domingo, 28 de febrero de 2021

Hecho unos zorros.

 Mi primer abuelito se ha tirado un montón de días sin aparecer por casa. Estaba un poco preocupada por si le había pasado algo aunque, siendo un alma ya juzgada ¿qué le puede pasar, como no sea que lo manden a hacer un recado al final de la Eternidad, que debe estar bastante más allá del quinto pino?

La cuestión es que hoy ha aparecido, de nuevo, sobre la lámpara del comedor, eso sí, hecho unos zorros. El sudario de seda dorada estaba hecho jirones, iba despeinado, ojeroso... en fin, echo un asco. - Abuelito ¿has chocado contra un camión? - Por toda respuesta ha soltado unos suspiros tan hondos que a punto ha estado de dejarnos sin aire. 

Hasta el árbol de la calle se ha estremecido. - ¿Qué le pasa al abuelo, nena? - Eso quisiera saber yo. - Pero claro, si me habla en suspiros no voy a enterarme de nada. - ¿Tu no presumes de saber telepatía, guapa? - ¿Lo pones en duda? mira que escribo al Ayuntamiento para que vengan a podarte de raíz. - Yo también te quiero, boba de Coria (dijo el jodío árbol con retintín)

Cuando se le acabaron los suspiros, que tardó horas en hacerlo, dijo: - ¡Esta mujer es fiera! - ¿Zascandileando con algún alma de la que no me has contado nada? (pregunté).. Entonces me di un manotazo en la frente. ¿No será...? ¡¿Es la Momia quien te ha dejado en tal lamentable estado?! - ¡Que poderío de mujer! Es insaciable. La pobre ha pasado "mucha hambre" en el terreno amoroso pues su marido fue un pica flor y yo he tenido la suerte de recibir todo lo que no pudo dar. 

Yo estaba ojiplática. - Pero si va camino de los ciento quince años... - Está en la flor de la vida. (lo miré) Una quinceañera maravillosa (remiré) ¡Que suerte he tenido encontrándola! (volví a mirarlo y dije: ¡AMÉN! Y abrí una botella de chinchón para brindar por el que dijo eso de que el amor no tiene edad. Menudo sabio el tío.

sábado, 27 de febrero de 2021

La nécora.

Vivir en el primer piso trae consigo que, de vez en cuando, caigan al patio de luces (llamado también mompellé) pinzas de la ropa, bragas, calcetines desparejados, medio bocadillo, en fin, nada del otro mundo. Pero el otro día fue distinto, por eso corrí a contárselo a la abuela. 

- Geoooorge, dile a mi abuela que se ponga ¡rápido, plis! - Madame decir que yo diga que no está. - Vale, ya me lo has dicho ¡que se ponga! - No estar... - ¡La madre que te parió! Que se ponga o te saco a relucir el Brexit.

- "¿Qué hueso se te ha roto?" - ¿Recuerdas cuando caía el maná del cielo? - "Pues no. Ni que yo hubiera estado allí" - ... Ah... ¿no? - "¿Quiéres que te desherede ipso facto, boba de Coria?" - Era una broooooma. - "¡Ya!" - Pues a mi, del cielo me cayó una nécora. - "O sea, que han cambiado el menú. Ya era hora.!" - ¿No me crees? - "Sí, hija. Lo que tu digas. Hale, hasta la siega del tocino." - ¡No! Te estoy diciendo la verdad.

- "¿Y qué hiciste con ella? ¿Te la comistes sin invitarme? ¿Se la quedó la Cotilla para trapichear con ella? ¿La devolviste? ¡Estoy segura que eso fue lo que hiciste! Si es que no se puede ser más tonta"

La puse en el poyete de la entrada, donde dejo todo lo que cae. - "Para una vez que puedes comer una delicatessen gratis... ¿Y cómo apareció en el patio? ¿Se suicidó? ¿Escapaba de lo que le esperaba?"

- No lo sé pero, hiciera lo que hiciera, se quedó en pelota picada. - "¿La nécora?" - Sí, solo cayó el caparazón y si lo devolví fue porque tenía pinta de servir como cenicero ¿te lo puedes creer? - "Lo que no puedo creerme es que lleve media hora escuchado tus gilipolleces, alma cándida. - ¡Y colgó! 

Pero antes de que el teléfono cortase la comunicación pude escuchar el inicio de la bronca que le iba a caer al inglés ¡toma ya! - "¡¡¡COMO VUELVAS A PONERME CON MI NIETA TE MANDO DE REGRESO A  DFRW4¡'505 R !!!

 

 

 



viernes, 26 de febrero de 2021

Efectos del confinamiento.

 Los abuelitos, de punta en blanco, siguen viniendo a casa por las tardes. Ponen música a todo meter y bailan como si les fuera la vida en ello. Pascualita suele participar colocada, en plan broche, en el jersey de la abuela. Y así, cuando una gota de chinchón se pierde, cae en su boca.

Ahora no discuten tanto por el dichoso broche porque, mira que es feo. Andresito, que es feliz regalándole cosas a su mujer, le ha comprado los broches más bonitos de las joyerías de la calle Platería, pero ella, con la excusa de que el feo era de su bisabuela y le tiene mucho cariño, cuando viene a casa se lo pone.

Ayer subió Bedulio alertado por la algarabía que salía del balcón. - ¿Cuánta gente hay aquí? (preguntó muy serio) - Vamos a ver... la abuela, Andresito, mi primer abuelito (la cara del Municipal perdió su color)... ¡Ay, mira que simpático es! te saluda con la mano... - ¿Desde... dón... de...? - ¡Encima de la lámpara! Díle algo, hombre...

Pero Bedulio ya corría escaleras abajo, así que tuve que gritarle. - ¡Y yo! - Tú... ¿qué? (se giró un momento llevado por su profesionalidad) - ¡Que también estoy yo! - 

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa. Bedulio que va hablando solo y haciendo cortes de manga... Para que luego digan que no nos ha afectado el confinamiento.

jueves, 25 de febrero de 2021

El caballo.

 Estaba más aburrida que un mono cuando, no sabiendo que hacer, puse a Pascualita en el frutero de la cocina y a Pepe en un plato hondo por si le da por llorar y decidí contarles algo: una receta de cocina, los misterios del rosario, el boom del turismo en Mallorca allá por los años cincuenta... Algo se me ocurrirá, pensé, pero una cosa es decirlo y la otra que ocurra.

Empecé con la receta de la tortilla de patatas pero la pobre sirena la tiene ya tan sabida que me escupió en un ojo. Menos mal que soy licenciada en quiebros, aunque después tenga que darme friegas en el lomo, y no me dio.

Mi primer abuelito, al saber, telepáticamente, que iba a contar algo, se descolgó del florescente para tomar las de Villa Diego. Fue entonces cuando me vino a la cabeza el caballo (que nadie ve) del Obispado. Y como es cosa de fantasmeo y de eso él sabe mucho porque es uno de ellos, se quedó con nosotros. Además, empecé mi alocución diciendo: voy a reivindicar la figura olvidada de uno de los personajes más importantes de la historia del Caballero Coc y el Drac. Me aplaudió y tanto Pascualita con sus manitas palmeadas y Pepe lanzando su OOOOOO, le acompañaron.

El caballero Coc cortejaba, en la lejana Edad Media, a una señorita de Palma que vivía en el barrio de la Catedral. El llegaba con su caballo desde la otra punta de la isla. Y así fue como se enteró de que había un Drac que se comía cuanto bicho encontraba. Atacaba por la noche, cuando aquellas callejas estaban oscuras como boca de lobo

Y una noche, cuando ya se retiraba para volver a su pueblo, unos ojos malignos brillaron en la oscuridad y tanto el caballero Coc como su caballo no salieron corriendo como conejos. Atacaron al monstruo al que solo intuían pues, en aquellos tiempos, no se habían inventado las bombillas.

El caso fue que Coc mató al Drac y se lo ofreció a su amada, a la que llamaban Coca. Desde entonces el Drac se apellidó, de na Coca. Y se le puede ver, algo apolillado, en el Museo del Obispado. El bicho era un cocodrilo.

