miércoles, 31 de julio de 2019

El abuelito es aprensivo.

De repente recordé que tengo una caja de zapatos llena de fotos... ¿se refería a esto Pascualita cuándo señalaba la foto del periódico? Como sea así será verdad que es más lista que yo.

Encontré varias fotografías de Andresito de cuando era novio de la abuela. Se le ve un señor muy señor. Ahora ya no lo veo así porque es mi abuelito, más para andar por casa...  Ya dicen que donde hay confianza, da asco.

Reuní unas cuantas y se las enseñé. Le costó apartar los ojos de la televisión porque, en esos momentos, los integrantes de la Banda de la Escandalera, estaban en pleno rifirrafe, poniendo a parir a alguien que lloraba a moco tendido y poniendo cara de ser firme candidat@ al manicomio.

- Qué profundo es éste programa, nena. Estoy seguro que la mayoría de mis vecinos lo ven pero se callan como muertos. - Hablando de muertos, abuelito. ¿Te parecen mejor éstas fotos? ¿Cúal te gusta más para la Pared de los Finados?

Dio tal salto que quedó colgado de la lámpara del techo. - ¡¿Tú también, nena?! - No te pongas así.  Aprovechando que todavía estás con nosotras, lo mejor es que elijas la foto que más te guste porque, una vez colgada la verá todo el mundo. Incluso, generaciones venideras de la tercera edad.

Se puso como un energúmeno, dando gritos: - ¡¡¡NO QUIERO ELEGIR NADAAAAAAAAAA!!! ¡¡¡DEJÁDME EN PAAAAAZ!!! ¡¡¡SOY JOVEN PARA MORIIIIIIIR!!! - Tampoco exageres, hombre... - ¡¡¡SOCORROOOOOOOOOOO!!!

Llamaron a la puerta. Era Bedulio. - Han gritado socorro y creo que los gritos salían de tu casa. - Sí. Por la ventana de la salita. - Ya sabía yo que no debía meterme dónde no me llaman... (murmuró)

El abuelito seguía colgado de la lámpara y el Municipal se las vio y se las deseó para bajarlo. - Vamos, hombre, que ya no está usted para hacer circo. Que tiene una edad... - ¡¡¡OTRO QUE QUIERE MATARMEEEEEEEEEEE!!!

Bedulio me miró: - ¿Cómo qué otro? ... ¿Qué otro? (le tembló la voz y no me pude contener) - Mi primer abuelito...

No había terminado la frase cuando Bedulio salió corriendo escaleras abajo y desapareció al dar la vuelta a la esquina. -  ¡Hasta luego, Lucaaaaaas!

martes, 30 de julio de 2019

El Inspector.

- ¡Nena, te pido asilo familiar! - ¿Otra vez, abuelito? - ¡Me temo que tu abuela quiere matarme! - ¿Qué le has hecho? - ¡¡¡NADA!!! pero está eligiendo una foto mía para colocar en la Pared de los Finados. - ¿Ya? - Nooooo. Cuando me muera... eso dice. - Bueno, es una previsión para, llegado el momento, no tener que hacer las cosas deprisa y corriendo. - ¿Llegado el momento? ¡¡¡Lagarto, lagartoooo!!!

Total, que me lo he quedado. Ahora está en la salita viendo a la Esteban. En su casa no puede hacerlo por si los vecinos se enteran. Allí no está bien visto pero en mi barrio... ¡Caray! ahora me doy cuenta de que el abuelito se toma mi barrio por el pito del sereno ¡Y eso sí que no! 

Me he encerrado con Pascualita en la cocina para ver si entre las dos encontramos una solución para que respete mi entorno. La sirena, entre muecas, meneos de cola y de manos, me ha dado a entender que ella y yo también miramos ese programa. - No es lo mismo. Nosotras somos proletarias de baja estofa... - Señaló una foto del periódico.

 - Como no te expliques mejor... - Insistió, una y otra vez, hasta que, hizo una pelota con la página y la tiró por la ventana.

Llamaron a la puerta. Un señor traía la bola de papel de periódico en la mano. - Buenas, soy el inspector del Area de Medio Ambiente de su barrio. - ¡Tanto gusto! ¿Esta soltero? - ¿Perdón? - Es para que no haya mal entendidos entre nosotros desde el principio. ¿Le gustan los niños?... ¿con patatas?... ¿Qué le pasa? (se estaba poniendo verde, supongo que haciendo alusión a su profesión)

Tragó saliva. Me dio la pelota de papel y una nota que yo pensé que era su dirección y me hizo una foto en el momento en que yo la cogía. - Hágame una copia. Es para enseñársela a mi abuela para ver si le da el visto bueno. La pobre lleva años deseando tener un bisnieto pero, no hay manera. Ningún hombre de los que conozco, está por la labor. A éste paso se acabará el mundo...

Vi cómo se alejaba escaleras abajo a todo correr y yo me quedé, sin novio, sin bisnieto y con una pelota de papel de periódico y una foto en la que se ve como el Inspector me hacia entrega de ¡una multa por ensuciar la calle!

lunes, 29 de julio de 2019

Y llegó Macarena...

La abuela me llamó por teléfono a una hora "razonable" para ella: las cinco de la madrugada. - ¿No puedes esperar a mañana?... zzzzzzzzzzzzzzz - "¡No! Tendrías que haber visto cómo baila la viuda de Casimiro Casiveo. Ella y sus sufridos pies, necesitaban perderlo de vista." - Seguirá viéndolo en... la foto que habéis colgado... zzzzzzzzzzz. - "Eso es mucho más llevadero que sus pisotones" - Eso sí... zzzzzzzzzzz.

- "Me han dicho que estuviste en la playa con Pascualita" - ¿Quién te lo ha chivado?... ¿Bedulio? Sí, tiene que ser él, pero... ¿sabe que existe la sirena? (me desperté de golpe) - "No. Pero me bastó ver su herida y el grosor del dedo del pobrecillo... ¿Estaba bien el agua?" - Mojada... zzzzzzzzzzzz

No recuerdo nada más. Desperté a las ocho, preparé los desayunos de Pascualita y mío y poco después llevaba cola cao hasta en las pestañas. - ¡Menuda educación te dio tu madre, bicharraco! Estoy harta de tu modo de tomar el desayuno. ¡O cambias, o te dejo a palo seco! - La sirena sonrió y se me pusieron los pelos de punta. Aquello era una amenaza en toda regla: las hileras de dientes de tiburón tenían un brillo macabro, lo que unido a los ojos sin párpado, y al color cadavérico de su cara, bastó para dejarme de bravatas delante de la media sardina.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Una Macarena argentina ha venido a salvar a un crío! - Ya sabía yo que estar todos los días en la iglesia le traería consecuencias, Cotilla. Esa Virgen es sevillana. - Esta no, boba de Coria. Es de allende los mares. Como el niño al que salvó arriesgando su vida. - ¿Es un trabalenguas? Ahora no estoy para esto. - Y, disimuladamente, lancé a Pascualita a la olla exprés que, de momento, le sirve de acuario pero... luego, cuando se vaya la pesada de la Cotilla, tendré que buscarla en las ramas del árbol de la calle.

- Diez años tiene un niño al que el mar se llevaba para tragárselo después. Macarena no se lo pensó. Es joven, fuerte, deportista y socorrista y a eso fue, a socorrer al pequeño que ya se hundía irremediablemente. "Pensé que no vendrías a salvarme porque soy negro"

Es una frase que traspasa el corazón, la dijo el niño, aliviado al sentir a Macarena junto a él . Menos  mal que para ella todos los seres humanos son iguales. Están a salvo y felices de que todo acabara bien y puedan abrazarse cuantas veces quieran. - ¿Dónde ha sido esto, Cotilla? - En la playa a la que vas tú: Can Pere Antoni.

Saqué el chinchón on the rocks y brindamos por el niño y por Macarena ¡¡¡CHIN CHÍN CON AMOR!!!

domingo, 28 de julio de 2019

Jugar con fuego.

A la abuela le gustó tanto el vis a vis, que todos los días se presenta en la cárcel para repetir. Al final me llamó el Director. - La hago responsable de su abuela. - ¡¡¡ A mí. Ni hablar!!! - Ella es muy mayor. Su cabeza no rige como toca y usted es su familiar más cercana... - ¿Por qué yo?. Tiene a su suegra.

Hubo un silencio al otro lado del hilo telefónico. - ¿Oiga? - ... ¿Me está hablando de su suegra de usted, verdad? - No, señor. Soy soltera y sin novios a la vista. - ¿De la suegra de su abuela? ¿Está de guasa? - Yo no, pero ella siempre lo está con sus cubanitos culito-respingones. - ¿Y eso qué es? - Lo que su propio nombre indica. - Pero... ¿de qué edades estamos hablando? - Yo de ninguna. Este tema procuro no sacarlo a relucir NUNCA.

El hombre insistió varias veces pero de mi boca no salió ninguna fecha pretérita. Al final le recomendé que, lo mejor que podía hacer era preguntarle a la abuela. Y colgué el teléfono.

Al día siguiente, en las noticias locales, dijeron que el Director de la prisión había sufrido lesiones varias por lo que hubo que internarlo en una clínica. Por lo visto tenía la cabeza muy afectada porque, cuando le preguntaban quién le había atacado, decía: ¡La... abuela...!

Yo era la única que sabía que el pobre hombre tenía razón pero, como nunca me ha gustado meterme en líos, no fui a corroborar su versión y siguieron haciéndole pruebas en el cerebro.

Los abuelitos llegaron a su casa por la tarde y dos horas después pasaron a verme, camino de El Funeral. Se habían puesto de tiros largos ¡hasta pestañas postizas llevaba la abuela! - ¿Váis a celebrar la libertad? - También pero, sobre todo, homenajearemos a Casimiro Casiveo. Colgaremos su foto en la Pared de los Finados y después bailaremos tangos toda la noche. A él le encantaban y su mujer, la pobre, está feliz de poder cambiar, ¡por fin!, de pareja. Su marido era un zote bailando y toda la vida le pisó los pies. Así que tenemos muchas cosas que celebrar.

