miércoles, 30 de junio de 2021

Cuando el mundo aún no tenía Historia.

El rolls royce se puso en marcha antes de que acabase el día: - ¿Te vas, abuelito? - Sí, porque, si permanezco una hora más en tu casa, será malo para mi salud. - No te preocupes por el ánima del antiguo ex de tu mujer. Es inofensivo...  - ¡Calla, calla que se me ponen los pelos de punta! Geooooorge ¡vámonos!

Me asomé al balcón con Pascualita metida en mi escote. - ¿Te gusta ese coche? ¡A mi me encanta! Es lo más parecido que hay a la carroza de Cenicienta. No creo que en el fondo del mar hay nada parecido. 

Las nubes que surcaban el cielo modelaron una gran calabaza pringosa a la que acudían las moscas en busca de la melaza y algunos ratones estuvieron dándose un festín hasta que acabaron con la calabaza y con la nube.

El árbol de la calle reía con ganas al ver mi enfado. - La culpa es tuya, guapa. Haber dicho la carroza de la Bella Durmiente. 

Cuando la abuela supo que Andresito se había ido, vino a casa. Sentadas en la salita dimos buena cuenta, junto con Pascualita, de una jarra de chinchón on the rock, fresquito. La lengua se nos desató y durante horas hablamos por los codos. Un tema llevó a otro y cuando nos dimos cuenta habíamos retrocedido millones de años. Cuando el mundo aún no tenía Historia. Y ahí empezamos a teorizar sobre si Pascualita pudo estar presente en el momento en que se le arrancó una costilla a alguien para formar a un nuevo ser complementario del primero.

- "¡Claro que estaba Pascualita! Lástima que no sepa hablar. Nos haríamos millonarias con sus exclusivas antidiluvianas" (dijo la abuela) -  Pensé que, ese pequeño detalle podría ser resuelto por mi primer abuelito que, en ese momento se balanceaba en la lámpara del techo. Nosotros nos comunicamos telepaticamente y, alguna vez lo ha hecho con la sirena... Entonces me di cuenta que lo más difícil será comentárselo a la abuela y que ella acepte la intromisión de su ex.

- Mi primer abuelito podría... - "¡NO!" - Ellos se entienden... - "¡NO!" - Hoy está muy guapo. - "He dicho que NO... ¿Lleva un nuevo sudario?" (le picó la curiosidad a la jodía) - De Chanel. - La abuela torció el gesto y dijo, envidiosa: - "¡Es un fantasma!"

Ahora tenemos las lenguas en remojo para que se les baje la hinchazón.

martes, 29 de junio de 2021

¡La costilla era nuestra!

 El teléfono repicó con urgencia. Era la abuela. - "Nena, te aviso que Andresito va para tu casa. Haz el favor de darle asilo familiar..." - ¿Y que gano yo con eso? - "El estar, o no, puesta en lugar preferente de nuestro testamento para ser la dueña de la Torre del Paseo Marítimo" - No sé si llegará a ser mía pero hay que ver el juego que le sacas con el chantaje.

La abuela reconoció que yo llevaba razón. Menos mal. - ¿Qué ha pasado? - "Hemos discutido por un pequeño detalle del Antiguo Testamento" - ¡Jopé! ¿Qué parte del mismo? - "¿Te acuerdas del trocito que dice que Dios creo a la mujer con una costilla de Adán?" - ¡Menudo timo. Siempre pensé que los hombres tenían una costilla menos que las mujeres y resulta que tenemos las mismas. - "¡Hasta tu te has dado cuenta!" - ¿Cómo que HASTA YO? - "Como no tienes muchas luces..."

Andresito llegó cariacontecido seguido de Geoooorge cargado con una maleta de buen tamaño. - ¿Cuánto tiempo vas a quedarte, abuelito? - El que haga falta, nena. Lo de tu abuela ha sido muy fuerte y lo peor de todo es que ha puesto en pie de guerra a la mitad de nuestro tranquilo barrio. ¡Y mi madre, que ha sido siempre tan formal, es la más guerrera de todas! Aaayyyy, si mi padre levantara la cabeza se moriría de nuevo del disgusto.

Yo no sabía que decir y solté una frase sin pensar: - Tanto lío por una costilla... - ¡¿Tu también lo sabes?! - Algo me ha dicho la abuela. - ¡No la escuches! ¡Vade retro, Satanás!

Tuve que darle una tila al pobre. Y eso que no sabía que era observado de cerca por su antecesor, mi primer abuelito. - ¿Le duele una costilla? Recuerdo que un día, yo aún vivía entonces, me di un golpe fuerte en una costilla y... - Vale. Por cierto, estás fantástico con ese sudario nuevo. - Me resalta el color de los ojos ¿no crees?

Pillé a Geoooorge cuchicheando con Andresito. - ¿Hablas de mi Georrrbrexit? - El abuelito le tiró un capote. - Está preocupado por ti porque te ha visto hablar sola. - Me encendí como un mixto. - ¡Sola, no. Con mi primer abuelito que está subido a la lámpara! - El mayordomo gritó en inglés (digo yo) ¡¡¡AAAAAAAAAAAGGGGGGGGH!!! - Andresito se desmayó.

Llamé a la abuela: - Andresito y Geoooorge acaban de demostrar que, si le hubiesen sacado una costilla a Adan, la Humanidad se hubiese extinguido en ese mismo instante. - La abuela gritó: - "¡¡¡LA COSTILLA ERA NUESTRA!!!" - Y desde el borde del acuario, Pascualita hizo el signo de OK con sus deditos palmeados. 

lunes, 28 de junio de 2021

¿Salsa Always?

 ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué toca comer hoy? ¿Fabada de bote o albóndigas de bote, nena? - Ni lo uno, ni lo otro: espaguetis con salsa de tomate. - ¿De bote? - Los espaguetis, no. - ¿Sabrás hacerlos? - ¡Clarinete! - Muy convencida éstas tu... - Vaya ánimos que me está dando, Cotilla. - Vale, vale. Tienes razón.

No fue hasta unas horas más tarde cuando me di cuenta de la tontería que había hecho ¡Con lo fácil que es abrir una lata! Pero el mal ya estaba hecho y ahora me tocaba cumplir. Llamé a la abuela: - Madame decir que no estar. - Bueno pues te lo preguntare a ti que también eres cocinero... ¿Cómo se hacen unos espaguetis, Geooooorge? - Como always - ¿Es una salsa eso que has dicho? - ¡Yes! (dijo el jodío inglés) - ¿Se compra en Mercadona? - ¡Yes! - Gracias. Ya te diré cómo me han salido.

Una risita sardónica fue lo último que oí antes de colgar el teléfono. O eso me pareció.

Cuando volví del súper estaba de un humor de perros. No encontraba la salsa y, peor aún, me dijo una reponedora que ni la conocía, ni se la esperaba por el supermercado. - No habrás entendido bien el nombre. - ¡¿Me llamas sorda?! - Menos mal que no me contestó porque se hubiese armado la de San Quintín.

Senté a Pascualita en el frutero para llegar a un acuerdo con ella: - Yo ire diciendo cosas que llevan los espaguetis y cuando acierte una haces la señal de OK ¿De acuerdo? - Ni se inmutó. Pero ella sabe la receta porque la abuela se las ha enseñado todas. Empecé a enumerar: - Azúcar..., aceite..., danones..., vino..., y así me tiré media hora pero sin resultado alguno porque la sirena pasó de mi y dando un salto prodigioso, entró límpiamente en el agua de su acuario, se posó sobre la arena del fondo y tapándose con unas algas, se durmió.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¡No huelo el orégano! (gritó mientras venía por el pasillo) Sobre la mesa de la cocina puse dos platos de fabada de bote mezclada con albóndigas con tomate. - Mire, Cotilla. He maridado ambos platos ¿qué le parece? - Una mamarrachada ¿Y los espaguetis? - ¡Se los ha comido mi primer abuelito! - ¡Lagarto, lagarto.!

domingo, 27 de junio de 2021

Amnistía.

 ¡Exito total el de la abuela! ahora la llaman desde otros barrios para que vaya a dar conferencias y está encantada porque a ella siempre le ha gustado ser la novia en las bodas y el muerto en los entierros.

Lo celebramos en El Funeral, con el termo de los chinos colgado del cuello. Cuando se lo recriminé, porque podía ocurrir una desgracia y perder a la sirena para siempre, la abuela me dijo que soy una agorera.

Esa noche el chinchón corrió más que nunca de copa en copa porque se brindó también por todos los Finados que se alegrarían, de haber podido verlo, del éxito de la abuela. Y cuando estábamos en lo más algido de la fiesta, con la abuela bailando sobre una mesa, despendolada y feliz, como en el cuento de la Bella Durmiente una nube negra enturbió la alegría. Había llegado la Cotilla que corrió a saludar a su amiga.

- "¡¡¡¿QUÉEEEEEE?!!! (gritó la abuela mientras clavaba en mi una mirada asesina que me heló la sangre en las venas) - ¿Qué le has hecho a tu abuela, nena? (me preguntó Andresito, preocupado) También lo estaba mi primer abuelito que nos siguió desde casa, vistiendo el más favorecedor de sus sudarios de alta costura porque no querìa perderse el éxito de su ex. 