El caso es que la historia se cuenta sin nombrar al valiente y sufrido caballo. Quizá por ésto se ha tomado la revancha plantándose en el patio del Obispado y espera a que alguien, en éste caso yo, le descubra y lo salude.

Mi primer abuelito gritó: ¡El caballo, el caballo es cojonudo. Como el caballo no hay ningunooooooo!

 

miércoles, 24 de febrero de 2021

Dragón o Princesa.

 Hablaba con la abuela de Pascualita. - Es tan sigular ser la última de su especie... que sepamos. De todas maneras, si el mar estuviese lleno de sirenas, no me importaría comerlas fritas, como a las sardinas. - "¡Que dices! Si son mitad humanas" - Tal vez eran una delicatessen y por eso acabaron con ellas y ellos. - "Quién, si no había gente en la Tierra. Son de antes de Adán y Eva" - ¿Estás segura?

- Holaaaa ¿A que se de quién hablais? (dijo Andresito entrando en la cocina) - ¡Glub! (pensamos la abuela y yo) - ¡De la Cotilla! - (Uf, menos mal) - "Ay, que listo eres, marido. ¿De quién vamos a hablar sino?" 

Aprovechando el buen ambiente que había en casa, pregunté: - Abuelito, si en éstos tiempos una princesa fuera raptada por un Dragón de los que echaban fuego por la boca ¿crees que iría alguien a salvarla, aparte de los GEOS? - ¡Claro, nena! Aún quedan caballeros en el mundo! - No lo tengo yo tan claro. Piensa que uno de ellos, con la mentalidad actúal, se ofrece voluntario ¿A quién crees que salvaría?

- Que cosas tienes, nena... A la princesa, por supuestísimo. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¿De qué habláis? - De una princesa raptada por un Dragón estilo Edad Media. Conteste rápido, Cotilla. ¿A quién salvaría? - ¡Al Dragón! - Al abuelito le dió un ataque de risa. - ¡Has querido contestar tan rápido que te has equivocado jajajajajajaja!

- ¡Que va! Princesas hay muchas, en cambio dragones que tiran fuego, no. - Aplaudí a rabiar mientras Andresito cambiaba el ataque de risa por el de tos nerviosa. - ¡Muy bien, Cotilla! Es usted una mujer de éstos tiempos, comprometida con la protección de los animales y la Naturaleza y... - Comprometida con mi bolsillo, boba de Coria. ¿Te imaginas lo  desahogada que llegaría a fin de mes, exhibiendo en circos, teatros, estadios... a un animal único que, encima sirve de mechero?

 

 

 


martes, 23 de febrero de 2021

La gaviota.

 Sentada en el balcón, al solecito del mediodía saboreando un trozo de pan con sobrasada, viendo pasar las nubes, perezosas después del ventarrón de los últimos días, no sabía que estaba siendo vigilada desde el aire hasta que, en un vuelo rasante, llegó la gaviota y me quitó el bocado de la boca.

¡Que susto me llevé! Podría haberme arrancado la nariz, o un ojo. Tal vez la lengua... ¡Ya no se puede estar tranquila ni en el balcón de casa!

Pascualita lo había visto todo desde la atalaya del acuario y como es tan peleona como aquellas vecinas que acababan el día tirándose de los pelos entre ellas, saltó a la silla más cercana y de allí al suelo. Cuando se acercó a la vidriera ésta se cerró con una sonrisa dirigida a mi. Sabe que no quiero que la sirena salga sola al balcón. Tuve que pedirle que abriera porque, estando yo allí, la medio sardina no corría ningún peligro.

Fue una suerte que la vidriera me hiciera caso porque el bicho ya sacaba los dientes de tiburón para abrirse paso a mordiscos.

La coloqué en mi escote y la sombra de la gaviota no tardó en taparme el sol. - ¡Eh, fuera de aquí, jodía! - Pero el ave insistía, cada vez más provocadora hasta que se lanzó en picado hacia mi pecho, al que tengo muy celoso porque es todo lo que tengo. Por eso, para defenderme, le lancé a Pascualita como si fuese una piedra ¡y la cogió al vuelo! 

- ¡Que he hechooooo! ¡Muerde, Pascualita, muerdeeeee! - 

Se paró el tráfico. Se pararon los peatones. Se paró Bedulio que estaba haciendo la ronda. Quién no se paró fue el pajarraco que batió las alas dos, tres, cuatro veces más para caer, luego, a tierra entre estertores. 

Bajé las escaleras de cuatro en cuatro y arranqué a la sirena de la pata de la gaviota, que ya se estaba convirtiendo en muslo de pavo gordísimo gracias a los mordiscos envenenados de la sirena. Pero era digna de ver la lengua del ave, tan enorme que no podía cerrar la boca y se ahogaba sin remedio. 

Le di la botella de chinchón a Bedulio: - ¡Que beba ésto! - Y salí al galope hacia casa. Todo ocurrió en un visto y no visto.

Desde el balcón observé como la gente se hacía cruces por dos cosas: el gigantismo de la lengua y el muslo de la gaviota y por el método empleado por el Municipal para calmar al bicho: - ¡Pues no le está dando chinchón a la gaviota el muy animal!

lunes, 22 de febrero de 2021

¡Que cara!

 He llegado a casa bastante enfadada, ¡muy enfadada! (les he contado a Pascualita y Pepe) que iba paseando por Palma cuando un maromo, al pasar cerca de mi, me ha dicho: - ¡Guapa! - ¡Ostras! Me ha dado rabia y le he contestado: - ¿Me lo dices ahora que llevo mascarilla? Si no se me ve la cara. - Pues por eso lo digo.

Pascualita ha echo la señal de OK con sus deditos palmeados: - ¿Eso qué quiere decir? ¿Qué te gusta o que no? (entonces aplaudió) 

Ya sé que es un raro especímen de pez o de persona, pero me cabrea que no sea más clara. Ya que opina, que lo haga bien la muy jodía porque no quiero pasarme el día pensando si ha dicho una cosa u otra. - A ver, Pepe ¿qué opinas tú porque con la media sardina no me aclaro? - Y el jibarizado soltó: - OOOOOOO - mientras el ojo-catalejo se volvía, una vez y otra, hacia mi cara.

Entonces una torrentera de ¿agua? ¿lágrimas?... salió por el ojo-catalejo poniéndome el suelo perdido. - ¿A qué viene ésto, llavero? ¿vas a recoger tu el charco que estas formando? - Era como si las Cataratas del Niágara se  desbordaran en el comedor. - Entonces le salió una especie de hipo: - ¡HIPOOOOO!... ¡HIPOOOOO! (¡lo que me faltaba para el duro!)

Mi primer abuelito hacía sus pinitos de trapecista en la lámpara del comedor balanceándose de un lado a otro. - ¡Al final la romperás y tendrás que comprarme una de cristal de roca! - Soy un ánima, nena, y no están permitidos los bolsillos, ni las carteras, en los sudarios. - ¡¿Tendrás cara?! - Si me haces una sonrisita te cuento una cosa sobre Pepe (dijo, zalamero).

Para sonrisas estaba yo pero, con tal de enterarme de la vida y milagros del jibarizado antes de serlo, hice lo que pude y acabé pareciéndome a la Mula Francis. Pero el abuelito se dio por satisfecho. - Venga, cuenta. - Pepe no está llorando, sino ¡riéndose de ti! jajajajajajajajaja

- ¡Vidriera, ábrete! - Le di tal patadón a la cabeza jibarizada que metí un gol por toda la escuadra en la boca del árbol de la calle. ¡Y se le atragantó! (cosa de la que me alegré) Ya lleva todo el santo día carraspeando para sacarla y llorando como una Magdalena porque no puede. 

Hasta los gorriones están emigrando ¡Esto no hay quien lo aguante!

 



domingo, 21 de febrero de 2021

En la tele.