Me asomé al balcón con Pascualita, a verlos partir. Muy ceremonioso, Geoooorge, les esperaba con la puerta del rolls royce abierta, haciendo caso omiso a la sonora pitada que le dedicaban los conductores de los coches embotellados junto a la parada del bus que el inglés seguía usando como si fuera su aparcamiento particular.

sábado, 27 de julio de 2019

Una mañana de playa.

Hemos ido a la playa. Pascualita en su termo de los chinos y Pepe en plan llavero colgado de una de las asas de mi bolsa playera. Al llegar la arena estaba recién límpia. No había nadie, salvo unos cuantos durmientes pegaditos a las rocas y envueltos en mantas.

 Puse a Pascualita en una cajita de filigrana, de acero y nos metimos en el agua. ¡Que placeeeer! Teníamos tooooda la playa para nosotras. Estuvimos jugando mucho rato, hasta que, arrugada, decidí que había llegado el momento de salir.

Pascualita dio varios mordiscos al acero pero no logró nada. Repartí con ella unas galletas de Inca, me tumbé a la bartola sobre la toalla. Y me dormí.

El sol estaba en todo lo alto cuando abrí los ojos. Un perro se estaba meando en el llavero Pepe. Le tiré un puñado de arena pero se fue cuando le dio la gana. Lo limpié en la orilla y al darme la vuelta me di cuenta de que la playa estaba llena de gente.

Corrí a la toalla... ¿Dónde estaba Pascualita? ¿se había achicharrado? No encontré el termo de los chinos... ¡No estaba!

Un hombre lanzó un alarido y la playa se revolucionó - ¡¡¡TIBURONEEEEEEEEEEES!!! - gritó alguien e, inmediatamente hubo un gran revuelo. La gente salía despavorida del agua. El vigilante de la playa corría de parte a parte de la playa - ¡¡¡ES MENTIRAAAAAAA!!! - Pero nadie le hizo caso y fue arrollado por la multitud.

Entonces vi a un crío y a su padre peleándose por el termo de los chinos. El hombre lloraba a moco tendido y el niño hacía otro tanto, solo que uno de los pulgares del padre se estaba volviendo descomunal. Corrí hacia ellos y de un fuerte tirón ¡me llevé el termo! Los llantos del crío crecieron en intensidad.

Afortunadamente nadie vio nada porque todos miraban al mar esperando divisar una aleta. En la carrera hacia mi toalla tropecé y caí a los pies de ... Bedulio. Pascualita rodó sobre la arena adoptando la forma de una croqueta rebozada. Al llegar al dedo gordo del municipal, mordió enrabietada por no poder llegar hasta el mar.

Bedulio aullaba, saltaba, lloraba, moqueaba... mientras, de un tirón seco, me quedé con la sirena y él, sin un trocito de carne.

Cogí el bolso, la toalla, a Pepe, me colgué el termo de los chinos y salí de la playa justo cuando la gente se giraba para ver a qué venía tanto escándalo en la retaguardia. Una mujer que llegaba me preguntó: - ¿Es en ésta playa dónde ha desovado una tortuga marina? - Debe ser porque los hay que lloran, emocionados. - Seguí mi camino a paso ligero, mientras la mujer, con una sonrisa beatífica en el rostro, decía: solo nos faltaban tortugas emigrantes en nuestras playas.

viernes, 26 de julio de 2019

¿Andresito sin menisco...por qué?

La abuela ha llegado a casa, furiosa, despeinada y con la minifalda por bufanda. Entró bufando como un toro de lidia y embistiendo cuanta silla encontró a su paso. - ¿Hueles a chinchón? (dije para distender el ambiente  que se acaba de enrarecer con su entrada.

Me miró, con los ojos teñidos de sangre. - "¡¡¡Me han echado de la cárcel!!!" - Ah, pues tendrías que estar contenta de que no te hayan dejado dentro... - "Porque... Andresito se ha quedado... sin menisco" - ¿Se le ha caído? - "Y sin... dentadura" - ¡Vaya! ¿Por algún motivo concreto? - "¡Natural...mente!"

Sentada en la salita, con Pascualita sobre las piernas, fue recuperando el sosiego después de unos cuantos chinchones on the rock. La respiración entrecortada dio paso a la risa tonta.

La sirena hizo la señal de OK con sus deditos palmeados y la abuela batió palmas

- Lo que no entiendo es que te echaran si tu marido estaba pasando por un mal momento... - La abuela me miró, después miró a Pascualita y ambas se partían de risa: - "¡JAJAJAJAJAJAJA ¿A QUE NO PUEDE SER MAS TONTA? JAJAJAJAJAJAJA ¿A QUE NO? JAJAJAJAJAJA"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! Se oyen las risas desde la calle ¿contáis chistes? - "La nena, que está sembrada" jajajajajajaja. Cuando la Cotilla giró su cara hacia mi, Pascualita salió volando a través de la puerta de la salita y... ¿cayó dentro de la olla exprés?... No. En una de las ramas del árbol de la calle... creo.

Después de oir por segunda vez el relato de la abuela, una luz se encendió, tenuemente, en mi magín y la historia me quedó más o menos clara, aunque sigo sin verle la gracia: Abuela entra en celda, Andresito baila sevillanas de alegría por cosa que pasó en el Congreso; abuela lanza patada al menisco marital; abuela lanza puñetazo a boca marital. Andresito deja de bailar sevillanas. Revuelo en la cárcel. Abuela sacada en volandas por el director de la cárcel. Metida en rolls royce. Prohibición de nuevas visitas.

- "¿Qué rumías, boba de Coria?" - ¿El director de la cárcel te raptaba?... Vaya, ¡que romántico!

jueves, 25 de julio de 2019

¡Ya está bien, hombre!

¿Y ahora qué? - me ha preguntado la vecina del 3º derecha.

¿Y ahora qué? - me ha preguntado el payés que me vende las naranjas de Soller.

¿Y ahora qué? - me ha preguntado el barrendero del barrio.

¿Y ahora qué? - me ha preguntado el butanero.

¿Y ahora qué? - me ha preguntado Bedulio mientras hacía su ronda.

¿Y ahora qué? - me ha preguntado la chica rumana que límpia la escalera.

¿Y ahora qué? - me pregunta todo el mundo...

 Por eso he subido corriendo la escalera y me he encerrado en mi casa mientras me tapaba los oídos. - ¿Qué de qué? - me he preguntado yo.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¿Y ahora qué? - ¡Nooooo. Cotilla. Basta! - ¡Basta lo serás tú, boba de Coria!. ¿No me digas que no te has enterado de lo que ha pasado en Madrid? - Pues... - ¡Eres la única persona de éste País que no sabe que seguimos sin Gobierno! - Pero... ¿no teníamos uno ya  - ¡Que cruz tenemos contigo!

La abuela ha llegado poco después y antes de que abriera la boca le he dicho: - ¡No me preguntes! - "Diré refranes" - ¿Y eso? - "Por qué vienen a cuento. Por ejemplo: Entre todas la mataron (la ilusión) y ella sola se murió." - ¡Bien (gritó la Cotilla mientras aplaudía) "¡Otro!: La avaricia rompe el saco." - ¡¡¡PLAS, PLAS, PLAS, PLAS!!! (sonaban las ovaciones) - "De fuera vendrán y de tu casa te echarán" - Aaaaayyyyy. Este asusta (lamentó la Cotilla) ...  - "A rio revuelto, ganancia de pescadores" (esos que ya se empiezan a frotar las manos)... Y así siguieron un buen rato.

Poco a poco me fui enterando de lo que todo el mundo sabía y recordé lo ocurrido en Roma, durante la Edad Media, cuando los cardenales estuvieron meses y meses sin ponerse de acuerdo para elegir un nuevo Papa. Harto de todos ellos, el pueblo de Roma hizo que a los monseñores se les encerrar bajo llave y con la amenaza de que no saldrían de allí hasta que saliese fumata blanca por la chimenea. Desde entonces se sigue la costumbre de encerrarlos cuando muere un Papa. Los cierran CON CLAVE (CÓNCLAVE) ¿Por qué no hacemos lo mismo los españoles?


miércoles, 24 de julio de 2019

A grito pelado.

- ¿Oigaaaaaa...? ¿Es la señorita Boba de Coria?...  - ¡¡¡¿PERDÓN?!!! (La voz del teléfono me pilló de sorpresa) ¿Con que gilipollas estoy hablando? (pregunté a mi vez) - ¡¡¡OIGA, USTED NO SABE CON QUIÉN ESTÁ HABLANDO!!! - ¡¡¡NI USTED TAMPOCO, TARUGO!!!

- A ver, empecemos de nuevo. Me han dado éste número de teléfono y me han dicho que pregunte por la señorita Boba de Coria... ¿es aquí? - Depende... ¿Quién le ha dado este número y quién demonios es usted?

Resultó que era el Director de la Cárcel donde está el abuelito y el número se lo había dado la abuela. El hombre me urgió a que fuese a recogerla cuanto antes. - ¿Tanta prisa corre? - Si no está aquí en una hora, la detendré y enchironaré. - ¿Me va a hacer correr con el calor que hace? Deje que se quede ahí unos días, hombre... - ¿A que la encierro a usted también?

Llamé a Geooooorge para que me recogiera. - Madame decir que mi no mover de puerta de cárcel. - ¡Tengo que ir a buscarla, inglés de las narices! - ¿A cárcel? - Sí. - Yo ya estar aquí. Tu coger bus.

Llegué chorreando de sudor. Justo delante de la puerta de la prisión, el rolls royce de mis abuelitos lucía en todo su esplendor. Y dentro, Geoooorge, con el aire acondicionado en marcha, hacía apuestas por el móvil.

El director me recibió con cara de pocos amigos: - ¡Dije una hora! - ¿Ha cogido alguna vez el autobús en hora punta? Pues hágalo, es toda una experiencia.

