¿Usted cree?

- ¿Cómo va a cargárselo ahora que van a ser padres? - Ay, Cotilla, no diga eso. Me quedaré sin la Torre del Paseo Marítimo si tengo un tío chiquitín porque el heredero sería él... Deben haber encontrado la Fuente de la eterna juventud en medio del desierto? No encuentro otra explicación. - El timbre de la puerta sonó con apremio y yo escondí a Pepe dentro de la olla exprés. A esas horas solo podía ser el dichoso cartero. En cuanto abrí me plantó ante los ojos la copia de una antigua fotografía - ¡Aquí traigo la evidencia de que Pepe es mi tío bisabuelo! - Efectivamente, el hombre que aparecía en ella tenía un lunar en la barbilla. Tragué saliva. - He mirado con lupa esa señal y puedo decirle que, de lunar, nada. Es un pequeño zurcido que mi abuela le hizo después de que le mordiera P... estooooo... la polilla. - ¡No me lo creo! ¿dónde está?

Me empujó a un lado y entró a paso de carga hasta la cocina. De repente se me nubló la vista. Lo veía todo rojo. Teñido en sangre. Una sangre que bullía dentro de mi incitándome a tirarlo por el balcón. Pero en cuanto oí el pito de la olla exprés, se me congeló. - ¡¡¡Cotilla!!! ¿qué hace? - Portarme bien para que los Reyes me traigan algo y como te quejas de que no ayudo en casa... - Metí la olla bajo el grifo - ¡Que aún no está el caldo! No me extraña que te salga mal la comida. No tienes paciencia.

Cuando nos quedamos solas me tomé unas copitas de chinchón para que se me quitara el tembleque. La Cotilla, como no, me acompañó pero sin hablar. Se la veía concentrada. Pensé que saboreaba la bebida - Está bueno ¿verdad? - Calla... Estoy pensando.

viernes, 3 de enero de 2014

La Cotilla ha retomado la costumbre de la abuela de desayunar leyendo el periódico. Empieza por las esquelas y compara su edad con la de los difuntos. - ¡Pues anda que no le saco yo años a éste! - Siempre se van los mejores (repliqué) - ¿Insinúas algo? - Como procuro hablar lo menos posible con ella porque, me he dado cuenta de que se me ha subido a la chepa como el que no quiere la cosa y se está haciendo la dueña y señora de MI casa, lo hago a través de Pepe. - A buen entendedor pocas palabras bastan.

Pasando de mi totalmente, ha seguido con sus comentarios. - ¡Ya lo sabía yo! No hace falta que un juez lo certifique. ¡Anda y que no se notaba que se habían gastado una millonada nuestros Pinochos en aquella campaña política del 2007 en la que lucían los cutis lisos como culitos de bebés. Hasta el profundo entrecejo de Matas desapareció. ¡Pero si no se reconocían ni ellos! Y esos cartelones hollywoodienses valen una pasta gansa. ¡Mira, mira. En esta foto sale la vicepresidenta de entonces, con la misma blusa de la propaganda para que sus seguidores sepan que es ella! jajajajajajaja. - Pepe, dile a la Cotilla que no soy sorda ¡Y que deje las galletas en paz, que a mi también me gustan!

Llamaron a la puerta y al abrirla (porque la Cotilla se niega a hacer ningún trabajo ya que se considera invitada) me encontré con el cartero que, esta vez, traía un telegrama - Buenas... ¿Podría ver la cabeza que tiene usted? - Póngase las gafas y mireme. La llevo sobre los hombros, pasmao. - Oiga, sin faltar. Me refiero a la que llevaba ayer en las manos. - ¡Ah! Pepe. - ¿Cree que es un nombre apropiado para alguien que ha sido jibarizado? - Pues... no lo sé pero, como no venía con el carnet de identidad en la boca, le pusimos este que es fácil de recordar. - Bien pues ¿puedo ver a Pepe? - ¿Por algo especial? - Es que no he podido dormir en toda la noche pensando en él. - ¡Que romántico es usted! - No es eso... es que se parece a un tío bisabuelo mío cuyo retrato está en casa de mi abuela.

Le dejé pasar y le invité a café. El cartero, después de pedirme permiso, cogió a Pepe examinándolo desde todos los ángulos posibles - ¿Ve usted este lunar en la barbilla? Mi tío bisabuelo tenía uno igual del que, decían, se sentía muy orgulloso porque excitaba a las mujeres. - ¡Vaya!... ¿A qué se dedicaba ese hombre? - Era viajante de comercio. - ¿Y ligaba? - Era un portento, según he oído decir. Se atrevía con todas, casadas sobre todo. Pero un día, una mujer negra cayó en sus redes y al enterarse el marido dijo que haría de él un llavero. El hombre pertenecía a la tribu de los jíbaros y estaba en España trabajando en un circo. Parece ser que cumplió su promesa. Mi tía bisabuela se pasó el resto de su vida buscando llaveros en las ciudades y pueblos del País por donde pasaba el dichoso circo. Se gastó una fortuna pero no encontró nada y mire por donde, lo he encontrado yo.