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla entró en casa como un elefante en una cacharrería y al llegar al comedor se paró en seco al ver el extraño movimiento que tenía la pechera de la abuela. - ¿Qué tienes ahí? - Andresito, que no se había percatado, volvió la vista hacia su mujer. - ¡Cariño, tus hermosas tetas tienen en mal de San Vito! (dijo, alarmado) - "Que bobos sois (dijo mientras luchaba por encontrar una excusa creíble) Llevo un nuevo sujetador que da masaje anti estrés"

- ¡¿A ver?! (soltamos todos a la vez) 

Nos apelotonamos a su lado, Geooooorge incluído. La abuela me envió un mensaje a través de las cejas fruncidas: - ("¡¿Eres idiota?!") - Entonces recordé que, aparte de su primer marido que la estaba sometiendo a un señor magreo, también estaba Pascualita y podrían descubrirla si seguíamos por ese camino.

Afortunadamente, el árbol de la calle se puso a cantar y sonó el móvil de Andresito. - Al ritmo del brindis de la Traviatta llené vasos con chinchón y la voz de la Momia, clamando por ver a su enamorado (el mismo que estaba en pleno magreo) sonó, claramente, en el comedor.

Inmediatamente el panorama cambió: mi primer abuelito tomó, ipso facto, las de Villadiego saliendo al balcón y aupándose a una corriente de aire que pasaba por ahí, camino de la Torre del Paseo Marítimo mientras los demás chocábamos los vasos y ¡hale hop! chinchón al gañote y vuelta a empezar.

Hasta Pepe el jibarizado participó en la bebienda cuando la Cotilla, bizqueando, mojó un dedo en su vaso y puso la gota que se había agarrado a él, en la boca, cosida, del llavero. - Este no... ¡hip!... no se ha enteraaaaado de ná... ¡hip! - Cogió la botella y hechó sobre la cabeza reducida un buen chorreón de licor.

¡Y vaya si se enteró el esperpento! Su ojo-catalejo se movía alocadamente y en lugar de decir O dijo UUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU porque llevaba encima la mayor tajada de su vida.

Nos despertaron los bomberos al día siguiente porque los vecinos, al estar taaaantas horas sin escuchar ni un ruído, ni un grito, en casa, pensaron que me había muerto y una de las vecinas, precavida, dijo: - Vale más avisar a los bomberos ahora, que esperar a que apeste la escalera. - Y así fue como salimos en el telediario nacional: despeinados, ojerosos, somnolientos y boquiabiertos ante la sorpresa de las cámaras de televisión.

sábado, 20 de febrero de 2021

La duda.

 La abuela no sabe que me puedo comunicar con Pascualita porque no se lo he dicho. Mejor dejar las cosas como éstan porque cada vez que éste bicho abre la boca, sube el pan.

Se me erizó el pelo cuando supe que era, o fue, antropófaga contra los de su misma especie. Y ahora me queda la duda de si Pepe el jibarizado también lo fue. Porque, a pesar de que a él se lo comieron ¿su tribu también se comía a los enemigos capturados? ... No sé si quiero saberlo. Pero me alegro que no tenga dientes.

Estoy rodeada de una fauna bien curiosa. - ¿Qué opinas, abuelito? - ¿Sobre qué? - Sobre lo que estoy pensando ¿o es qué ya no tienes telepatía? - ¡Claro que tengo! pero, primero, tengo que sintonizarla como si fuese una radio. 

Envuelta en mis pensamientos no escuché el concierto de pitos que se organizó bajo el balcón cuando el rolls royce de los abuelitos aparcó en el sitio del bus de línea. Por eso me sobresalté cuando apareció en el comedor diciéndome: - ¿Qué opino de qué, nena? - ¡Huy, que susto me has dado! - Si me estabas hablando... (Vaya, me había oído) - Pues... debía ser una tontería porque no recuerdo la pregunta. 

La abuela, en manga corta, minifalda de brilli brilli, lentejuelas hasta en el pelo teñido de varios colores y botas de pescador con un tacón de diez centímetros, entró pisando fuerte. - "No le hagas caso, Andresito ¿no ves que tiene la cabeza a las cuatro de la tarde? - Pobrecilla, tan joven como es...

Mi primer abuelito, desde lo alto de la lámpara se mordía las uñas de puros celos. La abuela estaba guapa y elegante (según ella) y no tenía ojos más que para Andresito. 

Pensé que, a pesar de ello, no podía pasar nada malo porque el primer marido es un ánima colgado de la lámpara pero, en cuanto la abuela se sentó, con Pascualita en el escote en plan broche, a tomar unos chinchones, mi primer abuelito no perdió el tiempo y entró también en el escote disputándole algo de sitio a la sirena que no se enfadó porque ante un dedo goteando chinchón, para ella, pierde el oremus.

viernes, 19 de febrero de 2021

Pascualita habla...

 -Normalmente, cuando la Cotilla entra en casa lo hace saludando a grito pelado: - ¡Avemariapurísimaaaa! pero ésta vez no ha dicho eso sino que ha soltados sapos y culebras por esa boca desdentada. - ¡¡¡QP.,VMWTLOPWR,M!!! - ¿Qué pasa, Cotilla? - ¡Mira cómo vengo, como una sopa! Acaban de tirarme un cubo de agua... ¿no habrás sido tú? - ¡Dios me libre de hacer esas guarradas de vaciar el agua sucia por el balcón como si estuviésemos en la Edad Media! (¡menos mal que no me ha visto!)

Como la cosa podía ponerse mala para mi en cuanto la vecina atara algunos cabos, decidí cambiar de tema y preguntarle: - Usted que lo sabe todo... ¿cómo eran los dinosaurios? - ¡Eh! ¿A qué viene esa idiotez de pregunta? - Es para que deje de pensar en lo que le ha pasado y encima, tenemos un nuevo tema que desarrollar. - ¿Que tenemos que desarrollar, qué? No me hagas trabajar que tengo los riñones doloridos... - La conversación sobre los dinosaurios... - ¿Quiéres que hablemos de eso? ¡Yo que sé de estos bichos! solo puedo decirte que cuando nací ya no estaban. Y los que encontraban, de vez en cuando, eran huesos grandes que, con decir que eran de dinosaurio esa gente ya lo tenía todo arreglado. - ¿De qué iban a ser si no? - De gigantes. Los cuentos están llenos de ellos y nadie les da crédito ¡Pues yo sí!

¿Y a los dinosaurios no se los cree? - ¡No! Eran pollos enormes. Es que la gente de antes comía mucho. (Entonces me imaginé a la Cotilla como un enorme pollo mojado que se pasaba el día piando por su corral) 

Mi primer abuelito no perdía rípio y cuando la Cotilla se fue a la salita a encender las velas del altar de los Amigos de lo Ajeno, me preguntó: - ¿Por qué no le preguntamos a Pascualita? - No creo que ella... - Pero ya había entablado conversación con la sirena, via telepática.

- ¡¿A mi que me cuentas?! - ¿Los viste? La nena tiene curiosidad... - ¡Anda y que le den morcilla! - ¿Ya estaban los dinosaurios cuando naciste? - Tardaron miles de años en aparecer. Y creyeron ser los reyes del mambo porque eran enormes. Después cayó un pedrusco y ¡hala! todos a tomar viento... Pardillos... Tuvimos comida para rato. Fue el aúge de las sirenas guapas pero, al final, solo quedé yo. - ¿Te las comistes? - ¡Naturaca! 

¿Pero que clase de bicho tengo metido en casa? ¡¡¡Socorrooooooo!!!

jueves, 18 de febrero de 2021

Sin Semana Santa.

 - "Que no habrá Semana Santa, nena." - ¿Con eso quieres decirme que me quedo sin torrijas? - "Efectiviwonder" - ¡No es justo! ¿La suspensión es porque el obispo se ha vacunado de estranjis? - "Nooooo... Es por la Pandemia" - Anda que no le sacan jugo al coronavirus. - "¿Por qué lo dices, boba de Coria?" - Es una buena excusa para esconder secretas martingalas. Si han suspendido la Semana Santa es porque algo huele mal en Dinamarca.

- "Hacía tiempo que no te lo decía pero hoy te lo has ganado: ¡No eres más tonta porque no te entrenas!"

La Cotilla tampoco sabía nada. - ¿Por qué? ¿Para que yo no pueda vender rosquillas, o empanadas, o robiols, o cocarrois, o crespells, o... - ¡Pare, que se me hace la boca agua! - Además, pensaba cantar una saeta o dos. - ¿Por qué? No le hemos hecho nada, mujer.