Cuando saliamos por largos pasillos, los presos vitoreaban a la abuela: - ¡¡¡La abuela, la abuela, la abuela es cojonuda, cómo la abuela no hay ninguna!!! - ¿Qué ha pasado? - "Andresito y yo hemos hecho el amor como si tuvieramos quince años. A grito pelado. ¡Ha sido una pasada! Después he reivindicado ante los guardias que se han acercado a poner órden en el gallinero que montaron los presos, champan para el antes y el después; baraja de cartas verdes para los entreactos. Una buena merienda porque estos trajines amorosos dan hambre... En fin, solo he pedido cosas justas" - ¿A grito pelado también? - "Por supuesto. Y un montón de cosas más que me iban chivando los presos. En total, una retahíla de reivindicaciones"

Cuando, por din el portón se cerró a nuestra espalda, escuchamos la voz del Director diciendo con voz cansada: - ¡Tanta gloria lleve como descanso deje, abuela!


martes, 23 de julio de 2019

El primer vis a vis.

No recuerdo que hora sería cuando ha sonado, insistentemente, el timbre de la puerta pero, seguro que todavía no habían puesto las calles. Me hice la remolona hasta que el vecino de arriba ya no pudo más y se dedicó a dar golpes con el palo de la escoba en el suelo del dormitorio que está sobre el mío. Entonces me levanté para ir a cantarle las cuarenta.

Tuvo suerte el vecino porque, al abrir la puerta, me encontré con la abuela - "¿Se puede saber por qué echas el cerrojo, boba de Coria?" - Para que no entre quien no debe. - "Si debe tiene que entrar y pagar" - ¿Ah, sí...? - "¡Claro! ¿Cómo quieres que te paguen si no? " - Pero... si nadie me debe nada...¿Te estás quedando conmigo, abuela?

El caso es que venía hecha un pincel. Hasta pestañas postizas llevaba y bien cargadas de rimel, por cierto. - ¿Vas o vienes? - He vuelto de El Funeral, me he cambiado de ropa y de maquillaje y ahora me voy a la cárcel. ¡Aaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyy, que nervios!" - ¿Te vas a quedar allí? - "Es que tengo que cumplir una misión muy importante ¡Hoy es el día, para Andresito y a mi, de nuestro primer vis a vis! Y quiero que cuando me vea se encienda como una falla y no me falle. Me hubiese gustado grabar el momento en vídeo pero, por lo visto, no se permite... Mucho retrógrado es lo que hay."

Nos tomamos unos chinchones on the rock antes de que se fuera con el rolls royce conducido por Geoooorge. Estaba tan ilusionada como una niña de quince años... bueno, ahora que no me oye, de unos sesenta y siete, año arriba, año abajo.

Raro será que no la dejen ingresada por escándalo público. ¡Menudo trajín me iba a tocar a mi!  De cárcel a cárcel y tiro porque me toca, como en la Oca, haciendo recados para los abuelitos porque, con el pedigrí que tiene él, no querrá estar en chándal y bambas todo el día. Y ella no puede pasar sin sus brillos y lentejuelas. ¡Emigraré a los mares del Sur con Pascualita y Pepe, para que no me encuentren!

lunes, 22 de julio de 2019

La abuela se busca la vida.

- ¿Dónde vas tan peripuesta, abuela? - "A ver al juez para pedirle que meta a Andresito en la cárcel de Urdangarín" - ¡¿Qué lo meta?! Será que lo deje libre... - "A éste no lo salva ni la caridad, pues, por lo menos, que me salga rentable." - ¿Cómo? (pregunté mientras una lágrima rodaba por mis mejillas hasta estamparse en el suelo) - "Le he leído la cartilla a tu abuelito: tiene que hacer amistad con Urdangarín y luego debe contarme lo que hace, las confidencias que tengan, etc, etc. En la puerta de la cárcel habrá periodistas a quienes pondré al corriente de todo, mediante un buen pago claro." - ¡¿No te da vergüenza?! - "¿Salir en el Hola? ¿En el programa de la Esteban? ¿En el telediario? ¡Tu estás tonta, boba de Coria! Ganaré mi buen dinerito porque tendré muchos gastos. No voy a salir en las fotos siempre con la misma ropa... ¿no?"

Mientras tomábamos chinchón on the rocks sentadas en la cocina, donde corre fresquito gracias al filtro del árbol de la calle, expresé lo que me reconcomía: - Nunca me has dicho si el abuelito llevaba mucho dinero negro cuando lo detuvieron. - "Unos buenos fajos de billetes de 500 euros. La peluca la tenía tan levantada como si la hubieran cardado... Estaba gracioso el hombre. A la momia le encantó. - ¡Que pena que no hayas sido mujer, hijo mío, porque el pelo así, sesentero, te sienta fenomenal. ¡Hasta su madre lo reconoció!"

- "El otro día, madre e hijo tuvieron una conversación telefónica en la que ella le expresó su deseo de visitarlo en la cárcel. - ¿Y cómo vas a venir? - ¡Con mis cubanitos culito-respingones y haremos una fiesta para celebrar que has estrenado tu nueva casa! Andresito se lo comentó al alcaide de la prisión rogándole, encarecidamente, que no la dejara pasar, pobrecita ¡Valiente hijo egoísta le ha tocado en suerte!" - Pues sí... ¿Otra copita, abuela?






domingo, 21 de julio de 2019

Bichos extraordinarios.

Debo reconocer que, a pesar de mi vagancia supina, a veces me quito la ropa de prisa y corriendo. Entonces suele pasar que no he desabrochado un botón, con las prisas, y el cuello de la camisa o jersey, queda atascado en mi cabeza.

Estas cosas pasan, aunque ni la abuela ni la Cotilla lo reconocen. Ambas cosas me dan mucha rabia porque, a veces, pego un tirón a las bravas y, o bien me cargo la prenda, o el botón. Pero claro, ellas son PERFECTAS y NUNCA les ha pasado algo así.

Todo esto se lo estaba contando a Pascualita y a Pepe mientras preparaba albóndigas con tomate. Pepe, como siempre, me escuchaba atentamente, sin hacer comentarios ni bostezar sin ningún disimulo como hace la sirena, que no sé yo a qué colegio de "élite" la mandaron sus padres cuando todavía Egipto estaba en la Prehistoria.

- ¿Te parece aburrido lo que te cuento? Pues aplícate el cuento que a ti también te puede pasar. - Pascualita me miró con sus redondos ojos de pez. Sin un pestañeo, porque no tiene párpados la jodía... Ni Pepe ojos, ni lengua, ni cuerpo serrano que le sostenga la cabeza jivarizada tamaño llavero. - ¡Madre mía! Me estoy dando cuenta de que mi casa parece la Corte de los Milagros.

Y para rizar el rizo solo faltaba el Bicho Palo que, ni pía ni múge dentro de su jaulita para hansters. - A ver si ésto os interesa más. - La sirena conoce al Bicho Palo y más de una vez la he visto observándolo mientras se relamía mostrando sus dientecitos de tiburón.

- El pobre ha cambiado de camisa... ¿No tiene camisa? - Los labios de la sirena hicieron una pedorreta. - Quiero decir que ha cambiado de piel. La ha mudado porque se sentiría estrecho en ella. Pero ésta vez se ha pasado de frenada. ¡Se ha quitado la piel con cinco de sus seis patas dentro!

- Me recuerda al pobre chico desgraciado de la película "Y Jonnhy cogió su fusil". Ahora es solamente un cuerpo que levanta una patita para demostrarme que está vivo... Desde luego hace más que Pepe aunque éste lleve muerto vaya usted a saber cuánto.

-Tenemos que vigilar al Bicho Palo y ver si le crecen patas nuevas. Si fuera así, no sé si podría soportar tener ¡dos bichos muy especiales: una sirena auténtica y un insecto regenerador de sus extremidades! ¡¡¡NO PODRÉ DEJAR PASAR A NADIE A MI CASA!!! ¡¡¡VIVIRÉ AISLADA Y ME CONVERTIRÉ EN UNA VIEJA EXCENTRICA DE LA QUE LA HISTORIA CONTARÁ QUE ME CONVERTÍ EN GUARDIANA DE SERES EXCEPCIONALES!!!

- De ésta sí que me matará la abuela porque así ¿cómo voy a tener a su bisnieto? ¿Por generación expontánea... con el Bicho Palo?

sábado, 20 de julio de 2019

¡Socorro!

En tromba ha entrado la abuela en casa. Menudo susto nos ha dado a Pepe, Pascualita y a mi que estábamos, tan ricamente, en la cocina hablando de nuestras cosas. - "¡No te da vergüenza! ¡No, claro que no. Si no tienes, jodía! ¡¡¡NO TIENES VERGÜENZAAAAAAAA!!!"

Su dedo índice se movía, frenético, ante mi cara acusándome de a saber de qué. Por si acaso y antes de que las cosas fueran a mayores, me acusé de todo lo imaginable: de la muerte de Kennedy; de la de Elvis; de la de Blanca Nieves; de haberme cargado al monstruo del Lago Ness; del deshielo de los Polos; de la subida de la Vivienda; incluso de la muerte, decapitación y reducción de la cabeza de Pepe. Por último y porque no se me ocurría nada más, de haber delatado al abuelito ante la guardia civil diciéndoles lo que escondía bajo su peluca... Pero nada la calmó. siguió apuntándome con el dedo mientras me ponía a parir.

Por fin cambió el disco y dijo ¡treinta y ocho! ¡¡¡TREINTA Y OCHOOOOOOOOO Y TU NI UN TRISTE BISNIETOOOOOO!!!

- Me rindo, abuela. No sé de qué me hablas. - Por la cara de Pascualita, ella tampoco la entendía. Saqué el chinchón y fue mano de santo. Eché un buen chorreón en la olla a presión y la sirena se tiró de cabeza al agua relamiéndose los labios.

Cuando la calma volvió, la abuela me contó que una mujer africana - "De tu edad debe ser..." - ha tenido ¡treinta y ocho hijos! Empezando a parir a los doce y teniendo partos de dos, tres y hasta cuatro bebés. - "¿Te das cuenta de que quién quiere, puede? Y a ti, a éste paso, se te pasará el arroz y no se habrá cumplido una de las mayores ilusiones de mi vida"

- Creí que estabas así por la detención de Andresito. - "¡Pero si se ha echo más famoso que el Avecrem desde que ha salido en la tele!" - Esposado. - "Y desposado. No se te olvide jejejejejejeje. Como cunda su ejemplo y los ricachones le imiten, le pediré una comisión a la tienda de las pelucas" - Sonó su móvil. - "¿Quién es?... ¡Que casualidad! Ahora estaba hablando de ustedes con mi nieta... ¿cómo?... ¿pero, por qué? ... ¿Una denuncia? Pero... pero... Vale, no diré nada pero creo que no tiene ni idea de la fuerza de una buena campaña de publicidad..." - Colgó y tiró el móvil contra el sofá, llena de rabia.