Subido a una de las lámparas de El Funeral, susurró en mi oìdo: - Te va a caer la del pulpo, nena.  

Con un andar felino, subida a unos tacones de diez centímetros, llegó a mi lado y alzando la voz para que se oyera de punta a punta de la cafetería, dijo: - "¿Has tenido la desfachatez de dejarme en ridículo delante de tooooooooda Palma, COBRANDO a quienes asisten a mis conferencias?" - Estooo... ejem... pues... si... - (¿Es posible que un colmillo postizo brille como un diamante en plan amenazante?) Lo es.

La abuela, cabreadísima, me puso como hoja de perejil ¡solo a mi! - La Cotilla se lleva la mitad... - "¡No eches culpas sobre quien no las tiene!" - ¡¿Que no? ¿No te digo que se lleva la mit...? - La abuela me acababa de condenar. Adiós a la Torre del Paseo Marítimo...

La abuela estaba desatada y eso no podía consentirlo Pascualita que, impulsándose con su hermosa cola de sardina, salió disparada del termo para estrellarse contra la cara de la Cotilla porque yo me agaché a tiempo.

Después del griterío de la vecina, sus llantos, moqueos, gritos y lamentos, carreras y saltos debido al dolor y de haberse metido entre pecho y espalda tres cuartos de una botella de chinchón, había entrado en un coma etílico que todos agradecimos.

Solo las buenas artes de Andresito lograron que la abuela condescendiera a otorgarme la Amnistía. Y yo me sentí eufórica - ¡Pelillos a la mar! (grité) - hasta que me di cuenta que la abuela perdona pero no olvida la jodía.

sábado, 26 de junio de 2021

La Conferencia.

 La visita de la abuela a mi calle ha traido consecuencias. Esta mañana se ha presentado en casa una Comisión (así han dicho en ellas: COMISION) de vecinas de la escalera y de otras fincas cercanas. Venían a pedirme que convenciera a la abuela para que nos de unas conferencias sobre el tema: DISFRUTAR DE LA VIDA A LA EDAD QUE SEA.

He quedado perpleja y como no sabía que decir porque me han pillado de sorpresa, he balbuceado: - Pero..., pero..., pero... - Por supuesto le pagaremos ¿Le parecerán bien veinte euros por cabeza? - ¿Qué cabeza? (la mía alucinaba) - Veinte euros cada asistiente. 

Dije que si con la cabeza porque me había quedado muda. ¡Por éste precio me aprendo la Constitución y se la recito al Lucero del Alba.

La abuela se emocionó y dijo que sí. Pero que no hacía falta que pagaran nada. Estaba pagada de sobra al haber pensado en ella. Que era una gran honor y que si patatín, que si patatán... - Bueno, ya quedare de acuerdo con ellas. (Si ella no quería cobrar, ¡ya cobraría yo!)

La reunión se hizo en el comedor de casa. Y el aforo quedó completo en un santiamén. Antes de que la abuela empezara la conferencia, la Cotilla me metió en mi cuarto a empujones: - Me he enterado de que aquí se paga y yo también quiero sacar tajada. - La abuela no quiere cobrar y... - ¡Pero tú si! Te conozco, bacalao, aunque vayas disfrazao. ¡Quiero la mitad!.

Desde el cuarto se escuchaban los aplausos que precedían a las palabras de la abuela. A mi no me quedó más remedio que repartir con la Cotilla para no perder todo el negocio.

Las vecinas (eran mujeres en su inmensa mayoría) salieron encantadas de la conferencia. Oí alabanzas como: - ¡Que sabia es ésta mujer! - No he parado de tomar notas. - ¡Esa sí que ha descubierto de la chispa de la vida! - ¡De mayor quiero ser como ella! - ¡Es mi heroína!

Desde la lámpara del comedor, mi primer abuelito no salía de su asombro: - Si parece una catedrática ¿Dónde ha aprendido tanto?

viernes, 25 de junio de 2021

Paseo en bicicleta.

La abuela ha venido temprano ¡en bicicleta! Agarrada a la cintura de Andresito, que era quién manejaba la bici. Se han parado bajo mi balcón gritando: - "¡¡¡NENAAAAAAAAAAA!!!" - Y no una vez, sino seis o siete porque yo, en esos momentos, dormía a pierna suelta.

Cuando las palabrotas de los vecinos han subido de tono, me he despertado, pensando  encontrarme en medio de una pesadilla. - Vaya sueño más tonto he tenido (me dije) - Pero como a la abuela no hay quien la calle, acabé reconociendo su voz entre tanto jaleo. 

La cristalera del balcón se abriò de par en par para dejarme pasar al tiempo que el árbol de la calle, con muy mala cara porque los gritos de la abuela lo habían despertado, a él y a todo cuanto gorrión dormia en sus ramas. - Será muy rica tu abuela pero es más basta que unas bragas de esparto (dijo en tono de protesta)

Al asomarme, la abuela que ya debía estar afónica pero no era el caso, me saludó. - ¿Qué te parece? (hizo un gesto abarcando la bicicleta) Estamos rememorando lo que hubiésemos hecho de jovencitos de habernos conocido entonces ¡Anda que no le gusta a Andresito que me refriegue contra su espalda! ¡Está como un chaval! Incluso me he puesto un wonderbra para que me note más ¡Mira! (y se sujetó el tetamen con las manos) para que le de más gustirrinín".

Los vecinos, asomados a balcones y ventanas, ni respiraban para no perder rípio de la perorata de la abuela. 

- "Nos vamos a desayunar ensaimadas con chocolate para que Andresito recobre fuerzas. ¡Hasta luegooooooooo! - Cuando la bicibleta arrancó los vecinos y vecinas aplaudieron con fuerza y antes de que entraran en sus casas escuché quejas entre matrimonios. - Ya ni me acuerdo de cuando me llevabas en la vespa y frenabas en seco para que me apretujara en tu espalda ¡Soso, que eres un soso! Aaaayyy si hubiese sabido que ibas a volverte un muermo ¡anda que me hubiese quedado contigo! - Pues tu no tienes ni wondeerbra. - ¡Porque no me hacía falta, bobaina! - Vamos a desayunar ensaimadas y... - ¡Ni hablar. Pan tostado con aceite y vas que chutas.

jueves, 24 de junio de 2021

¿Y yo?

 - "¿Qué has hecho esta noche, nena?" - Dormir y callar, como la Ratita del cuento... ¿Para preguntarme esa tontería me despiertas? ¡Son las seis de la mañana! - "Sí. Es tarde... ¡Que bien lo hemos pasado celebrando San Juan! Huuuuy, me caigo de sueñoooo ... ¡Voy, Andresitooo!" - ¿Dónde lo habéis pasado bien, abuela? - "Ya te contare..." - ¡No me dejes así que me he espabilado! - "En El Funeral... con los caballos de Ciudadela jajajajajaja ¡Lo que nos hemos reído! (a esto le siguió un estremecedor rugido de la selva africana) - ¿Hay un león en tu casa? - "He bostezado, pardala"

Mientras intentaba coger, de nuevo, el sueño una frase de la abuela retumbó en mi cerebro: ... con los caballos de Ciudadela ¡No puede ser! ¡Está prohibido a causa de la pandemia del coronavirus! ¡Mis abuelitos van a ir a la cárcel! Que vergüenzaaaaaa.

Llamé a la Torre del Paseo Marítimo pero nadie cogió el teléfono. Ni siquiera Geoooorge. Eso quiere decir que él tambièn estuvo en Ciudadela. ¿Y Yo? ¿Por qué no he ido yo?

¡Que día más malo he pasado sin parar de hacerme preguntas que no obtenían respuesta! Y la tele no decía nada de las fiestas de Ciudadela, sino de las NO fiestas.

Hace un rato, cuando empezaba a oscurecer, Geooorge, con voz pastosa, se ha dignado a contestar al teléfono. - ¿Yeeeeessss? - ¡Por fin! ¿Qué pasa? ¿Dónde habéis estado todo el santo día? ¿Por que no contestáis al móvil? ¿Seguís la juerga de anoche?... - Stop, boba of Coria: Mi doler cabesa to much. - ¡Ajo y agua, jodío! Dile a la abuela que se ponga. 

- Holaaaa, nena. Soy tu bisabuelastra. Los demás aún duermen la mona. - ¿Estuviste en Ciudadela anoche, en la fiesta de los caballos? - ¡Que va! Está prohibidísimo. - Pero la abuela ha dicho que... - ¿Que hubo caballos? ¡Ya lo creo! En El Funeral los hombres hacía de caballos, enjaezados y todo. Guapísimos"  Las señoras los montaban y ellos saltaban, corrían, todos bebían chinchón. Al final hubo premios: cucharitas de madera para los caballos con un lacito azul y para las damas las mismas cucharitas pero con lacito rosa. - Vaya... (una duda nubló mi mente) ¿Tú también montabas? - Naturalmente. (me lo temía. Y repetí, una vez más, con voz pesarosa) - ¿Y yo?

miércoles, 23 de junio de 2021

Adiós presupuesto semanal.