También el árbol de la calle estaba mohíno. Por lo visto también quería cantar saetas y tenía tal disgusto que lloraba hojitas y tenía la acera perdida de ellas. Las había a cientos. Naturalmente, protestaban porque no habían pensado en tener una vida tan corta pero la boca del árbol tenía una mueca que no dejaba lugar a dudas. Estaba muy contrariado y podía suceder cualquier cosa... como así fue. Esperó a tener tres o cuatro  coches aparcados a sus pies y entonces ordenó a todo cuanto gorrión anida en sus ramas que, todos a una, evacuran sus tripitas.

Solo viendo las reacciones de los dueños, ninguna buena, oyéndoles lamentarse durante un buen rato y oirles mentar a las familias de los gorriones, se dio por compensado.

Otro de los damnificados fue Bedulio que pasaba bajo el árbol haciendo su ronda como buen Municipal, cuando aquel dio la órden de "proceder" a su numerosos inquilinos,

Daba asco verlo. 

Me asomé al balcón al oír sus lamentaciones, amenazando con la tala, despotricando contra lo divino y lo humano y al verme, gritó: - ¡No te rías o te empapelo! 

Naturalmente, me partía de risa,

 

 


miércoles, 17 de febrero de 2021

Necesito tranquilidad.

 Pepe el jibarizado no para de echar agua por el ojo-catalejo. Ya he llenado tres veces el cubo de fregar y no tardará en llenarse el cuarto. Y todo porque estuvo un rato dentro del acuario con Pascualita.

 Por lo visto no fue una buena idea la que tuve. Pensé que no podría pasar nada porque el llavero y la medio sardina son amigos, casi familia. Pero Pascualita, sabiéndose dueña del terreno acuoso, tomó a Pepe por un aperitivo y tardó ná y menos, en mordisquearlo. 

Cuando lo saqué de allí estaba hecho un Cristo el pobre. A eso se sumó la rabia de la sirena a la que, según ella, le había quitado su tentempie y hace todo lo posible por tirar al suelo el agua del acuario.

- ¡Pascualita, para o acabarás en la sartén, jodía! - Pero ni caso. Pedí ayuda a mi primer abuelito y se limitó a ésto: - Vaaaale ya, guapita, que la nena se va a enfadaaaaar... - Hasta a mi me dio risa. - ¿Eso es todo? ¿Así te imponías delante de la abuela? No es raro que te facturaran para el Más Allá... ¡¡¡PASCUALITA!!!

Y Pepe ¿de dónde saca tanta agua? ... - Dice que es el caldo residual de cuando los de la tribu enemiga, hicieron con él un cocido madrileño. - ¿Madrileño por aquellos andurriales? - Si, hija. Los tambores, en la selva, son más efectivos que Internet. - ¿Y estuvo bueno? - ¡Huy, se ha picado Pepe. Dice que la duda ofende porque él siempre estuvo de rechupete.

La sirena, no queriendo ser menos, se unió a la conversación vía primer abuelito. - Dice ¡que sea la última vez que me quitas la comida! - ¡Lo puse en el acuario para esconderlo! - ¿No tienes bolsillos, escote o un cajón? ¡coñe ya!

Tantas broncas en tan poco espacio de tiempo no se pueden aguantar y me subí a la rama del árbol de la calle. - ¿Quiéres que te cante una saeta, flor de loto? (dijo él) - Mejor me das un garbeo tranquilizador (y cerré los ojos) - Al abrirlos, la hoja de la guillotina, ensangrentada, silbó (¡zuuuuiiiiiiuuuuu!) frente a mi cara.... ¡La madre que os parió!

martes, 16 de febrero de 2021

¡Que cosas!

 Me ha despertado un ¡plof! - Ya está la pesada de Pascualita entrenándose para los Juegos Olímpicos de vaya usted a saber dónde (pensé, cargada de razón) Además, no eran horas para entrenamientos. ¡Si todavía no habían puesto las calles! 

Estuve escuchando pero no pasó nada más. Y me extrañó porque, cuando la sirena empieza a saltar no acaba nunca. Se puede pasar el día entero haciendo saltos mortales y yo recogiendo el agua que tira al suelo.

Intranquila por si se había escogorciado, me levanté (¡con lo calentita que estaba en la cama!) El agua del acuario estaba tan quieta como Pascualita entre las algas del fondo. Dormía.

Iba a regresar al calor de las mantas cuando sonó de nuevo: - ¡Plof! - ¡Será posible...! (giré en redondo para enfrentarme a la medio sardina) Pascualita seguía durmiendo.

Fueron más los ¡plof! que sonaron esta noche y varias las veces que tuve que levantarme. Pero ni Pepe el jibarizado ni la Cotilla tuvieron nada que ver. Ambos dormían a pierna suelta ¿Entonces? 

No fue hasta que me senté a desayunar cuando caí en la cuenta de que el ruído procedía del interior de mi oreja izquierda. Levanté la vista a la lámpara. Mi primer abuelito estaba embelesado viendo a una araña tejer una tela para que yo la arrase con la escoba. - ¿Tienes algo que ver con los ¡plofs!? - ¿Perdón? - Que difícil es hablarle a un fantasma si él no está por la labor.

La Cotilla quiso ayudarme: - A ver... (se asomó a mi oído) ¡Eeeeó! ¿Hay alguien ahí? - No contestó nadie y casi me deja sorda.

Pepe el jibarizado también quiso ayudar. Apuntó el ojo-catalejo al interior de la oreja y soltó su: - OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO. - El guantazo que le di lo mandó al fondo del acuario y se quedó de visita.

Mi primer abuelito, dijo: - Ahí se te ha metido un sueño, muy tímido y no sabe cómo salir. Se escurre y cae en el mar... - ¿Qué mar? - El que se te formó ahí dentro cuando ibas a la playa. - ¿Tardará mucho en salir? - Piensa que tiene toooooda la Eternidad por delante ¡Vete tú a saber!

lunes, 15 de febrero de 2021

¡Oh, nooooo!

 Tengo a la abuela bailando sevillanas desde que se hizo en su mente, la película de mi búsqueda del bisnieto. Por supuesto no seré yo quien le diga que todo fue fruto de su enfermiza imaginación.

Se lo he contado a Pascualita y a Pepe. No hay peligro de que hablen porque no dicen ni pío. Otra cosa sería que se enterara la Cotilla.

Mi teléfono no para de sonar. - "¿Qué?... ¿ya?"  - Así estamos todo el santo día. He terminado por no contestar más que una vez de cada diez. Y ha sido peor el remedio que la enfermedad. - "¿Por qué no contestas?" - Estaba en la compra... - "¡Estás loca! Geooorge, coge el rolls royce, haz una buena compra para mi nieta y se la llevas. ¡Que no levante peso!"

Y ahora tengo a Geoooorge todo el día en casa. Y lo hace todo. Al principio estaba encantada pero hasta lo bueno cansa. No me deja ni a sol ni a sombra por órden de la exagerada de la abuela. Hemos acabado jugando al parchís y a las cartas. También nos damos clase de idiomas el uno al otro. Por ejemplo, me enseña inglés y yo mallorquín. Y así el día pasa un poco más deprisa.

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Ves cómo funciona el altar de los Amigos de lo Ajeno? Gracias a él han soltado a la que fuera Presidenta de Madriz... ¡idó! Esto es para mear y no echar gota.

- ...Me he quedado sin mayordomo inglés. La abuela se ha presentado en casa - "Nena ¿has vuelto a repetir la maniobra?" - ¿Perdón? - "Lo de hacer un bisnieto." - ¿Ah, eso? pues ... no. - "Hay que insistir ¿Dónde vive ese futuro padre? Le diré a Geooorge que te lleve con el rolls royce para que continuéis donde los dejásteis jejejejejeje"

Pascualita, desde su atalaya del acuario empezó a dar saltos mortales y cuando apenas quedaba agua dentro, la abuela fue a por ella. - "¡Me pones de los nervios! ¿Qué pasa?" - Y la muy ladina ¡se lo contó!

Con sus manitas palmeadas se frotó la barriga, después hizo la señal de OK mientras decía ¡que no con la cabeza! - "¿No tienes hambre? ¿estás malita?... (la sirena negaba con la cabeza mientras seguía tocándose la tripa y en un momento dado ¡me señaló la muy jodía!" - Y entonces a la abuela se le cayó la venda de los ojos.