- "¿Te lo puedes creer, boba de Coria? La de las pelucas no quiere que demos su dirección, ni su nombre, ni nada de nada. ¿Te imaginas las ventas que perderá? y ya no digo nada de las comisiones que perderé yo ¡Valiente pajarraca! Y encima, dice que si no me callo, me denunciará ¡Anda y que la ondulen con la permanen, idiota!"


viernes, 19 de julio de 2019

Mi "valiente" abuelito.

Han llamado a la puerta y, al abrirla, me he encontrado frente a un rubiales que me sonaba vagamente. - ¡Déjame pasar antes de que me vea alguien! - ¡Oiga! ¿A qué llamo a los municipales? - ¡Que soy yo, boba. Andresito!

El abuelito, por fin, tiene su peluca rubio platino. Está espectacular. Es verdad que no pasa desapercibido aunque, si no lo he conocido yo, menos lo harán los guardia civiles del aeropuerto. Por esto me ha animado a entregarle mis ahorros, para que me habrá una cuenta en el Paraíso fiscal al que vaya. - ¿No tienes nada más? Pues no pienso hacer el ridículo por cincuenta euros en calderilla.

¡Con lo que me ha costado juntarlos, va y los desprecia! Me ha dicho que me compre una hucha de barro de las de toda la vida. Pero a mi me gustan más las de figura de cerdito. - Pues bueno, pues vale, pues me alegro, boba de Coria... (no me he gustado el tonillo burlón del abuelito. La peluca le está cambiando el carácter...)

Se ha despedido de mi y ha partido rumbo al aeropuerto en el rolls royce. He salido al balcón con Pascualita, para que viera lo valiente que es mi abuelito cuando la abuela le aprieta las tuercas. En cuanto ha arrancado el coche, la sirena ha echo la señal de OK con sus deditos palmeados.

Al darme la vuelta me encontré con la Cotilla y di un brinco. - ¡¡¡COTILLA, QUE SUSTO!!! - No debes tener la conciencia muy tranquila... - Como la de mi primer abuelito... jejejejejeje ¿Y usted? - ¡Calla, mala pécora, que te va a oír!

Pascualita pasó,como en un juego de mágia, de mi mano a mi escote y la Cotilla, aturdida por el recuerdo de la nunca aclarada muerte de mi primer abuelito, a manos de las dos eternas amigas, no se dio cuenta de nada

A mediodía, mientras ella y yo compartíamos una lata de beans y unos huevos fritos (el plato preferido del "sibarita" Geoooorge), en la Noticias de la tele salió la peluca rubia de mi abuelito, más abultada que la del inventor de la idea: - ¿Ese no es...? - Andresito. Sí. - El locutor hablaba de la detención de un potentado cargado de euros hasta más arriba de las cejas. - ¡Seguro que saldrá en el Telediario!  ¡¡¡Será famoso en el mundo entero!!! (grité, entusiasmada) - Si, hija, sí. Pero no te entrenes más que, a tonta, ya no te gana nadie.


jueves, 18 de julio de 2019

Trapicheando.

Cuando todavía no habían puesto las calles, la abuela me llamó desde El Funeral. Apenas podía oírla del jaleo que había. ¿De dónde sacan la energía estos jubilados?

- ¿Se ha muerto alguien? (pregunté, preocupada) - "No, pesada." - ¿Para qué me llamas entonces? - "Andresito ha decidido hacerse la peluca... - ¡Mandeeee! - "¡Que se hará la peluca, de rubio platino!" - ¡¿El abuelito?! - "!Que síííííí! ¡CADA DÍA ESTÁS MÁS SORDA!

Metí el móvil en el fondo de uno de los cajones de la cómoda de mi bisabuela paterna, lo cerré, me di media vuelta y a dormir.

Mientras preparaba los desayunos para Pascualita y para mí, llamó Andresito. - ¡Nena, necesito tu ayuda urgentemente! Anoche tu abuela me emborrachó y me hizo jurar lo que quiso y más. ¡Acójeme en tu casa!

Un rato después, mientras trataba de recoger el cola cao de los azulejos de la cocina, tirado por la dichosa sirena, volvió a sonar el teléfono: - "Nena, ¿has visto a Andresito?" - No, pero lo he oído. Me ha vuelto a pedir auxilio familiar. - "¡Que jodío! Dijo que se haría la peluca" - Lo emborrachaste. "¡Claro!" - Eso no está bien, abuela. - "En la guerra y en el amor... al dinero, todo vale" - Lo trincará la policía en el aeropuerto y saldrá en todos los periódicos con la peluca rubia, igual que Carrillo ¿te acuerdas? - "¿Quién te crees que me enseñó a fumar como un carretero?" - ¡¡¡Abuela!!!

Poco después, los abuelitos se encontraron en mi casa. - ¿Me has traicionado, nena? - No, abuelito. La abuela ha preguntado y yo le he respondido. - ¿No sabes mentir? - Sí, pero solo si me  beneficia. -  ¡Menuda familia tengo! - "¡Y lo guapísimo que estará mi rey moro!" - ¿Rey moro de pelo rubio? ¡No voy a pasar de la puertaaaaaaaaaa ay,ay,ay,ay,ay!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡Hombre, reunión familiar! Mientras habláis voy a montar un nuevo altar que falta nos hace ¡Mirad cuántas velas he conseguido en las iglesias que "límpio"! - ¡Cotilla, ni lo intente!

Pero ya no podía oírme porque entró en la salita y cerró la puerta.  Poco después salió mientras, a su espalda, una gran luminaria anunciaba que todas las velas estaban encendidas. - "¿Para quién es eso?" - Para mis nuevos gurús. - "¿Han desbancado a Bárcenas?" - No. A cada uno lo suyo. Estos son los Reyes del trapicheo. ¡Y me dan sopas con honda! Me tienen con la boca abierta y la baba caída ¡Que artistas! Me quito el sombrero y barro con él el suelo que pisan Pedro y Pablo o Pablo y Pedro ¡¡¡LOS PICAPIEDRA!!!

miércoles, 17 de julio de 2019

La discusión.



Los abuelitos han llegado a casa discutiendo. - "Este hombre me tiene harta. Es un apocado. Todo le da miedo. Yo quiero un valiente que se lance a la aventura. Dice que no es cobarde sino prudente. Cada día os parecéis más"  - De buenas a primeras, la abuela me ha llamado cobarde y apocada, sin comerlo ni beberlo.

Geooooorge les seguía transportando la compra. - "Haré una paella de marisco pero éste hombre (señaló al abuelito) me está poniendo de mal café. Y no le pillaré el punto al arroz." - Pues dejad de discutir que a mi me gustan las cosas ricas.

Mientras limpiábamos los calamares, con Pascualita colocada en el vaso del perejil, le dije- ¡Ni se te ocurra beber agua de aquí, que es del grifo y te morirás! (y, como todo hijo de vecino, para hacerme entender, levanté la voz y Andresito entró como una tromba) - ¡No te suicides, mi amor! (y corrió a abrazar a la abuela mientras yo metía a la sirena en la bolsa de las cebollas)

Aclarado el malentendido, me llevé un rapapolvo por comportarme como una arrabalera. - Las señoritas no levantan la voz, nena. - Vaaaaaale, abuelito.

En cuanto salió, saqué a Pascualita de su escondite. Debe tener alergia a las cebollas porque no paró de llorar y estornudar. Nunca la había visto llorar. Es una visión bastante penosa. Se le pone la misma cara de Aznar cuando rie. Me ha dejado pasmada. - ¡Hazle una foto, abuela y la compararemos con una del ex presidente! jajajajajajajajaja

Andresito volvió a entrar: - ¿Os estáis contando chistes? (volví a hundir a Pascualita en la bolsa de las cebollas) - ¡Jopé, abuelito! No gano para sustos contigo. - "¡Como vuelvas a entrar sin avisar, me divorcio!"

Después de comer nos sentamos en la salita a ver el Tour de Francia y saqué el tema de la discusión del principio. - "Tenemos un dinero negro que convendría ingresarlo en algún paraíso fiscal... " - Huy, huy... (dije) - No sabe cómo sacarlo del País sin levantar sospechas y un fulano me ha dado la idea: metido debajo de un peluquín." - Pero a ese tío lo han pillado ¡Menuda pinta llevaba! - "Porque era una peluca barata pero nosotros somos ricos. La peluca sería hecha a medida, tan perfecta, que nadie se daría cuenta. Bien, pues no quiere hacerlo el señorito. Querrá que lo haga yo. ¿Acaso he mangado yo ese dinero? No. Pues que cada palo aguante su vela." - ¡Pero lo disfrutarás! - "Naturalmente"...

Los ciclistas rodaban por las carreteras de Francia y no hay nada mejor para dormir una siesta como Dios manda, que verlos después de comer... Es mano ... de ... santo... 


martes, 16 de julio de 2019

Cincuenta años ya...

La abuela ha venido más minifaldera que nunca. - No me parece bien que vayas por ahí con un cinturón como falda... (le he recriminado) - "¡Menudo ceporro parió tu madre! Es una minifalda, cateta. Y la llevo por varias razones: porque tengo unas piernas de infarto y hay que lucirlas; porque hace calor y para homenajear a los astronautas que, tal día como hoy de hace cincuenta años, llegaron a la Luna... y que, esto no lo sabes porque se guardó en secreto por los machistas de turno, yo estuve a un tris de ser la primera mujer en pisar nuestro satélite."