Hoy me he levantado con ganas de cocinar y me ha extrañado tanto que he pensado si será un síntoma raro de la vacuna contra el coronavirus. Sea lo que sea, aprovecharé para cambiar de menú aunque sea por un día.

Claro que luego he tenido que pensar qué hago. Se me ocurrían platos, claro que sí, pero o eran muy difíciles o... eran muy difíciles. Al final, después de mucho descartar me he decidido por ¡una tortilla francesa, de un huevo! que tampoco están los tiempos para tirar la casa por la ventana.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿qué comemos hoy, nena? - Usted no sé, yo tortilla... - ¡Me apunto a esa tortilla española! - Noooo. Será francesa. - ¡Donde esté la española que se quite hasta la ensaladilla rusa!. - No grite, Cotilla, que acabaremos teniendo un conflicto internacional.

Llamó la abuela: - "¿Me invitas a comer, nena?" - ¿No tienes un mayordomo inglés que te lo hace todo? - "Eso no lo digas delante de Andresito. Geoooorge está desmoralizado y no tiene fuerzas ni para abrir una lata de atún?" - ¿Por lo del Brexit aún? - "Pues sí... " - ¿Por qué no abres tú la lata? - "Porque soy rica" - Voy a hacer una tortilla... - "¡Española! Me apunto."

Después llamó Andresito. - Dice tu abuela que vas a hacer tortilla de patatas ¡Yo también me apunto! 

Tras él llegó Bedulio con la dichosa libreta de multas, diciendo: - Desde la calle ha oído lo de la tortilla de patatas con cebolla. ¡Me apunto! 

Desde el borde del acuario, Pascualita hizo la señal de OK la muy jodía. ¡Otra que se apunta! Cuando escuché el chirrido del rolls royce aparcando en la parada del bus no pensé que lo trajera Geoooorge. Pues sí, el lo conducía. Al entrar en casa me dijo: - Mi gustar tortillo off patatos. Yo comer here. - Y, antes de cerrar la puerta el señor Li gritó en la escalera: -  ¡Yo quelel toltilla de patatas, boba de Colia! 

Tuve que comprar un montón de huevos, patatas, cebollas y aceite y mi exiguo presupuesto se resintió como si le hubiesen dado una patada en el hígado.

martes, 22 de junio de 2021

Estoy espesa...

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Hay moros en la costa, nena? - Algo he oído en la radio de que ha llegado una patera esta mañana y... - A ti hay que dártelo todo mascado, boba de Coria. - ¡Ay, no. Que ascoooooo! - Por lo que veo, hoy te has levantado espesa. Me refiero a si tu primer abuelito ronda por aquí. - Ah... Haberlo dicho, Cotilla. Ahora mismo no está.

La vecina, que había preguntado desde la puerta y con cara de preocupación, siguió hablando. - El que está malito es Bedulio. Sufrió una impresión muy fuerte ¡y eso que no vio lo que yo vi! - ¿No querrá que lo compadezca después de venirme con una multa que no me correspondía... - No seas rencorosa. que el pobrecillo está de baja. 

- Por cierto ¿sabes que viene San Juan? - ¡¿A ésta casa?! A este paso se convertirá en una sucursal del Paseo del Born. ¿Qué comerá este hombre? porque solo tengo unos botes de fabada . También puedo hacerle un pamb oli con un tomate refregado y... 

- ¡Que cruz tenemos contigo! Será San Juan el jueves... - ¿Tan pronto va a venir? -  Será su santo... - Menos mal que me lo ha dicho. Le haré una coca. ¿Ya lo sabe la abuela?

La Cotilla dio media vuelta  y, al ir a cerrar la puerta dijo: - Casi prefiero que esté tu primer abuelito, por lo menos no es tan tonto como tú aunque... tampoco era una lumbrera. - ¿Quiére decir que me parezco a él? Porque es guapísimo. - No estaba mal pero, cuando abría la boca había que echarle de comer aparte, como a ti.

- ¡Que contenta estoy, Cotilla!  Dice el refrán que dichoso aquel que a los suyos se parece ¿Qué le parece? - No tengo adjetivos para calificar tanta tontuna.

 

lunes, 21 de junio de 2021

Mi primer abuelito no sale de su asombro.

La súbita aparición de mi primer abuelito acarreó dos episodios contrapuestos: el ataque de pánico de la Cotilla y Bedulio cuando éste último llegaba a mi casa para entregarme una multa por verter gran cantidad de agua a la vía pública. A lo que yo tengo algo que decir porque, agua, no cayó ni una gota pero no tenía a mano ningún galgo para que corriera trás del Municipal y traérmelo. Así que he dejado aparcada ésta cuestión

El otro episodio fue el ataque de risa que sufrió la abuela (aún se recupera del dolor de costillas que le dio de tanto doblarse al reir) Mi primer abuelito quedó perplejo ante esta reacción que no se esperaba. Lo que él no supo es que, en lugar de mostrar su porte actúal, lleno de elegancia y glamour que quería potenciar ante su antigua esposa, apareció vestido con su raído y anticuado traje de boda con el que fue amortajado en su momento. ¡Menudo chasco!

Lleva horas sentado sobre la lámpara del comedor asaeteándome a preguntas. Sería fácil decirle la verdad pero prefiero que piense cualquier cosa antes que sufrir el desengaño de haber hecho el ridículo y saber que la abuela se ha apuntado un tanto.

Ha sopesado todos los por qué y los porque no y no ha dado en el clavo. Harta de oírlo he recurrido a la socorrida envídia. - Los nervios, al ver que le das veinte vueltas, le han jugado una mala pasada ¿no te diste cuenta de que era una risa forzada? - ¡¿Forzada?! Bien fresca me pareció. 

No dejaba de mirarse en el espejo del aparador después de cada cambio de sudario. ¡Aquello era un no parar! - ¡Estoy guapo! ¡Guapísimo! ¿De qué se reía esa bruja? -

Como si hubiésemos hecho un juramento sagrado, nadie decía nada, alguna no por falta de ganas. Pascualita, que tiene la facultad de entenderse con el abuelito, estaba inquieta. Lo veía y abría la boca para decir algo pero se arrepentía y la cerraba. Cada vez le costaba más. Incluso dejó de comer porque le gusta ser el perejil de todas las salsas y una invisible pared de silencio se lo impedía. 

Una de las veces que el abuelito se plantó frente al espejo la sirena no pudo más y saltando del acuario, reptó hacia él. Al llegar a su lado, con la fuerza de su cola de sardina, se irguió, hizo la señal de OK con sus deditos palmeados y abrió la bocaza para decir algo... cuando el pan de la Santa Cena aterrizó en ella diciéndo. ¡Cómeme, jodía!

 

 

domingo, 20 de junio de 2021

¡Vaya par de dos!

 Mi primer abuelito, que tiene todo el tiempo del mundo, sigue esperando, sentado sobre la lámpara del comedor, a que me atreva a decirle a la abuela que él es más elegante que ella.

Pensé que el jaleo de ayer me salvaría de meterme en semejante atolladero pero, aunque no tenga vida real, el abuelito tiene una real memoria y no se privó de recordarmelo: - Qué ¿te decidirás hoy , por fin? - ¿Es necesario? No tengo ganas de meterme en batallas de pareja con unos egos más grandes que la Catedral de Palma.

Pero, qué si quieres arroz, Catalina. Así que me armé de valor y telefoneé a la abuela. Para  que viniera me inventé un problema a cuenta de Pascualita: - "¿Estás segura que las escamas cambian de color?" - ¡Claro! Parece un camaleón. - "A ver si va a resultar que las sirenas son familia directa de pulpos, calamares y sepias." - Si no se parecen en nada. - "Pero cambian de color, boba de Coria. Ahora vengo"

Poco después el rolls royce aparcaba en su lugar favorito: la parada del autobús. 

Casi una hora estuvo la abuela sin quitarle ojo a la sirena pero ésta no cambió de color. - "¿Hace tiempo que no vas al oculista, nena?" - Sí que hace, con ésto de la pandemia... Pero si lo dices por lo de Pascualita, te aseguro que lo he visto perfectamente. Tal vez ha sido una casualidad, o tiene un horario para ello... - Una voz susurró en mis oidos: - ¡Expón el tema de una vez, cobardica! - Que agonías es el abuelito cuando quiere.

- Hablando de otra cosa, abuela... No puedes hacerte a la idea de lo elegantísimo que va siempre tu primer marido. - La mirada de la abuela fue de perdonarme la vida porque ¡eres tonta de nacimiento! - "Nunca. Oyeme bien. NUNCA, el pazguato de mi ex, fue elegante. No va a serlo ahora que no tiene ni cuerpo" - 

El abuelito emprendió un vuelo rasante a nuestro alrededor acariciándonos con los volantes extralargos, de un nuevo sudario, Marca YSL. - ¿Has notado algo, abuela? - "Sí, que corre un poco el aire".