Por más que le he dicho que yo ¡nunca le dije nada! - Fuiste tu quien lo dijo todo. - "¡Me has mentido!" - Te lo inventaste tú. - Desesperada, miró a Pepe que no paraba de enfocarnos hacia con su ojo-catalejo. - ¿Tiene razón mi nieta? - Y el puñetero llavero hizo un O.O.O.O.O.O.... entrecortado. Sin embargo cuando la abuela preguntó: - "¿La tiene Pascualita?" - Levantó el tono en plan ¡¡¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!! y solo faltó la banda de tambores y trompetas del Ayuntamiento para ratificar que la sirena tenía razón. 

Lo peor de todo es que me va a desheredar y este disgusto no me lo quita ni el chinchón... Estoy pensando en cenar sirena en escabeche...

domingo, 14 de febrero de 2021

De ilusión también se vive.

 Estaba sentada en la salita, viendo un reportaje de pingüinos, con Pascualita y Pepe el jibarizado, convertidos durante la Pandemia en mi única familia, cuando ha sonado por el pasillo: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! 

Me estaba tomando un chinchón on the rocks, mano a mano con la sirena y no se me ha ocurrido mejor sitio para esconderla a los ojos de la Cotilla, que dentro de la copa. - ¡Ay, menos mal que no has desmontado el altar para los Amigos de lo Ajeno, porque eres una descreída y éstas cosas te resbalan. 

(¡Mecachis en la mar!) pensé. He perdido un tiempo precioso para echar todo esta parafernalia a la basura. - Pues ya ves, boba de Coria que, a pesar de no haber encendido los cirios, ha hecho efecto. Rato está fuera y eso que llevaba poco idem en el trullo. Voy a patentar el invento ¡y me forraré!

Estaba eufórica ante la prespectiva de matar dos pájaros de un tiro: ayudar a su gurú y sus amigos y ganar un dinerito extra. 

Yo me quedé con la copla de que necesitará más velas y me imaginé mi casa llena de ellas. Hasta salían por las ventanas. - ¡Noooooooooooooo! (grité) - a lo que Pepe el jibarizado contestó - OOOOOOOOOOO

La idea de conseguir buenas ganancias le había soltado los nervios, no veía lo que hacía aunque todavía distinguía un vaso con chinchón, el mío. Se lo llevó a la boca y lo vació en el gaznate.

Suerte que reaccioné en seguida y cogiéndola del cuello apreté para que Pascualita no acabara en su estómago.  ¡¡¡Aaaahg. Me mueroooooo!!! - Sonó el teléfono. Era la abuela. - "¿Qué son estos gemidos que oigo, boba de Coria?" - ¿Gemidos? (¡¡¡Aaaagh!!!) pues... nada... - "¿Nada y te estás quedando sin fuelle?... ¡Aaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyy, Andresito. La nena está fabricando al bisnietooooooo ¡Sigue, hija, sigue así que vas muy bien! ¡Aaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyy Que alegriaaaaaaaa!"

sábado, 13 de febrero de 2021

Un día movido.

 Desde que la Cotilla está en Madrid mi primer abuelito aparece menos por casa. Nunca pensé que tuviera tanta querencia por ella y así se lo dije cuando vino, elegantísimo, con un sudario rosa fosfi lleno de lentejuelas fosforescentes. 

- ¡Caray, que destellos suelta esto! me vas a dejar ciega. - Soy el fantasma más guay de la Eternidad. Encontré éste sudario y me sirve, además de para ligar, para iluminarme cuando quiero aparece delante de una mujer... - No creo que te vean. - No, pero las deslumbro y con eso me basta. 

- La abuela está celosa porque ves mucho a la Cotilla. - Solo voy a chincharla. Le digo al oído que su gurú está en la puerta de la calle. Como ella está dentro de la iglesia, no podrá verlo. - ¿Y qué dice? - Palabrotas. Las beatas ya se han chivado al cura, escandalizadas.

Me asomé al balcón y me subí a la rama del árbol de la calle más cercana. Una hojita aterrizó a mis pies. Me subí en ella con Pascualita y Pepe el jibarizado. Cerré los ojos y al abrirlos estaba frente a la Santa Ana Cotilla a la que un cura, con ayuda de una brocha y un cubo de cal, intentaba tapar.

Ella le ofrecía el oro y el moro para que no lo hiciera pero el hombre no estaba por la labor de tener una mala influencia para sus feligreses pintada en la pared y seguía brochazo va, brochazo viene... hasta que Pepe se puso a cantar - OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO - y el cura, espantado, salió corriendo y no paró hasta llegar a Paris donde le dieron un trofeo y todo por tamaña hazaña.

Mientras, yo le enseñé un bote de fabada a la Cotilla que, haciendo un esfuerzo (por la comida gratis, lo que sea) salió de la pared y nos fuimos al Retiro a comer. Pascualita, al ver el lago se volvió loca y no me quedó más remedio, mientras la Cotilla daba cabezadas siesteras, que atarla con un cordón de mi zapato y meterla en remojo para que se diese cuenta de que no era el mar sino un enorme estanque de agua dulce. Un gran pez se dirigió hacia ella con la boca abierta pero, ahogándose y todo, la sirena atacó primero clavándole los dientecillos de tiburón ¡y se lo comió!


viernes, 12 de febrero de 2021

Si la envidia fuera tiña...

 Cuando la abuela se ha enterado del paradero de su amiga ha venido a casa. - "¿A qué ha ido esa a Madrid?" - No ha ido. Se la llevó el viento... - "Y yo soy la Reina de Saba" - ¿En serio? ¿Te liaste con Salomón? ¿Estaba bueno? - "Para tirar cohetes" - Mi primer abuelito, subido a la lámpara del comedor, me dijo a través de la telepatía - ¡Y yo sin enterarme! (lo noté celosillo)

- Pues eso, abuela, que está de Santa Ana... - "¿Y cobra por ello?" - No tengo ni idea. - "¿Qué hará allí?" - ¿Aparte de cotillear con las beatas? enterarse de los requisitos que se necesitan para tener un confesor particular, como su gurú. - "¿Para qué y por qué?" - Pues para que la confiese de lo que ella quiera contarle. Es algo exótico... como tu tienes un mayordomo inglés, por ejemplo.

- "Al paso de los años se ha convertido en una snob envidiosa y no puedo consentirlo" 

Llamó a Andresito. - "Ves a hablar con el obispo para que nos de un confesor" - ¿Por qué? - "¡Porque sí!" - Ay, cariño, que ilusión me hace que te hayas hecho de los nuestros... - "Dile al obispo que lo quiero de buen ver. Mejor pide dos de veinticinco años" - ¡¿Dos?! -  "Uno para tu madre y otro para mi ". - Vaya hombre...

Contenta por haber logrado pasar por encima de la Cotilla, la abuela cogió a Pascualita, que la miraba desde el borde del acuario y bailaron un vals, con tantas vueltas, que la pobre sirena echó la primera papilla. - "¡Ay, que asco!" (dijo la abuela y se marchó) - Cuando iba por el pasillo le grité: - ¡¿Por qué no lo límpias?! - "¿Quién le da de comer? ¿dónde vive? ¡¡¡en tu casa!!! por lo tanto, blanco y en botella.

Y cerró la puerta de la calle con un portazo.


jueves, 11 de febrero de 2021

Se aclara el misterio.

 El viento ha amainado. No se mueve ni una hoja de los árboles y la tranquilidad ha vuelto a la ciudad pero quien no ha vuelto es la Cotilla. ¿Dónde estará?

Por muy bestia que sea el viento, debería tener un mínimo de educación y, una vez acabada su tarea, devolver lo que se ha llevado: sábanas, postes de la luz, toldos, la Cotilla... bueno pues, no lo ha hecho. No quiero pensar mal pero, tal vez, la vecina se haya ido a Madrid, aprovechando que el viaje le salía gratis, para ver a su gurú en las salidas, o entradas, de los Juzgados.