La mandíbula por poco se me desencaja de la sorpresa. - Echame el aliento, abuela. - "Déjate de sandeces. Como nieta debes creerme a pies juntillas, boba de Coria"

Me dio un ataque de risa. Desde el borde de la olla exprés, Pascualita nos miraba sin saber a qué atenerse pero, a pesar de ello, hizo la señal de OK para dar la razón, como siempre, a la abuela. Esta se emocionó. - "¡Tú tendrías que ser mi nieta, angelico!" - Cogió a la sirena y la llenó de besos. La media sardina aguantó como una jabata.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! - "Llegas justo a tiempo, Cotilla" (dijo mientras lanzaba a Pascualita hacia la olla pero... falló y el bicho acabó empotrada en la puerta de la cocina, de donde tuve que despegarla y meterla, disimuladamente, en el agua salada)

- "Mi nieta no cree que estuve a punto de ser astronauta" - No está hecha la miel para la boca del asno. - ¿Me está llamando ASNA? - Que suspicaz te estás volviendo jejejejejejejeje ¡Te has dado cuenta! Pues sí señora. Tu abuela se cameló al Amstrong que, era muy mono, muy americanito, en cuanto se enteró que lo iban a mandar a la Luna.... - ¿Estaba en España? - Clarooooooo. ¿No ves que a los extranjeros con pasta les gusta el jamón serrano y en cuanto tienen un ratito libre, se vienen para acá?

- Lo conoció, lo cameló y le dijo que lo iba a llevar a la Luna antes que los de la Nasa. - ¿Y lo hizo? - "¡Ya lo creo que sí! Me lo llevé a la Luna de Valencia. Estaba encantado. Decía: ¡Mi querer más Lunaaaaaaa! Allí le propuse que me cambiase el sitio y lo hizo de mil amores pero, cuando se enteraron los americanos dijeron que nones. Aquella gente, tan mojigatos, no vieron con buenos ojos que una mujer, chicana me llamó uno al que le arreé un pescozón que estuvo haciendo palmas con las orejas todo el tiempo que duró la misión espacial, se llevara el título de Primera Mujer que Pisa la Luna."

- "Menudo disgusto tuve. Me había echo a la idea de buscar entre los cráteres, al Hombre de la Luna y ponerlo al corriente de la actualidad que, en los años sesenta fue muy movida, pero yo me quedé sin conocerlo y él sin enterarse de lo que pasaba en la Tierra... "

La Cotilla acaba de abrir la segunda botella de chinchón porque no paramos de brindar por la gran hazaña, comparable al descubrimiento de América, solo que sin indios a los que conquistar. También Pascualita ha recibido su ración en forma de chorreón etílico en la olla exprés.

lunes, 15 de julio de 2019

¡Que día, por favooooor!

¿Qué hacía Pascualita en el árbol de la calle cuando yo pensaba que estaría formando parte del potaje de la Cotilla? Fue la vecina  quien me sacó de dudas más tarde, una vez que me llevaron a casa los bomberos de calendario después de escuchar mis alaridos de dolor cuando me mordió en la nariz la jodía medio sardina.

- ¿No te da vergüenza ir en cueros por la calle? (me recriminó la Cotilla, alarmada por mi desnudez) - Me caí por la... ¡snif! ... ventana del cuarto de baño... ¡buaaaaaaaaaaaaaaa! - No sabes qué hacer para llamar la atención... (y dirigiéndose a los bomberos, dijo) - Ya ven que está como una cabra. Lamento que se hayan molestado por nada... a no ser que alguno de ustedes esté dispuesto a hacerle un bisnieto , cosa que su abuela les agradecería mucho... ¿no? Bueno, otro día será.

- Lo que será hoy es abonarnos la factura por nuestro servicio. Creíamos que era un accidente pero si se trata de una exhibicionista, hay que pagar. - Huy, a mi no me miréis. Yo pasaba por aquí pero ya me voy... Nena, el potaje está en el fuego. - Le cerré el paso.

La nariz me crecía a pasos agigantados. Y pedí el chinchón a gritos. - ¡Cuando se tape! (dijo un bombero) - ¡¡¡AHORAAAAAAAAAAAAAAA!!!

Como una psicópata de ojos desorbitados y echando litros de baba por la boca, conseguí la preciada botella que, a punto estuve de vaciar de un solo trago. Después les di la dirección de la abuela - ¡¡¡A COBRAR AQUI!!!

Al quedar a solas con la Cotilla le pedí explicaciones y mientras ella no me quitaba ojo, me contó que tiró por el balcón, hacia la copa del árbol, el contenido de la olla exprés para poder hacer en ella el potaje. - ¿Las algas, el agua... ? - Sí, hija, sí. Incluso el barco hundido ¿No tienes otro sitio para poner esas porquerías?

Sonó el teléfono. Los gritos de la abuela los oyeron hasta los vecinos del ático. Colgué. Sonó de nuevo: - "¡¡¡ MI NO ME CUELGUEEEEES, JODÍA WOPEISV `SQ¡ WFVMVOPRT09R'RI90R, !!! - Colgué. - Llamó: - .¡¡¡Q`DKLSDIOEGKLFKLÑKS`T RTQWTR9Q!!!... y así estuvimos toooodo el día.

domingo, 14 de julio de 2019

Un día accidentado.

Cuando he vuelto de la playa la Cotilla estaba trajinando en mi cocina. - ¡¿Se puede saber que está haciendo?! (pregunté a gritos, camino del cuarto de baño) - ¡Un potaje de garbanzos! - ¡¿Con éste calor?! - ¡No, boba de Coria. Con la olla exprés!

No fue hasta estar completamente enjabonada cuando empezó a sonar una alarma en mi cabeza... Era como si relacionara "olla exprés" con algo gordo... ¿Explosión , por ejemplo?... ¡De repente se me aclararon las ideas: ¡¡¡PASCUALITA VIVE AHORA EN LA PUÑETERA OLLA EXPRES!!!

Salí de la ducha y, tal como pisé las baldosas, me escurrí como si hubiese pisado una pastilla de jabón, solo que el jabón lo llevaba por todo el cuerpo. - ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAH!!! (choqué contra el lavabo, ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAH!!!, reboté contra el water, ¡¡¡AAAAAAAAAAH!!! y salí por la ventana, que da, directamente, a un callejón estrecho que hay entre mi finca y la de al lado. Menos mal que hasta allí llega el ramaje del árbol de la calle. Pude sujetarme y quedé oscilando arriba y abajo, a derecha e izquierda. Tapada, solamente, por cuatro hojitas y lo que quedaba de espuma.

Hubo un revuelo de gorriones, algunos de los cuales se acercaron, cabreadísimos, a picarme por haberles dado un susto de muerte.

Cuando recuperé la voz llamé a la Cotilla. Lo malo es que la ventana del cuarto de baño y la de la cocina no están cercanas la una a la otra. Llamé, llamé y llamé pero solo conseguí que quienes pasaban por la acera levantaran la vista buscando de dónde salían las voces.

Se organizó un tumulto bajo el árbol: - ¿Eso son piernas? (preguntó alguien) - Tal como se mueven son de rana. - ¿Una rana tan grande? - Hoy en día está de moda tener animales exóticos en las casas. - ¡Ay, que asco! - Para mí que es un chimpancé... - Ya salió el entendido (observó otro "alguien") ¿No ve que no tiene pelo? - Vale. Pues será un bicho exótico, qué quiere que le diga. - Tonterías no. - Las tonterías las dice usted. - ¡A que le arreo un sopapo y hará palmas con las orejas! - ¡A que se lo arreo yo!

Mientras abajo se peleaban yo pensaba en Pascualita. ¿La habrá cocinado la Cotilla?... ¿Estarán buenos los garbanzos con sirena? ...

En éstas estaba cuando vi llegar a Blas el Parado con Bedulio. - Les llamé a grito pelado. - ¡Estoy en el árbol! ¡Aquí arriba! - Pero, lo único que conseguí fue escuchar: - Menos mal que el potaje lo hace la Cotilla. Si llega a ser la nieta no vengo ni loco. - Ni yo.

Algo me cayó en la cabeza. Furiosa, me enfrenté al gorrión: - ¡En cuanto suba a casa, saco la escoba y no dejo un nido en el árbol! - Pero no era un gorrión lo que patinaba por mi cara ¡Era Pascualita! Me sentí aliviada. Y ella también cuando, para no caer al vacío, clavó sus dientecitos de tiburón en mi nariz. ¡Ahora no puedo salir a la calle sin que me comparen con Dumbo!

viernes, 12 de julio de 2019

¿He ganado?

La abuela le ha regalado un par de botas de vaquero de película americana, a Blas el Parado en pleno verano. - ¿Para qué? (le he dicho yo) ¿para que le suden los pies - Me ha mirado de arriba abajo, con desprecio. - "¿Qué le has regalado tú? ¿Un ruiseñor con las patas verdes?" - Se me han puesto los pelos de punta. Sabe encontrar mi punto débil la muy astuta y ese bicho lo es desde pequeña, cuando me amenazaban con regalarme uno.

- "¿Te han llegado noticias del Concurso de Fotografía?" - No. - "A mi, sí. He ganado el 4º premio." - ¡Enhorabuena! aunque  no pareces muy contenta... - "Toda la culpa la tiene Andresito que es más agarrado que un chotis el jodío. Le pedí que regalara viajes al Caribe a los miembros del Jurado pero, a lo máximo que llegó fue a entregar una ensaimada grande a cada uno, ¡que está muy bien! pero los otros ganadores se "estiraron" más. " - ¡Eso es tongo! - "Es racanería por parte de tu abuelito. Y no puedo consentirlo. Lo he echado de casa!"

Llamaron al timbre de la puerta. - "Será él" - ¿No me digas que viene a pedirme asilo familiar? - "No lo dudes"

Pero eran dos personas a las que no conocía. - Si vienen a pedir quiero que sepan que esto no es el Banco de España... - Antes de que les diera con la puerta en las narices, pusieron ante mis ojos una fotografía. - ¿Es usted la autora?

¡Pascualita!... Había llegado el momento de encarar la verdad. ¡Adiós amiga mía! La Ciencia te busca para hacerte picadillo y encontrar toda la información sobre ti y tus ancestros. No pude evitar llorar como una Magdalena.

Aquellas personas trataron de consolarme pero no había consuelo para mi, ni para la abuela, que se unió a mi llantina y llenamos el rellano de la escalera de suspiros, lamentos y ríos de lágrimas bajando por los escalones hasta la calle. Los vecinos se fueron asomando y viendo que el lloriqueo no cesaba, vinieron a darnos ¿el pésame?