El balcón y las ventanas estaban abiertas de par en par para que los del árbol de la calle no se perdieran nada. 

- Es el abuelito presumiendo de elegancia. - "¡Hazte visible, jodío!" (gritó la abuela)

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué le has echo a tu abuela, boba de Coria? - ¡Nada, Cotilla! Ha sido el abuelito. - ¿Cú... al?... - ¡El primero! 

Al fondo del pasillo se escuchó la voz ahogada de Bedulio: - ¡Oh... nooooo! . La loca carrera de los dos "valientes" escaleras abajo, fue digna de haber sido grabada para la posteridad.

sábado, 19 de junio de 2021

Los sudores.

 La abuela entró en casa seguida de un cariacontecido Geooooorge que, desde que cree que se equivocó al votar SI al Brexit, no levanta cabeza. El hombre venía cargado con el carrito de la compra lleno de tapers.

Sin decir ésta boca es mía, entró en la cocina a descargar mientras yo interrogaba a la abuela. - ¿Hoy comeremos paella? - "No, cocido madrileño con todo lo que esas palabras encierran" - ¿Estás de broma? ¿Con éste calor? - "El de todos los veranos, boba de Coria" - Pero aquellos ya pasaron y si te he visto, no me acuerdo. En cambio el de ahora parece que va a ser guerrero. 

- "He venido por dos razones. La primera porque he vacíado el congelador y juntando de aquí y de allí, me sale para un buen cocido y, en segundo lugar, porque quiero ver si eres capáz de decirme a la cara ¡que mi primer marido va mejor vestido que yo!"

Miré a la lámpara del comedor. El abuelito se ponía cómodo para ver el espectáculo. En mis oídos sonó sus voz: - ¡Lo que hace la envidia!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla llegó como agua de mayo para quitarme de encima al miura que tengo por abuela porque  se pusieron a hablar de sus cosas  y me dejó para merendárseme más tarde.

A la hora de comer fuimos la abuela, Geoooorge, Pascualita, la Cotilla y yo quienes nos sentamos a la mesa: cinco surtidores dignos de ser inmortalizados. La sopa ardía y desde la primera cucharada, no dejamos de sudar. Los ríos de sudor se juntaban llegando a la puerta de la calle para caer en cascada, desde mi rellano a la puerta de la finca. El torrente seguía cruzando la acera, bajándola y escurriéndose por la alcantarilla que pronto se encontró en dificultades al no poder tragar tanto líquido. El resultado fue que varias tapas de alcantarilla saltaron por los aires y una de ellas, la más intrépida, llegó hasta la copa del árbol de la calle al grito de Tarzán: - Aaaaaaaaaah, Iiiiiiiiiiaaaaaaaaaaaaaaaa.

Envidiosa, la boca de madera del árbol se abrió e imitando a Monserrat Caballé soltó un formidable ¡¡¡BARCELONAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!

Total, que ya llevo tres fregonas agotadas de tanto recoger líquido ¡y lo que te rondaré, morena.

viernes, 18 de junio de 2021

¡Menudo cachondeo!

 Mi primer abuelito le ha contado a todo el mundo el susto que le dio a la Cotilla y ahora mi casa parece el saco de la risa. Al final, todo cansa y he pedido un poco de mesura porque los vecinos estarán de uñas contra mi por el escándalo.

- ¡No seas tonta, mujer! No nos oyen. ¿No ves que somos irreales? - Pues yo tengo vuestras risas martilleando en mi cabeza. - ¡Martilleando, dice mi nietaaaa jajajajajajaja! ¡Con el tiempo que hace que no cojo un martillo! jajajajajaja.

El árbol de la calle se daba zurriagazos en el tronco con las ramas más jóvenes partiéndose de risa y llorando a lágrima viva, tan es así que entre lágrimas y babas, ha formado un pequeño lago que inunda su alcorque. Un matrimonio mayor que pasaba por allí se paro a ver el "fenómeno", después ella dijo, alegre:  ¡Por fin el Ayuntamiento se acuerda de los vecinos, Tomeu y nos ha colocado el surtidor y el laguito para que nos aliviemos del calor!

Pascualita disfrutaba viendo a mi primer abuelito hacer volteretas en el aire mientras arrastraba por muebles y paredes, la capa de Supermán. Y como es una envidiosa de tomo y lomo, no se quedó atrás y nos hizo una demostración de las mil y una maneras de saltar en el agua. Acabamos aplaudiéndola porque es una fenómena. Pepe no pudo hacerlo ya que los jibaros hicieron palillos de los dientes con los huesos de sus manos pero soltó su apoteósico OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO y se quedó tan contento. 

Estábamos pasando una buena tarde hasta que llamaron a la puerta. Bedulio el Municipal estaba ante mi con el bloc de notas: - Tengo que multarte por inundar el alcorque que está bajo tu balcón. - ¡Yo no he sido! - Pues está, justo, debajo de ti... - ¡Pero no he sido yo!

Media hora después, seguíamos porfiando. Harto de oírnos mi primer abuelito se planto frente a Bedulio y, de repente, sobre su cabeza se encendió una luz de faro que, cada vez que daba una vuelta, iluminaba la cara del asustadísimo guardia. Cuando pudo articular palabra solo dijo: - ¿Q... qu... qué... e... es...? - Mi primer ab... 

Lleva doce horas desmayado... ¿Será grave?

jueves, 17 de junio de 2021

Mi primer abuelito se divierte.

- Algo pasa dentro de mi que no es normal. Y no, no es que tenga un bisnieto a la vista. La cosa va de dragones ¡Hiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! - Pascualita me mira como el que oye llover porque éste bicho ni sufre ni padece salvo cuando tiene frío, o calor, o se asfixia en agua dulce. Solo se preocupa de lo suyo la muy egoísta.

- ¡Dos he tenido hoy al alcance de mi mano! y no he salido corriendo. Ni he gritado despertando al vecindario. Ni siquiera me he movido del sitio... ¿Las piernas no me han obedecido? Probablemente porque son muy suyas ellas, menos mal que solo tengo dos y no ocho como los pulpos. Además, media sardina ¿que vas a hablar tú de piernas? 

- El caso es que no me conozco. ¿Será una consecuencia de la Pandemia? - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿con quién hablas, boba de Coria? - Con la pared, Cotilla. - Mira que eres rara. A éste paso no tendrás, ni novio ni perrito que te ladre. - ¿Quiére decir que salgo a usted? - ¿A mi? ¡Que más quisieras, bonita de cara! He tenido novios a montones en mis años mozos. - ¡JA! Esa era mi abuela. - Porque me los quitaba la muy jodía.

Y cambió de tema: - Para que no digas que no te regalo nada ¡Toma. Una bolsa de croasenes del súper! - Caducados ¿a qué sí? - Desde ayer solo... En mis tiempos hubiésemos querido tenerlos. - Quédeselos porque su tiempo también es ahora.

Entonces ocurrió algo que por poco manda a la Cotilla al Manicomio. Mi primer abuelito, embutido en un traje de Supermán y una larga capa de seda roja, se dejo ver... convertido en una mariposa acabada de salir del capullo y se posó en la nariz de la Cotilla.

Los berridos de la vecina hicieron temblar los cimientos del edificio, en la calle se abrió un gran socavón que a punto estuvo de tragarse un autobús de línea. El árbol de la calle tuvo que agarrarse con fuerza a los cables de la luz y dejó al barrio sumido en la oscuridad. Los vecin@s salieron a la calle a gritar con el Ayuntamiento, el Govern, el Gobierno de la Nación y, de paso, contra los que van mirando el móvil por la calle.

Y, a todo ésto yo me preguntaba a qué venían los gritos. Lo supe en cuanto vi la cara del abuelito, de cuerpo presente, en la cara de la mariposa. ¡Que jodío!

miércoles, 16 de junio de 2021

¡Hace calor!

Estaba en el comedor, pensando en las musarañas, cuando, desde las alturas me ha llegado un murmullo que no venía a cuento a no ser que mi primer abuelito estuviera por aquí, pero no lo vi.

Me concentré en la búsqueda pensando que se trataba de los vecinos del segundo que tienen la sangre muy alterada a éstas alturas del año y cualquier cosa les basta para acabar entre jadeos y suspiros... pero no iba por ahí la cosa. Y entonces mis ojos se posaron en la Santa Cena que está sobre el aparador. Y di en el clavo.

Los apóstoles estaban quejosos. Lo sé porque, aunque hablaban en arameo yo, cuando me pongo, entiendo lo que me echen. Uno decía: - ¡ Uf! hace tanto calor que el pan se ha puesto duro y el vino se ha evaporado en los vasos. - Otros discutían la necesidad de tener dos trajes en lugar de llevar siempre los mismos ropones de lanilla. - ¡En verano, bermudas y camisetas, hombre, por favoooooor! Luego, en invierno ya nos taparemos.

Mientras se quejaban no dejaban de abanicarse. - Abuelito ¿has repartido abanicos? - Si, hija, porque me ha dado no sé que verlos con esos sayos y esas barbas, sudando a mares. No sé si te has fijado pero hay un buen charco sobre el aparador.