La Cotilla sacó el chinchón y celebramos la efemérides con unas cuantas copitas. Hasta que el cartero dijo que se iba a llevar a Pepe. - ¡Ni hablar! Esta es ahora su casa. - Pero es mi tío bisabuelo. - ¡Como si es Rita la Cantaora! - No te precipites (me dijo la vecina) ¿Cuánto nos daría por él? - ¡¡¡Cotilla!!!

Cuando el cartero se fue, no sin antes avisarnos de que volvería con un abogado, recordé que no había abierto el telegrama. Era de la abuela. - "Proseguimos Luna de Miel - stop - Camino de la Antárdida. - stop - Bebé a la vista. - stop - ¡Felices!"

jueves, 2 de enero de 2014

- ¡¡¡Aaaaayyyy, ay, ay, ay, oy, oy, oy, aaaaaaayyyyyyyy que malita estoy y que poquito me quejoooooooooo!!! Toda la culpa la tiene la Cotilla que se empeñó en que cenásemos de lo que ella trajera ... ¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyyyyy!!! Tengo la cabeza perdida, el estómago revuelto y los nervios a flor de piel... De esto tiene la culpa la abuela. Estas dos van a acabar conmigo. Y para remate los Pinochos cuentan el mismo chiste de todos los años y ni siquiera me he podido reir... ¡Y el 2014 será el año de la recuperación de la crisis! ... ¡Que cansinos!¡Ay, ay, ay,ay,... Menos mal que no me gusta quejarme.

- ¿Ya te has levantado? Todo el día en la cama ¿Crees así se recibe al Año Nuevo? Mírame a mi que de buena mañana ya estaba limpiando los cepillos de varias iglesias, aunque no les he sacado mucho provecho. - Aún no sé como pudo convencerme para que comiera aquel paté y aquellas gambas... ¿no las encontraría en el contenedor del súper? - ¡Claro! Y estaban buenísimas pero como eres una tiquismiquis aprensiva, te cayeron mal - ¿Aprensiva? ¡Si aún tengo fiebre!... Hágame una sopita de ajo, por favor. - ¿Quién, yoooooooooooooooooo? Perdona pero aquí soy una invitada. Eres tú quién tiene que guisar.

Ha venido el cartero y he salido a abrir con Pepe en las manos. Solo encuentro consuelo con gente amiga... ¿Estaré añorando a la abuela? ¡Espero que no?... Ha llegado una carta de la Embajada española en Egipto... dice que los abuelitos están en la cárcel - ¿Qué hacen en la cárcel? - Mientras me hacía esta pregunta el cartero me arrebató a Pepe con brusquedad - ¿De dónde lo ha sacado? (dijo señalándolo) - De la cocina (respondí asombrada) ¿Por qué? - Me resulta conocido.- Todas las cabezas jivarizadas se parecen (empezaba a preocuparme) dije apropiándome de Pepe y cerrando la puerta a mi espalda.

La carta no me tranquilizó. Estaban detenidos por querer llevarse una piedra de la cima de la gran Pirámide, con lo que pesan ¿Para qué la querrían? Además, ella quiso montar en dromedario para que su marido le hiciera fotos pero fue incapaz de mantenerse erguida y elegante en lo alto de la chepa. De repente todo se ladeó y a punto estuvo de dar con sus huesos en el suelo. Entonces empezó a gritar, asustada, mientras hacía esfuerzos por enderezarse. Con el movimiento se abrió del todo el tapón del termo de los chinos y Pascualita, mareada, salió despedida, se agarró al cuello del dromedario y clavó los dientes. Este, al sentir el dolor lacerante, emprendió una veloz carrera al rededor de la pirámide y lanzando mordiscos al aire en un vano intento por arrancarse lo que lo martirizaba. Mientras tanto no dejaba títere con cabeza: Puestos de falsas antigüedades, de ropa, de agua, turistas en manada... todo fue arrollado por el dromedario. Cuando, por fin, pudieron pararlo, la abuela y Pascualita llevaban un mareo de campeonato. Cuando Andresito, jadeante y sudoroso, llegó hasta la abuela, ésta tiraba de una oreja del pobre camellero, tomándolo por Pascualita e intentaba arrancarla de allí. Cuando por fin pudo enfocar la vista, vio a la sirena. De un fuerte tirón se hizo con ella y la escondió en su bolsillo. El camellero estaba fuera de sí viendo sangrar a su animal y los vendedores pedían a gritos que les reparasen los daños y perjuicios causados.  Andresito, cual caballero andante, se les enfrentó defendiendo a su amada.

Primero estuvieron en el hospital, contaba el embajador y luego en la cárcel. - ¿Cuándo saldrán? - me pregunté, llorosa y como por arte de magia, la respuesta estaba escrita al final de la carta. - No tardarán en echarlos. Ni los presos los aguantan. - Cotilla, parece que dentro de poco seguirán su viaje - ¡Ya podría haber dejado comida congelada en tapers la jodía de tu abuela!