Agotadas, entramos en casa y solo el chinchón consiguió calmarnos. - ¿Vienen... a llevársela...? - ¿A quién? - A... la... modelo... ¡snif! - Ellos miraron, sorprendidos, la foto. - ¿Qué modelo? ¿Hay alguien posando? ¡Dios mío, es peor de lo que pensábamos! - ¿Perdón? (no entendía nada) - Queríamos conocer a la persona que ha hecho las peores fotos de la Historia, pensando que era imposible encontrarlas más malas ¡Pero usted ha rizado el rizo! Permita que le hagamos una foto con una de las suyas en la mano para nuestra revista trimestral ¡Será un bombazo! ¡Lo peor de lo peor!... Seguro que, después de ésto, la modelo no volverá a hablarle en la vida jajajajajajajaja

jueves, 11 de julio de 2019

Blas el parado, de mal en peor.

¡No puedo dormir por las noches pensando en la jugarreta que le he hecho a la pobre Pascualita!... Bueno, dormir, sí que duermo, como un ceporro pero queda bien dramatizar un poco.

El caso es que no me ha llamado nadie de la organización del Concurso de Fotografías... Habrán recibido tantas que hasta que lleguen a las mías pasará algún tiempo... digo yo. Mientras, me paso el día pensando en las aclaraciones que tendré que dar, cuando me pregunte el Jurado sobre el, o la, modelo, sin decir que se trata ¡del único ejemplar de sirena que existe en el mundo!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! - ¡Ostras, Cotilla, que susto me ha dado! - Mira a quién me he encontrado en la calle... ¡Tachán! a Blas el Parado. - Un hombre vino hacia mi con los brazos abiertos, me aprisionó entre ellos y a punto estuve de quedarme sin fuelle - ¡Quita, bicho! (y le di un empujón) ¿Dónde está Blas? (pregunté)

- ¡Foy, yo, nena! - Lo miré a distancia pero no lo reconocí. Al darse cuenta, su semblante se entristeció e hizo un puchero ¡estaba a punto de llorar! - ¡No, por favor! Me mojarás el suelo y ya he fregado ésta mañana (recogiendo el agua que ha tirado Pascualita, pero esto me lo he callado)

Sentados en la salita, tomando chinchón on the rock bien fresquito, Blas contó que su cara no parecía la misma de siempre porque no tenía ni un diente. - Ocurrió un día en que, cansado de vivir a salto de mata forque no me dan trabajo en ningún sitio for mi edad... Un compañero de fatigas me explicó que los españoles habíamos salvado bancos afortando nuestro dinero, en lugar de meter a los ineptos banqueros en la cárcel. ¡Nos lo deben! dijo.

Contesté que a mi no. Si no tengo un euro... - De algún sitio te lo han sacado a ti también. Mi colega estaba muy enfadado y foco a foco, yo también lo estuve. ¡Me habían quitado un dinero que no sabía qué tenía, ni dónde! Y tuve una idea genial. Fui al banco a fedir mis euros forque, como ya lo habíamos salvado, tenían que devolverlos.

En cuanto entré en el banco salió un tio a recibirme. Le expliqué el motivo de mi visita, que escuchó atentamente, después me fuso mirando hacia la puerta, la abrió y me dió tal empujón que mis dientes quedaron clavados en la acera. Dias después fasé a recogerlos pero no había ninguno. El pobre que trabaja en la esquina me dijo que unos perros se los comieron. - Vaya historia... ¿otro chinchón? - Menos mal que la Cotilla me ha ayudado. - ¿Ah, sí? - Mira que dentadura me ha regalado.

De la mochila que llevaba a la espalda, sacó una dentadura, entera, usada y con evidente falta de limpieza. - ¡Es de mi talla! (gritó, encantado) - ¿Cotilla?... - La vecina movió la mano como quitándose importancia y, con un hilo de voz, me dijo: - Mejor no preguntes...

miércoles, 10 de julio de 2019

Si llaman a la puerta ¡no abriré!

He pasado toda la noche en vela. Mordiéndome las uñas, luego los pellejitos y después los dedos hasta hacerme una carnicería.

La abuela me matará, una y otra vez. De ésta no me escapo y vendrán a por la sirena, la encerrarán en un acuario de un lúgubre laboratorio donde la examinarán por dentro y por fuera. La cortarán a cachitos para ver de qué está hecha. De dónde procede. Qué clase de "personajes" son sus padres, etc. etc. etc. ¡Y todo por mi culpa!

Por que soy una envidiosa, egoísta. Una doña Sabelotodo que no sabe nada... ¡Pascualitaaaaa buaaaaaaaaaa!

La abuela entró en casa como un elefante en una cacharrería: "Con que te has salido con la tuya, boba de Coria. Y le has ido llorando al gilipichis de Andresito y ahora resulta que tu cámara es mucho mejor que la mía ¡que soy la rica de la familia!"

- Estoy muy arrepentida, abuela... ¡snif, snif, snif... buaaaaaaaaaaaaaaaa! - "No me impresionan tus lágrimas de cocodrilo. ¡A ver esa cámara!

La envidia brillaba en sus ojos cuando se la enseñé. - ¡Toma, no la quiero! (las escenas dramáticas se me dan bien) - "Quiero ver las fotos que ha hecho... menuda birria. No está hecha la miel para la boca del asno" - Aquello me ofendió. - No están tan mal... - "Están peor... ¡Mira, mira, mira! jajajajajajaja ¿Con ésto quiéres ganarme?" - A ver las tuyas. - "Ya las he mandado al concurso, cuyo plazo termina, exactamente dentro de ... dos segundos... tic... tac. ¡Ya!"

Al quedarme sola he erigido un altar a Santa Rita, patrona de los imposibles. Encendí todas las velas de la Cotilla que encontré en la despensa. - ¡Que nadie vea las fotos, porfi, porfi!

Pascualita ha dormido conmigo. Puse la olla exprés sobre la cama con la sirena dentro y me dormí como un lirón... La sirena dio unas cuantas vueltas antes encontrar la postura más adecuada. La olla se fue haciendo tan enorme que en ella cabía el Océano Atlántico. El agua era rosa chicle. De repente un huracán fortísimo derramó el Océano sobre mi cama y tuve que nadar y vencer al mar embravecido.

La enorme boca de la ballena se cerró sobre nosotros y sentí frío en los huesos. Abrí los ojos. Estaba mojada y tiritando, mientras Pascualita braceaba sobre la alfombra y se la cargaba a mordiscos.

martes, 9 de julio de 2019

¡La que he liado!

La abuela ha aparecido, cámara de fotos en ristre, decidida a hacer "la madre de todas las fotos" en mi casa, o desde ella. Parece que ésto aún no lo tiene claro.

Se ha pasado más de una hora buscando "el mejor ángulo" para fotografiar un nido de gorriones del árbol de la calle; la Santa Cena que tengo sobre el aparador; el sofá de la salita; una copa llena de chinchón on the rock mientras una gota de agua corre por el cristal helado; la olla exprés llena de algas; el rellano de la escalera; la cabeza jivarizada de Pepe asomándose por el borde de la repisa de la cocina; el frutero; la ventana por la que suele salir disparada la sirena cuando la tiraba al acuario  y no atinaba; a mi, durmiendo la siesta con la boca abierta y la baba colgando; a Bedulio, desde el balcón, haciendo la ronda por mi calle...

Está llena de ideas, cosa que no me ocurre a mi, aunque, mejor así, porque no podría retratarlas. - "Así que la Cotilla vendió la cámara que te regalé" (soltó de buenas a primeras) - Eso me dijo la muy ladina. - "Menuda expresión medieval has soltado ¡así, cómo quieres encontrar novio!" - Es que soy muy refinada cuando quiero. Por cierto, regalame otra cámara, porfi. - "¿Para hacerme la competencia? ¿No te da vergüenza, boba de Coria?" - Así que piensas que yo podría ganar... - "¡¿YOOOOOOOOOOOOOOOOO?! Dios me libre de tamaña tontería. Lo digo porque no me llegas ni a la altura del betún y como fotógrafa, ni sabes, ni contestas jajajajajajajaja ¡Ilusa!"

Viendo que iba a quedarme sin concursar cambié de táctica y me arrimé al sol que más calienta: el abuelito. Le toqué la fibra sentimental: - ... es una ocasión magnífica para hacer algo bonito, codo con codo, con mi abuelita ¿no te parece? ...

Esta misma tarde Geoooorge aparcó el rolls royce en la parada del bus y me trajo un paquete que contenía una cámara de fotos último modelo ¡carísisisisisisisisima!

Y siguiendo su idea, fotografié todos los rincones de mi casa, olla exprés incluida.

Llevada por el entusiasmo le hice un extenso reportaje fotográfico a Pascualita. Con flasch, sin flasch, boca arriba, boca abajo, dando saltos mortales, enseñando los dientes, "sonriendo a la cámara", mordiendo la cámara, tirándo un chorrito de agua envenenada al objetivo...

Más tarde, sin haber dado ni una pequeña ojeada al librito de instrucciones, toqué cuanto botoncito vi. Quería mandar las fotos al concurso cuanto antes, borrando las de la sirena, por supuesto... Pero debí tocar lo que no debía y todo salió al revés... ¡Oh, nooooooo ¿Qué he hecho?

lunes, 8 de julio de 2019

Dichosos trapicheos.

En el desierto del Sahára hay taaaaaanta arena que les sobra y, de vez en cuando,la reparten a otros lugares. Hoy tenemos montañas de arena calentita flotando sobre la isla. Solo espero que no caiga toda en mi balcón, que lo limpié en Primavera y hasta el Otoño no le toca otra vez.

Incluso Pascualita se ha asustado al ver el cielo casi negro, con pinceladas marrones saharianas y salpicado con las luces brillantes de los rayos. - Ayayayayayayayaya, Pascualita, que nos va a caer la del pulpo y saldremos nadando. - La sirena, que estaba sobre mi falda, ha reptado y en un plis plás, se ha metido en mi escote de cabeza. -

He llamado a la abuela. - Madame no poder ponerse. Mirar cielo meterse en mar. - ¿De qué vas, inglés? - Madame hacer fotos para concurso. - ¿Ah, si?... Pues yo también haré. - Madame ganar. - Me irritó el tonillo de orgullo con que dijo la frase. - Mira que eres pelota. También puedo ganar yo. - Una risa sarcástica llegó a mis oídos - Jajajajajajaja ¡Imposible! - ¡Imbécil!