Efectivamente. Un charquito de sudores varios que exalaba aromas remotos y nada agradables. Tuve que abrir las ventanas de par en par mientras la cristalera del balcón hacía lo mismo. 

Les faltó tiempo a gorriones, ramas y hojitas para entrar en casa: - ¡Eh, sin avasallar! - De repente el árbol de la calle gritó: - ¡¿Aún no tienes aire acondicionadoooo, boba de Coria?! ¡Pues ya estás tardando!

Desde el acuario, Pascualita llamó mi atención dando saltos mortales y tirando al suelo la mitad del agua de mar. - ¡Paraaaaaaa! ¿Qué quieres? - La media sardina sacó un palmo de lengua, bizqueó e imitó un desmayo. Me estaba diciendo, claramente, que el agua estaba calentuja y se moría de calor.

Poco después nos tomábamos un chinchón on the rocks a medias, ella metida en el acuario lleno de cubitos de hielo y yo disfrutando del abanico de Picasso.

martes, 15 de junio de 2021

¡Menudo lio!

 Pensé que, bajo mi balcón, habían montado la feria de mi barrio. ¡Ostas! fue toda una sorpresa. Volvíamos a la normalidad. ¡Fuera mascarillas y viva el bailoteo! sobre todo el agarrao. 

Parece mentira que me haga tanta ilusión una cosa que nunca se ha hecho en mi calle sino en la plaza del Mercado. Es cierto que no se escuchaban pasodobles pero era innegable que había un buen barullo.

No me puse el mantón de Manila de la abuela para no trastear en el cantarano pero me coloqué una flor de plástico, de la tienda del señor Li, en el pelo y me asomé al balcón. ¡Menudo chasco me llevé!

La gente congregada rodeaba a una Cotilla llorosa y compungida - Pues sí, va diciendo que soy una ladrona ¡de iglesias, nada menos! Con todo lo que yo he hecho por ella... ¡snif!... Que triste es llegar a vieja y recibir éste pago... ¡snif!... 

Un vecino lloraba a moco tendido. - Yo, es que con éstas cosas no puedo ... ¡buuuuuuaaaaa! - El mismo llorón mandó a su mujer a por una cuerda larga para colgarme ¡a mi! de la farola.

Menos mal que ésta debe ser contraria a la pena de muerte porque, sin que nadie (salvo yo) la viera, sacó los pies del suelo y corrió hasta perderse tras la primera esquina.

El árbol de la calle, aunque apenas me habla. - No soporto a los soplones. - me dijo pero no me di por aludida porque yo soy soplonA.

El caso es que, haciendo de tripas corazón, el árbol me acogió entre las ramas de su ancha copa. Mi primer abuelito me regaló un abanico precioso, pintado por Picasso. - La noche antes de tu linchamiento será larga y calurosa. - dijo, supongo que para darme ánimos.




lunes, 14 de junio de 2021

No dejan que me explique.

Esta mañana me he levantado con la idea fija de ir a la iglesia donde me pilló el sacristán y contarle que la Cotilla es quien le "límpia" los cepillos. Ojo por ojo, diente por diente... bueno, el ojo que se le ha quedado después del buchito de agua envenenada que recibió, no tiene igual en el mundo entero. Ya hay más ojo que cara.

Me he llevado a Pascualita en el termo de los chinos. He ido temprano para evitar el solazo del mediodía. y la sirena iba tan contenta, viendo el panorama de las calles de la ciudad.

Esperé a que abrieran la iglesia y, en cuanto apareció el sacristán fui derecha hacia él. Al verme palideció.  Pensé que había visto a Pascualita y coloqué el tapón del termo a toda prisa. 

- ¡No te acerques o llamaré a la policía! - Pero, en lugar de hacerlo con el móvil, se puso a gritar como un energúmeno: - ¡Policíaaaaaaaaaaaaaaaa. Está aquí la ladronaaaaaaaaaaaaa! - Oiga. Está equivocado. Yo venía a dejar las cosas claras... - Pero el tío, con tanto grito, ni me oía. - ¡Viene a robar otra veeeeeeez! ¡Socorroooooooooooooooooo!- ¡Calla ya, jodío!

Los pocos viandantes de aquella calle se multiplicaron enseguida cuando los vecinos, alarmados por los gritos, fueron saliendo de sus casa, algunos aún en pijama o camisón mientras yo seguía dando explicaciones al viento. - Que la Cotilla es la ladrona... ¿Me oyes?

De repente me vi cercada por gente de ceño fruncido y no me gustó. Me apoyé en la puerta de la iglesia y saqué a la sirena del termo. La puerta se abrió del todo y me encontré junto a la pila de agua bendita. Los gritos del escandolos no cesaban y yo ya no quería estar allí. 

En defensa propia lancé a Pascualita a la cara del sacristán. Y entonces sus gritos se mezclaron con los ayes, carreras, llantos, moqueos y lagrimeos que son los síntomas que se tiene cuando los dientes de tiburón de la sirena se cierran en torno... a la nariz, por ejemplo. En cuando pude parar al herido, de un tirón secó arranqué a la sirena y la lancé a la pila del agua bendita.  

Ante el espectáculo del sacristán hubo vecinos que aplaudieron a rabiar mientras otros les silbaban o se acordaban de sus familiares y acabaron todos discutiendo a grito pelado. Solo se callaron ante la vista de una descomunal nariz que seguía creciendo pero... yo ya no estaba allí.

 

 

 

domingo, 13 de junio de 2021

¡Que injusto!

 Esta mañana he ido tras la Cotilla cuando ha ido a "trabajar" a las iglesias. En cuanto han abierto las puertas se ha colado en la primera y disimulando, se ha acercado a uno de los cepillos y en un visto y no visto, lo ha vaciado. Ni siquiera al sacristán le ha dado tiempo de verlo. 

Es una actriz como la copa de un pino. La beata más beata. La feligresa más enfrascada en sus rezos. La que se da más golpes de pecho... cuando ya ha empezado a llenarse la faltriquera. La persona a quien nadie acusaría de robo porque lo disimula divinamente. ¡Que artista se ha perdido Hollywood!

No he tenido más remedio que adelantarme a ella o quedarme a dos velas. He entrado en otra de las iglesias que también "límpia" y, aunque he intentado emularla, me ha descubierto el sacristán y me ha sacado fuera a base de golpes de cirio. - ¡La próxima vez que te pille por aquí, llamo a la policía!

Al salir corriendo tropecé con la Cotilla que entraba. - ¡Cuidado con el jodío sacristán! (gritè para prevenirla) 

Escondida tras una esquina, vigilé la salida de la vecina ¡y lo hizo del brazo del tiparraco! - Tiene usted razón, don Fausto. Hoy en día no se respeta nada... 

Al llegar a casa se armó la marimorena cuando la Cotilla me afeó que invadiera su territorio de trabajo. - ¡Eso no lo hace a nadie salvo que sea una advenediza como tu! - ¡Oiga, a mi no me llame eso! - ¡Te llamo como me da la gana!

Mi primera abuelito voló a nuestro alrededor arrastrando los volantes de un tejido tornasolado que me puso los dientes largos de pura envidia. - ¿Eso has hecho, nena? (su voz sonó  irritada) - El árbol de la calle, cuya oreja se entera de todo, tenía un tembleque extraño, como si fuera el aviso de un gran terremoto. - ¡No me lo puedo creer! ¡Que vergüenza!

La rabia subio a toda velocidad hasta salir por mi boca: - ¡¡¡No puedo pagar la factura de la luz!!! - A la lavadora le subieron los colores hasta el botón de ponerla en marcha. - Que ruin ereeeeesssssss ¡No me eches la culpa, jodía. Echasela a las Eléctricas!

Era tal el jaleo que había en casa que acabó sonando el timbre. Era Bedulio con el bloc de multas en mano. - ¿Qué he hecho ahora? - Escándalo público desaforado y, sobre todo, boicotear el trabajo de una vecina. - ¡Pero si lo que hace es robar! (yo estaba furiosa) - Y  levantar falsos testimonios a una pobre viejecita... - ¡¿La Cotilla, pobre..., viejecita... ?! ¡Estás loco, Bedulio! - Por insultar a la autoridad... - ¡¡¡Para ya!!! 

Menos mal que, al final se hizo justicia porque, cuando Pascualita, harta de gritos, se asomó al borde del acuario, escupió un buchito de agua envenenada hacia mi ojo en el momento justo en que me agaché para coger algo que tirarle a la cabeza del Municipal y no me dio a mi... Ahora Bedulio duerme la mona de chinchón mientras el ojo herido ya le ocupa más de media cara y no para de crecer ...

 

sábado, 12 de junio de 2021

¡Pero, bueno...!

 Mi primer abuelito, como no tiene nada más que hacer, aparte de estrenar sudarios de Alta Costura, se entretiene dando garbeos por casa y así se entera de todo y me lo comunica. Ya me tiene la cabeza como un bombo.

A la chita callando se ha acercado a mi oído y como si fuera Pepito Grillo, ha susurrado: - La lavadora sigue enfadada.