Porque si es así ¡me va a oir! Tiene la salita empantanada con velas, velones y velitas y si cree que voy a dedicarme a encenderlas como rogativa para los Amigos de lo Ajeno, ¡lo tiene claro!

Pascualita me oía despotricar como el que oye llover. Sentada en el borde del acuario masticaba un boquerón que había cogido subiéndose a la encimera de la cocina. 

Se pasa el día reptando por todo y si quiero encontrarla miro junto a la nevera o la despensa, o bien subida donde huele que hay comida.

Me llamó la abuela: - "¡Has tenido noticias de la Cotilla?" - Parece preocupada por su amiga, lo que me hace abrir la boca para decir: - Cuando vuelva llévatela a la Torre del Paseo Marítimo, abuela. Necesitáis estar juntas los pocos telediarios que os quedan por ver.

El CLIK del teléfono al colgarlo a mala uva, me puso sobre alerta. ¡Me he pasado siete pueblos! Y eso trae consecuencias.

Mi primer abuelito ha revoloteado a mi alrededor: - He visto a la Cotilla, nena. -¿A que está en Madrid? (quedó perplejo) - ¿Cómo... ? Ahora es Santa Ana... (pensé que no había entendido bien) - ¿Perdón? - Que es Santa Ana en una Iglesia del viejo Madrid. El viento la estampó contra la pared y allí está en plan fresco, como si la hubiesen pintado ayer. - ¿Está espachurrada? - Yo la he visto encantada. Chafardea con las beatas que están encantadas con ella por lo que habla. Al paso que va, pronto empezará el trapicheo.

Se abrió la puerta de casa. La abuela entró como un tren de alta velocidad, me arreó un pescozón que me tuvo dando vueltas como una peonza, más de media hora y se largó ¡Que rencorosa es!


miércoles, 10 de febrero de 2021

El vendaval.

 Nunca he visto un árbol más miedoso que el de la calle. Tiembla como un conejo cuando le atacan las rachas de viento y llama a los cristales de la ventana y el balcón. - ¿Qué quiéres? - ¡Entrar! - ¡No cabes! - El viento me arrancará las ramas. - ¿Y qué problema hay? Ya te saldrán otras. 

La cristalera del balcón que es muy sensible, me pregunta que si le puede abrir. - Imagina que entra ¿qué pasaría con nosotras? Tendríamos que irnos a la calle con el vendaval que hace. - Ya, pero... - ¡Ni pero ni pera! Si se te rompe un cristal o me cae una maceta en la cabeza, ni lo uno ni lo otro se regeneran. ¡Y no hay más que hablar!

Se ha pasado media tarde llorando, inundándome la casa. Debe ser una llantina muy contagiosa porque  se le han unido ¡Pascualita! (quién me lo iba a decir) soltando lágrimas verde fosfi, Pepe el jibarizado que canaliza las lágrimas por el ojo-catalejo y forma un reguero que me sirve para regar las plantas. Otro que se ha apuntado al lagrimeo ha sido mi primer abuelito. - ¿Y tú por qué lloras? - Por compañerismo. - ¡Pues me estáis dejando la casa hecha un mar! 

De la boca del árbol salió la música de un Miserere que me puso la carne de gallina. - ¡Calla ya, malaje! - Pero siguió a lo suyo y no me quedó más remedio que abrirle . La cristalera del balcón batió las dos puertas como si fuesen palmas de alegría y la primera rama pasó hasta el comedor.

Fue peor el remedio que la enfermedad porque el árbol cambió el Miserere por Guantanamera, con tanta potencia que el vendaval, al ver superado su silbido, lo potenció más y en pocos segundos un huracán entró en casa, habitación por habitación, encontró a la Cotilla a punto de encender las velas del altar para los Amigos de lo Ajeno ¡y se la llevó!

- No sabe lo que ha hecho. - murmuró mi primer abuelito con un deje de ironía. - ¡Nenaaa, saca el chinchón!

martes, 9 de febrero de 2021

Empieza a salir la rabia por las orejas.

 El rolls royce de los abuelitos ha estacionado, como siempre, donde le sale de las narices. Si Andresito dice ¡para! Geoooorge no se hace de rogar. Para ellos no existen las señales de tráfico salvo para decorar las calles.

El abuelito ha venido a buscarme. - Aunque tarde, voy a encargarme de tu educación. Es una pena que no salieras antes del armario. - ¿Piensas que me escondo en el armario? Podría hacerlo y jugar al escondite pero no tengo con quién. - Me alegra que te tomes las cosas con sentido del humor... Vamos a montar a caballo. - ¿Hay feria a pesar del coronavirus? - Cuanto más reía el abuelito, más extrañada estaba yo. 

El caballo no se había escapado de ningún tiovivo ¡era de verdad y altísimo! - Que no me subo ahí. No insistas. Si me caigo me mato. - Tuve un tira y floja con Andresito, mientras Geooorge me miraba con la ceja levantada y una sonrisa de desprecio. - ¿Y a ti qué te pasa, mister Brexit? - Todas ladys in England aman caballos... - Pues yo amo mucho más a mi crisma y no quiéro rompérmela.

Andresito no cejaba en su empeño de que yo hiciera deporte: - Bueno... iremos a navegar. - ¿Con éste vendaval? - Ahí es cuando se ven los buenos marinos. - Solo de pensarlo me mareo. Vamos a casa y te invito a un chinchón con queso mahonés. - Menos mal que la receta funcionó. 

Más tarde, mientras meditaba si abría la lata de albóndigas con tomate o la de fabada asturiana para el mediodía, mi primer abuelito bajó de la lámpara colocándose a dos palmos sobre la mesa del comedor y con Pascualita en el regazo. - Ya te queda menos para ser hombre: ¡tienes bigote! - Mientras yo le tiraba un cenicero a la cabeza (que la atravesó sin encontrar resistencia) la sirena hacía la señal de OK y aplaudía encantada.

- ¿Así que era eso? (pensé) ¡Y todo porque no me he acordado de comprar la crema depilatoria!. 

- ¡¡¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!! - ¡Hola, nene.! Pón la comida, rápido, que va a salir el Juicio (dijo la Cotilla mientras cerraba la puerta de la salita a su espalda)


lunes, 8 de febrero de 2021

La mágia de Pascualita.

 He salido a la calle y me he quedado helada. Nadie me ha avisado que había bajado la temperatura y he salido a cuerpo... y por poco me quedo de cuerpo presente.

A la Cotilla no se lo echo en cara porque no tiene cabeza para nada más que para su gurú. Y ahora que no deja de salir en la tele ni siquiera se va a trapichear. Dice que basta que ella se vaya para que lo saquen en pantalla, trajeado y repeinado. Esta mujer está perdiendo el oremus.

Incluso ha dicho que está pensando dar el Golpe del Siglo, en un Banco o en la tienda de los chinos del señor Li, para que la condenen a un porrón de años y así pasarán la penitencia juntos. - De eso nada. Cada uno en su cárcel, Cotilla. - ¡Que sabrás tú! Si tenemos la misma condena lo justo es que nos pongan en la misma celda y el Estado se ahorra una pasta gansa. - Me da la impresión que la cosa no es así... - ¡Pero si no sabes si eres tío o tía ¿cómo vas a saber éstas cosas?

Al pasar junto al acuario cogi a Pascualita que estaba tranquila, sentada en el borde del mismo. La metí en el bolsillo de la bata y por los coletazos supe que no le había hecho gracia que la molestara. Mejor. 

Esperé que la Cotilla, sentada en la salita, al calor de los muchos cirios encendidos en rogativa para una buena condena para su gurú (dice que para pedir la libre absolución necesitaría velones de la Catedral pero allí están muy vigilados) se quedara traspuesta. Después solo me hizo falta meter a la sirena en el escuchimizado escote de la vecina, apretarla un poco y en seguida vinieron una serie de mordiscos que la despertaron entre gritos y lamentos.

Y fue digno de ver como, lo que hasta hacía unos minutos eran unos lacios y madurísimos pimientos verdes, se convirtieron en unos lozanos y exhuberantes pechos. 