He pasado toda la tarde buscando mi cámara de fotos. Es un regalo que me hizo la abuela cuando aún era proletaria. Como se entere que la he perdido me mata... Le he preguntado a Pascualita si tenía alguna idea de dónde puede estar pero, con el jaleo de la tormenta, no está para nada.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! - Ay, Cotilla, me viene usted que ni pintada. ¿No tendrá una cámara de fotos para dejarme? - ¿Para qué? - Quiero presentar fotos a un concurso. - ¿Tú, que cortas las cabezas de la gente? ¿qué estás especializada en sacar los pies y las sombras de tus "modelos"?  ¿Tantas ganas tienes de hacer el ridículo? - Es usted única para dar ánimos. No se la pediría si hubiese encontrado mi cámara... - La vendí hace tiempo en uno de mis trapicheos... ¿Qué pasa? Estaba arrumbada en un cajón del cantarano desde hace mil años... ¡¡¡NENAAAAAAA !!

La botella, vacía, de chinchón pasó rozando su cabeza mientras corría hacia la puerta de la calle.

domingo, 7 de julio de 2019

¡Que calor!

- ¿Has oído ese trueno, Pascualita? ... Ha sonado lejano... Las gaviotas están dando vueltas cerca del balcón ¿no se atreverán a entrar en casa? - Corrí a cerrar los cristales. - ¡Mira, ha caído una gota de agua! Tendremos tormenta de verano ¡Seguro!

Me he asomado a la ventana que da sobre el árbol de la calle. El pobre está un poco de capa caída porque tiene sed... Pobrecito.

He llenado un cubo de agua, dispuesta a hacer mi primera buena acción del día. Y lo he vaciado, de golpe, sobre el pobre platanero. Los pájaros que anidan en él han salido de estampida piando airadamente, como diciendo - ¡Ni en domingo nos dejan tranquilos! - Esto puedo entenderlo pero no el grito que surgió de las raíces del árbol. - ¡¡¡LA MADRE QUE TE PARIÓ!!!

Llamé a la abuela. - ¿Estamos en época de fenómenos paranormales? - "¿Crees que puedes despertarme de la siesta para preguntarme esa tontuna?" - Primero me mandas un huésped que se desmonta y ahora el árbol de la calle me ha gritado. - "Acabarás con camisa de fuerza, boba de Coria"

La llamada imperiosa del timbre me puso sobre aviso de que algo extraordinario iba a pasar. En el rellano estaba Bedulio echo una sopa. Calado hasta los huesos. Y con la libreta de las multas, mojada también, en la mano y en la otra un bolígrafo dispuesto para escribir.

- ¿Quién ha sido? - El árbol ha gritado... ¿Vienes para indagar eso, verdad? - ¡Has sido tú! - No, no. Ha sido el árbol y te confieso que me he quedado de una pieza. - ¡Tú has tirado el agua! - He hecho una obra de caridad. Estaba seco el pobre. - ¡Me has mojado a mi! - Mal echo por tú parte, egoísta. El agua era toda para el árbol, tu puedes tomarte una cerveza cuando no estés de servicio ¡¿No te da vergüenza? ¿Acaso no has oído decir nunca: Dad de beber al sediento?

Le cerré la puerta en las narices de la rabia que tenía. No tenía ningún derecho de quedarse con parte del agua para refrescarse. - Abrí de nuevo la puerta y le tiré, despectivamente, un abanico de propaganda. - ¡Abanícate con ésto y no quites a otros lo que es suyo!

Sentada en la salita, con una jarra de chinchón on the rocks a mano, Pascualia y Pepe sobre mi falda, les conté el episodio de egoísmo del Municipal y, antes de acabarlo, ya estábamos dormidos.


sábado, 6 de julio de 2019

No doy con la clave.

No hay como convivir con las personas para conocer a la gente. Eso es lo que me ha pasado con el huésped que me mandó la abuela

Una vez recuperado del coma etílico y el dolor del mordisco envenenado de la sirena, el hombre regresó a casa. No tenía buen aspecto y me costó reconocerlo. Incluso, mientras él se acostaba, lo comenté con Pascualita. - ¿De veras crees que es él?... No sé yo... - De la misma opinión fue Pepe, que aunque no se inmiscuyó en la conversación, deduje que pensaba igual que ella. - Puede que tengáis razón. Le daré un margen de confianza antes de ponerlo, ante la duda, de patitas en la calle.

Esperé un rato antes de entrar en su cuarto y por poco me da un patatús. Sobre la mesita de noche había dos objetos que no eran míos, ni de Pascualita, ni de Pepe, así que solo podían ser del huésped: una dentadura postiza y un ojo de cristal.

El hombre roncaba a pierna suelta, a una sola pierna suelta porque la otra estaba sobre la alfombra, desenroscada.

Llamé a la Torre del Paseo Marítimo. - ¡Corre, Geoooooorge. Llama a mi abuela! - Madame no estar. - ¡Te voy a mandar fuera de Europa de una patada en tu blanco trasero! - La amenaza hizo efecto. - "¿Qué ocurre, nena?" - ¡El huésped es un mecano! ¡Se desmonta! - "No son horas de chinchón, boba de Coria"

Una vez explicado lo visto en el cuarto, la abuela me instó a que "investigara" más - "Por ejemplo, si le falta una mano, una oreja, algún dedo, el... ya sabes a qué me refiero." - ¿El qué? - "Pon en marcha la imaginación, jodía, que hay que dártelo todo mascado" - Y colgó.

Llevo horas intentando resolver el jeroglífico pero no doy con la clave.

¡Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing! - ¿Digaaaa? Hola, abuela... pues no se me ocurre nada... Y no puedo preguntarle a él porque hace un rato que se ha ido a la fiesta del Día del Orgullo Gay... Ah, ¿también vas? ... ¿Y yo? ... ¿qué me quede pensando? ¡Pero si he tenido que tomarme una tortilla de aspirinas para el dolor de cabeza que arrastro...!

viernes, 5 de julio de 2019

A ver dónde meto a Pascualita...

La abuela me ha despertado para decirme que me enviaba un huésped. Era cuando todavía no habían puesto las calles y no me enteré de la misa la media. Así que esta mañana, cuando me disponía a cambiar a Pascualita de hábitat porque tenía que usar la olla exprés no sé para qué, he tenido un espasmo cerebral... vamos, que me ha parecido recordar que alguien me había dicho algo ésta noche. Y, haciendo un esfuerzo titánico, ¡he sudado a chorros! he deducido que sería la abuela.

- Geoooorge ¿aún eres europeo, angelico? Dile a la abuela que se ponga. - Madame dormir... Yo ser inglés y europeo... - ¡Jajajajajajajaja! No hay como hablar contigo para que me suba la moral. ¡¡¡ABUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!

En cuanto le desatasqué los tímpanos al mayordomo, la abuela no tardó en ponerse al aparato. - "Sí, te mandaré un huésped" - ¿Por qué no se queda en tu casa? ¿No cabe? ¿Tan gordo está? - "Lo hago por dos razones: una porque está buenorro y tal vez te sirva para hacer el bisnieto. Y la otra es porque no me gusta tener gente extraña en casa."- ¡Ni a mi! - "Pero está lo del bisnieto. Al paso que vas se te pasará el arroz y acabarás muriendo como madre no inaugurada." - ¡Primero te toca a tí, guapa! (dije en un arrebato de cabreo.) - El tono amenazador de la abuela me avisó de que había entrado en terreno resbaladizo: - "¿Estás hablándome de EDADES, boba de Coria?" - ¡Noooooooooooooooo, que vaaaaaaa! Hablo de Ley de Vida. - "Eso tampoco va conmigo porque mi espíritu es de una niña de quince años, no como tu que pareces una vieja. El huésped, en media hora, estará en tu casa"

Mi primera preocupación fue esconder a Pascualita. Di vueltas como una loca, de habitación en habitación, sin encontrar un lugar idóneo hasta que se me iluminó la bombilla al recordar una frase: si quieres esconder algo, déjalo a la vista de todos.

Sonó el timbre de la puerta. Delante de mi estaba el tío más guapo que había visto en mi vida. Y frente a él estaba yo, con un delantal que representaba un traje de luces , ¡vestida de torero!

Cinco minutos después le estaba enseñando la casa. Al entrar en la cocina no se fijó ni en Pepe, que nos miraba sin ver desde su repisa, ni en los restos de cola cao esparcidos por las paredes, sino en las cerezas del frutero. Y antes de que yo pudiera impedirlo, metió la mano bajo los plátanos para coger un buen puñado de cerezas pero... ¡¡¡PASCUALITA LE ARREÓ UN MORDISCO QUE A PUNTO ESTUVO DE DEJARLO MANCO!!!

Ahora, después de beberse botella y media de chinchón, el huésped duerme una siesta reparadora... o se ha muerto, no lo tengo claro.


jueves, 4 de julio de 2019

¿Quién me la paga?

A mis "admiradores" de la Tercera Edad les dije la pena que sentía teniendo que prescindir del gran acuario. - Pero si es un armatoste, bonita. - Lo sé... pero le había cogido cariño y mis plantas acuáticas eran felices en él. - Que cosas más bonicas dices... ¿A ver cómo haces ese meneíto pectoral? - Dejádlo ya. ¿No véis que estoy de capa caída? ¿Qué voy a hacer ahora con las algas? - ¡Tirarlas a la basura! (saltó la Cotilla que estaba ya hasta el moño de mi éxito entre sus compañeros)

- ¡¿Pero qué dice, mujer?! ¡Es Poseidonia! ¡El animal más grande del Mediterráneo! - No le hagáis caso que ésta, cuando trinca una botella de chinchón, no la deja hasta que la vacía. - ¡¡¡Cotillaaaaaa!!!