- ¡Pero, bueno! ¿qué quiere ésta ahora si todos los días le meto, aunque sea un solo trapo de cocina y lo pongo a lavar con el programa más largo?  - Habla tú con ella que éstas cosas terrenales no son asunto mío. 

Era verdad que la lavadora estaba de uñas: - ¡¿Te parece normal lo que haces conmigo?! ¡¿Crees que soy tu esclava para ponerme en marcha a las tantas de la madrugada?! ¡¿Qué pasa con mi descanso?! ¡¿Me quejaré a mi Sindicato y te va a caer un puro, negrera?!

Noté que alguien miraba por encima de mi hombro: - ¡Abuelit...! ¡¡¡COTILLA!!! - Lo tuyo es para echarte de comer aparte, boba de Coria ¿en serio estás discutiendo con la lavadora? - ¡Que vaaaa! estoy memorizando un guión para representarlo en El Funeral el día que hagan una fiesta en recuerdo de todas las personas que se ha llevado la pandemia... (improvisé)

- Un detalle muy bonito, si señor, pero ¿discutiendo con la lavadora? - Es que no es un electrodoméstico cualquiera, sino alguien de la familia y todo el mundo la usa (la jodía lavadora aprovechó la ocasión) - ¡¡¡Exacto. Me usas, negrera!!!

 

viernes, 11 de junio de 2021

LA MALDAD EXISTE.

He sentado a Pascualita sobre el frutero para hablar de algo que ella sabe de sobra, pues no en vano lleva viviendo millones de años y ha visto tantas desgracias como alegrías. 

Le he enseñado un dibujo de dos sirenitas nadando hacia la nada. Lo ha mirado fijamente y, poco a poco, lo ha relacionado con las noticias de éstos últimos días. Su primera reacción ha sido sacar su dentadura de tiburón a pasear en plan de ataque. 

- La MALDAD existe. Nadie puede negar esta frase. No tiene una cara determinada. Un patrón tipo. Tampoco es cosa del sexo masculino o femenino. Ni tiene justificación aunque se disfrace de celos, envidia, etc. etc... 

Los padres (o madres) que matan a sus hijos siempre tienen una razón que no dicen y es la de hacer el mayor daño posible. Son depredadores natos. Disfrutan haciéndolo. Porque son malos, quizás buenos vecinos, buenos compañeros de trabajo, de deporte... pero como la maldad no se refleja en la cara, después de cometida la atrocidad, se oyen frases como: nunca lo hubiéra esperado de él... o de ella.

La Maldad mata. Y Pascualita lo sabe. Ha visto la evolución de los seres que han ido poblando mares y tierras y el Mal siempre ha estado presente. ¿Están locos? La sirena dice que no. Nacieron con el estigma de la Maldad y disfrutan planeando y ejecutando su crimen.

Dicen que ojalá el asesino viva muchos años torturado por su conciencia... El que es Malo no tiene conciencia. ¿Se han arrepentido los grandes asesinos de la Historia, hartos de matar a inocentes, arrasar pueblos, masacrar familias enteras... No. Algunos piden ayuda "celestial" para no morir, como el brazo incorrupto de Santa Teresa por ejemplo, porque ellos se quieren mucho a sí mismos y a los demás que les vayan dando. 

Ayer apareció el cuerpecito de una de las dos niñas secuestradas por su padre, en el fondo del mar. Pronto, espero, aparecerá la otra. El Mal, su padre, ha hecho mucho daño, muchísimo: a sus hijas, a su ex mujer, a sus propios padres que se han enterado de que tenía la Maldad en su casa. A tanta gente.

El Mal ha ganado otra vez. ¡Maldito sea!

jueves, 10 de junio de 2021

Dichosa luz.

 La Cotilla está harta de que le esté dando la vara con lo de la luz porque tiene la manía de ir dejando las luces encendidas por donde pasa: - ¡Cotilla, como se nota que la factura la pago yo! - Aaaayyyy, perdoooooonaaaaa. Ya la apago.

Hasta Pascualita se ha dado cuenta de que me altero mucho cuando hay una bombilla encendida sin necesidad y como parece que la vecina tampoco le cae bien, ha aprendido a chasquear los dedos para avisarme de que la ha pillado infraganti y tiene una sonrisa terrible cuando me escucha gritarle: ¡¿Otra vez, Cotilla?!

Tengo que tener cuidado porque la bruja ha empezado a atar cabos y aunque no llega a ninguna parte con sus cábalas, no para de preguntar: - ¿Cómo sabes que estaba encendida esa luz si desde aquí no se ve? - Me pilló de sorpresa y solo pude balbucear: - Porque... la conozco como si... la hubiera parido...

Esta tarde ha venido a hacerme una proposición: - Nena, he estado pensando que, aunque seas tonta es posible que tengas poderes paranormales, porque muy normal no eres (no supe si darle las gracias o pegarle una patada en la espinilla) Tendríamos que explotar ese don. He hablado con un compañero de trapicheo que conoce a una mujer que tiene una prima que es hermana de leche de un hombre que limpia los cristales en la sede de la televisión regional que conoce a la jornalera de la presentadora de un programa que dan por las tardes y va a pedirle que te lleve para hacer una demostración de tu arte. Nos espera mañana, a las tres de la tarde sin falta. - ¿Quién? (porque ya me había perdido) - Ya te lo he dicho, la jornalera.

Al principio me hizo gracia. Salir en televisión equivale a ser famosa aunque sean quince minutos. Pero después me di cuenta de que, sin la colaboración de la sirena, no habrá don que valga Y muy a mi pesar tuve que decir que no.

- ¡¡¡¿Qué?!!! ¿He removido cielo y tierra y me dejas en la estacada?. Eso no se le hace a una profesional. - ¿A quién? ¿al primo de leche? ¿a los cristales de la secretaria? ¿a la mujer del trapicheador?... - ¡Yo, boba de Coria! Yo soy la profesional. Y ya estás soltando cincuenta euros que es lo que le he prometido a la jornalera por los trámites que ha tenido que hacer. 

De pie junto al pasillo, con el brazo y el dedo índice estirado señalando la puerta de la calle como un Rodrigo de Triana gritando ¡Tierra a la vista! Yo grité: ¡¡¡FUERAAAAAAA!!! - y me ahorré cincuenta eurillos.

miércoles, 9 de junio de 2021

Las uñas.

 Mi primer abuelito me avisó: - Tienes muy descuidada a la lavadora, nena. - Es que espero a tener una buena carga de ropa sucia para usarla y ahorraré agua y luz ¿Qué te parece? - Tu sabrás, porque yo de estas cosas, no gasto pero ya te digo que a nadie le amarga un dulce. - ¿Quiéres decir que debo darle una magdalena para desayunar? Me parece un poco exagerado... ¿Y si se oxida? 

Como a la buena vida se acostumbra uno pronto, como le pasó al abuelito que, una vez muerto, vio que no habia que preocuparse de problema alguno y le encantó , dio media vuelta en la lámpara y desapareció y yo me quedé con la duda de si endulzar la vida de la lavadora o no.

De todas maneras fui a verla. La pillé bostezando. - ¿Estás aburrida o tienes hambre? - Las dos cosas. Llevo muchos días rascándome la barriga y sin echarle nada dentro. Pensé que me gustaría la vida sin estres. Pues ya te digo que no me gusta. Prefiero el ajetreo de un buen centrifugado a estar mano sobre mano...  Dame trabajito, resalá (dijo la puñetera guiñándome un ojo que, cuando quiere, sabe camelarme)

Pascualita seguía nuestra conversación desde lo alto del acuario. Ultimamente le ha dado por morderse las uñas y lleva ya un dedo por la mitad. Me he hartado de decirle que solo se come lo duro pero con esa dentadura que tiene no nota la diferencia entre uña, hueso y molla. 

Tuve que comentarlo con la abuela. A ver si se va a creer que me la estoy comiendo por etapas. - Dile tu algo y, tal vez, te haga caso. 

Cuando vino a casa, cogió a la sirena entre sus manos y la invitó a unas gotitas de chinchón. - "Escúchame, bonita: no te comas las uñas que está muy feo. ¿No sabes que las manos son más bonitas con las uñas enteras? Mira las mías ¿A que son preciosas? ¡Nena, enseñalé las tuyas! 

Me pilló mordiéndome  las uñas a placer mientras la escuchcaba. Y Pepe el jibarizado, que se encontraba en el sitio justo(la mesa del comedor)  en el momento oportuno, fue el encargado de estrellarse contra mi cara cuando la abuela cogió el llavero usándolo de proyectil contra mi.

martes, 8 de junio de 2021

El vestido de la tatarabuela.

La abuela ha venido a casa y se ha pasado media mañana rebuscando en los cajones del cantarano de su antiguo cuarto. - ¿Quiéres que te ayudeeeeee...? (pregunté) - "¿No habrás cogido el vestido de la época del Charlestón que era de mi abuela? " - Pues nooo... - "¡Pues no está!" - Lo único que se me ocurre decirte, abuela, es que la Cotilla duerme ahí. - "Siempre desconfiando de mi amiga. Tienes fijación con ella, pobrecilla." 

