domingo, 20 de junio de 2021

¡Vaya par de dos!

 Mi primer abuelito, que tiene todo el tiempo del mundo, sigue esperando, sentado sobre la lámpara del comedor, a que me atreva a decirle a la abuela que él es más elegante que ella.

Pensé que el jaleo de ayer me salvaría de meterme en semejante atolladero pero, aunque no tenga vida real, el abuelito tiene una real memoria y no se privó de recordarmelo: - Qué ¿te decidirás hoy , por fin? - ¿Es necesario? No tengo ganas de meterme en batallas de pareja con unos egos más grandes que la Catedral de Palma.

Pero, qué si quieres arroz, Catalina. Así que me armé de valor y telefoneé a la abuela. Para  que viniera me inventé un problema a cuenta de Pascualita: - "¿Estás segura que las escamas cambian de color?" - ¡Claro! Parece un camaleón. - "A ver si va a resultar que las sirenas son familia directa de pulpos, calamares y sepias." - Si no se parecen en nada. - "Pero cambian de color, boba de Coria. Ahora vengo"

Poco después el rolls royce aparcaba en su lugar favorito: la parada del autobús. 

Casi una hora estuvo la abuela sin quitarle ojo a la sirena pero ésta no cambió de color. - "¿Hace tiempo que no vas al oculista, nena?" - Sí que hace, con ésto de la pandemia... Pero si lo dices por lo de Pascualita, te aseguro que lo he visto perfectamente. Tal vez ha sido una casualidad, o tiene un horario para ello... - Una voz susurró en mis oidos: - ¡Expón el tema de una vez, cobardica! - Que agonías es el abuelito cuando quiere.

- Hablando de otra cosa, abuela... No puedes hacerte a la idea de lo elegantísimo que va siempre tu primer marido. - La mirada de la abuela fue de perdonarme la vida porque ¡eres tonta de nacimiento! - "Nunca. Oyeme bien. NUNCA, el pazguato de mi ex, fue elegante. No va a serlo ahora que no tiene ni cuerpo" - 

El abuelito emprendió un vuelo rasante a nuestro alrededor acariciándonos con los volantes extralargos, de un nuevo sudario, Marca YSL. - ¿Has notado algo, abuela? - "Sí, que corre un poco el aire".

El balcón y las ventanas estaban abiertas de par en par para que los del árbol de la calle no se perdieran nada. 

- Es el abuelito presumiendo de elegancia. - "¡Hazte visible, jodío!" (gritó la abuela)

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué le has echo a tu abuela, boba de Coria? - ¡Nada, Cotilla! Ha sido el abuelito. - ¿Cú... al?... - ¡El primero! 

Al fondo del pasillo se escuchó la voz ahogada de Bedulio: - ¡Oh... nooooo! . La loca carrera de los dos "valientes" escaleras abajo, fue digna de haber sido grabada para la posteridad.

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