Cuando recobró el aliento, amainó el dolor y la media botella de chinchón empezó a hacer efecto, la Cotilla, con un brillo picantón en los ojos, dijo a su gurú que estaba en pantalla: - Pronto compartiremos celda ¡ladrón!... ¡guapo!... macizo... zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz

domingo, 7 de febrero de 2021

La boda.

 Estoy pensando en irme a Pernambuco como la abuela y la Cotilla sigan haciéndome la vida imposible cuando escuché... - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! No hagas comida, bobo de Coria. Hoy invito yo. 

Me pinchan en ese momento y no me sacan sangre. ¡La Cotilla invitando! Pasé por alto el Bobo para que no se echara atrás. - ¿En qué consiste el menú? - Es algo fino, filipino. Delicatesen de esas que ponen en las bodas de postín. - ¿En que contenedor lo ha encontrado? 

La mirada de la Cotilla fue de Inquisidor recalcitrante. - ¡Nada de contenedor! y si no quieres comer me largo con viento fresco. - No, no. Ha sido un decir solamente.

Al cabo de un rato, delicadísimos manjares adornaban la mesa del comedor. - ¡Aquí hay comida para un regimiento! (grité alborozada) - He invitado a Bedulio, a tu abuelos y a Geoooorge. - A ver si no va a bastar para nosotras (protesté, celosa) 

Pascualita no podía perderse aquello y mientras la Cotilla encendía las velas del altar a los Amigos de lo Ajeno, la metí en mi escote. De repente sentí que algo no iba bien... Puse la radio cuando iban a dar las noticias.

"En Palma, los novios e invitados, al llegar a un famosísimo restaurante y encontrarse con la mitad del delicioso menú que les aguardaba, se extrañaron pero, ante las explicaciones de los apuradísimos camareros, se dieron cuenta de que les habían robado (lo dijeron así, con todas las letras) incluso, el primer piso de la Tarta Nupcial, muñequitos incluídos.

- ¡¡¡COTILLAAAAAAA!!! - Al ver mi ceño fruncido la vecina, carraspeó. - Ejem..., ha sido por el bien de todos... No puede haber tanta gente en los restaurantes... por lo tanto, sobraba comida. Y qué iban a hacer con ella ¡tirarla!... ejem... y para que se lo lleve otro, me lo he llevado yo... ¿Dónde está el problema? - ¿Cómo se ha enterado de eso? - Pasaba por la Catedral y me he acercado a "trabajar" un poco... - ¡Cotilla! - Total, han sido unas carteras de nada... 

Mientras "trabajaba" escuchó comentarios sobre lo rico que era el menú en el restaurate elegido. Con esos datos se fue para allá y con argumentos como: - ¡Que vaaaa! No son tantos. La mitad más o menos... Es por el Covid... He llegado antes para prevenirles y eviten hacer el ridículo.

Y cuando todos se apresuraban a componer de nuevo el comedor, ella aprovechó para hacerse con la mayor parte del menú. Incluso llamó a la abuela para que le mandara a Geoooorge con el rolls royce a ayudarla.

A pesar de los remordimientos que siento, debo decir que estaba todo riquísimo y rebañé los platos... Al final, la Cotilla, ojiplática, me echó en cara mi modo de comer: - ¿Está de moda echarse comida al escote, bobo de Coria, o es que eres más tonto que ésta mañana?

sábado, 6 de febrero de 2021

Que cruz, Señor.

 He hablado con el abuelito para que le de un susto a la Cotilla, a ver si así se larga con viento fresco. A él le parece bien todo lo que tenga que ver con divertirse un poco porque, según dice, la Eternidad se le está haciendo un poco larga.

Ha intentado ponerle la zancadilla... sin acordarse que los fantasmas son incorpóreos y la Cotilla ni se ha enterado. También ha movido la lámpara del comedor como si hubiera un terremoto pero ha sido otro fracaso porque ella ni se ha fijado. Tiene la cabeza a las cuatro de la tarde con el puñetero Juicio a Bárcenas y anda como en una nube. La única que aplaudía era Pascualita, esperanzada en verla rodar por el suelo pero, en vista del éxito, se metido en el barco hundido a dormir la siesta

 Lo único que la ha molestado un poco ha sido cuando mi primer abuelito le ha soplado las velas del altar para los Amigos de lo Ajeno, a medida que ella las encendía. - ¡Nenaaaa, cierra el balcón, jodía, que se me apagan las velas! - ¡Está cerrado! Eso será el ánima de mi primer abuelito que está juguetón. - ¡Pues ya podría ir a soplarle a su padre!

Eso fue lo que dijo. Y no sintió ni el menor escalofrío de miedo ni nada que se le parezca. - Cómo puede estar pensando siempre en lo mismo, Cotilla. - Porque Barcenas es mi gurú. Un caballero como la copa de un pino que todo lo ha hecho por su familia. Se ve que estaban a dos velas y se dijo quito un poco de aquí, otro de allá, tapo bocas con sobrecitos y aquí no ha pasado nada... Y mira, hasta confesor llegó a tener.

- ¿Y usted para qué quiere un confesor? - ¿Yooooo? Pero si todos quieren meterme en la cárcel desde que "límpio" los cepillos de las iglesias. ¡Quita, quita! Por cierto, me ha dicho tu abuela que eres chico. Bien callado te lo tenías, guapito. Aunque has hecho bien en confesarlo ahora que ya no hay mili obligatoria. No te veo yo a ti desfilando con gracia. - ¡No soy un chico! - Vale, boba de Coria... ¡Perdón! Bobo de Coria.


viernes, 5 de febrero de 2021

El chinchón hace estragos.

 La abuela está picajosa desde que ha vuelto a la Torre del Paseo Marítimo y me llama cada dos por tres: "Dime la verdad ¿a que no estaba mi ex en la lámpara el otro día?" - ¡Claro que estaba! - "Tu querías quedarte sola y te inventaste un cuento chino" - Que no, abuela, que no. No sé cómo puedes pensar eso de mí... - "Porque eres tonta hasta decir basta. Has salido a tu abuelo y a Andresito" - Eso no puede ser. Andresito es abuelo político... - "¡Claro que puede ser! Tu ibas para chico y en un momento dado del embarazo, algo pasó y te convertiste en chica, por eso eres tan tonta como ellos. Te quedó el ramalazo"

- ¡Abuela, que mal te sienta el chinchón por la mañana! - "De eso nada. Me despeja la sesera. Por eso ahora me explico por qué no tengo ya un bisnieto ¡Porque ibas para hombre y eso, los de tu especie lo notan y no se te arriman!"

La abuela estaba desatada. Loca perdida. Y le colgué el teléfono. Me había puesto a cien. Los nervios me comían porque mi cerebro se enganchó a sus palabras y dio vueltas y revueltas a las sandeces de la abuela hasta convertirlas en verdades ¡y me las creí!

Y como todo pastel tiene su guinda, la abuela se la puso a su discurso cuando, al llamarme para seguir dándome la lata, me llamó ¡CHICOOOOO! 

Ahora que estamos solas, Pascualita repta por donde le da la gana en cuanto la Cotilla se va a trapichear. Pero vuelve pronto. Menos mal que Pepe el jibarizado está pendiente y al oir meter la llave en la cerradura, suelta su OOOOOOOOOOOOO más potente y la sirena desaparece de la vista, bien en mis bolsillos, mi escote o en el acuario donde la mando haciendo un lanzamiento de gancho. 

De todas maneras la Cotilla, estos días, no está para nadie que no sea su gurú Bárcenas. Se encierra en la salita y prende toda cuanta vela consigue de las iglesias. Está obcecada con él. "Sabe" que tiene razón. A mi no me queda otra que estar al tanto de la luminaria que monta en el altar de los Amigos de lo Ajeno, teniendo siempre a mano el número de teléfono de los bomberos... por si acaso.

 

 

 

jueves, 4 de febrero de 2021

¡Al fin sola!

 Al olor del pan tostado, me he levantado a desayunar. Es bueno tener un mayordomo inglés que lo hace todo con tanto esmero y pulcritud... pero pone escasa cantidad de todo salvo de té. Aunque yo sigo con mi cola cao de toda la vida, junto con Pascualita.