El día que le sale la vena amistosa no hay quien le toque a su amiga de la infancia y es mejor cambiar de conversación.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaa! ¿qué hay hoy para comer, nena? - En su casa no lo sé, en la mía patatas hervidas. - Teniendo menús tan exquisitos no esperarás encontrar  novio ni perrito que te ladre ¿verdad? - Váya a ver a la abuela y tengamos la fiesta en paz.

Aproveché que estaban entretenidas para dar de comer a la sirena y añadirle más agua al acuario con un chorrito de chinchón para congraciarme con ella y pedirle algo. Desde lo alto de la lámpara del comedor mi primer abuelito movía la cabeza como si estuviera en desacuerdo conmigo. - ¿Por qué no quieres que Pascualita le tiré a la Cotilla un buchito de agua envenenada a los ojos? - Porque preferiría que fueran dos, así me curo en salud mientras voy intentando recordar por qué estoy aquí. - Porque te encanta mi lámpara de los chinos. - Digo en el Más Allá.

El abuelito no recordaba nada de aquel día en que dejó de existir como ciudadano. Total ¿para qué? Ya no había vuelta de hoja. - ¿No sabrás, por casualidad dónde está el vestido que busca la abuela? - Se lo entregué a Christian Dior, total, para que se apolillase en ese cajón mejor lo arregla y me póngo yo en plan sudario años veinte del siglo XX. ¿No te parece?

lunes, 7 de junio de 2021

Envidia

 Llevaba un rato escuchando murmullos y pensé que era la Cotilla rezando ante el altar de los Amigos de lo Ajeno para ver si, de una vez por todas, su gurú sale libre de todas las fechorìas que le imputan. Aunque me extrañó no ver la luminaria de velas que suele encender cuando está en esos menesteres. Me asomé a la salita y no había nadie.

Llamé a la abuela: - Hola, Geoooorge. dile a mi abuela que se ponga que quiero preg... - Madame decir que no estar for you. - ¡La madre que te parió, inglés! Dile que se ponga o vengo y te arreo dos guantazos que... - "Menos guantazos, boba de Coria" - ¿Por qué no despides ya a ese tiparraco? - "Porque es un genuíno mayordomo inglés y eso da mucha categoría a una casa como la mìa. ¿Me has llamado para eso? 

Le expliqué lo de los murmullos - ¿Tienes alguna idea de lo que puede ser? - "Será tu primer abuelito llorando por los rincones del Más Allá y... - ¡Gracias, abuela! ¡Eso es! 

 Pero el abuelito no estuvo a la vista hasta una hora después, cuando su figura fue apareciendo en lo alto de la lámpara del comedor. Se le veía feliz. - ¡Por fin he conseguido convencer a mis amigos modistos para que hagan cortinas exclusivas para tus ventanas. ¡Nadie podrá igualarlas. Ni siquiera la millonetis de tu abuela! 

Las ventanas y la vidriera del balcón se abrieron de par en par al grito de ¡¡¡HURRAAA!!!  Pascualita, al ver que no se mencionaba su "casita" me enseñó los dientes de tiburón presa de un ataque de envidia. Pero esto lo resolvió el abuelito en un plis, plás al chascar los dedos: maravillosas telas aparecieron moviéndose con una cadencia elegantísisma y fueron visitiendo todo cuando tocaban, acuario incluído.

Saqué la botella de chinchón y brinde por tan maravilloso regalo con los mejores modistos del pasado... solo que, como son incorpóreos allí, la única que bebia era yo y cogi una cogorza que a punto estuve del coma etílico.

Con el paso de las horas, los agraciados con las cortinas tenían la mosca detrás de la oreja porque, ni la Cotilla, ni la abuela, ni siquiera Andresito, cuando vinieron a casa, hicieron aspavientos como hubiese sido lo razonable... si hubiese podido ver las telas. Pero encontré las palabras adecuadas al momento cuando dije: ¡Os tienen ENVIDIAAAAAA! - Y la fiesta volvió a empezar.

domingo, 6 de junio de 2021

La Uija

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! Mira que me he encontrado, nena. - ¿Una cartera llena de euros, Cotilla? - ¡Ojalá! Pero no te hubiese dicho nada. - ¿Por qué? Podría haber comprado unas pizzas para celebrarlo. - ¡Por eso, porque pides más que Hacienda! 

Me enseñó una caja envuelta en papel de celofán. - ¿No me diga que la ha encontrado en la calle, cerquita del la tienda del señor Li. - Con lo tonta que eres y, a veces me asombras, boba de Coria ¿Cómo lo sabes? - Porque ya la conozco más que si la hubiese parido... ¿qué es? - Un juego que se llama... (la Cotilla entornó los ojos, arrugó la nariz, sacó la punta de la lengua y estiró el brazo que aguantaba la caja) Es una cosa extranjera porque... no sé que dice. - ¿Y si se compra unas gafas? - ¡¿Con lo caras que son?! Quita, quita. Tal vez un día me encuentre unas por la calle... 

 Lo que habia "encontrado" la Cotilla era un juego de la Uija. - ¿Es como un parchís? (preguntó) - Con ésto podemos ponernos en contacto con los espíritus ¿Por qué no lo probamos y llamamos a mi primer abuelito?

Saltó como un resorte, blanca como la pared; - ¡¡¡Lagarto, lagarto!!! A ese ni lo mientes. ahora mismo voy a devolverlo. - ¿A quién? ¿No dice que lo ha encontrado?

Llamaron a la puerta. Era Bedulio el Municipal acompañado de un chino que trabaja en la tienda del señor Li. - ¿Está la Cotilla? - ¿Me tomas por chivata? Sí que está. - Entraron hasta el comedor donde encontraron, encima de la mesa, el juego de la Uija. - ¡Sel este! ¡Yo lleval a señol Li! 

Pero antes de que pudiese cojerlo, la caja se levantó hasta la lámpara del techo. Tanto el chino como el Municipal quedaron con un palmo de boca abierta, los ojos saliéndose de las órbitas y tiesos como la mojama. Ni respiraban 

El abuelito hacía rodar la caja, subía bajaba y, uno tras otro, el chino y Bedulio cayeron desmayados bajo la mesa junto a la Cotilla que fue quien cayó primero. 

El abuelito triunfó por todo lo alto con su numerito y tuvo que saludar, repetidas veces, a sus admiradores que no paraban de aplaudir y gritar: ¡¡¡Torero, torerooooo!!! - La que liaron en un momento el árbol de la calle, sus miles de hojitas, la cristalera del balcón, Pascualita , Pepe y Calderón de la Barca que pasaba por aquí.

sábado, 5 de junio de 2021

Ameba.

La abuela me ha llamado ameba, cuando le he hecho un comentario sobre su indumentaria al entrar en casa. 

Yo había escuchado el concierto de pitos que precede a la llegada del rolls royce estacionando en la parada del autobús y he salido al balcón. Lo único que he visto de ella desde las alturas, ha sido una especie de platillo volante que se encaminaba al portal de la finca. Detrás iba su mayordomo, sordo a los "piropos" que le soltaban los automovilistas.

El platillo volante era una pamela exagerá. Ha tenido que quitársela para entrar por la puerta. Después se la ha vuelto a colocar. Lo que no sabe la abuela es que, inmediatamente, su sombrero se ha convertido en pista de aterrizaje y despegue de su ex marido, presumiendo de un nuevo sudario floreado, tal como indica la estación del año en que estamos.

Geoooooorge se dirigió a la cocina donde dejó unos bultos que llevaba. Fue en ese momento cuando yo abrí la boca (cosa que no debería haber hecho) - Abuela ¿tú te has visto? - "Esta mañana en el espejo de mi cuarto de baño particular ¿Por qué?" - Porque, con la edad que tienes (¡me arrepentí!) no puedes ir por la calle enseñando el ombligo y las arrugas que lo circundan (¡me arrepentí más pero mi boca se había transformado en un ente con voluntad propia y soltaba lo primero que se le ocurría!)

Las cejas de la abuela estaban en todo lo alto de la frente. 

- "Espero que, como excusa a tus groserías, habrás bebido media botella de chinchón, por lo menos" - Alguien tiene que decirte las verdades del barquero, abuela (¡¿Y debo ser yo?! ¡¡¡Calla, boca!!!) No puedes llevar las piernas al aire, sin medias y con una mini falda con la que vas enseñando las bragas (¡¡¡NOOOOOOOOO!!!)

La abuela levantó una pierna hasta la altura de  mi cabeza: "¡Mírala bien. En tu vida tendrás unas piernas como las mías. Y para que veas como puedo hacer lo que me da la gana: ¡Geooooorge, recoje los avíos de la paella de marisco! Hoy, en ésta casa, se comerá fabada de bote como todos los días.! -Y dirigiéndose a mi, dijo: - "¡AMEBA! Eso es lo que eres. Más sosa que una AMEBA.