Al final ellos prometieron que buscarían un cacharro para tener la Poseidonia y me lo regalarían. Al quedarnos solas vacié una garrafa de agua de mar en la olla exprés y metí a la sirena dentro. Supongo que el chorrito de agua envenenada que me tiró al ojo sería por la rabia de haber perdido la gran capacidad de su última "casa"

¡La madre que parió a éste bicho! ahora no puedo salir de casa porque el ojo, convertido en ojón, ocupa más de la mitad de mi cara. Y llevo tres días encerrada, sin asomarme ni siquiera al balcón. Hago el menor ruído posible para que nadie me importune llamando al timbre ¡No quiero ver a nadie!

El cuarto día sentí que el techo caía sobre mi. Un ruido ensordecedor me despertó y reaccioné subiéndome a la lámpara. - ¡¡¡SOCORROOOOOOOOOOO!!! - gritaba, llena de espanto. El sonido se repitió varias veces hasta que un ¡¡¡PLAFFFFF!!! me anunció que había sido abatida la puerta de  la calle.

Salí al pasillo, atolondrada, con los ojos espantados, sobre todo el "envenenado" que levantó alaridos de pánico entre los vecinos, apelotonados en mi rellano. - ¡¡¡UN MONSTRUO!!! gritaron mientras corrían escaleras arriba y desaparecían en sus viviendas.

Pasmados estaban también los bomberos que se habían cargado la puerta a hachazos. Bedulio, blanco como la nieve, recibía asistencia médica para intentar que volviera en sí...

Mientras, uno de los bomberos de calendario me explicaba que los vecinos, seguros de que me había muerto y preocupados por la peste que mi cuerpo pudiera extender por la escalera, les llamaron con urgencia. - ¿Quién me pagará la puerta? - ¿Tiene novio? . No... - Pues usted.


miércoles, 3 de julio de 2019

¿Y ahora qué?

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! Venimos a llevarnos el acuario... Ya podrías haberlo vaciado, boba de Coria.

"Vaciado" estaba porque, gracias a que me había avisado, saqué con anterioridad a Pascualita y, a falta de un sitio mejor, estaba en mi escote. De todas maneras, la Cotilla venía preparada para no partirse un hueso a la hora de quitar el agua, la arena, las algas, y el barco hundido. La acompañaban diez jubilados de ambos sexos, muy entusiastas pero que, a la hora de levantar el acuario, les sonaron todos los huesos a sonajas cascadas.

Empezaron las toses, las posturitas - ¡Aaaaayyyyy mi roñonaaaaaaada!. ¡La cadera, la caderaaaaaaaaa!. - Aquello fue un concierto para violín y orquesta. Un airado caballero, al verme repantingada en el sofá de la salita mirando el programa de la Esteban, dijo: - ¡¿Por qué no nos ayuda la jodía de tu nieta?! - Porque no es mi nieta. Si lo fuera, otro gallo cantaría.

- ¡Oye, chica, ayúdanos a llevar éste trasto hasta la bañera o lo vaciamos en el comedor. Tú verás!

Me sentí ofendida. Unos desconocidos me hacían las cuentas en MI casa ¡Manda narices! Cerré de un portazo y me acomodé, respirando lentamente, hasta conseguir la añorada paz de la que disfrutaba antes de que me invadiera la Tercera Edad.

Estaba alcanzando el Nirvana cuando escuché caer el agua. Pero lo que me espoleó a salir fue pisar agua en cuanto me puse de pie. - ¡¡¡COTILLAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!

Salí hecha una furia. el jubilado airado, levantando el dedo índice en plan espada flamígera, dijo: ¡Los jubilados cumplimos nuestras promesas, jovencita!

De repente, toda aquella agresividad que estaba expandiéndose entre los hombres, quedó en nada. Pascualita, molesta por las apreturas del escote y por el calor que despedía mi cuerpo a causa del cabreo, empezó a  moverse como si le hubiesen dado cuerda. Y un ¡OOOOOOOOOOOOOOH! admirativo salió de aquellas bocas de dentaduras postizas,

El meneo de aquellas tetas, que ellos creían que yo hacía a voluntad, les dejó sin habla, y sin ningún otro pensamiento que no fuera aplaudir y admirarlas.

Hubo quejas por la parte femenina que tuvieron que concentrar sus esfuerzos en mover el acuario, ya vacío, y sacarlo al rellano de la escalera - ¡Pero lo bajaréis vosotros!

Lo hicieron, pero después de haber dejado el suelo del comedor niquelao con ayuda de escoba y fregona.

Y mientras a ellos los ojos les hacían chiribitas, yo sudaba tinta china por si a la sirena le daba por  morderme, con lo cual, a parte de sentir un gran dolor, tendría unas tetas tan descomunales que dudo que pudiera librarme de "mis Admiradores"

martes, 2 de julio de 2019

Pascualita busca casa.

Ha sido un gran engorro ir de aquí para allá cargada con una garrafa de agua de mar por si la del termo de los chinos se evaporaba con el calor y había que reponerla y evitar así, que Pascualita se deshidratara porque, si ya es fea de por sí, deshidratada tiene que ser para salir corriendo del susto.

Ahora disfruta en su enorme acuario dando saltos mortales con tirabuzones y no sé cuantas cosas más. El caso es que siempre tengo el suelo empantanado de agua. La Cotilla ya ha resbalado en más de una ocasión y me ha advertido, con su huesudo dedo índice apuntando a mi entrecejo, que: - Si me caigo y me escogorcio te meteré una denuncia que hará época.

Mientras desayunábamos Pascualita y yo, comenté este episodio que me tiene preocupada porque esta mujer no es de fiar. - Tengo un problema y es que si se cae delante de mi jijijijijiji, no podré aguantarme la risa jijijijijiji ¡Fíjate, solo de pensarlo... jijijijijijijiji, me da la risa floja jijijijijijijiji... ¡Hay, la que me espera! ¿No podrías dejar de tirar agua por todo?

Mientras hablábamos de ésto, la puñetera medio sardina, no dejaba de saltar en su taza de colacao y ha dejado la cocina llena de salpicaduras de chocolate que, después, disfruta lamiendo, hayan caído donde hayan caído ¡Con lo que tengo que aguantarle, ya me he ganado el cielo!

- "Nena, la Cotilla me ha contado la decisión que ha tomado de denunciarte si se cae en tu casa" - ¡Ya ves tú!... - "¡Grábala cuando se caiga y nos reíremos un rato!" - ¿Pagaras la mitad de la multa que me impongan? - "¡¿Yooooooooooooooooooooooooooo?! ¿Ya me dirás que se me ha perdido a mi en ésta historia?"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! - Hablando del Rey de Roma, por la puerta asoma... - ¿Qué esperas para quitar de en medio este armatoste lleno de agua y algas? - Le estoy cogiendo cariño, Cotilla. - ¡¿A mi?! No lo quiera Dios. Por cierto, ésta noche me lo llevaré porque lo tengo apalabrado a un tipo que también se dedica al trapicheo. - ¡Pero si es mío! - Pero estorba. - ¡Le importará a usted mucho! - ¡Y tanto! como que me voy a llevar una pasta gansa. - ¿Y yo? - Tú, nada. ¿No estás diciendo que no quieres venderlo? - No he dicho nada... - ¡Ya!

De repente, tengo que volver a pensar en un lugar adecuado para instalar a Pascualita... ¿En casa de la abuela, en la Torre del Paseo Marítimo?

lunes, 1 de julio de 2019

¡Holaaaaaaa!

Estoy un poco pallá... esto de volver de las vacaciones es estresante, sobre todo por las mañanas que te levantas creyendo que estás en otro sitio ¡y es verdad! no estoy en Teruel sino en Palma. ¿Cómo no voy a tener la cabeza echa un lío?

Así estamos todas: la abuela, que ha ligado como nunca; la Cotilla, que no ha rascado bola porque la abuela la esclipsaba. No creo que en Teruel hayan visto nada igual desde antes de que el torico encogiera debido a un chaparrón veraniego exagerado.

La abuela, superminifalda al canto por aquello de los calores veraniegos, naturalmente llena de lentejuelas y plumas de la cabeza a los pies. Tanto es así que, yendo en el trenecillo que recorre la ciudad, tuvieron que pedirle que se cambiara de sitio para que el sol no le dieran tan de lleno porque la gente pensó que era una aparición de lo que deslumbraba. Y claro, con el gentío pegado al trenecillo y clamando para que "la señora Maravilla" intercediera ante los políticos: - ¡¡¡ A TI TE ESCUCHARAN !!! - para que nos arreglen los desguisado de turno el trenecillo no podía moverse.

La emoción del gentío era tan fuerte que, cuando pudieron ver que llevaba colgado al cuello el termo de los chinos, un lumbreras gritó: - ¡¡¡AHÍ LLEVA VINO BENDITO!!! - la multitud quiso beberlo para que se les curaran todos los males: reales e imaginarios.

Gracias a mis extraordinarios reflejos, conseguí arrancarlo de un tirón antes de que llegaran a colgerlo. Menos mal porque, vino no había pero estaba ¡Pascualita! flotando en agua de mar.

La abuela se emperró en traérla con nosotros y me tocó a mi ser la encargada de transportar las garrafas de agua de mar, de casa al avión y de allí, hasta Teruel. Hubo momentos tensos, como el que acabo de contar o como cuando algunos, llevados por el calor, quisieron robármelas para refrescarse. Afortunadamente solo tuve que recurrir a la sirena una vez porque el tipo se puso agresivo. En esos momentos Pascualita iba en plan broche, en la solapa de la abuela. Se la tiré a la cara del acalorado y segundos después gritaba como un condenado.

Hay que ver cómo disfruta la sirena con estas cosas.

Caminando por las calles de Teruel en busca de manteca para hacer crespells, nos dimos de bruces con Cristina y Ana. Preguntaron por la abuela: - Es aquello que reluce junto a la fuente del Torico. - respondí.- ¿Y Pascualita? - ¿Quién?... No sé de que habláis... - Sí, mujer (dijo la Cotilla) deben referirse a Pascual, el q.u.e.r.i.d.o. de tu abuela (y se le notó un deje envidioso en la voz) - No - dijo una de ellas. - Pregunto por el Alien. - Desde entonces estoy en shock.