Lo tomamos juntas mientras Geooorge está en la compra y los demás leyendo la prensa o viendo la tele. La sirena sigue con su costumbre de saltar dentro de la taza y lo pone todo perdido. Naturalmente que a Geoooorge no se le ocurre que sea una pequeña sirena quien lo hace y me culpa a mi ¡A mí!

Se lo he dicho montones de veces. - ¡Estás levantando falsos terstimonios y te irás al infierno, con Brexit o sin él! - ¡Tu ser cochina! ¡Tirar para que yo limpiar, boba de Coria! 

Esto, si la abuela no lo arregla, no terminará bien. - "¿No querrás que le diga lo de Pascualita?" - ¡Claro que no! Pero júrale que no soy yo. - "Las evidencias te condenan, jejejeje ¿Te imaginas que la sirena se comiera a la Cotilla y dejara la cocina inundada de sangre?  ¡Tu serías condenada a ser colgada del cuello hasta morir jajajajajaja Sobre todo si se supiese tu "manía" de ponerlo todo perdido" - ¡¡¡Abuela!!!

Esta mañana he notado que entre los abuelitos había mar de fondo. El se quiere ir a su Torre del Paseo Marítimo porque la abuela se pasa el día mirando a la lámpara de comedor. - ¿Está tu ex ahí? (pregunta, celoso) - "Pregúntale a tu nieta que es la rara de la familia" 

Y yo aproveché la ocasión: - Se pasa ahí todo el día, no nos quita ojo. Sobre todo a ti, abuela... ¡Hola, abuelitoooo! (agité las manos saludando a... nadie porque, en ese momento mi primer abuelito no estaba)

Esta misma tarde el rolls royce, cargado de trastos, se los llevó de vuelta a su casa.





miércoles, 3 de febrero de 2021

¿Otro altar?

 - Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa... - Cotilla ¿no será usted quién se queda con todo los perros y gatos que se pierden a diario en la isla? - ¿Me esperas con la escopeta cargada, boba de Coria? - Es que usted es especialista en encontrarse cosas y sacarles provecho... - Por un perro que maté, me llamaron mataperros (dijo la interfecta) - ¡¿Lo mató?! - ¿A quién? - ¿Al perro? - ¿Qué perro? ¿Ese perro?...

Que rato más bueno nos tiramos la vecina y yo diciendo sandeces para no llegar a ningún sitio. Hasta que me dejó por imposible y con la palabra en la boca, para encerrarse en la salita como si estuviera en su casa.

Poco después, por debajo de la puerta se coló el olor de cirios encendidos. - ¡Cotilla! ¿No me diga que ha montado un altar? - Vale, pues no te lo digo. - Más enfadada que un mono, me dirigí al techo del comedor: - ¡Abuelito! ¿qué está haciendo la Cotilla? - ¿Y yo qué sé, nena?... ¿Hay telarañas? 

Andresito entró en el comedor y me pilló hablando con mi primer abuelito que, como es un fantasma, puede colarse a través de las paredes. Tuve que disimular: - ¿No hueles a cirio encendido? - Ahora que lo dices... sí. - Y se fue a tocar a la puerta de la salita. - ¡Oyeeee, egoísta! ¿No puedes esperar a soplar las velas cuando estemos todos?  Saca la tarta que la veamos (después le gritó a la abuela) - ¡Cariño, ven a felicitar a la Cotilla que es su cumpleaños. - "¿Ya estamos con las edades?"

Que mal le sienta que le recuerden los años que tiene porque son los mismos que la Cotilla solo que la abuela es media hora más vieja.

Telepáticamente, mi primer abuelito me comunica que, efectivamente, la vecina ha encendido velas en el altar que ha montado dedicado a los Amigos de lo Ajenos para que a su gurú, del que nunca ha renegado, le vayan bien las cosas y pueda disfrutar en los Paraísos Fiscales de los euros "ahorrados".



martes, 2 de febrero de 2021

Tetamen.

 En bikini ha salido la abuela a desyunar a pesar de las quejas de Andresito: - No es ético. No estamos solos... ¿No ves que puedes despertar en Geooorge sus instintos más primitivos? - "¿Crees que eso es malo? Ay, que poco nos conoces a las mujeres"

La sirena observaba la escena escondida entre las plantas del acuario y puede que, tal vez, la abuela la vio porque, muy decidida dijo: - "Lo más bonito de este mundo es la libertad y qué más libertad que andar por casa sin sostén (¡y se lo quitó!) como Pasc... esteeee..."

A mi se me subió el corazón a la garganta. Menos mal que, ante tamaño atrevimiento de su mujer, Andresito tuvo un amago de infarto (según ella) y el lapsus de la abuela quedó en nada.

Los médicos del 061 no hablaron de AMAGO sino de INFARTO PURO Y DURO. - Que exagerado es éste hombre. Cuanto más viejo se hace más le gusta ser el centro del universo. 

Geoooorge, sudando a mares, pidió, encarecidamente, a la abuela poder quedarse en el hospital con Andresito. Se le veía ansioso por desaparecer de nuestro lado.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿A quién se lleva la ambulancia? - Al abuelito. - ¿Ya lo ha matado tu abuela? - Le ha faltado poco. 

Sobre la lámpara del comedor mi primer abuelito, balanceándose distraídamente, evocaba el momento en que él no tuvo tanta suerte. 

Al subir a casa, la abuela se quitó la bata y volvió a lucir pecho. La Cotilla alucinó. - Te has puesto silicona por un tubo. - "Todo lo que ves es natural, querida." - Y yo voy y me lo creo. No hay como ser rica para tener buen tetamen. - "Que no, boba. La Madre Naturaleza, que es muy sabia, me ha hecho éste regalo." - ¡Mentira cochina!... Y así, las dos amigas, discutieron más de tres horas sin llegar a nada. 

La Cotilla no lo sabía pero, de haberse fijado, descubriría los mordiscos de Pascualita, disimulados con maquillaje. La abuela sabe que para presumir hay que sufrir y tiene en su amiga sirena una estupenda y barata cirujana plástica.

lunes, 1 de febrero de 2021

Animales perdidos.

 El vendaval, que no tiene educación ni sabe lo que es eso, ha abierto la cristalera de par en par para que entraran montones de notas de papel que se arremolinaron, alocadamente, en las pata de la mesa del comedor. 

Geooooorge, que para eso es mayordomo, inglés para más señas, ha corrido a cerrar antes de que la inundación papelera nos ahogara a todos. - ¡No me digas que es propaganda electoral de las elecciones catalanas! (gritó Andresito) - Y no se lo pudimos decir porque no lo era. 

En vista de que quedó así la cosa, pensé que debería enterarme un poco más del mensaje que llevaban esos papeles antes de que la Cotilla terminara de meterlos todos en una bolsa grande de basura. - Los venderé al peso y sacaré unos eurillos.

Una ligera ojeada me bastó para ver que ¡se buscan perros y gatos perdidos! - "¿Las notas están repetidas?" (quiso saber la abuela) - A ver... No. Este se llama Cuqui..., este Jarú..., este... No hay ninguna nota repetida. - "¿Cómo se puede perder tanto bicho?" - No lo sé (dijo la Cotilla) pero ahora mismo me voy a poner a buscarlos y me ganaré una pasta gansa con las recompensas. (Hay que ver lo rápido que cambia de negocio ésta mujer)

Pascualita dio un salto mortal con doble tirabuzón, saliendo desde el fondo del acuario y volviendo a entrar en él de cabeza y todos nos sobresaltamos: - ¿Qué ser eso? - dijo el del Brexit mientras su cara tomaba el color de una pared encalada. - La abuela disimuló: - "Mi suegro que ha vuelto para darnos la tabarra" - ¿No será verdad? (dijo Andresito, con expresión preocupada) 

Llamaron a la puerta. Era Bedulio. - Me han dicho que os habéis quedado unos carteles anunciando la pérdida de perros y gatos. - ¡Los tiene la Cotilla! (dijimos todos a la vez) - Ahora mismo iba a ir a  vuestro cuartel a devolverlos... - El severo rostro del Municipal se descompuso cuando la cristalera del balcón se abrió, de nuevo, de par en par, dando paso a una ráfaga de aire y me oyó gritar mientras señalaba la lámpara del comedor: - ¡¡¡Abuelitoooo, has vuelto!!!