Y mientras mi primer abuelito se lo pasaba en grande con la pamela, Pascualita hacía la señal de OK con sus deditos palmeados, Pepe soltaba su OOOOOOOOOOOOOO, el árbol de la calle y la cristalera del balcón aplaudían a la abuela, llegó la que faltaba para el duro. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! - "Cotilla, te invito a mi casa a comer paella ¿Cómo se te queda el cuerpo?" - De jota. - "Aprende Ameba" - dijo antes de cerrar la puerta de un portazo que dejó las bisagras temblando.

 

viernes, 4 de junio de 2021

Velas.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - ¿Ha vendido muchas lavadoras, Cotilla? - Estoy haciendo un estudio psicológico sobre lo rara que es la gente. Nos suben la luz y la ciudadanía se queja, se rasga las vestiduras, juran en arameo, etc. etc. pero siguen comprando lavadoras que se enchufan a la corriente eléctrica y menosprecian la mía. Incluso mi plancha. - ¿Tambièn ha hecho una plancha barata? - ¡Baratísima! En realidad lo que vendo son las sillas donde apilar la ropa doblada y sentarse luego, encima durante unas horitas. ¡Y ya está planchada la colada! - ¿Y dice que vende las sillas? Pero si en cada casa hay unas cuantas. - Pero éstas son las auténticas "planchadoras" - ¿De dónde las saca? - ¿De dónde va a ser? De los contenedores de basura.

La Cotilla ha entrado con tal cargamento de velas, velitas y velones que ha tenido que ser ayudada por compañeros de trapicheo. Al quedarnos solas me he colocado delante de la puerta de la salita. - Aquí no entra ninguna vela más porque un día vamos a tener un disgusto con el fuego y saldremos en el telediario nacional. - Que ilu, ¿no? - Pues no.

Cuando hubo colocado el cargamento en el antiguo cuarto de la abuela, la pregunté de dónde  sacaba tanta cera. - De las iglesias. Siempre creí que el verdadero negocio estaba en los cepillos pero al reducir la entrada de fieles a causa de la pandemia, algunos tienen hasta telarañas, sin embargo las velas se venden muy bien. Y más ahora, con la subida de la luz.

Estábamos Pascualita y yo compartiendo un helado de chocolate cuando la vecina entró a colocar velas nuevas en el Altar de los Amigos de lo Ajeno a pesar de mis quejas. - Son para mi gurú, Bárcenas. - ¿No tiene ya bastantes? - Pues no. Porque pido que lo crean y todavía hay quien no está por la labor.

Poco después, la sirena, desde mi escote, y yo, quedamos deslumbradas con tanta luminaria.

jueves, 3 de junio de 2021

¡Sube la luz!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - La que faltaba para el duro... - Ya vendrás a hacerme reverencias cuando pongamos en marcha la idea que he tenido y me lluevan millones de euros por todos lados. - ¿De qué habla, Cotilla? - Pues de que estoy sembrada. Nunca mi cerebro había parido tantas ideas útiles en tan poco tiempo.

Me serví un vaso de chinchón on the rocks y eché un chorrito en el acuario, cosa que tuvo el efecto de hacer callar a la vecina que no paraba de darse bombo. - ¡Estás loca! Las algas no necesitan chinchón ¡Trae p'aca la botella, boba de Coria!

Tres vasos se metió entre pecho y espalda con la avidez de quién piensa que se va a quedar sin catarlo. No es raro que luego diga tonterías. - Tira a la basura la lavadora, nena, que debe ser de cuando la inventaron. - Sí, ha salido muy buena. - ¡Tírala y compra la que he inventado que tiene todas las ventajas del mundo, sobretodo ahora que nos han subido a tropecientos mil euros la luz. 

La que te ofrezco no gasta nada y encima sirve para hacer deporte, leer, ver la tele, hacer ganchillo, ¡que se yo! Es multiusos. - ¿Y no gasta luz? Ve cómo sí que le hace efecto el chinchón. - Es una lavadora a pedales y te pone las piernas fuertes como las columnas de Hércules. Para lavar tiene una velocidad constante que se adquiere con la práctica y para centrifugar hay que esprintar como los buenos ciclistas. ¿Qué te parece? Y sin gastar ni un euro en electricidad. - ¿Y esa maravilla dónde está?

- Saldrá en pocos días al mercado ¡y me la quitarán de las manos! - Si todo lo que cuenta es verdad, quizás me interese... - Pues, siendo para ti te la dejaría en 2.000 eurillos de nada. - ¡Jopé! - Con lo que ahorrarás en luz me la pagas.

Cuando la Cotilla se fue tuvimos cónclave en casa. El abuelito preguntaba que qué eran los euros. - ¡El dinero! - Se llama pesetas, no eso que has dicho. - Pues anda que no hace tiempo que las quitaron de la circulación. - Antes de que me mandaran al Otro Mundo no había de eso...  (y se sentó sobre la lámpara del comedor a rumiar su asombro envuelto en un sudario a cuadros)

 

miércoles, 2 de junio de 2021

La Cotilla.

- Chist... chisssssst... Nenaaaaa, ¿está el señor Li? - ¿En casa? no. ¿Qué pasa, Cotilla? - Me han dicho que quiere vender éste edificio. - No sé de dónde ha sacado esa idea. Ningún vecino  vendera su casa.

La Cotilla entró con precaución. - ¿Estás segura de lo que dices?... sacaríamos un buen pellizco de euros y yo no llego a fin de mes... - Cotilla. ¿de quién salió la idea? - ¡Qué se yo! - Sí que lo sabe. Esto es cosa suya. ¡Es una traidora! Mi casa no se vende. - Tampoco te pongas así, ya sabes que hablando se entiende la gente... Además, a nadie le amarga un dulce.

Me puse como Cristobal Colón, junto a la puerta de la calle, con el brazo extendido y el dedo señalando la escalera: - ¡FUERA!

Al poco rato hubo vendedores chinos subiendo y bajando, seguidos de gente con ojos ilusionados dispuestos a entrar en todos los pisos a ver, opinar, calcular y decidir si compraban o no. 

Creía estar a salvo en mi castillo cuando, de repente, se abrió la puerta por arte de biribirloque y, sobretodo de la llave que tiene la Cotilla.

Todos en casa contemplamos, boquiabiertos, el desfile de posibles compradores. - ¡Abuelito, haz algo! - Tengo curiosidad por saber cuánto te darán por el piso. - ¡Nada! No lo vendo. 

Cuando la Cotilla se me puso a tiro la empujé hacia el balcón. Las cristaleras se abrieron de par en par y se cerraron, rápidamente, tras ella. Una rama del árbol de la calle la enganchó por un pie y la sostuvo en el aire, boca a bajo, a pesar de los gritos de la vecina. El abuelito se empeñó en verla volar y no me disgustó la idea. La salvó un grito de la abuela que, en ese momento, se apeaba del rolls royce. - "¡Ya no tienes edad para hacer circo, Cotilla!"

De momento todos seguiremos juntos. El piso es nuestro nexo de unión - ¿Verdad, Pascualita? - Las manitas palmeadas hicieron la señal de OK

martes, 1 de junio de 2021

La visita.

El señor Li ha venido a visitarme. ¿Por algo en concreto?... Al parecer, no. Se ha dedicado a darme palique y deambular de un lado para otro de la casa. Al final le he preguntado si quería que se la enseñara y se ha puesto muy contento. Incluso reía y sus ojitos han desparecido tras la rendija de los párpados.

Hemos ido de habitación en habitación esplicándole en que empleaba cada una de ellas con todo detenimiento. Al llegar a la de la abuela dije: - Pero ahora la ocupa la Cotilla porque... - ¡Ah, Cotilla! Ella decil que tu tenel acualio sin peces.

Me entró un sudor frío. ¿Así que era eso? Quiere descubrir si tengo gambas gordas ¡Va tras Pascualita! Tenía que inventarme algo creíble.

- No tengo peces porque es la última moda de la gente chic: tener una pecera para plantas marinas pero sin peces porque se las comen. - ¡Ah! yo no sabel... Sel intelesante...

Al entrar al comedor y en contra de lo que había imaginado, en lugar de ir derecho al acuario, se fue al balcón. La cristalera me hechó una mirada-pregunta: - ¿Abro o no? - Yo (dije, telepaticamente) 

El señor Li lo escudriñó todo y no quedò contento con el árbol de la calle. - Hablá que talal.lo. No vel calle apenas. - El no lo notó pero yo vi como el árbol daba un respingo. Mi primer abuelito pasó en vuelo rasante arrebujado en un sudario imitando un traje de faralaes con topos que cambiaban de color. Su voz sonó fuerte y clara en mi cabeza. - Ese tío quiere algo. No me gusta. - ¿A mi, por ejemplo? - La rebolera de volantes me tapó la boca.

Por fin el señor Li se despidió dejándome un recado. - Mañana venil yo con complador y tu decil plecio.

Cuando bajé la basura al contenedor, una vecina me dijo: - Se está haciendo el dueño del barrio. - ¿Quién? - El señor Li ¿No sabes que ha montado una inmobiliaria? ¡Si es que no te enteras de nada, boba de Coria!